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LAS 7 BENTAJAS DE SER CRISTIANO

1 – Recibes una conexión personal con Jesucristo

Jesucristo – un amigo de por vida. Piensa tener un amigo y compañero por toda la vida, un
maestro y mentor, un modelo a seguir y una ayuda en cada situación de la vida. Jesús es tal
persona para nosotros. Él fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero venció sobre todo
pecado, de modo que independiente a lo que nos enfrentemos, ¡puede Jesús reconocerse en
nuestras situaciones y también ayudarnos a superarlas!

Con Él podemos hablar acerca de cualquier tema, a cualquier hora del día. Él siempre está ahí, en
la dicha y en la adversidad y siempre con la capacidad para ayudarnos. Jesús es alguien a quien
podemos acudir y decir “Ayúdame, estoy en apuros, estoy pecando, no sé qué hacer.” Y Jesús nos
responde: “Lo sé; he sido tentado en lo mismo, pero tuve victoria sobre eso. Déjame mostrarte
cómo. Déjame darte la fuerza.”

Él nunca nos abandonará. Independiente de cuán grande y aterrador es el mundo, no importa


cuántas situaciones difíciles se amontonen, no importa que tan fríos y solos nos sintamos, Jesús
está ahí para nosotros. Un amigo personal, un mentor y ayudador de por vida. ¿Qué más
podríamos pedir?

2 – Recibes el Espíritu Santo como una ayuda y un compañero en tu vida

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
Juan 16:13.

El Espíritu Santo es enviado desde el cielo para ser una presencia guiadora y un poder en nuestra
vida. Él nos guía en todas las cosas; un ayudador independiente de lo que suceda. Él nos muestra
nuestros pecados, y lo que debemos hacer para vencerlos, ¡y entonces nos da poder para hacerlo!
Él es una fuerza impulsora, un motor que nos lleva hacia delante y nos da fortaleza cuando
sentimos que no la tenemos.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
Romanos 8:26.

¡Piensa tener una tal ayuda en nuestra vida! El Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades e
intercede por nosotros, ¿Qué más podemos pedir? Con Jesús como nuestra cabeza y el Espíritu
Santo en nuestros corazones, no hay nada que pueda impedirnos vivir completamente según la
voluntad de Dios y convertirnos en una persona irrevocable y totalmente alegre. No solamente
seremos felices sino que también seremos una bendición y una ayuda para los demás. Y cuando
hacemos esto ayudamos a hacer del mundo un mejor lugar.

3 – Recibes victoria sobre el pecado y todas las cosas que te hacen infeliz

Toda la miseria en el mundo es resultado del pecado. Como cristianos estamos llamados a tener
victoria sobre todo pecado consciente. ¡Dicho con otras palabras a ser libres de todo lo que nos
hace infelices!

La impaciencia, ira, lujuria, envidia – estas no son cosas agradables de experimentar. Vivir de
acuerdo a tu pecado es como aferrarse al viento; solo te deja una sensación de vacío e infelicidad y
con una constante necesidad de más. Tú te extiendes detrás de esta satisfacción de tus deseos que
obran tan cerca, pero que jamás son suficientes.

Cuando recibes victoria sobre el pecado entonces encuentras la felicidad. Una alegría celestial
perfecta, que no te deja con una sensación de vacío e infelicidad. El pecado te puede hacer sentir
feliz por un momento, pero los placeres pasajeros del pecado no se comparan en nada con la
alegría de vivir una vida victoriosa.

4 – Tomas las virtudes de Cristo y eres transformado a su imagen

Jesús pasó su vida en victoria sobre el pecado. Él fue libre para bendecir a las personas en todas las
cosas, porque no tenía en su consciencia pecado que lo retuviera. Todo ese egoísmo, exigencias,
orgullo, avaricia, lujuria, y cualquier otro pecado imaginable en la forma que sea – Jesús obtuvo
victoria sobre eso.
Nosotros estamos llamados a vivir esta vida victoriosa, del mismo modo que Jesús, y mientras
somos más liberados del pecado somos más y más transformamos a la imagen de Jesucristo.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,…” Gálatas 5:22.
Cuando dejamos entrar el Espíritu Santo en nuestros corazones y comenzamos a seguir a
Jesucristo y tener victoria sobre el pecado, entonces comenzamos a tener los frutos del Espíritu.
Piensa poder estar siempre lleno de amor, alegre y paciente en lugar de egoísta, orgulloso,
ansioso, o enojado. ¡Podemos ser de bendición para los demás!

En la medida que somos cada vez más semejantes a Cristo, nuestra capacidad para bendecir y
servir a los demás aumenta. No solo el cristianismo nos hace felices, sino que también a través de
este hacemos felices a aquellos que nos rodean, y esto nos lleva a un gozo verdadero.

5 – Felicidad en la vida terrenal

Por todos lados ves gente preguntándose por una receta para una vida feliz. Es un objetivo
universal, sin embargo muy pocos han encontrado una manera de estar siempre felices, sin
importar lo que pasa, cada segundo de cada día de cada año. ¡Como cristianos esto no sólo es
posible, sino que es algo que se nos ha prometido!

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz,
y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11.

Jamás fue la intención de Dios que fuéramos infelices en la tierra por ochenta años, para luego ser
felices en el cielo. Dios tiene pensamientos de paz hacia nosotros – ¡Él quiere que seamos felices
ahora! Y mientras todo lo que queramos esté en línea con lo que Dios quiere, entonces eso por
supuesto sucederá.

“Lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.” 2 Corintios


7:4. Esto es lo que implica ser cristiano: ¡Tener gozo en todas nuestras tribulaciones! Es fácil ser
feliz cuando todo va bien en la vida, pero ser cristiano significa ser feliz incluso cuando las cosas
parecen que van en contra nuestra.
6 – Paz y reposo – una vida sin ansiedad

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28.

El mundo es un lugar incierto. Desastres naturales, inseguridad financiera, crisis económicas –


¿cómo puede alguien encontrar descanso en un tiempo tan tumultuoso?

Pero está escrito que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.” Esto significa que
Dios cuida a sus hijos, independiente de lo que suceda en el mundo. Pase lo que pase, ya sea
recesiones económicas, huracanes, corrupción, calentamiento global, o cualquier otra cosa que
uno enfrente en su camino, Dios cuidará de nosotros. Nosotros somos aquellos que aman a Dios.
Nada puede sucedernos que no sea para nuestro absoluto bien.

¡Un cristiano puede ir por la vida sin tener que estar preocupado por nada! Ya sea que podamos
verlo o no, si entendamos cuál es el resultado final o no tenemos idea de cómo será, podemos ir
por la vida completamente libres de estrés y ansiedad, sabiendo que alguien ha arreglado nuestra
vida por completo, de principio a fin y para nuestro bien.

Eso no significa que lo que más nos conviene, o lo que creemos nos conviene es para “nuestro
bien.” Significa que Dios arregla todo para hacernos felices en el largo plazo. El permite que
experimentemos pruebas que – tomadas en la manera correcta – son oportunidades para llevar a
la muerte nuestro pecado y experimentar cada vez más alegría. ¿No es esto lo mejor para
nosotros?

7 –La vida en la eternidad como la Esposa de Jesús

Independiente de dónde vas o con quien hablas, parece que la muerte es el factor más
“desconocido” en la vida. El temor a morir puede ser la causa de mucha preocupación y ansiedad
en la vida de una persona. Pero piensa: Como cristianos podemos ir por la vida y saber
exactamente qué pasará después de nuestra muerte.

¡Recibimos una vida eterna en el cielo, en paz y felicidad como la Esposa de Jesús! Jesús dijo: “Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y
cree en mí, no morirá eternamente.” Juan 11:25-26.
“Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero
que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios
enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” Apocalipsis 7:16-17.

Una vida eterna en el cielo sin hambre o sed, sin lágrimas; ¿qué podría ser mejor que esto? ¡Nadie
podría decir no a una tal vida! ¿No es esto lo que todos quieren, en el fondo? Una vida alegre por
la eternidad, sin sufrimiento. El precio es que debemos renunciar a nuestra vida aquí en la tierra
para hacer morir el pecado, del mismo modo que Jesús lo hizo, y vivir solamente según la voluntad
de Dios.

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