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Segunda Junta de Gobierno de Quito

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Segunda Junta de Gobierno de Quito
Flag of Patriotic Army of Ecuador 1809.svg
Bandera de la Junta Revolucionaria de Quito
Información general
Ámbito Estado de Quito
Tipo Junta de gobierno
Sede Palacio Real de Quito
Fundación 1 de septiembre de 1810
Disolución 9 de octubre de 1811
Jurisdicción Estado de Quito
Organización
Presidente José de Cuero y Caicedo
Vicepresidente Juan Pío Montúfar
Dependiente de Pueblo de Quito
Junta de Notables
Histórico
Presidente de la Real Audiencia de Quito ←Segunda Junta de Gobierno de Quito→
Presidente del Estado de Quito
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Proceso independentista de Ecuador
1809-1830
Primera Junta de Gobierno Autónoma de QuitoSegunda Junta de Gobierno de QuitoEstado
de QuitoProvincia Libre de GuayaquilDistrito del Sur en la Gran ColombiaSeparación
de la Gran ColombiaRepública del Ecuador

La Segunda Junta de Gobierno de Quito fue el gobierno ejecutivo que se creó en la


Presidencia de Quito a raíz de la llegada al territorio del coronel Carlos de
Montúfar, nombrado comisionado de regencia por la Junta Central de Sevilla. Gobernó
legalmente a nombre de Fernando VII entre el 1 de septiembre de 1810, cuando se
instaló, y el 9 de octubre de 1811, cuando se disolvió y sus miembros obligaron a
Manuel Ruiz Urriés de Castilla y Pujadas, I conde de Ruiz de Castilla a renunciar a
la presidencia una vez más, declarando la independencia absoluta del Estado de
Quito.

Índice
1 Antecedentes
2 La Junta
2.1 Renuencia de Guayaquil
2.2 Independencia del Estado de Quito
3 Referencias
Antecedentes
Artículo principal: Proceso revolucionario de Quito (1809-1812)
La invasión napoleónica a España y la consecuente abdicación del rey Carlos IV en
su hijo Fernando VII, quien a su vez abdicó a favor del emperador francés Napoleón
I, creó una tensa y caótica situación política que llevó al pueblo a sublevarse
formando "juntas", que eran gobiernos locales de carácter popular que aseguraban
luchar por España y por el Rey. La Junta Suprema Central, que gobernaba en nombre
de Fernando VII, funcionó a partir de septiembre de 1808 en Aranjuez y Sevilla, y
declaró en enero de 1809 que las colonias americanas eran territorio español; dando
paso, sin advertirlo, a la posibilidad de que en América se formaran juntas
similares.

La primera Junta de Gobierno Autónoma se creó en la ciudad de Quito el 10 de agosto


de 1809, después del derrocamiento del presidente Manuel Ruiz Urriés de Castilla
por un grupo de sublevados que formaron una junta de gobierno provisional. De los
participantes en aquella sonada, 32 acabaron siendo encarcelados y luego asesinados
por órdenes de Ruiz de Castilla en el Motín del 2 de agosto de 1810.1

La Junta

Crnel. Carlos de Montúfar y Larrea.


Tras una travesía de cuatro meses desde España, el 9 de septiembre de 1810 entró en
Quito el coronel Carlos de Montúfar, en su calidad de Comisionado Regio, recibido
con honores por el conde Ruiz de Castilla pero con algo de recelo por el resto de
autoridades españolas, que veían descontentas el hecho por tratarse del hijo de
Juan Pío Montúfar, II Marqués de Selva Alegre, quien había presidido la Suprema
Junta de Gobierno (tachada de independentista) en 1809 con su respectiva
persecución por disidencia.2 Sobre Carlos Montúfar, dice Pedro Fermín Cevallos:3
"Don Carlos Montúfar, mancebo de buen sentido y de valor, regularmente disciplinado
en la famosa escuela de la guerra contra los franceses, metidos en España, y de los
vencedores en Bailén; era, a no dudar, el más a propósito que entonces podía
apetecer la patria para defender su causa. Llegó en circunstancias en que
gobernantes y gobernados se miraban, más que con desconfianza, con airado encono, y
en las de que, aun cuando se habían despedido las tropas de Lima, todavía
conservaba el presidente mil hombres de guarnición, y esperaba que le llegarían
bien pronto las pedidas a los gobernadores de Cuenca y Guayaquil."
Las tropas peruanas de Arredondo dejaron Quito. Pero fueron reemplazadas por otras
enviadas desde Panamá, comandadas por Juan Alderete.

Tan pronto arribó, el joven Montúfar decidió convocar una nueva junta. Se
denominaría Junta de Gobierno, y era un triunvirado formado por Ruiz de Castilla,
el obispo de Quito Cuero y Caicedo y el propio Carlos Montúfar. Luego, se eligieron
representantes para la Junta, tomando en cuenta a los tres estamentos como en
Francia: el clero, la nobleza y el pueblo llano; debiéndose componer entonces de un
Diputado por cada cabildo de la Real Audiencia, dos del clero, dos de la nobleza y
uno de cada barrio importante de la ciudad de Quito, escogidos estos últimos por el
método de electores.4 Según Pedro Fermín Cevallos:3
"Hecho el escrutinio de los votos en favor de los individuos de que había de
componerse la junta, resultaron nombrados don Manuel Zambrano por el cabildo
secular; el magistral don Francisco Rodríguez Soto por el eclesiástico; los
doctores José Manuel Caicedo y Prudencio Báscones por el clero; el marqués de Villa
Orellana y don Guillermo Valdivieso por la nobleza; y por los barrios don Manuel de
Larrea, don Manuel Matheu y Herrera, don Manuel Merizalde y el alférez real don
Juan Donoso. Por unanimidad de votos fue elegido vicepresidente el Marqués de Selva
Alegre, y de secretarios don Salvador Murgueitio, y don Luis Quijano. Como se ve la
junta llegó a formarse casi de todos los comprometidos en la revolución; pero
también de esos mismos abanderizados por cuyas discordias había quedado malparada
la causa pública.
El 22 de septiembre, los representantes electos designaron como Vicepresidente de
la Junta a Juan Pío Montúfar, II Marqués de Selva Alegre y padre del Comisionado
Regio. Esto no fue bien visto por las autoridades españolas y por algunos nobles,
que veían como la familia Montúfar alcanzaba un poder cada vez mayor.4

Renuencia de Guayaquil
Cuando Carlos Montúfar quiso visitar las ciudades de Guayaquil y Cuenca, en su
calidad de Comisionado Regio, estas no le quisieron recibir. En efecto, Guayaquil
se había declarado separada de la Audiencia de Quito y el Virreinato de Nueva
Granada para ligarse al Virreinato del Perú, por lo que el virrey Abascal le
escribió una misiva que rezaba: «(...) desconociéndole como Comisionado del Rey,
pues no he recibido ninguna comunicación al respecto. Y aún en el supuesto de que
fuere tal Comisionado no se puede extender demasiado las facultades que se la ha
concedido, hasta el extremo de dictar leyes y organizar Juntas que turban la paz y
tranquilidad de estos pueblos».4
Para ejercer la misión a él encomendada por España, y conocer con certeza la
posición del pueblo guayaquileño, Carlos Montúfar envía una carta dirigida al
Ayuntamiento de esa ciudad el 20 de septiembre; en la misma explicaba que en
ejercicio de su cargo de Comisionado del Consejo de Regencia para la Real Audiencia
de Quito, ha determinado pasar a la ciudad portuaria. Manifiesta también que
desconoce la arbitraria y abusiva separación que hizo el Virrey de Perú sin
disposición especial del Virreinato de Nueva Granada, a cuya jurisdicción
pertenecía Guayaquil. Ocho días después dirige nuevamente una carta a nombre de la
Junta de Gobierno firmada por él mismo y el Conde Ruiz de Castilla, solicitando la
designación de los representantes de Guayaquil para su conformación, electos
mediante convocatoria de los cuerpos y nobleza4

El Ayuntamiento de Guayaquil, en sesión celebrada el 28 de septiembre con presencia


de Francisco Gil, Vicente Rocafuerte y Francisco Javier Paredes, conoce la carta de
Montúfar y sus intenciones de visitar la ciudad; a la que responde: «(...) respecto
de esta Provincia, está quieta y tranquila, sin necesidad de otras reformas y
disposiciones que las que ha tomado el excelentísimo señor Virrey del Perú (...) y
respecto de que este Cabildo no puede hacer nada que no sea conforme a lo que el
referido excelentísimo señor tenga bien en disponer en este asunto, detenga su
viaje».4

Respecto a la carta enviada a nombre de la Junta de Quito, la respuesta del


Ayuntamiento fue: «acerca de esta incidencia se ha dado cuenta al Sr. Virrey del
Perú, a quien únicamente esta Provincia quiere subordinarse, se acordó contestar al
Sr. Presidente de Quito y Comisionado Regio, reproduciéndole la contestación
anterior». Esta última parte se refiere a la misiva enviada por el virrey Abascal
al Ayuntamiento guayaquileño: «(...) se diga a dichos señores que excusen más
solicitudes que traigan el mismo aspecto con referencias a esos propios objetos y
que se entiendan directamente conmigo, el Virrey».4

Muere así toda esperanza de que Guayaquil se una al plan trazado por el coronel
Carlos de Montúfar. De igual manera recibió respuestas negativas del Ayuntamiento
de Cuenca; quedando relegada la Junta a los territorios de Quito, Ibarra,
Esmeraldas, Riobamba, Latacunga, Otavalo, Ambato y Guaranda.

Independencia del Estado de Quito


Artículo principal: Estado de Quito

Mapa del Estado de Quito (1811-1812).


Para el 9 de octubre la Junta de Gobierno, originalmente leal a la corona hispana,
volvió a declarar que no obedecería al virrey de la Nueva Granada, reivindicando
los valores del 10 de agosto de 1809. Apenas dos días después, el 11 de octubre de
1811, Quito proclamó su independencia total de España. Jurídicamente, este es el
episodio más importante en el proceso de formación del Estado ecuatoriano actual.
La mayoría de sus gestores, casi desconocidos, son los personajes que mejor
entendieron, desde la perspectiva quiteña, la significación política de una
Constitución y quienes le dieron dimensión histórica a la Nación/Estado de Quito.5

Ruiz de Castilla fue obligado a renunciar a la presidencia de la Junta, siendo


sustituido por el obispo Cuero y Caicedo, quien firmaba sus decretos de esta
manera: «"Joseph, por la gracia de Dios, Obispo y por la voluntad de los pueblos
Presidente del Estado de Quito"». Nuevamente, las ciudades cercanas le declararon
la guerra a Quito y despacharon tropas para someterla. Desde Lima llegó un Ejército
al mando de Toribio Montes para someter al nuevo Estado.

El 15 de febrero de 1812 se promulgó la primera Constitución ecuatoriana: la


Constitución del Estado de Quito, que establecía una República con división de
poderes y terminaba con cualquier sospecha sobre las convicciones republicanas de
los quiteños. Este fue el primer Estado independiente y soberano proclamado en el
territorio del actual Ecuador y ejerció jurisdicción sobre la Sierra central y
norte, así como sobre el litoral de Esmeraldas.6

El Estado tendría corta vida, pues un año después sería aplastado por las tropas
neogranadinas, peruanas y guayaquileñas; regresando el poder a manos españolas.
Finalmente, el territorio quitense se escindiría de manera definitiva de la
metrópoli en 1822, tras la Batalla de Pichincha.

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