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IVAN DARIO ANGULO

AUTOR CONTEMPORANEO (I)


PROFESOR JUAN CARLOS AGUIRRE

Prejuicios que han impedido la reiteración de la pregunta por el ser

En Ser y tiempo, Heidegger nos dice que esta pregunta ha caído en el olvido,
aunque «el Heidegger tardío tenderá cada vez más a caracterizar la pregunta por
el ser como una pregunta que el pensamiento occidental no ha planteado, de
forma que este descuido de la pregunta por el ser se ha acabado convirtiendo en
la rúbrica de la ontología tradicional. Heidegger nos dice entonces que, respecto
de esta pregunta se mantienen ciertos prejuicios acerca del ser que han impedido
la pregunta histórica acerca de su sentido. Estos prejuícios son fundamentalmente
tres: Que el Ser es lo más universal y por tanto está exento de discusión. Que el
Ser es indefinible y no cabe plantearlo dentro de una pregunta. Y que   el Ser es un
concepto evidente por sí mismo. 

Pero la cuestión que plantea Heidegger por qué es necesario recuperar esta
pregunta. Y contesta que «el hecho de que vivamos ya siempre en una
comprensión del ser y que el sentido del ser esté a la vez velado en la oscuridad,
prueba la necesidad fundamental de reiterar la pregunta por el sentido del ser. 
Grodin alega contra esta argumentación que no es suficiente, pues eso mismo le
pasa a muchos otros conceptos y no consideramos que sea fundamental plantear
esta pregunta aunque tampoco haya por qué evitarla. Tal vez por eso Heidegger
fundamentará de otra forma el por qué de este problema centrándose en
la irrechazabilidad para el  Dasein del cuidado por el ser . En el parágrafo este
cuidado aparece como un elemento trascendental, por lo que es imposible para el 
Dasein esquivar esta pregunta: el hombre es el ente que cuida del ser, que se
ocupa de él, que está en una precomprensión de él que determina su propio ser,
como si «ser hombre» significase tener una precomprensión del ser, estar a su
cuidado, ocupado en él. Incluso cuando el  Dasein elude esta pregunta, eso
mismo es ya un modo de estar ocupándose de la cuestión.Dasein quiere decir por
tanto también para Heidegger, estar colocado ante esta pregunta, aunque se la
esquive.
Estructura formal de la pregunta por el ser.
En este parágrafo Heidegger parece comportarse como un filósofo analítico que
trata de elucidar el significado del concepto «ser». Para argumentar la necesidad
de la pregunta Heidegger dirige la investigación a la forma que tiene todo
preguntar. En toda pregunta hay que distinguir qué se pregunta lo puesto en
cuestión), a quién se pregunta y lo preguntado (aquello que se pretende saber.
En principio Heidegger nos dice que se está preguntando por el Ser. Este ser es el
ser del ente con lo que el primer paso filosófico en la comprensión del problema
consiste en no confundir el ser con un ente diferencia ontológica. El ser exige un
modo propio de ser mostrado que se distinga del descubrimiento del ente. El Ser
es el ser del ente, pero no es el ente. Aquí está ya planteado uno de los temas
fundamentales de la filosofía heideggeriana, incluso antes de la problemática del 
Dasein, la Diferencia Ontológica.

Esta diferencia apunta a la idea de que el ser no se deja concebir del modo de la
conceptualidad que se ajusta a los entes. En este sentido Heidegger no dejó de
ensayar a lo largo de su filosofía un modo de acceder o plantear de forma
suficiente la cuestión del ser, ya fuera a través de la poesía o a través del silencio
Podría decirse que el problema de Heidegger está ya planteado en Hegel, puesto
que es el problema del metalenguaje, cómo encontrar un lenguaje que sea capaz
de hablar del ser, un lenguaje del lenguaje. Hegel identifica el ser con el absoluto y
entonces piensa que ese lenguaje es el propio despliegue del absoluto que se
reconoce a sí mismo en el espíritu. Heidegger ensayará otras opciones
   
Pronto Heidegger dirige la pregunta por el ser a un ente específico, el hombre, el  
Dasein. ¿Por qué? Porque el ser por el que preguntamos está ahí y ese ahí del
ser es precisamente el hombre. Por eso para elucidar la pregunta por el ser
Heidegger da un aparente viraje antropológico y se interroga por el hombre, el cual
es el “ahí del ser. La pregunta es ¿de qué modo está el ser ahí? Heidegger
responde señalando que estamos ya desde siempre en una comprensión del ser,
aunque no podamos fijar conceptualmente lo que es. Si lo que interrogamos es el
ser, en esta pregunta ya debe estar de alguna manera a nuestra disposición el
esbozo de una respuesta. Esto significa que el ser se nos da como un “ahí”, como
un modo de comprenderlo, que es precisamente lo que Heidegger quiere elucidar
al interrogar al hombre. Se trata, por tanto, de aclarar conceptualmente lo que en
principio se nos da de forma vaga. Pero hay que señalar una cosa: aunque la
pregunta de partida es la pregunta por el ser, el viraje antropológico heideggeriano
hay que comprenderlo como el intento de esclarecer de qué modo se nos da el ser
a los hombres, de qué modo lo comprendemos, no lo que es el ser en sí. Puede
que por esta razón Ser y Tiempo sea un texto fracasado ya que intenta
comprender qué es el ser a partir del modo de comprenderlo desde un ente y esto
arroja un resultado imposible.
Llamamos ente a muchas cosas: «es todo aquello de lo que hablamos, lo que
mentamos, aquello con respecto a lo cual nos comportamos de esta o aquella
manera, lo que nosotros mismos somos y el modo en como lo somos». Elaborar la
pregunta por el ser significa hacer que un ente, el que pregunta, se vuelva
transparente en su ser, ya que el planteamiento de la pregunta, que es un modo
de ser de el ente que se pregunta, está esencialmente determinada por aquello
por lo que se pregunta, el ser. Así que el planteamiento de la pregunta exige la
previa clarificación del ente que pregunta. Caemos, por tanto, en un círculo
vicioso: para elucidar lo que sea el ser debemos elucidar el ser de un ente, pero
para elucidar el ser de un ente, debemos aclarar primero lo que sea el ser.
Aparentemente hay aquí un círculo vicioso, pero es sólo aparente puesto que un
ente puede determinarse en su ser sin tener aún una noción explícita de ser; de lo
contrario no existiría ningún tipo de conocimiento ontológico. Debe haber siempre
una previa comprensión mediana del ser en la que nos movemos desde un
principio. Pero esta presunción del ser no es, de ninguna manera, un primer
principio indemostrable del que derivarían deductivamente una serie de
proposiciones.

    Las ciencias todas se limitan a examinar una región del ente, pero no el ser,
todas parten también de una precomprensión dada del ser. La pregunta por el ser
apunta, por consiguiente, a determinar las condiciones a priori de posibilidad no
sólo de las ciencias que investigan el ente en tanto tal o cual, y que por ende se
mueven ya siempre en una comprensión del ser, sino que ella apunta también a
determinar la condición de posibilidad de las ontologías mismas que anteceden a
las ciencias ónticas y las fundan.

Cotidianidad media del Dasein.


El análisis del Dasein debe partir de lo que Heidegger llama la cotidianidad media
y que no es otra cosa que la determinación del ente que, en cada caso, es el
Dasein en la posibilidad en la que se da. Con esto Heidegger nos quiere decir que
no se debe tratar de partir de una concepción previa de la existencia, sino ir a la
existencia cotidiana en que el Dasein se da. ¿Esto qué quiere decir? Heidegger
está aquí apuntando a un análisis fenomenológico cuando señala que partir de la
contidianidad consiste en tomar la existencia en su indiferente inmediatez y
regularidad. Se trata de no primar un modo de ser frente a otro, una identidad
frente a otra por ejemplo los europeos frente a los pueblos primitivos, los hombres
frente a las mujeres, la figura del santo frente a la del pecador, ni partir de un
análisis reflexivo de la existencia con el cual nos dirigimos después a la
cotidianidad esperando encontrar allí lo previamente pensado. Se trata más bien
de algo similar a lo que en el psicoanálisis se llama la «atención flotante», un
modo de escucha que trata de no destacar a priori ninguno de los elementos del
discurso, sino que pretende que las normas de la escucha sean dictadas por las
propias palabras del analizante. El objetivo de esta metodología es evitar las
trampas de la reflexión filosófica y tratar de comprender la existencia desde el
mismo despliegue que esta hace de sí misma: «cotidianidad significa justamente
que no hay distinción alguna todavía entre tipos humanos o formas peculiares de
existencia. Esto equivale a afirmar que el modo cotidiano de existencia posee un
modo de comprenderse a sí misma. 

Existenciales y categorías.
Existenciarios y categorías son las dos posibilidades fundamentales de caracteres
del ser. Ambos surgen de preguntar a los seres de distinto modo: si se les
pregunta por un quien existencia hablamos de existenciarios, mientras si se les
pregunta por un qué un ser ante los ojos entonces hablamos de categorías. Es
muy interesante cómo Heidegger explica lo que es una categoría: Heidegger
acude a la etimología kathgoreisqai que significa «acusar públicamente», decirle
algo a alguien delante de todos. En sentido ontológico, por tanto, la categoría es lo
que puede decirse públicamente de algo, hacer que un ente resulte comprensible
desde el comienzo para todos, en todo decir. O lo que es lo mismo, el previo decir
del ente que entra en todo decir. En este sentido, las categorías se dirigen siempre
no al ser, sino al ser del ente; toman como referencia, no el ser, sino el mundo, los
seres del mundo. Por el contrario, los existenciarios no resultan de preguntar por
un que, sino por un quien. Son el resultado de interrogar a la existencia Dasein, se
derivan de la existenciariedad y podemos considerarlos como los caracteres del
ser del Dasein. 

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