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La reflexión no es en si misma la que conduce a tener una educación más igualitaria.

Si no
que la diferencia la hace el sobre qué reflexionamos. Está claro que como docentes reflexionamos
continuamente, y eso es lo que provoca que ese accionar reflexivo individual tenga relevancia. Sin
embargo, solo cuando se reflexiona de manera colectiva sobre situaciones generales y nos
involucramos a un nivel más macro, esto quiere decir, incidir en la definición de los objetivos que
se pretenden alcanzar con la educación y la forma de logralo, participar en la creación del programa,
el funcionamiento de los centros educativos; es que el cuerpo docente va a estar reflexionando de tal
manera que tenga la posibilidad de desprenderse de las exigencias que provocan que al día de hoy
siga habiendo injusticias y desigualdades. Este involucramiento no es garantía de que ya no existan
dichas situaciones, pero es la manera de tomar responsabilidad sobre las decisiones y empezar a
andar por un camino que nos haga reflexionar de una manera crítica sobre los fines que se
persiguen.
Me gustó lo que dice Jessica sobre que “estamos arraigados por las costumbres y los hábitos
que se nos muestran, pero está en uno el poder cambiar eso, transformándolo, viendo que queremos
y que no queremos. Como lo podemos remplazar, o mejorar”, ya que es una buena descripción de lo
que significa realizar una reflexión crítica. Ahora, para poder lograr los cambios es que se hace
necesario emanciparse de esas ideas arraigadas a las que estamos sometidos. Y eso se logra
cuestionando ¿qué intereses hay en juego? ¿cuáles son los valores morales dominantes? ¿qué papel
juegan en la propia reflexión de cada enseñante? Entonces, a partir de estos cuestionamientos, según
Smyth, es que se puede hacer una reconstrucción crítica de la educación, haciéndola más justa y
equitativa. También me parece significativo que los procesos o caminos recorridos para lograr la
emancipación, van a ser tan diferentes como variados son los actores que intervienen en la
educación. Es en ese cruce de caminos en donde el profesional crítico encuentra la autonomía para
trabajar, y lo logra si es consciente de sus propios límites. Esto lo va a dotar de una sensibilidad que
le permita comprender mejor a las demás personas. Ahora bien, para que sean compatibles la visión
crítica y la independencia de juicio, es necesario que haya un cambio en un contexto más amplio
(Giroux). El cual acompañe esa visión crítica, y le de cabida a esa independencia de juicio.

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