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Violencia estructural en el tratamiento de humanos y de animales.

Algo que articula la cultura


como opuesta a la naturaleza para que nos vinculemos con animales y con otrxs animalizadxs,
de una manera singular.

Desde su punto de vista, para Cragnolini esa violencia estructural tiene tres conceptos
articuladores:

- Crueldad
- Sarcofagia
- Virilidad carnívora

Crueldad

Se deriva de crúor sangre en latino. Tiene que ver con la “satisfacción” que se produce cuando
se vierte sangre. Esto remite a la cuestión de la venganza y a la cuestión de cómo se han
planteado históricamente los vínculos con le otrx previos a la constitución de la sociedad civil.
Hay una conexión entre el ejercicio de la crueldad y la sangre que se vierte.

Concepto articulador de la unidad 1: Hemato-homo-centrismo: concepto derrideano. Derridá


lo trabaja en el seminario “la pena de muerte.” Señala que el concepto de “hombre” o “lo
humano” se ha articulado a lo largo de la historia -tanto del pensamiento como del relato de
los así llamados “hechos fácticos”-, en torno al modo en que la sangre es neutralizada,
consumada, lavada, blanqueada en la historia de la humanidad.

Según Mónica Nietzsche, en Zaratustra señala muchas veces de qué manera las grandes
doctrinas se constituyeron a partir de la sangre vertida y ese placer que se encuentra en la
sangre que se vierte, pero a su tiempo cómo esa sangre necesita ser blanqueada, purificada
para que se constituya el mundo de lo humano.

La cuestión de la crueldad se trabaja sobre todo en esa sangre que se vierte y lava en el
biocapitalismo. Los textos que hay para trabajar esta cuestión son los de Mbembé y Valencia.
Necropolítica y capitalismo gore.

Lo que muestra Valencia es de qué manera, mientras que el capitalismo opera con el lavado
de la sangre (la sangre no se ve en el capitalismo). El capitalismo se constituye más en los
activos financieros que en el trabajo viviente. Marx señala que el capital es trabajo muerto y
que ese trabajo muerto tiene que ser reactivado con la sangre del obrero, que le pone la
posibilidad de lo vital a ese capital muerto a través del trabajo.

En esta óptica del capitalismo puede verse el carácter ascéptico del valor de cambio,
mediante el cual lava la sangre. Lo que patentiza el biocapitalismo es de qué manera ahora la
vida es objeto de intercambio.

Biocapitalismo forma de organización de la vida social y económica por la cual el capital pasa a
ser la vida misma. No sólo la vida de los animales, tal como aparece en la producción intensiva
y otros ámbitos, sino también la vida humana. Estamos, en tanto humanos, sometidos en el
biocapitalismo a ser vidas que se intercambian.

La problemática de la crueldad se trabaja desde la perspectiva de Nietzsche en Genealogía de


la moral, y en cómo él la remite a la cuestión del ideal ascético.
La constitución de lo cultural entonces se erige sobre la base de un lavado de la sangre (previo
derramamiento -cruor-. La sangre se derrama y se lava. Hay crueldad encubierta, no asumida.
Este lavado lo realiza el capitalismo financiero. El texto de Valencia muestra cómo en
determinados ámbitos fronterizos sobre todo en América del Sur. En ese tipo de sociedades se
hace patente la contrapartida de este lavado de la sangre que se realiza en el capitalismo
financiero.

En esos ámbitos se conforman grupos humanos y de negocios en el cual quienes están


marginados respecto del gran proyecto del capitalismo financiero, imitan ese capitalismo, pero
casi como dando vuelta el tapiz. Mostrando el otro lado que tiene el capitalismo financiero.

El narcotráfico supone una serie de prácticas en relación con la muerte (secuestros, torturas,
etc.) suponen siempre el hacer que se produzca eso que el capitalismo financiero esconde, que
es la sangre que se vierte. Ejemplo de la virgen de los sicarios en Medellín.

Esto muestra cómo esos grupos humanos que no pueden acceder de manera directa a los
beneficios que permite el capitalismo a nivel de los negocios, generan sus propios negocios
que terminan siendo formas de necroempoderamiento (Valencia hace referencia a Mbembé)

Tanto narconegocios como trata de personas están vinculados con estas prácticas. La lógica
predatoria del capitalismo financiero se ve aquí en su aspecto más cruel. Se muestra cómo se
vierte la sangre, que en la forma más acostumbrada del biocapitalismo queda encapsulada en
la idea de la cultura, la idea de las necesidades, etc., etc.

Sarcofagia

Antes que usar carnivorismo se prefiere este término porque hace evidente la ingesta
cadavérica. Sarcófago remite a esa piedra que se comía los cadáveres en los relatos antiguos.
Si alguien dejaba un cadáver allí, después de un tiempo desaparecía y sólo quedaban los
huesos.

La sarcofagia alude a la cuestión de la necesidad de la devoración. Cuando se habla de la


devoración hay que tener presentes esos elementos que plantea Derridá con respecto al
hecho de que aquel que se instaura como voz de autoridad (Sujeto, soberano, padre, ley) es al
mismo tiempo el que devora (Derridá - Es necesario comer, o el cálculo del sujeto). Aquel que
tiene la posibilidad de elevar la voz (ejercer autoridad) es al mismo tiempo el que puede
comerse al otro, el que ejerce la devoración. Esto se verá en los textos en términos de ese
poder del soberano de poder decidir la vida y la muerte del otro.

Desde ese punto de vista la idea de sarcofagia permite pensar los mecanismos asimilativos o
introyectivos de la otredad. Cuando Derridá habla de la vinculación con el otro, señala de qué
manera esa deuda que tenemos con el otro, que es una deuda infinita, implica siempre que no
hay duelo posible, porque todo trabajo de duelo implica introyectar al otro, y cuando yo
introyecto al otro, el otro pasa a ser parte de mi mismidad, y si pasa a ser parte de mi
mismidad, es parte de mi propiedad. Hay que tener en cuenta entonces que la idea de la
ingesta cadavérica está profundamente vinculada con la idea de la figura del soberano, del
padre, de la ley y su carácter devorador (apropiador).

Esto permite ir al tercer elemento.


Virilidad carnívora

Es un sintagma derrideano, que alude a la cuestión de que el soberano siempre es devorador


de carne. Es el que siempre se devora al otro, pero al mismo tiempo el ejercicio de su
soberanía implica el ejercicio de esa ingesta cadavérica. El soberano es el que come carne. No
podríamos pensar un jefe de Estado asumiendo de manera directa la cuestión del veganismo,
porque la figura de autoridad del jefe de Estado se instaura básicamente sobre el ejercicio
sarcofágico. Se puede ser autoridad si uno se puede devorar al otro. Los jefes de Estado en
general son carnívoros.

Aquí la virilidad carnívora se vincula con la idea de sexismo.

Crueldad, sarcofagia y virilidad carnívora, nos permiten enlazar sexismo, racismo y


especismo.

Esto se ve constantemente en el texto de Patterson. Están articulados en la constitución del


vínculo que tenemos con humano y no humanos, estos elementos: racismo como desprecio a
determinados grupos humanos en función de su raza (o también de sus selecciones religiosas,
sexuales, etc.), desde una perspectiva que pone el centro en lo humano y establece jerarquías.

Muestra de qué manera el racismo (esclavitud pero también colonialismo) tal como se
manifestó en EEUU y en Alemania, está íntimamente vinculado con el especismo porque
supone también la cuestión del desprecio a especies que se consideran inferiores (aun dentro
de lo humano).

Patterson muestra cómo se articular racismo y especismo en función del capitalismo. El


capitalismo representa un hilo conductor entre estos elementos.

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