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Parcial 1 – Parte 2. DDHH. Suárez Timoteo. UADER. PEP 2021.

1- ¿Cuál es el concepto analítico que plantea Michel Wieviorka con respecto a la

memoria?

La memoria mantiene vivo lo que han sufrido aquellos que no entraron en la

historia, los que quedaron al borde del camino; ella nos dice lo que hemos

perdido —y no sólo lo que ganaron los vencedores—, devuelve el sentido a lo

que posiblemente había pero que cayó en la sombra y el silencio. La memoria

toma la marcha de la des-subjetivación cuando el trabajo de redención está por

sobre las fuerzas del que lo emprende, cuando está a la deriva, cuando su

autor pierde la calma, se enloquece, está como aplastado por un pasado que

no puede evocar seriamente. (Wieviorka, 2015:44)

La memoria muestra los resultados de la historia en la que diversos sujetos

ganaron o perdieron determinadas situaciones conflictivas. Busca despertar la

relevancia que tuvieron determinados asuntos en diversas épocas de la historia

humana,

Con este concepto de memoria, estamos mejor dotados para abordar

experiencias concretas en las que una memoria se construye, se afirma, se

inventa, se despierta, evoluciona, se transforma, guardando o no el contacto

con la verdad histórica que ella puede nutrir, o al contrario, impedir su

expresión, se institucionaliza, se reproduce. (Wievierka, 2015: 45)

Conceptualmente se pueden analizar sucesos históricos donde la memoria fue

consolidándose y evolucionando, independientemente de tener relación con la

veracidad reproducida.

Podemos inscribir el análisis de la memoria, y de las memorias singulares, en una

perspectiva general que es aquella de la sociología de la acción, interesándonos

especialmente en las formas y en los significados que vehiculizan los movimientos


colectivos de hoy y su capacidad de favorecer o no el vivir juntos y la democracia. En

este sentido, el concepto de memoria que propongo aquí no viene a nutrir una

sociología especializada en la memoria, o del tiempo. Se trata de un concepto analítico

que releva orientaciones generales, propias de las ciencias sociales cuando ellas se

emancipan de categorías clásicas y entran plenamente en el siglo XXI. (Wieviorka,

2015: 46

Rol importante posee, no tanto la sociología en cuanto a dicho concepto de

memoria, sino más bien esa perspectiva analítica, nombrada por el autor, que tiene en

cuenta diversas disposiciones sociales ocurridas en determinadas épocas de historia.

2- Según Chantal Mouffe ¿Qué rol ocupa la dimensión antagónica en una política

agonista?

Dentro de la política agonista, la dimensión antagónica se encuentra siempre

presente debido a que sucede una lucha y confrontación entre proyectos hegemónicos

contrarios que nunca podrán reconciliarse de manera legítima, y en la cual uno de

ellos necesariamente debe ser vencido por el otro.

Chantal Mouffe (2014) sostiene que “se trata de una confrontación real, pero

que se desarrolla bajo condiciones reguladas por una serie de procedimientos

democráticos aceptados por los adversarios” (p. 27-28).

Dicho autor considera que cuando solo se reconoce "lo político” en su

dimensión antagónica se puede plantear el asunto central de la política democrática.

Esta cuestión, mal que les pese a los teóricos liberales, no es como negociar con un

contrario. La política democrática plantea "sublimar” dichas esferas movilizándolas

hacia aspiraciones democráticas a partir de la creación de formas colectivas de

caracterización en torno a fines democráticos existentes.

La tesis central del “pluralismo agonista” fue elaborada con posterioridad en La

paradoja democrática, donde sostuve que una tarea clave de la política


democrática es proporcionar las instituciones que permitan que los conflictos

adopten una forma “agonista”, donde los oponentes no sean enemigos sino

adversarios entre los cuales exista un consenso conflictual. (Mouffe, 2014: 18)

Mouffe denominó al modelo de democracia “pluralismo agonista”, con el

objetivo de que los conflictos adquieran un modo agonista, teniendo en cuenta que los

mismos siempre existirán.

Aunque el consenso sin duda es necesario, debe estar acompañado 

por el disenso. Es preciso que exista consenso sobre las instituciones que 

son constitutivas de la democracia liberal y respecto de los valores ético-

políticos que deberían inspirar la asociación política. Pero siempre va a 

existir desacuerdo en torno al significado de esos valores y al modo en 

que deberían implementarse. Este consenso siempre será, por lo tanto, 

un “consenso conflictual”. (Mouffe, 2014: 27).

El autor afirma que el liberalismo niega lo conflictivo del pluralismo social por

medio de un consenso racional, cuyo resultado es relegar la dimensión antagonista.

3. Con respecto a lo que manifiesta Pilar Calveiro en su texto ¿Para qué se utiliza

la violencia resistente? 

La distinción entre las violencias que persiguen lo estatal de aquellas cuyos

objetivos son otros, como es el caso de las violencias resistentes, que mas bien

se proponen la construcción y defensa de “espacios” físicos y simbólicos

autónomos del Estado y el derecho, ampliando a su vez los alcances de la

política. (Calveiro, 2008: 37)

La violencia resistente tiene como propósito construir y defender espacios físicos

y simbólicos que resultan ser autónomos del Estado; y el derecho, de esta forma,

amplia a su vez sus alcances con respecto a la política. Utiliza ámbitos externos a lo

estatal e impide la confrontación abierta


Toda violencia fundadora implanta un derecho específico y funda un nuevo

poder, un “contrato” también restringido que, después de la violencia, establece

los derechos reconocidos y sus límites, es decir, las fronteras detrás de las

cuales se abre la excepción. (Calverio, 2008: 31)

La violencia resistente siempre muy contenida y menor se utiliza para terminar

con el monopolio de la violencia estatal, como una forma de reducirla. No hay manera

de separar, según el autor, la violencia política del Estado.

La resistencia, en cambio, recurre a formas laterales o subterráneas de

oposición. Se despliega sobre todo desde los ámbitos asignados como lugares

de control. Opera en procesos de largo plazo y suele ocurrir en los espacios

sociales que "puentean" entre lo privado y lo público-político. Actúa de manera

lateral y, por lo mismo, se dirige hacia los lugares periféricos del poder para

incidir desde allí, como tiro por elevación, sobre el centro. En apariencia se

mueve "naturalmente", disimuladamente, porque esta es la condición de su

subsistencia, pero también la razón de su fuerza. En efecto, se trata de una

potencia que no se exhibe, sino que busca y encuentra los resquicios para

protegerse en ellos y sobrevivir; tiene la fuerza del movimiento constante pero

casi imperceptible durante largos períodos, para aparecer abruptamente y

volver a "disimularse". (Calverio, 2008: 38)

La violencia resistente utiliza otros modos de confrontación, movilizándose en otros

espacios posibles de control, de manera indirecta. La misma tiene por objetivo no

perseguir al Estado sino defender los espacios físicos y simbólicos independientes de

este e intervienen desde el exterior evitando así una confrontación directa, esto no las

ni menos eficientes ni más importantes.

Bibliografía:

Mouffe, C. (2014). “¿Qué es la política agonista?” En C. Mouffe. Agonística.

Pensar el mundo políticamente. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.


Calveiro, Pilar. (2008). “Acerca de la difícil relación entre violencia y

resistencia”. En luchas contrahegemónicas y cambios políticos de América Latina.

CALCSO: Quito

Wieviorka, Mihcel. (2015). “La conciencia del tiempo: la memoria”. Museo de la

Memoria y los Derechos Humanos. Santiago, Chile

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