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TRABAJO DE TECNOLOGIA

PRESENTADO POR:
ELIANA MARCELA ESTRADA ARIAS

GRADO:701

DOCENTE:
HEIDER

ASIGNATURA:
TECNOLOGIA

INSTITUCION EDUCATIVA SANTALIBRADA


NEIVA-HUILA
2021
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una
muestra diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por los startups
educativos norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado.
Los cambios provocados por la pandemia han servido para dar un empujón
definitivo a una transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y
más a realidad, en la que tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad
virtual o aumentada, apps, plataformas y otros recursos educativos van poco a
poco popularizando un cambio de paradigma hacia una educación más
innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que sin embargo no se olvida de sus
dimensiones más humanas, según el informe Rethink Educación: el secreto está en
el cómo, presentado hoy por The Valley.

“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial
y las nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos
alrededor de los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar,
crear, colaborar, crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de
Innovación de The Valley, “en los que creemos que debe basarse la educación y
que harán que el humano siga en el centro, dentro de una sociedad cada vez más
tecnológica, para seguir viviendo en un sistema lo más diverso, inclusivo y
democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se están produciendo, indica,
tienen que ver con la tecnología, pero también con el replanteamiento del modelo,
del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los contenidos o de cómo
enganchar a los estudiantes en su propia educación.

“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de
educación cívica y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno,
para quien la parte tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo
que ya se está haciendo hoy con la programación. “El aprendizaje de la
programación es una competencia para acceder al mercado laboral como en su día
lo fue para nosotros aprender inglés. No se trata de que todos seamos
programadores, sino de que entendamos programación”, afirma Fran García del
Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL PAÍS el pasado
mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro

De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una


muestra diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups
educativos norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado.
Los cambios provocados por la pandemia han servido para dar un empujón
definitivo a una transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y
más a realidad, en la que tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad
virtual o aumentada, apps, plataformas y otros recursos educativos van poco a
poco popularizando un cambio de paradigma hacia una educación más
innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que sin embargo no se olvida de sus
dimensiones más humanas, según el informe Rethink Educación: el secreto está en
el cómo, presentado hoy por The Valley.

“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial
y las nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos
alrededor de los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar,
crear, colaborar, crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de
Innovación de The Valley, “en los que creemos que debe basarse la educación y
que harán que el humano siga en el centro, dentro de una sociedad cada vez más
tecnológica, para seguir viviendo en un sistema lo más diverso, inclusivo y democrático
posible”. Muchos de los cambios que ya se están produciendo, indica, tienen que ver con
la tecnología, pero también con el replanteamiento del modelo, del formato (en un
entorno mucho más híbrido), de los contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en
su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director que el humano siga en el centro,
dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un sistema lo
más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se están
produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
de Innovación de The Valley, “en los que creemos que debe basarse la educación y que
harán
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro
De la creciente importancia de la tecnología en el ámbito educativo son una muestra
diáfana los más de 2.200 millones de dólares recaudados por las startups educativos
norteamericanas en 2020, entre acuerdos de capital de riesgo y privado. Los cambios
provocados por la pandemia han servido para dar un empujón definitivo a una
transformación digital que cada vez suena menos a futurismo y más a realidad, en la que
tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, apps,
plataformas y otros recursos educativos van poco a poco popularizando un cambio de
paradigma hacia una educación más innovadora, disruptiva, colaborativa y práctica que
sin embargo no se olvida de sus dimensiones más humanas, según el informe Rethink
Educación: el secreto está en el cómo, presentado hoy por The Valley.
“En este mundo tan automatizado por todo lo que suponen la inteligencia artificial y las
nuevas tecnologías, es el momento de recuperar esos rasgos más humanos alrededor de
los cuales hemos estructurado el informe: imaginar, explorar, pensar, crear, colaborar,
crecer y trascender”, explica Juan Luis Moreno, director de Innovación de The Valley, “en
los que creemos que debe basarse la educación y que harán que el humano siga en el
centro, dentro de una sociedad cada vez más tecnológica, para seguir viviendo en un
sistema lo más diverso, inclusivo y democrático posible”. Muchos de los cambios que ya se
están produciendo, indica, tienen que ver con la tecnología, pero también con el
replanteamiento del modelo, del formato (en un entorno mucho más híbrido), de los
contenidos o de cómo enganchar a los estudiantes en su propia educación.
“Me la imagino mucho más basada en el desarrollo personal como ciudadanos que
orientada solamente a la formación en conocimientos; menos teórica y mucho más
práctica. Y muy ligada a la naturaleza, porque ha habido una clara falta de educación cívica
y social sobre la sostenibilidad del planeta”, responde Moreno, para quien la parte
tecnológica se enseñará de forma natural en las escuelas, algo que ya se está haciendo
hoy con la programación. “El aprendizaje de la programación es una competencia para
acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. No se
trata de que todos seamos programadores, sino de que entendamos programación”,
afirma Fran García del Pozo, responsable de CODE.org en España, en una entrevista con EL
PAÍS el pasado mes de marzo: “No sabemos cuáles serán los trabajos del futuro.

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