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ENTREVISTAS

JORGE RUEDAS DE LA SERNA

Antonio Candido: Cómo y por qué


escribí Formação da literatura
brasileira

A
ntonio Candido de Mello e Souza o, simplemente, Anto-
nio Candido, como es generalmente conocido, represen-
ta, sobre todo, al humanista que empeñó su vida, según
él mismo ha declarado, en «la búsqueda de un modo abierto e
integrador que pasa por encima de las divisiones académicas

Revista Casa de las Américas No. 268 julio-septiembre/2012 pp. 117-128


para llegar a un punto de vista coherente». Es, sin lugar a dudas,
el mayor crítico literario brasileño vivo, y uno de los mayores
de la América Latina. Profesor Emérito de la Universidad de
São Paulo, formó a muchas generaciones de estudiosos, entre
los que se cuentan maestros y críticos notables, y representa hoy
día a la más importante escuela de crítica literaria del Brasil.
Es autor de numerosísimos ensayos críticos y diversos libros,
que en gran parte han sido traducidos al francés, al inglés, al
alemán, al italiano, al polaco, al checo y al español. Su For-
mação da literatura brasileira: momentos decisivos 1750-1880 (1ra.
ed., 2 vols., São Paulo, Martins, 1959) [Formación de la literatura
brasileña] es una de las obras fundamentales para la compren-
sión del Brasil; por eso su nombre se equipara, en la cultura
contemporánea de su país, a los de Gilberto Freyre, Sérgio Buar-
que de Holanda, Caio Prado Júnior y Florestan Fernandes, quien

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escribió que Candido fue, para su generación, «el Exactamente.
mayor maestro de la universidad brasileña».1 Me había graduado de ciencias sociales y traba-
Entre muchos otros testimonios de exalumnos, jaba como asistente de sociología a tiempo parcial,
Fernando Henrique Cardoso, uno de ellos, escri- pero era, a la vez, crítico literario de un gran perió-
bió por su parte que «Antonio Candido es un gran dico. Aunque mi profesión era la sociología prefe-
profesor, […] es el intelectual por excelencia».2 ría la literatura. Quería dedicarme a ella, y en aquel
Tuve la fortuna de que aceptara ser mi orien- tiempo la Universidad estaba comenzando, no ha-
tador y el director de mi tesis doctoral en la bía mucha sistematización. Entonces se abrió un con-
Universidad de São Paulo, la cual defendí en curso para la materia de Literatura brasileña, y como
1992 y que fue aprobada «com distinção e louvor». había muy pocos licenciados en Letras capaces, y
El profesor Candido acostumbra decir que fui el profesor interino de la materia no era licenciado
«su último doctorando», pues conmigo cerró su en Letras, la legislación permitía que cualquier per-
larga carrera docente. sona que tuviera un diploma de nivel superior con-
Convencido de la importancia que represen- cursara, ya fuese veterinario, agrónomo o ingenie-
ta su obra para la crítica literaria hispanoame- ro. Me inscribí en el concurso no con la idea de
ricana, y particularmente para México, donde ganar y quedarme con la materia. Tenía veintiséis
en 2005 se le otorgó el Premio Internacional Al- años, era muy joven. Pero en la legislación de aquel
fonso Reyes, he traducido varios de sus libros al tiempo, cuando había un concurso de cátedra u opo-
español, y actualmente estoy traduciendo For- sición, las personas aprobadas en primer lugar te-
mação da literatura brasileira. nían la plaza; los otros aprobados recibían el título
La presente entrevista que el profesor Candi- de docente libre, y ese fue mi caso.
do me concedió en su casa, en São Paulo, en no- Gracias a eso en un futuro pude pasar a la litera-
viembre de 2011, forma parte de ese proyecto. tura. Fue así como en 1945 quedé docente libre de
Literatura brasileña y doctor en Letras. Para con-
JORGE RUEDAS: Profesor, Formação da literatura seguir esto último hice una tesis sobre Sílvio Rome-
brasileira es, sin duda, una de las obras clásicas sobre ro, a quien conocía bien, lo había leído mucho, mi
la cultura del Brasil contemporáneo. Quisiera padre tenía sus libros.
que nos hablara ahora de las circunstancias en que La elaboración de esa tesis cambió mi visión crí-
escribió esa obra fundamental. tica completamente, porque era un joven algo sec-
ANTONIO CANDIDO: ¿Estás interesado en saber tario. Dicen que yo hacía una crítica sociológica.
cómo y por qué escribí ese libro? No, lo que hacía era una crítica ideológica, más res-
tringida. Estaba comenzando mi militancia política
1 Florestan Fernandes: «O mestre exemplar», en Maria An- contra la dictadura del Estado Novo, y mi crítica
gela D’Incao, Eloísa Faria Scarabôtolo (org.): Dentro do estaba muy marcada por el marxismo y por la lucha
texto, dentro da vida. Ensaios sobre Antonio Candido,
São Paulo, Companhia das Letras, Instituto Moreira Sa- política… Estudiando a Sílvio Romero vi que tenía
lles, 1992, pp. 33-36. afinidad con él porque hacía una crítica muy social.
2 Fernando Henrique Cardoso: «Um ex-aluno», ibíd., Al estudiarlo constaté el peligro de esa crítica que
pp. 37-40. prácticamente consideraba la literatura como un

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documento de la sociedad. Quiero mencionar, Jor- literatura brasileña, pequeña, legible, te doy dos
ge, un hecho muy interesante de mi vida: Mário de años de plazo y un pago mensual». Para mí era la
Andrade me dio un libro, un anuario de la Universi- salvación económica. «Te doy un pago mensual du-
dad de Columbia, en el que había artículos de René rante dos años. Y al final de esos dos años me das
Wellek y de otros sobre los métodos literarios mo- una pequeña historia de la literatura brasileña, legi-
dernos, incluso uno de Cleanth Brooks titulado «The ble, accesible». Muy bien. No tenía deseos de ha-
poem as an organism». Ese pequeño artículo fue la cerlo. No tenía la voluntad, pero la parte económi-
revelación de la autonomía de la obra literaria. Cuando ca fue decisiva. Acepté porque para mí era
hice la tesis vi que yo era demasiado social. Estaba importante, e inmediatamente comencé a trabajar.
descuidando la integridad estética de la obra. Eso fue en el segundo semestre de 1945. Co-
La tesis que hice sobre Sílvio Romero me redu- mencé a trabajar inmediatamente, a trabajar mucho,
có, dejé de ser un crítico político para tomar en cuenta a trabajar, y al mismo tiempo era asistente de So-
la dimensión social, cuando es necesario, pero so- ciología, daba clases, escribía un artículo semanal
bre todo para mantener el respeto por la integridad en el periódico Folha da Manhã. Solo en la ju-
estética de la obra. Ese artículo estaba ligado al New ventud uno es capaz de hacer eso. No sé cómo lo
Criticism americano y transformó mi perspectiva. conseguí. Aquello no me agradaba mucho. Pensé:
El concurso de literatura brasileña fue un gran no voy a empezar desde el principio. Para afilar las
aprendizaje para mí. El estudio de la obra de Rome- armas, voy a comenzar por la Arcadia, por el arca-
ro, como ya dije, me permitió ver las limitaciones de dismo. La primera cosa que escribí, en 1945 o
la crítica que yo hacía, y entonces cambié. Es el inicios del 46, fue la introducción de la Arcadia,
preámbulo. Para inscribirme en el concurso, ya que que en mi libro se llama «Razón, verdad y naturale-
nos obligaban a presentar la tesis bajo forma de li- za». No soy capaz de decirte... pero en cierto
bro, tuve que mandar a imprimir uno y me quedé momento no sé cómo pensé: lo interesante no sería
lleno de deudas. Un libro es caro. hacer un libro de literatura brasileña, sino saber
En esa ocasión, José de Barros Martins, un gran cómo ocurrió en la literatura brasileña ese fenóme-
editor que había en São Paulo, mi amigo, un hom- no de los árcades, porque los árcades tenían una
bre muy exuberante, estaba editando las obras sociedad literaria, se comunicaban entre sí y, ade-
completas de Mário de Andrade. Él le dijo a An- más, se relacionaban espiritualmente con la Arcadia
drade: «Me gustaría que hicieras una pequeña his- portuguesa, y por ahí tienes la producción literaria
toria de la literatura brasileña, sin bibliografía, sin vinculada con un intercambio de relaciones. Es una
notas a pie de página, parecido al libro que Albert constelación interesante. Ese puede ser un criterio
Thibaudet escribió sobre literatura francesa, haz para estudiar toda la literatura brasileña. ¿Cuándo
ese libro». en la literatura brasileña las obras comenzaron a
Mário de Andrade dijo: «No, no quiero hacerlo, estar vinculadas unas con otras? ¿Cuándo los au-
pero propongo a Antonio Candido». Eso fue en tores comenzaron a producir sabiendo de la
1944. Entonces vino el concurso; murió Mário de existencia de otros autores? Y eso no fue en el siglo
Andrade. Un día Martins me llamó y me contó esta XVI, ni en el XVII. Todo el mundo sabe –no es nove-
historia, y me dijo: «Si tú hicieras una historia de la dad para nadie– que en literatura tienes el autor, la

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obra y el público. Entonces, lo interesante es saber Cuando terminé mi libro, había comenzado a
cuándo y cómo en Brasil un grupo de autores pro- circular otra noción de sistema, la de los formalistas
dujo obras que tuvieron algún público. Ese triángulo rusos, para los cuales sistema literario es algo como
es importante. ¿Por qué? Porque si funciona, crea la estructura de la obra, por tanto es interno, mien-
una tradición, y la tradición es la que define la vida tras que para mí el sistema es externo. Mi intención
de la literatura. fue sugerir un punto de vista que permitiese tratar
Gregório de Matos, por ejemplo. Lo admiraba simultáneamente el proceso, como un historiador, y
mucho, lo leí bien temprano y sabía de memoria la estructura, como un crítico. Con otras palabras,
poemas suyos. Pero no estaba vinculado con nadie mostrar cuál es la correlación de las obras en el
y no dejó tradición, incluso su obra no era conoci- tiempo y también su singularidad estética. No sé si
da, y solo fue descubierta en el siglo XIX. Durante lo conseguí. Pero como me aparté de la tradición
su vida tuvo únicamente divulgación oral y parte de historiográfica brasileña, mi libro siempre despertó
esa obra se perdió. –y continúa despertando– muchas críticas en cuan-
Entonces, tienes autor, obra, público e interrela- to a la concepción y al método.
ción, formando una tradición. Ahí está la literatura El trabajo fue brutal, Jorge. En aquel tiempo no
funcionando en la sociedad. La literatura se torna una había Xerox; en las bibliotecas copiaba a mano los
institución de la cultura. ¿Cuándo comenzó ese pro- textos, llenaba fichas y cuadernos. Gilda me ayu-
ceso en Brasil? Probablemente con las academias daba.3 Hoy con los recursos modernos no hay pro-
del siglo XVIII. Y eso forma un sistema. Voy a llamar- blema, pero trabajé de manera arcaica, artesanal.
lo sistema literario. Así dejé de lado la idea del prin- No puedes imaginar lo que eran los originales de
cipio y comencé a trabajar en un nuevo proyecto. ese libro. Voy a darte una idea. Cuando el libro
Como deseaba escribir sobre lo que efectivamente fue publicado y decidí destruir los originales, los
leyese o lo que hubiera leído, y como la intención era rasgué y llené con ellos muchas bolsas de basura
sugerir un proceso histórico-literario, decidí escoger de cien litros. Fueron millares y millares de páginas.
los autores y los géneros que son significativos para La escritura de este libro me costó mucho sacrifi-
la formación de ese sistema. Por tanto, fue trabajan- cio, porque tenía una deuda con el editor, pero al
do con la Arcadia que llegué a la conclusión de que mismo tiempo debía hacer una tesis de doctorado
lo importante era la aparición y la formación de ese en Sociología, tenía que impartir clases, que militar
sistema, que en mi opinión comenzaba a configu- políticamente, que escribir. Fue muy difícil.
rarse en la segunda mitad del siglo XVIII y acababa Hice una primera versión, terminada en 1952, y
en la segunda del XIX. En cierto momento le dije a se lo comuniqué a Martins, pero le dije que no es-
Martins: «Deja de pagarme, no quiero recibir más taba satisfecho. Le pedí a Sérgio Buarque de Ho-
dinero, porque cambié el plan». Él fue extremada- landa que la leyese, pero creo que no lo hizo. Se lo
mente generoso, era un gentleman. Me dijo: «Haz pedí a Décio Almeida Prado y él lo leyó, pero llegué
lo que quieras». Seguí trabajando y en vez de dos
me tomó doce años completar el texto. No escribí 3 Gilda de Melo e Souza (São Paulo, 1919-2005), historia-
sobre todos los autores, y a medida que iba escri- dora del arte, crítica literaria, ensayista, fue durante dé-
biendo, las ideas se iban aclarando. cadas, y hasta su muerte, la esposa de Antonio Candido.

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a la conclusión de que todavía no estaba como que- bliógrafo portugués, Barbosa Machado, hizo cua-
ría. Lo retomé y llegué hasta 1957. Cinco años más. tro volúmenes enormes que incluían a los escritores
Fue cuando conseguí la redacción que quería y lo de la lengua portuguesa. Gregório de Matos no fue
entregué. mencionado; por tanto, dentro de la dinámica espi-
Lo interesante es lo siguiente: en 1956 le di al ritual de la literatura, no existía. Esa, como institución
editor el primer volumen y en 1957 el segundo, y él de la cultura, comenzó realmente con las acade-
no los publicó. ¿Por qué? Estaba editando Gabrie- mias y con la Arcadia.
la, clavo y canela, de Jorge Amado, y su éxito fue Pero el título fue infeliz y contribuyó a que yo
tal que todo el papel se destinó al libro de Amado. fuese, hasta hoy, muy criticado. El libro recibió
Yo era profesor en Assis y necesitaba volver a São siempre más críticas negativas que positivas, y na-
Paulo, pero no tenía un título importante escrito. die escribió sobre su contenido, solo hablan acerca
Entonces hablé con Martins: «Quiero volver a São de la introducción y sobre el concepto de sistema
Paulo, edite mi libro». Y él lo editó rápidamente. El literario.
libro salió a finales de diciembre de 1959. Por el Quise mostrar que en el Brasil, hasta la mitad del
contrato tenía que entregar en 1947 una pequeña siglo XVIII, hubo «manifestaciones literarias», algu-
historia de la literatura brasileña y entregué esos dos nas de gran valor, pero solo cuando se constituye la
volúmenes en 1956 y 1957, diez años después. articulación del sistema y el establecimiento de una
Ese libro tiene un título errado, y ese error lo tradición es posible hablar de «literatura» propia-
perjudicó mucho, porque con ese nombre de For- mente dicha, considerando esta como una institución
mação da literatura brasileira da la impresión de de la cultura. La tradición produce una continuidad
que se trata de una historia de nuestra literatura y interna, es decir, los autores se pueden inspirar en
no lo es. No tuve el coraje de decirle a Martins el predecesores locales, no solo recurrir al ejemplo
nombre correcto, que debió ser algo como: «Arca- de otras literaturas, aunque eso nunca cese. Creo
dia y romanticismo, momentos decisivos en la que únicamente con Machado de Assis nuestra li-
formación del sistema literario brasileño». Con un teratura adquirió plena madurez. Si piensas en los
título así no habría equívoco. Pero ni lo intenté. Des- modernistas, verás que poetas como Carlos Drum-
pués, cuando el libro estuvo publicado, le dije al mond de Andrade pueden ser comprendidos
editor: «Si hubiese propuesto este título...», y me recurriendo a la obra de poetas nacionales anterio-
respondió: «No lo habría aceptado, porque es títu- res, como Mário de Andrade. Observaciones como
lo de tesis universitaria. Repele al público». Eso llevó esta ayudan a esclarecer la intención de mi libro.
a las personas a decir que había hecho una historia Como no es una historia de la literatura brasile-
incompleta de la literatura brasileña, que había de- ña, incluso en los períodos que estudié omití auto-
jado de lado el siglo XVII, que no había hablado de res y géneros, porque me limité a lo que bastaba
Gregório de Matos. El caso de Matos fue el más para demostrar la hipótesis. Y reconozco que esa
discutido, como es obvio. Gregório de Matos vivió es una limitación. Un crítico argentino, mi amigo
en la Bahía del siglo XVII y nunca publicó una línea, Ángel Núñez, dice con razón que en la América
circuló en manuscritos. No se sabe cuáles son sus Latina, al comienzo del siglo XIX, mucha produc-
poemas y cuáles no lo son. En el siglo XVIII un bi- ción escrita aparentemente no literaria debe ser

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incorporada a la literatura, como los documentos náramos el proyecto. Pero ocurrió la desgracia en
de Bolívar. la que murió.
En este sentido, mi libro peca por lo que puede De manera que en la América española algunos
ser calificado como depuración precoz, pues estu- autores aplicaron mi idea de sistema. En el Brasil
dié apenas aquello que posee cuño predominante- no, nadie se interesó. Tampoco nadie habló de
mente estético en un sentido moderno, sin contem- mis análisis, por ejemplo, de si traté bien o mal a
plar a los historiadores, por ejemplo. Es decir, mi Álvares de Azevedo. Nadie se cuestionó si tuve
pecado habría sido el de estetizar de más, lo cual razón en decir que hubo un período que se puede
es irónico, porque soy frecuentemente censurado llamar de «romanticismo francobrasileño». Solo
por ser un «crítico sociológico». se planteaba una cuestión: ¿es sistema, no es sis-
Algunos críticos, incluso de vanguardia, tan inteli- tema?, ¿la literatura brasileña comienza en el siglo
gentes como Haroldo de Campos, se hallaban pre- XVIII, en el XVII? Eso obsedió, porque todo el mun-
sos, sin percibirlo, del punto de vista tradicional de do estaba acostumbrado a aquel esquema que ve-
nuestra historiografía literaria, y sintieron la ausencia nía de siempre, que Sílvio Romero adoptó, que
en el libro de los temas locales como criterio de for- todos adoptaron.
mación de la literatura. Pero yo no estaba interesado
en eso, y sí en la constitución de la literatura como Me estaba diciendo que al principio no se sin-
institución de la cultura, como ya dije. En cuanto al tió entusiasmado con el proyecto de este libro,
concepto-clave de sistema, no le dieron mucha im- pero que después se apasionó. ¿Cómo fue? Sien-
portancia en el Brasil, a no ser para cuestionarlo. to, mientras lo leo como lo estoy haciendo ahora,
Creo que la primera persona que le dio impor- despacio –como se lee un libro y no una obra de
tancia y lo aplicó de manera muy personal fue el consulta–, mucho placer. Su estilo lo va ganando
crítico uruguayo Ángel Rama. Era muy amigo mío y a uno, tiene mucha unidad, es muy preciso. Es
su muerte fue muy triste. Nuestra correspondencia casi una conversación con los textos del autor.
va a ser publicada en Uruguay. Lo comprobé ahora que releí y traduje el capítulo
sobre Cláudio Manuel da Costa. No se trata solo
¡Qué bueno! Va a ser una verdadera aporta- del texto, sino del espíritu del autor, sus aspira-
ción. Admiré mucho a Ángel Rama. ciones, su lucha con la literatura, con la vida. Es
Era muy brillante. muy vital. No es una historia erudita.
No, fue muy vivida. Te digo una cosa, Jorge.
Sí, y también muy generoso. Lo conocí en oca- Hasta mis cincuenta años, solo escribí en estado de
sión de una visita que hizo al Centro de Estudios emoción. A veces empezaba a escribir y mi cora-
Literarios donde me inicié como investigador. zón latía. Un bello día, en 1969 o 1970, cuando
Pues sí. Fui muy amigo de él. Lamenté mucho su escribía «Literatura y subdesarrollo», sentí que lo
muerte. Estábamos trabajando en un proyecto co- hacía fríamente. Me tomó un año escribir aquello,
mún cuando él murió. Él había estado aquí en Brasil porque necesité estudiar literatura hispanoamerica-
y se hospedó en mi casa. Después yo iría a París, na. Hasta ese momento, hasta los cincuenta y pocos
con Gilda, me quedaría en la suya para que termi- años, escribí siempre en estado de emoción. Incluso

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los artículos de periódicos. Escribía apasionado. leía en voz alta. Pero comencé realmente a leer la
Después me enfrié. literatura que me interesa más por causa de la admi-
rable colección Tierra Firme del Fondo de Cultura
Pero ese ensayo, «Literatura y subdesarrollo», Económica, que es extraordinaria. Colaboré un poco
¿por qué sintió que estaba frío? con ella en el comienzo, porque en 1943 vino aquí
Creo que fue por causa del esfuerzo lento y me- un argentino, Norberto Frontini, que era amigo de
ticuloso. ¡Me dio tanto trabajo! Lo escribí debido a Daniel Cosío Villegas o de Jesús Silva Herzog. Le
una traición amable de Sérgio Buarque de Holanda. pidieron que viniera a conseguir títulos brasileños.
Yo era profesor de la Universidad de Yale, en 1968, Estuvo en Río primero, y de Río lo mandaron a ha-
y me invitaron como a otras personas a una reunión, blar conmigo. Entonces lo presenté a Mário de
si no me engaño en México, para planear el libro Andrade. Era muy buen hombre ese Norberto Fron-
América Latina y su literatura, de la Unesco, pero tini, consiguió varios libros aquí, incluso la História
la carta no me llegó. Del Brasil fueron Sérgio Buar- econômica do Brasil, de Caio Prado Júnior.
que de Holanda, Affonso Arinos de Mello Franco y Más tarde, ¿sabes qué desencadenó en mí una
alguno más. Al distribuir las tareas Sérgio dijo con enorme curiosidad por la América Latina? La novela
relación a un determinado tema: «No puedo hacer Nostromo, de Joseph Conrad, con aquella repúbli-
nada, pero tengo un amigo que lo hace», y sugirió mi ca de Costaguana. ¿Te acuerdas? Ese fue el primer
nombre. Pero Ángel Rama dijo: «Para Antonio Can- momento. Y leí autores del canon como Rómulo
dido tengo algo mejor; él va a hacer “Literatura y Gallegos, José Eustasio Rivera, Martín Luis Guzmán
subdesarrollo”». Sérgio llegó y me informó: «Tienes y otros. En 1968, Celso Lafer, ya mi alumno, me
que escribir un artículo porque me comprometí por prestó el libro Los nuestros, del chileno Luis Harss,
ti». Me quedé un poco irritado, pero Sérgio era Sér- que me reveló el boom. Cuando tuve que escribir
gio. Tenía un respeto extraordinario por él. Pasé un «Literatura y subdesarrollo» ya tenía bastantes lec-
año escribiendo aquel artículo, un año de trabajo. turas pero, no obstante, pasé un año leyendo con
Había leído bastante literatura hispanoamericana, intensidad solo autores hispanoamericanos. Algunos
pero dediqué todo un año solo a ese tema. Lo hice me marcaron mucho, como Carlos Fuentes con La
sin emoción, aunque con mucho interés. Para mí fue muerte de Artemio Cruz, y Juan Rulfo con sus dos
una experiencia muy buena. obras. Me impresionaron otros, como Vargas Llosa
Mi interés por la literatura hispanoamericana cre- con La ciudad y los perros, y García Márquez con
ció lentamente. Mi padre tenía mucha relación con Cien años de soledad, además de El reino de este
Uruguay porque estuvo allá de joven, hizo amistad mundo y El siglo de las luces, de Alejo Carpentier,
con escritores. Después, siendo él médico en Poços sin hablar de Borges y de los poetas. Pero escribí a
de Caldas, todos los años había en julio una «esta- partir de ellos, digamos, tranquilamente, no como con
ción rioplatense», venían argentinos y uruguayos a la Formação da literatura brasileira, que fue un
pasar estación de aguas en Poços de Caldas, y le libro de sufrimiento, aunque también de gran alegría.
daban libros a mi padre, revistas, aquella que se lla- Despertaba de noche sudando frío, pensando en el
maba Nosotros, por ejemplo, que leí mucho. A mi compromiso con Martins, en la tesis de Sociología
padre le gustaba el Facundo de Sarmiento, que nos que necesitaba escribir y que vino a ser Os parceiros

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do Rio Bonito. Además, estaba la rutina de las au- Eso que me está diciendo que usted escribió
las, la militancia política, la colaboración en los pe- con mucha emoción la Formação…, es la idea
riódicos, los problemas familiares. Cuando me acuer- del ensayo, porque usted dice en la tesis sobre
do de aquel tiempo, Jorge, pienso que solo la fuerza Sílvio Romero que él quiso ubicar dónde queda-
de la juventud permitió todo aquello. ba, en el esquema del conocimiento, la crítica
literaria: «¿dónde puedo ubicar la crítica?». Y
¿Estaba escribiendo la Formação… y también él la ubicó en la biología...
Os parceiros? ¿Estaba aquí e iba a hacer inves- Nunca lo consiguió, porque él cambiaba mucho.
tigación de campo?
Al mismo tiempo. Entonces paraba la For- Y que él dijo que era parte de la biología, por-
mação... y dedicaba tres meses a Os parceiros; que la biología estudia la vida. Fue una idea muy
después volvía tres meses con la Formação..., dos bonita de él, porque la crítica literaria estudia la
con Os parceiros, y así fue durante años. vida en la literatura, o sea, la crítica literaria ten-
dría esa función palingenésica de dar vida a los
¿Y usted cree que hay alguna vinculación en- muertos, rescatar la vida de la literatura y, en-
tre la Formação… y Os parceiros? tonces, él pensaba, si lo entendí bien, que debía
No, ninguna. Mi cabeza sociológica estaba se- formar parte de la biología.
parada. Aunque sí ocurrió lo siguiente: mi deseo era En cierto momento pensó eso, pero al final de
pasar a la literatura, pero como asistente de Socio- su vida escribió un ensayo muy confuso en el que
logía me sentí obligado a demostrar, antes, que era quiso distinguir entre crítica y estética. Leí mucho a
competente en esta materia. Pensé en varios temas Sílvio Romero desde niño en este libro [señala uno
que fuesen medio sociológicos y medio literarios, de los varios libros del autor que conserva en su
como «la sociedad en la obra de Marcel Proust», sala]. Digo en el prefacio que este libro que se en-
pero acabé optando por un análisis del cururú, que contraba en el estante de mi padre me fascinaba.
es una manifestación poética de la cultura caipira. Yo lo encontraba muy bonito, este libro rojo. Tenía
Esta tesis debería haberse titulado Poesia popular ocho, diez años y leía no el texto de Sílvio, sino los
e mudança social y llegué a escribir unas cien pá- ejemplos que él daba, los poemas, los textos en
ginas, pero desistí después de algún tiempo. prosa, y lo hallaba muy agradable. La introducción
no la leía, claro. Leí mucho a Sílvio Romero. Cuan-
Pero ¿en Os parceiros aprovechó el cururú? do tuve que hacer la tesis dije: tengo que hacerla
La tesis de Os parceiros es la ampliación de lo rápido, voy a hacerla sobre una persona que co-
que había esbozado en más o menos treinta pági- nozco.
nas como introducción del estudio sobre el cururú, Sílvio Romero es un tipo muy interesante. Era
procurando hacer una caracterización general de la caótico, contradictorio, injusto, vanidoso, algo pa-
cultura caipira. La investigación en el interior del ranoico, pero apasionado, generoso, simpático. Se
estado de São Paulo se prolongó por muchos años casó tres veces y tuvo veintitrés hijos. Uno de ellos
y fue difícil, incluso porque en aquel tiempo no era cuenta que cuando escribía sus frecuentes artículos
posible grabar las entrevistas. polémicos discutía en voz alta como si el adversa-

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rio estuviese presente, dirigiéndole sarcasmos, pro- literatura brasileira estaba en la cuarta edición le
vocándolo, pero nunca perdía el buen humor. dije a Martins que no quería editarla más: «Creo
que ya cumplió lo que tenía que cumplir, y además
Usted dice en la tesis sobre Sílvio Romero que ha sido muy mal reconocida. Lo que tenía que ha-
cree que la crítica pertenece a la literatura, tam- cer de bien o de mal ya lo hizo». Martins aceptó.
bién es invención literaria; no es una ciencia
objetiva, sino también subjetiva como la litera- ¿Entonces no la editó más?
tura, y eso fue muy iluminador para mí. No. Pero pasado algún tiempo entró en una crisis
Tengo de la crítica, Jorge, una visión modesta, al financiera que terminó con la extinción de su editora.
contrario de la visión exaltada de muchos. No creo Un día me telefoneó y me dijo: «Antonio Candi-
que sea de la misma categoría de los géneros crea- do, me tomé la libertad de una iniciativa sin con-
dores, la novela, el teatro, la poesía. Pienso que es sultarte: cedí los derechos autorales de la Formação
un género literario menor, y que el crítico es un ser- da literatura brasileira a la editorial Itatiaia de Belo
vidor de la literatura creadora, tanto así que los crí- Horizonte». Le dije: «Martins, tú eres un amigo. No
ticos, incluso los eminentes, son rápidamente me procesaste cuando violé el contrato, esperaste el
olvidados. Es fácil hacer un test. Pregunte a una tiempo que quise y fuiste generoso. Está muy bien
persona culta, no a un especialista, cuáles son los hecho, y hasta te doy los derechos autorales de esta
novelistas importantes brasileños del siglo XIX. edición». Y por eso el libro no salió definitivamente
Dirá inmediatamente: José de Alencar, Machado de de circulación. Itatiaia sacó cinco ediciones. Enton-
Assis, Aluísio Azevedo, etcétera. Pregunte enseguida ces mi hija Ana Luisa fundó una pequeña editora y él
cuáles son los críticos. No sabrá responder. Si us- le pasó a ella los derechos. Cuento esto para mos-
ted pregunta a una persona culta de México cuáles trar que puedo ser coherente hasta lo absurdo con
son los grandes novelistas rusos del siglo XIX, citará mi concepto sobre el papel de la crítica.
los nombres obvios de Tolstoi, Dostoievski, Go-
gol, etcétera, pero probablemente no sabrá indicar Creo que fue una buena idea que la obra pa-
un solo crítico, y nosotros sabemos que los hubo sara a Ana Luisa, porque ahora va a continuar
de gran calidad en la Rusia de aquel tiempo. publicándose, y ella cuidará del libro. Es muy
Acostumbro decir, un poco en burla, que el críti- generosa su visión sobre la crítica, aunque pro-
co es un «casaca de ferro» de la literatura. Esta es (o bablemente usted no está considerándose en su
era) la designación de aquellos auxiliares uniforma- gran dimensión crítica. Eso que dice usted de
dos que en el circo extienden el tapete, disponen los que el crítico es un «casaca de ferro».
objetos, traen el caballo, aseguran el trapecio. El Estoy completamente apartado, hace treinta años
crítico también muestra cómo es el escritor, descri- que no sé qué es la literatura de Brasil ni de fuera
be la obra, indica sus características. Es un servi- de aquí. Me desinteresé completamente. No sé
dor, y lo que escribe está destinado a pasar más o cuánto tiempo dure un crítico, pero su duración no
menos rápidamente. se compara con la de un creador. Porque este último
A veces exagero este punto de vista y he come- es el creador de literatura; el crítico es simplemente
tido errores. Por ejemplo: cuando la Formação da el intermediario entre el público y el escritor. Soy

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muy conciente de eso. Ahora ciertos críticos tienen nóstico peligroso. Dije que «A hora e vez de Au-
una conciencia demasiado alta de su papel. Voy a gusto Matraga», que es el cuento final del libro,
darte, Jorge, un segundo ejemplo de mi coherencia sería considerado en adelante uno de los diez ma-
a veces exagerada. yores cuentos de la lengua portuguesa. No sabía
En aquel tiempo algunos grandes periódicos te- quién era Guimarães Rosa. Acerté. También con
nían lo que designaban a veces como su «crítico Clarice Lispector, y con João Cabral de Melo
titular», encargado de una sección con título pro- Neto, a quien conocí por un amigo mío que, des-
pio, para la cual debía entregar semanalmente un pués de graduado, fue a trabajar en un banco, en
largo artículo sobre la producción del momento. Recife, y allá se hizo amigo de los escritores.
Algunos de esos críticos acostumbraban reunir pe- Cuando comenzó la guerra temía venir para el sur
riódicamente en volumen su colaboración del año. debido a los submarinos alemanes. Entonces via-
Fui «crítico titular» de la Folha da Manhã (actual jó por tierra, lo que en aquel tiempo era una aven-
de São Paulo) de 1943 a 1945, y del Diário de tura pues se venía por el sertón. Junto con él vino
São Paulo, de 1945 a 1947. El editor José Olym- un muchacho llamado João Cabral de Melo Neto,
pio me invitó a hacer lo mismo pero rehusé, alegan- que quería presentarse a concurso para diplomá-
do que la crítica de periódico es falible y transitoria, tico en Itamaraty y había publicado un librito lla-
por lo que debe quedar en el periódico. Fue un mado Pedra do sono. Entonces ese amigo mío
error, un pecado de modestia, no de orgullo, por- llamado Dirceo Buck dijo a João Cabral: «Tengo
que los artículos reunidos en volumen permanecen un amigo allá en São Paulo que hace crítica litera-
como documento literario de época aunque sean ria, Antonio Candido, autografía uno para él». Él
mediocres. En este sentido, son importantes no solo fue a casa y me dio el libro: «Mira, es un amigo
los seis volúmenes de los Estudos de literatura que hace poesía. No sé si vale o no vale. No en-
brasileira, de José Veríssimo, o los siete del Jor- tiendo de literatura... Es un muchacho que tiene
nal de Crítica, de Álvaro Lins, sino los bien infe- un dolor de cabeza terrible». Y me lo dio. Dejé el
riores de Nestor Víctor o Humberto de Campos. libro ahí, y dos o tres meses después comencé a
Ellos contribuyen a conocer... leer, e hice el que, aquí en el sur, fue el primer
artículo sobre João Cabral. Él declaró públicamen-
Lo que era la recepción. te una vez –yo estaba a su lado– que mi artículo
Exactamente, para la recepción de la obra eso fue decisivo para su carrera porque él estaba fluc-
es fundamental. tuando entre el surrealismo y el constructivismo y
en mi artículo digo que la vocación de él era más
Sus artículos fueron famosos, como ese sobre constructivista y entró por ahí.
Clarice Lispector. Tuve esas tres suertes, aunque también dije que
Ese después lo recogí en libro, como también eran buenos escritores unos muy débiles y eso ya
otros. Tuve la suerte de escribir sobre tres autores no cuenta. Cometí muchos errores. La crítica se-
muy importantes sin saber quiénes eran. En 1946 lo manal es una profesión de alto riesgo. Arriesgas tu
hice sobre Sagarana, el primer libro de Guimarães reputación todas las semanas. Puedes decir que
Rosa. No sabía quién era el autor e hice un pro- es malo un autor bueno, y puedes decir que es

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bueno un autor flojo. Pero tuve algunos aciertos ¿Y más sensibles, no?
cuando era joven. Mucho más.

Entonces, profesor, para usted la crítica lite- Pero tenían que ser grandes poetas, también.
raria es un género de creación, pero está claro Grandes poetas. Nuestros grandes novelistas
que con ese matiz que usted explica, de que pres- son flojos frecuentemente cuando hacen prosa fue-
ta un servicio a la literatura, de ahí que el crítico ra de la ficción, pero Machado de Assis, no; la
sea un «casaca de ferro». prosa de él es extraordinaria. Tenía una gran per-
Nosotros usamos mucho esa expresión en Brasil. cepción.
En el prefacio de Serafim Ponte Grande, Oswald
de Andrade dice que se arrepiente mucho de las co- ¿Y qué otro novelista cree grande, grande,
sas bobas que escribió antes de ser comunista. Ahora grande; más cerca de Machado?
que lo es solo quiere una cosa, ser «casaca de ferro» Guimarães Rosa, pero en el polo opuesto. Acos-
de la revolución proletaria. Entonces, usando esa tumbro decir que la literatura brasileña tiene mucha
expresión, nosotros los críticos somos simples «ca- suerte de haber producido en todas sus fases a es-
sacas de ferro». critores de polo norte y polo sur. José de Alencar y
Está claro que dentro de la crítica tienes el crítico Manuel Antonio de Almeida; Machado de Assis y
creador, que crea categorías literarias y una manera Raúl Pompéia; Graciliano Ramos y Guimarães
personal de ver al autor; desde el punto de vista crí- Rosa. En mi opinión una de las cosas que define la
tico está creando, pero comparado con la literatura fuerza de la literatura brasileña es esa capacidad
creativa está apenas comentando. Ahora, hay críti- pendular de su novelística. En aquel tiempo, cuan-
cos que no tienen ninguna creatividad, apenas son do yo era joven, era costumbre oponer Machado
capaces de reseñar, relatar, y otros que son grandes. de Assis a Euclides da Cunha, o sea, lo enjuto y lo
Sérgio Buarque de Holanda es un gran crítico, tal abundante, y a veces se decía que Euclides era «más
vez sea el mayor crítico brasileño del siglo XX. Sér- brasileño». Pero creo que no vale la pena optar, y
gio tenía como nadie la capacidad de decir cosas sí aceptar esta polarización, que es una de las ca-
interesantes sobre los libros, y también Mário de An- racterísticas fuertes de nuestra literatura y es visible
drade. En Brasil los escritores frecuentemente son en su fase más rica, entre 1920 y 1960.
mejores críticos que los propios críticos, como los
poetas son mucho mejores al hacer un artículo críti- Entre la década del veinte y la de los sesenta.
co, porque son generalmente más inteligentes que los Ahora, el mayor escritor es de la fase anterior,
novelistas. Lo que Graciliano Ramos escribió en prosa que es Machado de Assis. Pero de 1920 a 1960 la
fuera de la autobiografía y la novela no tiene gran literatura brasileña es muy rica.
interés. Jorge Amado menos aún, como tampoco José
Lins. Ahora, tomas la obra en prosa de Carlos Drum- ¿Cuáles serían las figuras principales?
mond, de Manuel Bandeira, de Murilo Mendes, de Los modernistas, Mário de Andrade, Carlos
Vinicius de Moraes, y es una belleza; son mucho más Drummond de Andrade, Murilo Mendes, Jorge de
cultos y escriben con más originalidad. Lima, Cecilia Meirelles; después Vinicius de Moraes,

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Guimarães Rosa, João Cabral de Melo Neto, Cla- blicidad que para literatura propiamente. En la fic-
rice Lispector, esa gente. Pienso que en las literatu- ción, no sé. Los autores de ficción que conozco
ras de lengua española hubo un fenómeno pareci- me parecen flojos hoy día. Pero cuando era niño
do, porque ese período es extraordinariamente rico. había dos o tres escritores de gran valor y la media
era pésima. Ahora parece que la media es buena,
Creo que hay etapas de enorme riqueza, pero pero es media. El último gran poeta brasileño fue
también otras en que un escritor es una figura João Cabral de Melo Neto. El último gran creador
señera, total, como Machado, y que José de Alen- de ficción es Guimarães Rosa. De entonces para
car es una gran figura, él y su texto Senhora. acá hay personas que escriben muy bien, pero no
Un gran libro. Lucíola también es un libro muy de esa estatura. Hay una porción de poetas intere-
importante. santes, pero la poesía que hacen no busca tener
grandeza; está hecha para resultar ingeniosa.
También Manuel Antonio de Almeida, un es-
critor muy relevante, pero que tuvo una vida Hablé ayer con Davi Arrigucci, que aceptó
cortita... realizar la edición de la antología de Bandeira.
Solo un libro. Él dice que, dependiendo adónde haya llegado
Bandeira, tendríamos que pensar máximo en
Y los románticos... media docena de poetas.
En el romanticismo hay dos o tres poetas muy A él le gusta mucho Ferreira Gullar, le parece un
buenos. Un novelista muy bueno del Brasil es Aluí- gran poeta. Davi todo lo que hace lo hace bien. Tuve
sio de Azevedo, con un libro que es O cortiço. la suerte –sabe, Jorge– de reunir a mi alrededor gen-
Mário de Andrade decía una cosa muy justa: lo que te de muy buena calidad. Conoces algunos, como
define la fuerza de una literatura no es el genio, por- Celso Lafer, Roberto Schwarz, Antonio Arnoni Pra-
que el genio aparece en cualquier lugar, es inexpli- do, Jorge Schwartz, Davi Arrigucci, Walnice Nogueira
cable; en medio del desierto del Sahara puede apa- Galvão, Marisa Lajolo, pero hay otros. Dudo que
recer el genio. Lo que determina la fuerza de una un profesor de literatura en el Brasil haya tenido la
literatura es la buena media. suerte que tuve. Es suerte. Mira, es un grupo de
críticos como es difícil que encuentres otro en el
La buena media. Brasil. Cada uno en su sector, unos más, otros me-
En el período del que te hablo había una exce- nos, está claro, pero es gente de muy buena calidad.
lente media. Hoy día no sé. Tengo la impresión de
que la literatura brasileña es mucho menos fuerte a También hablé con Roberto, que vamos a tra-
partir de 1960. Mira bien, en poesía pienso que el ducir, con aquel grupito mío, Duas meninas.
concretismo es una cosa ingeniosa, interesante, pero Ah, es muy interesante. ¿Vamos andando, Jorge?
no tiene fuerza; tiene la ventaja de ser una vanguar-
dia del período industrial, que daría más para pu- Vamos. c

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