Está en la página 1de 10

HISTORIOGRAFÍA, NACIÓN Y ALTERIDADES RACIALES EN COLOMBIA, 1853-

1869

Álvaro Andrés Villegas-Vélez


Becario y candidato a Doctor en Historia,
Universidad Nacional de Colombia, sede
Medellín; Antropólogo, Universidad de
Antioquia. Correo electrónico: aavilleg@unal.
edu.co

Este artículo es un avance de investigación de


la tesis doctoral en curso: “Nación, civilización
y alteridad en Colombia (1848-1941):
representaciones sobre la población y el
territorio”, que cuenta con el apoyo financiero
de la Universidad Nacional de Colombia
a través de la Convocatoria Nacional de
Investigación 2008, Modalidad 6.

Abstract Resumen Resumo


Through an indepth analysis of writings A través de la revisión de varios escritos Através da revisão de artigos vários que
published between 1853 and 1869, this article publicados entre 1853 y 1869, este artículo foram publicados entre 1853 e 1869, este
demonstrates that the writing of history in plantea que la escritura de la historia en aqui apresentado afirma que a escritura
Colombia was influenced by the modern- Colombia estuvo marcada por la experiencia da historia na Colômbia marcou-se
colonial experience of learned citizens. From moderna colonial de los letrados nacionales. pela experiência moderno/colonial dos
this perspective, the 19th century writers Desde este lugar de enunciación, ellos letrados nacionais. Partindo deste lugar de
perceived and described a world in which percibieron y describieron un mundo en el enunciação, eles perceberam e descreveram
the racial characters, the singularities of the que los caracteres raciales, las singularidades um mundo no qual os caracteres raciais,
environment and the local customs, were the del medio ambiente y las costumbres as singularidades do meio ambiente e as
basic interpretive tools in order to understand eran las claves interpretativas básicas para costumes eram as chaves de interpretação
the past, modify the present and construct the comprender el pasado, modificar el presente básicas para compreender o passado, mudar
future. This resulted in a historiography whereby y construir el futuro. Esto dio lugar a una o presente e construir o futuro. Isto abriu as
the national territory, the person and the producción historiográfica en la cual la unidad portas para uma produção historiográfica na
understanding of time, were fractured by the del territorio, del sujeto y de la temporalidad qual a unidade do território, do sujeito e da
presence of inappropriate alterities. nacional era fracturada por la presencia de temporalidade nacional foram fraturadas
unas alteridades inapropiables. pela presença de umas alteridades não
próprias.

Key words authors: Palabras clave autor: Palavras-chave:


Writing history, modernity/coloniality, racials Escritura de la historia, modernidad/ Escritura da história, modernidade/
alterities, nation. colonialidad, alteridades raciales, nación. colonialidade, alteridades raciais, nação

Key words plus: Palabras clave descriptor:


Colombia, History, Cologne, Colombia, Race Colombia, Historia, Colonia, Colombia,
relations, Colombia, Historiography. Relaciones raciales, Colombia, Historiografía.

Mem.soc / Bogotá (Colombia), 12 (24): 19-28 / enero-junio 2008 / 19


Introducción un sí mismo definido justamente por este con-
traste.1
A Germán Colmenares (`Historia´ 7-23; Conven- La oposición entre la barbarie de la alteridad y la
ciones) debemos, entre otras cosas, el habernos civilización urbana y letrada era construida y ad-
señalado la importancia de la historiografía deci- ministrada diferencialmente, según quién la re-
monónica. Para él, lejos de ser una historia patria presentara, en qué momento y ante quiénes. En
trivial y vacía, era un género, ambivalente y am- definitiva, era profundamente contextual, y no
biguo, de suma importancia para los proyectos homogénea y estable, como tradicionalmente se
de construcción nacional en la América hispá- ha descrito, aunque algunos territorios y los gru-
nica. Desde su perspectiva, llena de sugerencias pos que habitaban en ellos fueron más asociados
y matices, la tensión y, por ende, el interés de a la barbarie que otros.
esta historiografía se desprendía de las relacio-
nes entre las convenciones narrativas importadas La escritura de la historia en un contexto
de Europa y la heterogénea realidad americana. moderno/colonial
En este artículo se reformula esta hipótesis y se
propone que las convenciones contra la cultura, El siglo XIX fue el siglo de la historiografía por
centrales en la configuración de la historiografía excelencia. Tanto en Europa como en la Amé-
decimonónica, no fueron narrativas sino episte- rica hispánica las transformaciones sociales fue-
mológicas, producto de la experiencia moderno/ ron tratadas dentro de una narrativa que tenía
colonial de los letrados nacionales. al Estado nacional como eje espacial y temporal.
Desde este lugar de enunciación, ellos percibieron En un interesante examen del siglo XIX, Mau-
y describieron un mundo en el que los caracteres ricio Tenorio Trillo (Argucias) señala que la his-
raciales, las singularidades del medio ambiente toriografía de esta época se caracterizó por tres
y las costumbres eran las claves interpretativas acentos: las emancipaciones como origen de las
básicas para comprender el pasado, modificar el sociedades, la vinculación de la historiografía
presente y construir el futuro. Esto dio lugar a con la literatura y con la escritura en general, y
una producción historiográfica en la cual la uni- la constante preocupación por la barbarie y la ci-
dad del territorio, del sujeto y de la temporalidad vilización.
nacional, era fracturada por la presencia de unas El primer acento muestra claramente la intención
alteridades inapropiables. de toda historiografía, tal como lo ha plantea-
Las élites letradas de la segunda mitad del siglo do Michel de Certeau (Escritura), de separar su
XIX estuvieron marcadas por el deseo civilizador presente de su pasado, de dejar de ser lo que se fue.
(Rojas), que incluía la inserción económica en Simultáneamente, los letrados buscaban crearse
los mercados internacionales, el ingreso al con- un lugar propio, en el tiempo y en el espacio, a
cierto de las naciones civilizadas, el control te- través de lo que excluían. La escritura de la histo-
rritorial de las extensas zonas periféricas, la uni- ria en la América hispánica y Colombia2 no fue
ficación de la población y la oposición, en todos la excepción, y se caracterizó por la construcción
los ámbitos, de la civilización a la barbarie. No de fronteras entre la Colonia y la República, en-
obstante, este deseo no puede ser reducido a su tre el pasado y el presente, entre los gobiernos
dimensión homogeneizadora, pues a la par traía civilizadores y los caudillismos bárbaros, entre
consigo procesos de diferenciación que hicieron los criollos y las castas (Dávila).
del Estado nacional en formación un campo de Es más, mientras los primeros eran ubicados implí-
interlocución conflictivo, en el cual se confron- citamente en el cuadrilátero histórico conformado
taban diversas formas de elaborar y referirse a la
1 Estos otros operan como materializaciones de la alteridad. Ber-
diferencia y a la desigualdad. En medio de estas nand (105-133).
luchas, algunos grupos humanos fueron defi- 2 Durante el período estudiado se tuvieron como nombres oficiales:
nidos como Otros, replicas dobles, inversas o República de Nueva Granada (1834-1858), República de Colombia
(1858), Confederación Granadina (1858-1860), Estados Unidos de
complementarias, pero siempre subalternas, de Nueva Granada (1860-1861) y Estados Unidos de Colombia (1861-
1886).

20 / Vol. 12 / Nº 24 / enero - junio de 2008


por los vértices de la escritura, la historicidad, la colombiano, es un buen punto de partida para
identidad y la conciencia, las segundas fueron pensar las convenciones contra la cultura, dado
ubicadas en el cuadrilátero etnológico, limitado el éxito de su relato, el cual se ha convertido en
por la oralidad –comunicación propia de las so- una verdadera prisión historiográfica en la que
ciedades bárbaras o tradicionales que impedía la la crítica a sus interpretaciones deja incólume su
producción y la acumulación de conocimiento estructura narrativa y fáctica (Betancourt-Men-
verdadero–, la espacialidad –propia de una po- dieta; Colmenares, `Historia´; Múnera).
blación dominada por su entorno y sin historia–, Alfonso Múnera (13-14) ha argumentado que Res-
la alteridad –como diferencia que plantea una trepo produjo tres grandes mitos que aún hoy
ruptura cultural y que es transformada en des- están vigentes. El primero de ellos fue que la
igualdad– y la inconsciencia –propia de quienes Nueva Granada al momento de su emancipación
necesitan ser representados desde afuera, pues era una unidad política administrada desde la
son incapaces de hacerlo ellos mismos (Certeau). ciudad de Santafé; el segundo consiste en la idea
Las representaciones sociales sobre las razas y, por de que los criollos se levantaron el 20 de julio de
ende, la elaboración de alteridades raciales fueron 1810 con el fin de crear una nación independien-
centrales en la construcción de las fronteras pro- te; el tercero sostiene que la emancipación fue
pias de la escritura de la historia y, en general, una obra de los criollos en la que las castas o ra-
en el aparato epistemológico decimonónico (Te- zas participaron como entes pasivos e ignorantes,
norio). La ruptura con el colonialismo no im- alineados en uno u otro bando.
plicó, entonces, una ruptura con la colonialidad Para Restrepo, como para el resto de los hombres
del poder/saber/ser propia del mundo moderno/ de letras, la narración se construía en torno a la
colonial, la cual permitió la codificación de la di- tensión presente, entre el pasado y el futuro. En su
ferencia en tipos raciales, la vinculación de las obra la emancipación era el origen de un mundo
formas de trabajo y la naturaleza al capitalismo nuevo, pero también una época de transición en-
global, la formación de subjetividades subalternas tre la oscuridad de la Colonia y la luz de la civili-
y hegemónicas, la jeraquización de los saberes y zación republicana. Pero esta tensión entre el pa-
la supremacía de las formas de conocimiento sado y el futuro se transformaba rápidamente en
occidental, y un intenso escepticismo misántró- un conflicto que enfrentaba a los criollos contra
po que duda de la humanidad de los otros y los las castas, como el mismo Colmenares (Conven-
ciones 31) lo alcanzó a vislumbrar cuando planteó
transforma, de ese modo, en seres eximidos (Cas-
que “El miedo al pasado era también el miedo a
tro-Gómez; Maldonado-Torres 127-167; Migno-
un mestizaje oscuro al que podía atribuirse una
lo; Quijano 93-126).
herencia extraña e imprevisible de violencia an-
cestral. Este miedo de una sociedad bárbara ex-
Alteridades, colonialidad e historiografía en
cluía absolutamente el sueño de una unidad”.
Colombia
La escritura de la historia tenía, entonces, dos fun-
ciones principales: una función política - pedagó-
La historiografía decimonónica en nuestro país es
gica, pues, tal como lo planteaba el liberal radical
un buen ejemplo de dicha colonialidad. Ejemplo
José María Samper (Apuntamientos 161) (1828-
que ha pasado relativamente inadvertido dado el
1888), “La historia deriva su importancia para
rechazo a priori sufrido por dicha historiografía,
el linaje humano del hecho de tener una mi-
a pesar de las advertencias hechas por Germán
sión eminentemente moralizadora y política
Colmenares, que al parecer solamente empiezan
por sus enseñanzas inmortales”; y una función
a despertar interés recientemente.
mimética4 dentro de la cual se debía representar
José Manuel Restrepo3 (1781-1863), considera-
tada, en Bensanzon (1858), en esta edición, corregida y ampliada
do generalmente como el primer historiador como lo enuncia Restrepo, se extendió el marco temporal de 1819
a 1832 y se agregó una historia de la revolución en Venezuela. La
3 Restrepo publicó la Historia de la revolución de Colombia en París edición utilizada para este artículo se basa en esta última.
(1827), la disolución de la primera Colombia que integraba territo- 4 Sergio Mejía (63-85), Consuelo Ospina de Fernández (49-67) e
rios pertenecientes a las actuales Colombia, Panamá, Venezuela y Inés Quintero (93-113) han señalado la importancia que la crítica
Ecuador, lo hizo publicar una segunda edición, corregida y aumen- de fuentes tuvo para los historiadores decimonónicos.

Historiografía, nación y alteridades raciales en Colombia, 1853-1869 / Álvaro Andrés Villegas-Vélez / 21


la realidad con imparcialidad y objetividad, tal el porvenir, era el elemento indíjena, la dominación que al-
como lo expresaba Restrepo en la advertencia a canzó el contrario nos dará la clave del problema histórico de
su Historia o José Manuel Groot5 (1800-1878): nuestra condición social, el estremo del hilo que por entre el
laberinto nuestro de nuestras revoluciones, nos conducirá al
He preferido, en mucha parte de esta obra, las inserciones conocimiento de la verdad política.
de textos originales a los relatos propios; porque es cierto que
cuanto más un historiador deje hablar a los contemporáneos, La valoración del pasado prehispánico muestra si-
en lugar de hablar él por ellos, tanto más garantiza la verdad multáneamente la flexibilidad y la fortaleza colo-
de sus apreciaciones, y tanto más satisfecho queda el lector. No nial del poder/saber/ser, ya que permite reivindi-
se tiene la misma fe en el retrato hecho por un pintor, que en car grupos que son generalmente descalificados,
el de una fotografía; porque aquél puede haber hecho favor sin salirse de una clasificación social sustentada
o disfavor a la persona, o puede no haber sido muy feliz en en criterios raciales. Esta misma flexibilidad to-
la ejecución, mientras que de la máquina fotográfica nadie lera una defensa del legado y la raza hispánicos
desconfía porque ella reproduce lamisma verdad. Esta es la sin impugnar la emancipación, tal como lo hacen
diferencia que hay entre decir lo que dijo otro, a oírselo decir a Sergio Arboleda y José Manuel Groot.
él mismo (10). Tanto en estos dos letrados como en José María
Samper y José Manuel Restrepo, lo que está en
El estudio del pasado servía para actuar en el pre- juego es la fundación de un nuevo orden social
sente, solo cuando en él se analizaba realistamen- y el lugar que les corresponde en él a los diver-
te las condiciones de la sociedad que ese mismo sos grupos sociales, regionales y raciales. A pesar
pasado había legado. El letrado conservador Ser- de la utopía que representaba el comienzo desde
gio Arboleda (1822-1888) en una obra publicada cero, estos letrados tuvieron que escribir la his-
originalmente en 1869 lo señaló así: “es preciso toria desde una sociedad que acababa de abolir
estudiar nuestros pueblos a la luz de su propia la esclavitud y que todavía se interrogaba sobre las
historia y teniendo en consideración su carácter, estrategias de integración y reducción de los in-
su posición, las razas que los componen y sus di- dígenas. Hechos que impactaba el mismo pasado
ferentes manera de vivir” (79). que se pretendía representar de una forma neu-
El análisis desapasionado de las razas, del medio tral.
y de las tradiciones era, pues, la clave para en- Para Samper (Ensayo), por ejemplo, el criollo ha-
contrar soluciones a una revolución que se había bía sido el impulso y el cerebro de la revolución,
transformado en una serie constante de rebelio- los indígenas habían entrado a la guerra bajo la
nes. En efecto, la mayor parte de la historiogra- tutela de los caudillos y se habían comportado
fía se había dedicado a justificar la revolución como buenos soldados y guerrilleros, aunque en
al convertir al período colonial en una sombra su mayoría habían sido realistas; los negros, que
oscura que se proyectaba sobre el presente y a sirvieron a ambos bandos, habían sido valientes
la raza española en un grupo poco apto para la en la victoria y cobardes cuando estaban venci-
labor civilizadora, que llevó incluso a una valora- dos. Para él y para Restrepo, los mulatos eran los
ción positiva del indígena prehispánico (Samper mestizos que más habían entendido y aportado a
Apuntamientos 163):6 la emancipación.
Si probamos, pues, que la lucha [entre indígenas y peninsu- Diversos investigadores (Appelbaum; Appelbaum
lares] existía, i que de los dos elementos componentes de la et ál.; Arias; Múnera; Restrepo) han mostrado la
nueva sociedad, el mejor, el mas puro, el mas fecundo para inestabilidad y ambigüedad del concepto de raza
5 Historia (10). Esta obra se publicó por primera vez en 1869. La
en el siglo XIX colombiano, que se superponía
edición utilizada para este artículo está basada en la segunda edi- de forma frecuente a la noción, de mayor uso du-
ción publicada en 1889.
rante la Colonia, de castas. A pesar de la laxitud
6 Valoración que cobijó principalmente a los indígenas de las tierras
altas, considerados más civilizados, y que trazó una discontinui- con que los letrados decimonónicos utilizaban el
dad entre los indígenas del pasado y los nativos contemporáneos concepto y elaboraban las clasificaciones raciales,
a los letrados. Apreciaciones similares se pueden leer en la Pere-
grinación, publicado bajo el pseudónimo de Alpha, por el político y
es posible señalar que la raza tenía que ver con el
publicista liberal Manuel Ancízar.

22 / Vol. 12 / Nº 24 / enero - junio de 2008


fenotipo, el linaje, las costumbres, el lugar de na- una ilustración viva de los efectos de la esclavitud
cimiento y el continente de origen de la raza, lo hispana en las costumbres de los criollos y de las
cual permitía escribir sobre la raza negra, etíope castas, en especial de los indígenas. Los pastusos
o africana, la raza americana o la raza indígena, la en especial fueron recurrentemente tachados de
raza hispana o la raza blanca. A pesar de la poli- ignorantes y fanáticos, y de nuevo fue Restre-
semia del concepto y de su uso, es indudable que po (Historia 4, 220) quien institucionalizó esta
durante la segunda mitad del siglo XIX y duran- imagen: “Con estos y otros sermones semejantes,
te la primera del siglo XX, que no es objeto de emanados de la boca de un Obispo y de un clero
este artículo, los hombres de letras racializaron7 fanático, por no decir, embustero, los ignorantes
constantemente a la población colombiana. pastusos corrieron, como siempre, a las armas,
Sin embargo, no se debe confundir la importancia para degollar insurgentes, o con la muerte conse-
de la clasificación racial de la población con al- guir el martirio peleando por su amor el Rey”.
guna forma de determinismo racial. La raza ser- José María Samper (Ensayo 87), quien defendía el
vía como un elemento articulador del medio, las argumento de que los conflictos políticos y ar-
costumbres, la ascendencia y la apariencia, ele- mados postindependentistas eran una prolonga-
mentos que formaban una amalgama dúctil que ción de la lucha entre la Colonia y la República,
permitía que la transformación de uno de ellos calificaba al indígena pastuso de
influenciara a los otros. La articulación entre raza
y medio, en particular, estuvo enmarcada en un … salvaje sedentario, bautizado, que habla español (aun-
proceso de invención de una geografía patria que con provincialismos) y cree que el mundo está todo en
que regionalizó la nación y racializó las regiones, sus montañas, sus pueblos y cortijos y sus fiestas parroquiales.
construyendo una jerarquía moderna/colonial Pequeño de cuerpo y rechoncho, de color bronceado más bien
en la cual se les asignó a estas un determinado que cobrizo, con la mirada estúpida y concentrada, malicioso,
grado de moralidad, orden y capacidad de pro- astuto, desconfiado, y á veces pérfido, indolente en lo moral,
greso. Esta división regional/racial fue inscrita en pero laborioso y sufrido, fanático y supersticioso en extremo, el
el ordenamiento espacial del emergente Estado indio pastuso es un ser tan fácil de gobernar por medios cleri-
nacional, al tiempo que contribuía a configurar- cales como indomable una vez que se declara en rebelión.
lo (Appelbaum).
Las múltiples articulaciones posibles de las razas La importancia de la alteridad racial en la visión
deberían relativizar las acusaciones que se les han y división del mundo era de tal magnitud que
hecho a los letrados decimonónicos de determi- incluso Sergio Arboleda (85), enconado contra-
nistas raciales, en la medida en que las caracterís- dictor político e historiográfico de Samper, con-
ticas raciales podían ser modificaciones a través cordaba con este:
de la educación, el contacto con la civilización y
el medio, principalmente. Dondequiera que la raza cobriza, a que la americana perte-
La narración de los hechos de la emancipación ocu- nece, ha sido entregada a sus solos esfuerzos, nos la presenta la
rridos en el suroccidente colombiano ilustra la historia con los caracteres de una raza pasiva e inerte. […].
dimensión colonial de la historiografía nacional El indígena americano es leal por veneración y respeto más
y los procesos de racialización y regionalización. que por amor: de costumbres generalmente puras, metódico,
En efecto, la provincia del Cauca fue frecuen- laborioso y respetuoso de la propiedad ajena, deja de serlo
temente denostada por la resistencia que indí- cuando se le ordena lo contrario; pues se mueve por prestigio
genas, mulatos y negros opusieron a la indepen- y no por reflexión; hábil para las artes manuales, fía más en
dencia. La ciudad de Pasto se convirtió en uno la maña que en la fuerza; y tenaz en sus hábitos, es difícil ha-
de los símbolos de esta resistencia y, por ende, en cérselos cambiar, y toca en lo imposible penetrarle de pronto de
7 Por racialización se entiende los procedimientos mediante los
una idea nueva. Por inclinación es religioso; mas, como obe-
cuales se construyeron y naturalizaron las diferencias entre gru- dece mucho y discurre poco, la religión es para él un precepto,
pos humanos e individuos, utilizando clasificaciones jerárquicas,
jamás un sentimiento; y necesita que las ceremonias del culto
sustentadas en la noción de raza y producidas en el marco de los
legados nacionales de la colonialidad (Appelbaum; Appelbaum et externo le impongan respeto, veneración y temor.
al).

Historiografía, nación y alteridades raciales en Colombia, 1853-1869 / Álvaro Andrés Villegas-Vélez / 23


Agustín Codazzi (454), al llegar a la provincia de guerrilleros, en su mayoría negros y mulatos, que
Pasto en medio de sus labores en la Comisión hostigaban constantemente a los ejércitos patrio-
Corográfica durante la década de 1850, resaltó la tas. Para Restrepo (Historia 4, 325) “Solamente
buena índole, sobriedad, laboriosidad y religiosi- la ignorancia, unida a los deseos de aprovecharse
dad de los pastusos, incluyendo a los indígenas. del pillaje y del desorden, podía mantener a mu-
Para él, su genio, temible por la extrema ignoran- chos de los patianos en su obstinada lucha contra
cia, el dominio de la superstición y el fanatismo la República”.
religioso, podía ser superado por el contacto e A pesar de que negros, mulatos e indígenas estaban
integración con el resto de la república. marcados por la ignorancia y la alteridad racial,
Por su parte, José Manuel Groot (Historia IV, 455), los primeros ocupaban un lugar sumamente
en su afán de destacar la presencia clerical en la diferenciado de los indígenas. Estos eran con-
siderados un elemento reactivo y manipulable,
historia de Colombia, niega que el realismo de
mientras negros y mulatos eran descritos como
los indígenas del sur de la provincia del Cauca
un elemento racial en crecimiento y en expan-
se debiera a su fanatismo religioso y considera
sión, dada su fortaleza física y su resistencia a las
que fue causada por la dura represión –fusila-
condiciones adversas de las tierras bajas. La si-
mientos e imposición de tributos– a que fueron
tuación era tal que Restrepo (133) plantea:
sometidos por los dirigentes patriotas en sus pri-
meras campañas militares. Para este letrado la
Una de las grandes medidas que Bolívar había dictado poco
causa indígena se vio más perjudicada durante la antes fue que se tomaran tres mil esclavos jóvenes y robus-
república, momento en el cual sus formas orga- tos de las Provincias de Antioquia y del Chocó, así como dos
nizativas fueron desarticuladas y se les cobró un mil de Popayán, para aumentar el ejército. El Vicepresidente
tributo, ya no en plata ni en especie al rey, sino Santander hizo observaciones sobre esta providencia por la
en sangre para la república, pues los batallones multitud de brazos útiles que se arrancaban de la agricultu-
estaban, en su opinión, conformados mayorita- ra y de las minas. Sin embargo, el Libertador Presidente la
riamente por indígenas que morían por disputas mandó cumplir, manifestando ser altamente justa para resta-
ajenas a sus intereses (Groot Historia I, 492). blecer la igualdad civil y política, porque mantendría el equi-
El planteamiento de Groot cobra vigencia e im- librio entre las diferentes razas de la población. La blanca era
portancia en la medida en que es corroborado y la que había soportado el peso de la guerra en Cundinamarca,
ampliado por la historiografía contemporánea si continuaba el mismo sistema, la africana sería pronto más
(Gutiérrez), la cual ha mostrado las diversas for- numerosa. Por otra parte, cuatro o cinco mil esclavos jóvenes
mas mediante las cuales los indígenas del actual y robustos agregados al ejército prestarían un auxilio pode-
departamento de Nariño defendían las tierras roso y oportuno para continuar con ventajas la guerra de la
comunales, negociaban con la élite local realista Independencia. Por iguales motivos se previno después que en
y ejercían formas de organización política relati- Popayán, sobre todo, se admitieran al servicio de las armas y
vamente autónomas. Desde esta perspectiva, la se concediera la libertad a cuantos esclavos se alistaran volun-
“seducción” bajo la cual estaban estos indígenas tariamente, disposición que en breve se generalizó.
no era propiamente la seducción del fanatismo
religioso, sin excluirla, sino la ejercida por la crea- Sin embargo, la necesidad de involucrar a toda la
ción de nuevos resguardos, y la posibilidad de población para lograr la victoria y evitar un des-
negociar y disminuir las cargas tributarias. Todo angre de los criollos, lo que sin duda convertiría
ello en medio de relaciones clientelistas que ata- a la futura república en otra Haití, produjo el te-
ban a los indígenas a la élite realista local. mor de una guerra de castas, razas o colores.8 Este
Otros formidables oponentes de la emancipación temor fue especialmente intenso en la ciudad de
en el suroccidente colombiano fueron los patia- Cartagena, pues “Como desde el principio fue
nos. De nuevo fue Restrepo quien les otorgó un llamada la plebe a tomar parte en los movimien-
lugar importante dentro del relato de los hechos tos, a fin de echar por tierra al partido real, ella se
de la independencia al describirlos como hábiles
8 Términos utilizados frecuentemente como equivalentes.

24 / Vol. 12 / Nº 24 / enero - junio de 2008


insolentó; y la gente de color, que era numerosa Marixa Lasso (“Race”; “Un mito”) ha argumentado
en la plaza, adquirió una preponderancia que con que las guerras de emancipación fueron funda-
el tiempo vino a ser funesta a la tranquilidad pú- mentales en la elaboración de una forma particular
blica” (Restrepo, Historia 1, 189). Los causantes de representar la nación –que ella denomina
de esta situación fueron los hermanos Piñeres; en armonía racial– que enfatiza la unidad de los
especial, “Gabriel predicaba por todas partes la neogranadinos y la benevolencia de las relacio-
igualdad absoluta, ese dogma destructor del or- nes interraciales. Oponiéndose al revisionismo,
den social. Siempre se le veía cercado de negros actualmente hegemónico en la historiografía,
y mulatos sin educación y quería que los demás Lasso señala que la predicación de la armonía
ciudadanos ejecutaran lo mismo, bajo la pena de racial no se puede reducir a un proyecto maquia-
ser tenidos por aristócratas” (203-4). vélico de las élites para lograr la participación de
Para los criollos estaba claro que la revolución no sectores poblacionales marcados por la alteridad
era para todos, ni debía ser un estado permanen- racial, sino que también fue un fenómeno expan-
te. Arboleda (165) lo expresó claramente: dido y apropiado por estos sectores.
Desde las Cortes de Cádiz, reunidas para solventar
… esa revolución [la revolución social que el distinguía de el vacío de poder provocado por la invasión na-
la revolución de independencia] decimos, dirigida por esos poleónica a la península ibérica y en las cuales es-
caudillos, ha explotado sin cesar la voz igualdad para solven- tuvieron reunidos diputados de ambos lados del
tar la barbarie contra la civilización. El elemento bárbaro Atlántico, el americanismo, el republicanismo y
en América es nuws, mientras que la parte civilizada, casi el patriotismo fueron asociados a la igualdad ra-
toda de raza europea, es una reducida minoría. Aquí la igual- cial y, por ende, a la enunciación de la armonía
dad de todos, sin consideración a la inteligencia ni a la virtud, racial en América, mientras la opresión racial fue
equivale a poner el imperio en manos de los bárbaros y tiende construida y señalada como rasgo hispánico.
a promover la más atroz de las guerras: la guerra de castas La noción de armonía racial continuó siendo útil luego
que, a Dios gracias, no se ha manifestado todavía. de la emancipación, en la medida en que resaltaba
la unidad de la nueva nación contra la amenaza
La argumentación de Arboleda ilustra el temor ra- del faccionalismo. Esto permitió que hacia 1824
cial de los letrados que tensiona constantemen- todas las constituciones políticas de los nuevos
te la historiografía decimonónica colombiana y Estados nacionales promulgaran la igualdad ra-
muestra la vinculación que estos hacían entre los cial de las personas libres. En la costa Atlántica de
acontecimientos ocurridos cincuenta años antes Colombia, los conflictos surgían por la presión
y los hechos de su propio tiempo. Arboleda, un de numerosos grupos que pretendían convertir
conservador caucano, escribe desde una expe- estas victorias jurídicas en resultados prácticos, lo
riencia social marcada por las profundas divi- cual era generalmente interpretado como llama-
siones y confrontaciones políticas, económicas y dos a la guerra de razas.9 El profundo temor que
provocaba esta posibilidad es utilizado por Groot
sociorraciales que se habían generado en torno a
(Historia 4, 119) para explicar la cancelación del
la abolición de la esclavitud, la ampliación de la
proyecto de emancipación del Caribe:
ciudadanía y la participación política de sectores
racialmente marcados en el Estado del Cauca
(Sanders). 9 Aunque está por fuera de las pretensiones de este artículo, que
se concentra en la escritura decimonónica de la historia, es inte-
La situación de las décadas de 1850 y 1860 convoca resante señalar la contradicción en la historiografía contempo-
a la memoria y a la escritura los temores de una ránea sobre el papel de la raza en la costa Atlántica colombiana
a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, mientras Aline
guerra de castas en las décadas de 1810, 1820 y Helg (Liberty) ha planteado que la gente negra escogió variadas
1830, temor que se concentraba en la costa At- formas de revuelta, resistencia y adaptación que no se apoyaron
en la raza (acciones legales, redes clientelistas, parentesco ritual,
lántica colombiana y en figuras como el artesano negociaciones políticas, y demostraciones de fuerza), Alfonso
Pedro Romero y el almirante José Prudencio Pa- Múnera (Fracaso) ha argumentado que las solidaridades raciales
y regionales caracterización las actuaciones políticas de los diver-
dilla, quienes participaron de forma destacada en sos grupos en la ciudad de Cartagena y, en general, en la costa
el proceso independentista. Caribe.

Historiografía, nación y alteridades raciales en Colombia, 1853-1869 / Álvaro Andrés Villegas-Vélez / 25


Entonces se dispuso que la escuadra colombiana, en combina- fracaso civilizador de los peninsulares se debía a
ción con la de México, obrara sobre las dichas islas, lo que no sus intentos por controlar bajo una sola forma de
habría tenido buen resultado, ni para los libertadores ni para gobierno la diversidad de grupos y espacios que
los libertados, que no habrían sido los blancos sino los negros, habían conquistado. Este tipo de sociedades he-
que bien pronto habrían prevalecido sobre aquéllos. Pero hubo teróclitas internamente no podía recibir sino un
la fortuna de que se atravesase la mediación de la Inglaterra
gobierno democrático, pues este era, a su juicio,
y los Estados Unidos, que desaprobaron el proyecto, por lo cual
el único régimen en el cual el mestizaje10 no en-
se abandonó. El gobierno inglés dio bien a entender que la
contraba impedimentos. Samper fue uno de los
principal razón porque se oponía, era la de no exponer a la
primeros letrados en la América hispánica que
población blanca de esas islas a correr la misma suerte que en
defendió vigorosamente el proceso del mestizaje
Santo Domingo.
como una forma de integración de los territorios
Las ideas que los criollos propagaron para la for- y las poblaciones y como la fórmula para la crea-
mación de la nueva sociedad estaban dentro de ción de “Una civilización mestiza, es verdad, sor-
la tradición ilustrada, republicana y liberal, pero prendente, difícil en su elaboración, tumultuosa
al mismo tiempo debían estar acordes al esta- y ruda al comenzar, contradictoria en apariencia,
do de la población, sobre todo si estas ideas eran pero destinada á regenerar el mundo, mediante la
refrendadas por la legislación. En esta medida, práctica del principio fundamental del cristianis-
nociones como igualdad o soberanía del pueblo no mo: el de la fraternidad!”
debían ser difundidas ni aplicadas irreflexivamente.
En síntesis, las leyes, en la opinión de los letra- Reflexiones finales
dos, no solamente debían proscribir y prescribir
sino que tenían también una función creadora de La escritura de la historia en el siglo XIX es simul-
la sociedad a la cual regulaban, a la que vez que táneamente revolucionaria y antirrevolucionaria.
se debían adaptar a las condiciones sociales pre- Sus tensiones internas, provocadas en buena me-
existentes. En este sentido, la elección del fede- dida por su separación del colonialismo, pero no
ralismo o del centralismo era un asunto esencial de la colonialidad, la transforman en una verdade-
en cuyo núcleo estaba la búsqueda de la armonía ra prosa de la contrainsurgencia, dentro de la cual
entre la legislación y la sociedad. Restrepo (His-
se socava y se vela cualquier alternativa política
toria 6, 531) hizo una defensa apasionada del
de los sectores marcados por la alteridad racial,
centralismo, basada por supuesto en los caracte-
pues a través de estos no habla la civilización y la
res raciales:
conciencia sino la irracionalidad y sus taras.
El carácter conflictivo de esta historiografía recae
La Nueva Granada desde 1810 hasta 1816, Buenos Aires,
tanto en la contradicción entre las convenciones
Guatemala y Méjico, son ejemplos y argumentos incontesta-
narrativas europeas y la realidad americana como
bles de los males que el sistema de gobierno federativo derrama
en los interrogantes surgidos al intentar fundar
profusamente sobre los pueblos de la raza española en Améri-
un Estado nacional en medio de una población
ca. Nos alucinamos en otro tiempo cual niños sin experiencia
10 El papel del mestizaje en las formaciones nacionales iberoameri-
en política, creyendo que podíamos y debíamos organizarnos canas ha sido objeto en los últimos treinta años ha sido objeto en
como los descendientes de la raza anglo-sajona en la América los últimos treinta años de una fuerte revisión que lo ha reducido a
una ideología excluyente. Peter Wade (“Images”; “Rethinking”) ha
del Norte, a quienes nos supusimos iguales. He aquí el origen planteado recientemente que las mezclas raciales y las apelacio-
fecundo de los males que sufren y que acaso aún sufrirán por nes a ellas no solo homogenizan, sino que también crean y man-
tienen la alteridad y dan frecuentemente lugar a una represen-
mucho tiempo Buenos Aires, Guatemala y Méjico. tación nacional en forma de mosaico. En el mismo sentido, Julio
Arias (Nación) ha señalado, en esta misma línea, que el mestizaje
hizo posible pensar y generar una unidad dentro de la diversidad de
José María Samper (Ensayo 79) consideraba que la
origen. A través del mestizaje se buscó unificar la sociedad, mo-
heterogeneidad racial y geográfica de la república dificando las herencias negras e indígenas, pero sin suprimirlas,

hacía inviable cualquier forma de gobierno que sino más bien manejándolas diferenciadamente según los valores
y características que fueran útiles para el Estado nacional y los
no fuera federalista; incluso, que buena parte del intereses de las élites.

26 / Vol. 12 / Nº 24 / enero - junio de 2008


heterogénea étnica y culturalmente, la cual se ha- Groot, José Manuel. Historia eclesiástica civil de Nue-
llaba asentada en un territorio extenso y difícil- va Granada. Tomos I, IV, V. Bogotá: ABC, 1953.
mente controlable. Es, en definitiva, el problema Restrepo, José Manuel. Historia de la revolución de
de cómo incluir dentro de la narración nacional la República de Colombia, Tomo 1 [1969], Tomo 4
grupos cuya exclusión era el sustento del orden [1969], Tomo 6 [1970]. Medellín: Bedout.
colonial, orden que retornaba indefinidamente Samper, José María. Apuntamientos para la historia
en los escritos de los letrados. política y social de la Nueva Granada desde 1810 y
La inclusión propuesta por los hombres de letras especialmente de la administración del 7 de marzo.
era una inclusión diferida en un doble sentido, en Bogotá: Imprenta del Neo-Granadino, 1853.
cuanto que estaba pospuesta en el tiempo y pro- ___. Ensayo sobre las revoluciones políticas y la condi-
yectada en un futuro en el cual la nación estuviera ción social de las repúblicas colombianas (hispano-
de hecho y no solo de derecho unificada, y en americanas): con un apéndice sobre la orografía y
cuanto era una inclusión que no suprimía la alte- la población de la Confederación Granadina. París:
ridad, sino que la enunciaba, la enfatizaba, en úl- Thunot, 1861.
timas, la hacía visible. Desde esta perspectiva, la
nación se convierte en un espacio liminar, escrito Fuentes secundarias y bibliográficas
e inscrito, en medio de las historias heterogéneas Appelbaum, Nancy. Muddied waters. Race, region,
y las problemáticas localizaciones de la alteridad and local history in Colombia, 1846-1948. Dur-
(Bhabha; Hall). ham & London: Duke UP, 2003.
___. Macpherson, Anne y Karin-Alejandra Rosem-
En la historiografía decimonónica, los peninsula-
blatt. “Introduction. Racial nations”, Race and
res fueron derrotados y la república marchó en
nation in modern Latin America. Eds. Nancy Ap-
búsqueda de su ingreso al concierto de las na-
pelbaum, Anne Macpherson y Karin-Alejandra
ciones civilizadas, pero la inapropiable presencia
Rosemblatt. Chapell Hill & London: U North
de la alteridad sigue haciendo trizas el sueño de
Carolina Press, 2003. 1-31.
la nación como un sujeto unificado de la histo-
Arias Vanegas, Julio. Nación y diferencia en el siglo
ria. El siglo XX será testigo de la continuidad XIX colombiano. Orden nacional, racialismo y tax-
de la dimensión colonial de las narraciones sobre onomías poblacionales. Bogotá: Uniandes, 2005.
la nación y de la elaboración de representacio- Bernand, Carmen. “Mestizos, mulatos y ladinos
nes racializadas de la población, aunque con un en Hispanoamérica: un enfoque antropológico
discurso marcado por la retórica eugenésica y la de un proceso histórico”, Motivos en antropolo-
medicalización de la sociedad. gía americanista. Indagaciones en la diferencia. Ed.
Miguel León-Portilla. México: FCE, 2001. 105-
Bibliografía 33.
Betancourt-Mendieta, Alexander. Historia y nación.
Fuentes primarias Medellín: La Carreta, 2007.
Ancízar, Manuel. Peregrinación de Alpha. Tomo I. Bhabha, Homi K. El lugar de la cultura. Buenos Ai-
Bogotá: Banco Popular, 1984. res: Manantial, 2002.
Arboleda, Sergio. La República en la América Espa- Castro-Gómez, Santiago. La poscolonialidad expli-
ñola. Bogotá: Banco Popular, 1972. cada a los niños. Popayán: Universidad del Cauca
Codazzi, Agustín. “Estado del Cauca”, Geografía y Pontificia Universidad Javeriana, 2005.
física y política de la Confederación Granadina. Vol. Certeau, Michel De. La escritura de la historia.
1. Estado del Cauca, provincias del Chocó, Buena- México: U Iberoamericana, 1985.
ventura, Cauca y Popayán; provincias de Pasto, Tú- Colmenares, Germán. “La `Historia de la Revolu-
querres y Barbacoas. Obra dirigida por el General ción´, por José Manuel Restrepo: una prisión his-
Agustín Codazzi. Eds. Guido Barona, Camilo toriográfica”. La independencia: ensayos de historia
Domínguez, Augusto Gómez y Apolinar Figue- social. VV.AA., Bogotá: Instituto Colombiano de
roa. Popayán: Universidad del Cauca, 2002. Cultura, 1986. 7-23.

Historiografía, nación y alteridades raciales en Colombia, 1853-1869 / Álvaro Andrés Villegas-Vélez / 27


___. Las convenciones contra la cultura. Ensayos so- ___. Fronteras imaginadas. La construcción de las
bre historiografía hispanoamericana del siglo XIX. razas y de la geografía en el siglo XIX colombiano.
Bogotá: Tercer Mundo, U del Valle, Banco de la Bogotá: Planeta, 2005.
República, Colciencias, 1997. Ospina de Fernández, Consuelo. “Análisis del texto
Dávila, Luis Ricardo. La América noble y republica- de Francisco Javier Vergara y Velasco, Novísimo
na de fronteras intelectuales y nacionales. Medellín: texto de historia de Colombia, 1908”. Memoria y
Universidad Pontificia Bolivariana, 2005. Sociedad 10, 21 (julio-dic. 2006): 49-67. Bogotá:
Gutiérrez Ramos, Jairo. “Acción política y redes de Pontificia Universidad Javeriana.
solidaridad étnica entre los indios de Pasto en Quijano, Aníbal. “Colonialidad del poder y clasifi-
tiempos de la Independencia”. Historia Crítica 33 cación social”. El giro decolonial. Reflexiones para
(enero-junio 2007): 10-37. Bogotá: Universidad una diversidad epistémica más allá del capitalismo
de los Andes. global. Eds. Santiago Castro-Gómez y Ramón
Hall, Stuart. “Identidad cultural y diáspora”, Pen- Grosfoguel. Bogotá: Pontificia Universidad Jave-
sar (en) los intersticios. Teoría y práctica de la crítica riana, Universidad Central y Siglo del Hombre,
poscolonial. Eds. Santiago Castro-Gómez, Óscar 2007. 93-126.
Guardiola-Rivera y Carmén Millán de Benavi- Quintero, Inés. “El surgimiento de las historiogra-
des. Bogotá: PU Javeriana, 1999. 131-45. fías nacionales: Venezuela y Colombia, una pers-
Helg, Aline. Liberty & equality in caribbean Colom- pectiva comparada”. Historia y Sociedad 11 (sept.
bia 1770-1835. Chapel Hill & London: Univer-
2005): 93-113. Medellín: Universidad Nacional
sity North Caroline P, 2004.
de Colombia.
Lasso, Marixa. “Race war and nation in Caribbean
Restrepo, Eduardo. “‘Negros indolentes’ en las plu-
Gran Colombia, Cartagena, 1810-1832”. Ameri-
mas de los corógrafos: raza y progreso en el oc-
can Historical Review 111.2 (abril 2006): 336-61.
cidente de la Nueva Granada de mediados del
Washington: American Historical Association.
siglo XIX”. Nómadas 26 (abril 2007): 28-43. Bo-
___. “Un mito republicano de armonía racial: raza
gotá: Universidad Central.
y patriotismo en Colombia, 1810-1812”. Revista
Rojas, Cristina. Civilización y violencia. La búsqueda
de Estudios Sociales 27 (agosto 2007): 32-45. Bo-
de la identidad en la Colombia del siglo XIX. Bo-
gotá: U de los Andes.
gotá: Pontificia Universidad Javeriana, Norma,
Maldonado-Torres, Nelsón. “Sobre la colonialidad
2001.
del ser: contribuciones al desarrollo de un con-
Sanders, James E. Contentious republicans. Popular
cepto”. El giro decolonial. Reflexiones para una di-
politics, race, and class in Nineteenth-Century Co-
versidad epistémica más allá del capitalismo global.
Eds. Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfo- lombia. Durham: Duke UP, 2004.
guel. Bogotá: PU Javeriana, U Central, Siglo del Tenorio Trillo, Mauricio. Argucias de la historia.
Hombre, 2007. 127-67. Siglo XIX, cultura y “América Latina”. México:
Mejía, Sergio. “Estudio histórico de la Historia ecle- Paidós, 1999.
Wade, Peter. “Images of Latin American mestizaje
siástica y civil de Nueva Granada de José Manuel
and the politics of comparison”. Bulletin of La-
Groot (1800-1878)”. Historia y Sociedad 7 (dic.
tin American Research 23.3 (julio 2004): 355-66.
2000): 63-85. Medellín: U Nacional de Colom-
Oxford: Society for Latin American Studies.
bia. ___. “Rethinking mestizaje: ideology and lived ex-
Mignolo, Walter D. Historias locales/diseños globales. perience”. Journal of Latin American Studies 37.2
Colonialidad, conocimientos subalternos y pensa- (mayo 2005): 239-57. Cambridge: Cambridge
miento fronterizo. Madrid: Akal, 2003. UP.
Múnera, Alfonso. El fracaso de la nación. Región, cla-
se y raza en el Caribe colombiano (1717-1810). Bo- Fecha de recepción: noviembre 24 de 2007.
gotá: Banco de la República y El Áncora, 1998. Fecha de aprobación: mayo 19 de 2008.

28 / Vol. 12 / Nº 24 / enero - junio de 2008

También podría gustarte