Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pues bien, en lo que afecta al SNU, de la lectura de la LINCE creo que merece la pena
destacar 2 aspectos (hay muchos más pero el tiempo de las intervenciones no da para
más). Como decía, podemos destacar 2 aspectos, que serán sobre los que centraré mi
intervención:
Antes de nada, me gustaría señalar que, en relación con estas dos cuestiones, no
podemos decir que nos encontremos ante medidas innovadoras o completamente
desconocidas en el ámbito de la CAEx.
Así, respecto del art. 10 LINCE, nos encontramos con un procedimiento similar
aplicable en la autorización de parques eólicos.
Por su lado, respecto de la CP, tampoco podemos concluir que nos encontremos ante
una institución nueva en el derecho urbanístico de Extremadura. En este sentido,
conviene señalar que la CP ya se recogía en la redacción original de la Ley del Suelo (si
bien sin el grado de detalle que introde la LINCE). Es más, ya en el año 2000, con
ocasión del Libro Blanco del Proyecto de Ley del Suelo de Extremadura, se destacaba la
figura como una “novedad flexibilizadora en la intervención administrativa previa”.
El régimen especial que se instaura a través del art. 10 LINCE se centra básicamente en
sustituir los efectos propios de la calificación urbanística del art. 18 LSOTEX por la
Pues bien, del contenido del art. 10 LINCE, interesan destacar algunas cuestiones
relacionadas con el informe urbanístico que prevé la norma ya que será el elemento
determinante para que la DIA pueda producir los efectos propios de la calificación
urbanística, es decir, atribución de aprovechamiento urbanístico y control de legalidad
de la actuación.
En primer lugar, en cuanto su contenido ya que hay que tener en cuenta que aunque la
LINCE prevea que el informe se referirá “a la no prohibición de usos y a los
condicionantes urbanísticos que la instalación deba cumplir”, entiendo que dicho
contenido debería complementarse con el contenido propio de toda calificación
urbanística. Es decir, el previsto por el art. 27 LSOTEX: reforestación, restauración, etc.
En este sentido, entiendo que sería recomendable que se aclarara tal cuestión en sede
reglamentaria regulando las relaciones entre la DIA, el informe urbanístico y la licencia
correspondiente así como el carácter temporal de todas ellas.
Antes que nada, les adelanto que, según mi opinión y sin perjuicio evidentemente de
otras opiniones más autorizadas que la mía, entiendo que la calificación sigue siendo
necesaria cuando los actos sujetos a CP pretendan desarrollarse sobre SNU, siempre y
cuando, naturalmente, la calificación sea necesaria de acuerdo con el régimen jurídico
del SNU previsto por la LSOTEX.
En este sentido, entiendo que lo más adecuado desde un punto de vista urbanístico y de
ordenación territorial debe pasar por el mantenimiento del régimen concurrencial
impropio previsto por la LSOTEX si bien añadiendo al binomio calificación-licencia,
uno nuevo: calificación-CP.
Por tanto, para apreciar la necesidad de calificación urbanística, bastaría con cotejar los
actos sujetos a CP con aquellos que requieren calificación urbanística de acuerdo con la
LSOTEX deduciendo que cuando se produzca una coincidencia el acto ha de sujetarse
previamente a calificación. En este sentido la situación podría quedar aproximadamente
como se refleja en el cuadro que aparece en pantalla.
h. Las obras que hayan de realizarse con carácter Art. 187. Sólo sobre suelo
provisional. urbanizable o SNU común.
Pues bien, la supresión del trámite previo de calificación en los actos sujetos a CP –
cuando la precisen- podría interpretarse en el sentido de entender que los efectos
constitutivos propios de la calificación (es decir, la atribución de aprovechamiento) se
están trasladando de la calificación a la CP, en contra, evidentemente, de los postulados
de la LSOTEX y excediendo con mucho la naturaleza jurídica de la CP que, no
olvidemos, no es más que un “acto jurídico del administrado” sin aptitud para producir,
por sí mismo, efectos jurídicos, según la definición ofrecida por el profesor García de
Enterría..
Y, por último, porque resulta una medida proporcionada, es decir, adecuada para
conseguir el objetivo que se pretende evitando con ello los riesgos y peligros que
se derivarían de la inexistencia de un control a priori. En esta cuestión debemos
destacar lo que ya ha advertido la doctrina cuando afirma que la inoperancia de
las medidas de control a posteriori (en particular, la demolición) podría terminar
por consolidar muchas edificaciones por la vía de los hechos consumados.
Pues bien, del conjunto de estas previsiones podemos apreciar que no siempre se
utilizan conceptos jurídicos determinados sino que aluden más bien a conceptos
indeterminados que exigen una labor de concreción.
Además, hay que tener en cuenta que, dentro del procedimiento de CP, el art. 173 exige
que a la misma se acompañe de “fotocopia de las autorizaciones que legalmente sean
preceptivas”, entre las que podrían incluirse, en su caso, la calificación urbanística
cuando resulte procedente.
Así, trasladando este supuesto al ámbito del SNU, habría que entender que no cabría
presentar la CP hasta que se hubiera obtenido la previa calificación urbanística.
No obstante, la puesta en práctica de este supuesto requeriría abordar las necesarias
reformas procedimentales que habilitaran mecanismos adecuados tanto para que los
promotores pudieran presentar directamente las solicitudes de calificación urbanística,
como para asegurar la necesaria comunicación y coordinación con los Ayuntamientos.
Las obras que hayan de realizarse con carácter provisional (ap. i).
Respecto de las obras que hayan de realizarse con carácter provisional, cabría
realizar las siguientes reflexiones:
En esta línea, debe resaltarse la opinión de algún sector doctrinal que niegan
rotundamente que este tipo de obras puedan sujetarse a CP basándose en que en
tales casos se estaría dejando en manos de los promotores la ejecución del
planeamiento.
Por excepción, el art. 25 de la misma norma establece una serie de excepciones cuya
apreciación permite la división o segregación por debajo de la UMC. En concreto,
resulta de especial interés el supuesto contemplado en la letra b), es decir, cuando la
porción segregada vaya a destinarse a una edificación de carácter permanente, siempre
que se haya obtenido la licencia prevista por la legislación urbanística.
Por tanto, aun cuando la LINCE sujete, con carácter general, las divisiones y
segregaciones a CP, la necesidad de obtener la previa autorización de la
Administración agraria debería seguir siendo exigible.
Todo ello, sin perjuicio de que, según el procedimiento de CP previsto por el art. 173
LSOTEX se exige que a la misma se acompañe de “fotocopia de las autorizaciones que
legalmente sean preceptivas”.