Está en la página 1de 2

Obra de teatro: El niño de mal carácter

Obra teatral basada en el cuento infantil “El niño de mal carácter”


Esta obra será dirigida a niños entre los 6 y 11 años, con el fin de impulsar la buena conducta y
comportamiento entre ellos, y fomentar actitudes empáticas que puedan desarrollar una buena
competencia ciudadana.

Personajes:

 Narrador
 Niño
 Padre

Escenografía:

 Casa/Parte trasera de la casa


 Cerca
 Martillo y clavos
 Vestuario del niño y del padre

Narrador: Érase una vez, la historia un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Al ver esta
situación, su padre muy preocupado por la actitud de su hijo decide darle una lección muy importante.
(el padre se dirige con una actitud reflexiva a su hijo y le entrega el martillo y la bolsa llena de clavos).
Padre: Hijo, cada vez que pierdas la calma, tendrás que clavar un clavo en la cerca que está detrás de la
casa.
(el niño, con mucha intriga y sin entender lo que pasa, recibe los implementos).
Niño: Está bien papá, ¡empezaré desde mañana!
Narrador: Muy juicioso y siguiendo las órdenes de su padre, el primer día, el niño clavó 37 clavos en la
cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días posteriores.
(el niño martillea y martillea la cerca, con mucha pereza y cansancio observa al público).
Niño: ¡Uish no! Esto me está cansando… Creo que, si sigo enojándome así, ¡tendré que clavar miles y
miles de clavos!! Debo hacer algo.
Narrador: poco a poco, el niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y mal carácter, que
clavar los clavos en la cerca.
(el niño actúa pensativo y hace cara de sorpresa y alegría).
Niño: ¡Ya sé! Debo controlar mis emociones para no clavar más clavos.
Narrador: Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez. Él había conseguido,
por fin, controlar su temperamento.
(el niño, orgulloso, va corriendo a avisar a su padre del logro).
Niño: ¡Papá, papá! ¡Al fin lo logré! ¡Ya puedo controlar mis emociones y mi mal genio!
Padre: ¡Muy bien hijo! Pero te falta un paso muy importante. Ahora, por cada día que logres controlar tu
carácter vas a sacar un clavo de la cerca.
Narrador: el niño, sin entender aún cuál es el plan de su padre, asiente de forma dudosa.
(la escena cambia al niño sacando los clavos día a día).
Narrador: Los días se pasaron y el niño ya había sacado todos los clavos de la cerca; se acerca a su padre
para contarle de su nuevo logro.
Niño: ¡Papá! Creo que ya saqué toooodos los clavos de la cerca. ¿Me podrías explicar por qué me tuve
que realizar todo este trabajo?
(el padre se acerca a su hijo de forma cariñosa, se sientan y el padre procede a contarle su plan).
Padre: Mira hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los
agujeros que quedaron en la cerca. ¡Jamás será la misma!
Niño: Pero papa, sigo sin entender…
Padre: Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas
una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará
siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.
Niño: ¿Eso quiere decir que todo lo que yo haga o diga puede afectar a las personas?
Padre: Así es hijo, por eso debes ser muy consciente y consecuente con las acciones que realices y las
palabras que digas.
Niño: ¡Gracias papá! Me enseñaste que, actuando de la mejor forma, puedo aportar a las personas que me
rodean y a la sociedad.
(el padre y el niño se abrazan).
Narrador: y así, Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron que
el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter, el impacto de sus acciones en las personas y
cómo ser más empático con las mismas para actuar de manera constructiva en la sociedad. Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado.

También podría gustarte