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a LA HISTORIA RULER RE Con la publicacin de La historia en migajas de Francois Dosse queremos reterar le pretensién que tiene esta oslec- Reo ae ee ei historiador y el cientifico social hacen o han hecho sobre Ce eee ee Ce ee nee eae ee ae eee ee ene eT eee eee sélo a los historiadores sino a investigadores de otras CeCe ere eee Pena eu ee a ea ee ns SS Uae ee ie Meret ee es historiograticos contempordneos. Establecer y ampliar el ee ec ee es SO ee eter erie Ppensdndola en términos de paradigmas, escuelas. a desapa- ricidn de comunidades eientificas alrededor de una corcep- Coe eae eee er etn ts Ce ee ee ee eas Cees Set ee seer ner een de Michel de Certeau -publicada en francés en 1973 y por eon ere re ae eee Ree rar ere eee eee Historiografia francesa, La guerra de las memorias La Ce ee ea ean et ee eee ee eer ey ee te eee eee eee ee rer ere ee eee ce ay See reece] Ce een Pee et ene eer eee er SE ee ee ee ee eae Cee ere eee es Poe eee! aed h CERT owe See -UNDEERSIDAD IBEROAMERICANA DEPARTAMEN DE-WISTORIA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, José Morales Orozco RECTOR Javier Prado Galin VICERRECTOR ACADEMICO Alejandro Mendoza Alvarez Francois Dosse . DIRECTOR DE LA DIVISION DE - ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES Dacron oes LA HISTORIA EN MIGAJAS DEPARTAMENTO DE HISTORIA De Annales a la “nueva historia” Araceli Téllez Trejo DIRECTORA DE DIFUSION CULTURAL Rubén Lozano Herrera (COORDINADOR DE PUBLICACIONES DEPARTAMENTO DE HISTORIA i =o UNIVERSIDAD EROAMERICANA DEPARTAMENTO De HISTORIA Titulo original en francés L'histoire en mietes. Des “Annales” & la “nouvelle histoire” Editions la Découverte, Parts, 1987. 1SBN2-266-07063-0 UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO Dosse, Frangois, 1950- La historia en migajas : De Annales a la “nueva historia” 1. Historia ~ Metodologia. 2. Historia ~ Filosofia. T. Moraté Pastor, Francesc, It D16Ds818.2006 Diseso De La roarava: Ana Elena Pérez y Miguel Gara Eanoxacion pet inpice oNomAstico: Alejandro Alvarez ‘Traduccién de Frances Morat6 i Pastor, para la edicién de Edicions Alfons el Magnanim, Valencia, 1988, D.R.© Editions la Découverte 1a, edicién en espafiot, 2006 DR © Universidad Iberoamericana, A.C. Prol. Paseo dela Reforma $80 Col, Lomas de Santa Fe 01210 México, DF, ISBN968-859.615.9 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico Prohibida la teproduccién total o parcial de esta obra, por cualquier medio sin autorizacién eserita del editor. Distrbucidn exclusiva en América Latina inpice Presentacion, por Alfonso Mendiola Prélogo del autor a esta edicién Introduccién I CLIO REVISIONADA 1. La prehistoria de Annales Retorno a los orfgenes Laera Lavisse El duio de Estrasbuxgo 2. Los tiempos de Mare Bloch y Lucien Febvre Historiadores del presente Innovadores Historiadores de to mental . Laherencia a LOS ANOS BRAUDEL 1. La expansion La eclosion de las ciencias sociales La pluralidad de los tiempos Braudel el constructor B a 2 ” SBIB 107 ns 2. Elparadigma La geohistoria {Historista” 0 “economista”? Elhombre de en medio im UNA HISTORIA EN MIGAJAS. 41. La antropologfa histérica 2. Una historia serial 3. Una nueva clave del tiempo La historia a través de Malthus {Lo mental fuera de lo social? 4, Una metahistoria del Gulag Un discurso socioliberal Ta negacisn de lo politico 5. Una historia inmévil Un acercamiento estructural La Revolucion francesa ha terminado Conelusién Indice onomastico wz 136 us. 159 im 185 190 213, 218 221 203 PRESENTACION Alfonso Mendiola Ells [los historialores] no quieren ques haga I historia teloshistoriadores. Deseanagotar lo inagotable del detalle istrico, pero no quieren formar parte de fo inagotable del detale histice. No quieren estar en et rango de to Ihistrice, Actian como silos médicos mo quisiera en fermarse y mori. Charles PEGuy ‘Nosotros nos planteamos la misma pregunta que Francois Dosse se hace cen el prélogo de esta edicin de La historia en migajas: zpor qué volver a publicar esa obra en 1997, diez altos después de su aparicion? Y también Siguiendo al autor aceptamos que “el paisaje historiogréfico ha cambiado en gran medida”, ‘Una de fas razones para la edicién esel interés que el Departamento de Historia tiene y ha tenido en reflexionar sobre el oficio de historiador. Después de la obra de Michel de Certeau, La escritura de la historia,’ ya no es posible respaldar a Charles Peguy en su critica a los historiadores. La historia, como saber, también es historica, esto es, os historiadores sf se enferman y s{mueren, no son inmortales. La metafora de Peguy significa {que las practicas por medio de las cuales se escribe la historia cambian y se transforman, Por ello consideramos que el presente libro de Dosse ‘muestra una manera de hacer historia de a historia: al estudiar la tradiciGn historiografica de los Annales, Dosse nos muestra una forma de hacer his- toriografia. De alguna manera, este modo de proceder en la comprension Michel DE CERTEAU, Lacscritre del historia, tad. de Jorge Lépez Moctenma, 33.04, México, UiA-Departamento de Historia, 1993. Franpois Doss “Ge la historia de la historia, como sefiala nuestro epigrafe, también es 'historica, Es decir, estamos ante una manera de explicar el modo en que la {disciplina de la historia se puede historizar. Este tipo de andlisis nos plan- tea preguntas que los historiadores debemos contestar,y gue, glosando a Kuhn, una de ellas se expresaria de la siguiente manera: como realiza, ‘sus revoluciones cientfficas la historia? En La historia en migajas se escoge jun camino para hacer historia de la historia: el que se podria caracterizar [como las Iuchas entre los dlstintos saberes por ocupar lugares de poder. ‘La primera generaciGn de Annales, segtin Dosse, debe competi con lana- ciente sociologia durkheimiana; mientras que ia segunda, contrael triunfo del estructuralismo en su manifestacion emologica, etcétera. Podriamos caracterizar este tipo de historiografia como un estudio para determinar el lugar que cada disciplina ocuparé en el mundo de la ensefianza y dela investigacion. Esta clase de interpretaci6n supone una jerarquizacion de las ciencias. Pero si partiéramos de que el siglo XX, a diferencia del XIX, ya no plantea una jerarquia de las ciencias, sino una heterarquia, esto es, que las bases epistemoldgicas de las ciencias son incomparables, y en conse- _ cuencia producen conocimientos totalmente diferentes unas de otras Este punto de partida nos invitarfa a hacer un diferente andlisis historiografico de Annales, que se orientarfa por las distintas maneras en que la historia se describe a si misma; es decix, preguntarnos por las autodescripciones que la historia hace de si. En fin, el esfuerzo de Dosse nos invita a seguir pensando cémo realiza sus zevoltciones una diseiplina como la historia Con respecto a este cuestién, el mismo Dosse nos ofrece nuevas posiil dades de reflexion en su libro La marche des idées.* (tra razén para publicar esta nueva edicidn de La historia en migaias es el hecho de que el Departamento de Historia dio a conocer la traduc- cin de la biografia sobre Michel de Certeau escrita por Frangois Dosse> Eneesta obra se ofrece un modelo novedoso de inteligibilidad cel mundo intelectual francés, pues al tratar el caso de un pensador como de Certeau que habita dos instituciones al mismo tiempo —la rligiosa, expresada en Su ser jesuta, y la universitaria, en fanto que profesor e investigador~, Dosse se ve obligado a repensar la historia de los intelectuales, 0 como 1 subtitula La marche des idées, “la historia intelectual”. En este sentido, los cambios del propio Dosse en su forma de estudiar a las disciplinas cientificas se pueden analizar siguiendo sus multiples publicaciones sobre. el espacio intelectual francés 2 Frangois DOSSE La marche ds ies. Histoire de intlechel histor ntletle, Paci, La découverte, 2003. 2 Frangois DOSSE, Mich de Cerfer. E!caminanteHerido, trad. de Claudia Mascara, ‘Mexico, uik-Departamento de Historia, 2003. 10 Lamson ex nenas Ademiés sia partir de los afos sesenta del siglo pasado la historia ha practicado su cierre cognitivo* esto es, lo que el propio Dosse llama tuna historia relexiva, como ~retomando su prlogo- pensar los cambios en el paisaje historiogrético despues de la aparicion de su libro? Nos re- ferimos al ric y profundo trabajo que fa revista de Annales Iev6 a cabo «en 1989 bajo la invitacién de Bemard Lepetit. Esta nucva historiografiase puede ver esencialmente en Les formes de experience obra que muestra dos grandes cambios, como acertadamente los menciona Dosse en s prélogo: la recuperacisn del cambio contra la historia inmévil y la d sujeto contra una historia s6lo de estructuras. Un sujeto ya no omnipo- tente, como lo pensaba la historia anterior alos Anmales, sino uno que de ‘manera peculiar constituye las convenciones en as cuales acta, Estamos, ‘ ante un suelo situado que tiene un espacio de libertad en un mundo dele condicionamientos. Este tipo de sujetonosremitea a distincion de Michel USOC de Certeau entre téctica y estrategia en La invenci6n de to cotdiano® et Por titimo, la cuestion de la verdad de los enunciados de a histo Ste eos sia se replantea con més claridad en la actualidad. Hoy podemos decir ® epee con Niklas Luhmann que la sociedad moderna ha aprendido a vivir con$ wecaeu la posibilidad de convertir todo evento social, aun el de los enunciados verdaderos, como contingentes. Yano tenemos que asustarnos por la pro: pres" pagacion del ism porlacarenca de verdades absolut alcontra | la sociedad se orienta por valores contingentes: Ia paridad del peso con el délar, el precio de las mercancfas, la opinion publica y.. toda verdad como hipotética. Porlo tanto, podemos concluir diciendo que si algo caracteriza ala sociedad contempordnea es su constante necesidad de interrogarse por Jo que no puede ver; esto s, por fo latente, La investigacisn historica no puede desentenderse de esa necesidad. La historia como ciencia s6lo podré Sobrevivir si asume su reflexividad, y ésta se puede ver en la siguiente Gita del propio Dosse: 45, Ethistoriador de hoy, consciente dela singularidad desu acto de escribir, busca observar a Clio del otro lado del espejo, desde una perspectiva. ‘esencialmente reflexiva. De esto surge un nuevo imperative categérico que se expresa por medio de una doble exigencia: por un lado, lade una ‘ Lanocin de ieee cognitivo de Lunmann aplicada ala ciencia dea historia se puede ver en Alfonso Mendiola, “La inestabilidad de oral en la cienca de a historia: gergumen- tativa y/o narativa?”, en Historia y Grit (Mico), ano T2 ne, 24,2005, pp. 97-17. ® eamard LEPETIT (dic), Les formes de Vexperience, Une autre histori soci, Parts, Albin Michel, 1985, © Michel Dx: CERTEAU, La invencion de Jo ction, 1 Arts de hacer, trad. de Alejandso Pescador, México, UtA/ TESO/CEMCA, 1996. FeangosDosse pistemologia dee historia concebida como una inerrogacién constante {thes concen y acne aan porel trader desi ypor fot, la de una atencién histoviogrfica a los andlisis desarroados por historiadores de ayer. Porlo tanto, se ve dibujarse la emergencia de un espacio tebrico propio de los historiadors, reconciiados eon su propio nombre y que polariza la operacién hist6rica sobre lo humano, sobre el actory sobre la accién? ‘Charles Peguy, por lo dicho anteriormente, ya no tendria razén de pre- ‘ocuparse, {0 acaso a los historiadores nos faita atin mucho por aceptar ‘que también somos histéricos?, esto es, que todo to que decimos también tiene un limite Ciudad de México, agosto de 2005 * Frangois DOSSE,L"Mistoire ou le temps ric, Pans, Hatt, 1999, p. 3, a PROLOGO DEL AUTOR A ESTA EDICION Diez afios separan la aparicién de La historia en migajas (1987) de su Publicacién de bolsillo (1997). Entre tanto, el paisaje historiografico ha cambiado en gran medida. ;Tendria yo que haber actualizado la obra?, zomodificado algunos pasajes y tomado en cuenta el recorrido realizado a partir de entonces por parte tanto de los historiadores como del autor mismo? velsei Debido a que La historia en migajas ya no pertenece a st autor sinojauter~ @ suis lectores, esa via no era la més apropiada. El libro ya es fuente de|fectar multiples apropiaciones, hasta el punto de que su titulo se ha convertido| ©: 2" oF en expresiGn convencional para referirse a un momento particular de la is escritura de la historia, el de la tercera generaci6n de los Annales. Tanto en! *elecciy Francia como en el extranjero, los efectos de la obra no tardaron en hacerse #9, gurl sentir. Por tanto, era indispensable resttuitla como tal. Aldia de hoy, igo te cx" reivindicando absolutamente lo esencial de las crfticas formiladas y laav bnew genealogia wuetaa razr de una esuel ormada por las continuidades ‘© €4¢07 ¥ discontinuidades entre 1929 y mediados de la década de 1980. ola En contraposicién, se puede considerar legitimamente que la parte” polémica es hpy la més “pasada de moda”. El tono marxista del tema atin tiene una actitud de denuncia en nombre de una verdad postulada, de un objeto preconstruido de la historia, de muchas posturas de las que me he desecho poco a poco de acuerdo con el ritmo de mis trabajos de investigacidn y de mis publicaciones posteriores. De manera similar, me dejé engafiar por la visién puramente negativa que transmitié la genera- cién de los fundadores de los Annales sobre la escuela metédica que los pprecedi6. No todo se cre6 en 1929 y Charles Seignobos, chivo expiatorio de Lucien Febre, merece una relectura? * Chaties-Victor LANGLOIS y Charles SE1GNOSOS, Introduction ace Eudes historique, 3 rang Dosse El contexto de crisis y de fragmentacidn de la nueva historia de los Annales, presentido por La historia en migajas, se remonta a principios de a década de los afios ochenta. A partir de 1980, Pierre Nora guardé su distancia al lanzar la revista Le Débat, que volvié a incluir una perspectiva politica en el discurso de Ia historia. Por otra parte y en el mismo mo- ‘mento, Pierre Chaunu mencionaba la época de las aportaciones cada vez ‘menos frecuentes. En lo que se refiere a Franois Furet, dejé por voluntad propia la presidencia del EHESS" en 1985 para dirigir otra organizacion {otalmenteditinte de historiadoresyfileofosen el marco del aiuto Raymond Aron, y para promover una historia més conceptual y desligada desu sustrato econémico y soca, En exe conteto aparece Lt histor en migajas, y ala ver el historiador Georges Duby afirma: “Estamos a punto de algo [...] Siento que me sofoco” ? La primera reaccién del miicleo que dirigia los Annales fue la de neger la crisis, Para poder formar un corddn sanitario capaz de proteger un edificio agrietado, se estableci el principio de nunca citar La historia « migajas. Los problemas planteados se percibian como agresiones. Las, palabras de Jacques Le Goff son, en este sentido, las més sintomaticas de esa actitud, aunque el lector no pudiera ver critica alguna de su obra personal en Li historia en migajas. Adopta de inmediato la postura del guardia de una fortaleza sitiada, y denuncia, en su prologo a la reedicign de La Nowvelle Histoire,” un verdadero compiot urdido por aquellos que hablan de crisis de la historia, Los presenta como “censores”,? como “sermoneadores”,* como “inflados por la amplificacién mediatica”® La mencién de las preguntas principales planteadas a la disciplina histrica esel producto de “orquestadores de la crisis de la historia’, de “médicos improvisados”, pero no hay por qué inquietarse; hay que estar tranquilos Porque no es mas que un “rumor ruidoso, pero superficial y cambiante del microcosms mediatico”.*Si bien Jacques Le Golf reconoce que podiia haber crisis ~en pospretérito-, segtin él ésta se debe sélo a dos factores: el primero es el &xito mismo de ios Annales, y el segundo es externo a la disciplina de la historia. Limita la aplicacion de la nocién de crisis a las ‘otras ciencias sociales, sin darse cuenta de que el programa inicial de los Fars echt 1095, cd. Pry Kime 192 Véase Antoine Pos “Selgobos revit tn vingtone Sie rin jaoaepe19% pp 1067 Nel: Ease des Hautes Eades en iene Socales(Esusa de Atos Estudios ex Gene Scat - Georges Di, te Maar ite icecream tee yang sen Sacgues Le Gort La None Hae, rae Complore 188 pT tt pi 2p Ses . LasTona oms Annales, que siempre ha consistido en alimentarse de las ciencias sociales, | zo puede mas que llevar alos historiadores al tiempo de las duds, Parece que no ha legado la hora de las interrogantes. Jacques Le Goff se adhiere alos “retomos equivocos” que le recuerdan a los aristcratas emnigrados de la Revolucion francesa, quienes no aprendieron nada y no olvidaron nada, y cuyo ataque debemos repeler” Respecto a las preguntas sobre la narracién histética planteadas por Michel de Certeau, Paul Veyne, Lawrence Stone y Paul Ricoru, éstas se oponen al objetivo de no-recibir: “La historia-narracion es, de acuerdo con mi punto de vista, un cadaver que no debemos resucitar, pues tendriamos que matarlo por segunda vex" Si consideramos, a destiempo, fa virulencia de esta reaccién de negacién, podemos afirmar que La histori en migajas, al reconstitu la historia de los Annales en su aspecto estratégico, lo hizo con demasiados eufemismos. En cambio, se cometieron algunas injusticias aqui y alld, respecto a Pierre Chaunu, por ejemplo, cuando se lo considers un blanco de ataque enel plan de la critica ideotdgica hecha por el autor, quien més tarde tendria a oportunidad de deseubrir a un hombre muy lejano de los estereotipos que se le atribufan? Sin embargo, después de haber evitado cuidadosamente cualquier replanteamiento, la revista de los Annales tomé en cuenta, de manera espectacular, la nueva coyuntura al dramatizar el editorial de su mtimero de marzo-abril de 1988 con el titulo impreso en rojo: “Histoire et Sciences Sociales. Un tournant critique” {Historia y ciencias sociales. Un giro crti- 0", que se refiere ala necesidad de zepartir otra vez las cattas y de hacer nuevas alianzas, y pide que se contribuya con base en una zedefinicién, elo que es la especificidad del enfoque hist6rico: “Hoy, el tempo parece venir de las incertidumbres [...] Los paradigmas dominantes, que antes bbuscbamos tanto en los marxismos o en los estructuralismos como en la esperanzada utilizaci6n de la cuantifiacisn, pierden su capacidad estruc. turante” 1° Este llamado a hacer contribuciones dio lugar a la publicacién de un miimero especial en noviembre-diciembre de 1989 sobre el giro aitico. Todos los temas desarrollados en ese editorial definen un tipo de suevo programa de orientacin de la investigacién histérica y anunclan tun giro radical y una critica de las posturas anteriores. En primer Iugat, Jeritica en relacién con el legado de la memoria, pero reinsertado en una \perspectiva de apropiacién plural La nocién central de esta escritura histérica, la de la huella, ala vez ideal y material, es el tema esencial de los Lugares de memoria de Pierre Nora. Esta nocién es el lazo indecible que une el pasado a un presente, convertido en categoria pesada, en la reconfiguracién del tiempo, por el intermediario de sus huellas de memoria. Pierre Nora ve ahi una nueva discontinuidad en la escritura de la historia “que no puede llamarse de otra manera que no sea historiogriffcr”* Esa ruptura invita a a comunidad de los historiadores a visitar una vez més los mismos objetos de manera distinta, a partir de las huellas dejadas en la memoria colectiva por los hechos, los hombres, los simbolos, los embiemas del pasado. Este despren- |dimiento /reanudacidn de toda la tradiciGn hist6rica por ese momento de [memoria que vivimos abre el camino a una historia distinta: “ya no los ¥ ldeterminantes, sino sus efectos; ya no las acciones memorizadas ni atin qv iconmemoradas, sino la huella de esas acciones y el juego de esas conme- (‘2° | moraciones; no los acontecimientos por sf mismos, sino su construccién ° ‘enel tiempo, la destruccién y el resurgimiento de sus significaciones; no #°% lel pasado de la manera en la que sucedi6, sino sus reutilizasiones perma- nentes, sus usos y sus abusos, sutimposicin sobre los presentes sucesivos; no la tradiciOn, sino la manera en la que se constituye y se transmit” ¥ |Esta enorme obra abierta ala historia delas metamorfosis dela memoria, |y a una realidad simbolica a la vez palpable y no asignable, debido a su ‘Yidoble problematizacin de las nociones de historicidad y de memoria, lejemplifica ese tiempo intermediario definido por Riccrur como puente Paul RICCEUR, Temps et Rel Pars, Point Sel, 1985, p. 390. 2 Pierre Nowa, Les eur de mémoire, tt, Vo. 1, Paris, Gallimard, 1993, p. 26 Bid, p24. ‘asTona en mics entre tiempo vivido y tiempo césmico. Lejos de estar confinado al estat. to de residuo ilusorio, mistificado, de actores manipulados, la memor invita a tomar en serio a los actores y a sus aptitudes, y recuerda que ey ella quien frecuentemente dirige la historia que se hace. El momento reflexivo que atraviesa la disciplina histérica impone una mirada interpretativa no solamente a los abjetos del oficio de histo- riador, sino tambiéna las evoluciones de su escritura. La historizacién del paradiigma de los Annales que hace La historia en migajas participa de esta nueva conciencia historiogréfica, ‘Ms allé de Ia cayuntura de la memoria actual, sintomética de la crisis de una de las dos categorias metahist6ricas ~el horizonte de espe- ra, la ausencia de proyecto de nuestra sociedad moderna, la disciplinal hist6rica se asemeja a una funcion vinculads con Ja accidn, con la deudal tica frente al pasado. El régimen de historicidad, siempre abierto hacia| el devenix, ciertamente ya no es el envién de un proyecto totalmente pensado, cerrado sobre si mismo. La légica misma de la accién mantiene abiertoel campo delos posibtes, en una reapertura de las potencialidades del presente alimentado por los posibles no comprobados del pasado. La funcién de la historia permanece, por tanto, viva, y el duelo de los dis- tintos enfoques teleoldgicos puede convertirse en una oportunidad para repensar el mundo del mafiana. ‘Traduccién: Marcela Cinta * x ee SS ia con peste dB eshte ie SBA InTRODUCCION Aiquel que tiene el control del pasado, tiene el control del futuro George ORWELL Gifo inspira a un pablico, cada vez més amplio, évido por conocer st pasado. Se interesa por el discurso histdrico. Los platés de televisién y los «studios de radio acogen alos investigadores que en otro tiempo habrian permanecido en el anonimato de su labor de archiveros, confinadosen un cenéculo restringido de universitarios. En visperas electorales, René Ré- mond aporta el punto de vista esclarecedor del historiador. Georges Duby ‘esnombrado presidente del séptimo canal de televisién. France-Inter pone su séllo multiplicando las emisiones historicas donde se dan cita historia- dores de oficio, como Pierre Miquel o Henri Amouroux, aunque, desde el punto de vista horario, la mejor oportunidad la tiene una divulgadora de historia que provoca la fantasfa y la evasi6n, la matinal Eva Ruggieri, la cual en su serial cotidiano hace desfilar a Mazarino, la Castiglione, ‘Cleopatra 0 Joséphine de Beauhamais ante un piblico muy fiel que va de 975 000 a 1 200 000 personas. Nadie puede negar el éxito de un Alain Decaux en television. Todos los medios de comunicacién han invadido el territorio del historiador. Responden a una indudable sed de historia, ‘una necesidad imperiosa de un publico que hace prosperar el mercado del libro y el de las revistas de divulgacion, el cual, en estos tiempos de crisis, aumenta un 10% cada afio. Una revista de calidad como L’Histoire alcanza los 80 000 ejemplares. El recurso a la historia es general. Después del “montaje” del Ano del patrimonio (1980), muchos se han refugiado en su drbol genealégico 0 se han acordado de que un anciano que muere 5 una biblioteca que arde. Han echado mano de su magnetéfono para grabar a las generaciones mayores y conservar palmos de vida que se nos escapan... La historia que se consume se ha convertido en un medio a Franco Bosse terapéutico para satisfacer tas insuficiencias, romper el aislamiento de arra- [bales sin memoria del pasado. E! historiador hace entonces las veces del Jconservador: socorre. Se le lama a la cabecera de una sociedad enferma. XA falta de un presente entusiasmador y de cara a un futuro inquietante, iqueda el pasado, lugar investido de una identidad imaginaria através de lesas épocas que, aunque proximas, hemos perdido para siempre, Fsta biis- Jqueda es primero individual, después local a falta de un destino colectivo ‘{{ movilizador. Se desprecian los grandes periodos a cambio dela memoria \cotidiana de las gentes de a pie. Una nueva topografia estética ocupa el lugar segiin se hable de un pueblo, de las mujeres, de los inmigrantes, de los marginales... En este nuevo campo de investigacién, la etnologia interior se nutre de la crisis de la nocién de progteso y se resuelve en un. “presente inm6vil” Sin damos cuenta, hemos pasado de la gran biografia de los héroes hist6ricos, de Luis xi a Napolesn pasando por Catlos V, alas, biografias de oscuros héroes cotidianas. Por otra parte, la mediatizacion de una informacion que se renueva cada dia, de unos acontecimientos tépidos y apresurados que se desarrollan sobre la gran escena mundial, 3} nos ofrece una imagen de la historia que se acelera al mismo tiempo que | se nos escapa. Mas que vivirla la sufrimos. Nuestra afectividad se siente [comprometida, pero estos acontecimientos no dan sentido @ nuestra vida; de ahi la busqueda, para contrapesar nuestra angustia, de épocas, fle mds bonanza, abiertamente medievales, de nuestra identidad, Toda 4 funa sociedad rechaza ser huérfana y se esfuerza por recuperarse en su fistode, Una encuesta recente! reveal gusto tan pronurcado dele franceses por la historia: el $0.2% de las personas entrevistadas poseen libros dedicados a la historia, y para el 9.6% de ellos forman parte de sus lecturas preferidas. La historia receta; pero, ¢qué historia? Clio en Francia tras vivir parasitariamente en la historia puramente ‘comercial, en Ia historia-mercancfa, se encarna, sobre todo, en una escuela que ha conquistado una posicién hegemonica: la escuela de Annales. Los “ammalistas” se han apoderado de todas las plazas fuertes de la sociedad de los media. Fl historiador modemo se ha hecho comerciante al mismo tiempo que sabio, corredor, publicista y gestor, para controlar todos los niveles de la red de difusion de los trabajos histdricos. Los responsables de colecciones histdricas de la mayor parte de editoriales son “annalistes” Ocupan, pues, un puesto de poder esencial, el de seleccionar las obras consideradas dignas de ser editadas y el de rechazar el resto. Hegeménica como es, esta escuela ha invadido también los Srganos de prensa, en los, cuales se hace eco de sus propias publicaciones con el fin de asegurarse J. RRIOUX, Le Monde du dimonch, 7 de octubre de 1975, 2 Praiqusculturlles des Prana, Miisterio de Cultura, Dalloz, 982. Encuesta a 4.000, personas demas de 15 as entre diciembre de 1981 y enero de 1982. 2 Latusrona ox acas Ja influencia necesaria para hacerse con un piiblico més amplio. De los laboratorios de investigacién a os circuitos de distribucién, la produccidn historica francesa se ha convertido en un cuasi-monopolio de Annales Su éxitoeselresultante de una strategia de captacién de los proce- dimientos, delos lenguajs, de las ciencias sociales vecinas, de una notable capacidad para hacerse con el ropaje de otros yrevestir asta una vieja dama indigna que se habia vuelto antropofage, Esta conquista es la constant de una escuela que leva mejor su ofensiva en tanto que desarrolla una| estrategia nacida de la ensefianza de un triple fracaso, a comienzos de este siglo, por obtener una ciencia social unificada: el de la escuela geogréfical vidaliana, el de a escuela durkheimiana y el proyecto de sintesis de Henri Berr. De entrada se nos presenta como tina escuela militante, al margen,| que apela a las ciencias sociales como ayuda para desestabilizar la his- toriahistorizada dominante, una escuela mértiz, vicima del ostracismo para no espantar a sus partenaires eventuales. Esta escuela rechaza todo dogma, toda filosofia o teoria de la historia, de ah su gran plasticidad y movilidad,, su tan amplia capacidad de integraciSn en el campo de las Investigaciones. La conjuncidn de una firmeestrategia de alianzas con un ecumenismo epistemolégico, permite a Annaes elimina a sus rivales. Se trata de un gran imperio construido a base de una guerra de movimientos, enla cual ios términos dela estrategia militar (fronteras, terrtorios..) son siempre apuestas hacia 1a conquista total. Para comprender esie triunfo, nos es preciso sefialar las etapas. Mare Ferro sugiere que esta escuela si pone el advenimiento de una ciencia experimental liberada de ideologias y de concepciones del mundo. Se vuelve una disciplina autonoma, por éencima de toda sospecha, de toda influencia, Una concepeién asf permite no interrogarse por la causa del éxito de esta escuela, por las relaciones que ha mantenido con el espirtu de su tiempo y la funcién asignada al] Nstoriador. Con todo a historiadepende estrechamente delligary delay época en que es concebida. Como escribe Michel de Certeati: "La Practica hist6rica se reiere toda ella ala estructura de la sociedad” * Esta escuela, mas que cincuentenaria, posee ya una historia; como «5 decia Lucien Febvre en 1946, ‘puesto queel mundo marcha, Annales tam- bien marcha”. Es preciso preguntarse, pues, en qué sentido este nuevo discurso hist6rico responde a una demanda Social, sin que ello signifique tun estudio mecanico que se limitaria a un juego de espejos entre la so- edad en conjunto y el diseurso histérico. Este tltimo posee su propia autonomfa, su propia logica disciplinaria en el campo de las ciencias del hombre. Este segundo pardmetro esclarece las rupturas esenciales, las inflexiones de paradigmas de Annales entre 1929 y hoy. 2 F Dosse, “Main basse sur la ville”, Lire Braudel La Découverte, 41M DE CEREAL; “Topéeation historique” Fae de sire, Calla 1974 1 pp. 314. 2B Francos Dosse Si la escritura histérica es hija de su tiempo, y en este sentido “ito hay historiadores inocentes” (Jean Bouvier), si se la debe resituar en el campo de las ciencias sociales, se la debe confrontar con un tercer punto de referencia el dela propia disciplina hist6rica, como disciplina auténoma que posee su propia l6gica en tanto que profesién, confrontada a problemas de lugar, de innovacion y conservacién y, por ello, captar, a partir de una sociohistoria del medio histérico, desde un punto de vista morfolégico, la progresiGn del saber en relacién con su institucionalizacion. Sélo a partir de estas tres miradas situadas en la diactonia se pueden descubrir algunos niicleos racionales de la obra en el discurso de Annales (Quien quiera interrogarse sobre la funcién del historiadot y de la historia no puede ahorrarse una reflexi6n acerca de la historia de Armnales Laapuesta resulta importante, se trata dela existencia misma dellahistoria, de su capacidad para evitar la doble tentacin suicida de la huida hacia adelante y la disolucién entze las otras ciencias sociales, o el repliegue en si misma segiin la vieja historia positivista del siglo XIX. La renovacion solo puede provenir de la superacién del empirismo y de un rearme cientifico. Lahistoria permanece como una ciencia en construccién. El combate por {a historia continda. Annales: Comité de direccién toc I eave, (7 srALOEL —_—— onAZe oI rucDMANN — Lecore ss enor UnuR oo rea ua teawor mason za aunque waza waasvor mz seven 1m vase 8 WM Ee ote Tr cnn tn ZA sere on conte CATA see smn cea cen Foente: Hervé COUTAU-BEGARE, Le Phinmene Nowell Histoire, Economics, 1983, p. 257, tbl. ” I CLio REVISIONADA 1 LA PREHISTORIA DE ANNALES RETORNO A LOS ORIGENES Sin ceder al rito de la tribu historiografica que Marc Bloch, después de Frangois Simiand, califica de fdolo de los origenes, es necesario compren- der sobre qué terreno se erigié la escuela de Annales para comprender el porqué de su posicién hegem@nica, La creacion de la revista Annales fue el resultado de una doble mu- tacién que trastocé tanto la situacién mundial de la primera postguerra como el campo de las ciencias sociales. Por otra parte, volvemos a encon- trar esta doble influencia en el origen de cada infiexin importante en la, evolucidn del discurso de Annales. Como dijo Benedetto Croce: “Toda| historia es historia contemporsnea” Jacques Le Goff se deja llevar un poco por la comodidad cuando escribe: “No es un azar que Annales naciese en 1929, el aio de la gran crisis"? El proyecto de Marc Bloch y Lucien Febvre no se redujo a una respuesta puntual de historiadores frente a una crisis que estallé de ma- nera manifiesta después del crack de Wall Street en octubre de 1929, dado ‘que la revista aparecis en enero de este mismo afio y se remonta como proyecto a la inmediata postguerra, Sin embargo, Jacques Le Goff no va del todo desencaminado, puésto que la crisis, posterior ala creacién de la revista, no dej6 de influir en el éxito de ésta. Los cracks dramiéticos de una economia capitalista a escala mundial, que influyeron por igual en Amé- rica y en Buropa, pusieron en entredicho la idea de un progreso continuo de la humanidad hacia una mayor cantidad de bienes materiales. Esta crisis estd en la base de cuestiones nuevas que valorizan lo econémico y 10 social motivadas como estan por la inflacién, la recesi6n y el paro. Es, +E SIMIAND (1875-1905), socidlogo y exonomista durkheimiano, Profesor del Colegio de Francia de 1982 1985. FILLE Gor La Nowell Histoire, Ret, 1978, p. 214, a a a FrangrsDosse pues, en este contexto donde se da una gran necesidad de comprender y actuar, en el que la revista Annales, que lleva el titulo de Annales d'histoire économique et sociale, responde por completo a las cuestiones de una épo- ca que desplaza su mirada de lo politica hacia lo econémico, Por otra parte, lo econémico no esper6 a 1929 para invadir el horizonte politico. Los afios veinte estuvieron dominados, aqui y allé, por grandes debates, pot grandes decisiones de orden econémico. Fue en 1921 cuando Lenin afirmé, al introducir en Rusia la NPE, que el socialismo era los soviets is la electrificaciGn; fue en estos mismos afios cuando las relaciones internacionales estuvieron dominadas (y minadas) por la cuestidn de las compensaciones. Las politicas fueron juzgadas cada vez més a tenor de sus éxitos y fracasos econémicos y el programa de izquierda en Francia sucumbié frente al muro de dinero sobre el que se alzaba un Raymond Poincaré, el cual, al restablecer el franco a su paridad oro en 1928, se asegur6 un triunfo del cual capitalizaria los resultados acto seguido en ef plano electoral. Frente a la crisis, los programas de los gobiernos se decidieron a partir de recetas econdmicas definidas. Franklin D. Roosevelt debi su eleccién en 1932 al programa del New Dea, la victoria del frente popular se debié en parte a una reaccin contra la politica inflacionista impulsada por la derecha de Gaston Doumergue o de Pierre Laval. La economia se convirtié en aquello a través de lo cual la sociedad de los | Alos veinte o treinta se pensaba, y fue en este ambiente donde la revista de historia econémica y social de Marc Bloch y Lucien Febvre se movié icomo pez en ei agua. Se da ciertamente Ia intuicién manifiesta de dos grandes historiadores, pero se da también un discurso especifico que no jhace mas que adaptarse al mundo social en el cual se enuncia. La crisis lanza un desaffo, crea la necesidad de cuantificar las variables econémicas ¥ mas atin a evolucién de los precios. En este émbito, la historiografia va 2 ver durante este periodo la aparicion de tres libros claves: el de Francois Simiand, el de Henri Hauser y el de Emest Labrousse. Fue de hecho a partir de estos estudios cuando se emprendié una historia econémica ids clentifica, giro esencial a partir del cual Pierre Chaunu detimita la arqueologia de esta forma de historia: “Todo comienza en el horizonta de 1929-1930" * “La medida entré en la historia por los precios. La revuelta sobrevino al dia siguiente de la crisis de 19295 2 SIMIAND, Recherches aucienues et outlles sur fe mowsuement général des priv de XV «x1 sce (1932) H. HAUSER (2366-1948), poner de Ia historia econémics del siglo XVt al estudiar fos origenes del captaismo madero en Francia, Recherches ef documents sur histoire des pris en France de 1500 1800 (1936). E. LABROUSSE (nacido en 1895), profesor de la Sorbons y de le VI seccidm del APHE, Esquse du moueement despite des fens e9 France eu xvi stl (1939), PR CHAUNU, Histoire scence scale SEDES, 197, p. 56. SP CHAUNU, “Chistoirestricle: bilan et perspectives, Reowe historique, 1970, p. 302 28 LarnsToma en manas En el origen de este nuevo discurso histérico codificado por la re- vista Annales, encontramos también el trauma de la guerra de 1914-1918 ¥y sus efectos. Los millones de muertos de esta larga guerra se alzan como en el film de Abel Gance, J'accuse, para recordar a los vivos sus respon sabilidades. Para el historiador esto significa el fracaso de una historia. batalla que no ha sabicio impedir ia barbarie. La voluntad resueltamente padifsta de la posiguerra (la "der des der”), a veces demasiado pacifista (Munich), incita a superar el relato de una historia puramente naciona- lista y patriotera que habia sido el credo de toda una juventud despues de la derrota de 1870. Por el contrario, se deseaba acercar las gentes, los Pueblos, y una nueva finalidad se le aparecia al discurso histérico, que desde entonces fue consierado como el instrumento posible de la paz, después de haber sido el arma de la guerra. Célestin Bouglé hizo en 1935 balance de los esfuerzos de las organizaciones, de los congresos histaricos internacionales con el mismo objetivo.® La guerra doblé las eampanas por la “Belle Epoque” en una Europa en la cual se percibian los primeros Signos del declive o dela decadencia.” Antes de la guerra todo se decidfa en Europa. El discurso eurocéntrico de los historiadores se correspondiaa Ja perfeccién con un mundo unificado por el capitalismo y dominado por Londres y Paris. Al final de la guerra, Europa se habia debilitado por la sangria humana, que elevaba a varios millones el numero de los muertos, y las destrucciones materiales, pero sobre todo por el despegue de nue. vvas potencias mucho més dindmicas como era el caso del Japén y, sobre todo, de los Estados Unidos, La imbricacion mundial de los problemas, elestado de dependencia frente al Nuevo Mundo, relativizaba el mensaje universal de los europeos y diigia el discurso hist6rico hacia la supera- én del eurocentrismo, hacia la toma en consideracién de los destinos en plural, de las civilizaciones mifltiples. Es en este contexto en el que se cuestionan las certiduumbres de la preguerra, en el que se comprende el discurso de Annales y no solamente en su evolucién propia de discurso histérico desligado de la realidad, Como dijo Lucien Febvre: “La crisis de la historia no es una enfermedad especifica que sélo afecta a la historia, En una de sus facetas, constituye el aspecto propiamente histérico de una gran crisis del espiritu humano” ® Esta crisis global, o crisis de civilizacién, no afect6 solamente al historiador, trastorné las certidumbres de todos los medios intelectuales enplena efervescencia durante los aos treinta, tal como lo mostraran Jean ‘Touchard y Pierre Andreu.? Encontramos muchos puntos en comiin entre $C: BoucLe, Biles deta sciclgie frangnise contemporaine, 1936, p.79, A. DEMANGEON, Le Dicln de "Europe, 1920.0, SPENGLER,Decin de cident, 1900 SL, FuOVRE, Combats pour Thistre, A. Colin, 1953.25 *}TOUCHARD, "Lesprit des années 1930", Tints politique dans lve fangase depuis 2» xanga Dosse lel discurso de Annales y “este espititu de los afos treinta” que animé nu- 2k }merasos movimientos juveniles de ruptura: “La revuelta se apropiaba de {lomejor de la juventud intelectual”? Nuevas revistas aparecian en estos 'aflos treinta: Plans, dirigida por Philippe Lamour; Esprit, de E. Mounier; © también Combat, L’Homme nowoemu, Les Cahiers, de Jean Pierre Maxen. ce; Reaction, de Jean de Fabrégues; Critique Sociale y, sobre todo, Ordre nouveau, de Robert Aron y Arnaud Dandiew, que juntos habfan publicado en 1931 La Décadence de la nation francaise y Le Cancer américaine. Mas alla delas diferencias entre diversos medios intelectuales, se puede hablar de una generaci6n, de una temiética en comiin: “La solidaridad ante el peligro crea entre nosotros una unidad que no han sabido construir ni maestros ni doctrinas, unidad de rechazo frente a la miseria consternadora de una época ena que todo lo que un hombre pueda amar y querer se encuentra arrancado de su origen vivo, como marchito, desnaturalizado, invertido, limado" 1! Tropezamos con los grandes combates por la historia de Lucien Febvre o de Marc Bloch. En primer lugar, “Ios grandes temas histéricos en los afos treinta, son temas anti” !"Larazén de ser del discurso de Armales arranea de la oposicisn sistematica, del total rechazo de la historiogralia dominante, o sea positivista. La identidad de Annales se forja sobre una base de contestacién a la generacién anterior, Ja de Lavisse, Seignobos, Langlois. El segundo rasgo diferenciador de estos intelectuales de los aos treinta es su rechazo de la politica. El juego politico, la vida parlamentaria, 10s partidos politicos se dejan a un lado. El Estado se vuelve sospechoso ¥ se le rechaza por ajeno a la sociedad, cuerpo haligeno que suscita en su contra una reaccién violenta: “Sean moderados, radicales, socialistas © comunistas, todos los tenores de la politica cuyos nombres se inscriben ‘con éxito en las tribunas o en las cabeceras de los diarios, estén marcados por Ia infamia: una especie de complicidad excluyente, de connivencia malsana, demasiado evidentes en el tuteo de los pasillos o en el codeo dela cantina’ La revista L’Ordre nouveau llamé a la abstencién en abril de 1936: “Se prohibe votar como se prohibe escupir en el suelo”. Con ello, L’Ordre nouveau, vivero de ideas nuevas, crefa “abolir la condicion proietaria” y sentaba las bases de “Ia Icaria del siglo xx".!5El rechazo de la politica es del todo manifiesto en Marc Bloch y Lucien Febvre. Tavieron una trayectoria estructurada sobre lo econémico y Jo social, dejando a 1789, coloquio, 1960; P ANDREU, “Les ides politiques dela jeunesse intellectulle de 19274 Ja guetce Reoue des raomux del V Académie des scien morales et politiques, 1975, pp, VPS. "P ANOREU, ia D,DEROUGEMONr, “Cahiers de revendicatons”, NRF, 20,1922, p52. 2 |-TOUCHARD, iid, p. 202 "8D, ROPs, Ordre nouveny, octubre 1938, ctado por J. TOUCHARD, id, 102, §WORORE NOUVEAL, abril 193, ctado por . TOUCHARD, bid, 102. 1B ANDRE, Lrastoma en recs ‘un lado totalmente lo politico, que para ellos ge tomaba superfluo, alea- . torio, punto muerto en su horizonte. Este espfritu de los afios treinta est! A>” también una reflexion sobre el declive, Ia decadencia, la ineficacia de las! ® 3° iWdeologias, sobre a necesidad de a revel, dsetando un gar pata olf 4° hombre como personalidad, como singulatidad: “En una palabra, se th ah de recrear una civilizacién humana” Esta reflexi6n conlleva un rechazo}e\ a Ge las dos realidad extents el capitalism con ais css contre dicciones, que da como resultado millones de parados, los regiments Yay totalitarios como el fascismo y el nazismo; pero también la solucién de uuna revolucién colectivista de corte soviético: “L/Ordre nouveau prepara Ja revolucién del orcen contra el desorden capitalista y la opresién bol- chevique..”.°7Se trata de la apuesta por una tercera via. Encontramos Jos temas que fundan el discurso de Annales esta aspiracion de un futu nuevo, modemo, liberado del Estado. Marc Bloch se pregunta sobre esta Europa amenazada por la presencia indirecta de la historia medieval en su Societé fadale. Al igual que preconiza una historia comparada, perte- rece de lleno a una generacién que multiplica las instituciones capaces de promover didlogos internacionales de especialistas.¥ Mare Bloch y Lucien Febvre participan plenamente de este espiritu de los afios treinta al lado deestos “inconformistas”, algunos de los cuales acabaron su carrera en la ‘Academia francesa (Thierry Maulnies, Daniel Rops, Robert Aron, George Tard), al gual que los contestarios de Estrasburgo acabarfan imponiendo su concepcisn de la historia a toda la comunidad historiadora. BI otro impulso que el medio historiador recibe, tactor de crisis y después de vitalidad, proviene del campo de las ciencias sociales. El Cuestionamiento del evolucionismo, la idea de progreso, desplaza la reflexién sobre la historia hacia otros derroteros, exteriores al suyo pro- pio. Este periode queda mareado por la nuevas ciencias sociales como son la lingitistica, et psicoandlisis, la antzopologia y, sobre todo, aquella ciencia que tiene por objeto la sociedad y que se sitia en las fronteras inmediatas de la historia: la sociologta, la escuela durkheimiana: “La racionalidad burguesa abandona la historia y se retira hacia la economia politica, en parte hacia la sociologia”.” Emile Durkheim*se habia encar- ¢gado del primer curso de sociologia como tal impartido en una facultad, en Burdeos en 1887, Formé escuela y, como ha demostrado V. Karady, consiguis obtener tuna posicién hegemnica en esta disciplina, Pero a la Plans, nim, p.9, ™ Progpectos de lanzamient de L-Ordrenowwwane '8 1930; Institut d'études comparées de Oslo, 1885: Fondation J. odin, de Bruselas Débats ente Allemands et Polonais sur la Stale 2A. GUERREAU, Le Féndaliome wr havizon théorique, Le Sycomore, 1980, p. 142. VKaRADY, “Durhetm, les sciences soelale et aniverste bilan d'un seminéchec”, Reou range de sociloie abl 1976 1 Frangos Dose Intento de diagrama del equipo, relaciones y especializacién A cme = Ea Las lineas que unen alas personas simbolizan las relaciones (de colaboraci6n, de en seftansa, de amistad, eteétera)consideradas de dertaimpartancia Son mésomenos gress seg in inteeidia de tales relacones. Los nombres de los principales colaboradores de VAnnee sociologique1* epoca, estén en maytisculas Puente: Ph, SESNARD, "La formation de Lequipe de L’Annéesociologiqus”, Reoue fran (alse de socilogie, enero-marz0 1978, xx sociologia le quedaba atin mucho camino por recorrer para imponerse sobre las disciplinas clésicas de la universidad, La estrategia de laescuela durkheimiana consistié en ganar terreno en una guerra de movimnientos, de conquista sobre el terreno de las vecinas ciencias del hombre, propo- niéndoles relaciones de interdependencia, ofreciéndoles sus servicios. {La joven sociologta durkheimiana se propone explicitamente como meta 3 [llevar a cabo la unificacién, bajo su batuta, del conjunto de las ciencias, {humanas, sobre el concepto de causalidad social. Con este fin ataca Ta fortaleza historiadora, disciplina fuertemente implantada en las institu- ciones universitarias. Desde 1897 dispone de un Srgano para defender sus tesis: L’ Année sociologique Emile Durkheim no niega valor a la historia, (2 Ja que considera esencial, pero modifica su status. El historiador debe |de contentarse con proveerse y recoger los materiales de los cuales se (servird el socidlogo: “La historia slo puede ser una ciencia a condicién | de alzarse por encima de lo individual; bien es verdad que entonces deja de ser ella misma para pasar a ser una de las ramas de la sociologfa” 2? El historiador que pretenda comparar, interpretar, se volverd sociélogo, y la historia no sera mas que una disciplina auxiliar de la sociologfa. Con el objetivo de la conquista de una posicién central y dominadora, los dur- Kheimianos dan prueba de una gran cohesi6n, unida a una cierta rigidez 2 Vase cuadso 2 E, DURKHEIM, L’Année soilogiqu (6), 190, pp. 245. 2 aston eu tcaps dogmética que hard fracasar su proyecto, Se lucha contra dos frentes 3 el organicismo catélico de Le Play y el socialismo. A la “divisién social del trabajo” de Karl Marx, se opone la “divisin del trabajo social”. Se ppreconiza un pensamiento de consenso engalanado con la modernidad de un discurso cientificista alimentado, en estos finales del siglo XIX, por 1 éxito del positivismo filoséfico, esfera de saber ce donde ha nacido la sociologia: "Es preciso que nuestra sociedad vuelva a tomar conciencia de su unidad orgénica... Y bien, sefiores, creo que la sociologia estd en las ‘mejores condiciones para restablecer estas icleas” * Los durkheimianos| ofrecen a los historiadores un nuevo campo de investigacisn, la sociologia religiosa, encarada como posible lenguaje comtin de una renovacién que rompa con la tradicién de estudios escolasticos desconectados de lo socal Se benefician ademas de una coyuntura universitaria favorable En un sistema universitario en renovaci6n, pueden aspirar a ocupar una plaza en tanto que gozan ya del prestigio de la Ecole normale supérieure y de la agregaciGn de flosofia. También se benefician del éxito del pensamiento de Auguste Comte, del cual Durkheim se vale. Pero Clio esti demasiado implantada y unida a los destinos de la Republica para dejarse marginar. Los durkheimianos atacan igualmente ala geogratia, de a cual critican las ‘monograffas regionales y desean que sean sustituidas por una morfologta sodal: “No basta con que haya ovejas en un pats para afirmar que ese pais posee una industria lanar’,* ironiza Francois Simiand, fustigando asi el determinismo que advierte en los grandes geégrafos de la época: Demangeon, Blanchard, Vacher, Sion... A la descripeién geogratfica que parte del suelo, del clima, los durkheimianos oponen un replanteamiento que privilegia la busqueda de causalidades situadas en la sociedad. La geogratia debe desaparecer en tanto que disciplina diferenciada, También, ‘aqui los sociélogos se mueven sobre un terreno particularmente sdlido: la escuela geogratica vidaliana en el apogeo de su gloria. En e! periodo de entreguerras, los durkheimianos tuvieron que contentarse con cuatro cétedras en la Sorbona y una plaza en el College de France, la de Marcel Mauss. Esta situacin no refleja por tanto el espiendor de una escuela de la aque Gelestin Bouglé deta en 1927 que el centro no estaba en ningtin lado ya circunferencia por todas partes.” Al fracasar sus intentos por abordar las grandes instituciones universitarias, los sociGlogos se replegaron en 28 Véase D. LINDENBERG, Le Marisme intone, Calmana-Lvy, 1975 ME. Durkiteiy, “Legon d’ouverture du cours de scence sociale’, Revue iterationale e Feccignement, XV, 1888, p48 2. KaRADy, “Strategies de ussite ot modes de fale-valoir dela socologie chez es durkhelmiens”, Revue franaie de sora, 1/1979 000, pp. 49-82. 23 SMBANb, L’Annéesocilogigue, 1, 1905-1909 p. 729 °C. BOUGLE, “Comment étude la socologie & Pans? Annales de universié de Pari, 1827, pp. 313324, 3 Francais posse la Ecole pratique des hautes études y crearon en 1924 el Institut francais de sociologie, en el cual destacan, entre sus cuarenta miembros, todos los padres fundadores del equipo de L’ Année sociologique. Este semifracaso este semiéxito de la escuela durkheimiana fue la base del nacimiento en 1929 de Annales. Lucien Febvre y Marc Bloch retomaron el programa y sobre todo Ia estrategia tentacular de los socislogos. Fl descenso del nii- mero de carreras universitarias en el periodo de entreguerras contribuy6 ai abandono de disciplinas j6venes atin no asentadas, como es el caso de la sociologia, y las disciplinas con mas raigambre desplazaron a las in- novaciones.” La renovaciGn que se impuso provino de la vieja disciplina hist6rica: “L ‘Année sociologique fue para Marc Bloch poco mas 0 menos to que Annales para la gente de mi edad”. ® Uno de los padrinos de la linea de Annales resulté ser Emile Durkheim, de quien Marc Bloch se reconocfa deudor: “Nos ensefi6 a pensar con més profundidad, a tocar més de cerca Jos problemas, a pensar, me atrevo a decir, con buenos resultados” ** Una bomba de efectos retardados estall6 en 1903 en la nueva re vista de Henri Berr: Revue de synthése historique; la hab(a preparado un joven socidlogo de treinta aftos, Francois Simiand. Su explosive articulo, “Méthode historique et science sociale”, constituye el desafio més radical que la disciplina hist6rica haya conocido, una verdadera OPA. Se encuadca dentro de un dispositivo global de ofensiva conducido por la sociolo- ‘fa, la cual emplaza a los historiadores a rendirse ante sus argumentos, someterse a su problematica y convertirse en recolectores empiricos de ‘materiales interpretables por la sola ciencia social con vocacién nomolé- gice, lasociologia, Tomando por esencial la obra metodol6gica de Charles Seignobos aparecida en 1901, La Méthode historique appliguée auc sciences sociales, Frangois Simiand arroja al charco un guijarro devastador. Invita los historiadores a liberarse de sus oropeles para renovar y retomat la metafora de Bacon acerca de “los idolos de tribu de los historiadores”. Son tres, todos ellos initiles. En primer lugar, “el fdolo politico, o sea el estudio dominante, 0 al menos la perpetua preocupacién por la historia politica” a él se aftaden “el fdolo individual o la costumbre inveterada de concebir la historia come historia de los individuos’, y, por fin, “el ‘dolo cronolégico, o sea la costumbre de perderse en los estudios de los orfgenes”.® Asf, pone abiertamente en entredicho la capacidad de esta 2 Bouglé, Fauconnet, Davy, Halbwachs, Mans Simiand. 2 |. HEILBRON, “Les métamorphoses du durkheimisne: 1920-1940", Rowe range de socilogi, abl punio 1985, p. 225 9G. Dusy, prefacio a L'Apalgie pour Phistie, de M. BLOCH, A. Colin, ey 1974 8 SUBLOCH, Apalgie pour histte p27 SE SIMMAND, “Méthode historique et science sodale", Revue de syne historique, 1903, recogido en Annies, 1960, p. 117, id Lamstona ex mans vieja disciplina instalada que es Ia historia para constituirse en modo de conocimiento positivo, Por el contrario, Ia joven sociologia pretende ser “el corpus de las ciencias sociales”. Invita a los historiadozes a pasar | del fenémeno singular al regular, a las relaciones estables que permiten | entresacar leyes, sistemas de causalidad. Les conmina a desplazar su) K observacion de lo individual a lo social. En efecto, a comiertzos del siglo XXIa literatura historiogréfica se confina en la esfera politica, a la que se dedican mas de la mitad de as tesis y més de las tres cuartas partes de los DES y de las tesinas. Por lo que se refiee al idolo individual, los estudios bbiogratficos contabilizan hasta 1904mas de le mitad de las tesis, pero desde la postguerra decrecen sensiblemente para no sepresentar més del 17% durante el periodo 1919-1938. Esta intervencién de Francois Simiand constituye una pieza més de un conjunto de debates y controversias que afecta a todas las ciencias humanas y especialmente alas de cardcter his- ‘rico 0 socioldgico, las cuales se disputan el control del mismo campo de saber. Desde 1894, Pierre Lacombe publica una primera edicién “| ae L'Histoire considerée comme science. Le asigna a la historia una perspectiva| SoC*¢}y sociolégica, una biisqueda de leyes. Antes de que lo hiciese Simiand,,\y St" invita a los historiadores a distanciarse de los acontecimientos, de todo! aquello que se presenta con caracter de tnico o singular, pues es propio} de una ciencia establecer paralelismosy constantes. El director de la Revwe| historique pareci6 sensibilizado por las eriticas formuladas y manifest6 su deseo de una historia renovada que se abriese a lentos movimientos y a condiciones econdmicas y sociales més propiciasalaclaboraciéndeleyes. Pero una tal evolucién no fue secundada por el establishment hist6rico. Allreaceie? contrario, éste se reagrupé en torno de un libro-manifiesto, que queria ser NS 98% una contraofensiva a la ofensiva de los sociGlogos, La Méthode historique |3e 4° appliquée a les sciences sociales, de Charles Seignobos, aparecido en 1901, j word Seignobos niega a la sociologia el primer lugar en el seno de las ciencias} sociales y considera alos historiadores como los inicos dirigentes. Con este) libro se declara la guerra. Es en este contexto en el que Francois Simiand ‘emprendis la lucha y lo hizo en un combate que ai principio parecié un “error téctico”™ para una escuela durkheimiana que més bien tenfa por costumbre promover relaciones de complementariedad. Esta ruptura su- puso més bien un repliegue dela comunidad de historiadores en si misma, Ademés, con ello Simiand se privé de un aliado virtual, los historiadores renovadores tipo Paul Mantoux, Gabriel Monod, eteétera,””en relacién al 2 R. CHARTER y J REVEL “L. Febyre et ls sciences sociales", Histrens et géngrmphes, 2/1973, p. 430. °50, DuMOULny, Profsion histori: 19191838, tes de tects io, EHESS, 194, pp. 2356, %6Ph. BESWARD, “Lmmpéralisme socologique face A Phistore, Journdcs anil de a Société frangas de soeooge, Lil, 5/1984 2 B. MaNTOUX (1877-1950), tosis de 1906, La Révalilon inductee au XV idle en 35

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