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La paradoja winnicottiana.

Su valor en la clínica psicosomát ica.

El aporte que distingue el legado de Donald Winnicott es su idea


de Espacio transicional, espacio potencial, espacio de juego, esa
zona de descanso de la ardua tarea de diferenciación entre lo
subjetivo y lo objetivo, Espacio ent re lo subjetivo y lo objetivo,
entre la separación y la unión, que comienza en el inicio de la
separación madre-infans.

En los comienzos, gracias a la experiencia de ilusión, de hallar-


crear el objeto facilitada por la madre, el infans vive un "ser uno"
con la madre. Cuando comienza el inicio de la separación se
puede constituir o no este espacio intermedio, dependiendo de
los modos de respuesta materna a estas señales de crecimiento
del infans. Si puede desilusionar, frustrar, pero no deja caer. Si
todo va bien se inicia el "jugar", el entretenerse, siem pre y
cuando exista, como telón de fondo, la confiabilidad en la madre.

Su perspectiva permite siempre puntos de fuga frente a lo


dilemático, puntos de fuga que dan lugar a alternativas creativas
que trascienden los encierros binarios entre determinación e
indeterminación ¿Qué es sino el Jugar.,. 7 ¿Qué es la

transicionalidad?

Es ese reducto de indeterminación, esa zona de descanso ante la


ardua tarea de discriminar entre lo subjetivo y lo objetivo, ese
todo es posible en el ámbito de jugar; un modo de dar
posibilidades a lo imposible, valga la paradoja, de permitir,
además, que lo que hoy es imposible mañana pueda ser
realizable, dando lugar a lo nuevo, a lo "porvenir".

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Entre la determinación y la indeterminación, la determinación
también es necesaria, en tanto permite la constitución subjetiva,
lo que Winnicott llama el "yo soy", diferente y diferenciado del
otro, pero ese reducto de indeterminación sostenido por la
lógica paradoja! habilita un recreo, una capacidad de recreación,
como adquisición psíquica que conforta y revitaliza la vida y su
inexorable encuentro con lo imprevisible, con todo lo que
queda fuera del dominio de la omnipotencia (lo real).

El valor de esa lógica paradoja! ubica a Winnicicott dentro de una


corriente importante del pensamiento contemporáneo que
deconstruye el pensamiento binario como modo de ser y de
pensar de occidente. La metafísica occidental regida por la lógica
identitaria y su preocupación por el ser, la esencia, lo que
trasciende. En su obra habita otra lógica, la lógica paradoja!.
Lógica que subyace a la transicionalidad, lógica que alberga la
dimensión temporal de la vida, la vida como pasaje, como
transito.

Sus aportes permiten acompañar los avatares de esos tránsitos.


Dice Winnicott que la aceptación de la paradoja es una cuestión
de mirada, de actitud de la MSB. Esta actitud implica la
capacidad de detectar la pregunta que no debe ser formulada
para permitir el juego, su despliegue, para no interrumpirlo. La
pregunta rompe el juego. Enfrenta a tener que establecer una
diferencia, una determinación precoz e impuesta por otro (por
ejemplo: "Qué es eso? Un sombrero o una cacerola?" ). Esta
pregunta surge de una posición subjetiva que busca fijar
identidades. Busca dominar, controlar, apoderarse de lo
impredecible, posición que según la filosofía corresponde al
sujeto moderno. A diferencia de esta posición, la mirada que
acepta la paradoja, se acompaña de adecuación y de capacidad
de identificación sensible, de una curiosa apertura a lo que va
aconteciendo. Esta ultima actitud es lo que permite la

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constitución de ese espacio transicional, de la capacidad
metafórica, y de llegar a ser y a diferenciarse acorde al ritmo
personal. Es la posición que ve al otro como otro, en los inicios la
madre al infans, y entonces intenta descubrirlo y acompañar de
modo sensible las idas y vueltas de ese proceso de subjetivación.

Me interesa relacionar la transicionalidad, la capacidad de jugar


de la MSB, de aceptar la paradoja, como condición de brindar un
handling que permita la integración psicosomática.

El handling materno, el modo en que sostiene, en que maneja las


proximidades y distancias corporales con el infans, su modo de
acariciar, el tino, el tacto, la sensibilidad en el trato con el cuerpo
del infans, promueve o perturba esa integración.

Fue en el campo de la psicosomática donde pude tomar cont acto


con cierto modo de handling materno que fuerza al infans al
imponer sus propios ritmos.

Investigando en la casuística hemos podido observar las


características del discurso familiar y de la modalidad vincular en
pacientes afectados en el cuerpo. Se trataba de casos de asma y
de alergia que traeré aquí, particula rmente la alergia como
paradigmática de los procesos a los que aquí me refiero. Lo que
se observa es que el hijo está ubicado en el lugar de hijo-
posesión, y este lugar esta naturalizado dentro del discurso
familiar impidiendo tanto la experiencia de ilusión como una
separación estructurante, que permita acceder a un cuerpo
propio. Dentro de este discurso, la distancia es signada de
rebeldía y traición y condena a que esta solo se establezca por
reacción u oposición. Se es en tanto se es parte del corpus
familiar. Imposición que detiene y retiene el devenir identitario
perturbando el logro de una identidad personal, abierta,
porosa, al cruce con la diferencia.

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Esta imposición identitaria, al incitar la reacción y la oposición,
estimula un modo de vincularidad susceptible, intolerante, único
modo de defensa rígida ante un ceder que es amenaza de fusión.
Podemos pensar que la susceptibilidad y la intolerancia serían
"modos de suplencia" ante la ausencia de una legalidad
exogámica que delimite las fronteras entre el cuerpo del infans y
el cuerpo materno familiar que autorice a ser, a diferenciarse y a
apropiarse del propio cuerpo.

Para este autor la clave del proceso es que el interjuego entre


proximidades y distancias, entre unión y separación, sea
marcado, respetando los ritmos madurativos del lnfans por esa
madre que sabe jugar. Jugar a ser uno con el infas y ser ella
misma.
Sus aportes nos llevaron a reformular las reacciones de
susceptibilidad, como un reaccionar primario, un estado de
alarma paranoide primario frente a un hacer materno que no
deja ser.1

Transferencia y handling en la clínica de la susceptibilidad


narcisista.

Si consideramos que hay fallos primarios, ante la presencia de un


"handling materno", que dirige el movimiento, controla, fuerza e
impone un ritmo que no es el propio del infans, que promueve
acatamiento o terquedad reactiva, es menester en fa clínica
inaugurar una actitud, un holding y handling que registre fa
singularidad a partir del respeto y adecuación al ritmo propio del
paciente.

Este tema lo hemos profundizado, en relación a sus Ideas acerca del ser v del hacer. En su concepción,
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el ser corresponde al elemento femenino puro que brinda continuidad, v el hacer al elemento
masculino puro, que efectúa el corte, instaura la diferencio, y que lo relaciono con lo pulsionol, con el
reatStro de la actividad pulsional por parte del infons.
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A partir de los aportes de Winnicott, podemos llamar escucha
sensible a la capacidad del analista de detectar los efectos
traumatizantes vividos por el paciente, ya sea por inmadurez en
el vínculo primario -donde esas experiencias traumáticas en los
inicios del proceso de subjetivación llevan a la patología de
escisión (Winnicottb o por participación en vínculos familiares
en que esa vincularidad traumática está naturalizada
Es el analista que al poder registrarlos los recogerá y devolverá a
través de ofrecer un holding, un nuevo trato, un nuevo clima
vincular que haga diferencia en la repetición.
Nos interesa dejar testimonio de modos necesarios de estar y
acompañar el proceso para incidir en la problemática de
front eras identitarias y en sus reacciones de susceptibilidad.
Winnicott sugiere en la clínica psicosomática no interpretar,
esperar, brindar confiabilidad para que el paciente pueda vivir
la experiencia de llegar a la integración de modo personal.
Hemos observado que esta espera aporta calma y hace
diferencia con la ansiedad y la hiperactividad de la madre.
1- Flexibilidad y capacidad de adecuación del encuadre como
modo, a veces inaugural, de que el paciente viva la
experiencia de adecuación de un Otro que se deja afectar y
por eso puede adecuarse a sus ritmos, modo primario del
registro de la singularidad de decirle "te reconozco como
otro", al modo en que la madre se adecua y brinda la
experiencia de ilusión. La adecuación del encuadre sin
temor a perder la identidad analítica.
La defensa identitaria ya sea de ciertas posiciones
teóricas, así como de sus aspectos masculinos y
femeninos, puede actuar como resistencia del lado del
analista .

2- Las " idas y vueltas", las oscilaciones ambivalentes entre


retracciones y acercamientos en transferencia .

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Estos vaivenes son el modo de traer, a través de la
repetición, su ambivalencia entre el deseo y el miedo a
atreverse a ser, a diferenciarse, a arrojar el objeto de
amparo. Suelen acompañar los momentos de transición
que exigen cambios identificatorios, como casamiento,
maternidad, etc. Ante estas circunstancias, el acercamiento
activo del analista (un llamado al paciente, el ir a su casa
ante una regresión psicosomática), lejos de significar una
intrusión a su ritmo, puede tener el valor de respuesta
inaugural a un " llamado" imposible de ser formulado por
estos pacientes. He llamado a este quehacer del analista
"handling paterno en transferencia", en tanto es incluir
una presencia "aliada", que como tercero, t oma la iniciativa
en un intento de sostener al paciente para que se atreva a
hacer el corte, el gesto de "repudio de lo distinto de mi"
con el objeto de amparo, ¿cómo? Con maleabilidad
(Rousillon), con firmeza y sensibilidad, evitando
modalidades drásticas. Según Winnicott, este gesto
acompañado por la madre, que se deja repudiar y sigue
estando, que responde al grito o llamado del infans, es
estructuralmente necesario para adueñarse del propio
cuerpo.
Hemos pensado que cuando el analista va en búsqueda del
paciente pone el cuerpo, presta su presencia como
suplencia ante el fallo de esa marca identificatoria que lo
autoriza a ser. Lo recata del desamparo de quedar en
posición de objeto del corpus materno familiar.
Estas experiencias vividas en transferencia no son inocuas,
inauguran un creer y un confiar en otro, que lo "ve" ahí
donde nunca fue visto y atemperan la retracción y la
reticencia a la dependencia.

3- Pacientes suelen ir y venir de un especialista a otro, esto


corresponde a la "dispersión de agentes responsables",

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indicador, para Winnicott de las escisiones múltiples. I!
analista que sabe "dejarse abandonar" permitirá que el
paciente experimente el juego de acercamiento y distancia
desde su gesto espontaneo.

4- El sostener un estilo firme y flexible por parte del analista


es otra experiencia que introduce un clima vincular inédito,
permite sentir y descubrir un t rato diferente al
naturalizado. Hemos observado la fr ecuencia en el vínculo
familiar de un estilo donde aparecen escindidos, por un
lado, la dureza, la inflexibilidad, las posiciones tajantes y,
por otro, un ceder excesivo, un ceder atentatorio del ser.
(Canteros, N. 2004)

El brindar estas experiencias en transferencia, introduce,


por primera vez, una diferencia respecto del estilo
familiar, diferencia que cumple función de terceridad en
tanto le permite comenzar a registrar la modalidad
familiar naturalizada y comenzar a interrogarse.
Interrogación acerca del deseo materno, del amparo
familiar, del goce en el control y el poder que subyace en
brindar ese amparo.

Es esta interrogación la que permite continuar el trabajo de


elaboración a partir de la apertura asociativa. Nuevamente
nos encontramos transitando desde la escucha sensible, y
su respuesta en brindar experiencias diferentes, al pasaje a
través de estas experiencias al trabajo asociativo.

Desde esa posición que sabe jugar, basada en esa


aceptación de la paradoja, podemos brindar un darse
desapropiador del analista, un dar lugar a que el paciente
juegue un juego de apropiación subjetivante en ese entre-
dos. Esta experiencia jugada en la clínica va promoviendo la

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constitución de una subjetividad discriminada y con
fronteras identitarias porosas abiertas al cruce con la
diferencia.

Pensamos que ese "darse" en transferencia del analista


surge de un saber acerca de la vulnerabilidad, del
desvalimiento, del dolor de lo traumático. Un saber que no
necesitamos oponer dentro de una lógica de exclusión al
saber que nos brinda la escucha del inconsciente. La
inclusión de ambos saberes, desde una lógica que tolera la
paradoja al modo winnicottiano, habilita una posición
analítica que protege de la clausura identificatoria de un
"deber ser de una sola manera", como psicoanalistas en el
ejercicio de nuestra clínica.

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