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Simón Perez

Fecha 17/10/2017

Resumen 2° Parcial Psicoaná lisis III


Transferencia
Lacan dice que sin transferencia no hay análisis.
Siempre que nos dirigimos a alguien, nos dirigimos a un otro con minúscula pero al mismo tiempo
le hablamos a ese Otro con mayúsculas. Si no estuviera esto por estructura, no habría posibilidad
de análisis.
Freud cuando habla de transferencia habla del amor de transferencia, en esa relación entre el
analista y el paciente y que posición tiene que tener el analista frente al paciente.
Lacan va a situar la transferencia mayormente en relación con el saber, lo que engendra ese amor
es el saber.
Lacan dice que hay una suposición del saber, que en la transferencia está en juego el saber.
Amamos al analista porque le imponemos un saber, incluso dice, amamos a Dios no porque es
omnipotente sino porque sabe.
De lo que se trata la transferencia es de esa suposición de saber. Ese saber, va a decir Lacan más
adelante, que la fórmula es el sujeto supuesto saber.
Hay un saber que se le supone al analista, pero hay otra forma de pensar esta fórmula, y es que
hay un saber inconsciente, un saber no sabido, hay un saber propio de la cadena significante, y a
ese saber por estructura le supongo un sujeto, es decir, nosotros no concebimos que el
significante nos determina, sino que le suponemos un sujeto que encarna ese saber.
Fundamentalmente tenemos que pensar que en la cadena significante hay un saber, que es el
saber inconsciente, uno no es libre porque está sobredeterminado, y esa sobredeterminación
constituye un saber1.
Los significantes están organizados en múltiples cadenas que nos anteceden, forman el Otro con
mayúsculas, estas cadenas se ponen en juego, interaccionan, sin que haya nadie que este
moviendo los hilos, simplemente se articulan entre sí. Ese discurso me gobierna, me determina,
entonces, el saber inconsciente es un saber sin sujeto.
El inconsciente es el discurso del Otro con mayúscula, es decir, que el discurso del Otro me
antecede y me determina.
Entonces, Sujeto supuesto Saber es que a ese saber por estructura le suponemos un sujeto, le
suponemos un alguien que sabe. Y esto es lo que va a posibilitar que haya transferencia.
Saber es un saber de la cadena significante, un encadenamiento de significantes (es el aspecto
simbólico), la vertiente de lo imaginario es el amor y el odio (en transferencia). Y el aspecto real
tiene que ver con lo pulsional en la transferencia.

Seminario XI: Lacan habla de la presencia del analista. Freud decía que algo de la persona del
analista aparece ahí, en el momento en que las asociaciones se detienen.
Lacan plantea el esquema de la Nasa, es un circulo que en lugar de estar cerrado, tiene una parte
abierta en el que está la “a”, de lo que se trata no es de lo que entra sino de lo que sale, de ese
1
En términos freudiano: El síntoma está hecho de palabras y yo ignoro que está hecho de
palabras. Ejemplo: ¿por qué no puedo mover el codo? No tiene que ver con el codo, sino que tiene
que ver con la palabra codo, que se vincula con otras palabras y ahí se armó el síntoma. El síntoma
está hecho de palabras, significantes, y ese conjunto de significantes planteados dentro de mi
historia constituyen un saber sobre eso que repite.
Simón Perez
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lugar salen los significantes, sale el saber, salen las asociaciones, hay un momento en que las
asociaciones se detienen, que ese lugar de salida se tapa, se detiene, se obtura, en ese lugar de
salida está la presencia del analista ahí taponando, aparece el analista como objeto (a) ahí se
detiene la cadena significante y aparece el objeto, lo libidinal, lo pulsional en juego. Lacan llama
este movimiento apertura y cierre del inconsciente, en ese cierre aparece el analista, “no me sale
nada”.
Lacan va a llamar transferencia en el momento en el que se cierra, donde aparece la presencia del
analista, es el momento donde se juega lo pulsional, donde está el cuerpo implicado.
Acá es donde se pone en juego el deseo del analista, no es lo que el analista quiere, sino es una
posición, que Lacan dice es un enigma (una x), el paciente arma un discurso en transferencia, ese
discurso conlleva un punto de enigma, un punto de no saber, y el analista debe operar desde ahí.
Cuando Lacan plantea la cuestión de la transferencia hay un cierto riesgo, el analista por otorgarle
un lugar de saber puede ser colocado en el lugar de Ideal del yo (el lugar desde el cual me mido,
pero me mido en tanto quiero ser amado, es el lugar en el cual busco ser amado), entonces si el
analista queda en el lugar de ideal, el paciente va a maniobrar para proponerse como amado, para
parecer amable, para que el analista lo ame. La salida del análisis tiene que ver con eso, que el
paciente se identifique al analista.
Si el analista se pone en el lugar de enigma (de no saber), de ese lugar, uno no se puede
identificar, porque no hay nada en que identificarse.
El deseo del analista también tiene que ver sobre el final del análisis, de la caída del lugar de saber,
para que el paciente se posicione de manera diferente frente a la falta.
En la neurosis (todo neurótico se tiene que arreglar con la castración), el Otro tiene una falta, el
Otro está castrado, el Otro desea, entonces, el neurótico se la tiene que arreglar con el deseo. Hay
una dificultad con el deseo, que haya Otro deseante, que haya Otro que esté castrado, también
supone que el Otro no tiene todas las respuestas, y la respuesta más importante que me
sostendría, no la tiene, ¿que soy yo para ese deseo?, ¿qué lugar ocupo yo para ese deseo? no hay
ningún significante en el Otro con mayúscula que me pueda responder, no sé si soy o no su falta.
Ya que el Otro no me puede responder, el sujeto inventa una respuesta ante la falta en el Otro,
ésta respuesta es lo que Lacan llama “el fantasma”, es esa fantasía primordial diría Freud, que
hago para responderme qué lugar tengo en el deseo del Otro. El sujeto se propone como el objeto
que le falta al Otro (si el sujeto desea es porque le falta algo, entonces me propongo como ese
algo que el Otro perdió).
El Otro perdió un objeto, que es la perdida original, ese objeto que vendría a completar al Otro,
una de las forma de llamarlo es “Objeto a”.
Ante esa falta en el Otro, hay varias respuestas, una es el fantasma, otra es hacer síntoma, algo
que venga a tapar esa falta, porque esa falta me angustia. Otra manera de tapar esa falta es
mediante el ideal, si el análisis termina identificando al analista como ideal, lo que hago es tapar
esa falta. Entonces el análisis no tiene que terminar poniendo algo de analista como ideal porque
tapo esa falta, la salida del análisis tiene que consistir en una posición nueva respecto de esa
falta. El análisis terminaría por el lado del objeto, porque por el lado del significante el análisis no
termina.2

2
El fantasma en la clínica
Pegan a un niño (acerca de la fantasía de ser pegado)
Simón Perez
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EL GRAFO DEL DESEO


Lacan comienza a constituir este grafo en el Seminario V “las formaciones del inconsciente” (1957-
1958), lo continua en el Seminario VI “El deseo y su interpretación” (1958-1959) y va a dar su
versión definitiva en un Escrito de septiembre en 1960 que se llama “Subversión del sujeto y
dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”.
Lacan se pregunta para qué nos serviría este grafo. Y responde:
“… nos serviría para presentar dónde se sitúa el deseo en relación con un sujeto definido a
través de su articulación por el significante.”
Va a ligar la cuestión del deseo con la cuestión del sujeto y el lenguaje. EL deseo y el sujeto van a
estar ligado a una estructura de lenguaje.
Cuando la metonimia discursiva se interrumpe aparece una formación del inconsciente por lo
tanto, emerge el sujeto del inconsciente. Como efecto.
Grafo 1

S → S’ es la cadena significante. Un significante refiere a otro significante. Esto es lo que hacemos


cuando hablamos, encadenamos un significante con otro.
Lo que grafica aquí Lacan es el encuentro de un vector que va desde el SUJETO MÍTICO DE LA
NECESIDAD hasta EL SUJETO BARRADO (es el vector del recorrido de la constitución subjetiva,
cadena de la intencionalidad, lo que quiero decir) con otro vector que es la cadena significante.
Este simple esquema, al que nombra célula elemental, es la base del grafo. Que es el encuentro
del viviente con el lenguaje.
Grafo 2:
Simón Perez
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Lacan introduce una letra Delta (letra griega) que es el sujeto mítico de la necesidad. Lo que hay
antes de la estructura es mítico, es aquello que se pierde. Es el lenguaje que nos antecede el que
introduce una perdida originaria. Esa necesidad es modificada por el ingreso al lenguaje. Sujeto
porque hay alguien que demanda (demanda de amor).
Partimos entonces, de un sujeto afectado por el significante que se va a encontrar con el punto de
intersección (A), que es el cruce con el lugar del Otro. A este punto Lacan lo define como el lugar
del TESORO DEL SIGNIFICANTE, es decir, el lugar donde está la batería significante, ese lugar es el
Otro. En el cruce de la izquierda, s(A), se encuentra EL SIGNIFICADO DEL OTRO.
La flecha de arriba es LA INTENCIONALIDAD (queremos decir algo) y llegamos a un punto S(A), que
es la producción de un sentido, de un significado pero que Lacan designa Significado del Otro. ¿Por
qué del Otro? Por la sanción. Porque el Otro es el que sanciona el sentido.
Al final del recorrido del vector nos encontramos con I (A). Esto es EL IDEAL DEL YO. Este no es el
Ideal del yo del Edipo porque aquí estamos en el primer tiempo del Edipo. Pero Lacan va a decir
que es ideal en tanto RASGO UNARIO.
En el medio tenemos m e i (a).
m (moi) es el YO ESPECULAR. i (a) es LA IMAGEN ESPECULAR (del otro) como semejante. Aquí
tenemos el estadio del espejo. Encontramos la primera identificación en tanto imaginaria.
Hasta aquí podemos decir que tenemos un sujeto que para hablar se va a referir a un Otro como
tesoro del significante, y que va a producir un sentido, pero que es un sentido que sanciona
también el otro y de ese tránsito va a quedar una marca como un rasgo. Cuando hablamos de moi,
hablamos del yo cuerpo, en un principio el yo se soporta en el cuerpo, no se soporta en otras
características. El yo comienza cuando “el niño se reconoce en el espejo”, es en tanto cuerpo.

Continuamos con la tercera parte. Le agregamos dos líneas. Aparece una d. Arriba dice Che vuoi?
es decir: ¿QUÉ ME QUIERE? Si lo argentinizamos podríamos poner la pregunta de la Coca Sarli
tranquilamente… ¿QUÉ PRETENDE USTED DE MÍ?

La d es el deseo. Apareció el deseo. Y lo que está enfrente Sujeto barrado-rombo (que


en francés se dice “losange”)-a minúscula.
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En el primer piso, el sujeto se dirige a un Otro (necesariamente) para satisfacer la necesidad. Ese
Otro brinda la “acción específica” para satisfacerla. Hay algo del lenguaje, que va a pasar por el
Otro y que deja una marca. Esto va a estar articulado a esa primera identificación que tiene que
ver con la constitución del cuerpo.
Pero, dice Lacan, hay un momento en el que el Otro no responde. No hay ningún significante que
responda que hay una falta en la estructura, que hay un límite en lo simbólico.
Esto significa, en términos lógicos, que si el Otro no está es porque quiere algo más allá del niño.
ANTE EL DESEO DEL OTRO, ANTE LA FALTA DEL OTRO APARECE LA ANGUSTIA. Porque el sujeto,
que hasta ese momento es el OBJETO del deseo materno, ya no tiene ese lugar. La pregunta es EL
ENIGMA DEL DESEO DEL OTRO. ¿Qué quiere el Otro de mí? ¿Qué lugar tengo en el deseo del Otro?
Ante esa pregunta, aparece una primera respuesta que es EL FANTASMA.

Al grafo podemos partirlo de manera vertical, a la derecha tenemos el lado del Otro y a la
izquierda tenemos al sujeto.

Grafo completo.
Lacan incorpora lo que llama “Segundo piso”.

Esta es la escritura de LA PULSIÓN. La pulsión es la relación que tiene EL SUJETO con la


DEMANDA DEL OTRO (D).
Este es el SIGNIFICANTE DEL OTRO BARRADO. Es lo que significa el deseo del Otro. . En
ese lugar también podemos ubicar EL LUGAR DE LA ANGUSTIA. Este lugar se produce porque el
Otro es deseante, porque desea otra cosa.
En el momento en que aparece el deseo del Otro, aparece la angustia, porque el Otro desea otra
cosa y no se sabe qué desea (por sobre todo porque el Otro tampoco sabe qué es lo que desea
porque el deseo es inconsciente). El deseo, en términos psicoanalíticos, es inconsciente.
Simón Perez
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A partir del encuentro con el tesoro del significante no podemos hablar más de necesidad porque
la necesidad queda perdida. A partir de ahora va a ser LA DEMANDA, que es lo que el Otro va a
introducir como respuesta.
En la función de la pulsión está la demanda, porque eso que es la demanda, que es la respuesta
del otro, es lo que va a fijar pulsionalmente al niño.
Enfrente de d (el deseo) tenemos a EL FANTASMA. El fantasma es una fantasía en busca
de la respuesta de que soy para el deseo del Otro. Como el Otro no nos responde respecto de la
falta, porque el Otro también está en falta, el sujeto se posiciona, se propone como ese objeto que
le falta al Otro y que lo completaría, es una escena inconsciente y es simbólico. Por eso, en el
esquema, está enfrentado al deseo. El fantasma sostiene al deseo. Tenemos que decir que el
neurótico vive en un engaño, en el engaño fantasmático.
Para Lacan, EL FANTASMA es un modo de responder a la angustia que significa el deseo o la
castración del Otro.
Frente a esto, el sujeto no puede quedar angustiado, porque la angustia es un estado breve. Las
salidas van a ser diversas: el síntoma o el acto. Pero, la primera respuesta es el fantasma.
El objetivo de todo este mecanismo va a estar relacionado con completar al Otro, porque la
angustia aparece porque el Otro está barrado. Entonces “el sujeto se hace objeto en el fantasma”
en función de completar al otro.
En ese punto, Lacan va a localizar al fantasma. Va a decir que la pulsión es un montaje
presubjetivo (la demanda va a fijar ciertos puntos a nivel de la pulsión previo a la constitución
subjetiva, por eso, la pulsión es lo no domesticable). Cuando pasamos al otro lado y llegamos a
este punto, que es la respuesta fantasmática, Lacan va a decir que el fantasma es un montaje
subjetivo.
Simón Perez
Fecha 17/10/2017

El SINTOMA
El síntoma es la vía de entrada al análisis.
El fantasma que es inconsciente, es una fantasía que el Sujeto se propone frente al Otro castrado,
es una posición ante la falta del Otro, es ofrecerse como objeto del Otro, lo hace sentir completo.
Una de las respuestas del Sujeto a la falta del Otro, es el significado del Otro. Lo que va ahí es el
síntoma.
El síntoma es una formación del inconsciente, es un compromiso entre el deseo y la demanda,
pero consideramos que el síntoma es en transferencia, sino no es síntoma.
Para que haya síntoma tiene que haber algo del orden del malestar, y este malestar es percibido
como un cuerpo extraño. Ahí hay una significación que me es desconocida, hay un saber en juego,
hay un “porque hago esto” que se me escapa, porque cuando supongo que hay una razón que se
me escapa estoy suponiendo un saber, ya está la posibilidad de la transferencia. Eso tiene un
sentido que se me escapa, tiene un sentido que yo no alcanzo ver. Si supongo que tiene un sentido
y lo desconozco estoy en el S (A), el sentido de esto, lo que esto quería decir, viene sancionado del
lugar del Otro.
Entonces, el síntoma es un mensaje dirigido al Otro con mayúsculas. El síntoma es una respuesta
del sujeto a la falta del Otro, entonces no hay que suprimirlo porque si no nos encontramos con la
angustia, al síntoma hay que desplegarlo en la cadena significante. El síntoma es una manera de
responder a la falta y a la angustia, a eso que no tiene inscripción. El sujeto se ofrece como eso
que tapona la falta en el Otro, el síntoma viene a tapar la falta en el Otro a costa de un
sufrimiento. En el síntoma hay una posición fantasmatica frente a la falta.
El síntoma tiene dos caras, una cara significante, es eso que se descifra. La envoltura formal del
síntoma, lo que cuenta no es tanto lo que digo, sino como lo digo y ahí se descifra. El aspecto
significante del síntoma, es un aspecto de relación entre significantes.
Lacan al principio de la obra, va a decir que el síntoma es una metáfora, es decir, que en todo
síntoma encontramos un significante que está sustituyendo a otro y lo que tengo que hacer es
buscar esa conexión, advertir esa relación con los significantes.
La otra cara del síntoma que lo hace diferente a las otras formaciones del inconsciente, es que
tiene un aspecto de goce, de satisfacción pulsional.
El neurótico se pregunta que desea el Otro, y trata de responderse a partir de la demanda del
Otro.
El síntoma es la respuesta que tiene que ser desplegada, la cuestión no es suprimirlo, sino que hay
que darle lugar, y es una respuesta valiosa del sujeto. Freud nos previene que hay que tener
cuidado con el querer curar, sino que hay que desplegar y la cura viene por añadidura.
Sobre el final de la enseñanza, Lacan plantea que hay un aspecto del síntoma que es incurable, es
decir, hay algo de sexualidad y muerte que no se inscribe, hay algo de lo real porque no se inscribe
en lo simbólico a lo que tenemos que dar respuesta, hay que arreglársela con lo real, a eso Lacan
lo va a llamar “no hay relación sexual”, es algo donde ese Otro no nos responde, y cada uno
responde con su propia invención sobre eso, eso es el aspecto incurable del síntoma.
Simón Perez
Fecha 17/10/2017

Duelo
Es una reacción frente a la perdida. Lacan parte del duelo para explicar la melancolía.
Freud dice que la realidad nos informa de una perdida, y a partir de eso nos obligamos a realizar
un trabajo de duelo, que es retirar las cargas de libido de esos objetos, que las cargas vuelvan
hacia el yo, y luego investir nuevos objetos.
Lacan tiene una concepción del duelo que es diferente a Freud.
Allouch hace críticas a texto de Duelo y Melancolía de Freud. Una de ella es que la realidad no
puede informarnos de la perdida, la realidad solamente nos informa de lo que hay, y no nos puede
informar de lo que no hay, es un límite de lo simbólico. Porque sexualidad y muerte no se inscribe.
El gran Otro da posibilidades de hacer algo con esa perdida, la posibilidad de inscribir cosas.
Otra crítica es a la noción de trabajo, para Lacan, no se trata de un trabajo sino que se va a tratar
de un acto. El acto tiene que ver con lo simbólico, es una acción que tiene implicancias simbólicas,
porque resulta de una transformación del sujeto, un cambio de posición. Algo del orden del acto
se tiene que poner en juego en el duelo.
Lacan plantea el acto por la vía del sujeto, no por la vía del yo. Hay sujeto porque hay un viviente
que se encuentra con el lenguaje y tiene que pasar por el lugar del Otro, como ese viviente resulta
capturado en el lugar del Otro, queda dividido. El sujeto, es esa división que el yo ignora. Ese
sujeto es sujeto a partir del Otro, es en el encuentro con el significante que surge este sujeto.
Este sujeto está afectado de algo, que nosotros llamamos “falta en ser”, que no tiene ser, no tiene
identidad, no tiene sí mismo. El sujeto se identifica a significantes, pero el sujeto no es ese
significante, no tiene ser. Entonces, ese sujeto que es una falta, nace a partir de Otro, y ese Otro
desea porque está en falta, es a ese Otro al cual el sujeto se dirige preguntando que soy yo para
vos y el Otro no tiene con qué responderle. Ese sujeto no sabe qué lugar tiene para el Otro, y ahí
donde el Otro no me responde, inventa una respuesta y ahí aparece el fantasma, es decir, que ya
que no hay ningún significante del Otro que me diga qué valor tengo yo para el Otro, se va a
proponer a él mismo como eso que le falta al Otro, se va a proponer como su objeto, con gran
beneficio para el sujeto, porque puede hacer algo con la angustia, porque el Otro deja de estar en
falta, por lo tanto está a resguardo de la angustia.

Cuando pensamos el duelo a nivel del sujeto, el duelo tiene esta característica, solamente puedo
estar de duelo, por aquel que me ha alojado en el lugar de su falta. Yo era objeto de ese Otro, y
ahora que ese no está, ¿a quién le hago falta?
Entonces, como el Otro me puso en lugar de su falta, eso es lo que me cuesta perder, dejar de ser
la falta del Otro. Lo que se pone en juego en el sujeto es que el sujeto ha perdido la posibilidad de
ser la falta del objeto del Otro.
El acto tiene que ver con el significante, tiene que ver con un cambio de posición. Pero también
tiene que ver con el objeto y hay que caer de ese lugar de objeto. Todo neurótico tiene que perder
ser el falo de la madre, sino no hay deseo.
El duelo trae un agujero en lo real, e implica todo un esfuerzo poner en juego lo simbólico para
hacer algo con ese agujero.
Simón Perez
Fecha 17/10/2017

Pulsió n y repetició n
En Freud cuando plantea la cuestión de la pulsión de muerte, va a decir, que toda pulsión es un
impulso a volver a un estado anterior, a un estado inorgánico.

En el seminario 2 aparece en la enseñanza de Lacan, el Gran Otro, donde articula la cuestión de lo


simbólico con el Otro con mayúsculas, momento de primacía de lo simbólico. Lo simbólico es un
orden, una organización de “elementos”, este elemento es llamado significante, este significante
existe porque está integrado en un orden, existe porque se opone a otros significantes. Ese orden
nos antecede y nos determina.

La repetición está ligada a un significante. La repetición se trata de un deseo, y está dada por ese
orden simbólico que les impone a todos una conducta y una repetición.
Lacan va a llamar automatismo (automático) de repetición, porque la cadena significante impone
un automatismo, un orden de repetición que uno a veces no advierte. Lo simbólico está construido
con muchas series asociativas de significantes, y determinados significantes se asocian con otras
series que nos determinan. Estamos sumergidos en un orden que funciona solo, y es el mismo
orden quien introduce las repeticiones, el orden significante nos determina a nosotros por fuera
de nuestra voluntad, lo que decimos está determinado sin que nosotros lo sepamos.
Lacan va a decir que el significante nos hace repetir porque hay un automatismo. Lo simbólico
tiene una memoria propia, y se impone sola. Un orden simbólico que tiene repeticiones que se
escapan de nuestro dominio.
Los significantes se articulan entre sí e insisten, repetimos porque el significante insiste, vuelve,
porque el sistema simbólico es un orden de combinaciones que introduce la repetición.
Lacan piensa lo libidinal (pulsiones de vida) como en el eje imaginario, y piensa la compulsión de
repetición, lo mortífero como esta repetición simbólica, que excede al principio del placer.

Seminario 11 “Los cuatros conceptos fundamentales del psicoanálisis (Inconsciente- transferencia


- pulsión y repetición”. Hay un vuelco hacia lo real, encuentra un límite en lo simbólico.
Entre estos dos seminarios (2y11), Lacan piensa que el Otro no está completo, está barrado.

Entonces si pensamos la repetición, lo simbólico no alcanza, hay algo de real.


Tyche – Automaton (Dos palabras de Aristóteles que usa en la física). Como el campo simbólico
está incompleto, no todo va a caer todo dentro de la Ley.
Lacan va a hablar de ley y de causa, la ley como ley de significante, pero la causa no es parte de la
cadena significante, sino que va a estar por fuera. Con lo cual quiere decir que no hay un
determinismo absoluto (no todo pasa por algo), es decir, que no todo se reduce a un saber, no
todo está determinado, hay algo que queda afuera.
La idea de causa, es algo que está por fuera, no forma parte de la cadena significante, pero
interfiere en ella.
La representación es en el campo de lo simbólico, lo que es tramitable, en la cadena significante,
pero lo traumático lo tomamos como la causa, lo que no puede ingresar en lo simbólico, sin
embargo lo determina en cierto sentido, lo pone a trabajar. La causa del trauma, en el caso que es
real.
Simón Perez
Fecha 17/10/2017

Lacan toma dos palabras Tyche: fortuna, Automaton: azar. Cuando habla de Tyche, dice que hay
un encuentro con lo real, con lo inasimilable, con lo que el Otro no tiene respuesta, no tiene
manera de tramitarlo. Y eso resulta traumático porque no tengo recursos para tramitarlo.
Entonces la Tyche es el encuentro fallido con lo real, es decir, que lo real no lo puedo inscribir,
porque no cesa de no inscribirse, y ahí está el orden de la repetición, eso insiste, eso vuelve. La
repetición es un intento fallido de inscribirse. Entonces la repetición aparece ligada a lo real.
Automaton es la red de significante, lo que permite tramitar, en la experiencia no se da por
separado.
Seminario 11, Lacan sigue diciendo que estamos determinados por el significante, pero no puede
ser solamente simbólico, porque hay un simbólico en falta, hay algo de lo real en juego, es un
momento que empieza a construir la primacía de lo real.
Que haya algo de real, es que hay un modo de satisfacción pulsional en juego, es decir, está
diciendo que en toda estructura hay algo traumático, Lacan va a terminar diciendo que “no hay
relación sexual”.
Simón Perez
Fecha 17/10/2017

Alienació n y separació n
Son dos operaciones que se dan permanentemente y tiene que ver con lo que se llama causación
del sujeto.
El significante introduce algo que se le escapa, algo que se le va más allá, es decir, que lo simbolice
tiene una falta, no cubre todo. El sujeto surge del significante, pero cuando el significante no cubre
todo ¿qué pasa?
Lacan va a plantear la causa como algo que está por fuera del significante pero que tiene
incidencia, está en el lugar de causa. El sujeto surge a partir del Otro, el sujeto nunca está primero,
primero está el Otro.
El sujeto no encuentra en el Otro ningún significante que lo signifique en tanto tal. Los
significantes pueden representarlo pero ninguno lo significa. Y esto es porque todos los
significantes están bajo la misma ley, existen en relación a otros significantes.
El Otro responde con sentido pero no puede dar esos significantes $ (falta del significante que no
está en el Otro), entonces ese sujeto es una falta, un vacío, no tiene ser.
Hay un significante que lo va a representar, si bien el sujeto está representado, nunca ingresa
como tal, el sujeto tiene que elegir entre el SER o SENTIR, sí o sí siempre pierde el ser y se ve
obligado a elegir el sentido, y esta operación se da por estructura.

Ser Sin sentido Sentido

Lacan pone acá el sin sentido, este significante determina por fuera del sentido. La significación
implica un corte, que se ponga de manifiesto.

El sujeto surge del significante, el sujeto es una falta, no tiene ser y debido a esto el sujeto se
identifica a un significante (que no es uno solo).
Alienación viene de Alio (en latín, volverse otro), es decir, que surge a partir de ese Otro, surge a
partir del significante. El sujeto no puede estar en la cadena significante sino que está
representado. El sujeto siempre pierde el ser y por estructura tiene que elegir el sentido.

Separación
El Otro está en falta, no recubre todo, está castrado A, se encuentra que el Otro desea, está en
falta y que no tiene todas las respuestas.
Simón Perez
Fecha 17/10/2017

Lacan va a hablar del intervalo, que es la separación entre un significante y otro, y que el efecto
que eso trae es que el sentido se vuelve equivoco (que puede ser uno o el otro significante), este
equivoco se opone a univoco.

Significante de intervalo. En ese intervalo está la falta del Otro,


el deseo, la castración del Otro.
$ S1 S2
Espacio en el que no hay respuesta. Y ahí el sujeto se ofrece como la
falta del Otro.

Intervalo quiere decir que opera la ley del significante pero que es equivoco. Pero por sobre todo
el intervalo es el punto donde el sujeto se encuentra con la opacidad del Otro, lo que el Otro no le
sabe decir. Y es ahí donde el sujeto se encuentra con el deseo del Otro, con la falta del Otro.
Al encontrarse con ese intervalo, el sujeto se tiene que inventar la respuesta, es así que se
propone a sí mismo como esa falta que el Otro perdió, eso que hace que se movilice.
Hay un lugar de intersección que es el lugar de la falta del Otro, y la falta del sujeto. El sujeto
puesto en la falta del Otro es el objeto “a”, que es el lugar de la falta de ambos.

Objeto “a”: es el objeto perdido, es causa del deseo. Es una falta de


$ a S1 S2 objeto y que tiene que caer, es la extracción del Objeto a.

La separación habilita una mayor distancia respecto de los significantes del Otro.
Otra lectura es que el objeto “a” es causa de deseo, es decir, es el objeto que causa un deseo, que
permite una posición deseante.
El objeto “a” no es simbólico, porque no es un significante, sino que ese objeto es real. Al
significante hay algo que siempre se le escapa, no logra cerrar esa brecha.
El objeto “a”, va a tener que ver con el goce.
En la psicosis aparece la vos y la mirada del Otro en forma alucinatoria, porque eso no se cae.
La recuperación es parcial.
Hay algo que está fuera del significante que es una modalidad pulsional.

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