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Decía la leyenda:
Que aquel que llegara a mirar los ojos de las caracolas
Encontraría el amor
De una ninfa marina.
Damir
Al oír esto
Palideció tanto
Que las arenas blancas
Chillaron y quemaron sus pies.
¡Un Nifus
Quiero ser ¡
¡Un Nifus
Para amar
A una ninfa
De Mar ¡
Enloquecido
Se sumergió en una ola gigante
Y gritó.
Minutos después el cuerpo de Damir yacía en la arena caliente lleno de algas. Lejos un muy
muy atolondrado huía en estampida sin mirar atrás.
El padre se acercó sonriente y le dijo:
“Existe una posibilidad “
Damir saltó como si dentro de su Corazón galoparan cien mil unicornios de metal.
Sus pies parecían mil caballos blancos despavoridos en estampida invernal.
Corría sin darse cuenta detrás del muy muy Argelo mientras gritaba:
“¡OH, te amaré, te amaré ninfa del mar! “-
Una piedra poma y un erizo seco pusieron fin a su estridencia de abril.
Cayó de bruces estampando su primer beso en la arena caliente quien, solícita, mostró sus labios
grises y coquetos de sal.
“¿Dónde encontraré la caracola de los ojos negros? ¿Dónde padre la encontraré?””
“Nadie lo sabe hijo mío, nadie lo sabe”
Decía el padre mientras extendía sus redes mirando el mar.
Un pelícano abría su pico y miles de peces escapaban sonriendo al sol.
- "Una vez tu abuela me contó:
Que si el mar lograba sentir la profunda tristeza del amor de un adolescente. Lloraba por él.
Sus lágrimas se convertían en caracolas multicolores y en sus ojos negros verías el amor.
Pero hijo las leyendas son leyendas. "
Y diciendo esto se marchó. Cogió su red.
Subió a la bolichera y se fue a pescar.
Un cangrejo de cuatro ojos insistía caminar hacia adelante aunque iba al revés.
Damir se quedó inmóvil mirando sentado el amanecer.
La aurora jalaba los cabellos del sol. Este sonreía en su luz.
El rocío de la mañana perfumaba a las pardelas señoritas vestidas de etiqueta gris y picos de
color azul.
Su adolescente mirada de madera escarbada.
Su verano azul,
Su otoño marrón,
Su invierno verde,
Su primavera roja,
Quince veces vistas y marcadas en su piel .
Su durazno corazón, semejante a un bosque enardecido, crearon una confusión parecida a mil
tormentas.
Y su alma, bosque de ilusiones, empezó a deshojar sus hojas blancas sin cesar.
El mar abrió sus alas.
No pudo soportar esas lágrimas de amor y lloró, lloró, y lloró.
En segundos…
cientos de caracolas multicolores poblaron las orillas del mar.
A Damir le bastó mirar una, justo en el momento que despertaban, para morir.
Una de ellas,
Abrió sus hermosos ojos negros que aceitunada el universo entero.
Tanta belleza duró tan solo tres segundos. Y un suspiro para vivir.
Inmediatamente, todas, al mismo tiempo.
Cerraban sus ojos y morían.
Mientras se convertían en espumas de mar.
Entonces los cabellos de Damir crecieron largos y ondulantes hasta llegar a sus pies.
Eran verdes como algas marinas.
Su piel se llenó de escamas doradas brillantes como el sol
Y sus ojos gríseos alcanzaron a mirar las profundidades del mar.
Unas trenzas maravillosas surgieron de las aguas.
Enredando su cuerpo como un pez en la red.
Y fue arrastrado violentamente a una velocidad
que le impedía abrir los ojos para mirar.
Las Ninfas:
Danzaban, reían, jugaban y cantaban:
Nadie se pregunte cómo ni a quién amar
Si salada es el agua del mar
Es que jamás se podrá tomar.
¿Quieres nadar?
¿Quieres amar?
¿Quieres caracolas de coral?