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Transgresión marina

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El hundimiento de la zona costera oriental del Lago de Maracaibo (cuya superficie


se encuentra prácticamente al mismo nivel del mar) hizo necesario construir un
dique artificial, visible en la imagen, que evita la inundación de la ciudad por su
nivel inferior al propio Lago de Marcaibo. No obstante la escasez de lluvias en
esta parte del territorio venezolano, se han tenido que usar bombas para sacar el
agua de lluvia hacia el propio lago. El hundimiento de esta zona se debió,
evidentemente, a la extracción de millones de barriles diarios de petróleo durante
décadas, fenómeno que se repite en Nueva Orleans, Houston y muchas áreas similares
de todo el mundo.
La transgresión marina es un evento geológico por el cual el mar ocupa un terreno
continental, desplazándose la línea costera tierra adentro. Estas inundaciones (a
veces denominadas «ingresiones») se pueden producir por hundimiento de la costa y/o
por la elevación del nivel del mar (por fusión de glaciares u otro motivo).

Una transgresión siempre va acompañada por el depósito de sedimentos marinos sobre


el territorio invadido, por ejemplo favoreciendo las facies carbonatadas típicas de
plataforma continental sobre sedimentos terrígenos depositados en un ambiente
costero o fluvial previo.

Durante el Cretáceo, la expansión del suelo marino creó una cuenca relativamente
superficial del Atlántico a expensas de una profundización de la cuenca del
Pacífico. Así se redujo la capacidad de las cuencas mundiales oceánicas, causando
una elevación del nivel del mar en el mundo. A resultas de este ascenso del nivel
marino, los océanos ingresaron completamente a través de los grandes ríos como el
río de la Plata, alcanzando la costa marina lo que en la actualidad es Victoria en
la provincia de Entre Ríos a 300 km del mar actual. Igualmente ocurrió en la
porción central de Norteamérica creando el Paso marino interior occidental desde el
golfo de México hasta el océano Ártico.

El proceso opuesto a transgresión es regresión, cuando el nivel del mar desciende


relativamente, exponiendo terrenos antes sumergidos. Por ejemplo, durante la edad
de Hielo del Pleistoceno, muchísima agua fue extraída de los océanos y almacenada
como hielo en banquisas o sobre los continentes en forma de indlandsis y glaciares,
provocando un descenso de 120 m del nivel de los océanos, exponiendo el puente de
Beringia, de 1600 km, entre Alaska y Asia.

Los términos de transgresión y regresión fueron usados por Grabau en 1913, en su


obra Principles of Stratigraphy, para denominar formaciones que se extendían más
que las inferiores, en el sentido de aumento o disminución de la extensión de los
mares del pasado.1

Origen del fenómeno


A escala geológica, las transgresiones y regresiones marinas se producen por
fenómenos geológicos de larga duración, es decir, con procesos volcánicos o
tectónicos que transcurren a lo largo de miles y hasta millones de años. Así, el
Mesozoico se caracterizó por períodos de largas y extensas transgresiones con las
masas oceánicas invadiendo extensas zonas continentales e insulares.

Otros motivos pueden tener una dimensión temporal o espacial mucho más reducida,
como pueden ser los efectos de una larga explotación petrolera, que causa la
subsidencia del terreno la cual puede originar una transgresión o invasión de las
aguas marinas en las zonas petrolera de las regiones costeras.

Facies características
Distribución de facies en situaciones de transgresión y regresión.
El registro estratigráfico conserva indicios de las transgresiones y regresiones,
siendo con frecuencia fácilmente identificables, debido a las condiciones únicas
requeridas para depositar cada tipo de sedimento. Por ej., las "rocas sedimentarias
clásticas de grano grueso como arena usualmente se depositan cerca de costas, en
ambientes de alta energía; los sedimentos finos, como limo y carbonatos, se
depositan más allá de las costas, en aguas de baja energía, profundas (Monroe &
Wicander, 112).

Así, una transgresión se revela en la columna sedimentaria cuando hay un cambio de


muro a techo (de más antiguo a más reciente) de facies de costa (como areniscas con
ripples de oscilación) a otras de plataforma (como una alternancia de margas y
calizas).

Una regresión crea un patrón opuesto, con facies de costa cambiando a facies
continentales (Monroe & Wicander, 112-13). Las regresiones suelen reflejarse en las
sucesiones estratigráficas por discontinuidades estratigráficas (discordancias) de
base erosiva.

Ambos escenarios son idealizados; en la práctica la identificación de


transgresiones y regresiones puede ser bastante más compleja. Por ejemplo, una
regresión puede estar indicada por un cambio de carbonatos a lutitas, o una
transgresión por el paso de areniscas a lutitas. Los cambios laterales en las
facies son también importantes; una secuencia bien marcada de transgresión en un
área donde un mar epírico fuese muy profundo, sería distinta a otra transgresión
solo parcial en aguas más superficiales.

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