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Objetivos:
- Reconocer las problemáticas vinculadas a la pobreza y su impacto en la educación.
- Reflexionar acerca de los condicionantes sociales, económicos y culturales presentes en
la dinámica escolar.
Presentación de la clase:
En esta clase seguimos revisando algunos supuestos teóricos sobre las condiciones de
educabilidad de los sujetos que transitan el sistema educativo Argentina. En esta
oportunidad los/las invito a leer el texto “Entre el desasosiego y la obstinación: ser docente
en territorio de pobreza” de Patricia Redondo. Ella nos invita a problematizar la relación
entre Escuela, maestros y pobreza. Categorías que se inscriben en un tiempo histórico
determinado pero que nos interpela a reflexionar sobre las vicisitudes de la escolaridad
actual. En esta oportunidad la actividad que deberán presentar pretende poner en tensión
aquel imaginario de la “Escuela Ideal”, para sumergirnos en un mundo escolar donde las
utopías se desvanecen. Recuperar la visión real de la escuela nos permite pensarla desde la
hospitalidad en términos de Derrida.
En esta mirada que pretende hacer todo lo posible para dirigirse a ese “otro”, les
propongo observar, explorar y admirar la obra artística de Antoni Berni
https://www.youtube.com/watch?v=np2jleb3hTs y seleccionar un collage realizado por
él, que habilite la integración entre lo que plantea Patricia Redondo y la propia perspectiva
sobre la Educación actual.
Esta situación de pobreza atraviesa todos los ámbitos sociales, políticos y económicos; y
el mundo de la educación no es ajeno a ello. La marginalidad aparece como frontera que
separa a los jóvenes de su derecho a recibir una educación digna. Esta situación de atenta no
solo contra el sentido y la direccionalidad de la escuela, sino también con el oficio y rol que
deben asumir los docentes antes estas situaciones, donde se pone en discusión sobre cuál es
realmente la función de los educadores.
En los últimos tiempos, los cambios de gobiernos impulsaron políticas que generaron
consecuencias económicas y sociales, acrecentando la indigencia, el desempleo, el hambre,
lo que derivó en un crecimiento de barrios y villas marginales. En el espacio educativo se
revitalizo e inclino otras la balanza a una problemática que comenzaba levemente a
obturarse.
Patricia Redondo, nos ofrece una mirada sobre la situación educativa en la Argentina,
poniendo en debate sobre cómo es “ser docente” en los territorios urbanos donde prevalece
la pobreza y el abandono por parte del Estado. Se discute sí el papel del docente es asistir o
enseñar. El ser docente en estas escuelas implica considerar múltiples problemáticas al
momento de ingresar a dicho contextos, que luego derivan en la configuración de
identidades docentes que se caracterizan por su capacidad para actuar o no ante la
complejidad y realidad escolar.
Redondo “enfatiza que además este corrimiento provoca una cristalización de la imagen
sobre la escuela definiéndola como “un lugar en el que sólo se reparte lo que hay, la escuela
pierde su rumbo y direccionalidad en términos pedagógicos y políticos. Cuando la conciencia
de los problemas se ancla en posiciones más críticas por parte de los docentes, padres,
organizaciones intermedias, no se alivia a la institución de tener que hacerse cargo de lo que
el modelo económico produce, pero la asistencialidad es ubicada en otro lugar. La institución
educativa debe poder recuperar o construir su propia imagen como una institución educativa
organizada alrededor del enseñar. Asistir en las escuelas no se restringe únicamente a lo que
se brinda para cubrir las necesidades de una población infantil carenciada, sino que expresa
una relación con el Estado, la sociedad civil, la pobreza y la constitución de la identidad de la
escuela y los docentes que trabajan en ella”.
El desafío de toda enseñanza, más allá y en todo contexto, consiste en pensar y proponer
maneras para conectar el cuidado o asistencia con los conocimientos, el cuidado con la
enseñanza. Es momento que el docente de recupere el poder sobre la enseñanza, volver al
resignificar el valor de su oficio y su labor para transmitir los saberes a las nuevas
generaciones.
Al mismo tiempo la docencia debe asumir una conciencia social y no estar ajena del
contexto donde se desarrolla la enseñanza, por lo que es importante incorporar a su
identidad, cualidades en la que el amor, la compasión, la comprensión y la humanidad
formen parte de sus prácticas escolares cotidianas, que le posibiliten enseñarles cómo es el
mundo y a través de ese gesto abrir nuevos horizontes.