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PODER JUDICIAL
Sala 2
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Zulia
Maracaibo, 13 de Mayo de 2011
201º y 152º
DECISIÓN: N° 110-11
Han subido las presentes actuaciones en virtud del recurso de apelación interpuesto
por la Abogada en ejercicio GISELA LÓPEZ ATENCIO, inscrita en el Inpreabogado
bajo el N° 48.170, obrando con el carácter de defensora del ciudadano JOSÉ
MANUEL GUANIPA BENCOMO, identificado en actas, en contra de la decisión
dictada por el Juzgado Octavo de Primera Instancia en funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del Estado Zulia, en fecha 25 de febrero de 2011; en el acto
de la audiencia preliminar.
Sostiene así que: “…De la simple lectura de las actas que componen la Decisión
recurrida observamos que tal como se señala en la primera denuncia del presente
Recurso de Apelación la Juzgadora de la recurrida, Omite(sic) totalmente darle
respuesta oportuna a los alegatos de la defensa, y por ende la referida decisión
adolece de vicios que causan gravamen irreparable, ya que, el acto procesal por
excelencia donde las partes pueden acogerse a la alternativa de prosecución de
proceso, acogida en audiencia como lo fue la del Acuerdo Reparatorio, manifestando
oportunamente en dicho acto (sic), precluye en dicha fase intermedia, ya que estamos
en presencia de una causa desarrollada bajo el procedimiento Ordinario, no
existiendo otra oportunidad procesal legal para que se efectúen acuerdos
reparatorios; la juzgadora de la recurrida no obstante la manifestación de voluntad
asumida tanto por la victima como por el Imputado de autos, pasa por encima del
consentimiento libre de las partes asumido con plena conciencia de los derechos
involucrados, ya que, sus voluntades fueron esgrimidas en forma libre y con pleno
conocimiento de sus derechos, y siendo que nos encontramos en presencia de un
hecho punible que le es procedente éste tipo de alternativa como lo es el delito de
APROVECHAMIENTO DE COSAS PROVENIENTES DEL DELITO, previsto y
sancionado en el artículo 470 del Código penal, y con respecto al delito de
LESIONES INTENCIONALES GRAVES, la representante fiscal Solicitó el
Sobreseimiento de conformidad con el artículo 318 del Código Orgánico Procesal
penal, como representante del Ministerio Público, que tiene la exclusiva y única
titularidad de la Acción Penal en el Sistema Acusatorio vigente; por lo que la
Juzgadora de la recurrida (sic) violenta el debido proceso, por la falta de aplicación
del artículo 40, primer aparte, ordinal 1’’ del Código Orgánico Procesal Penal. Dicho
artículo se encuentra establecido en el Libro Primero, Título 1, Capítulo III del
Código Orgánico Procesal Penal, correspondiente a las “Alternativas a la
prosecución del proceso “, específicamente a los “Acuerdos Reparatorios “...”;
Argumenta que: “…Esta norma corresponde a los Tribunales de Primera Instancia en
fase preparatoria, y cuando el Fiscal del Ministerio Público haya presentado la
acusación, y ésta haya sido admitida en la audiencia preliminar, o antes de la apertura
del debate, si se trata de un procedimiento abreviado. Además, en el presente caso,
no hubo pronunciamiento por parte de la recurrida. …”; continúa la defensa
realizando un análisis referente a los acuerdos reparatorios
“(Omissis) Ahora bien, este Tribunal de Control oídos los alegatos de las partes y de
un estudio exhaustivo de las actas que conforman el presente expediente acuerda no
aceptar el cambio de calificación jurídica del delito planteado por el Fiscal del
Ministerio Público en su exposición por no satisfacer a quien aquí decide los alegatos
planteados por la vindicta pública siendo que los resultados últimos de su
investigación concuerdan con la calificación jurídica del delito que precalificó el
inicio de su investigación y de las actas procesales que componen el mismo aunado
al hecho que la representante del Ministerio Público pretende cambiar el tipo penal
alegando la declaración de la víctima que como es sabido por los que dirigimos los
debates penales y mas aún quien dirige este Tribunal no le está dada la facultad de
tocar el fondo de la causa y mucho menos valorar pruebas y en consecuencia se
hacen los siguientes pronunciamientos, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 330 del Código Orgánico Procesal Penal: PRIMERO: Admite totalmente la
acusación presentada por el Fiscal Cuadragésima Sexta (46°) Auxiliar del Ministerio
Público, en contra de los imputados JOSÉ MANUEL GUANIPA BENCOMO y
JENI DEL VALLE SÁNCHEZ CADENAS, como AUTORES Y
RESPONSABLES, en la comisión de los delitos de ROBO AGRAVADO y
LESIONES INTENCIONALES GRAVES, previstos y sancionados en los Artículos
458 y 415 del Código Penal Venezolano, cometidos en perjuicio del ciudadano
ALEJANDRO ANTONIO PÉREZ OROZCO; en los términos en los cuales fue
formulada por considerarla ajustada a derecho, por cuanto la misma cumple con los
requisitos establecidos en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal, ya que
además de contener la identificación de los acusados y de sus defensores, también
cumple con una relación clara y circunstanciada del hecho punible atribuido, con
indicación de los fundamentos de la imputación, las pruebas ofrecidas, el precepto
jurídico aplicable y la solicitud de apertura a juicio: Todo ello conforme a lo previsto
en el numeral 2 del artículo 330 del Código Orgánico Procesal Penal. SEGUNDO:
Se admiten todos los medios de pruebas ofrecidos por el Ministerio Público, tanto
testimoniales, experticias, documentales y de evidencias materiales, éstas últimas
para ser exhibidas e incorporadas al Juicio, de conformidad con lo dispuesto en los
ordinales 1° y 2° del artículo 339 y 358 del Código Orgánico Procesal Penal, por ser
lícitas, útiles, necesarias y pertinentes para el esclarecimiento de los hechos que nos
ocupan, de conformidad con lo dispuesto en el Ordinal 9° del Artículo 330 del
Código Orgánico Procesal Penal, en concordancia con el artículo 197, 198 y 199
ejusdem; TERCERO: En consecuencia se declara CON LUGAR la Solicitud de la
Representación Fiscal de que se mantenga la MEDIDA CAUTELAR DE
PRIVACIÓN JUDICIAL PREVENTIVA DE LIBERTAD, decretada a los acusados
JOSÉ MANUEL GUANIPA BENCOMO y JENI DEL VALLE SÁNCHEZ
CADENAS, por cuanto las circunstancias que originaron la misma no han variado,
así como de los supuestos establecidos acumulativamente en los artículos 250, 251 y
252 del Código Orgánico Procesal Penal. Una vez admitida la acusación, así como
las pruebas ofrecidas, se impone nuevamente a los acusados JOSÉ MANUEL
GUANIPA BENCOMO y JENI DEL VALLE SÁNCHEZ CADENAS, del precepto
constitucional inserto en el Artículo 49 Ordinal 5° de la Constitución de la República
Bolivariana Venezuela y Artículo 131 del Código Orgánico Procesal Penal; así como
sobre las Medidas Alternativas a la Prosecución del Proceso, insertas en el Libro
Primero, Titulo 1, Capítulo III, Secciones Primera, Segunda y Tercera del Código
Orgánico Procesal Penal y especialmente del Procedimiento de Admisión de los
Hechos, por ser esta la oportunidad procesal, de conformidad con lo previsto en el
artículo 376 del Código Orgánico Procesal Penal y a lo cual respondieron NO admito
los hechos imputados y me voy a juicio oral y publico….ASÍ SE DECIDE
(Omissis)”.
Ahora bien, siendo que la apelante señala que la decisión recurrida causa un
gravamen irreparable que violenta el debido proceso, resulta oportuno traer a
colación este cuerpo colegiado el texto normativo del artículo 49 de la Carta Magna,
que a continuación se transcribe:
“(…) Se denomina debido proceso a aquél proceso que reúna las garantías
indispensables para que exista una tutela judicial efectiva. Es a esta noción a la que
alude el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
cuando expresa que el debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas.
Pero la norma constitucional no establece una clase determinada de proceso, sino la
necesidad de que cualquiera sea la vía procesal escogida para la defensa de los
derechos o intereses legítimos, las leyes procesales deben garantizar la existencia de
un procedimiento que asegure el derecho de defensa de la parte y la posibilidad de
una tutela judicial efectiva.
De la existencia de un proceso debido se desprende la posibilidad de que las partes
puedan hacer uso de los medios o recursos previstos en el ordenamiento para la
defensa de sus derechos e intereses. En consecuencia, siempre que de la
inobservancia de las reglas procesales surja la imposibilidad para las partes de hacer
uso de los mecanismos que garantizan el derecho a ser oído en el juicio, se producirá
indefensión y la violación de la garantía de un debido proceso y el derecho de
defensa de las partes.(…)” (negrillas de la Sala)
“...Por otra parte, según la doctrina, el debido proceso es el conjunto de garantías que
protegen al ciudadano sometido a cualquier proceso, que le aseguran a lo largo del
mismo una recta y cumplida administración de justicia; que le aseguren la libertad y
la seguridad jurídica, la racionalidad y la fundamentación de las resoluciones
judiciales conforme a Derecho. Desde este punto de vista, entonces, el debido
proceso es el principio madre o generatriz del cual dimanan todos y cada uno de los
principios del Derecho Procesal Penal, incluso el del Juez Natural que suele
regularse a su lado...”.
De lo anterior se desprende que el proceso se presenta como una garantía para todos
los sujetos procesales que intervienen en el conflicto penal planteado como
consecuencia del hecho punible; en el cual pueden intervenir el imputado, la víctima,
la sociedad y el mismo Estado representado a través de cualquiera de sus órganos
procesales, por lo que cualquier actuación que implique inobservancia o violación de
derechos y garantías fundamentales previstos en el ordenamiento jurídico nacional e
internacional suscrito por la República, en todo lo que tiene que ver con la
intervención, asistencia y representación del imputado y la forma en que se
establezca, deben considerarse nulidades absolutas, por cuanto transgrede el derecho
a la defensa, al principio de igualdad de las partes en el proceso y al principio de la
tutela judicial efectiva, por lo tanto, este tipo de nulidades se pueden observar
verbigracia, cuando se le ha negado a algunas de los intervinientes en el proceso la
oportunidad de ser oído o impidiendo la utilización efectiva de los medios o recursos
que la ley pone a su alcance para la defensa de sus derechos.
De otra parte, y con respecto al primer punto impugnado, acota esta Alzada, que la
motivación que deben llevar las decisiones de los órganos jurisdiccionales constituye
un requisito de seguridad jurídica que permite determinar con exactitud y claridad a
las diferentes partes intervinientes en un proceso, cuales han sido los motivos de
orden fáctico y legal que en su respectivo momento han determinado al Juez, para
que acorde con las reglas de la lógica, las máximas de experiencia, la sana crítica y el
conocimiento científico, declare el derecho a través de decisiones que estén
debidamente acompañadas de la expresión de las razones de hecho y de derecho en
que se fundó, y finalmente convergen a un punto o conclusión serio, cierto y seguro.
En tal sentido, la Sala de Casación Penal, en decisión de fecha 25 de abril de 2000,
señaló que:
“... Motivar un fallo, implica explicar la razón en virtud de la cual se adopta una
determinada resolución y es necesario discriminar el contenido de cada prueba
confrontando con los elementos existentes en autos además en cada caso concreto las
exigencias de la motivación es particular.”
En este orden de ideas, los niveles de rigurosidad y exigencia que se deben esperar
de los Jueces a la hora de fundamentar sus decisiones son diferentes según cada caso,
pues no será igual la motivación de una decisión que acuerda la imposición de una
medida de coerción personal en audiencia de presentación, a la que decide una
solicitud de orden de aprehensión, o la que se dicta en fase de juicio para condenar o
absolver, las que deciden en relación al examen y revisión de las medidas, las que
otorgan una medida alternativa a la prosecución del proceso, o las que deciden una
medida alternativa al cumplimiento de pena, admiten el escrito acusatorio o
resuelven una excepción; o en fin, a cualesquiera otras de la diversa gama de
decisiones que puedan tener lugar en el transcurso del proceso penal; pues todas y
cada una de ellas comporta una motivación diferente, en virtud de su complejidad, de
los elementos a analizar y por la labor de apreciación que en cada caso, fase, acto y
petición, debe realizar el Juez, pues será precisamente el caso en concreto, su mayor
o menor complejidad, la naturaleza del acto, el contenido de la petición y el efecto
que ulteriormente pueda arrastrar la eventual decisión; los elementos que
determinaran los parámetros de exigencia en la motivación.
De allí precisamente que las decisiones si bien, por mandato legal deben ser
fundadas, las mismas dependiendo de las exigencias anteriormente mencionadas, se
emiten bajo la forma de sentencias o autos, tal como lo dispone el artículo 173 del
Código Orgánico Procesal Penal, cuando señala que: “Las decisiones que emanen de
los tribunales serán emitidas mediante sentencias o autos fundados”, pues en el
primero de los casos, es decir cuando revisten la forma de sentencia, la motivación
esperada y exigida legalmente es superior de aquellas que se emiten bajo la forma de
autos, pues en estos casos la complejidad del asunto es aún mayor, como aún
mayores son los efectos que se derivan de las sentencias respecto de los autos; por
ello el legislador ha previsto que las decisiones emanadas bajo la forma de sentencia
cumplan además del carácter fundado que hace referencia el artículo 173 de la Ley
Adjetiva penal, una serie de requisitos como lo son los previstos en el artículo 367
del Código Orgánico Procesal Penal.
Del análisis minucioso realizado por los integrantes de esta Sala de Alzada, sobre las
actas que conforman el presente asunto de apelación, muy especialmente de la
recurrida, confrontada a su vez con el escrito de apelación presentado, se evidencia
que en efecto, le asiste la razón a la recurrente, cuando invoca como una de las
denuncias de apelación, la inmotivación de la decisión recurrida, pues en efecto, del
estudio realizado a la misma y, como bien lo manifestó la apelante en su respectivo
recurso, se aprecia que la Jueza de Instancia al momento de la audiencia preliminar,
se limitó a realizar un escueto esbozo de lo solicitado por las partes, sin realizar un
análisis más complejo, para que su decisión pudiera brindar mayor seguridad jurídica
a las partes, y concluyó en una argumentación subjetiva y no razonada, incurriendo
de esta forma en el vicio de inmotivación la sentencia impugnada.
En este mismo orden de ideas, esta Sala trae a colación sentencia N° 364, de fecha
10-08-10, de Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Penal, con ponencia del
Magistrado ELADIO APONTE APONTE, quien dejó sentado lo siguiente:
De tal manera, evidenciado como ha quedado por este Cuerpo Colegiado que en
efecto resulta demostrado el vicio de inmotivación que acompaña a la decisión
impugnada, en virtud de los razonamientos ya expuestos, y por cuanto la misma
adolece de los fundamentos de hecho y de derecho que permitiera, como debió ser,
sentar una base segura y cierta a las partes; este tribunal de Alzada considera que lo
procedente en derecho es declarar con lugar la infracción denunciada por la
recurrente, lo cual acarrea la nulidad absoluta del fallo y como consecuencia ordena
la reposición de la causa para que un Juez distinto se pronuncie respecto de todas las
solicitudes interpuestas por la representación Fiscal, los imputados y la defensa. Así
se Decide.
“En general se puede decir que las leyes procesales y el Código Orgánico Procesal
Penal expresa como motivo para anular el acto o los actos:
1. ...
2. ...
3. Cuando se actúa contrariando lo decidido en la instancia superior.
13. ...
...En conclusión, el aspecto del derecho positivo rige para la comprensión de los
motivos que pueden dar lugar al fenómeno de la nulidad, ya que en principio la ley
describe –grosso modo- cuáles podrían ser las distintas formalidades a seguir, por lo
que siempre se ha erigido como principio básico al de especificidad legal. Luego,
ello no impide que pueda darse otra fórmula, de las llamadas nulidades implícitas,
que están más conectadas con aquellas causales abiertas; pero que están identificadas
con un norte común como sería la preservación de las garantías del juicio justo, que
las fallas no produzcan indefensión, tal y como debe interpretarse la nueva estructura
del Código
Orgánico Procesal Penal que constituye en ésta materia un rostro diferente del
proceso penal venezolano”.
De lo anterior se desprende que el proceso se presenta como una garantía para todos
los sujetos procesales que intervienen en el conflicto penal planteado como
consecuencia del hecho punible; en el cual pueden intervenir el imputado, la víctima,
la sociedad y el mismo Estado representado a través de cualquiera de sus órganos
procesales, por lo que cualquier actuación que implique inobservancia o violación de
derechos y garantías fundamentales previstos en el ordenamiento jurídico nacional e
internacional suscrito por la República, en todo lo que tiene que ver con la
intervención, asistencia y representación no sólo del imputado sino de las partes en
general y la forma en que se establezca, deben considerarse nulidades absolutas, por
cuanto transgreden el derecho a la defensa, el principio de igualdad de las partes en
el proceso y al principio y derecho de la tutela judicial efectiva, por lo tanto este tipo
de nulidades se pueden observar verbigracia, cuando se le ha negado al imputado o
cualquiera otra de las partes o sujetos procesales, la oportunidad de ser oídos y
exponer las defensas que estimen pertinentes, o impidiendo la utilización efectiva de
los medios o recursos que la ley pone a su alcance para la defensa de sus derechos.
DISPOSITIVA
LA SECRETARIA
LA SECRETARIA
Abg. KEILY SCANDELA