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Luego, un cambio de escenario, nos mudamos y por suerte, el lugar al que ahora
llamaría hogar fue el hogar de la primera escuela de natación en el salitre, Bogotá,
se convertiría en una gran influencia en mi vida. Si bien mi cerebro joven y sin
desarrollar no entendía nada en ese momento, El salitre era diferente a cualquier
otra instalación de natación que hubiera visto antes. Los colores brillantes llenaron
mi visión desde el momento en que entré. Instructores sonrientes esperaron para
darme la bienvenida a la piscina. Por supuesto, no tomé nota de nada de eso;
todavía era un niño con un odio amargo por el agua, intentaba alejarme de entrar al
agua, sacando excusas que al final del día no tenían algún sentido, sino
simplemente era un capricho más.
Pasó otro año, tenía 10 años y milagrosamente todavía nadaba. Las protestas y los
gritos se fueron hace mucho, y me gradué de la escuela de Salitre. En este punto,
puedo decir que el agua y yo habíamos llegado a un acuerdo, un respeto tácito el
uno por el otro. En cuanto a mi experiencia de natación, esa fue una historia
diferente, avance rápido hasta ahora. A los 14 años de edad. Puedo decir
firmemente que me encanta nadar con todo mi corazón y es una parte fundamental
de mi vida. La natación me ha permitido conocer a algunas de mis personas
favoritas, así como conocer a personas. Disfruto despertarme a las 4:50 am para
saltar a una piscina fría y entrenar para dejar caer apenas décimas. Amo la rutina, la
gente, el deporte; nadar es lo que soy y me encanta el hecho de que puedo decir
honestamente que no lo haría de otra manera.
No he olvidado mis raíces. Todavía recuerdo mis miedos sobre el agua, cómo la
escuela del salitre me cambió y lo que me esforcé por ser. Siempre he tenido
afinidad por el agua. Antes de la pandemia que se vive actualmente estaba en la
piscina de 2 a 4 horas una o dos veces a la semana. Mi experiencia con el medio
acuático me ha ayudado alejarme de los problemas que tengo actualmente, es una
actividad que realizo con todo el agrado posible, desde mi pésima experiencia
cuando era niño ahora veo lo importante que es para mi tener un contacto con el
agua, me libera, me permite ser uno solo con el entorno, aunque no lo haga
profesionalmente, para mi siempre va a ser importante, así esté de viaje, en
cualquier lugar, poder tener la oportunidad de ingresar a un medio acuático,
necesito de él.
Hoy en dia puedo ir a la piscina, meditar mis problemas, desahogarme, vencer mis
miedos; el medio acuático ha sido uno de los puentes por los cuales yo puedo
alcanzar mi tranquilidad, mi paz y mi estabilidad emocional, siendo además la fuente
de mantenerme en buena forma física, claro, en un principio de la historia no fue
muy buena mi experiencia, pero ahora que poseo problemas más grandes puedo
decir que vencer tus miedos es lo mejor que puedes hacer para que nunca
desfallezcas en el camino, solo hay que intentarlo, nunca tener miedo a lo
desconocido o a algo por lo que nos sentimos asustado. Solamente me queda
agradecer y seguir en esta práctica, este deporte tan hermoso como lo es la
natación y a siempre afrontar mis miedos por más difíciles que sean.