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http://www.infocop.es/view_article.asp?

id=8833

https://www.who.int/es/campaigns/connecting-the-world-to-combat-
coronavirus/healthyathome/healthyathome---mental-health?
gclid=Cj0KCQjwm9yJBhDTARIsABKIcGaybqEobPRjPI51c4WiGVAmpDuxM6odjjm
b_9nlFcMg2unG0aAu2iEALw_wcB

“ Prevalencia de la conducta antisocial

Las tasas de prevalecía varían en distintos estudios epidemiológicos, debido a las


diferencias entre clínicos e investigadores respecto al número de los síntomas
necesarios para el diagnóstico, la gravedad, al informante (padre, madre,
profesorado…) y/o al instrumento de medida utilizado para evaluar la conducta
antisocial.
Todos los días
1.1.1

veía las
estadísticas”:
¿cómo cuidar la
salud mental en
esta pan Estadística descriptiva de los indicadores del
comportamiento psicosocial desajustado (N = 20)

La tabla 1 presenta los resultados obtenidos con la muestra definitiva de 20 jóvenes


masculinos. Como mencionamos anteriormente para la obtención de la muestra decisiva se
coló, y desecho, a los jóvenes que obtuvieron puntajes ubicados desde el percentil 75 o más en
la escala de deseabilidad social. Es decir, los que acusaban percentil 75 o más, definitivamente
era indicador de mayores manifestaciones de mentiras que los que están por debajo de este
percentil 75.
Con la muestra decisiva se destacan con valores medios más elevados, las escalas de Temores
(6,45), Ansiedad, (5,56), Depresión (5,53), Desesperanza (5,20), y Somatización (4,92) aunque
todos en la categoría de normal o promedio de acuerdo con la tabla percentiles (Tabla 2).
Aparecen con niveles más bajos las escalas de Agresividad (3,28), Intolerancia (3,50), y
violencia intrafamiliar (3,62).
Hay que destacar la presencia de los porcentajes medios, tales como la media aritmética y la
mediana que se acercan mucho entre sí, y aseguran una buena medida del instrumento, así
como las medidas de dispersión (la desviación estándar y el rango) que aseguran una buena
capacidad discriminativa del inventario.

Tabla 1
Estadística descriptiva de la muestra total definitiva (N = 20)
Ansied Dep Soma Agresi- D Intole- Desajus Temore
ad re- ti- e rancia te s
vidad
sión
zación familiar

Media 5,56 5,53 4,92 3,28 5, 3,50 3,62 6,45


2
0

Media 5,00 5,00 4,00 3,00 5, 3,00 3.00 6,00


na 0
0

D.S. 3,60 3,30 3,41 2,35 3, 2,35 3,23 3,95


2
4

Rango 16 15 16 14 1 14, 16 16
5

1.1.2 Distribución percentil de los valores obtenidos con la muestra


definitiva

Considerando la muestra definitiva de 20 jóvenes, se procedió a la conversión de las


puntuaciones a la distribución percentil, tal como se presenta en la tabla 03. Se procedió a esta
distribución percentil para tener un criterio de selección y clasificación de referencia.

Tabla 2

Distribución percentil de los valores obtenidos en cada una de las variables psicosociales con la
muestra definitiva. N = 20

Percen- Ansie- Depresión Somatización Agresividad Desespe- Intol Violencia Temores


e-

til dad ranza ranci Intra-


a familia
r
95 12 1 12 9 11 8 10 14
2

90 10 1 9 6 10 7 8 12
0

85 10 9 8 6 9 6 7 11

80 9 8 8 5 8 5 6 10

75 8 8 7 5 7 5 6 9

70 7 7 7 4 7 5 5 8

65 7 7 6 4 6 4 4 8

60 6 6 5 3 6 4 4 7

55 6 6 5 3 5 3 3 7

50 5 5 4 3 5 3 3 6

45 4 5 4 2 4 3 2 6

40 4 4 3 2 4 2 2 5

35 4 4 3 2 4 2 2 5

30 3 3 3 1 3 2 1 4

25 3 3 2 1 3 2 1 3

20 2 3 2 1 2 2 1 3

15 2 2 1 0 2 1 0 2

10 1 2 1 0 1 1 0 1

5 0 1 0 0 0 0 0 0

Tabla 3
Categoría según percentiles
Categoría según percentiles
Percentiles Categoría
90 Muy alto
75 Alto
50 Medio
25 Bajo
10 Muy bajo

La tabla 3 presenta las categorías según los percentiles. Los puntajes o valores ubicados en el
percentil de 75 o más, son indicadores de alto y muy alto nivel de desajuste del
comportamiento psicosocial.
1.1.3 Sujetos con altos niveles de desajuste del comportamiento antisocial.

La cantidad y porcentaje de jóvenes por encima del percentil 75 o más en cada una de las
escalas del comportamiento antisocial, son considerados con alto y muy alto nivel de desajuste
y se presenta en la Tabla 4. Las escalas con porcentajes más altos fueron; Desesperanza (288)
con 24% y Somatización (271) con 23%, Temores (260) con 23% y Ansiedad (256) con 21%, y
las escalas con porcentajes menores, ubicados en el percentil 75 a más fueron: Intolerancia
(268) con 20%; Desajuste familiar (225) con 19% y Depresión (243) con 18%.

Tabla 4
Porcentaje de sujetos por encima del Percentil 75 (alto y muy alto niveles de desajuste)

Escalas Q75 Nº de sujetos con % de la


Q75 o más Muestra
Ansiedad 8 256 21%
Depresión 8 243 18%
Somatización 7 271 23%
Agresividad 5 243 20%
Desesperanza 7 288 24%
Intolerancia 5 268 20%
6 225 19%
Violencia intrafamiliar
Temores 9 260 23%

Se concluye que en todas las escalas la muestra de estudio presenta a sujetos con elevados
niveles de desajustes que fluctúan entre 18% y 24%, siendo más pronunciadas las escalas de
Desesperanza, Somatización, Ansiedad y Temores.

1.1.4 Comportamiento Psicosocial Desajustado según variables de


demográficas personales.
Para identificar cómo se presentan los indicadores del comportamiento psicosocial
desajustado considerando las variables de control, se procedió al análisis descriptivo-
comparativo. Teniendo en cuenta el tipo de selección de la muestra, y considerando que las
puntuaciones no seguían

demia ?
La ansiedad es un trastorno común; llevó a un ciudadano
a hacerse la prueba del COVID-19 en siete ocasiones
MARIELA MEJÍASANTO DOMINGO 11 de septiembre de 2020, 10:00 PM

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Esta historia es parte del especial “Seis meses en emergencia” de Diario
Libre, realizado por Mariela Mejía, Yulissa Álvarez, Inés Aizpún, Karen
Veras, Hogla Enecia, Niza Campos y Pablo García.

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En tres meses Aneudy Reyes se hizo siete pruebas del COVID-19 y


todas resultaron negativas. ¿Pero, cómo no era coronavirus?, se
preguntaba. No podía respirar, le dolía la cabeza, tenía el estómago
revuelto... Llegó a ir diario durante una semana a las emergencias de
distintas clínicas. Gastó casi RD$50,000 en consultas con médicos
especialistas, estudios y medicamentos. Cambiaba de doctor porque
se rehusaba a aceptar el diagnóstico que cada uno le decía: que su
cuadro era de ansiedad y debía ir al sicólogo.
“Mi mayor miedo ni siquiera era que me contagiara, mi problema era
que contagiara a mi familia”, confiesa. “Era como un miedo a la
muerte, un miedo a cerrar los ojos. Todos los días tenía que ver (las
estadísticas de) en cuánto íbamos, cuántos muertos”.

Lea las demás historias de “Seis meses en


emergencia”
 Cuando la justicia es injusta por un virus
 ¿Cómo la democracia dominicana “peleó” con el coronavirus?
 Más allá del COVID-19: ¿cómo el virus alteró la atención médica
de los no infectados?
 Infografía: efectos de la pandemia en la economía dominicana
 Dominicanos en el exterior viven dos pandemias: “La de aquí y
de allá”
 Rosa Mariana Brea: “La clase media es la más afectada por la
pandemia“
La desestabilidad de Reyes, de 36 años, ya se asomaba en marzo,
cuando vacacionaba en los Estados Unidos y la pandemia llegaba a
América. Al retornar a su país y decretarse un estado de emergencia
general, en la empresa donde labora cesaron de trabajar. Aprovechó la
coyuntura para vender mascarillas. Al estar expuesto, se distanció de
su padre diabético y de su madre asmática. La soledad (vive solo), el
estrés, más el pensamiento continuo de que podía infectarse y morir,
impactaron severamente su salud mental y física, y pasaba 24 horas
sin dormir.

La ansiedad es el problema principal que ha llevado a la población y al


mismo personal de salud a pedir ayuda a especialistas en esta
pandemia. Fue por esta causa que se consultó por teleasistencia al
45.5 % de 9,561 personas que solicitaron apoyo de casi 600
profesionales de la salud mental voluntarios, enlazados con el
Gobierno y gremios especializados a través de la línea *462 y otras
vías.

Las cifras, reportadas por el Ministerio de Salud Pública hasta el


pasado 26 de agosto, ubican en segundo lugar (27.7 %) atenciones por
trastornos del sueño y en tercero (18 %) cuadros de depresión.
Las conductas suicidas alcanzaron el 3.2 % de las atenciones. El
siquiatra Ángel Almánzar, quien hasta el pasado 17 de agosto dirigía el
Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, analizó
las estadísticas sobre el particular y encontró que en enero-agosto de
2019 hubo 349 suicidios consumados (303 hombres y 46 mujeres). En
este 2020, para el mismo período, se registraron 366 suicidios (308
hombres y 58 mujeres).

“El aumento del número de 17 casos en 2020, nos pone a reflexionar


en el impacto que pudiera ir teniendo la crisis en ese incremento y nos
alerta a todos: familia, sociedad, autoridades, a seguir de cerca su
evolución y a ir tomando las medidas pertinentes”, dice el siquiatra.

La incertidumbre que agobia


La empresa donde trabaja Reyes retomó las labores en mayo, pero él
necesitó tomar licencia médica en dos ocasiones, por 10 días cada
una. La inestabilidad en su salud mental hizo que disminuyera en su
rendimiento laboral y en su evaluación de desempeño. La
preocupación por el presente y el mañana lo agobiaban.

Reyes estaba aprisionado por las medidas y consecuencias que ha


traído consigo el prolongando estado de emergencia decretado por el
Gobierno desde marzo, debido a la actual pandemia, entre estas, toque
de queda, distanciamiento físico, educación virtual y suspensiones o
despidos laborales.

Estas se conjugan con una sensación de incertidumbre, es decir, una


falta de seguridad que genera confusión e intranquilidad. Surgen
preguntas como ¿qué pasará con mi vida, la familia o el trabajo?,
¿llegará Navidad con esta situación?, ¿una vacuna pondrá fin al virus?
o ¿algún día todo volverá a ser como antes?

“Es algo nuevo para todo el mundo, es algo que la gente no entiende,
no conoce lo que es COVID”, observa el siquiatra Almánzar. “Hay unas
ansiedades disparadas porque no hay mucho conocimiento, porque
todavía estamos en un periodo de incertidumbre, porque no sabemos
qué va a pasar en los próximos días y en el próximo mes”, expresó.
Esa incertidumbre, ligada a suspensión laboral o despido también, ha
movido pacientes al consultorio de la sicóloga y terapeuta familiar,
Sadis Valencio.

“Sentir los efectos de la incertidumbre en momentos de crisis es


inevitable, por lo que la clave está en saber que no puedes tener el
control de las circunstancias, pero sí la respuesta emocional que vas a
tener hacia ella, lo cual es el mayor generador de malestar”, dice la
especialista.

Además de pacientes con ansiedad, a su consultorio también llegan


personas con cuadros de duelos complicados, siendo el segundo
motivo principal de las consultas que ha atendido desde abril pasado.
Por la pandemia, los funerales son casi nulos si el paciente falleció por
COVID-19, si no, de igual forma se hacen acelerados y con pocas
personas para evitar contagios.

No hay edad para la ansiedad


La crisis por la que atravesaba Reyes le provocó cálculos renales, y la
medicina que tomó para tratarse, más otros medicamentos, le
provocaron el desarrollo de una bacteria en el estómago y gastritis.
Fue el gastroenterólogo que terminó de convencerlo de ir al sicólogo.
“El estrés lo está matando”, le sentenció.

Los padres de Reyes resultaron afectados emocionalmente por la


preocupación que les generaba la situación de su hijo. Cuidaron de él
cuando volvió al hogar para tratar su ansiedad, un trastorno que
también se ha observado en menores de edad.

De 988 niños y adolescentes entre los 3 y 17 años, sin situaciones


anteriores de salud mental, que fueron estudiados en el país entre el
27 de abril y el 27 de mayo del presente año, por investigadores de la
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm), el 18 %
presentó una calificación de riesgo para trastornos cognitivos,
emocionales y/o conductuales.

El hallazgo de riesgo en las subescalas de atención,


depresión/ansiedad y de comportamiento fue de 16 %, 13 % y 11 %,
respectivamente.
“Los signos y síntomas como alteración del patrón de sueño,
manifestación de aburrimiento excesivo, expresión de miedo
constante, entre otros, son indicadores clave de riesgo de deterioro
mental en los menores de edad. Es por esto que se exhorta a la
población de padres y pediatras dominicanos a estar pendientes de
los cambios mínimos que presentan los niños en el hogar”, indica un
resumen preliminar de la investigación compartido con Diario Libre por
la doctora Christy Capestany.

Aneudy Reyes, recuperado, una mañana de septiembre de 2020. ( DIARIO


LIBRE/PEDRO BAZIL)

¿Cómo superar los efectos de la pandemia en la salud mental?


En un país donde hay estigma hacia las enfermedades mentales y
deficiencias financieras, de infraestructura y de recursos humanos
para tratar la salud mental, se perfila que la demanda de los servicios
de profesionales de la rama seguirá en crecimiento conforme siga la
pandemia.

El doctor Almánzar observa que en la República Dominicana hay poco


más de 200 siquiatras (más del 80 % concentrado en Santo Domingo y
Santiago) para una población que supera los 10 millones de
habitantes, a diferencia de los sicólogos que son más.

Para evitar que las consultas se incrementen, si el panorama de la


pandemia no cambia en el corto plazo, coincide con la sicóloga
Valencio en que se deben hacer campañas de educación de la
población, ayudándola a identificar los síntomas más frecuentes de
malestar sicológico, y mostrándole, con herramientas prácticas, cómo
estos pueden disminuir.

Almánzar aconseja conservar el distanciamiento físico y evitar el


distanciamiento social, es decir, no perder el contacto con la familia y
amigos cercanos, ya sea por llamadas, mensajes o videos, o una visita
personal desde las afueras.

“La gente confundió el distanciamiento físico con el distanciamiento


social”, observa. “Debemos tener cercanía social para disminuir la
ansiedad”, dice.
Mientras, desde la academia se busca aportar. Un equipo de
investigadores del Laboratorio de Emociones, Salud y Ciberpsicología
de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra diseñó la
aplicación Ayuda para Regulación Emocional (AYRE). Está disponible
de forma gratuita en Google Play y su propósito es ayudar a los
usuarios a relajarse desde casa y evitar la sobrecarga del sistema
socio-sanitario, mediante elementos de realidad virtual.

Fue a mediados de junio pasado que Reyes pudo recuperarse, cuando


aceptó tratar el diagnóstico de la ansiedad. Con el segundo sicólogo
que visitó dejó la negación y comenzó el tratamiento, consistente en
remedios naturales, una guía para cambios de higiene del sueño (por
ejemplo, comer y dormir a la misma hora), no ver noticias, despojarse
del celular... en fin, un aislamiento de lo negativo.

Reyes comenta que también lo ayudó la relajación de las medidas de


confinamiento a mediados de año, que le permitió ver a su familia y
personas de su entorno. Asimismo, su fe cristiana.

“Ya mi respiración mejoró, no me da taquicardia, el estómago se me


ha controlado en un 100 por ciento”, dice aliviado. “Estoy bien, ya he
sabido manejarlo, ya sé canalizarlo”.

Su última consulta con el sicólogo fue el 15 de agosto. A la fecha,


Reyes no se ha infectado de COVID-19.

Trastorno de ansiedad

Condición emocional desagradable caracterizada por preocupación excesiva y


sentimientos de miedo, temor, terror y desasosiego en la que hay sensación subjetiva de
un peligro, malestar, tensión o aprehensión, acompañado de una descarga de cambio de
conducta, cuya causa no está claramente reconocida para la persona.

Actualmente se acepta que en su origen participan factores biológicos, psicodinámicos,


sociales, traumáticos y de aprendizaje. Los problemas de relaciones interpersonales,
académicas, laborales, amenazas de pérdidas, necesidades sociales y económicas,
cambios en el sistema de vida, etc. Se asocian en la prevalencia de los trastornos de
adaptación de tipo ansioso (Reyes-Ticas 2010).
“Los trastornos mentales constituyen un creciente problema de salud en el mundo, la
pandemia de la COVID-19 generó un desequilibrio emocional; justamente en marzo del
2020 la población dominicana se encontraba sumergida entre el desconocimiento y el
miedo, siendo la ansiedad la de mayor impacto en la población; medidas como el
confinamiento, cierre de negocios, cese de actividades laborales entre otras, fueron
algunas de las causas para que aumentara la preocupación y por ende la situación de
salud mental”, dijo Dr. Alejandro Uribe, director del Departamento de Salud Mental
RD.

Según informes de la OMS, en la República Dominicana un 4.7% de la población


padece de trastornos depresivos, mientras que un 5.7% sufre de trastornos de ansiedad
(OMS, 2017). Estas cifras se duplico a causa de la pandemia que estamos viviendo,
según publicaciones recientes. Además, según este informe, la depresión es ya la
primera causa de discapacidad, medida en años vividos con discapacidad (AVD o
YLD).

Una descripción resumida de los diferentes trastornos de ansiedad establecidos por el


Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) se manifiesta el
trastorno de ansiedad por separación, selectivo, especifica, angustia, agorafobia,
inducida por sustancias, entre otras (American Psychiatric Association, 2014; Tortella-
Feliu M, 2014).

El inventario de Beck es una escala que mide de manera autoinformada el grado de


ansiedad. Esta especialmente diseñada para medir los síntomas de la ansiedad menos
compartidos con los de la depresión; puede aplicarse a personas pertenecientes a
poblaciones clínicas, y también a la población general, adultas y adolescentes de 13
años o más (Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos 2011).

1.1.2 Coronavirus COVID-19

Son miembros de la subfamilia Orthocoronavirinae dentro de la familia Coronaviridae


(orden Nidovirales). Esta subfamilia comprende cuatro géneros: alphacoronavirus,
betacoronavirus, gammacoronavirus y deltacoronavirus de acuerdo con su estructura
genética. Los alfacoronavirus y betacoronavirus infectan solo a mamíferos y
normalmente son responsables de infecciones respiratorias en humanos y gastroenteritis
en animales. Estructuralmente los coronavirus son virus esféricos de 100-160 nm de
diámetro, con envuelta y que contienen ARN monocatenario (ssRNA) de polaridad
positiva. El periodo de incubación medio es de 5-6 días, con un amplio rango de 0 a 24
días (Ministerio de Sanidad 2020).

El coronavirus es una familia de virus que causa infección en los seres humanos, según
la información proporcionada por la misión de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en China, con 55,924 casos confirmados al 20.02.2020, la mediana de edad fue
de 51 años. El 51% de estos casos fueron varones en casos graves en grupos de riesgo
puede causar bronquitis o neumonía, síndrome respiratorio agudo y severo, fallo renal e
incluso la muerte (Consejo General de Colegios Farmacéuticos 2019).

Los coronavirus que afectan al ser humano (HCoV) pueden producir cuadros clínicos
que van desde el resfriado común con patrón estacional en invierno hasta otros más
graves como los producidos por los virus del Síndrome Respiratorio Agudo Grave
(SARS) y del Síndrome Respiratorio de Oriente Próximo (MERS-CoV). La vía de
transmisión entre humanos se considera principalmente por contacto directo con gotas
respiratorias de más de 5 micras.

El día 11 de marzo del 2020, la OMS declaró la pandemia mundial por coronavirus.
Desde el inicio de la epidemia hasta la fecha de este informe se ha alcanzado los
cuarenta y dos millones y medio de casos notificados en toda américa latina y el caribe
(Ministerio de Sanidad 2020).

Indicadores de comportamiento psicosocial desajustado

Ansiedad

Caracterizado por un sentimiento de opresión, tensión e inquietud permanente, en espera de


estar a merced de una amenaza, de un susto o un sentimiento de daño inminente.
Nerviosismo, inseguridad, fatigabilidad, inquietud, inestabilidad, intranquilidad, tensión
general y opresión. Sentimientos de preocupación, temor o susto y miedos irracionales.
Manifestaciones psicosomáticas tales como: sudoración, palpitaciones, agitación, temblor,
insomnios, sueño irregular, intranquilidad, rubor fácil y tendencia a comerse las uñas.

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