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CRÓNICA DE MI EXPERIENCIA CON EL MEDIO ACUÁTICO

Realizado por Francisco Isai Moscoso Hidalgo

Presentado al docente, Victor Manuel Nuñez Pinilla

Lo curioso de la natación es que puedes amarla y odiarla al mismo tiempo. Someter


mi cuerpo a más de dos horas de entrenamientos con los hombros apretados y el
corazón palpitante. Odio disfrutar conteniendo la respiración mientras muevo las
piernas hacia adelante y hacia atrás, como si estuviera ejecutando mal una farsa de
delfines. Odio el hecho de que amo tanto nadar, bueno no siempre estuve tan loco
por nadar. De hecho, cuando era más joven, lo despreciaba por completo.
Personalmente no recuerdo nada de esto, pero recibo constantes recordatorios, las
patadas, los gritos, las protestas de mi madre. Evidentemente, ni siquiera la
promesa de camiones de juguete o helados podría hacerme siquiera considerar
acercarme al agua.

Luego, un cambio de escenario, nos mudamos y por suerte, el lugar al que ahora
llamaría hogar fue el hogar de la primera escuela de natación en el salitre, Bogotá,
se convertiría en una gran influencia en mi vida. Si bien mi cerebro joven y sin
desarrollar no entendía nada en ese momento, El salitre era diferente a cualquier
otra instalación de natación que hubiera visto antes. Los colores brillantes llenaron
mi visión desde el momento en que entré. Instructores sonrientes esperaron para
darme la bienvenida a la piscina. Por supuesto, no tomé nota de nada de eso;
todavía era un niño con un odio amargo por el agua, intentaba alejarme de entrar al
agua, sacando excusas que al final del día no tenían algún sentido, sino
simplemente era un capricho más.

Sin embargo, aquí estaba yo en una escuela de natación, nadando. De hecho,


estaba nadando. en comparación con lo que hago ahora, pero estaba nadando y
apenas un año antes ni siquiera metía los dedos de los pies en el agua le di la
oportunidad a entrar a este medio y poder aprender los diferentes estilos que el
deporte ofrece. Entonces, sucedió otro movimiento. Y mis padres, ahora intrigados
por lo que la escuela del Salitre hizo por mí, decidieron meterse a una escuela cerca
de casa que tenía más prestigio. En este punto, no le tenía miedo al agua, ya
anteriormente había perdido el miedo gracias a los instructores y todas esas
personas que tuvieron la fe y la paciencia conmigo. No iría tan lejos como para decir
que me encantó, pero no tuve miedo cuando me metí en una piscina.

Pasó otro año, tenía 10 años y milagrosamente todavía nadaba. Las protestas y los
gritos se fueron hace mucho, y me gradué de la escuela de Salitre. En este punto,
puedo decir que el agua y yo habíamos llegado a un acuerdo, un respeto tácito el
uno por el otro. En cuanto a mi experiencia de natación, esa fue una historia
diferente, avance rápido hasta ahora. A los 14 años de edad. Puedo decir
firmemente que me encanta nadar con todo mi corazón y es una parte fundamental
de mi vida. La natación me ha permitido conocer a algunas de mis personas
favoritas, así como conocer a personas. Disfruto despertarme a las 4:50 am para
saltar a una piscina fría y entrenar para dejar caer apenas décimas. Amo la rutina, la
gente, el deporte; nadar es lo que soy y me encanta el hecho de que puedo decir
honestamente que no lo haría de otra manera.

No he olvidado mis raíces. Todavía recuerdo mis miedos sobre el agua, cómo la
escuela del salitre me cambió y lo que me esforcé por ser. Siempre he tenido
afinidad por el agua. Antes de la pandemia que se vive actualmente estaba en la
piscina de 2 a 4 horas una o dos veces a la semana. Mi experiencia con el medio
acuático me ha ayudado alejarme de los problemas que tengo actualmente, es una
actividad que realizo con todo el agrado posible, desde mi pésima experiencia
cuando era niño ahora veo lo importante que es para mi tener un contacto con el
agua, me libera, me permite ser uno solo con el entorno, aunque no lo haga
profesionalmente, para mi siempre va a ser importante, así esté de viaje, en
cualquier lugar, poder tener la oportunidad de ingresar a un medio acuático,
necesito de él.

Desde otro punto de vista, he aprendido que con mi experiencia en el medio


acuático he sabido superar mis miedos en la vida, ya que desde pequeño tenía
temor a ahogarme, a golpearme, a no ser lo suficientemente bueno, pero al darle
una oportunidad, intentarlo, me pude dar cuenta que en la vida puedes tener
dificultades en frente tuyo, como cuando veía una piscina al frente mío como un nido
de cocodrilos esperando por matarme, pero cuando decides dar el siguiente paso, y
frente a frente luchar con tus mayores miedos, podrás vencerlos y hasta domarlos
para que nunca más vuelvan a atormentarte la vida, no hay otra manera sino
arriesgarse a seguir caminando, superando los obstáculos que la vida te presenta.
De ahí en adelante, veo como cada problema que poseo viene como ese miedo de
niño, y ahora puedo tranquilamente saltar y dar lo mejor de mi para superar todo
conflicto que posea.

Hoy en dia puedo ir a la piscina, meditar mis problemas, desahogarme, vencer mis
miedos; el medio acuático ha sido uno de los puentes por los cuales yo puedo
alcanzar mi tranquilidad, mi paz y mi estabilidad emocional, siendo además la fuente
de mantenerme en buena forma física, claro, en un principio de la historia no fue
muy buena mi experiencia, pero ahora que poseo problemas más grandes puedo
decir que vencer tus miedos es lo mejor que puedes hacer para que nunca
desfallezcas en el camino, solo hay que intentarlo, nunca tener miedo a lo
desconocido o a algo por lo que nos sentimos asustado. Solamente me queda
agradecer y seguir en esta práctica, este deporte tan hermoso como lo es la
natación y a siempre afrontar mis miedos por más difíciles que sean.

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