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la igualdad no se hace presente en la democracia ni la justicia en la distorsión.

La
política actúa siempre en la diferencia que no hace consistir a la igualdad más que en la
figura de la distorsión. Actúa al encuentro de la lógica policial y la lógica de la igualdad.
Pero toda la cuestión consiste en saber cómo se interpreta esa diferencia. 85

la política comienza con la contingencia igualitaria. 95

La democracia instituye por lo tanto comunidades de un tipo específico, comunidades


polémicas que ponen en juego la oposición misma de las dos lógicas, la lógica policial
de la distribución de los lugares y la lógica política del trato igualitario. 127

La comunidad política es una comunidad de interrupciones, de fracturas, puntuales y


locales, por las cuales la lógica igualitaria separa a la comunidad policial de sí misma.
Es una comunidad de mundos de comunidad que son intervalos de subjetivación:
intervalos construidos entre identidades, entre lugares y posiciones. El ser-juntos
político es un ser-entre: entre identidades, entre mundos. 170 171

La igualdad de las inteligencias, condición absoluta de toda comunicación y de


todo orden social, no podría tener efecto en este orden por la libertad vacía de ningún
sujeto colectivo. Todos los individuos de una sociedad pueden emanciparse. Pero esta
emancipación -que es el nombre moderno del efecto de igualdad- nunca producirá el
vacío de ninguna libertad perteneciente a un demos o a cualquier otro sujeto del mismo
tipo, En el orden social, no podría haber vacío. No hay sino plenitud, pesos y
contrapesos. Así, la política no es el nombre de nada. No puede ser otra cosa que la
policía, es decir la negación de la igualdad. .
La paradoja de la emancipación intelectual nos permite pensar el nudo esencial
del logos y la distorsión, la función constitutiva de ésta para transformar la lógica
igualitaria en lógica política. O bien la igualdad no provoca ningún efecto en el orden
social, o bien lo provoca en la forma específica de la distorsión. […] La política es la
práctica en la cual la lógica del rasgo igualitario asume la forma del tratamiento de una
distorsión, donde se convierte en el argumento de una distorsión principal que viene a
anudarse con tal litigio determinado en la distribución de las ocupaciones, las funciones
y los lugares. Existe gracias a unos sujetos o unos dispositivos de subjetivación
específicos. Estos miden los inconmensurables, la lógica del rasgo igualitario y la del
orden policial. 51

El paradigma de la guerra servil es el de una realización puramente guerrera de la


igualdad de los dominados y los dominadores. Los esclavos de los escitas constituyen
como campo atrincherado el territorio de su antigua servidumbre y oponen armas a
armas. Esta demostración igualitaria desconcierta al principio a quienes se consideraban
sus amos naturales. Pero cuando éstos vuelven a exhibir las insignias de la diferencia de
naturaleza, los alzados ya no tienen con qué replicar. Lo que no pueden hacer es
transformar la igualdad guerrera en libertad política. Esta igualdad, literalmente
marcada sobre el territorio y defendida por las armas, no crea una comunidad dividida.
No se transforma en la propiedad impropia de esa libertad que instituye al demos al
mismo tiempo como parte y como todo de la comunidad. Ahora bien, no hay política
sino por la interrupción, la torsión primera que instituye a la política como el despliegue
de una distorsión o un litigio fundamental. 26

La política existe a causa de una dimensión que escapa a la medida ordinaria, esa parte
de los que no tienen parte que es nada y todo. Esta dimensión paradójica ya detuvo la
"corriente" de las grandezas mercantiles, suspendió los efectos de la aritmética en el
cuerpo social. La filosofía quiere reemplazar en la ciudad y en el alma, lo mismo que en
la ciencia de las superficies, los volúmenes y los astros, la igualdad aritmética por la
igualdad geométrica. Ahora bien, lo que le presenta la libertad vacía de los atenienses es
el efecto de otra igualdad, que suspende la aritmética simple sin fundar ninguna
geometría. Esta igualdad es simplemente la igualdad de cualquiera con cualquiera, vale
decir, en última instancia, la ausencia de arkhé, la pura contingencia de todo orden
social. 30 [no sutura de lo social]

Hay política porque -cuando- el orden natural de los reyes pastores, de los señores de la
guerra o de los poseedores es interrumpido por una libertad que viene a actualizar la
igualdad última sobre la que descansa todo orden social 30

Hay orden en la sociedad porque unos mandan y otros obedecen. Pero para obedecer
una orden se requieren al menos dos cosas: hay que comprenderla y hay que
comprender que hay que obedecerla. Y para hacer eso, ya es preciso ser igual a quien
nos manda. Es esta igualdad la que carcome todo orden natural. No hay duda de que los
inferiores obedecen en la casi totalidad de los casos. Lo que queda es que el orden
social es devuelto por ello a su contingencia última. En última instancia, la desigualdad
sólo es posible por la igualdad. 31 [no sutura como posibilitador del orden]

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