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PAULA BETANCOURT

ONE BOOK
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AGRADECIMIENTOS
Este libro es el producto de grandes esfuerzos.
Aprovecho también este espacio para agradecer
a FLOR VIVIANA MORALES RIVEROS Y
ALEXANDER MATAMOROS CARO por su
valiosísima ayuda para redactar estos cuentos,
así también a mi familia por siempre estar
pendientes y apoyándome sin ustedes este libro
no habría llegado a un fin.
A mis amigos quienes me aconsejaron y a todos
los que estuvieron pendientes, dedico este libro
con gran cariño y un muy grande
agradecimiento.
PAULA BETANCOURT
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INDICE
EL BIRRETE NEGRO ---------------------------------------------------------- 6
EL HOSPITAL DEL TERROR ----------------------------------------------- 11
UNA NOCHE SIN FIN --------------------------------------------------------- 15
¡AUXILIO! ------------------------------------------------------------------------- 19
EL CUARTO DE LA TORRE------------------------------------------------- 22
NUNCA RÍAS A LA MADRUGADA----------------------------------------- 25
EL ANCIANO -------------------------------------------------------------------- 28
LA ANCIANA TERRORIFA -------------------------------------------------- 36
NO SOLO LOS PERROS PUEDEN LAMER---------------------------- 44
EL NIÑO DENTRO DEL MUÑECO --------------------------------------- 47
MIRAR PERO NO TOCAR -------------------------------------------------- 51
UNA NOCHE DE DESCANSO QUE NUNCA ÓLVIDARE----------- 55
SABEN QUE ESTOY AQUÍ AHORA -------------------------------------- 62
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EL BIRRETE NEGRO
Se acercaba la noche de Halloween un chico y una
chica que eran amigos desde la infancia porque
vivían en el mismo pueblo y eran vecinos. Se
llevaban muy bien y solían salir a menudo a dar
paseos por el campo al salir de la escuela. El chico
se llamaba Miguel era muy aficionado y le encantaba
hacerles bromas de vez en cuando a sus amigas. A
veces, se escondía detrás de las puertas para darles
un susto o les contaba cosas terroríficas y
fantasiosas para que ellas se las creyeran y se
asustarán. Después de sembrar un gran miedo en
cada una de ellas les veía su cara y se orinaba de
risa. En una palabra, le fascinaba hacer payasadas,
aquella chica se llamaba Milena era siempre el
punto negro de sus bromas pesadas.
Esa noche, Milena estaba en su casa y su madre le
dijo:
– ¡Hija, ve corriendo y entra la ropa! que hay en el
patio junto al cementerio, antes de que sea
demasiado tarde.
– Ya voy, mamá. Enseguida vuelvo.
Milena salió disparada mirando de reojo las
nubes grandes y oscuras que estaban sobre su
cabeza.
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¡Estaba a punto de caer
una gran tormenta! Llegó
al patio y recogió la ropa lo
más rápido que pudo. Le
quitó los ganchos a
la ropa, la dobló y la puso
en su puesto.
Cuando salió del cuarto e iba por el pasillo, vio que
sobre una tumba había una figura con una forma
humana, totalmente vestida de negro, que estaba
sentada y no se le veía la cara porque la llevaba
tapada con un birrete de color negro.
Pero ella no se asustó en lo más mínimo porque
pensó que era Miguel haciendo otra broma de las
que sabe hacer y que lo único que quería era
burlarse de ella. Sin miedo alguno, se acercó
lentamente a mirar aquella tumba. Milena muy
segura que su amigo le estaba – ¡Serás tonto!… ¡Si
crees que vas a asustarme estás muy equivocado!
¡Estoy cansada de sus bromas pesadas! Salga
ya, deme la cara, levantó su pie muy enfadada, le
dio un fuerte empujón y se devolvió enseguida para
su cuarto. Se asomó por la ventana y vio que su
amigo estaba en la calle jugando con un
perro pitbull, se veía muy entretenido, ella pensó
¡Pero cómo así! Esto es muy raro. Extrañadísima,
fue a la sala y le ayudó a su mamá a alzar el
desorden que había dejado.
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Entre todo lo que estaba
alzando y organizando
encontró debajo del sofá
el birrete que llevaba
aquella figura con forma
humana. Se
asombró demasiado,
¡Esto no puede estarme
pasando a mí!
No dejaba ni un solo momento de pensar en por
que ese birrete estaba ahí, se cuestionaba ¿Pero
si nadie ha entrado a mí casa?
Fue cuando de verdad empezó a asustarse y a
sudar frío. Le contó a su madre lo que le había visto
y sucedido, así que decidieron ir a donde un brujo
en el pueblo, a ver si se podía aclarar lo que estaba
pasando. Él las recibió y les dijo:
– ¿En qué puedo ayudarles?
– Mire, señor… Mi hija se encontró ayer con una
figura de forma humana. El caso es que ella le dio
un empujón creyendo que era un amigo disfrazado,
pero al llegar a casa apareció, como por arte de
magia, el birrete negro que tenía puesto debajo del
sofá ¿Qué deberíamos hacer en este caso? Él se
sorprendió demasiado y les contesto:
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– ¡Qué coincidencia! Esta misma mañana un


señor me contó que vio algo muy parecido a un
fantasma sin capucha sobre una tumba del
cementerio ¡Esto debemos resolverlo cuanto
antes porque si no algo grave podría suceder!
Enseguida Milena sintió un escalofrío en todo su
cuerpo.
-Ella le contestó ¿Pero por qué algo grave? Este
Brujo, sabía bastante, le contestó con voz grave
y ceremoniosa.
– Pues porque nadie debe importunar a los seres
del más allá que nos visitan y tú lo has empujado
sin piedad. Hay que respetarlo para que ellos nos
respeten a nosotros. De esta manera te
acompañaré para que no tengas miedo y
repararán el daño causado devolviéndote su
birrete. En pocos minutos, la chica se dirigía por
el camino del cementerio. Encontraron
al fantasma sentado sobre una tumba de piedra,
desgastada por el paso de los años. Por
supuesto, no tenía en su cabeza.
Milena se quedó en silencio, sosteniendo el
birrete con sus manos temblorosas.
Atemorizada, dio unos pasos al frente para
acercarse, que la miraba fijamente con cara de
pocos amigos.
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Haciendo un esfuerzo por parecer
valiente, levantó sus brazos y con cuidado le
puso la capucha sobre la cabeza. Después,
le preguntó:
– ¿Ya estás contento?
El fantasma, todavía enfadado, le correspondió
con otro empujón. Ella cayó al suelo. Y enseguida
le contestó con ironía:
– ¡Sí, ya estoy contento! Tú me empujaste a mí y
ahora yo te he empujado a ti ¡Ya estamos en paz!
Ah, por cierto… ¡Gracias por devolverme el
birrete!
Y sin decir nada más, el fantasma se metió en la
tumba y desapareció bajo tierra para siempre.
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EL HOSPITAL DEL
TERROR
El Hospital del Horror es una institución privada, hay
muchos jóvenes que están a punto de graduarse, e
incluso profesionales con varios años de
experiencia que también están buscando un lugar
en sus instalaciones. Convertirse en miembro
del equipo es muy complicado, por eso muchas
personas se sorprenden de que Susana sea una
estudiante de enfermería perezosa si está a punto
de convertirse en asistente de enfermería del turno
de noche. Su tarea no es muy complicada,
hay siete enfermeras de turno en cada piso, por lo
que comenzaron a correr los rumores de que
Susana podría ser la amante del médico, y solo se
quedará allí unos días para satisfacer su capricho.
En base a esto, el personal tomó la sabia decisión
de mantener una estricta relación profesional con
ella para evitar problemas que pudieran afectar su
trabajo futuro. El primer día que Amanda fue a
trabajar, su única responsabilidad era seguir a
las enfermeras para aprender de ellas. Por un
momento, todos estuvieron ocupados con algo,
dejándola sola, todo quedó en silencio, hasta que
un repentino gemido rompió el silencio, advirtiendo
11

Que alguien estaba sufriendo un dolor


insoportable. La joven caminó inmediatamente
hacia la habitación donde había tal grito al final del
pasillo, y estaba a punto de entrar, pero fue
bloqueada por una mano que la apretó con fuerza
para evitar que abriera la puerta. La que intervino
fue una enfermera anciana. Cuando la llevó a la
enfermería, le dijo: -No tienes permiso para entrar
allí. El paciente de esa habitación es muy especial.
Solo una persona lo atiende-Pero Amanda le dijo-
Pero gritó tanto que nadie más lo atendió;
otra enfermera insistió: – No te preocupes, ahí ya
no hay nada que hacer, el sufrimiento que ese
hombre tiene no puede ser curado, y menos por
nosotras… Pero tal explicación no fue suficiente
para Amanda. Ella entro a la habitación
cuando tuvo la oportunidad. Giró lentamente la
perilla de la puerta para evitar el ruido.
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De todos modos, debido a que los gritos del
hombre que resonaban en el piso, las escasas
luces del pasillo se formaron. Medio brillante, en la
oscuridad, se puede ver a una persona sentada en
un grueso sillón de espaldas a la puerta. ——
Señor, necesita ayuda - dijo ella mientras entraba
cautelosamente a la habitación, pero no obtuvo
respuesta alguna, extendió su mano para tocar el
hombro de la persona sentada en la silla, y luego
una leve sensación de hormigueo la invadió. Hasta
que está completamente cubierta, toda la
habitación parece tener vida propia,
cubriendo completamente el piso y caminando
sobre las paredes. El hombre sentado en la silla se
puso de pie, los ojos de Amanda se agrandaron.
Tuvo que darse la vuelta para buscar el rostro de
la persona que estaba encima de ella. La figura
destellante se iluminó, revelando un rostro
siniestro y en mal estado con una sonrisa clara
en su rostro, partiendo su barbilla en pedazos. Dos
mitades, su rostro. Ojos tan oscuros, inexpresivos
y desalmados, miraron a Amanda cuidadosamente,
ella estaba pateando su pie, todavía tratando de
salir de la terrible experiencia. Sus esfuerzos
fueron en vano, con un ligero toque de la mano de
un extraño, selló su boca para siempre, como si
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hubiera nacido sin boca, y cerró los ojos. Cuando


una de las enfermeras salió de la habitación más
cercana, pudo ver la puerta abierta y llamó
desesperadamente a las demás. Pero Amanda no
se presentó, y después de llamarla varias veces a
través de la entrada desde una gran distancia,
no respondieron. Pero después de que la puerta se
cerró de un golpe, pudieron confirmar que ella
estaba en la habitación. Esa noche no hubo gritos,
por eso ahora se rumorea en el hospital que el
alma del malo que murió dolorosamente
hace muchos años y quedó atrapada en ese lugar
estaba feliz porque alguien se acercó a él.
Adelante, se preocupará por toda la eternidad.
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UNA NOCHE SIN FIN


Luisa Fernanda estaba emocionada, ya que por fin se
reuniría con su prima que estaba estudiando en otra
ciudad muy lejana a la que ella estaba, se fueron para
la pequeña posada en la que vivía.
Fer no le gustaba mucho convivir con su familia, desde
muy temprana edad se había ido de la casa de sus
familiares, empezó a estudiar la carrera que
ella siempre había soñado, pero ahora que era toda
una mujer y que había completado sus estudios, sin
ayuda de su familia nada la detendría para seguir
saliendo sola adelante, con la única persona que más
que todo compartía era con su prima Rangel solo en
ocasiones especiales la veía, ya que la única
comunicación era por vía telefónica.
Era una gran sorpresa su visita, llegando a la posada,
noto algo que no recordaba hace mucho tiempo que
no venía, que era lugar muy solo, ni un alma se veía
en la calle, muchas veces tenía que ir de la estación
de autobuses a la casa, caminando ya que nunca
aparecía un taxi ni una persona en la calle.
Después de más de una hora de camino y congelada
del frío, se dispuso a entrar, al instante llegaron a su
memoria más recuerdos, y lo único que recordaba
bien, era el cuarto oscuro, que nunca servía ningún
bombillo y que apenas empezaba a oscurecer daba
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mucho miedo entrar. Al fin
abrieron la puerta, dejaron las
maletas en la sala, cocinaron
un poco para comer ya que
estaban muertas del hambre y
se dispusieron a arreglar el
cuarto donde Rangel se iba a
quedar, se acercaba cada vez
más la noche y las luces de los
bombillos alumbran cada vez
menos.
Rangel tenía mucho miedo de acostarse sola en ese
cuarto, al frente había una muñeca que la miraba
fijamente, ella pensaba que esa muñeca en la noche
le iba a jalar un pie o que la iba asustar.
Le dijo a su prima:
-Sera que me puedo acostar contigo? Es que me da
mucho miedo acostarme sola en ese cuarto La
abrazó y le dio un beso, y la muñeca la seguía
mirando fijamente, parecía como si tuviera miedo de
lo que ella pudiera llegar hacerle, Fer noto muy
miedosa a su prima así que se dirigió a la cocina y le
llevó un vaso de leche. Era muy tarde y nada que les
cogía el sueño, Fer después en lugar de
preguntarle de su vida y de todo lo que había pasado,
solo le cuestionó del porqué de su llegada, algo que
a Rangel la afectó mucho.
16 «No te preocupes» le dijo a
su prima, no estaré mucho
tiempo, solo quería venir
a saludarte, a pasar tiempo
contigo y también a
preguntarte que si no te
quisieras ir conmigo ya que
en mi ciudad hay más
oportunidades para poder
trabajar tu carrera, así
dejarías esta casa tan fea en
la que estas. Quiero que te
vayas conmigo y así poder
tenerte en mi vida.
Fer no contestó, pero solo una lágrima se le salió de
sus ojos, al llegar a pensar que dejaría su hogar
donde había vivido desde que había decidió irse del
lado de sus familiares y donde la había acogido tan
bien, se quedó dormida pensando.
Rangel al instante se despertó por los ruidos que en
la parte superior se escuchaban, ya era de noche,
se le hacía muy extraño ya que por esos lados
no habitaba casi gente. Se asomó a la puerta del
cuarto, y claramente vio volando a la muñeca que
le tenía tanto miedo, y escucho una carcajada que
hizo que se le eriza la piel, pensó que todo era un
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sueño, y quería despertar, esto parecía


nunca terminar, no sabía que pasaba, hasta que
cerró los ojos, como queriendo despertar, le
tocaron en el pie y se levantó, era la pequeña
muñeca, que le decía, «debes regresar», pronto
será una noche sin fin y no podrás escapar.
Por lo que le contó su prima, que esa muñeca que
tenía ahí era una bruja, y llegaría la luna llena, y
en el pueblo, todas las brujas de la región se
juntarían, a lo que le llamaban una noche sin fin,
entonces pregunto, porque no te vienes conmigo
prima, contestando, que ella no iba a dejar por
ningún motivo su casa.
Que por eso se había alejado de su familia,
porque siempre la querían manipular, fue así,
como Rangel, al otro día se regresó a la ciudad,
y nunca más volvió a la posada, a visitar a su
prima.
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¡AUXILIO!
Una familia deseaba huir del
agitado ritmo de vida por lo que
decidieron mudarse con sus dos
hijos a una humilde casa de
campo.
Esta se encontraba cerca de su
pueblo y lo más curioso es que
había estado abandonada
durante muchos años y requería
de demasiados arreglos, pero lo
que más les llamó la atención
para comprarla es que estaba
retirada de todo el mundo.
Se instalaron con una gran alegría en la nueva casa.
Cada uno tenía una habitación y estaban muy
felices por contar por fin con espacio propio. Sin
embargo, todo cambió al caer la noche.
Mientras todos dormían la María se levantó de su
cama, se sentó en el borde de la cama y frente a
una de las esquinas de su habitación se empezaron
a escuchar ruidos detrás de la pared mientras
susurraban:
— ¡Auxilio!
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La pequeña desde muy temprana edad presentaba
episodios de insomnio, por eso para sus padres no
era nada preocupante, pero por precaución hicieron
que los niños compartieran la misma habitación.
La pequeña María estaba empezando a sufrir
episodios de sonambulismo por lo que los padres no
se preocuparon tampoco. Todas las noches,
después que su hermano conciliara el sueño, María
se levantaba, y se dirigía al otro dormitorio y arañaba
la esquina mientras decía:
— ¡Auxilio!

Al pasar los días la niña se volvió triste y solitaria. Al


darse de cuenta, los padres decidieron indagar y
empezaron a hacer preguntas en todo el pueblo. Así
fue como descubrieron que hace algunos años
había ocurrido una tragedia sacudió a toda la
comunidad.
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Una niña se había perdido en el bosque y su padre
de tanto desespero se había suicidado poco
después. Muy asustados y preocupados los padres
de la niña decidieron retirar los paneles de madera
de la esquina de la pared que su hija arañaba.
Después de muchos esfuerzos encontraron en el
lugar un esqueleto pequeño con las manos atadas.
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EL CUARTO DE
LA TORRE
Hace un tiempo, vivía un hombre. Este joven tenía
una pesadilla recurrente. En el sueño, el siempre
visitaba a un amigo de la escuela, de nombre Juan.
La casa del amigo era silenciosa. El hombre tuvo
que pasar la noche en la casa de Juan debido a una
tormenta eléctrica. Entonces, la madre de su
amigo, la señora Claudina, le ofreció un cuarto de
la torre para que durmiera. Y por alguna razón, el
pobre hombre sentía miedo en esta habitación.
En la vida real, el joven tenía una amiga llamada
Flor, a la que pronto tuvo ganas de ir a visitar. Nada
más llegar a su casa, Flor se sorprendió de la
notable semejanza entre la construcción de su
sueño y la residencia de Claudina.
Contra todos sus presentimientos, la visita fue muy
placentera, al contrario de lo que ocurría en sus
sueños. Cuando una tormenta se desató esa misma
tarde, la Sra. Claudina le habló:
—Juan te llevará a tu cuarto —le dijo:
Tan pronto como escuchó esto, él supo que nada
bueno saldría de aquella experiencia. Subieron al
cuarto. Dentro, se encontraba una vieja pintura de
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una mujer.
—Vamos a sacarla de
aquí —le sugirió Juan a
Flor.
Entre ambos tomaron la
pintura y la sacaron de la
habitación. Cuando
regresaron, se
encontraron con que
tenían las manos
manchadas de sangre.

— ¿Estás herido? —preguntó Flor.


Ninguno de ellos estaba herido en absoluto.
Extrañados, los dos se fueron a la cama.
Durante la noche, la tormenta empeoró. Un fuerte
trueno la despertó a F. Al abrir los ojos,
descubrió la figura de la señora Claudina
inclinándose sobre ella. Flor saltó de su cama
asustada.
Casi no veía nada entre tanta oscuridad. Otro
trueno iluminó la habitación con una luz brillante.
Allí, en la pared, colgaba el retrato de la vieja
señora Claudina. —Sabía que vendrías —dijo la
señora Claudina fríamente—.
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Esta noche me deleitaré contigo, luego nos
deleitamos juntos.
La señora Claudina comenzó a caminar hacia
ella, estaba temblando. De algún modo,
reunió todas sus fuerzas y empujó a la mujer
lejos de ella. Enseguida corrió a la habitación
de Juan lo más rápido que pudo.
—Ella —dijo con voz temblorosa—, la mujer
del retrato está en mi habitación. El retrato
está dentro de la habitación también.
Se había puesto tan blanco como una
sábana. Juan solo se rio de su amiga:
—Pero Juan tenía la misma expresión
asustada en su rostro. Un olor
penetrante había cada rincón llenado del
cuarto.
En ese momento, Juan y su amiga huyeron
de la casa sin mirar atrás.
24 NUNCA RÍAS A LA
MADRUGADA
Camila era una doctora que vivía sola desde que
decidiera trasladarse a una gran ciudad, para llevar a
cabo la maestría que quería realizar. Con sus ahorros
y un empleo de medio tiempo, había conseguido
alquilar un apartamento muy pequeño donde contaba
con lo indispensable. Lo que la pobre muchacha no
podía ni sospechar, es que allí estaba a punto de vivir
la experiencia más aterradora de toda su vida.
Se acercaba la madrugada, cuando de repente
Camila escuchó como alguien tocaba la puerta de su
apartamento. Pero ella pensó que no así que intentó
ignorar a quien quiera que estuviera afuera.
Pero cuando los golpes cada vez se hicieron más
fuertes, no tuvo más remedio que levantarse para
mirar quien era el que estaba tocando. Sin embargo
cuando abrió la puerta, no había nadie en el pasillo.
— ¿Quién está ahí? —preguntó.
Pero no hubo respuesta alguna.
Ella decidió volver a su habitación. Apenas entró en el
dormitorio, las luces de un auto que transitaba por la
avenida iluminaron brevemente la ventana, revelando
un mensaje aterrador: “Nunca rías a la madrugada”.
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Le pasó un escalofrío por todo su cuerpo a Camila, la


frase parecía estar escrita con sangre fresca sobre el
vidrio. Rápidamente cogió su teléfono y huyó hacia la
sala en donde se apresuró a marcar el número de la
policía. Mientras lo hacía no dejaba de mirar hacia su
cuarto, temerosa de que alguien saliera de la nada
para atacar.
El teléfono marcó un tono y luego, se percató de que
cogían la llamada. — ¿Hola? ¡Por favor, ayúdenme!
¡Creo que alguien entró en mi apartamento!
Pero nadie contestaba, aunque escuchaba una
inquietante respiración tras el auricular.
—Nunca rías a la madrugada —respondió una voz
grave y desconocida, seguida por una risa
perturbadora que le puso los pelos de punta.
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Se sintió desfallecer
cuando los oficiales la
miraron
escépticamente, casi
insinuando que tal vez
solo quería llamar la
atención. Por suerte
ella contaba con una
pequeña cámara de
seguridad, que
probablemente había
grabado los incidentes
de aquella noche.
Al ver la grabación, tanto ella como los policías se
quedaron supremamente impactados. Allí
aparecía ella, durmiendo antes de que tocasen a la
puerta. De pronto, un hombre alto y de sonrisa
maligna salía arrastrándose desde debajo de su
cama y se la quedaba observando fijamente.
Permaneció allí dos, tres, cuatro horas sin
moverse, solo observándola.
27
EL ANCIANO
— ¿Quieren saber algo? y si es así ¿qué quieren
saber? —preguntó sentado desde su cama. Estas
fueron las palabras que salieron de la boca del
anciano. Al principio nos tomó por sorpresa. No
intentábamos buscarle conversación ni nada, todo
lo contrario, queríamos que descansara, a pesar
de no haber hecho gran cosa en el día. Para no
ser groseros con el abuelo una de mis
compañeras, Lola, le dijo si quería compartir sus
conocimientos y así distraerse un poco, y le
preguntó que cuál era el lugar con el menor
número de habitantes a modo de saboteo. Mis
compañeras soltaron una pequeña risa. El
anciano, de inmediato contestó que era La Palma,
un lugar que cuenta con 720 habitantes. Lola al
recibir la respuesta de manera cortante dijo:
—Pregunten —al ver que todos se quedaron
callados—. Puedo responderles lo que sea. Quise
hacerme la simpática, por lo tanto opté por
preguntarle si iba a volver con mi ex. La respuesta
no me la esperaba. Con voz fría me respondió: —
Yo no pensaría en volver con ese tipejo, siendo tú.
Ayer no te contestó el teléfono. Ni antes de ayer.
Además, todos los sábados se revuelca con una
de sus compañeras de la universidad. Quedé
impactada. Y me pregunté: ¿Cómo sabía un
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anciano del asilo que
ayer y antes de ayer
cuando estaba en mi
casa había llamado a
mi ex? ¿Cómo sabía
que no me había
contestado? De
repente, se me había
venido un recuerdo a
la mente.
Recordé a Julián, mi ex, diciéndome que tenía un
trabajo de la universidad que era en pareja, que no
podíamos vernos el fin de semana porque estaría
ocupado en ello…
Mis compañeros se rieron pensando que se lo
estaba inventando. Una amiga, divertida por la
situación, le preguntó:
—Ya que sabe tanto, me gustaría saber si yo iba a
estar en el campeonato que tanto había soñado y
era de esta semana.
El anciano se quedó mirándola y dijo:
—No.
— ¿Por qué no?
Se sentía en la sala una especie de vacío. La
temperatura había bajado y el cuarto se veía medio
oscuro. Quise pensar que eran cosas mías.
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—No jugaras. No, no, no,
irás ha dicho
campeonato. —dijo
apresuradamente—. No
llegarás irás allá.
— ¿llegaré tarde y por
eso no podré entrar?
—No, no llegarás tarde,
simplemente no llegarás.
Sin miedo alguno el anciano le dijo la verdad:
—Morirás— Todos se quedaron en silencio. Tuve
otro escalofrío— El campeonato es el viernes a las
6 de la mañana. Morirás el jueves en la madrugada
saliendo de tu trabajo. A las 4:44.
Juan, se levantó de la silla asombrado. Al principio
fue de terror, luego de curiosidad y extrañeza y, por
último, de diversión. —Está bien, está bien ¿Quién
de las personas que están aquí le dijo qué día sería
el campeonato? —preguntó—. ¡Hablen!, los
escucho.
Nadie dijo nada. Willy, uno del grupo, le dijo que
nadie había hablado con el señor hasta ese
momento. Juan no se lo creyó ni por un segundo.
Empezó a reírse diciendo que había sido una buena
broma. Nadie se reía porque, debido a las caras de
asombro, nos dimos cuenta de que nadie había
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dicho nada al viejo, quien se limitaba a mirarnos de
una manera muy extraña.
Yo estaba tan aterrada, a tal punto de que no sabía
si temblaba por el frío o por el miedo.
—Pregunten lo que quieran— volvió a decir.
Willy, quien se encontraba pensativo, decidió
preguntar:
—Tengo semanas espiando a mi padre…—Todos
lo miramos raro—No me miren así —Como decía,
lo espío porque presiento que anda engañado a mi
madre. No sé con quién, pero tengo mis sospechas,
¿dígame quién es?
— ¿Qué quieres que te diga? ¿Con quién crees tú
que él la engaña (cosa que sí está haciendo) o que
te diga quién es la amante?
—Oh, muchacho, te derrumbas cuando lo sepas
¿no tienes otra pregunta?— Willy se extrañó y calló
por un momento.
—Dígamelo.
Esperábamos escuchar qué contestaría el anciano.
Miré las caras de los presentes. Vi el rostro de Willy,
tenía la expresión de estar esperando un fuerte
golpe; Lola parecía nerviosa, su expresión era de
terror. —Bien, si así lo deseas… No quería decírtelo
porque eres un hombre frágil.
31

—Miró a Lola por unos segundos antes de


contestar. Tú padre, Andrés Rodríguez, está
engañando a tu madre, Sandra López, no era con
tu vecina, Victoria, la rubia...— Willy estaba muy
asombrado. Se preguntaba el por qué ese sujeto
sabía el nombre de sus padres y el de su vecina.
Lola estaba pálida como una hoja.
— ¿Qué tiene que ver Lola con esto?— Preguntó
molesto.
— Mucho — El anciano puso su mirada en Lola—
. Vamos, niña, dile que te acuestas con tu padre
los lunes en un motel. Dile que tienes once meses
en esas. Willy, que estaba recostado en la pared,
tuvo que posar una mano en la estructura para no
caerse. Lola con los ojos llenos de lágrimas y una
expresión de horror en el rostro empezó a negarlo
todo con la cabeza.
El32anciano continuó:
—Y sabes que es lo peor, que el pobre tonto de tu
novio de verdad te ama. Te iba a pedir matrimonio
en diciembre, ya hasta compró el anillo…
— ¡Basta! —Gritó Lola tapándose los oídos—
¡Basta, basta, basta!
— ¿Por qué dice todas estas cosas? ¿Por qué?
—le pregunté casi gritando.
—Porque me gusta atormentar a los humanos. —
dijo encogiéndose de hombros.
Juan, quien al parecer había salido de sus
pensamientos, habló:
— ¿Usted no es humano?
El viejo lo negó y luego nos dedicó una sonrisa
diabólica.
— ¿Y entonces qué es?—pregunté.
El anciano se me quedó mirándola fijamente a los
ojos. Aterrada, se me fue acelerando la
respiración. Traté de sostenerle la mirada de
aquellos ojos azules, pero era muy pesada.
Desvié la mirada por unos segundos y lo volví a
mirar. Los ojos del viejo eran de un negro intenso
con destello rojizos. El anciano siguió
mirándome… de repente, habló con una voz
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fuerte y terrorífica, nada parecida a la anterior.


—Soy lo que ves en mis ojos. Soy oscuridad y
soy fuego. Soy el infierno encarnado en un
hombre.
Eso fue suficiente para que todos, Saliéramos
disparados hacia la puerta gritando. Corrimos y
corrimos hasta llegar al pasillo, donde se
encontraban los guardias. De manera
apresurada, les dijimos que fueran a ver al
anciano de la habitación 606.
Uno de los guardias fue a inspeccionar. Mientras
lo hacía otro guardia nos preguntó qué hacíamos
todos nosotros en un cuarto cuando las visitas a
los ancianos eran de dos máximo. Le dijimos que
éramos el grupo de un curso de enfermería. Nos
dividían en dos, pero al ser ese el último de los
ancianos y uno de los más enfermos, decidimos
entrar todos a visitarlo.
Al cabo de 6 minutos el guardia había vuelto
diciendo que la anciana que estaba en ese cuarto
se hallaba bien. Extrañados le dijimos que había
un señor, no una señora.
Juan y yo fuimos nuevamente hacia la habitación
del anciano junto con el guardia.
La34 habitación no era 606, era la 666. Aterrados le
dijimos que entrara a revisarla, a lo que el guardia
contestó que no era necesario.— ¿Cómo puede
decir eso? — Le preguntó Juan.—Muchachos, esa
habitación no se usa desde hace 24 años. Nadie
duerme ahí. Además Tomó la manija de la puerta
y la giró. Esta no cedió estaba trancada. Pasaron
los días después de esa última visita al asilo del
estado. No volví a poner un pie en ese sitio. Lo
único que les puedo decir es que el mismo día que
salimos de allí no volvimos a ser los mismos. Lola
y Willy evidentemente terminaron la relación.
Willy bombardeó con preguntas a su novia (que
ahora era su ex) y ella confesó. Willy quedó
destruido y Lola ahora anda nerviosa y al borde de
la locura. El sábado, seis días después del
incidente en el asilo, fue el funeral de Juan. Fue
atropellado por un camión que se le había ido los
frenos. Pasó justamente a la hora que dijo ese
"anciano" que pasaría. Ese mismo día fui a casa
de mi novio. Está desconsolada, lo necesitaba.
Cuando llegue a su casa, y entre por la puerta
trasera con la llave que dio hace un año, subí a su
cuarto… ahí me di cuenta de que él no necesitaba
de mí ya tenía a otra persona.
Lo que más me perturba hasta el día de hoy, son
aquellos ojos negros con rojo. Siento que vi algo
que nadie había visto nunca.
35
LA ANCIANA
TERRORÍFICA
Mamá había salido temprano de casa, como todos
los días a hacer compras. Justo desperté cuando
mi celular sonó y otra vez había tenido una
pesadilla.
Cuando conteste, mi mamá me preguntaba si no
me importaba que se quedara a comer en la casa
de una amiga de la infancia, que se encontró en el
camino mientras hacía sus compras. Mi respuesta
fue rotunda: -¡en absoluto me molesta mamá! En
realidad, era perfecto porque ese día,
especialmente yo necesitaba algo de paz y
tranquilidad y quería quedarme sola. Decidí salir a
caminar. Cuando di vueltas durante casi una hora
y media, se despertó mi apetito, y paré en un local
de comida rápida. Almorcé dos hamburguesas
con un refresco y me comí un helado.
Después de mi almuerzo, llamé a mi mamá y aún
no había regresado a casa, así que fui al parque.
Me senté cerca de una fuente hermosa que
siempre está rodeada de flores frescas. Me quedé
dormida en el césped que rodea la plaza.
36
Otra vez volví a tener la pesadilla que tuve esa
mañana. La misma que he tenido durante años
desde que mi papá se fue de la casa. Sonó el
teléfono celular, y era mi mamá para avisarme
que ya había regresado a la casa. Al llegar a casa
llame a mi mejor amiga Sandra, para ajustar
detalles del viaje que haríamos en dos días a
visitar a su abuela, que vivía en un pueblo muy
bonito, y nos invitó a todas sus mejores amigas.

Cuando llegó el día del viaje, mi mamá me llevó en


el auto hasta el parque donde nos reunimos con
todas mis amigas, y nos volvió a repetir que nos
comunicáramos apenas llegáramos. Cuando por
fin llegamos estaban todas las amigas que íbamos
a ese paseo: Carolina, Camila, Angélica, y
esperamos unos quince minutos y llegaron
Socia y su mamá. Cuando llegamos a la ciudad,
decidimos ir al cine, luego comimos pizzas, para
luego ir a visitar a su abuela. Sandra llamó a su
mamá para avisarle que aún quedaban tres horas
para llegar al pueblo donde vivía su abuela.
37
Seguimos caminando un
poco más, ya que la
ciudad era muy bonita, y
tenía varios parques de
diversiones, y entre paseo
y paseo, se nos pasó la
hora. Cayó la noche y nos
encontramos en un lugar
que nos dimos cuenta ya
no era la ciudad donde
estábamos al principio.
¡Nos habíamos perdido!
Esto era un pueblo cuyas casas parecían muy
viejas, y algunas tenían el aspecto de que irían a
derrumbarse en cualquier momento…
Sentimos miedo. Estábamos caminando más que
en una calle, en un camino de tierra, que al final
parecía conducir a un bosque. Todas mis amigas
y yo intentamos comunicarnos por medio de
nuestro celular para cada una llamar a su madre,
y contarle el miedo que sentíamos y lo que nos
había pasado. Ninguna pudo comunicarse con su
madre. Los celulares no tenían señales y
decidimos apurar el paso hacia una casa que
parecía tener una luz. Una mujer nos miró y dejó
salir una sonrisa de su rostro.
38
Sandra le contó que estábamos perdidas y
desesperadas, y le preguntó si tenía teléfono, a
lo que la mujer dijo que sí. Nos invitó a pasar y al
entrar pudimos notar que su casa estaba
ordenada. Tenía muchos libros, flores y plantas.
Todo esto le daba un aspecto bastante
tenebroso a su casa.
Nos guio por un pasillo muy oscuro que parecía
no acabar más, hasta que llegamos a una
habitación bastante oscura, donde habían dos
sillones, una mesita pequeña donde se
encontraba el teléfono, y notamos que en un
sillón, había una chica rubia y un muchacho
pelirrojo, ambos nos dirigieron una mirada muy
triste, mientras la señora nos dijo que usáramos
“tranquilos” el teléfono, que ella tenía que hacer
“un par de cosas”.
Cuando nos pusimos a observar más
detenidamente la habitación, nos dimos cuenta
que allí no había ventanas. Sandra marcó el
número para llamar a su mamá dos veces, pero
se dio cuenta que el teléfono no tenía tono…
Esa era la única esperanza que teníamos y
ahora resultaba que el teléfono no funcionaba.
Angélica daba vueltas y vueltas por la habitación
de la cual no podíamos salir, pues la señora nos
había encerrado, y encontró el cable del teléfono
39
cortado. En ese momento
apareció otra mujer, con
una mirada impregnada
de odio que es muy difícil
de transmitir, su sonrisa
era macabra y nos miraba
fijamente, nos contó
darnos cuenta que esta
mujer, era la casi anciana
que nos había invitado a
pasar, y que nos ofreció
tan amablemente el
teléfono.

Cuando vimos su aspecto todas nos dimos


cuenta que estábamos en serios problemas.
La mujer comenzó a reír a carcajadas al ver en
la mano de Angélica el cable roto, y gritaba: -“así
que ya se dieron cuenta que el teléfono no
existe”….
“¡JAJAJAJA!”
– El teléfono sólo sirve para atrapar a personas
ingenuas como ustedes, dijo bajo una sonrisa
terrorífica.
40
– Ninguna persona que entró en esta casa salió
con vida-, dijo la mujer, sin dejar de reír en ningún
momento. Se acercó a Angélica que aún tenía el
cable del teléfono en la mano, y por más que
todas intentamos que la suelten, la mujer se la
llevó, y cerró con llave la puerta otra vez.
Unos minutos más tarde, oímos un ruido
desgarrador, entre lágrimas todas comprendimos
que no veríamos más a Angélica…
Al rato, se abrió la puerta, pero esta vez era la
anciana que tan amablemente nos había ofrecido
el teléfono. Tenía la ropa sucia de tierra, su
cabello estaba despeinado, y nos miraba muy
detenidamente a cada una, tal como si estuviera
eligiendo su siguiente victima…Se adelantó
unos pasos y tomó del brazo a Camila, que era
la que más lloraba de todas, y del miedo ésta se
desmayó. Otra vez quisimos evitar que se la
llevara, pero fue en vano, la anciana tenía una
fuerza increíble. La anciana cargó en su espalda
a Camila, cerró la puerta y se fue. Sandra y yo
nos mirábamos desconsoladamente pensando
en algo que pudiera salvarnos. Cuando
escuchamos unos pasos, Sandra tomó el
teléfono que era muy antiguo y también pesado,
y apenas ingresó en la habitación la anciana, la
golpeó con todas sus fuerzas.
41
Sentimos que la muchacha y el joven que
habíamos visto, venían corriendo hacia
nosotros al sentir el grito desgarrador de la
anciana.
Nosotras corrimos de esa habitación con todas
nuestras fuerzas, pasamos el pasillo oscuro, y
sentimos unos pasos detrás de nosotras: era la
chica rubia que nos estaba siguiendo.
Llegamos a la puerta que la encontramos
cerrada, y cuando la chica rubia nos alcanzó,
le suplicamos ayuda, pero dijo que si nos
ayudaba la anciana la mataría a ella también.
Nos contó que hacía muchos años los tenía
encerrados y que la anciana estaba totalmente
loca.
Le volvimos a suplicar ayuda, y le prometimos
que nos encargaríamos que ella y su hermano
también pudieran escapar con nosotros, que
buscaríamos a la policía y nos salvarían a
todos. La chica se conmovió y dijo que
esperaría un ratito para soltar a los perros.
Abrió la puerta y nosotros corrimos, en el otro
extremo de la calle se veía una silueta. Al
acercarnos, noté que era mi padre. Recordé
mis sueños…
42
¿Esto era real o no?
Desperté muy agitada y asustada, había tenido
la misma pesadilla de esa mañana,
Saqué mi cuaderno de la mochila y empecé a
escribir, hasta que sonó mi celular y mamá dijo
que enseguida volvía.
Al llegar a casa, Sandra, mi mejor amiga se
puso a hablar de los preparativos del viaje que
haríamos en dos días, a conocer la casa donde
vivía su abuela.
NO SOLO LOS PERROS
43

PUEDEN LAMER
Mónica era una niña que tenía mucho miedo de la
oscuridad. Siempre había sido algo tímida, y a sus
padres les preocupaba que su comportamiento fuera
un obstáculo en el futuro. Sobre todo porque no podía
dormir sin una luz encendida y ya estaba bastante
grande como para seguir con esas cosas. Pensando
en esto, decidieron conseguirle un perro guardián
para así poderla ayudar a sentirse más relajada. Este
animal, enorme y al que le gustaban jugar con los
niños, había sido adoptado en una veterinaria.
Pronto, la pequeña Mónica y él se convirtieron en los
mejores amigos. De noche, el perro se echaba junto a
su cama y se quedaba dormido en la alfombra. Y si
Mónica se despertaba, bajaba su mano para que su
mascota se la lamiera y así se tranquilizaba hasta
quedarse dormida nuevamente.
Mónica ya no dejaba la luz prendida.
Tiempo después, sus padres tuvieron que salir a un
compromiso a altas horas y por primera vez la dejaron
sola. Ahora que tenía al perro, se había vuelto menos
tímida y era un poco más abierta.
—Regresamos antes de las seis de la mañana —le
dijo44 su mamá a María
mientras la arropaba y se
despedía. Ya había cenado y
ahora estaba a punto de
quedarse dormida. La besó en
la frente y se fue a la fiesta con
su marido. Poco después de
medianoche, un ruido en su
cuarto la despertó.
Era algo como rasguños desesperados debajo de
su cama. Muy asustada, bajó la mano para que el
animal la lamiese y se relajó al sentir su lengua entre
los dedos. A la mañana siguiente, Mónica despertó
y miró hacia el espejo. Y soltó un grito. Sobre el
vidrio, alguien había escrito una frase horrible con
sangre fresca:
NO SOLO LOS PERROS LAMEN.
Mónica miró hacia el suelo y gritó cuando encontró
a su querida mascota muerta a sus pies. Alguien lo
había apuñalado, de tal manera que murió
desangrado sobre la alfombra. Y ella no lo había
escuchado, no se había dado cuenta… Cuando sus
padres corrieron a su habitación, (al llegar de la
fiesta se habían ido directamente a dormir), la
encontraron en un rincón, pálida y sin repetir otra
cosa que esta pregunta:
45

— ¿Entonces quién me lamió anoche?


Aterrorizados decidieron llamar a la policía, quien se
presentó en el lugar de inmediato para investigar.
Evidentemente, alguien había entrado la noche
anterior en su ausencia.
Mónica estaba en shock por lo ocurrido, que tuvo que
ser internada en un psiquiátrico y nunca más se volvió
a saber de ella.
La incógnita que atormentó a sus padres por muchos
años, fue la de no saber quién había entrado a su
habitación aquella noche y como sabía lo que tenía
que hacer cuando ella bajara la mano.
Pero jamás se enteraron.
46
EL NIÑO DENTRO
DEL MUÑECO
Maricela, era una cuidadora de niños, en Sinaloa,
ella por mucho tiempo estuvo trabajando en
una guardería del gobierno, pero a raíz de la
enfermedad de su padre, tuvo que dejar su trabajo
para dedicar el tiempo completo a los cuidados de
él, esto había afectado considerablemente los
ingresos del hogar, viviendo solamente de la
pensión que tenía de su padre ,porque su madre
había fallecido muchos años atrás, después de una
batalla difícil con una enfermedad terminal, el padre
de Maricela falleció en sus brazos. Después de todo
los preparativos del funeral, y aunque recibió ayuda
de toda la familia para los gastos del entierro, se vio
de un día para otro, sin la pensión del padre, lo que
hizo que la tragedia fuera aún más difícil para la
pobre Maricela, buscando por meses, encontrar un
trabajo, en el que ella se pudiera desempeñar, de
repente encontró un anuncio en el periódico, en el
cual solicitaban a una cuidadora de niños, en una
de las más prestigiosas zonas de la Sinaloa. Llegó
allí, y vio a varias aspirantes que salían enojadas
por el tiempo perdido, otras con semblantes de
terror, al fin le tocó el turno de ser entrevistada, con
47
explicando que tenían que
salir con urgencia un día
después de la entrevista, y
buscaban quien se hiciera
cargo de su hijo, hasta ahí
todo parecía normal,
Maricela les entrego
algunos papeles en donde
hacían constancia del
conocimiento en el cuidado
de bebes.
Los ancianos ni siquiera miraron los papeles, solo le
pidieron que conocieran a su hijo, ella pensó, que
sería un niño recién adoptado, por la edad de los
ancianos, pero al ver lo que la pareja de edad
avanzada les presentaba, ella solo soltó la carcajada
– No pueden hablar en serio – Replico Maricela en
tono de burla, era nada más y nada menos que un
muñeco en forma de niño, de algunos 10 años, que
lo tenían en un sillón, al ver que los ancianos estaban
afectados quizás mentalmente, pero ella con una
necesidad muy grande de dinero, les siguió la
corriente, al cabo solo serían unos días los que
estuvieran fuera de la casa, que podría pasar, aparte
la paga por esos 3 días era excelente
para ella.
48

Acepto, pero ellos


advirtieron a Maricela, que a
Danielito no le gustaba que
le apagaran la luz a la hora
de dormir, siempre le tenían
que contar un cuento para
que le pudiera coger el
sueño, ya que, si algunas de
estas cosas no se llevaban a
cabo, el niño se enojaría y
tenía mal carácter.
Al otro día, Maricela llegó, se dispuso a hacer de todo,
menos lo más importante atender a Daniel que solo
parecía que se le quedaba viendo, ella en un momento,
claramente sintió que el muñeco se volteaba a verla,
viendo de lado al muñeco, parecía ser que el muñeco
tenía vida, ella se empezó a angustiar, tomo al muñeco
y lo encerró en la recámara, para bajar a la sala, de la
residencia, después de unas horas ya de noche, se
empezaron a mover las cosas, en la recamara del niño,
con lo que ella, aun con miedo, pensó que alguien
había entrado y habló a la policía, al llegar, no
encontrar nada raro, se fueron de ahí, no sin antes
advertir a Maricela que no estuviera haciendo falsas
llamadas, ya que tenían mucho trabajo.
Así 49se quedó dormida, pero al día siguiente, al
despertar, vio que muchas cosas de la cocina, estaban
tiradas, la harina que se esparcía en toda la cocina,
dejaba ver las pequeñas huellas de lo que parecía ser,
los zapatos de un niño, con lo que se fue a la recamara
que estaba cerrada, para encontrar al muñeco todo
lleno de harina y con una sonrisa malévola, esto
motivo a que ella se fuera del lugar, sin esperar que
los ancianos regresaran, al cerrar la casa y dejar las
llaves en una maceta, volteo hacia atrás, era el
muñeco que desde la ventana, le decía adiós, nunca
más volvió a ese lugar.
50
MIRAR PERO
NO TOCAR
Se acercaba una reunión importante en la que
participaría la señora Liliana, y como era su costumbre,
acudió a la modista para que le confeccionara su
vestido nuevo. En esa ocasión, llevó también a su hija
Karla. La niña tenía apenas seis años, pero no le
gustaba mucho la fiesta, pero estar en aquel lugar, le
dio mucho gusto, porque ahí le hacían los vestidos más
preciosos que tenía en su armario. Pero el encanto no
duró mucho, tuvo que aguantar horas sobre un cajón
de madera, mientras median aquí y allá, probaban
telas, realizaban ajustes, etc., esa clase de cosas que
una niña no quiere hacer, además al terminar, tuvo
que esperar un par de horas más sentada en un sillón
mientras hacían lo mismo con su madre.
51

Por su puesto no hubo forma que la niña estuviera de


acuerdo, y se fue a curiosear por ahí, a pesar de que
por todos lados tenían enormes letreros de Mirar pero
No Tocar, la pequeña pasaba sus manos por encima
de todo lo que tenía a su paso, pues ni siquiera sabía
leer. Llegó incluso hasta una bodega, que parecía
estar oculta a propósito, detrás de cientos de cajas y
mercancía. Su tamaño le permitió pasar entre tantos
obstáculos y descubrir las cortinas que tapaban la
puerta. Una gran cantidad de letreros prohibían el
paso, pero para la niña no significaban nada.
Dentro encontró decenas de maniquíes de varios
tamaños, con vestidos tan hermosos como jamás
había visto, uno de ellos en particular llamó más su
atención, ya que era de su tamaño, y llevaba un
hermoso atuendo que fácilmente podía quedarle.

Nuevamente los letreros que decían mirar pero no


tocar a los maniquíes'', pero la niña no podía hacer
otra cosa que ignorarlos y seguir sus impulsos, puso
sus dedos sobre aquella hermosa tela de colores
vibrantes, la cual conservaba mayor suavidad que sus
propias manos. La hermosura no se limitaba al
vestido, también el maniquí lucia muy bien, parecía
una niña igual que ella, solo que no se podía mover.
52

Dentro encontró decenas de maniquíes de varios


tamaños, con vestidos tan hermosos como jamás
había visto, uno de ellos en particular llamó más su
atención, ya que era de su tamaño, y llevaba un
hermoso atuendo que fácilmente podía quedarle.

Nuevamente los letreros que decían mirar pero no


tocar a los maniquíes'', pero la niña no podía hacer otra
cosa que ignorarlos y seguir sus impulsos, puso sus
dedos sobre aquella hermosa tela de colores vibrantes,
la cual conservaba mayor suavidad que sus propias
manos. La hermosura no se limitaba al vestido,
también el maniquí lucia muy bien, parecía una niña
igual que ella, solo que no se podía mover.
Karla53 no pudo resistir la curiosidad, y tomó su mano, en
ese momento los ojos del maniquí brillaron, y un humo
negro salió de su interior, directo hacia la boca de la
niña, no hubo ocasión de gritar… el cuerpo de Karla se
fue endureciendo rápidamente, en unos instantes, lo
terrible estaba hecho; ahí estaba Magui, inmóvil en un
rincón de la bodega, un nuevo maniquí para la
colección.
La buscaron por días, meses, hasta que no pudieron
más. Aunque la dueña sabía la terrible magia que se
escondía dentro de los maniquíes, tuvo miedo de entrar
en la bodega y comprobar que ya tenían un miembro
más.
54 UNA NOCHE DE
DESCANSO QUE
NUNCA OLVIDARÉ
Mis padres habían comprado una nueva casa de
vacaciones en un lago al norte del estado. Me
invitaron a pasar el fin de semana juntos. Y lo
necesitaba... después de terminar con el amor de mi
vida, realmente no tenía ninguna motivación para
seguir adelante. Un fin de semana con mis padres
me vendría bien. Tenía un largo viaje por delante,
pensé que llegaría después de la
medianoche. Conociendo a mis papas, todavía
estarían despiertos cuando yo llegue con una copa
de vino. Así que comencé a conducir, viendo cómo
mi ciudad urbana se desvanecía en la distancia
mientras la carretera que tenía delante me llevaba al
bosque.
Veía que no había un gran flujo constante de
autos. Nadie hace este viaje en carro desde la
ciudad, o van en tren o en avión. Pero no me
importaba, me gustaba conducir... me ayudaba a
dejar de pensar en ella un poco. El paisaje era al
menos bonito. Los árboles coloridos. Traté de
apreciar la naturaleza, siempre me gustó. El día
siempre me dio esperanzas para el futuro.
55
Si el sol pudiera brillar alto
y brillante cada día…
entonces yo también
podría hacerlo. Me dio la
fuerza para continuar. Pero
una vez que llegó la
noche… la motivación
desapareció.
Limpié las lágrimas de mis ojos. Agotado y
hambriento; Seguí conduciendo hasta que finalmente
vi la señal de una parada de descanso. Después de
unas insoportables 15 millas, pasando por
interminables filas de árboles oscuros, las pequeñas
luces que rodean la casa de descanso aparecieron a
la vista. Salí de la carretera y paré, me bajé del
carro corriendo y me dirigí al baño.
Existía un olor muy fuerte, como si algunos hubieran
muerto aquí. Me tapé la nariz. La parada de descanso
era vieja, se estaba cayendo a pedazos, pero cumplió
su propósito. Los tubos de metal oxidados del inodoro.
Me lavé las manos lo mejor que pude, mirándome en
el reflejo del espejo mugriento, sin gustarme lo que
estaba viendo. Antes de que estuviera a punto de
irme, escuché ruidos fuertes provenientes del inodoro.
El agua continuaba desbordándose, el extraño sonido
continuó emitiendo desde el interior del establo.
Miré56 mi reloj, era la 1:43 am y todavía tenía otra hora
antes de llegar a la nueva casa de mis padres.
Un viento frío sopló a través de la ventana del baño,
cerrando de golpe la puerta principal. La luz del techo
se apagó. Atrapado en la oscuridad, mi corazón
comenzó a acelerarse cuando me tropecé con un
establo donde había montones de serpientes
negras. Caminé hacia atrás. Mi coche era el único
estacionado bajo un único poste de luz. El vacío de
la carretera estaba frente a mí y allí estaba sentada. .
Una niña con cabello negro azabache estaba
sentada mirando hacia el capón de mi auto. Su largo
cabello cubriendo su rostro. Di un paso, la chica
comenzó a tararear suavemente. Di otro paso hacia
ella, La llamé, pero ella continuó ignorándome.
Podía
57 oler a la chica desde ahí, sentada en su
camisón blanco sucio. El miedo me invadió mientras
trataba de decir algo, mientras ella continuaba
cortando algo. La niña se sentó frente a mí, volvió
lentamente su rostro pálido hacia mí, sus ojos
salvajes escondidos detrás de mechones de
cabello. Ella se veía malvada. Levantó el brazo,
agarrando un par de tijeras rojas ensangrentadas. Su
otra mano se levantó, revelando su mano, faltando
todos sus dedos. Su dedo medio colgaba suelto de
hilos de piel y tendones.
Caí hacia atrás. La niña colocó su último dedo entre
las tijeras y apretó. Me arrojó el dedo ensangrentado,
rodando hacia mis pies. Se levantó y corrió hacia el
bosque, desapareciendo en la oscuridad. Corrí tras
ella, gritando mientras la luz del estacionamiento se
hace más distante. Sus risas resonaron a mí
alrededor, el chapoteo del agua y el crujir de las hojas
se hicieron más fuertes. No me encontraba solo aquí.
Mientras caminaba hacia el camino en el que pensé
que había llegado, las sombras en la oscuridad se
revelaron. La chica salió de detrás de un árbol, su
camisón manchado de rojo brillante mientras su mano
ensangrentada apuntaba hacia mí. Más niños
empezaron a aparecer detrás de ella, cada uno con
sus pijamas empapados de sangre. Uno a uno me
señalaron; sus manos todas mutiladas. Atacado por
el miedo, corrí de regreso a través del bosque, sus
58
risas y gritos rugiendo
detrás de mí.
La luz del
estacionamiento
apareció a Rodando
agarrándome de la
rodilla, las risas se
hicieron más fuertes…
¿Por qué me
perseguían? Me
pregunté.
Rodé hacia un lado y me encontré con una forma
blanca. Una calavera frente a mí, llena de suciedad y
mugre. Los insectos se escabulleron dentro de las
cuencas de los ojos. Miré a mi alrededor donde
estaban cráneos, huesos de brazos y piernas
esparcidos por todos lados. Nuevamente corrí,
escuchando sus voces en mi cabeza. Me
llamaban, por mi nombre.
Mi coche todavía estaba allí mientras buscaba en mi
bolsillo en busca de las llaves. Cuando salí del
estacionamiento hacia la rampa de entrada, la chica
se paró al borde de la oscuridad, señalando con su
mano ensangrentada. La miré por el espejo retrovisor
hasta que se convirtió en un punto diminuto. El
semáforo de parada de descanso se perdió de vista.
59

El camino hacia los papás después de eso fue largo


y agotador. Los pensamientos de los niños plagaron
mi mente, sus horribles manos y sus pijamas
manchados de sangre. Me sentí mal, como si tuviera
que llamar a alguien. Además, era tarde, estaba
cansado, hambriento y deliraba. Traté de
racionalizar.
Llegué a donde mis papás esa noche, pero me
guardé para mí lo que me sucedió. Dormí mal,
soñando con los niños en el bosque. Sus pequeñas
voces sonando en mi cabeza, llamándome. Mi papá
me despertó con un café. Estaba mirando las
noticias con atención mientras me lo tomaba. Algo
que dijo el reportero me llamó la atención. Cogí el
control y le subí más volumen.
El 60reportero habló sobre un grupo de niños
desaparecidos que fueron encontrados. Sus restos
fueron encontrados por un camionero que se detuvo
en la misma casa abandonada en la que yo
estaba. Se llamó a las autoridades y se encontraron
una docena de esqueletos pertenecientes a un
grupo de niños que desaparecieron unas semanas
antes. Las autoridades creen que este es el trabajo
de un conductor de camión asesino en serie, que
recorre los asesinatos estatales. Vi a los padres
llorando llorare, ese nudo en mi estómago se formó
cuando mi padre cambió de canal. ¿Estaban
tratando de advertirme?
61
SABEN QUE
ESTOY AQUÍ
AHORA
Todo comenzó cuando mi tío me dijo por primera vez
que había visto un fantasma. No le creí, pero algo en
la forma en que contó la historia capturó mi
imaginación. Pensé que tal vez se había equivocado
en lo que había visto. Ahora sé que no debería haber
dudado de él. Hay un bosque justo más allá de mi
patio trasero. Dentro de esos bosques se pueden
encontrar minas abandonadas, arroyos e incluso
antiguas cabañas de madera. Este fue el patio de
recreo de mi juventud. Una noche de otoño, mi tío
José vino de visita. Él, mi papá y yo pasamos la
noche bajo las estrellas alrededor de una fogata en
el patio trasero. Mi padre había cortado un poco de
madera de pino y el fuego se elevó para iluminar el
patio trasero.
El tío José era un poco extraño. Un sonido peculiar
atravesó la noche. Sonaba como una mujer
gritando. "¿Qué diablos fue eso?" Dije con mucho
miedo: “Ah, eso debe ser un búho chillón. Nada de
qué preocuparse. He visto y oído cosas en el bosque
que realmente te asustarían”, dijo el tío José. Por
alguna razón, esto no calmó mis nervios.
62

Mi tío luego me miró con una expresión muy seria en


su rostro y dijo: "¿Quieres saber acerca de la cosa más
extraña con la que me he encontrado?"
Mi papá y yo estuvimos de acuerdo. “Bueno, estaba en
un bosque al sur de aquí. Salí después del anochecer
recogiendo leña y comencé a escuchar estos extraños
sonidos de golpes como si alguien estuviera
golpeando un palo contra el tronco de un
árbol. Entonces escuché un ruido extremadamente
fuerte que hizo que me erizara. Me congelé en su
lugar. Era un animal que nunca había escuchado
antes”. “El sonido era un grito profundo como el de un
simio muy grande. Lo siguiente que supe fue que vi
dos pares de ojos anaranjados brillantes en la
oscuridad. Alumbré con mi linterna, era un hombre
pero cubierto con su cabello castaño oscuro. Dejó
escapar otro de esos gritos y lo reservé de inmediato.
63
Nunca corrí tan rápido en mi
vida. Nunca había visto algo
así y espero no volver a verlo
nunca más”. Mi papá y yo
estábamos completamente
en silencio mientras el tío
José contaba su
historia. Después estábamos.
Mi tío solo se rió de nuestro
miedo.
La verdad no me convenció del todo la historia de mi
tío. Me pregunté si se lo había inventado para
asustarnos. No lo podía creer. Tenía que verlo por mí
mismo. Entonces, en las semanas que siguieron a la
visita de mi tío, tuve la brillante idea de ir al bosque
donde supuestamente vio a la criatura. Qué gran
error fue ese. Me embarqué en mi aventura en la vieja
camioneta cubierta de barro de mi padre, con solo una
cámara colgando de mi cuello para poder documentar
lo que vi.
Una sensación extraña caminaba a mi lado mientras
iba por el camino. Caminé por el bosque con gran
inquietud. Mil ojos me miraban. De repente, un sonido
de golpes. Era hueco, un golpe en el costado de un
tronco de árbol lejano. Di un paso adelante. Una vez
más, un golpe distintivo, de tono de madera.
Lo 64que siguió fue un fuerte chillido y eso sí que me
dio mucho miedo. Fue tal como lo describió mi tío y,
como lo hizo, salí corriendo de allí. Corrí hacia el
camión sin siquiera pensar en levantar mi cámara.
Aunque no vi qué hacía los sonidos, supe en este
punto que había algo ahí fuera. No pude probarlo,
pero al menos sabía la verdad por mí mismo. Durante
todo el camino a casa, mientras conducía, tuve la
inquietante sensación de que me observaban. Mis
ojos miraban con preocupación los árboles a ambos
lados del camino. Me fui a la cama esa noche sin
siquiera molestarme en compartir con mi papá lo que
había escuchado. No tenía ganas de contarle a nadie
mi experiencia.
65
Horas más tarde, me desperté con un sonido en el
patio trasero. Agarré mi linterna y salí. Para mi total
horror, vi un par de brillantes ojos anaranjados en
el borde del bosque. Pasé mi linterna sobre los ojos
brillantes para revelar una gran criatura peluda, de
pie inquietantemente quieta entre los árboles y
mirándome directamente con una expresión casi
humana. La criatura mono parecía tan
desconcertada como yo al verlo. Me estudió con
curiosidad desde el otro lado del patio trasero,
como asombrado por mi existencia. Otros cuatro
pares de ojos coloridos en verde, rojo y amarillo, de
repente cobraron vida en la oscuridad. No estaba
solo. El grupo de fantasmas simplemente me
miraron por un momento antes de desatar un
sonido. Rápidamente entré y cerré la puerta con
seguro. Los ojos finalmente se desvanecieron,
desapareciendo en el bosque detrás de mi
casa. No pude dormir esa noche, solo me senté en
la cama mirando por la ventana y esperando su
regreso.
Encontré huellas enormes en mi patio trasero. Era
más grande de lo que cualquier persona podía
hacer, grandes hundidas profundamente en el
barro. . Hay extrañas criaturas parecidas a simios
que viven en el bosque. Mi tío y yo los hemos visto,
y muchos otros también.
66
REFERENCIAS DE
IMÁGENES
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/d1/Clothes_line.JPG/1200px-Clothes_line.JPG

https://www.elmueble.com/medio/2019/10/11/00450795-o_29640d92_674x660.jpg

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