El problema que se considera en este ensayo podría parecer senci
llo a primera vista, pero es en realidad complejo; comprende diversos aspectos que es conveniente desmembrar. En numerosas ocasiones se ha discutido entre nosotros si se debe considerar la medicina como un arte o como una ciencia. Esta pre gunta plantea un pseudoproblema. Si ha surgido la polémica es porque no se han definido los términos, y porque como la mayor parte de las dicotomías, ésta propone dos disyuntivas que no son mutuamente ex clusivas y que no abarcan todas las modalidades de las disciplinas aca démicas o humanistas. Empecemos por el arte. El único sentido del vocablo que pro pone la Real Academia, que sería aplicable a la medicina, sería el de "un conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien alguna cosa". Esta definición, mala por lo demás como la mayoría de las definiciones rígidas y estrechas de diccionario, se refiere a la artesanía. Sería tal vez aplicable a la medicina de Hipócrates, a la medicina tradicional china, o a la homeopatía, pero no hace justicia a la medicina moderna. lis cierto que el aprendizaje y el ejercicio de la medicina incluyen numerosos capítulos esencialmente de técnica práctica, de artesanía. ^tuchos aspectos de la cirugía, por ejemplo, pertenecen a esos capí tulos. Pero la medicina no se limita a la aplicación de un conjunto de preceptos rígidos. Propone reglas tentativas de conducta y busca con- 21 22 M E M O R I A DEL COLEGIO NACIONAL
tinuamcntc su modificación y perfeccionamiento. Busca además, sin
cesar, el refinamiento de los métodos para precisar "la cosa" sobre la cual ha de actuar, para hacer diagnósticos correctos y para pasar del enfermo a los procesos patológicos. La medicina moderna es así, bas tante más que un mero arte técnico o un grupo de artesanías. Pasemos en seguida al aspecto científico. N o es posible dar una definición precisa y aceptable de la ciencia o de las ciencias. Si se toma como modelo a la física, como es habitual, y se insiste en que las leyes deben estar expresadas por ecuaciones diferenciales, y en que las teorías deben ser sometidas a cotcjaciones experimentales me- dibles, el criterio sería tan exigente que excluiría a la mayor parte de las disciphnas aceptadas como científicas. Si se adopta, por otra parte, como criterio el pragmático de la predicción, la caracterización es tan laxa que incluye cualquier conjunto de observaciones empíricas, aun cuando no sean científicas por carecer de base teórica. Pese a la vaguedad de los criterios citados, se puede decir que no existe una ciencia médica, es decir, no existe un conjunto coherente, lógico, de teorías, leyes y relaciones funcionales acerca de un grupo homogéneo de fenómenos que podamos llamar la ciencia médica. La medicina recurre a varias disciplinas descriptivas sistematiza das, la anatomía, la histología, la embriología, la bacteriología y la pa rasitología. Recurre al acopio experimental que le proporciona la far macología. Utiliza las enseñanzas de la genética. Se apoya, finalmente, en la fisiología, la bioquímica y la biofísica. De estas tres ciencias, la única que tiene autonomía científica es la fisiología, de donde es legí timo calificarla como la ciencia básica de la medicina. Sobre estos cimientos, pero descansando mucho más aún sobre una experiencia empírica secular, la medicina ha estructurado una serie de técnicas que son las que aplica para el tratamiento de los enfermos y para la prevención de las enfermedades, sus metas primordiales. Las relaciones que guarda la medicina con la fisiología son seme jantes a las que guarda la ingeniería con la física. El ingeniero aplica esta ciencia y recurre a otras disciplinas v a la experiencia empírica. Pero la ino-cniería no es una ciencia. EL MÉDICO CIENTÍFICO 23
El médico es el encargado de aplicar la medicina. Como médico
debe tener una actitud radicalmente distinta de la del hombre de ciencia. Al primero le incumbe interesarse primordialmente en un ente particular, un individuo, el enfermo, potencial o de hecho. Toda su actuación debe estar orientada por esc interés. Para el científico los eventos individuales no tienen importancia. El busca uniformidades, generalizaciones, leyes. Esa dedicación del medico al paciente particular no excluye que pueda después hacer medicina, buscar uniformidades entre los distin tos casos particulares obser\'ados. Esa búsqueda puede limitarse a la formulación de la experiencia empírica de la cual hablé antes, y lais reglas técnicas de la medicina se basan ante todo en dicha experiencia. Pero puede hacerse más fructífera al intentar correlacionar los datos empíricos con los conocimientos científicos de algunas de las discipli nas básicas. Algunos preceptos derivados exclusivamente de observa ciones empíricas pueden ser útiles, pero lo serán mucho más si a esta base se agrega un apoyo experimental y teórico. Mientras la electro cardiografía clínica se limitó a afirmar que los infartos del miocardio van habitualmcnte acompañados de una modificación del seírmcnto S - T del electrocardiograma en algunas de las derivaciones, su contri bución a la Cardiología fue efectiva, pero exigua. Cuando empezaron los electrocardiografistas a buscar una interpretación fisiológica del fe nómeno, y a utilizar las enseñanzas de la electrofisiología del corazón, su contribución al diagnóstico y a la terapia de los infartos se multi plicó importantemente. Hay otra diferencia fundamental entre el médico y el científico, entre la medicina v las ciencias. La medicina y el médico tienen una meta específica práctica: mejorar la salud de los individuos y, por ende, de los gaipos sociales. La ciencia, como las artes propiamente dichas, las que cultivan realizaciones estéticas, no tiene metas. Recordemos la frase de Kant: el arte y la ciencia son finalidades sin fines. Al hom bre de ciencia v al artista no debe preocuparles el bienestar o pro greso de la humanidad; es más, si les preocupan mermará su producti vidad creadora. El bienestar y el progreso vendrán a posteriori a 24 MEMORIA DEL COLEGIO NACIONAL
coronar sus esfuerzos, pero como factores de motivación son espúreos
en sus campos y aspiraciones. Después de estas consideraciones generales, podemos pasar a la formulación precisa de algunas de las preguntas que encierra el título de este ensayo. La primera es la de si la medicina es una ciencia, en el sentido estricto de la palabra, y ya quedó contestada negativamente. Es pre ciso, sin embargo, recalcar que para el progreso de la medicina es in dispensable la aplicación del método científico. La trilladura y la sistematización de las observaciones, debe llevarse a cabo con toda la crítica y el rigor que se aplica a las observaciones científicas. El análisis y la evaluación de los casos eventuales que cons tituyen experimentos fisiológicos realizados por la naturaleza, deben hacerse con las mismas normas que aplica el fisiólogo en su laborato rio. El control de los ensayos de una nueva droga o un nuevo método terapéutico o quirúrgico, debe realizarse con los mismos criterios que aplica el famiacólogo o el fisiólogo en sus pruebas o sus experimentos. Los conocimientos meramente cualitativos son en todo caso preli minares y pobres. El médico, como el científico, debe hacer medicio nes cada vez que es posible. Debe también buscar ecuaciones, cuando los datos lo permitan. Los números y las matemáticas son los len guajes más claros y precisos que poseemos, y la precisión del pensa miento depende ante todo de la precisión del lenguaje. La segunda pregunta es la de la importancia de los conocimientos científicos, para la educación de los médicos y para el ejercicio de la medicina. La respuesta va también implícita en las consideraciones preliminares. El medico necesita una preparación sólida en fisiología, bioquímica y biofísica y en las otras disciplinas mencionadas. Pero, para lograr esta preparación, es menester que posea conocimientos pre vios bien arraigados de todos los principios fundamentales de la física, de la química, de la fisicoquímica y de la biología general. E^stos conocimientos requieren, a su vez, cuando menos alguna fa miliaridad con el algebra, la trigonometría, la geometría analítica y el cálculo diferencial e integral. La tesis de que se puede impartir ense ñanza medica adecuada a estudiantes que ignoran hasta los rudimentos EL MÉDICO CIENTÍFICO 25
de las matemáticas, pertenece al siglo pasado. La medicina moderna
es inabordable sin una preparación básica amplia. Para aquellos que no quieran limitarse a ejercer la medicina, sino que desean contribuir a su desarrollo y progreso, no basta con este equipo científico mínimo. He dicho que habrán de aplicar el método científico en sus investigaciones clínicas. Este método no se aprende en cursos o leyendo tratados científicos. Como no se esté dotado de aptitudes intuitivas extraordinarias, sólo se adquiere por el aprendizaje. El mejor entrenamiento previo para un investigador clínico, es pasar uno o dos años en un laboratorio activo de investigación en alguna de las disciplinas básicas. Hay problemas prácticos planteados por la clínica, difíciles de re solver por la observación o experimentación clínica. Muchos de ellos serían de fácil solución, si se abordaran a través de experimentos reali zados en animales. El investigador clínico que haya pasado por alguno de esos laboratorios, estará mucho mejor capacitado para abordar estos problemas, que aquel que se haya limitado a entrenarse en hospitales. Si a los estudios científicos mencionados, se agregan los estudios propiamente médicos, la experiencia en los hospitales, y el cultivo del mínimo de humanidades indispensable para que el clínico no degenere en mero técnico especializado, la preparación del médico resulta larga, difícil y laboriosa. Así es, no se puede alcanzar pericia en un campo tan arduo y complicado sin buenas dotes, mucho trabajo y gran en tusiasmo. Pero la causa es digna del esfuerzo. La última pregunta que plantea el tema bajo consideración, es la del valor científico de las contribuciones y adquisiciones médicas. El afirmar que la medicina no es una ciencia, parecería implicar que su experiencia y sus hallazgos no pueden ayudar al desarrollo de las cien cias que en ella se aplican. Tal conclusión sería errónea. La expe riencia clínica plantea continuamente problemas que son eminentemen te svisceptibles de un análisis científico. Se podrían citar numerosos ejemplos para respaldar esta tesis. Prácticamente toda la endocrinología fue primero estudiada por los médicos; después por los fisiólogos y bioquímicos. La diabetes se co noció antes de que se encontrara la insulina; el hiperriroidismo antes de 26 MEMOEUA DEL COLEGIO NACIONAL
que se aislara la tiroxina. El tratamiento empírico de la sífilis se cono
cía cuatrocientos años antes de que se vislumbrara la acción del mer curio sobre las enzimas sulfhidrílicas del treponema, y cerca de cincuen ta años antes de que se conociera la fármaco dinamia bioquímica del arsénico. El gran matemático Wiener me dijo en alguna ocasión que las matemáticas que se desentiendan por completo de la física, de la reali dad, corren el riesgo de convertirse en estéril juego de salón. Yo pienso lo mismo de la fisiología con respecto a la medicina. Ya dije que no creo que el fisiólogo deba trabajar ni con morivación ni con criterio médico. Pero el fisiólogo que desdeñe los problemas médicos por te ner un origen prácrico adoptará un snobismo esterilizante. La mayor enseñanza cultural del Renacimiento fue la del huma nismo. Cualesquiera que sean nuestros prejuicios o ideales, la especie más interesante para el hombre es la humana. E-s importante y satis factorio conocer las peculiaridades de la fisiología del riñon de los peces. Pero además de la satisfacción que este conocimiento nos pro cure intrínsecamente, es también interesante porque nos ayuda a en tender las funciones del riñon humano. Si a mí personalmente me ha fascinado siempre el estudio del sistema ner\noso en varias especies, es porque quisiera saber cómo funciona la corteza cerebral humana y por que quisiera saber qué correlaciones hay entre esas funciones v los fenómenos que llamamos psíquicos. La clínica no es un parásito de las ciencias básicas de la medicina; la relación es cooperativa y simbiótica. Los experimentos en los hu manos son complicados y difíciles de realizar. A los clínicos toca decidir si las extrapolaciones hechas por bioquímicos, farmacólogos y fisiólogos, desde el animal hasta el hombre, son legírimas o falaces. HISTORIA