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“El Yo y el Ello” (1923)

Este texto es central en la obra de Freud. En él realiza una descripción del aparato psíquico y sus nuevas y
revolucionarias operaciones. Plantea de segundo modelo de aparato psíquico cuyos antecedentes son el
planteado en “El proyecto…” y el modelo telescópico de1900, y los aportes sobre el funcionamiento y
estructura del aparato de los artículos de metapsicología de 1915.

Empieza revisando los términos ICC y CC Estos eran utilizados en tres sentidos:

-Descriptivo: tiene que ver con la percepción: lo que percibimos es cc y lo que no percibimos es icc.

-Tópico: como partes del aparato a las que les atribuía a cada una funciones determinadas.

-Dinámico: tiene que ver con el conflicto. Cuando hay representaciones conflictivas, son desalojadas de la cc
mediante represión. El concepto icc se refiere a lo reprimido. En este sentido habría un solo icc.

Plantea una serie de cambios en el uso de estos términos: a partir del nuevo modelo el sentido descriptivo
del término se mantiene, el sentido tópico desaparece y el dinámico se sigue utilizando pero modificado: a
partir de ahora en la obra de Freud, aparece un inconsciente, preconsciente y consciente en sentido
dinámico que se conceptualiza por el mecanismo de la represión.

Entonces, habría un prcc donde estaría solo lo descriptivamente inconsciente y lo susceptible de conciencia.
Inconsciente queda limitado a lo reprimido, y habría un tercer inconsciente no reprimido pero de difícil
acceso a la conciencia que serían partes inconscientes del yo de las que parten los mecanismos de defensa y
la resistencia. Ya no se habla más del término inconsciente en un sentido tópico, sino que es una cualidad de
lo psíquico.

Con esto, plantea una NUEVA HIPÓTESIS DE FUNCIONAMIENTO MENTAL que supone diferentes estructuras
constituyendo un todo. Estas estructuras son ello, yo y superyó. Estas estructuras se vinculan entre sí de
modo que una modificación en una produce modificaciones en las otras. (en relación a lo anterior, el ello es
todo icc, el yo y el superyó poseen los tres aspectos).

Este cambio se dió porque el conflicto entre icc y prcc ya no puede dar cuenta de los fenómenos clínicos,
porque descubrió que hay partes icc en el yo, y porque ante el cambio de la teoría pulsional era necesario
redefinir el yo.

ELLO: esta expresión es tomada de Groddeck y también había sido utilizada por Nietzsche. Freud dice que lo
que llamamos nuestro yo se comporta en la vida de un modo completamente pasivo, ya que somos vividos
por fuerzas desconocidas e ingobernables a las cuales a veces respondemos sin tener conciencia de ellas.
Nacemos con un ello en el que confluyen las pulsiones, demandas somáticas disposiciones filogenéticas
(fantasías) y lo reprimido de otros lugares del aparato. El ELLO es todo icc pero no todo lo icc está en el ello,
ya que por ejemplo en el yo sus operaciones defensivas son en gran parte icc.

El ELLO es el gran reservorio de energía pulsional y la energía que el yo utiliza para llevar a cabo sus
funciones es tomada del ello, por lo tanto el yo no posee energía propia (antes era el interés).

El límite entre el yo y el ello es menos tajante que la frontera entre icc y prcc, en donde antes se encontraba
la función de la censura. En la parte inferior el yo se mezcla con el ello. Lo reprimido sólo se separa de un
modo tajante con el yo por las resistencias de la represión, pero se puede comunicar de forma directa con él
a través del ello. Esta confluencia del ELLO con el yo, afecta la definición genética del yo mismo que es
entendido como una parte del ello que ha sido modificado bajo la influencia directa del mundo externo por
mediación del sistema P-Cc.

Tampoco el superyó es claramente autónomo, es en gran parte icc y se sumerge en el ello. Por otro lado, el
ello está abierto en su extremo inferior a lo somático. (lo somático va primero al ello).

El ello no tiene una organización y define sus caracteres en oposición a la organización del yo, en forma
negativa. Ahora pertenecen al ello las características del proceso primario.

Cada estructura va surgiendo como modificación de la otra: por modificación del ello surge el yo, y por
modificación del yo surge el superyó.
YO: el concepto había sido utilizado por Freud desde sus primeros escritos, pero había tenido diferentes
sentidos. Algunos autores consideran que hay dos acepciones principales:

-El self, o sí mismo. Es usado como una totalidad para diferenciar de otras personas (personalidad).

-Parte determinada del aparato que se caracteriza por atributos y funciones específicas. Esta acepción es la
que emplea en esta obra.

Vuelve a destacar que no hay yo desde el comienzo de la vida por lo tanto tampoco representacione ni
relación de objeto. (Excepto en pulsiones y destinos de pulsión). Nacemos solo con ello y con polo
perceptivo.

Destaca la importancia de la percepción, ya que coloca el núcleo del yo en el sistema perceptivo. El conjunto
de huellas mnémicas se van formando a partir de las percepciones externas e internas y van a constituir el
yo. El cuerpo tiene una importancia fundamental para la formación del yo, ya que es fuente de
percepciones. Expresa que para el yo la percepción cumple el papel que la pulsión cumple en el ello.

Para considerar que ya se ha formado el yo como estructura diferenciada, debe existir no solo la huella
mnémica, sino asociaciones entre este conjunto de huellas. Es decir, hay yo cuando se encuentra la función
sintética actuando.

El yo lleva un casquete acústico de un lado, y podemos decir que ahí se le atribuyen una serie de funciones
(las que antes se le atribuían al prcc): -función sintética -control de la motilidad- examen de realidad-juicio-
memoria-ordenación temporal de los procesos mentales -función de defensa-anticipación-pensamiento
racional.percepción -resistencia.

Freud postula que una parte del yo se forma a partir de IDENTIFICACIONES que son el relevo de investiduras
de objeto del ello resignadas (incorporar un aspecto de un objeto y asimilarlo como si fuera propio).

Muestra cómo de forma evolutiva se van desarrollando las estructuras en relación con el vínculo con el
objeto:

En los comienzos de la vida anímica, como nacemos solo con ello, es este el que inviste a los objetos y al
mismo tiempo los incorpora masivamente. Cuando el yo se forma, es un yo muy precario que no está en
condiciones de elegir, entonces acepta estas investiduras realizadas por el ello y se establece así el primer
vínculo afectivo con el objeto que constituye la identificación primaria. Es un vínculo muy temprano y previo
a la elección de objeto. Estas identificaciones primarias modifican ampliamente al yo que toma las
propiedades del objeto, y son las que constituyen los cimientos del yo.

Sobre la base de estas identificaciones primarias el yo, un poco más formado, comienza a hacer elecciones
de objeto. A partir de estas elecciones surge otro tipo de identificaciones: las identificaciones secundarias.
Se llaman así porque son posteriores a la elección de objeto y toman aspectos parciales de éstos, por lo que
el yo se modifica solo de forma parcial. Se llevan a cabo en presencia del objeto, es decir, elección e
identificación se dan simultáneamente. Con estas identificaciones se van desarrollando las características
femeninas y masculinas del yo. Estas identificaciones son pre-edípicas. Hasta acá el yo puede elegir como
objeto a los dos progenitores e identificarse con ellos sin conflicto. Pero hay un momento del desarrollo (3-5
años) en que el vínculo con los padres entra en conflicto y se ingresa a la situación que Freud va a llamar
“Complejo de Edipo”.
Acá plantea la noción de un Edipo completo: el niño elige como objeto de amor a ambos padres y rivaliza
con ambos, de modo que se da tanto la modalidad positiva como negativa (por ej. el varón tiene Edipo
positivo con su mamá y Edipo negativo con su papá = Edipo completo). Cada una de estas elecciones tiene
un componente anaclítico y uno narcisistico predominante. Al principio predomina lo narcisista ya que el
Edipo implica una elección narcisista de objeto porque el varón elige a la mamá fálica como él, y la nena
elige al papá que tiene el falo que ella quisiera tener.

Como resultado del complejo de Edipo, se produce una sedimentación en el yo que consiste en el
establecimiento de las dos identificaciones (id padre e id madre) unificadas de alguna manera entre sí.
Esta alteración del yo es la que se enfrenta al otro contenido del yo como ideal del yo o superyó. La
identificación conlleva una transposición de libido de objeto en libido narcisista. Como consecuencia en la
vuelta al yo se produce una difusión de las pulsiones de vida y muerte que estaban fusionadas en el objeto,
donde la pulsión de vida desexualizada no alcanza para neutralizar la de muerte dando como resultado la
ambivalencia hacia el objeto con el cual uno se ha identificado. Es decir que la ambivalencia sería el
resultado de la defusión pulsional.

Como al principio toda la libido está acumulada en el ello, el primer vínculo con el objeto es realizado por el
ello.

El narcisismo del yo es siempre narcisismo secundario, es libido sustraída de los objetos. El yo nunca tiene
libido propia, la libido está en el ello, sale por investiduras objetales y luego vuelve al yo por id. De esta
forma desaparece el concepto de narcisismo primario. A partir del proceso de identificación explica la
formación del superyó como heredero del complejo de Edipo.

Cuando se tiene que resignar a los objetos parentales como objetos sexuales, se producen los procesos de
DUELO. Uno al modelo de duelo normal y otro al modelo de duelo patológico que acá es normal. Hay un
duelo normal a partir del cual el sujeto se identifica con aspectos de los padres que imprimen características
masculinas y femeninas. Así los padres quedan dentro de uno, del aparato, por medio de los aspectos que se
introyectan. Al mismo tiempo se hacen identificaciones secundarias, pero el modelo de las primarias, es
decir, que son masivas: se toman grandes aspectos de los padres que modifican en gran medida al aparato.
Estas identificaciones forman un núcleo, se separan del yo, entran en relación con el objeto del yo y
constituyen una nueva estructura: el SUPERYO. Los aspectos de los padres que conforman el superyó son
los prescriptivos y los proscriptivos: no solo advierte, también prohíbe. Cuanto más intenso fue el complejo
de Edipo y más rápido se produjo su represión (por autoridades religión, enseñanza), más riguroso vendrá
después el imperio del superyó como conciencia moral.

En este modelo de aparato Freud establece una relación entre las estructuras entre sí y también con las
pulsiones de vida y de muerte. A su vez plantea una relación entre las estructuras y los principios de
funcionamiento (placer, realidad, nirvana) y entre las pulsiones y los principios.

El conflicto se daría ahora entre pulsión de vida y de muerte y las estructuras donde se asientan estas
fuerzas. Estas pulsiones inciden en las estructuras e influyen en el conflicto entre estructuras. Todo progreso
en el desarrollo evolutivo es logro de la fusión o mezcla entre la pulsión de vida y de muerte. Y toda
regresión (patología) constituye una expresión de la desmezcla pulsional. Toda desmezcla implica patología
porque se libera pulsión de muerte (incrementa sadismo y masoquismo del superyó).
Plantea que el yo, como es el que padece siempre el conflicto, padece también la angustia. Por eso postula
que es la SEDE DE LA ANGUSTIA.

Esto es porque está sometido a tres servidumbres: con el ello porque le demanda satisfacción pulsional, con
el superyó porque lo obliga a cumplir los preceptos morales, y con las demandas de la realidad. Frente a
estos vasallos experimenta tres tipos de angustia: angustia moral (superyó), angustia neurótica (ello) y
angustia realista (mundo externo).

Freud dice que si bien el SUPERYÓ es accesible a influencias posteriores a su constitución, conserva durante
toda la vida el carácter proveniente del complejo paterno, pero el superyó tiene la facultad de oponerse al
yo y dominarlo.

Por otro lado, el YO también tiene la posibilidad de actuar frente a las exigencias del superyó y las demandas
del ello a través de los mecanismos de defensa. Estos últimos muestran la potencia pero a la vez la debilidad
del yo. Como por ejemplo el sentimiento de culpa que puede ser icc. En la reacción terapéutica negativa
llega un momento en que se empieza a hacer un retroceso cuando la persona ya había mejorado, y cuando
no se interpreta a tiempo, es un motivo de la interrupción del tratamiento. Acá opera un fuerte sentimiento
de culpa icc donde la persona no tolera mejorar porque está respondiendo a una necesidad de castigo por
parte del SUPERYO. No se siente culpable (porque es icc) pero se siente enfermo.

En cuanto a la relación con los principios, plantea que el ppio de placer se le impone al yo en su relación con
el superyó y el ello, y frente al mundo externo se le impone el ppio de realidad.

El yo se desarrolla desde la percepción de las pulsiones hacia el gobierno de estas, desde la obediencia a
ellas hasta su inhibición; en esta oposición está siempre como mediador del superyó, como una estructura
que puede ponerse a favor del ello y en contra del superyó, a favor del superyó y en oposición al ello o
haciendo alianza con el mundo externo.

“Inhibición, síntoma y angustia”(1926)


Freud tiene dos momentos en la teoría de la angustia. Con la primera teoría, se podría pensar el inicio del
estudio de la angustia, hasta inhibición, síntoma y angustia, donde formula la segunda teoría.

En la primera teoría Freud consideraba que toda libido no descargada se transformaba mecánicamente en
angustia, y esto era válido tanto para las neurosis actuales como para la psicosis. En las neurosis actuales
había circunstancias actuales que impiden la descarga por falta de objeto, y en las psiconeurosis hay un
conflicto psíquico que mueve a la represión y se impide la descarga. La represión para la psiconeurosis,
ocurría primero y después la libido reprimida se muda en angustia.

En la Conferencia 25 define angustia como afecto displacentero que va acompañado de una descarga
motora y la percepción de esa descarga. En cuanto al origen de este afecto, Freud considera que tiene que
ver con la reactivación o reinvestidura de una vivencia muy antigua, que es la vivencia del nacimiento. Esta
vivencia ha dejado un engrama de huellas mn (las primeras huellas mn). Entonces la angustia va a ser la
reinvestiduras de las huellas mn de la vivencia del nacimiento.

Además plantea que hay distintas formas clínicas de manifestación de la angustia:

-Angustia flotante: es un estado de angustia que está siempre presente y dispuesto a adherirse a cualquier
situación u objeto. Pero este objeto o situación no es fijo sino que va variando.
-Fobia: la angustia se liga a un objeto determinado, específico, fijo, es siempre el mismo.

-Aquella en la que el sujeto no puede ligar esa angustia a nada en particular. Ni objeto ni circunstancia.
Puede ir acompañado de manifestaciones físicas como taquicardia, apnea. Puede ocurrir que la persona esté
angustiada y no se de cuenta hasta que se realice la descarga motora.

Estas modalidades de angustia se pueden dar en cualquier patología. Por ejemplo las fobias pueden
acompañar a las psiconeurosis en general. La angustia flotante suele aparecer en la histeria y en las neurosis
actuales.

Cómo circula la energía: del soma ingresa una cantidad de libido al aparato psíquico y sigue un curso desde
las representaciones icc, luego prcc, hasta lograr la descarga a través de una acción motora. Esto sería el
modelo normal. En la angustia esta descarga está imposibilitada, entonces esa libido se acumula en el icc.
Pasado cierto límite se produce una acumulación o estasis, entonces esta es descargada y subjetivamente va
a ser percibida como angustia.

Segunda teoría de la angustia: Freud comienza ya a plantear en “más allá del principio de placer” (1920) con
el concepto de apronte angustiado. Ese concepto es un antecedente de lo que va a llamar señal de angustia
en 1926 en Inhibición, síntoma y angustia”.

Otro antecedente importante es en 1923 en el yo y el ello, cuando Freud plantea que el yo es el que
experimenta la angustia, con los vasallajes del yo y sus diferentes modalidades de angustia

En “inhibición, síntoma y angustia” Freud comienza haciendo una distinción entre inhibición y síntoma y su
relación con la angustia.

Postula que la inhibición es una limitación funcional del yo. No necesariamente implica patología, pero
también puede haber inhibiciones en un cuadro patológico. Si el yo gasta tanta energía en sostener
represiones puede aparecer una inhibición en alguna función yoica (inhibición intelectual, de la creatividad),
es decir que disminuye la potencialidad de la persona.

Cuando esta inhibición se da para mantener una represión previa y es intensa, entonces puede llegar a ser
un síntoma patológico. Por ejemplo la inhibición en una función porque está erotizada, cuando hay mucha
erotización puede haber una inhibición en el aprendizaje en el niño.

El síntoma en cambio, implica el fracaso de la represión, es el resultado de una transacción entre la fuerza
represora del yo y la moción pulsional del ello, y este síntoma se le impone al yo como un objeto extraño. El
síntoma se constituye para evitar el desarrollo de angustia.

En cuanto a la angustia, distingue dos modalidades:

-Angustia señal o señal de angustia: el yo percibe algo que le resulta displacentero, por ejemplo la demanda
de una pulsión sexual cuya tramitación le traería displacer, entonces el yo anticipa esa consecuencia no
deseada, y genera un pequeño monto de displacer que Freud llama “señal de angustia”. Esta le posibilita al
yo poner en marcha un mecanismo de defensa (en este texto separa represión de defensa). Tiene similitud
con el apronte angustiado.

-Angustia traumática, automática o económica: la energía (libido) arrasa con el funcionamiento del aparato,
resulta excesiva, paraliza a la persona, por lo tanto no cumple ninguna función adaptativa. Esta es la
modalidad de angustia que genera una situación traumática. Va acompañada de todas las descargas
fisiológicas de la angustia (taquicardia, sudoración). Implica una cantidad de energía no ligada. (Ataque de
pánico o crisis de angustia).

Freud plantea la idea de un tercer tipo de represión primaria. Las primeras situaciones como el trauma de
nacimiento y otros ingresos de energía al aparato psíquico han tenido un carácter traumático, porque este
no estaba preparado. Las primeras represiones han sido primarias y tienen que ver con vivencias
traumáticas, la angustia señal permite poner en marcha represiones secundarias.

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