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Autor

Patiño Valencia, Edgar

Institución

 Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia)

El desarrollo motor ha sido determinado por las acciones que los niños ejecutan según su lenguaje,
motricidad y coordinación. Al nacer, el niño empieza una experiencia de vida y de movimiento,
sujeta a cambios positivos como lo es el crecimiento y desarrollo de sus funciones psicomotoras.
Pero además de estos cambios, el niño está expuesto a vivenciar estados negativos como lo son: los
trastornos psicomotrices, los cuales dificultan una calidad de vida óptima e implican problemas
sociales y personales. Si dichos trastornos se identifican a tiempo a través de escalas que faciliten la
observación de las deficiencias y el estado de desarrollo motor actual, los educadores, los
profesionales o personas que están en contacto con estos niños, podrán determinar intervenciones
oportunas que contribuyan con el mantenimiento de las funciones actualmente adquiridas; y un
desarrollo de las que aún pueden ser efectuadas por él. En la presente investigación, se evaluó el
estado de desarrollo psicomotor de un grupo de 68 niños: 34 niños y 34 niñas, pertenecientes al
Hogar Infantil Ormaza de la comuna nor-oriental de Pereira. La evaluación se realizó a través del
test de Tepsi, el cual identifica el estado del desarrollo psicomotor actual y las falencias presentes
de niños entre los 2 y los 5 años, en cuanto a: coordinación, lenguaje y motricidad, componentes de
éste. Algunos de los resultados evidencian cómo las niñas tienen un mejor desempeño psicomotor
que los niños; una predisposición por parte de los niños hombres a presentar trastornos
psicomotrices, y una disminución progresiva con el aumento de la edad; específicamente entre las
edades de los 5 a los 6 años. Al fin, se considera necesario motivar a los profesionales en Ciencias
del Deporte y la Recreación, a crear y desarrollar protocolos de intervención que contribuyan con el
mejoramiento de la calidad de vida de los niños que se encuentran en estado de riesgo o retraso. De
igual forma incentivar a la construcción de procedimientos que se encaminen hacia el
mantenimiento de las funciones ya adquiridas, en especial a la edad entre los 4 y 5 años. Todo esto,
con el fin de evitar que, cuando el niño vaya creciendo, sus funciones psicomotoras se disminuyan a
grandes rasgos.
Alteraciones o problemas del desarrollo.

Cuando se hace referencia a desarrollo psicomotor normal se habla de un proceso que permite al
niño adquirir habilidades adecuadas para su edad. No obstante, como se mencionó, existe gran
variabilidad en la edad en la adquisición o alcance de diferentes habilidades. Esto es relevante
porque da cuenta de la dificultad de establecer claramente un límite entre lo “normal” y lo
“patológico”9 . En general, ambas esferas son diferenciadas con criterios de normalidad estadística
bajo los términos desvío, significación y promedio. Así Poó Argüelles5 planteó que lo patológico es
apartarse de una manera significativa de lo esperado para la edad, en un área concreta o en la
globalidad e Illingworth sostuvo lo único que se puede decir es que cuanto más lejos del promedio
se encuentre un niño, en cualquier aspecto, es menos probable que sea normal5 . En esta
perspectiva, cuando el DPM presenta características peculiares o diferentes a la “norma”, se está en
presencia de alteraciones o problemas del desarrollo. ¿Pero cuán apartado de la norma debe estar el
DPM para ser considerado patológico? En general es sencillo estar de acuerdo en lo “muy
patológico”, pero no tanto cuando se intentan definir ciertas alteraciones o trastornos, que pueden
discurrir entre ambos extremos. El DPM puede presentar variantes o alteraciones diversas. El
retraso psicomotor, los diferentes tipos de trastornos del desarrollo y los problemas inaparentes del
desarrollo son ejemplos de este tipo de alteraciones. El retraso psicomotor es uno de los cuadros
más frecuentemente detectados en niños pequeños. Narbona y Schlumberger10 lo definieron como
un diagnóstico provisional, en donde los logros del desarrollo de un determinado niño durante sus
primeros tres años de vida aparecen con una secuencia lenta para su edad y/o cualitativamente
alterada. El término retraso psicomotor, entonces, se suele mantener hasta que pueda establecerse
un diagnóstico definitivo a través de pruebas formales11.

El desarrollo psicomotor puede definirse como la interrelación entre factores internos, como la
maduración y desarrollo del Sistema Nervioso Central, y factores externos-relacionales que
incluyen la interacción entre el sujeto y el ambiente, como la estimulación, el aprendizaje, y las
condiciones socioeconómicas y demográficas (Cobos Álvarez, 2007). La adquisición y desarrollo
de las habilidades motoras fundamentales se produce durante los primeros seis años de vida del
niño, momento a partir del cual las destrezas práxicas y motoras se perfeccionarán a través de la
ejecución de las actividades de la vida diaria (Bardid, Deconinck, Descamps, et al., 2013). El
adecuado desarrollo psicomotor desde edades tempranas es de vital importancia para el desarrollo
holístico e integral del niño, así como para su correcto desempeño ocupacional (Blank, Smits-
Engelsman, Polatajko y Wilson, 2014; Magalhães, Cardoso y Missiuna, 2011). Los niños con
problemas en su desarrollo psicomotor experimentan severas dificultades durante sus actividades
diarias, principalmente en las ocupaciones propias de la edad escolar, como el juego y las
actividades deportivas, la participación social y, muy especialmente, el desempeño escolar (King-
Dowling, Missiuna, Rodriguez, Greenway y

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