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PROFESORADO DE EDUCACIÓN INICIAL

(Resolución N° 529/09)

Cátedra: Ciencias Sociales y su didáctica.

Actividad Práctica:
Iniciando un recorrido sobre la propia escritura:
"Mi marco teórico como futura docente"

Alumna: Palma, Giuliana


Curso: 3er año
Profesoras: Álvarez, Verónica
Cravero, María Fernanda
Fecha de entrega: 08/06/2021

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MARCO TEÓRICO

Se ha escrito mucho sobre lo que implica ser docente, sobre procesos de enseñanza

y aprendizaje, sobre el rol del alumno. Tanto hay para decir que no es fácil decidir con

qué cosas acordamos y con cuáles no. Sin embargo, considero que reencontrarse y

poder reflexionar sobre lo que hemos ido trabajando a lo largo de nuestra carrera nos

sirve más que nada para darnos cuenta de lo complejidad que implica pensarnos por

fuera de nuestro rol de estudiantes. A lo largo de este escrito resaltaré algunos puntos

que me parecen importantes y creo que son los que más se acercan a la forma en la

que imagino mi práctica docente.

Desde el nacimiento nos vinculamos con otros, establecemos lazos sociales que nos

integran a la cultura, esto requiere un proceso de aprendizaje. El ser humano es un ser

epistémico que accede al conocimiento de su entorno natural, social y cultural para

encontrarle sentido al mundo. El docente entonces será un facilitador de construcción de

conocimientos basados en su deseo de enseñar.

El aprendizaje tiene distintas definiciones que responden a una corriente de

pensamiento. Estas se diferencian en la concepción que tienen del proceso en el que se

integran, transforman y conservan los conocimientos, las necesidades e intereses que

tiene el sujeto, su estructura cognitiva y su capacidad crítica. Particularmente acuerdo

con el concepto de Vigotski, quien plantea que el aprendizaje es un proceso de

internalización de la cultura, donde a partir de funciones cognitivas interpersonales e

intrapersonales se llega al aprendizaje.

Comprender los procesos de aprendizaje requieren que sean pensados en un marco

de intercambio con situaciones, socioculturales e intersubjetivas, particulares. Para ello

se deberán utilizar estrategias de enseñanza que orienten la actividad. Un buen docente

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es el que planifica pensando en las necesidades del grupo para potenciar las habilidades

de los niños.

Los escenarios pensados por el docente deben considerar factores como estilos de

aprendizaje, ritmos, intereses, tipos de inteligencia, demandas cognitivas que

pretendemos del alumno, la autonomía del alumno.

Ser educador implica aceptar la complejidad, pensando en que somos lo que

vivimos, lo que sentimos, somos nuestra trayectoria, comprendiendo que nuestra

concepción de alumnos no siempre se manifiesta en la realidad. De hecho, Alejandro

Grimson sostiene que el docente debe estar preparado, debe entender quiénes son sus

estudiantes, entender el contexto, las situaciones a las que están expuestos, aceptar la

diversidad en la que se puede estar inserto que, si bien siempre existió, no siempre fue

tenida en cuenta. Y debemos trabajar para y por la inclusión, donde todas las infancias se

sientan representadas dentro del sistema educativo. El docente no es solo un

representante del capital cultural dentro del aula, sino que se transforma en un referente

social significativo para los niños. Este entonces debe acompañar al niño en su

integración y apertura al conocimiento.

Retomando la idea de que el aprendizaje es un proceso de interiorización de la

cultura, Vigotski plantea que el sujeto conoce de manera activa sobre el objeto, con

instrumentos mediadores (herramientas; símbolos y signos) y de manera social y

colectiva. A mayor interacción, mayor conocimiento, ya que el ser humano es un ser

social. La interiorización del aprendizaje es la reorganización entre lo psicológico y lo

social. Y se produce un desarrollo cuando el niño es capaz de hacer el pasaje de lo social

a lo individual.

La escuela puede definirse como un ámbito donde se abandonan las certezas

familiares porque se produce e impone un nuevo entramado de relaciones, informaciones

y conocimientos que complejizan la actividad psíquica del niño. El encuentro con sus

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compañeros le ofrece la oportunidad de enriquecer su realidad, potenciar el pensamiento,

la reflexión y el aprendizaje.

El niño, el docente y sus compañeros constituyen un espacio escolar. Dentro de

este espacio el niño quiere integrarse, ser reconocido y diferenciado por el maestro. Es

un espacio de encuentro entre un sujeto que enseña y otros que se predisponen a

aprender. El espacio escolar tiene la característica de sostener vínculos triangulares:

NIÑO-DOCENTE-CONOCIMIENTO y NIÑO-DOCENTE-GRUPO DE PARES.

Otro punto que vale la pena destacar es la centralidad del juego. Dentro de los NAP

del Nivel Inicial encontramos al juego como un contenido de gran valor cultural para el

desarrollo cognitivo, ético, estético, motor y social. Es un contenido que debe ser

enseñado, que genera aprendizajes, que puede utilizarse tanto como estrategia para

enseñar como una actividad en sí y, por lo tanto, la escuela debe potenciarlo a través de

sus propuestas.

El juego se puede definir como un espacio de interacción a partir de la creación de

situaciones imaginarias, en las cuales los niños de manera voluntaria bajo una intención,

un conjunto de reglas y el deseo de jugar a, se involucran. Debe ser parte de las

propuestas didácticas ya que quedó demostrado que ejercita funciones cognitivas, los

ayuda en sus relaciones con los pares, aprende a tomar decisiones y desarrollar su

autonomía, los ayuda a resolver problemas y reducir las consecuencias de sus errores

frente a nuevas situaciones y enriquece su mundo cultural.

El juego también es una actividad social y cultural debido a que este está guiado por

una representación simbólica compartida por el grupo de pertenencia. Es decir, el niño,

antes de ingresar al jardín, juega a juegos y utiliza juguetes que su familia o su

comunidad consideran funcionales a sus ideales. Cuando el niño entra al jardín, descubre

que sus compañeros pueden compartir, o no, este ideal.

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El docente entonces, es el encargado de mediar entre la cultura familiar y la cultura

escolar que representa. Existen distintas formas de mediación por parte del docente,

como animar al niño a entrar al juego, participar del mismo, ofrecer ideas que permitan la

articulación de ideas, explicando y organizando las reglas, ayudando a mantener el juego.

Rosa Violante en una de sus conferencias hace referencia a la centralidad del juego

en el Nivel Inicial. Ella habla de que los rasgos significativos del juego deben ser: la

automotivación, es decir, que quien decide jugar siempre es el jugador, por lo tanto, si el

jugador así lo decide, cualquier situación puede transformarse en una situación lúdica.

Por eso, cuando se propone una actividad lúdica, el niño puede decidir no entrar y, en

cambio, situaciones que podrían considerarse un “no juego”, el niño puede transformarla,

eso depende de su intencionalidad. En última instancia, entonces, quién decide qué es y

qué no es juego, es la intencionalidad del jugador. La intersubjetividad, esto significa que

el juego supone la creación de un espacio compartido, de contextos de significación

compartida, donde todos los que participan de ese contexto comunicativo, comparten una

idea. Este rasgo está muy vinculado al de la ficción, porque todos los jugadores, cuando

entramos en el campo lúdico, sabemos lo que es no es, actuamos como si los objetos

fuesen verdaderos, sin embargo, sabemos que todo eso es ficcional. La ficción es la

construcción de un marco de representación ficción que otorga a las acciones un sentido

diferente que tienen esas mismas acciones en el marco real. Esta posibilidad de simular

que algo es lo que no es, es la ficción. Otra nota característica es el formato, que hace

referencia a una secuencia de segmentos previsibles encadenados entre sí.

El juego debe tener las características que estos procesos demandan, para

potenciar el desarrollo integral del niño y que habilitar el intercambio y la intersubjetividad.

En el texto “El juego como dispositivo de existencia y acto político. Aportes para una

didáctica lúdico-grupal.” Mónica Kac va fundamentando la necesidad de crear una

didáctica lúdico-grupal que se centre en la relación entre los niños, el docente y un

espacio “seguro” que genere un encuentro real entre estos actores que les dé un sentido

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existencial. Es aquí donde entra la idea de “el juego como dispositivo de existencia y acto

político”. Según el texto, un dispositivo construye a un sujeto inscribiéndole un modo, una

forma de ser y de pensar (Foucault). El niño a través del juego-movimiento (definido

dentro de una dimensión inconsciente, una dimensión de lo real y una dimensión lúdica)

crea y recrea la realidad, la subjetividad y da la libertad que otorga sentido a su

existencia, constituyéndolo como un acto político. ¿Por qué un acto político? Porque

produce un cambio en el sujeto (cambio interno), ya que es una acción pensada,

analizada, decidida y llevada a cabo, y un cambio en sus circunstancias externas, es

decir, en la dimensión de lo real. La posibilidad de reconstruir el orden simbólico a través

del juego y desestabilizar el orden precedente, lo convierte en un acto político.

Por último, todo proceso de enseñanza y aprendizaje requiere de una evaluación a

partir de una propuesta concreta. Es decir, la evaluación es un proceso de toma de

decisiones por parte del docente, que está orientada a los fines que este tenga:

 Evaluación inicial o diagnostica: este tipo de evaluación está enfocada en conocer

la situación desde la que se parte: conocimientos previos, conocimientos

erróneos, falta de conocimiento.

 Evaluación formativa o de proceso: esta práctica tiene que ver con lo que el niño

va aprendiendo día a día, que se pudo apropiar, qué hay que reforzar, cuáles son

las estrategias más adecuadas, etc., y todo lo que nos pueda servir para ajustar

nuestra planificación.

 Evaluación sumativa o de resultado: este tipo de evaluación se enfoca en ver qué

se aprendió. La idea suele ser que se genere una síntesis de lo indagado,

conocido y realizado durante el desarrollo del proceso.

 Auto-evaluación docente: destinada a que el docente piense y reflexione sobre su

propia práctica.

Cada nivel de enseñanza desarrolla distintas formas de evaluación. En el Nivel Inicial

estas prácticas adquieren formas como las observaciones con registro sistemático de la
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actividad de los chicos, análisis de sus producciones, la agenda de la sala, los informes

que se producen en relación con actividades pedagógicas realizadas y los informes de

progresos de los niños.

En la Educación Inicial predomina el interés pedagógico. Esto hace que la evaluación

suela desmerecerse por el hecho de que no se base en pautas certificantes como en

otros niveles de enseñanza. Como docentes deberíamos pensarla como una oportunidad

para evaluar de manera puramente formativa, fusionando las ideas de desarrollo y

aprendizaje.

Para evaluar debemos prever qué quisiéramos que los niños sean capaces de hacer

y fijarnos en qué medida cada uno se acercó a esta meta. Y también debemos tener en

cuenta los avances del grupo y de cada uno de los niños a lo largo del proceso,

identificando cada una de sus etapas, teniendo en cuenta los obstáculos que se pudieron

superar y las estrategias que pudieron desplegar.

Por lo tanto, se podrá concluir en que estos son los conceptos que se acercan a la

manera en la que hoy en día pienso mi labor como futura docente. Sin embargo,

considero que un buen docente debe ser flexible, no puede definirse ni atarse a una

categoría en particular. Creo que la complejidad que encierra la tarea de enseñanza hace

que ciertas concepciones sean útiles para un grupo en particular, que quizás no

funcionen con otro. Formarnos desde múltiples perspectivas e incluso seguir formándose

luego de recibidas es la clave para llegar a ser un buen docente.

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BIBLIOGRAFÍA

Anijovich, R.(compiladora) (s.f.). La evaluación significativa. Paidós.


Brailovsky, D. (2019). Las formas de enseñanza en la educación infantil. Documento del
II congreso internacional de infancias y educación. Villavicencio, Colombia.
Kac, M. (Septiembre 2011). Aportes para una didáctiva lúdico-grupal: el juego como
dispositivo de existencia y acto político. Novedades educativas.
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Schlekmenson, S. (s.f.). Ya en la escuela: el lugar de la diferencia.

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