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LAMPIÃO: ENTRE CRIMINOLOGIA Y LITERATURA

RESUMEN: Em este ensayo se intenta relacionar al criminal con las artes en general, y más
específicamente con la literatura, a partir de una nueva línea contemporánea de filosofía
posmoderna, en la que François Lyotard establece la caída de las grandes meta-narrativas y
que Friedrich Nietzsche establece el perspectivismo que toma en cuenta diferentes
perspectivas antropología, sociología, psicología y artes, entre otras.

Palabras llave: criminología; Artes; Postmodernidad, Ferri.

INTRODUCCION

Este trabajo propone hacer un breve análisis del criminal Lampião, comenzando desde la
perspectiva multidisciplinaria contemporánea con énfasis en la criminología y la literatura,
buscando una mejor comprensión de su imagen, que es un contraste entre un héroe
revolucionario y un bandido sediento de sangre. En este sentido, si la Criminología se presenta
como una disciplina con su necesidad de definirse como una ciencia positiva, tiene a Enrico
Ferri (1899).

El fenómeno del cangaço, y más específicamente el personaje de Lampião, ya ha sido


ampliamente estudiado, pero en este ensayo buscamos un camino en el que el objetivo
interactúa con lo subjetivo como un nuevo instrumento de análisis criminológico de este
fenómeno, que es el de la literatura, el mundo de la literatura. ficción, para demostrar cómo se
configura la construcción de este personaje tanto en la obra literaria como en la criminología
positiva.

El trabajo se realizó a través de la investigación bibliográfica, en la que se utilizó material


bibliográfico en el campo de la literatura, la antropología, la historia y la criminología, en sus
aspectos positivos y críticos.

1. SUBJETIVO U OBJETIVO: PERSPECTIVAS DIFERENTES

Para discutir este tema, primero nos referimos al filósofo Ernst Cassirer (1977, p. 372), quien
afirma que en el siglo de la Ilustración se propuso la existencia de una estrecha reciprocidad
entre los dominios de la filosofía y otras ciencias y actividades humanas, entre ellos El arte.
Para Cassirer, la filosofía de una era contiene una conciencia de la forma de ser de esa época,
refleja de manera privilegiada su conjunto multiforme, es decir, el arte, la ciencia, la religión y
la sociedad, dando el ejemplo de la forma en que el clasicismo El francés está subordinado a la
filosofía racionalista de Descartes.

La ley positiva trae en su plan epistemológico, la idea de esencia (verdad), que tiene su origen
en el pensamiento de Platón al problematizar la forma en que podemos conocer un objeto.
Para el filósofo griego, saber es establecer una relación de identidad con el objeto en cada
caso, es decir, una relación que se acerque lo más posible a su identidad. Platón diferencia y
separa radicalmente dos formas de conocimiento: el conocimiento sensible, que es dado por la
apariencia de las cosas (que llamaremos subjetivo en este trabajo), y el conocimiento
intelectual, que logra alcanzar la esencia de las cosas, las ideas (ideal del positivismo) . Estas
dos formas de conocimiento dieron lugar a dos formas de conocer los objetos: por apariencia,
es decir, la simple representación del objeto tal como aparece en la realidad y, en su esencia,
que contiene toda su verdad (o esencia). Esta idea de la verdad perdió su fuerza como
resultado de la contemporaneidad, y en este sentido citamos al sociólogo estadounidense
Stuart Hall, este concepto de esencia permite conceptualizar el tema durante el período de la
Ilustración como:

[...] un individuo totalmente centrado, unificado, dotado de las capacidades de razón,


conciencia y acción, cuyo centro consistía en un núcleo interno, que surgió por primera vez
cuando el sujeto nació y se desarrolló con él, aunque permaneció esencialmente lo mismo:
continuo o "idéntico a él" a lo largo de la existencia del individuo (STUART, 2004, p, 11).

La filosofía contemporánea no solo critica esta apariencia y esencia del dualismo, sino también
una serie de relaciones duales, entre ellas, el dualismo de inspiración moral, una invención de
Zarathustra, un profeta iraní del siglo VII a. C. Este dualismo será criticado por Friedrich
Nietzsche a través del personaje Zarathustra, construido para ser exactamente lo opuesto al
histórico Zarathustra.

Y, de hecho, se opone a ellos radicalmente: por un lado, el papel del zaratustra histórico
consistió, en efecto, en la invención de un dualismo de inspiración moral, un dualismo que
explicaba todo por la acción de dos principios en lucha, el dualismo moral para el cuál de estos
principios es bueno y el otro malo (HÉBER-SUFFRIN, 1999, p. 32). Esta invención, según
Nietzsche, explica todo en el universo por la acción o la rivalidad entre los principios del bien y
el mal. El Zarathustra nietzscheano rechazará no solo este dualismo moral, sino también una
serie de otros dualismos, como el dualismo de esencia y apariencia.

Nietzsche (1999, p. 222) propone, por medio de una transvaloración de valores, una nueva
forma de pensar sobre la realidad, que reelabora no solo la relación entre el bien y el mal y
entre la apariencia y la esencia, sino también relaciones entre el mundo sensible y el mundo
suprasensible, deber y culpa, cuerpo y alma. Nietzsche es uno de los precursores del
pensamiento posmoderno que anuncia el reino del fragmento, lo discontinuo, lo múltiple, lo
particular contra lo general, el cuerpo contra la razón. Entre quienes se oponen a la
totalización, a la teleología de las grandes narrativas y al terrorismo de las grandes síntesis.

El contexto filosófico de la posmodernidad desafía la idea de una esencia única y duradera, y


propone que depende de la perspectiva desde la cual se examina. El concepto de perspectiva,
cuando se aplica al hombre, afecta profundamente la forma de pensar del sujeto que, como
hemos visto, era un individuo gobernado por la capacidad de la razón, con una especie de
núcleo interno que lo hizo idéntico a lo largo de su existencia. El pensamiento contemporáneo
fragmenta esta unidad en una serie de identidades de perspectiva:

El sujeto, previamente experimentado como teniendo una identidad unificada y estable, se


está fragmentando; compuesto no por una sola, sino por varias identidades, a veces
contradictorias o no resueltas. En consecuencia, las identidades que conformaban los paisajes
sociales "por ahí y que aseguraban nuestra conformidad subjetiva con las" necesidades
objetivas de la cultura, se están derrumbando como resultado de cambios estructurales e
institucionales. El proceso de identificación en sí, a través del cual nos proyectamos en
nuestras identidades culturales, se ha vuelto más provisional, variable y problemático
(STUART, 2004, 12).

Essa fragmentação traz junto consigo a idéia de que a realidade está longe de ser homogênea,
e que não é sem razão que o pensamento pós moderno tenha abandonado as categorias da
totalidade e da essência, o que significa que tanto o ponto de partida quanto o ponto de
chegada do conhecimento são os dados empíricos; em outras palavras, não existe uma
verdade atrás de uma aparência, o que existe é só a aparência.

Ainda segundo Hall (2004, p. 24), a forma unificada e racional do homem moderno
estabelecida a partir da filosofia cartesiana − centrada no cogito, ergo sem − começa a ser
descentrada a partir do pensamento marxista. De acordo com esse pensamento, os homens
constroem a História através de suas relações sociais, eliminando a possibilidade do atributo
da individualidade singular de cada indivíduo.

O pressuposto da onipotência e onipresença de Deus servirá de base para todo um conjunto


de procedimentos de inquérito da Alta Idade Média, que tem como pressuposto a atuação de
Deus como juiz. São práticas como as do ordálio e das provas, em que o acusado é submetido
a sortilégios físicos e provas irracionais, nas quais Deus determinará a sua culpa ou inocência.

Este Jusnaturalismo se afigura como uma corrente filosófica de fundamentação do direito


justo que remonta às representações primitivas da ordem legal de origem divina, passando
pelos sofistas, estóicos, padres da igreja, escolásticos, racionalistas dos séculos XVII e XVIII, até
a filosofia do direito natural do século XX.

Do ponto de vista filosófico, a doutrina jusnaturalista desempenhou a função relevante de


sinalizar a necessidade de um tratamento axiológico para o direito. Isto porque o
jusnaturalismo permite uma tematização dos valores jurídicos, abrindo espaço para a
discussão sobre a justiça e sobre os critérios de edificação de um direito justo.

O jusnaturalismo foi de extrema importância para o nascimento do positivismo, uma corrente


de filósofos que utilizam do método empírico (científico) para adequar o direito apenas em seu
direito positivo (leis), ou seja, apenas será trabalhado as questões positivadas. Essas normas
positivadas são feitas pelo poder político do Estado, e assim são aplicadas pelas autoridades
efetivamente competentes.

Desta forma, o positivismo surgiu na França no começo do século XIX. Os principais


idealizadores do positivismo foram os pensadores Augusto Comte e John Stuart Mill. Comte
entendida que o conhecimento científico sistemático é baseado em observações empíricas, na
observação de fenômenos concretos, passíveis de serem apreendidos pelos sentidos do
homem. Não apenas isso, o positivismo é a idéia da construção do conhecimento pela
apreensão empírica do mundo, buscando descobrir as leis gerais que regem os fenômenos
observáveis.
El positivismo busca trabajar como las ciencias naturales, como la biología o la química, que se
centran en sus objetos de estudio en busca de estructurar las "reglas" que constituyen las
formas de interacción entre los organismos y sus compuestos en el mundo biológico
observable o interacciones. entre diferentes reactivos químicos.

El filósofo francés buscó el conocimiento positivo, dentro de una filosofía cartesiana, que
constituiría la principal forma de obtener conocimiento. En este sentido, las ciencias humanas
deben tomar este mismo camino, para producir conocimiento real con el objetivo final de
comprender las leyes que constituyen y gobiernan las interacciones entre los individuos y los
fenómenos en el mundo social, independientemente del tiempo o el espacio en el que viven.
encontrar

Comte buscó crear una ciencia de la sociedad capaz de explicar y comprender todos estos
fenómenos de la misma manera que las ciencias naturales buscaron cuestionar sus objetos de
estudio. Creía que era posible comprender las leyes que rigen nuestro mundo social,
ayudándonos a comprender los procesos sociales y dándonos control directo sobre la dirección
que tomarían nuestras sociedades, creyendo que es posible de esta manera predecir y tratar
los males sociales que nos afectarían. cómo trataríamos un cuerpo enfermo.

2. INTERDISCIPLINARIDAD: LA OBJETIVIDAD DEL DERECHO POSITIVO Y LA SUBJETIVIDAD


(INTUICIÓN) DE LOS ESTUDIOS CULTURALES EN LITERATURA

El propósito de estas líneas es reexaminar el problema. Preguntar nuevamente si el arte y la


literatura son legalmente opuestos o, por el contrario, están convencidos en cierto sentido. En
interés de esto, se planteará inicialmente una primera hipótesis: que el arte y la literatura, a
través de sus expresiones y, principalmente, por las ficciones de las imágenes que generalizan,
son los medios para comprender la sociología jurídico-penal. ya a través de eso, el derecho
penal.

Para apreciar esta afirmación, primero analizaremos cómo el positivismo criminológico se


enfoca especialmente en el arte y la literatura. Observe cómo el arte y la literatura llegaron a
ocupar otro lugar para el pensamiento contemporáneo: manifestaciones de la cultura, en las
cuales el acoso criminal se consideraba un artefacto cultural completo.

Cómo será posible apreciar, desde estos puntos de vista, el positivismo criminal y la cuestión
criminal como un artefacto cultural completo responderán a este problema. Por un lado, las
expresiones artísticas comenzaron a analizarse para el pensamiento criminológico positivista.
Por otro lado, también se identificaron diferentes instituciones legales, a través de
pensamientos socio-legales posteriores, como ficciones e imágenes culturales. Eso es lo que
diferencia su arte.

Los fundamentos de estas ideas se pueden dividir en dos corrientes: en un supuesto derecho
natural: en los lemas de la razón (como, por ejemplo, los expresados por Montesquieu); en un
acento pragmático y utilitario de pensadores como Beccaría y Bentham. Este último enfoque
tenderá al análisis del nuevo estado de cosas existente, al empírico. Su racionalismo y
cientificismo caracterizarán una nueva visión del mundo: la filosofía positiva que se basa en el
pensamiento de Comte.

A unque la Ilustración es completamente diferente de las ideas positivistas, la verdad es que


esta última está incrustada en ella. Esto, no solo debido a la naturaleza racional y científica de
ambos, sino también, en palabras de Ferrarotti, con respecto a la verificación de las "leyes
naturales": no hay un posible orden y acuerdo en la filosofía política además de someter los
fenómenos sociales, como todos los otros, a las leyes naturales invariantes. Debe aclararse que
estas leyes naturales no tienen un carácter naturalista, sino que su carácter absoluto surge del
mundo físico o social. Leyes descubiertas o verificadas a partir de observaciones.

Es esta filosofía positiva la que dará lugar a la criminología como disciplina autónoma dentro
del fenómeno criminal. Filosofía que no solo es descriptiva, sino también causalmente
explicativa: solo existe un mundo de hechos, el existente, que, para conocerlo, debe estar
separado de las subjetividades para generar conocimiento considerado objetivo y producto,
principalmente, de observación.

Asimismo, la criminología positivista que se basará en este esquema de pensamiento se


caracterizará no solo por un método, sino también por una serie de supuestos
epistemológicos. Las características comunes a cualquier pensamiento positivista criminológico
se concentran en una interpretación mecanicista de la sociedad, en la cual el determinismo
social explica las leyes del comportamiento criminal, a través de una interpretación etiológica,
es decir, explicando la criminalidad, examinando las causas. y los factores, y en un
conocimiento supuestamente neutral, en palabras de Bergalli, "el positivismo criminológico
tenía la tarea de exaltar, por un lado, una concepción abstracta e histórica de la sociedad y,
por otro, la de interpretar esa sociedad como una realidad orgánica basada en el consenso en
torno a valores e intereses asumidos como generales "(BERGALLI, 1993, p. 205).

Tal como lo enseñaron Taylor, Walton y Young, las "tres premisas iniciales del método
científico - medición (cuantificación), objetividad (neutralidad) y causalidad (determinismo) -
derivan varios postulados, a saber: una visión consensuada del mundo La concentración del
agresor y no en el acto criminal, la reificación del mundo social, la doctrina de la falta de
responsabilidad por los actos, la inaplicabilidad del castigo y, finalmente, la fe en la mayor
capacidad cognitiva del especialista científico (TAYLOR en absoluto, 1980, p. 41).

En esta primera fase de la criminología como disciplina autónoma, el positivismo criminológico


fue moldeado por teorías desarrolladas principalmente en Europa entre fines del siglo XIX y
principios del siglo XX, en el campo de la filosofía y la sociología del positivismo naturalista. Se
refiere, en particular, a la escuela sociológica francesa (Gabriel Tarde) y la escuela alemana
(Franz von Liszt) y, principalmente, a la escuela italiana positiva, cuyos representantes
principales fueron Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaele Carófalo (1997, p. 32)

En este contexto, la "criminología", en su afán de explicar la cuestión penal, comenzó a tener


como objeto el estudio del "criminal". No solo alguien, sino que fue institucionalizado ”,
arrestado. Él era quien podía observar y, de esta manera, respetar los postulados de la filosofía
positivista predominante. Este no era un ciudadano "normal" que merecía derechos y
garantías, sino un ser "anormal", "criminal", "criminal".

En 1871, la biología triunfó a manos de Lombroso y su criminal. Este profesor de psiquiatría y


antropología criminal de Turín utilizó las técnicas del método científico positivista,
especialmente estadística, en su teoría de la existencia del tipo criminal, cuyos signos externos
particulares constituían un conjunto de estigmas "deformantes" y anormales que mostraban
que el criminal era constituido en la supervivencia de factores atávicos que lo igualaron al
salvaje primitivo. El criminal comienza a ser considerado como una entidad separada, como
una especie humana específica

Ferri es quien le da a la escuela italiana positiva una sistematización adecuada, corrigiendo


tanto la tendencia antropológica de Lombroso como la orientación psicológico-legal
desarrollada por Carófalo. Su mérito era entender el crimen como una expresión de un
aspecto necesario del mundo, de la sociología criminal (y no de la ley, la antropología o la
psicología). En otras palabras, el delito en relación con toda la vid y con la realidad, en el que
se buscan las raíces profundas y múltiples de la acción humana en general y del criminal en
particular.

Aunque, como se verá, ha habido muchos intentos de analizar los vínculos entre el crimen y las
expresiones artísticas, los delincuentes en el arte de Ferri persistieron en el campo del
positivismo criminológico, como el trabajo de referencia clásico y obligatorio (BARATA, 1997,
pp. 29- 35)

Una de sus primeras preocupaciones fue señalar la base que daba validez a las formas de
unión entre la cuestión penal y el arte, ya que algunas contradicciones o malentendidos
podrían señalarse muy bien en el hecho de que lo que prevalece en el arte es un método
intuitivo (siempre que podamos hablar de un método en él), mientras que en ciencia (para los
presupuestos de Ferri) el método fue claramente positivo. La verdad es que, para él, el arte es
un reflejo de la vida y, como tal, no podía dejar de tratar con crímenes y delincuentes (según
FERRI, 1923, p. 29).

En su opinión, este contraste entre la actividad experimental y positiva de la ciencia y la


intuición precursora del arte se supera si entendemos que el arte, más cercano a la realidad y
sugerido más directamente por él, debe realizarse en la emocionante oratoria forense, ya en
representaciones apasionadas. de romance y drama: el análisis humano del crimen en el
delincuente, que precede a este destino, especialmente en la parte psicológica y a veces con la
clarividencia del genio, para la nueva y última fase de la ciencia, Las obras de Cesar Lombroso y
la escuela positiva tienen como objetivo estudiar la constitución física y psíquica del criminal
(Ibid, p. 12).

El objetivo del análisis de Ferri era descubrir si, y cómo, en algunos de sus más famosos y
grandes tipos de delincuentes, el arte con su poderosa fascinación fue precedido y seguido,
con la verdadera intuición de la realidad, las conclusiones han sido laboriosamente basadas en
la ciencia. en el estudio antropológico del crimen y los delincuentes. Pero esta búsqueda se
dirigió a un punto muy específico: establecer las características del "criminal", su
"anormalidad" y confirmarlas o no con las diversas clasificaciones que se hicieron en relación
con ellas.

En palabras de Ferri (Ibid, pp. 29-40): “Solo el arte, más cercano a la realidad, más
directamente inspirado por él, había intentado, en discursos forenses elocuentes, drama
apasionado, romance y análisis humano del crimen. ". Por lo tanto, la mayor parte del ensayo
de Ferri termina siendo la investigación del arte y, en consecuencia, en la literatura, por el
método positivista, de esas características que se combinarían con su idea sobre el "criminal
nacido", el "criminal loco", el "criminal" por hábito adquirido "," criminal por pasión "o"
criminal en ocasiones ", considerando que la ciencia puede recurrir al arte y la literatura como
una fuente clara de datos antropológicos.

Para ello, estructura su trabajo analizando, primero, dos aspectos generales. Por un lado, la
relación entre el mundo criminal y el arte popular; y luego hace la distinción de clasificación
entre los diferentes tipos de delincuentes a través de las diferentes propiedades y caracteres
psicofísicos que encontró en cada uno de ellos.

De esta manera, la literatura será el campo principal en el que ingresará para encontrar las
fuentes de conocimiento que respalden su pensamiento criminológico de lo artístico.
Inicialmente, analiza a los delincuentes en general y luego estudia a los asesinos e incestuosos
de la tragedia griega, los delincuentes en el teatro de Shakespeare, el tipo artístico del
bandido, el criminal apasionado en el teatro y los degenerados y habituales en la escena
dramática (Ibid, p 41) Posteriormente, trabaja en la novela El último día de un condenado a
muerte, de Vitor Hugo, donde percibe diferentes representaciones artísticas sobre la pena de
muerte, así como se dedica profundamente a comprender diferentes casos paradigmáticos de
cómo era su novela contemporánea, así como Las obras de Zola (Ibid, p. 135).

Quizás debido a este vasto análisis, este libro de Ferri fue considerado el trabajo
representativo por excelencia en este asunto. Por esta razón, hubo varias contribuciones que,
en homenaje a todo su trabajo, le recordaron especialmente su ensayo sobre el crimen en el
arte.

3. EL TEMA SUJETO COMO FIGURA PENAL

Según el criminólogo italiano Dario Melossi:

Una actitud comprensiva hacia el criminal surgió en los períodos sociales cuando prevalecieron
las buenas condiciones económicas, el optimismo y una tendencia hacia el liberalismo y las
bajas tasas de encarcelamiento. En estas condiciones, los delincuentes son vistos como
personas innovadoras que luchan contra la injusticia y sofocan el orden social y el castigo,
desempeñando un papel experimental y de rehabilitación. (MELOSSI, 2000, p. 297).
Por otro lado, en otros períodos, los criminales "fueron vistos con disgusto, retratándolos
como monstruos como fuerzas demoníacas que luchan contra los fundamentos reales del
tejido social y el orden moral que deben defenderse sin importar el costo". En estos períodos
prevalecientes de conservadurismo. , los teóricos sociales entendieron que su misión de
establecer respuestas contra la crisis socioeconómica se caracterizó por la necesidad de
"ajustar el cinturón" y aumentar la tasa de encarcelamiento junto con el aumento de las
multas.

En este sentido, es importante problematizar la figura positiva del sujeto delincuente. Hay
varios ejemplos posibles. Trinidad (1993, pp. 59-75) menciona el fenómeno de los bandidos
que actuaron en las zonas de Valencia y Cataluña en los siglos XVI y XVII, como el bandidaje del
siglo XIX. Independientemente de esto, lo que caracterizó a cada uno de los ejemplos fue un
esquema social en el cual, a través de sus pensadores, se cambió rápida y socialmente. En este
momento, el concepto de desviación, así como el de crimen, es relativo al punto de vista del
otro. La representación del sujeto criminal es fundamentalmente controvertida. En muchos
casos, algunos delincuentes se han desarrollado o han actuado más como innovadores o
héroes que como villanos. Como explica Hobsbawm (1976, p. 10), el bandolerismo desafía el
orden económico, social y político, en un esquema con divisiones de clase y estado.

La esencia de los forajidos sociales es que son campesinos ilegales, considerados por el
gobierno como criminales, pero que permanecen en la sociedad campesina y son considerados
por estos últimos como "héroes, paladines, vengadores, luchadores por la justicia, a veces
incluso los líderes de liberación y, en cualquier caso, como personas para admirar, ayudar y
apoyar ”. Como ejemplo histórico, Robin Wood, el noble ladrón, es el tipo de matón más
famoso y universalmente popular, el héroe más famoso en baladas y canciones. es actuar
como defensor, corregir abusos, proporcionar justicia e igualdad social. Su relación con los
campesinos es de total solidaridad e identidad.

Lo abandonado es un símbolo. El siglo 18 ha sido abundante en sus ejemplos. Lo que lo


caracteriza, en principio, es su fama efímera, siempre que su mito se transmita oralmente. En
general, tiene características familiares, pertenecientes en la mayoría de los casos al
campesinado. Hay una emoción y una actitud permanentes en él: hay libertad, heroísmo y un
sueño de justicia.

Sin embargo, las conferencias de principios de 1900 caracterizarán uno de estos mitos. Una de
las representaciones más paradigmáticas de este tipo de tema fue el famoso personaje de
Arsene Lupln, creado por Maurice Leblanc. Luego, en ese momento, apareció una nueva serie
de novelas para entregar, producto de una solicitud del director de la revista Je tout sales,
dando lugar a la aparición de un ladrón caballero: Lupin. La novela que propongo, Arsêne
Lupin, caballero cambrioleur, caminó rápidamente por el suelo, que también fue traducida un
año después en inglés. "Guante blanco, fruto de una naturaleza rebelde y anticonformista de
su creador, Dreyfusian y anarquista (TEDESCO, 2014, p. 402).
4. LÁMPARA: DELINCUENTE O HÉROE

El bandido es un símbolo. El siglo 18 ha sido abundante en sus ejemplos. Lo que lo caracteriza,


en principio, es su fama efímera, siempre que su mito se transmita oralmente. En general,
tiene características familiares, pertenecientes en la mayoría de los casos al campesinado. Hay
una emoción y una actitud permanentes en él: hay libertad, heroísmo y el sueño de la justicia.
En palabras del historiador, "los bandidos pertenecen a la historia recordada, que es diferente
de la historia que no consiste tanto en un registro de eventos y los personajes que los
protagonizaron, como en los símbolos de los factores [...] que dieron forma al mundo de la
historia. pobre: reyes justos y hombres que traen justicia a la gente ". Sin embargo, el hecho de
que Lampião es un niño pobre es generalmente aceptado como una de las razones de su
revuelta contra los coroneles. Machado dice que desde temprana edad, por haber visto En
muchas disputas en el campo donde el coronel siempre dirigió el motivo, ya ha creado
conceptos cada vez más rígidos contra los potentados (MACHADO, 1978, p. 36).

Pero hay otra corriente que perjudica a Lampião en su cifra negativa, porque, como señala
Tedesco (Ibid, p. 400). Si se crearan figuras comprensivas de individuos acusados de cometer
un delito, también se generaría la imagen de un estudio en el período en estudio. sujeto que
ofende como persona peligrosa. Según lo definido por Zaffaroni, (2006, pp. 18/19), la figura del
enemigo consiste en la negación de su condición de persona, siendo considerada solo bajo el
aspecto de una entidad peligrosa y dañina. "En la medida en que se califica la idea, cuando se
propone distinguir entre ciudadanos (personas) y enemigos (no personas), se hace referencia a
los seres humanos que están privados de ciertos derechos individuales porque ya no se
consideran personas, y esa es la primera incompatibilidad presentada por la aceptación de los
hostiles [el enemigo político, para los romanos] en la ley con el principio del estado de derecho
”. El tratamiento como sujeto peligroso, como enemigo, del sujeto acusado de un acto criminal
incurre en la privación no solo de su ciudadanía, pero como persona.

Lo que terminó sucediendo en esos años fue la formación de una separación, dentro de clases
no propietarias, de hombres honestos y hombres peligrosos. Este último se volvió extraño a la
moral de la comunidad. El proceso tuvo lugar gradualmente desde mediados del siglo XVIII
para terminar de tomar forma en el siglo XIX. A mediados de este siglo, la figura del criminal
cambia del bandido romántico, del sujeto astuto e inteligente, a una persona con
características impredecibles y antinaturales: parricidio, el loco impredecible, el vengador que
comete crímenes contrarios a la naturaleza. La prensa jugó un papel clave en ayudar a dar
forma a este nuevo perfil. No solo el común, sino también las publicaciones legales periódicas
que aparecen como todos los aspectos de la vida social fueron crónicas publicadas que
terminaron generando una "conciencia mitológica y embrujada" del sujeto acusado de
cometer un delito.

Zaffaroni (2006, pp 66-68) argumenta que "aunque el siglo XIX introdujo importantes
desarrollos legislativos, no se puede negar que el círculo de iguales siguió siendo muy pequeño
en todo el planeta e incluso en los países centrales o algo apresurados: el juzguen por su
conducta en el acrónimo XX los más civilizados: Italia saboya, Francia bonapartista del primer y
segundo imperio, Alemania Guillin, España borbónica, Gran Bretaña victoriana, eran
sociedades en las que la gran mayoría eran clases potencialmente peligrosas que estaban
excluidas ciudadanía real e incluso formal.

Este complejo contexto permite analizar el cangaço tanto como una revolución social que
buscaba condiciones de vida para el sertanejo, como un fenómeno simple en el que una banda
de delincuentes, protegidos por un "escudo ético", solía saquear los bosques del noreste

El concepto de "escudo ético" presentado por Frederico Pernambucano de Mello (2005, p.


120) se refiere a la importancia dada por los cangaceiros a un verdadero estribillo en el que sus
respuestas se constituyeron ante las preguntas sobre las razones por las que se entregaron a
esa vida. :

Invocaban invariablemente los delitos sufridos, enfatizando la consiguiente necesidad de


vengarlos, en un imperativo al que el sertanejo siempre era sensible y comprensivo. En una
conversación, Antônio Silvino solía señalar a Desidério Ramos, uno de los asesinos de su padre,
y al hijo del asesino principal, José Ramos da Silva, como la persona responsable de su vida
como cangaceiro. Lampião, citando viejas preguntas sobre la propiedad del ganado y el
asesinato de su padre, citó a José Saturnino y José Lucena de Albuquerque Maranhão,
respectivamente, como igualmente responsables de su destino de guerra.

También sucede, según Mello (ibid 123), que estas promesas de venganza tan preciadas por
algunos capitanes no fueron seguidas por acciones de la misma intensidad. Esta declaración se
basa en un probable llamado de Lampião al máximo enemigo, José Lucena, quien muestra que
Cangaceiro nunca intentó sinceramente destruir a sus grandes enemigos. A El uso de la
"ceguera" como escudo ético obligó a quienes la usaron a mantener vivo al enemigo, porque al
morir por esta insatisfacción, el cangaceiro se vería obligado a abandonar sus armas.

CONCLUSION

Es interesante notar que durante la elaboración de este ensayo, la imagen cultural que fue
construida por el personaje ante la sociedad no era necesaria para la constitución de un
concepto respetuoso de sus garantías. Una vez, como sabemos, Lampião fue asesinado en una
emboscada, sin posibilidad de defensa, es decir, el gobierno no tenía interés en arrestar a
Lampião y ofrecer un juicio justo.

Esta imagen cultural de un héroe revolucionario reconocido por el pueblo y la mayor parte de
la producción literaria (y especialmente los cordeles) y refutada por la criminología positivista,
que tiene la figura del Prof. Nina Rodrigues, que llegó a clasificar a los delincuentes midiendo la
circunferencia del cerebro.
Finalmente, es importante recordar, las condiciones que hicieron que Lampião abrazara esta
vida de crimen, es decir, una región árida sin recursos dominados por coroneles poderosos y
crueles, dejando que la población miserable se someta a ellos o reaccione de la única manera
posible: bandidaje

RESUMEN: El ensayo está relacionado con la relación entre el criminal con las artes en general,
y más específicamente con la literatura, a partir de una nueva línea contemporánea de filosofía
posmoderna, en la que François Lyotard establece la caída de la gran meta-narrativa y que
Friedrich Nietzsche establece el perspectivismo que toma en cuenta las diversas perspectivas
en antropología, sociología, psicología y artes, entre otras.

Palabras llave: criminología; Artes; Post modernidad, Ferri.

Referencias

REFERENCIAS

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ZAFFARONI, Eugenio Raul. El enemigo em el derecho penal. Buenos Aires: Ediar, 2006.

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