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Animación que explica la teoría de deriva continental de Alfred Wegener.

La deriva continental es el desplazamiento de las masas continentales unas respecto a otras. Esta
hipótesis fue desarrollada en 1912 por el alemán Alfred Wegener a partir de diversas
observaciones empírico-racionales, pero no fue hasta la década de 1960, con el desarrollo de la
tectónica de placas, cuando pudo explicarse de manera adecuada el movimiento de los
continentes.[cita requerida]

La teoría de Alfred WegenerEditar

La distribución geográfica de los fósiles fue uno de los argumentos que usó Alfred Wegener para
demostrar la veracidad de su teoría.
La teoría de la deriva continental fue propuesta originalmente por Alfred Wegener en 1915, quien
la formuló basándose, entre otras cosas, en la manera en que parecen encajar las formas de los
continentes a cada lado del océano Atlántico, como África y Sudamérica de lo que ya se habían
percatado anteriormente Benjamin Franklin y otros. También tuvo en cuenta el parecido de la
fauna fósil de los continentes septentrionales y ciertas formaciones geológicas. Más en general,
Wegener conjeturó que el conjunto de los continentes actuales estuvieron unidos en el pasado
remoto de la Tierra, formando un supercontinente, denominado Pangea, que significa «toda la
tierra». Este planteamiento fue inicialmente descartado por la mayoría de sus colegas, ya que su
teoría carecía de un mecanismo para explicar la deriva de los continentes. En su tesis original,
propuso que los continentes, se desplazaban sobre otra capa más densa de la Tierra que
conformaba los fondos oceánicos y se prolongaba bajo ellos de la misma forma en que uno
desplaza una alfombra sobre el piso de una habitación. Sin embargo, la enorme fuerza de fricción
implicada, motivó el rechazo de la explicación de Wegener, y la puesta en suspenso, como
hipótesis interesante pero no probada, de la idea del desplazamiento continental. En síntesis, la
deriva continental es el desplazamiento lento y continuo de las masas continentales.[cita
requerida]

La teoría en la actualidadEditar

Mapa que muestra la ubicación y movimiento de las placas tectónicas en la corteza terrestre.
La teoría de la deriva continental, junto con la de la expansión del fondo oceánico, quedaron
incluidas en la teoría de la tectónica de placas, nacida en los años 1960 a partir de investigaciones
de Robert Dietz, Bruce Heezen, Harry Hess, Maurice Edwing, Tuzo Wilson y otros. Según esta
teoría, el fenómeno del desplazamiento sucede desde hace miles de millones de años gracias a la
convección global en el manto (exceptuando la parte superior rígida que forma parte de la
litosfera), de la que depende que la litosfera sea reconfigurada y desplazada permanentemente.

Se trata en este caso de una explicación consistente, en términos físicos, que aunque difiere
radicalmente acerca del mecanismo del desplazamiento continental, es igualmente una teoría
movilista, que permitió superar las viejas interpretaciones fijistas de la orogénesis (geosinclinal y
contraccionismo) y de la formación de los continentes y océanos. Por esto, Wegener es
considerado, con toda justicia, su precursor y por el mismo motivo ambas teorías son
erróneamente consideradas una sola con mucha frecuencia aceptada.

Pruebas de la deriva continentalEditar

El meteorólogo alemán Alfred Wegener reunió en su tesis original pruebas convincentes de que los
continentes se hallaban en continuo movimiento. Las más importantes eran las siguientes.[cita
requerida]

Pruebas geográficas
Wegener sospechó que los continentes podrían haber estado unidos en tiempos pasados al observar
una gran coincidencia entre la forma de las costas de los continentes, especialmente entre
Sudamérica y África. Si en el pasado estos continentes hubieran estado unidos formando solo uno
(Pangea), es lógico que los fragmentos encajen. La coincidencia es aún mayor si se tienen en
cuenta no las costas actuales, sino los límites de las plataformas continentales.[1]

Pruebas geológicas
Se basaban en los descubrimientos a partir de esta ciencia. Cuando Wegener reunió todos los
continentes en Pangea, descubrió que existían cordilleras con la misma edad y misma clase de
rocas en distintos continentes que según él, habían estado unidas. Estos accidentes se prolongaban
a una edad que se pudo saber calculando la antigüedad de los orógenos.

Pruebas paleoclimáticas
Utilizó ciertas rocas sedimentarias como indicadores de los climas en los que se originan, dibujó
un mapa de estos climas antiguos y concluyó que su distribución resultaría inexplicable si los
continentes hubieran permanecido en sus posiciones actuales.

Pruebas paleontológicas
Wegener también descubrió otro indicio sorprendente. En distintos continentes alejados mediante
océanos, encontró fósiles de las mismas especies, es decir, habitaron ambos lugares durante el
periodo de su existencia. Y lo que es más, entre estos organismos se encontraban algunos
terrestres, como reptiles o plantas, incapaces de haber atravesado océanos por lo que dedujo que
durante el periodo de vida de estas especies Pangea había existido.

na placa tectónica o placa litosférica es un fragmento de litosfera que se mueve como bloque
rígido sin que ocurra deformación interna sobre la astenósfera (manto exterior o superior) de la
Tierra. La palabra tectónica deriva del griego antiguo τέκτων, τέκτωνος: nominativo y genitivo de
singular de constructor, carpintero, y del sufijo ικα: relativo a.[1]

La tectónica de placas es una teoría que explica la estructura y la dinámica de la superficie


terrestre. Establece que la litosfera (la porción superior más fría y rígida de la Tierra) está
fragmentada en una serie de placas que se desplazan sobre la astenósfera.[cita requerida] Esta
teoría también describe el movimiento de las placas, sus direcciones e interacciones. La litosfera
terrestre está dividida en placas grandes y en placas menores o microplacas. En los bordes de las
placas se concentra actividad sísmica, volcánica y tectónica. Esto da lugar a la formación de
grandes cadenas y cuencas.

La Tierra es el único planeta del sistema solar con placas tectónicas activas, aunque hay evidencias
de que en tiempos remotos Marte, Venus y alguno de los satélites galileanos, como Europa, fueron
tectónicamente activos.

DescubrimientoEditar

Aunque la teoría de la tectónica de placas fue formalmente establecida en los años 1960 y en los
1970, en realidad es producto de más de dos siglos de observaciones geológicas y geofísicas. En el
siglo XIX se observó que en el pasado remoto de la Tierra existieron numerosas cuencas
sedimentarias, con espesores estratigráficos de hasta diez veces los observados en el interior de los
continentes, y que –posteriormente– procesos desconocidos las deformaron y originaron
cordilleras: sucesiones montañosas de enormes dimensiones que pueden incluir sierras paralelas. A
estas cuencas se les denominó geosinclinales, y al proceso de deformación, orogénesis. Otro
descubrimiento del siglo XIX fue la documentación de una cadena montañosa o dorsal en medio
del Océano Atlántico, que observaciones posteriores mostraron que se extendía formando una red
continua por todos los océanos. Un avance significativo en el problema de la formación de los
geosinclinales y sus orogenias ocurrió entre 1908 y 1912, cuando Alfred Wegener hipotetizó que
las masas continentales estaban en movimiento y que se habían fragmentado de un
supercontinente que denominó Pangea. Tales movimientos habrían deformado los sedimentos
geosinclinales acumulados en sus bordes y originado nuevas cadenas montañosas. Wegener creía
que los continentes se deslizaban sobre la superficie de la corteza terrestre bajo los océanos como
un bloque de madera sobre una mesa, y que esto se debía a las fuerzas de marea producidas por la
deriva de los polos. Sin embargo, pronto se demostró que estas fuerzas son del orden de una
diezmillonésima a una centésima de millonésima de la fuerza gravitatoria, lo cual hacía imposible
plegar y levantar las masas de las cordilleras. Mediante la teoría de la Tectónica de placas se
explicó finalmente que todos estos fenómenos (deriva continental, formación de cordilleras
continentales y submarinas) son manifestaciones de procesos de liberación del calor del interior de
la Tierra. Hay cuatro procesos a los que se debe dicho calor:

El más importante es la desintegración de los elementos radiactivos existentes en el manto


terrestre, que fundamentalmente son: 40K (potasio 40), 238U (uranio 238), 235U (uranio 235) y
232Th (torio 232).
Los residuos del calor original que la Tierra ha adquirido durante su génesis.
Calor debido al roce por la gravedad, que propicia el desplazamiento de los elementos pesados
hacia el centro, y de los ligeros hacia arriba. Al hacerlo, la fricción genera calor.
Al enfriarse, el núcleo incrementa su tamaño. Un fenómeno similar ocurre por enfriamiento del
agua, que al hacerlo desprende calor.[2]
Tipos de placasEditar

Las placas litosféricas son esencialmente de dos tipos, según la clase de corteza que forma la
superficie. Hay dos clases de corteza: la oceánica y la continental.

Placas oceánicas. Están cubiertas íntegramente por corteza oceánica, delgada, de composición
básica: hierro y magnesio dominantes. Aparecen sumergidas en toda su extensión, salvo por
existencia de edificios volcánicos intraplaca, de los cuales los destacados por altos aparecen
emergidos, o por arcos insulares (de islas) en alguno de sus bordes. Los ejemplos más notables se
ubican en el Pacífico: la del Pacífico, la placa de Nazca, la placa de Cocos y la placa Filipina.
Placas mixtas. Son placas parcialmente cubiertas por corteza continental y así mismo en parte por
corteza oceánica. La mayoría de las placas es de estas características. Para que una placa sea
íntegramente continental tendría que carecer de bordes de tipo divergente (dorsales) en su
contorno. En teoría esto es posible en fases de convergencia y de colisión de fragmentos
continentales. Así pueden interpretarse algunas subplacas que constituyen los continentes. Valen
como ejemplos de placas mixtas la placa Sudamericana y la placa Euroasiática.
Placas tectónicas del mundoEditar

Actualmente existen las siguientes placas tectónicas en la superficie de la Tierra con límites más o
menos definidos, que se dividen en 15 placas mayores (o principales) y 43 placas menores (o
secundarias).

Las 15 placas mayores

Las 15 placas tectónicas mayores


Placa Africana
Placa Antártica
Placa Arábiga
Placa Australiana
Placa de Cocos
Placa de Nazca
Placa del Caribe
Placa del Pacífico
Placa Euroasiática
Placa Filipina
Placa India
Placa Juan de Fuca
Placa Norteamericana
Placa Scotia
Placa Sudamericana
Las 43 placas menores

Mapa detallado que muestra las placas tectónicas con sus vectores de movimiento.
Placa Amuria
Placa Apuliana o Adriática
Placa Cabeza de Pájaro o Doberai
Placa de Altiplano
Placa de Anatolia
Placa de Birmania
Placa de Bismarck del Norte
Placa de Bismarck del Sur
Placa de Chiloé
Placa de Futuna
Placa de Gorda
Placa de Juan Fernández
Placa de Kermadec
Placa de Manus
Placa de Maoke
Placa de Nubia
Placa de Ojotsk
Placa de Okinawa
Placa de Panamá
Placa de Pascua
Placa de Sandwich
Placa de Shetland
Placa de Timor
Placa de Tonga
Placa de la Sonda
Placa de las Carolinas
Placa de las Marianas
Placa de las Nuevas Hébridas
Placa de los Andes del Norte
Placa del Arrecife de Balmoral
Placa del Arrecife de Conway
Placa del Explorador
Placa del Mar de Banda
Placa del Mar Egeo o Helénica
Placa del Mar de las Molucas
Placa del Mar de Salomón
Placa Galápagos
Placa Iraní
Placa Niuafo'ou
Placa Rivera
Placa Somalí
Placa Woodlark
Placa Yangtze
Límites de placaEditar

Las placas limitan entre sí por tres tipos de situaciones:


Topografía de las dorsales que revela su estructura simétrica.
Límites divergentes: corresponden al medio oceánico que, de manera discontinua, se extiende a lo
largo del eje de las dorsales. La longitud de estas dorsales es de unos 65 000 km. La parte central
de la dorsal está constituida por un amplio surco denominado valle de rift: elongación formada por
depresión de un bloque cortical entre dos fallas o zonas de falla de rumbo más o menos paralelos,
[3] por el cual desde el manto asciende magma y provoca actividad volcánica lenta y constante.
Límites convergentes: donde dos placas se encuentran. Hay dos casos muy distintos:
Subducción: una de las placas se pliega un ángulo pequeño, hacia el interior de la Tierra, y se
introduce bajo la otra. El límite está marcado por una fosa oceánica o fosa abisal, una estrecha
zanja, cuyos flancos pertenecen a una placa distinta. Hay dos variantes, según la naturaleza de la
litosfera en la placa que recibe la subducción: a) de tipo continental, como ocurre en la subducción
de la placa de Nazca con respecto a la Cordillera de los Andes; b) de litosfera oceánica, donde se
desarrollan edificios volcánicos en arcos insulares. Las fosas oceánicas y los límites que marcan
son curvilíneos, de gran amplitud, como la sección de un plano inclinado, el plano de subducción
con la superficie.
Colisión: se originan cuando la convergencia facilitada por la subducción provoca aproximación
de dos masas continentales. Al final las dos masas chocan, y con los materiales continentales de la
placa que subduce emerge un orógeno de colisión, que tiende a ascender sobre la otra placa. Así se
originaron cordilleras mayores, como el Himalaya y los Alpes.
Límites de fricción: denominación la separación de dos placas por un tramo de falla
transformante. Las fallas de esta índole intersecan transversalmente las dorsales y les permiten
desarrollar un trayecto sinuoso a pesar de que su estructura interna requeriría rectas.
Topográficamente las fallas transformantes aparecen como estrechos valles rectos asimétricos en
el fondo oceánico. Sólo una parte del medio de cada falla es propiamente límite entre placas. Los
dos extremos se proyectan dentro de una placa.
Bordes de placaEditar

Mapa de densidad de terremotos. Se observa la concentración de sismos en bordes de placa.


Las zonas de las placas contiguas a los límites —los bordes de placa— son las regiones de mayor
actividad geológica interna del planeta. En ellas se concentran:

Vulcanismo: la mayor parte del vulcanismo activo se genera en el eje de las dorsales, en los
límites divergentes. Por ser submarino y de tipo fluidal, poco violento, pasa muy desapercibido.
Detrás se ubican las regiones contiguas a las fosas por el lado de la placa que no subduce.
Orogénesis: es decir, surgimiento de montañas. Es simultánea a la convergencia de placas, en dos
ámbitos: a) donde ocurre subducción se levantan arcos volcánicos y cordilleras, como los Andes,
ricas en volcanes; b) en los límites de colisión el vulcanismo es escaso o nulo, y la sismicidad es
particularmente intensa.
Sismicidad: Suceden algunos terremotos intraplaca, en fracturas en regiones centrales y
generalmente estables de las placas, pero la inmensa mayoría se origina en bordes de placa. Las
circunstancias del clima y de la historia han hecho concentrarse buena parte de la población
mundial en regiones continentales sumamente sísmicas, las que forman los cinturones
orogenéticos, junto a límites convergentes. Algunos terremotos importantes, como el de San
Francisco de 1906, se generan en límites de fricción. Los sismos importantes de las dorsales se
producen donde las fallas transformantes actúan como límites entre placas.

Subducción entre placas litosféricas. Nótese que la litosfera incluye la corteza terrestre.
La litosfera o litósfera[1] (del griego λίθος, litos, ‘piedra’ y σφαίρα, sphaíra, ‘esfera’) es la
capa sólida superficial de la Tierra, caracterizada por su rigidez.[2] Está formada por la corteza y
la zona más externa del manto, y «flota» sobre la astenósfera, una capa «plástica» que forma parte
del manto superior.[3] La litosfera suele tener un espesor aproximado de 50 a 300 km,[2] siendo
su límite externo la superficie terrestre.[4] El límite inferior varía dependiendo de la definición de
litósfera que se ocupe.[4]

La litosfera está fragmentada en una serie de placas tectónicas o litosféricas, en cuyos bordes se
concentran los fenómenos geológicos endógenos, como el magmatismo (incluido el vulcanismo),
la sismicidad o la orogénesis.[5] [6]

Definiciones prácticas
En la práctica no es fácil establecer un espesor concreto para la litosfera.[4] Se aplican distintas
aproximaciones a:

Litosfera térmica: Bajo este concepto la litosfera constituye la parte del manto donde la
conducción de calor predomina sobre la convección de calor, caso opuesto de lo que ocurre en la
parte del manto que subyace la litosfera.[7] En este sentido la base de la litosfera se puede definir
según la intersección de una proyección del gradiente geotérmico con: a) alguna temperatura
predefinida, b) cierta fracción de la temperatura de ambiente o c) cierta fracción del solidus del
manto.[7] Otro método más simple define dicho límite según la superficie de una isoterma.[7]
Litosfera sísmica: La base de la litosfera se caracteriza por una reducción en la velocidad de
propagación de las ondas S y una elevada atenuación de las ondas P. Esta definición tiene la
ventaja que es fácilmente detectable a través de estudios sismológicos.[cita requerida]
Litosfera elástica: Se llama litosfera flexural o elástica como la capa superior de la Tierra que se
mueve con las placas tectónicas.[8] Según esta definición la litosfera se defina como rígida y con
movimiento mecánico coherente.[8]
Las litosferas térmica y sísmica tienen espesores equivalentes. En general, el espesor de la
litosfera elástica es mayor a los otros dos.

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