Está en la página 1de 4

ALGDSADLM

EL TRABAJO DEL APRENDIZ


Victor Izurieta, MM

“¿En que trabajan los Ap Mas?


En desbastar y bosquejar la piedra bruta”
Ritual de primer grado

“Hombre, conócete a ti mismo”


Oráculo de Delfos

Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero:


lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo
para hacer los milagros de una sola cosa.
Y así como todas las cosas han sido y han venido de uno por mediación de uno,
así todas las cosas han nacido de esta cosa única por adaptación.
El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la ha llevado en su seno,
la tierra es su nodriza; el padre de todo, el Thelesma de todo el mundo, está aquí;
su fuerza y potencia serán completas si es convertido en tierra.
Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, suavemente y con gran industria;
subirá de la tierra al cielo y de nuevo bajará a la tierra:
de este modo recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores.
Por este medio tendrás la gloria de todo el mundo y toda oscuridad se alejará de ti.
Es la fuerza fuerte de toda fuerza, pues vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida.
Así fue creado el mundo. De esto se harán y surgirán admirables adaptaciones cuyo medio está aquí.
Por eso he sido llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la sabiduría de todo el mundo.
Lo que he dicho de la Operación del Sol está cumplido y acabado.
Tabla Esmeralda, atribuida a Hermes Trismegisto

“Venimos al Templo a cavar tumbas para los vicios y erigir altares a las virtudes”. Hermosa y
conmovedora frase, que hay que convertirla en oficio operativo y no solo en un diálogo especulativo.
Esa frase simboliza el trabajo sobre la Piedra Bruta, la misma que debe ser convertida en piedra pulida y
finalmente transmutada en Ara.

La piedra pulida es el objetivo o la consecuencia del trabajo. Pero primero se debe bosquejar, es decir,
hacer un bosquejo de la piedra bruta. Nótese que no se trata de bosquejar la piedra pulida. Todo el
trabajo del aprendiz es sobre la piedra bruta.

La piedra bruta es el símbolo del ser humano mismo en su estado de impureza o vicio llamado
“imperfección”. También es el símbolo de la verdadera Masonería que es vista o comprendida de una
forma imperfecta y muchas veces viciada.

La piedra bruta es el mejor símbolo del trabajo del masón al intentar desbastar lo que está demás, lo
que sobra, lo que cubre, lo que impide acceder a lo Real, lo esencial. Este trabajo es un proceso de
estudio, conocimiento, observación, reflexión, análisis, criterio, enfrentamiento, deducción, inducción,
síntesis e inspiración, por el cual, en primer lugar se logra tener un bosquejo claro y conciso de la piedra
bruta, no de la piedra pulida. El bosquejo de la piedra bruta, permite tener una visión clara de cómo es
esta, que forma tiene, que se podría extraer de ella, para entonces darle su forma real, quitando o
desbastando lo que se debe quitar.
1
Ya que la desbastación no añade nada, solo quita, es importante encontrar en la piedra el Punto en el
que no hay que retirar o desbastar nada. Este es el punto límite de contacto entre la piedra bruta y la
piedra pulida y es el punto que nos permite iniciar el bosquejo o boceto de lo que está sobrando en la
piedra. Ahí empezamos con el trabajo. Buscando. Encontrando. Palpando. Al que toca, se le abrirá.

¿Qué es ese punto de contacto o punto límite? Es esa intuición, visión o encuentro íntimo y personal
que se produce cuando tenemos una leve y fugaz percepción de lo que somos en realidad, de nuestra
esencia real. Entonces sentimos nuestra prisión ya que sentimos que esa realidad que está encubierta o
recubierta por múltiples cosas que la esconden.

Por eso entramos al templo con una venda como símbolo de la ignorancia, no de la ciencia ni de la
cultura ni siquiera de la enseñanza masónica, sino la ignorancia de lo que somos, de nuestra esencia, de
nuestro Real Ser. Ese estado de ignorancia es lo que llamamos “nuestro estado de imperfección por los
vicios”. Y sin embargo, más importante es darnos cuenta que la ignorancia es la que nos hace creer que
somos imperfectos cuando somos en esencia, perfectos. La perfección está ahí, eterna, completa.
Entonces, la tarea es retirar todos esos condicionamientos y demás añadidos, generalmente egoicos,
mentales, educacionales, sociales y culturales, que en total tiranía, nos tienen esclavizados y ciegos y
que nos impide ser lo que realmente somos.

Aunque nos engañamos hasta el cansancio llamándonos “libres y de buenas costumbres”, vivimos
condicionados y gobernados por reglas sociales, políticas, económicas y culturales, dogmas inflexibles
del tipo y fuente que sean, códigos de conducta y pensamiento ajenos y extraños e impuestos por la
fuerza o por la sugestión, temerosos de ser condenados y sacrificados en el altar de la burla y el desdén
por los sacerdotes de la ciencia y del progreso, engañados por la pseudo espiritualidad de iluminados y
exclusivos gurúes que logran el despertar evolutivo en cursos de 4 horas en hoteles de lujo y maniatados
por una forma educativa dañina y alienante. Cada una de ellas va mal formándonos casi desde nuestro
nacimiento, y creando una personalidad temporal que va añadiendo pedazos de roca densa a nuestra
realidad, a lo que somos, a eso que se le conoce como el Real Ser Interno.

Esos “adicionales” que vamos recogiendo y adosando durante nuestra vida es lo que llamamos “vicios”,
que es lo que contamina o añade impurezas a lo que es puro en nosotros.

Por esa razón, al momento de la iniciación, primero nos encontramos sumergidos en la gruta, caverna,
tumba o cámara de reflexión. Cada uno de los que hemos pasado por allí somos la esencia pura de
nuestro Ser, aprisionados en lo grotesco, lo impuro, lo temporal, lo tosco, lo contaminado… pero todavía
está ahí nuestra alma, iluminando lánguidamente nuestro interior y alimentada, cual presa de lo
grosero, con las raciones ínfimas de pan y agua que nos provee las experiencias de lo Real, cuando nos
permitimos verlas. Esa pequeña llama es la que en algún momento nos impulsó a tocar las puertas del
Templo, porque intuía que en su interior podríamos encontrar las herramientas para encontrar nuestra
propia senda hacia lo puro y real de nuestro Ser y la evolución consciente de nuestra Alma.

Estamos efectivamente visitando el interior de la tierra, de la roca, de la piedra bruta, y solo rectificando
encontraremos la piedra oculta. Rectificando… utilizando la rectitud, la regla, la medida de nuestra
Realidad, la que nos permite hacer un boceto de esa realidad aparente y, con el trabajo perseverante,
también un boceto y una medida de la piedra oculta en la piedra bruta, la piedra pulida. Uno mismo,
desbastado, libre de toda la grosería añadida por lo externo e ilusorio.
2
Por eso, el retiro de los metales es necesario como símbolo de ese proceso de tomar conciencia de lo
que somos, cómo estamos y que tenemos demás. Los metales no son quitados a la fuerza ni en estado
de ceguera, sino que son entregados mirando lo que somos en realidad, por eso, son entregados
voluntariamente. Nuestro Real Ser se da cuenta que no necesita de ellos y que le estorban en su
proceso de volver a su estado prístino.

Este símbolo sintetiza el trabajo del aprendiz masón, el de desbastar la piedra bruta o la gruta que nos
cubre y de la que primeramente se ha hecho un boceto.

Ahora que hemos visto nuestra realidad en la caverna, debemos purificarnos, es decir, volver a recobrar
lo puro que somos, quitando las impurezas.

Aún sin visión y siendo guiados por nuestro Guía interior, realizamos este proceso en 3 jornadas
correspondientes a 3 elementos que debemos dominar: el agua, el aire y el fuego.

Con el símbolo del agua que nos lava o limpia, se representa el trabajo de quitar lo egoísta y viciado en
nuestras relaciones con lo exterior y con los demás seres; trabajo que tiene que ver con el conocimiento
y dominio de nuestros sentimientos y emociones.

Con el símbolo del aire representamos el trabajo de quitar lo grosero y bruto de nuestros pensamientos
condicionados por nuestra educación alienante para permitir que la Mente Universal, el Todo, nos
inspire y permita pensamientos acordes a la Ley Natural que lleven a acciones universales y armoniosas.

Con la última purificación y a la vez consagración, con el símbolo del fuego, representamos la
eliminación de todos los elementos toscos y viciosos de nuestra personalidad y de nuestra psiquis,
prefacio necesario para “mirar” y “bosquejar” lo que somos, para conocernos a nosotros mismos.

Este es el trabajo de preparación para abordar la desbastación de la piedra bruta, una piedra que ahora
nos es conocida y en la que hemos encontrado el punto de conexión con la piedra pulida, con nuestra
realidad interna, con nuestra Esencia.

Esa pequeña vela que nos alumbró en la Gruta ahora nos permite “ver” “vernos”, es decir, ya no
estamos ciegos ni ignorantes de lo que somos, ahora nos conocemos en un nivel más profundo. Esa vela
que alumbra nuestro interior ahora se convierte en un caudal de LUZ que nos entrega nuestro Maestro
Interno y que proviene del Gran Templo Interno, para que ya no trabajemos a ciegas, sino al menos con
un reflejo de la realidad para ajustar lo que proyectamos ser con nuestro trabajo de perfeccionamiento.

Ahora, con esta luz, sin venda y habiendo cumplido los procesos de purificación necesarios, recibimos
las primeras herramientas para trabajar sobre el bosquejo que tenemos como piedra bruta y el arte final
o Arte Real al que aspiramos llegar como piedra pulida, quitando lo que sobra, quitando efectivamente
los vicios que nos cubren y mantienen en la ignorancia y la tiranía, un trabajo que hay que hacerlo en
silencio, obedientes a nuestra luz interior.

Se nos entrega el mazo, el cincel y la regla de 24 pulgadas que son las herramientas que sirven para
desbastar y bosquejar la piedra bruta.

El mazo es la Fuerza, nos han dicho, el cincel la Inteligencia, la regla las 24 horas divididas en 3 períodos.
3
Si solo utilizamos el mazo, finalmente de la piedra bruta solo quedara polvo cósmico. El mazo no debe
utilizarse directamente sobre la piedra bruta, es decir, no basta con la mera Fuerza o la Voluntad para
encontrar la perfección. Requerimos una medida para el uso de esa fuerza.

Si solo utilizamos el cincel, de la piedra bruta solo desbastaremos polvo y nunca lograremos desbastar ni
un poquito la piedra bruta. El cincel es el punto de conexión entre el mazo y la piedra y debe ser
apuntado y colocado de tal forma que no dañe la piedra quitando lo que no debe quitar, por lo tanto,
requiere de plena concentración y sabiduría para su uso.

La regla es la herramienta que nos permite medir la cantidad de fuerza necesaria a aplicar, el
accionamiento preciso del mazo y el punto justo donde apuntar con el cincel, el ángulo adecuado y la
firmeza adecuada para sujetarlo, a fin de que el golpe dado sea certero y eficaz, es decir, que la acción
sea justa, regular y perfecta. Es la que nos permite decidir donde golpear y donde no hacerlo, que es lo
propio y que es lo extraño.

Las 2 herramientas: el mazo y el cincel nos proveen Conocimiento. El mazo nos da el conocimiento del
Poder y el Cincel el conocimiento del Deber. Pero la regla es la Conciencia y la Conciencia nos hace ser
conscientes del Actuar con Poder pero en apego al Deber. La regla es la Acción y es la que finalmente
mide el trabajo del Ap.

La regla nos dice que el bosquejo y desbastación de la piedra se realiza en 3 fases o de 3 formas: 1.-
Estudiar o conocer para saber y alcanzar el poder del conocimiento, 2.- Trabajar o actuar con el poder
del conocimiento y delimitado por el deber, y 3.- El aprendizaje interno y dinámico dado por la reflexión
del silencio y la calma interior. Un triángulo de 8 “horas diarias” que abarcan el día completo, es decir,
la vida completa y cotidiana del masón.

El trabajo del masón es alcanzar la perfección, pero esta solo será trascendente en la medida en que se
proyecte hacia el exterior. Si solo buscamos la perfección sin proyección nos convertiremos en unos
egocéntricos auto-engañados e inoperantes y si solo buscamos la proyección sin el perfeccionamiento
simplemente no seremos masones. El triángulo rectángulo dado por el Teorema de Pitágoras nos
enseña que la hipotenusa de la Trascendencia es el resultante del cateto vertical del Perfeccionamiento
y del cateto horizontal de la Proyección.

Ese trabajo convertirá el mero acceso por la iniciación hecha en un Taller masónico en una verdadera
iniciación para la construcción del Templo masónico de la humanidad y, finalmente, el levantamiento de
columnas de nuestro personal Templo Interno del Ser.

Ese es el trabajo del aprendiz masón operativo, que ha sido realmente iniciado en los misterios de su Ser
y se purifica, se bosqueja, se desbasta y permite que la Luz de la vela de su Cámara de Reflexión interior
se proyecte como una Antorcha luminosa hacia los demás seres, sus hermanos, con total conocimiento
de su Poder y en apego irrestricto a su Deber como Ser Perfecto, con plena Consciencia de su Acción, en
el presente, aquí y ahora. Por eso, siempre seremos aprendices ya que el estudio, el trabajo y el
aprendizaje no terminan ni siquiera en el Oriente Eterno.

Es mi Palabra

También podría gustarte