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CUENTOS DEL MAR 1

                           “LA CARACOLA DE LOS OJOS NEGROS”


Leyenda poética de  Paul Ruiz Atoche.

  El Mar tiene secretos que no puede contar.


  Pero tal vez los pueda  mostrar.

Damir había escuchado decir  a su abuela


Que cuándo el mar lloraba
Solían aparecer repentinamente en sus orillas
Caracolas multicolores, de ojos negros.

Permanecían tres segundos vivas


Después, morían. 

 Y  jamás nadie había llegado a tiempo


Para verlas despertar.

 Decía la leyenda:
Que aquel que llegara a  mirar los  ojos de  las caracolas
Encontraría el amor
De una ninfa marina.

 La abuela de Damir


 Murió sin  decir:
La hora, el día, el mes, 
  Ni la estación,
En que el mar  al  llorar,  
Arrojaba sus lágrimas,
Convertidas en caracolas multicolores,
A   sus  orillas.

 Desde aquel día,


En que supo de las caracolas
 Damir,
Cada madrugada
Despedía  a su  padre
Antes de internarse en el mar
Pidiéndole  que pescara una ninfa de mar para él.

 El padre  respondía:


“Aún tu Corazón de adolescente debe esperar
El amor, hijo  mío, 
Solo llegará a ti  
Cuando el mar
Deje de danzar”.

-¡El mar  no dejará de danzar nunca!


 ¿Nunca conoceré el amor?
¿Ese mágico elíxir
Que alumbra los ojos
De los hombres ciegos?

 “Las ninfas marinas


No aman adolescentes
Que  habitan lejos 
De las arenas
De sal
Murmuró  el  padre. 

“Las ninfas, amado hijo


Cuando  quieren amar;
Extienden sus largas cabelleras
De perlas rosadas
Y blancos arrecifes”

Las  trenzan  en formas de red.

 Cabelleras  como  puentes


Entre el cielo y el mar
Danzan con caballitos de mar
Delfines azules,
Cangrejos  matutinos
Y manta rayas coquetas de nácar
Y cristal”.

  Dicen que cuando esto sucede 


Aparece el Nifus.
Un hermoso  joven
De cabellos verdes,
Piel de escamas, 
Ojos gríseos
Y de mirada azul...

Dicen que  habita 


En los cabellos  del sol.
 
Eso  hijo mío
Sucede
Cada
Cinco siglos.

Pero nadie  ha  llevado la cuenta.


Nadie  sabe cuándo sucederá”.

 Damir 
Al oír esto
 Palideció tanto
Que las arenas  blancas 
Chillaron y quemaron sus pies. 

Sus ojos  se clavaron en el horizonte  


Y corrió al mar  gritando:

¡Un  Nifus
Quiero ser ¡

¡Un Nifus
 Para amar 
A una ninfa 
De Mar ¡  

Enloquecido
Se sumergió en una ola  gigante
Y  gritó.

 Eran sus primeros gritos


 Soñando  el  amor.

 El mar empezó a agitarse


Sus olas crecieron hasta llegar al cielo
Los lobos marinos aullaban
Las gaviotas
Se precipitaban en las olas gigantescas 
Como saetas enloquecidas

Y el viento dejó de soplar.

  Minutos  después el cuerpo de Damir yacía  en  la arena caliente lleno de algas. Lejos un muy
muy atolondrado huía en estampida sin mirar  atrás.
 El padre se acercó sonriente y le dijo:
“Existe una posibilidad “
Damir saltó como si dentro de su Corazón galoparan cien mil unicornios de metal.
Sus pies  parecían mil caballos blancos despavoridos en  estampida invernal.
 Corría  sin darse cuenta detrás del muy muy Argelo mientras  gritaba: 
 “¡OH,  te  amaré, te  amaré  ninfa  del mar! “-
 Una piedra poma y un erizo seco pusieron fin a su estridencia de abril.
Cayó de bruces estampando su primer beso en la arena caliente quien, solícita, mostró sus labios
grises y coquetos de sal.
 “¿Dónde encontraré  la caracola de los ojos  negros? ¿Dónde  padre la encontraré?””
“Nadie lo sabe hijo  mío, nadie lo sabe”
Decía el padre mientras extendía sus redes mirando el mar.
 Un pelícano abría su  pico y miles de peces escapaban sonriendo al sol.
  - "Una vez tu  abuela me  contó:
Que si el mar lograba sentir  la profunda tristeza del amor de un adolescente. Lloraba por él.
Sus lágrimas se convertían en caracolas multicolores  y en sus ojos negros verías el amor.
Pero hijo las leyendas son leyendas. "
 Y  diciendo esto se marchó. Cogió su red.
Subió a la bolichera y se fue  a pescar.
 Un cangrejo de cuatro  ojos insistía caminar  hacia adelante  aunque iba al revés.
 Damir se quedó inmóvil mirando sentado el amanecer.
La aurora jalaba los cabellos del sol. Este  sonreía en su  luz.
El rocío de la mañana perfumaba a las pardelas señoritas vestidas de etiqueta  gris  y   picos  de
color azul.
 Su adolescente mirada   de madera  escarbada.
Su  verano azul,
Su  otoño marrón,
Su  invierno verde,
Su primavera roja,
Quince veces  vistas  y marcadas  en su piel .
Su  durazno corazón, semejante  a un bosque enardecido, crearon una confusión parecida a mil 
tormentas.
Y  su alma, bosque de  ilusiones, empezó a deshojar  sus hojas blancas sin cesar.
  El mar abrió sus alas.
No pudo soportar esas lágrimas de amor y lloró, lloró, y  lloró.
 En segundos…
cientos de caracolas multicolores  poblaron las orillas del mar.
 A Damir  le bastó mirar una, justo en el momento que despertaban,  para morir. 
Una de ellas,
Abrió sus hermosos ojos negros que  aceitunada  el universo entero.
 Tanta belleza duró tan solo tres segundos. Y un suspiro para vivir.   
Inmediatamente, todas, al mismo tiempo.
Cerraban sus ojos y  morían.
Mientras se convertían en  espumas de mar.
 Entonces los cabellos de Damir crecieron largos y ondulantes hasta llegar  a sus  pies.
Eran verdes como algas  marinas.
Su piel se llenó  de escamas doradas brillantes como el sol
Y sus ojos gríseos alcanzaron a mirar las profundidades del mar.
 Unas trenzas maravillosas surgieron de las aguas.
Enredando su  cuerpo como un pez en la red.
Y  fue arrastrado violentamente  a una velocidad  
que le impedía  abrir los ojos  para  mirar.

 Las Ninfas:
Danzaban, reían, jugaban y cantaban:
 
Nadie se pregunte  cómo ni a quién amar
Si salada es el agua del mar 
Es que jamás se podrá tomar.

 Nunca cruces los puentes del mar


Si no eres pez para qué nadar
No se puede ver el cielo debajo del mar.

 ¿Quieres nadar?
¿Quieres amar?
¿Quieres  caracolas de coral?

Si no conoces las alas del mar


 Y aún no has probado
 Dos tercios de sal
Deja de soñar.

 Si aún  tu alma sin olas  está 


Y los peces no dejan de nadar
No busques nunca tu pareja 
 Debajo del mar.

 Tanta belleza era incomprensible.


No  podía ni siquiera  mantener  sus ojos abiertos más de tres segundos.
Las Ninfas se quedaron inmóviles.
Se detuvo el tiempo.
Y el mundo marino se silenció.
 Una de ellas, Calíroe
Avanzó  hacia él.
Un chillido que pareció salir del vientre del mar
se convirtió en un enjambre de pulpos
Y las aguas se volvieron  rojas
Y lloró la estrella de mar.
 Damir convertido en Nifus
Tenía dedos en las manos
Se cerraron sus ojos.
Su Corazón se paralizó.
El último aliento como agua se fugó.
Sonidos de tambores marinos sintió  en el alma entera vibrar. 
Fue   expulsado como  expulsan su  hambre  los niños tiernos del sur.
 Cuando abrió los ojos
Estaba sentado en la orilla mirando el mar.
Su cabello era largo pero blanco.
Sus ojos dos estrellas de mar.
Su Mirada un extraño rubí.
Su piel arrugada como escamas de sal.
Y sus manos,  aletas de pez.
  El mar besó sus pies y en tres  segundos,
Damir empezó a convertirse en arena  verde y azul.
Un amarillo delfín equivocado de amor 
Nadaba en el horizonte
 Persiguiendo feliz a la  foca  azul.
 A la distancia
Un viejo pescador  le gritaba  a  su hijo:

“Hijo mío despierta, toma tu caracola.


Ahí dentro encontrarás los ojos del mar”     
      
                                                                                FIN
 Septiembre del 2005-corregido Junio 2006

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