tributaria en Colombia 2021 Alumno: Mauricio Palencia Alarcón
Profesor: Roberto Yepes
Área: ciencias economía
REFORMA TRIBUTARIA EN COLOMBIA AÑO 2021
La pandemia del COVID-19 ha dejado grandes consecuencias en Colombia, no
solo desde el punto de vista sanitario, sino también económico. Bajo esta premisa, el Gobierno Nacional radicó ante el Congreso de la República, la propuesta de reforma tributaria que lleva por nombre "Ley de la solidaridad sostenible", con la cual se buscan cambios en el sistema fiscal del país. El presidente Iván Duque ha señalado que la reforma tributaria tiene como objetivo fortalecer la economía del país, la cual se vio gravemente afectada por la llegada del coronavirus, y sostener medidas sociales que se han venido implementando, tales como el Ingreso Solidario y la devolución del IVA. Sin embargo, algunas de las medidas que propone la Ley de la solidaridad sostenible, causarían un impacto en la economía de los colombianos. La llamada Ley de la solidaridad sostenible buscará el recaudo de $25 billones de pesos a través de múltiples formas, dentro de las que se encuentran el recaudo por el Impuesto de Valor Agregado (IVA) y el aumento de colombianos aportantes al impuesto de renta. En ese sentido, si bien no se gravarían los productos de la canasta básica familiar, estos serían eliminados de los bienes exentos y pasarían a ser excluidos, lo cual provocaría un incremento en su precio, pues los insumos para la producción de alimentos como la carne, el pollo, el arroz y los huevos, tendrían que pagar IVA. En el caso del pollo, se prevé que aumentaría aproximadamente $350 pesos por kilo, según afirmó Fenavi. El presidente de Porkcolombia, Jeffrey Fajardo, señaló que "al pasar la carne de cerdo y otros alimentos esenciales como la carne de res, el pollo, la leche, los huevos y el arroz, de exentos a excluidos, ese mayor costo derivado de no poder recuperar los IVA pagados en el proceso productivo, se trasladaría vía precio al consumidor final, encareciendo la comida, contrario a lo que el Presidente de la República afirmó en las últimas semanas frente a no tocar los alimentos de los colombianos en esta reforma". Son varias las agremiaciones que se han unido para rechazar el impuesto a productos agrícolas, lo cual generaría un gran impacto al bolsillo de los colombianos. Entre estas, se encuentra la Federación Colombiana de Acuicultores, que a través de un comunicado oficial, señaló que algunos tipos de pescados podrían incrementar en un 9,2%. El presidente de la agremiación, César Pinzón, puso como ejemplo la tilapia, cuyo kilogramo pasaría de costar $8.000 pesos a más de $8.700 pesos. Por otro lado, los colombianos que deseen adquirir algunos productos tecnológicos, también deberán hacer un esfuerzo en su economía, pues la reforma fiscal propone poner IVA a artículos como celulares, computadores y tablets. En ese sentido, los computadores que estén por debajo de $1’815.400 pesos, y los celulares o tablets que cuestan menos de $798.776 pesos, incrementarían su valor.
Finalmente, con respecto al impuesto de renta, los colombianos que ganen
más de $2.4 millones mensuales deberán comenzar a declarar renta, aunque esto no signifique un costo adicional para estas personas. Sin embargo, la idea es que para el año 2023 la tarifa de declaración baje hasta los colombianos que mensualmente obtienen más de $1.6 millones. El hecho de que el Gobierno Nacional haya radicado su modelo de reforma para el sistema tributario en el país, no significa que ya esté decidido que dichas normativas entrarán a regir en Colombia. Este documento deberá pasar por debates en el Congreso de la República, donde se analizará la viabilidad del proyecto para la economía nacional y se le harán ajustes, si así lo consideran los congresistas. No obstante, es preciso aclarar que son varios los partidos que se han opuesto a la propuesta del presidente Iván Duque. Partidos como Alianza Verde, Partido de la U y Cambio Radical, han anunciado públicamente que no apoyan la reforma tributaria. En el caso de este último partido, señaló a través de un comunicado oficial que considera la propuesta "totalmente inoportuna y en contravía del objetivo de la recuperación de la economía y el empleo que requiere alcanzar el país" Miles de personas marchan en Colombia en protesta por la reforma tributaria en medio de un grave repunte de casos de coronavirus. Aunque el Estado colombiano aumentó las transferencias sociales durante la pandemia —las cuales, por cierto, buscan ser permanentes con la reforma—, su inyección de capital para inversión y generación de empleo siguió un histórico apego a la mesura. Según datos del Fondo Monetario Internacional, Colombia gastó un equivalente del 4,1% de su Producto Interno Bruto en medidas de rescate. Brasil (8,8%), Chile (8,2%), Perú (7,3%) y Bolivia (5,1%) destinaron más presupuesto mientras que Argentina (3,9%) México (0,7%) y Ecuador (0,7%) invirtieron menos. La reforma tributaria de Duque, quien insiste en llamarla Ley de Solidaridad Sostenible, sigue la línea tradicional de la política económica colombiana: priorizar la prudencia para dar confianza a los mercados y mantener cierta estabilidad. "Es la política del nadadito de perro de la tecnocracia colombiana", dice el economista Salomón Kalmanovitz, usando una expresión colombiana que describe un esfuerzo modesto y discreto, pero efectivo. Economistas como él esperarían más ambición y creatividad en momentos de crisis. Pero otros, al contrario, favorecen la mesura e incluso piden una reducción presupuestal del Estado como la que propone Duque en su reforma.
Lo que pocos cuestionan es que Colombia, no importa por dónde se mire,
tiene una de las políticas económicas más conservadoras —y por ello estables— de la región. Y su respuesta a la pandemia lo ha demostrado. Es clara la necesidad de una reforma tributaria. No solo en Colombia. En todos los países del mundo la única opción que encontraron los estados para frenar la propagación del covid-19 fue frenar súbitamente las economías con cuarentenas y reglas de aislamiento social. Sin la actividad económica funcionando plenamente, el Estado se convirtió en el garante de última instancia de la supervivencia de personas y empresas. El Banco Mundial calcula que en los países emergentes la deuda pública creció 9 puntos porcentuales, y en Colombia los datos del Ministerio de Hacienda muestran que creció 12,8 puntos porcentuales, pasando de 48,6% del PIB en 2019 a 61,4% del PIB en 2020.