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Auto Supremo Nro.

 274/2015

Fecha del Auto: jueves, 25 de junio de 2015

SALA PLENA

SENTENCIA: 274/2015.
FECHA: Sucre, 25 de junio de 2015.
EXPEDIENTE Nº: 545/2011.
PROCESO : Contencioso.
PARTES: Servicio de Impuestos Nacionales contra el Banco Mercantil Santa
Cruz S.A.
MAGISTRADO RELATOR: Jorge Isaac von Borries Méndez.
Pronunciada dentro el proceso contencioso, interpuesto por Servicio de
Impuestos Nacionales contra el Banco Mercantil S.A. (actualmente Banco
Mercantil Santa Cruz S.A.)

VISTOS EN SALA PLENA: La demanda contenciosa de fs. 119 a 126,


complementada a fs. 133, interpuesta contra el Banco Mercantil Santa Cruz
S.A.; respuesta de fs. 303 a 316 y demás antecedentes.

CONSIDERANDO I. Que el representante legal del Servicio de Impuestos


Nacionales describe los siguientes antecedentes:

1. Desde la Reforma Tributaria de 1986, el régimen tributario boliviano


se rige por un nuevo sistema de pago de los tributos a través de
declaraciones juradas liquidadas por los propios contribuyentes,
presentadas al Sistema Bancario para cancelar los importes que
correspondan (auto declaraciones juradas). Este régimen tributario en lo
que concierne al pago en el sistema financiero fue reglamentado por el
D.S. Nº 24596 de 6 de mayo de 1997, y la Resolución Ministerial Nº 783 de
10 de junio de 1999, emitida por el Ministerio de Hacienda (hoy
Ministerio de Economía y Finanzas Públicas), que regulan el proceso de
recaudación.

2. Con este antecedente, explica que el 1 de diciembre de 1999, el SIN


suscribió un contrato con el Banco Mercantil S.A. (ahora Banco Mercantil
Santa Cruz S.A.), de prestación de servicios (C.ASES 91/99) por tres años
de vigencia. (del 1/10/1999 a 29/08/2002). Documento que cursa de fs. 41
a 50.

3. A través de siete documentos bilaterales, se amplió la vigencia de


este contrato, hasta el 31 de diciembre de 2004, vale decir que el
contrato de prestación de servicios tuvo una vigencia efectiva del 1 de
octubre de 1999 al 31 de diciembre de 2004.

4. El referido contrato C.ASES 91/99, establecía obligaciones para el


contratante y contratado, este último debía recaudar tributos para el
Estado. Si él incumplía sus obligaciones, era pasible a la imposición de
multas estipuladas en los artículos 30 al 36 de la Resolución Ministerial
Nº 783. A su vez el contratante debía cancelar una comisión por el
servicio prestado a la parte contraria.

5. La cláusula vigésima segunda del contrato, en su inc. c), establece:


“El presente contrato quedará resuelto con el simple vencimiento del
plazo si no se procede a la renovación”. En el caso presente, éste
contrato, al no haberse renovado se habría resuelto el 31 de diciembre de
2004.

6. La entidad actora asume que se llegó a resolver el contrato por


cumplimiento de plazo, consiguientemente correspondía activar lo previsto
por el art. 47 de la R.M. Nº 783, referente a la conciliación de adeudos
que determina: “...si de la liquidación resultare que la entidad
financiera continúa adeudando, el SNII deberá ejecutar las garantías que
falten y en caso de ser insuficientes, perseguir todos los bienes habidos
y por haber del deudor para la satisfacción total de la obligación”.

7. La entidad contratante Servicio Nacional de Impuestos Internos, actual


Servicio de Impuestos Nacionales, advertido del incumplimiento de varias
obligaciones que habría cometido la parte contratada y amparado en la
normativa legal antes transcrita “inició proceso de conciliación de
montos de multas y bonificaciones, aspectos que fueron comunicados al
representante del Banco Mercantil Santa Cruz S.A. (Lic. José Peñaranda,
con C.I.Nº 2238596-LP, cuya acta cursa de fs. 68 a 71), de 27 de
diciembre de 2004.

8. El resultado preliminar, emergente de la revisión de cada una de las


infracciones (multas), llegó a cuantificar en Bs. 195.209,22; monto que
se comunicó al contratado, el 10 de febrero de 2006, éste a través del
Cite SSI/044/2006, pidió 6 meses, luego por cite 140/2006 de 5 de julio,
solicitó 15 meses de plazo para presentar descargos, plazo que debía
computarse a partir del 1ro de julio de 2006.

9. El Banco Mercantil Santa Cruz S.A., -según lo manifestado por la


entidad actora- presentó sus respectivos descargos concluyendo el proceso
de conciliación en abril de 2007, determinándose que las multas ascendían
a Bs. 2.754.612,12.

Con estos antecedentes, el SIN interpuso demanda contenciosa contra el


Banco Mercantil Santa Cruz S.A., demandando el no cumplimiento de la R.M.
Nº 783/99 y consiguiente pago de multas, conforme lo previsto en el
capítulo VII del art. 30, 31, 32, 34, 35 y 36 de la referida norma legal,
cuyo detalle es el siguiente:

1) MULTA Nº 8. A consecuencia del incumplimiento del contratado, en


relación a lo previsto en el art. 30 de la Resolución Ministerial Nº
783/99 de acuerdo a los reportes originales extraídos en la base de datos
de la Cooperativa del Sistema Integrado de Recaudación para la
administración tributaria –SIRAT II- del SIN, el detalle de multas
asciende a:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL


Bs. 679.778,02 Bs.1.492.233,07Bs.82.235,79 Bs.196,79 Bs.6.275,24
Bs.3.521,06 Bs.
2.264.249,97
Rte.DBC-SIRAT, cursantes Anexo 1; Fs. 1 a 117 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexo 2; Fs. 229 a 326 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 6; Fs. 1211 a 1261
Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 9; Fs. 2194 a 2208 Rte DBC-
SIRAT, cursantes Anexo 17; Fs. 4457 a 4525 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexo 19; Fs.5352 a 5444

2) MULTA Nº 2. En mérito a que el contratado habría incumplido la


presentación de la información primaria, correspondiente a la recaudación
tributaria dentro del plazo establecido, para cada clase de sucursales,
se asume que conforme el art. 31 de la RM Nº 783/99, el detalle de multas
asciende a:
1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL
Bs. 0.00 Bs.11.856,69 Bs.7.438,28 Bs.617.61 Bs.608,60
Bs.632.20 Bs.21.153,38
Rte.DBC-SIRAT, cursantes Anexo 2; Fs. 118 a 135. Rte DBC-
SIRAT, cursantes Anexo 6; Fs. 157 a 174 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexo 9; Fs. 2174 a 2179 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 12; Fs.
2876 a 2939 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 19; Fs.5137 a 5142

3) MULTA Nº 10. Toda vez que la entidad contratada –según manifiesta la


parte actora- llegó a incumplir con “enviar a la oficina nacional del SIN
la información primaria de todos los formularios recibidos en sus
sucursales en los plazos establecidos”, conforme lo previsto por el art.
32 de la RM Nº 783/99, el detalle de multas sería el siguiente:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL


Bs. 0.00 Bs.18.210,97 Bs.21.172,48 Bs.16.453,84 Bs.15.853,42
Bs.12.285,75 Bs.83.976,46
Rte.DBC-SIRAT, cursantes Anexos 3, 4 y 5; Fs. 327 a 1156. Rte
DBC-SIRAT, cursantes Anexos 7 y 8; Fs. 1262 a 2173 Rte DBC-SIRAT,
cursantes Anexos 9,10 y 11; Fs. 2209 a 2875 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexos 17 y 15; Fs. 4526 a 5136 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexos 20
y 21; Fs.5445 a 5912

4) MULTA Nº 4. El SIN a través de su memorial de demanda, asume que el


contratado habría incumplido con otra obligación, misma que tuvo como
consecuencia aplicar el art. 33 de la RM Nº 783/99, que sumados por
varias gestiones daban por resultado lo siguiente:
1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL
Bs. 0.00 Bs.23.418,81 Bs.3.141,98 Bs.279.20 Bs.68.544,24
Bs.157,60 Bs.95.541,83
Rte.DBC-SIRAT, cursantes Anexo 2; Fs. 136 a 164. Rte DBC-
SIRAT, cursantes Anexo 6; Fs. 1175 a 189 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexo 9; Fs. 2180 a 2183 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 12; Fs.
2940 a 2957 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 19; Fs.5143 a 5146

5) MULTA Nº 17. El contratado –según el SIN- tiene la obligación de


transcribir toda la información de las declaraciones juradas y boletas de
pago en forma completa y sin modificar u omitir ningún dato, si no lo
hiciere de esta forma incurrirá en una infracción que sería multada,
conforme lo previsto por el art. 34 de la RM Nº 783/99 de la siguiente
manera:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL


Bs. 0.00 Bs.4.706,01 Bs.10.292,19 6.892,29 Bs.8.235,29
Bs.41.589,88 Bs.71.715,66
Rte.DBC-SIRAT, cursantes Anexos 22 y 23; Fs. 5964 a 6491. Rte
DBC-SIRAT, cursantes Anexos 24, 25, 26 y 27; Fs. 6491 a 7845 Rte DBC-
SIRAT, cursantes Anexos 28,29 y 30; Fs. 7845 a 8678 Rte DBC-SIRAT,
cursantes Anexos 31,32 y 33; Fs. 8678 a 9590 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexos, 34,35,36,37,38,39,40,41,42,43,44,45,46,47 y 48; Fs.9590 a 14999

6) MULTA Nº 6. Manifiesta el actor que Banco Mercantil Santa Cruz S.A.,


tenía la obligación de presentar los documentos físicos a la oficina
nacional del SIN, en el plazo establecido para cada tipo de sucursal, al
no haberlo hecho, se le impuso la multa prevista en el art. 35 de la RM
Nº 783/99 de la siguiente manera:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL


Bs. 0.00 Bs.101.337,23 Bs.14.169,73 Bs.6.466,57 Bs.94.925,11
Bs.772,18 Bs. 217.670,82
Rte.DBC-SIRAT, cursantes Anexo 2; Fs. 165 a 228. Rte DBC-
SIRAT, cursantes Anexo 6; Fs. 1190 a 1210 Rte DBC-SIRAT, cursantes
Anexo 9; Fs. 2187 a 2193 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexos
12,13,14,15 y 16; Fs. 2958 a 4456 Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 19;
Fs.5150 a 5351
7) MULTA Nº 5. Sostiene el actor que el contratado ante el incumplimiento
de determinadas obligaciones, se hizo pasible a que se le deba multar
conforme lo previsto en el art. 36 de la RM Nº 783/99, en virtud del
siguiente detalle:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 TOTAL


Bs. 0.00 Bs.0.00 Bs.0.00 Bs.145,60 Bs. 0,00 Bs.158,40 Bs.
304,00
Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 9; Fs. 2184 a 2186
Rte DBC-SIRAT, cursantes Anexo 19; Fs.5147 a 5149
CONCLUSIÓN: La sumatoria de todos los montos citados, hacen que el Banco
Mercantil Santa Cruz S.A., adeudaría por concepto de multa al SIN Bs.
2.754.612,12 (dos millones setecientos cincuenta y cuatro mil seiscientos
doce 12/100 bolivianos) por incumplimiento de los arts. 30 al 36 de la RM
Nº 783 de 10 de junio de 1999, cuyo detalle (resumen) es el siguiente:

DESCRIPCIÓN DE LA MULTA IMPORTE (Bs.)


1. Mora en la acreditación de la recaudación. 2.264.249,97
2.Mora en la presentación de la información primaria en medio magnético
21.153,38
3.Completitud de datos primarios con respecto a datos finales
83.976,46
4.Mora en la presentación de la información definitiva 95.541,83
5.Calidad de información transcrita por las Entidades Financieras
71.717,66
6. Mora en la presentación de la información documental 217.670,82
7.Complejidad en la entrega de documentos físicos 304
Total Bs. 2.754.612,12

La entidad actora explicó que el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. por
“CITE:VPOyA/C/0297/2010 de 6 de diciembre, habría declarado por escrito
que no quiere, ni pretende cumplir su obligación, por lo que la
constitución en mora tiene efecto sin intimación o requerimiento, de
acuerdo al art. 341 del C.C., cursantes a fs. 115 a 117”.

Con estos antecedentes el SIN en la vía contenciosa demandó el


cumplimiento de la obligación de pago de las multas que ascienden a la
suma de Bs. 2.754.612,12 más el resarcimiento de daños y perjuicios a
determinarse en ejecución de sentencia, con costas y demás formalidades
de ley.

Subsanada la demanda a fs. 133, por resolución de fs. 135 se admite la


misma en todo cuanto hubiere lugar en derecho.

CONSIDERANDO II. Por escrito de fs. 303 a 316, el representante legal de


Banco Mercantil Santa Cruz S.A., se apersona, pide nulidad de obrados,
contesta negativamente, plantea excepciones perentorias, interpone
reconvención e incidente de acción concreta de Inconstucionalidad;
actuados, estos que precisamos a continuación:

1. Nulidad de incidente, de previo y especial pronunciamiento. De una


revisión del expediente se advierte que la Autoridad Judicial, a través
del decreto de fs. 131, observa la demanda contenciosa, otorgando un
plazo de 5 días al SIN para que subsane la misma, bajo apercibimiento de
tenerse por no presentada, conforme lo previsto en los arts. 333 y 776
del Código de Procedimiento Civil.

La entidad actora subsanó esta observación por memorial de fs. 133. Este
es el acto procesal que observa el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. y
explica “que el referido memorial no fue dirigido al Tribunal, sino al
Ministro de la Corte Suprema de Justicia el Dr. Teófilo Tarquino Mujica,
contraviniendo lo previsto por el art. 92.II del CPC.”.

El Dr. Teófilo Tarquino Mujica no es el Tribunal, consiguientemente,


desde el punto de vista legal, no correspondía admitir el referido
memorial de fs. 133 y vta., lo que implica que no se llegó a subsanar
legal y correctamente la demanda contenciosa, pidiendo que se anule
obrados hasta la providencia de admisión y al no haberse cumplido –en
este caso- la conminatoria judicial, corresponde aplicar lo previsto en
el art. 333 del CPC, es decir que la demanda se la debe tener por no
presentada.

2. Interpone excepciones perentorias.


Como mecanismos legítimos de defensa, la parte demandada, interpuso dos
excepciones perentorias, la primera referida a la prescripción de lo
adeudado:

El excepcionista, manifiesta que el contrato de prestación de servicios


C.ASES 91/99 es un contrato de naturaleza administrativa y de acuerdo a
la cláusula cuarta, se estableció que la normativa aplicable al mismo
sería: a) la Resolución Ministerial Nº 783/99, b) el Pliego de
condiciones y c) el Código Civil.

A su vez la Resolución Suprema Nº 216145, referente a las normas básicas


de Contratación de Bienes y Servicios vigente en el momento de la
suscripción del contrato, establece en su art. 75, la aplicabilidad del
Código Civil. La cláusula 13ra del mentado contrato excluye la aplicación
del Código Tributario a tiempo de interpretar el alcance de este
contrato.

Establecida la normativa aplicable para el contrato administrativo C.ASES


91/99, a la luz de la Teoría General de las Obligaciones, existe una
diferencia entre las obligaciones principales y las obligaciones
accesorias. La principal radica en que el Banco Mercantil S.A., adquiere
una obligación de prestación de servicios de recaudación de tributos
fiscales y la accesoria –tal como lo establece la cláusula 13ra- se
traduce en multas por supuestos incumplimientos, obligaciones que en
cuanto al régimen legal para su extinción, es diferente al régimen
establecido por las obligaciones principales en el marco de la normativa
civil aplicable.

A criterio del excepcionista, el art. 532 del CC es el que debe regular


la extinción por prescripción de las multas administrativas,
consiguientemente los arts. 1507 y 1508 del CC se los debe interpretar a
través de tres criterios, el exegético, teleológico y sistemático.

La consecuencia lógica –sostiene el excepcionista- de estos criterios es


que en aplicación del art. 1508. I del CC, las multas plasmadas en la
cláusula décimo tercera del contrato C.ASES 91/99, al ser obligaciones
accesorias, inequívocamente podían ser exigidas por el contratante en el
plazo razonable de tres años, en el caso concreto el SIN comunicó al
contratado por escrito las siete multas, el 9 de noviembre de 2007 y
recién el 25 de noviembre de 2010, mediante notario de fe pública,
“supuestamente constituyó en mora al contratado”.
Manifiesta el excepcionista: “…desde el 9 de noviembre de 2007, hasta el
9 de noviembre de 2010, transcurrieron tres años, sin que el presunto
acreedor, hubiese exigido el cobro de las ilegales multas”.

En cuanto al régimen de prescripción de las obligaciones con el Estado,


-sostiene el excepcionista- “...aunque, las multas que se pretenden
cobrar no son deudas causadas por daños económicos, no atentan contra el
patrimonio del Estado ni le causan grave daño económico al Estado, es
menester señalar lo siguiente: Si bien el artículo 324 de la
Constitución, establece la imprescriptibilidad de las deudas por daño
económico, es imperativo realizar una interpretación de esta disposición
a la luz de otras disposiciones establecidas en la Constitución”.

Bajo el principio de “unidad constitucional”, el art. 324 de la CPE –


dice- no se lo puede interpretar de manera aislada, sino a la luz de los
arts. 13. IV, 256 y 410 de la misma CPE. En esa lógica, la Convención
Americana de Derechos Humanos, en su artículo 8 núm.1 que señala: “Toda
persona tiene derecho a ser oída, con todas las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable…”, conforme el principio de interpretación
extensiva de los derechos humanos y el de favorabilidad, prevista en el
art. 29 inc. c) de la Convención Americana de Derechos Humanos, (Pacto de
San José de Costa Rica de 22 de noviembre de 1969), opone excepción
perentoria de prescripción, pidiendo que este tribunal declare extinguida
las supuestas multas invocadas por la parte actora.

La segunda excepción refiere a la falta de mérito y derecho en la


pretensión de cobro de multas. La parte demandada, fundamenta la misma
indicando: “Precisamente porque la resolución hace al contrato fallido,
la ley en caso de darse este modo extintivo, prevé la sanción
correspondiente que se traduce en el incumplimiento, de manera que es la
resolución la llave para ese resarcimiento que las partes pueden
establecer en multas pecuniarias, pero de ninguna manera cuando el
contrato se ha extinguido por cumplimiento del plazo que no es lo mismo,
ni es equivalente, menos se asimila a una resolución.”

La interpretación que se pretende dar a la cláusula vigésima segunda, en


su inc. c) –en el caso de autos- es errónea, consiguientemente, si el
contrato técnicamente no se resolvió, no es coherente pretender aplicar
lo previsto en el art. 47 de la citada Resolución Ministerial, por no
haberse dado en ningún momento resolución del contrato sino simplemente
extinción del mismo por haber vencido el plazo convenido. Con estos
argumentos, opone excepción perentoria de falta de derecho y mérito como
para exigir las multas tipificadas y cuantificadas unilateralmente, toda
vez que si el contrato se hubiere extinguido por resolución debe probarse
previamente esta resolución conforme a las causales previstas en el
referido contrato; en suma, no habiendo resolución, no hay resarcimiento
menos multas y peor aún, la pretendida aplicación del art. 47 de la RM Nº
783/99, que es otro de los fundamentos de la demanda.
3. Contesta negativamente a la demanda contenciosa. De manera simultánea
a las dos excepciones perentorias, la parte demandada contestó
negativamente a la demanda contenciosa, manifestando:

a) Que de una interpretación cabal del contrato de prestación y en


concordancia con lo previsto en el CC (art. 454), se concluye que el
referido documento no se llegó a resolver, por consiguiente, no es lógico
que se pretenda hacer efectiva una multa que necesariamente se activa
ante la resolución de un contrato y no ante su cumplimiento, como
confiesa la parte actora.

b) En su contestación identifica una “inexigibilidad de las multas


pretendidas por deficiencias técnicas en el software proporcionado por el
SNII”¸ lo fundamenta en virtud a que según la entidad demandada, de
acuerdo al art. 339 del C.C. la obligación pactada se torna inexigible,
cuando quien inicialmente se encuentre obligado a una prestación
determinada, pruebe que el incumplimiento o el retraso en el cumplimiento
es atribuible a la imposibilidad de ejecutar la prestación, por una causa
que no le es imputable. En la especie el SIN incumplió sus obligaciones
en cuanto a la provisión de un software apto y eficiente para la
prestación del servicio.

Dicho software, en mérito a la naturaleza de la prestación de servicios


pactada, se considera como un sistema central de cuyo funcionamiento
dependen los demás subsistemas para el cumplimiento cabal de las
obligaciones asumidas con el contratado, consecuentemente si aquel
software fue deficiente, cualquier incumplimiento en los plazos pactados
contractualmente, como lógica consecuencia, obedece a dicha deficiencia,
no debiendo ser atribuido al contratado en estricta aplicación del art.
339 del CC.

Es necesario acudir a la cláusula sexta del contrato de prestación de


servicios y a los artículos 11 y 13 de la R.M.Nº 783/99, que deja
constancia que fue el propio SIN quien proporcionó los módulos
informáticos para realizar las operaciones de recepción de Formularios
de Impuestos, Trámite de Pagos, Impresión de Referendo, Validación de la
Información Básica, Entrega al Contribuyente de los Formularios,
Generación de Resúmenes de Recaudación, Ordenes de Transferencia, etc. y
todas las otras actividades de carácter operativo a los fines de la
realización del objeto del contrato.

Como prueba contundente de la existencia de los problemas operativos del


referido sistema que proporciono el SIN a los Bancos y de la
imposibilidad de cobrar multas por razones atribuibles exclusivamente a
deficiencias del software, cursa la carta CITE 502/99 de 26 de octubre
de 1999, que en nombre de las entidades bancarias que se adjudicaron el
servicio de cobro de tributos envió ASOBAN al entonces Director General
del SIN, que mereció respuesta mediante CITE 218/99 de 9 de noviembre de
1999, nota que establece la imposibilidad de cobrar multas por mora en
la acreditación de la recaudación, debido a los problemas operativos del
sistema de recaudación que proporcionó a los Bancos.

Seguidamente el demandado de manera específica en relación a la multa 8,


indica: “…el SNII adoptó la siguiente solución: “Las demoras en la
acreditación serán consideradas a través de los procedimientos de
descargo siempre y cuando el dinero haya sido transferido a la cuenta de
recaudaciones tributarias que tiene cada entidad financiera en el Banco
Central de Bolivia”.

En el caso de autos, el contratado cumplió con la obligación de mantener


permanentemente fondos en la indicada cuenta de recaudaciones tributarias
en el Banco Central de Bolivia. La deficiencia del referido software era
tal que ni el propio SIN podía verificar el importe total de las
recaudaciones efectuadas en el día, así mismo en el hecho de que la
demanda en el resumen final respecto a la multa 8, refleja importes por
gestión (1999 al 2004) no obstante que el art. 30 de la RM señala que la
mora por segunda vez en la transferencia de tributos a las cuentas
fiscales, implicaba que dentro el plazo de 90 días corridos a partir de
la última vez, podía dar lugar a la suspensión definitiva del servicio de
recaudación a la entidad morosa y a la resolución del contrato de forma
tácita y simple o la aplicación de una multa económica adicional, este
aspecto nunca ocurrió. El demandado ofrece en calidad de prueba,
distintas cartas de reclamación sobre errores generados en la aplicación
de aquellos sistemas, que cursan en el anexo 4.

c) A tiempo de responder, se refiere al resarcimiento de daños y


perjuicios, y señala que esta pretensión de la parte actora no es viable
en virtud a que este resarcimiento emerge de un incumplimiento del
contrato, lo que no ha ocurrido en el caso de autos, por lo que no son
aplicable los arts. 339 a 344 del CC.

4. Interpone demanda reconvencional.


Amparado en el art. 348 del CPC, en la vía reconvencional Banco Mercantil
Santa Cruz S.A. demanda la nulidad parcial del contrato de prestación de
servicios C.ASES 91/99, más concretamente la nulidad por ilicitud de la
causa, de la cláusula décima segunda (Mora en el cumplimiento de las
obligaciones), que establece por una parte la aceptación de los arts. 30
al 36 de la RM Nº 783/99 y de otra el cálculo casuista del siguiente
modo: a) La suma de 7 centavos de dólar americano para la multa
establecida en el art. 31 de la RM Nº 783/99; b) en 5 centavos para la
multa prevista en el art. 33 y c) 7 centavos para la multa señalada en
el art. 35; de la cláusula décima tercera (Multas adicionales y para
auditorias), referida a las multas adicionales previstas en dicha
Resolución Ministerial e igualmente la cláusula vigésima segunda (del
Plazo) en su inc. c) porque establece una forma de resolución no
permitida por la naturaleza jurídica de ésta ni por la ley.

La causal de nulidad se fundamenta en el art. 549 num. 3), por ser


contrarios a lo previsto en los arts. 532, 534 y 454 del CC. El demandado
reconvencionista, también menciona la cláusula vigésima segunda (del
plazo), porque establecería una forma de resolución no permitida por la
naturaleza jurídica de dicho contrato y tampoco por la Ley.

También demanda a través de esta su acción reconvencional la nulidad de


los actos jurídicos relativos a la reunión de conciliación de 27 de
diciembre de 2004, amparado en la causal 4ta del art. 549 del CC, o sea
por error esencial en la naturaleza de dichos actos jurídicos y sobre el
objeto de los mismos, en virtud a que los personeros del Banco al
establecer saldos o conciliación de montos de multas, incurrieron en
error esencial bajo el falso concepto introducido por el SIN. Es
indudable que dichas reuniones de conciliación constituyen actos
jurídicos y por tanto son anulables o nulos por las causas establecidas
en la Ley. El Banco, inducido por el SIN, actuó bajo error de creer que
el contrato C.ASES 91/99 estaba resuelto, siendo así que jamás se dio esa
forma de extinción, sino que dicho contrato feneció o extinguió por el
cumplimiento del plazo. No solamente concurre dicho error esencial, sino
también el motivo ilícito previsto en el art. 490 del CC para su nulidad,
por cuanto el motivo que determinó la voluntad del Banco Mercantil S.A.
de conciliar e igualmente del SIN, es contrario al orden público,
haciendo uso impertinente e indebido del art. 47 de la RM Nº 783/99, se
atentó contra la figura jurídica de la resolución de un contrato, acto
que vulnera el orden público.

Con estos términos pide se admita la demanda reconvencional y se declare


probada la misma.

5. Interpone acción concreta de inconstitucionalidad. Con los argumentos


expuestos en este su escrito, la parte demandada, asume que las sanciones
contenidas en los arts. 30 al 36 de la RM Nº 783/99 de 10 de junio de
1999, serían contrarias a la CPE.

CONSIDERANDO III. Previo a resolver la causa en cuestión, por la cantidad


de pretensiones conjuntas que se tramitaron dentro la presente causa,
consideramos pertinente realizar la siguiente relación de actividades
procesales:

5.1. En relación al incidente de nulidad de previo y especial


pronunciamiento. Recordar que la entidad demandada, a tiempo de responder
a la demanda, por escrito de fs. 303 a 316, vía incidental, pidió se
anule obrados hasta fs. 133 inclusive, incidente que fue corrido en
traslado por decreto de fs. 318, respondido por el SIN de fs. 325 a 333 y
resuelto por Auto Supremo Nº 134/2012, de 18 de mayo, fs. 380 a 381 y
vta., rechazando el mismo. Con esta resolución fueron notificados
respectivamente la parte actora y demandada, el 30 y 31 de mayo de 2012,
conforme se acredita a fs. 382.

5.2. En relación a la acción de Inconstitucionalidad Concreta, contra


algunos arts. de la RM Nº 783/99. El Banco Mercantil Santa Cruz S.A. a
través de su representante y por memorial de fs. 303 a 316, interpuso
acción de Inconstitucionalidad Concreta, en contra de los arts. 30 al 36
de la RM Nº 783/99, luego de ser tramitada conforme normativa especial,
fue rechazada por Resolución Nº 164/2012, de 12 de junio, de fs. 383 a
387, notificando a las partes del proceso el 20 de junio de 2012, (fs.
391).

Esta Acción de Inconstitucionalidad –en testimonio- se la remitió al


Tribunal Constitucional Plurinacional mediante oficio Nº 582/2012, de fs.
395 y el 1 de febrero de 2013, emitió la SCP Nº 0133/2013, cuya copia
legalizada cursa de fs. 452 a 465 y en su parte resolutiva declara la
constitucionalidad de los arts. 30,31 ,32 ,33 ,34, 35 y 36 de la RM Nº
783/99 de 10 de junio de 1999.El referido testimonio y sus antecedentes
es devuelto a este Tribunal Supremo de Justicia el 11 de junio de 2013,
según se evidencia a fs. 469.

5.3. Un segundo incidente de nulidad, planteado en contra del Auto de


Calificación del Proceso, cuyo contexto procesal, es el siguiente:
interpuesta la demanda contenciosa de fs. 119 a 126, por el SIN, la misma
es admitida por decreto de fs. 135, respondida por el Banco Mercantil
Santa Cruz S.A. de fs. 303 a 316.

Se advierte que la entidad demandada junto con su contestación


reconviene, esta reconvención es corrida en traslado por decreto de fs.
318. Cumplida las formalidades procesales, por resolución de 3 de julio
de 2013 de fs. 393 se dispone: “…al estar contestada no sólo la demanda
principal sino también la acción reconvencional, en consecuencia se
califica el proceso en ordinario de puro derecho, de conformidad al
artículo 354. II del Código de Procedimiento Civil…”.

Con el auto de relación procesal se notificó a la parte actora y


reconviniente el 6 y 10 de julio, respectivamente (ver fs. 394).
Posteriormente mediante escrito de fs. 417 a 418 el Banco Mercantil Santa
Cruz S.A. interpuso incidente de nulidad pidiendo se anule obrados, hasta
la providencia de fs. 393 –vale decir hasta el auto de relación
procesal-, argumentando que debía calificarse como ordinario de hecho y
no de derecho, sumándose a ello que dicha calificación del proceso debió
ser emitida por todos los miembros del tribunal y no solo de un
magistrado.

Respondido de fs. 421 a 423, por Auto Supremo Nº 286/2012 de 28 de


noviembre de 2012, de fs. 445 a 447, el tribunal señala: “Finalmente,
tomando en cuenta la naturaleza de la acción contenciosa, que en única
instancia se tramita ante el Tribunal Supremo de Justicia, en virtud a lo
dispuesto por los arts. 775 a 777 del CPC, en concordancia con el art.
10.I de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011, la calificación del
proceso resulta ser una facultad privativa del juez tramitador, como
sucedió con el proveído de 3 de julio de 2012 (fs. 393), porque con la
demanda y la contestación, las partes en conflicto deben acompañar todas
las pruebas documentales que tuvieren a su disposición y si no deben
individualizar el contenido, lugar, archivo, oficina pública o persona en
cuyo poder se encontrare, las que consideren necesarias conforme previene
el art. 330 del CPC y las que fueren no conocidas o de fecha posterior,
presentarse conforme al art. 331 de la citada norma, en base al principio
de verdad material reconocido en el art. 180.I de la actual CPE.”

“Por lo expuesto, se concluye que al haberse calificado el proceso como


ordinario de puro derecho, no implica negar ni perjudicar derecho alguno,
como tampoco existe vulneración a la jurisdicción y competencia, aducida
sin respaldo legal por el incidentista”. Con estos antecedentes se
rechazó el referido incidente de nulidad, por ser de manifiesta
improcedencia.

Con esta resolución se notificó a la parte actora y demandada


reconviniente, el 12 y 14 de diciembre de 2012, respectivamente, aspecto
que se evidencia a fs. 448.

CONSIDERANDO IV. Con estos antecedentes, teniendo presente que estamos


ante un proceso contencioso, donde existe doble legitimación procesal,
vale decir que el actor es a la vez demandado y el demandado es
demandante reconviniente, habiéndose calificado cada uno de estos
procesos como ordinario de derecho (ver fs. 393), previo a resolver cada
una de estas pretensiones, es pertinente manifestar:

EN CUANTO A LA COMPETENCIA DE ESTE TRIBUNAL PARA RESOLVER PROCESOS


CONTENCIOSOS. La actual CPE a través del art. 108 impone a todos los
bolivianos y bolivianas, el deber de “Conocer, cumplir y hacer cumplir la
Constitución y las leyes”, precepto constitucional que hace referencia al
principio de legalidad previsto en el art. 180. I de la misma norma
fundamental, en cuanto hace a la Jurisdicción Ordinaria,
consiguientemente, toda autoridad jurisdiccional que deba emitir una
resolución definitiva en un caso concreto, debe dar cumplimiento a dicho
principio –que es parte del debido proceso-, mismo que fue definido por
la Ley Nº 025 a través del art. 30 num. 6 en los siguientes términos:
“LEGALIDAD. Con sujeción a la Constitución Política del Estado,
constituye el hecho de que el administrador de justicia, esté sometido a
la ley de su jurisdicción y no a la voluntad de las partes”.

Contextualizando lo anterior, recordar que el 29 de diciembre de 2014, se


promulgó la Ley Nº 620, cuyo objeto es: “…crear en la estructura del
Tribunal Supremo de Justicia…., Salas en materia Contenciosa y
Contenciosa Administrativa, estableciendo sus atribuciones”.

La misma Ley, en su art. 6 dispuso: “Los procesos en curso, archivados y


los presentados con anterioridad a la vigencia de la presente Ley,
continuarán siendo de competencia de la Sala Plena del Tribunal Supremo
de Justicia…hasta su conclusión, conforme a normativa legal aplicable
hasta antes de la promulgación de la presente Ley”.

Lo trascrito, tiene plena concordancia con el art. 775 del Código de


Procedimiento Civil, que dispone: “En todos los casos en que existiere
contención emergente de los contratos, negociaciones o concesiones del
Poder Ejecutivo, conforme a las previsiones pertinentes de la
Constitución Política del Estado, se presentará la demanda ante la Corte
Suprema de Justicia con los requisitos señalados en el artículo 327.”
(Textual) y la Disposición Final Tercera de la Ley Nº 439 (Nuevo Código
Procesal Civil).

De lo transcrito y en estricto apego al principio de legalidad, se asume


que Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justicia tiene competencia
para resolver las “demandas contenciosas”, emergentes de los contratos,
negociaciones y concesiones del Órgano Ejecutivo, mientras no se
promulgue una de la jurisdicción especial.

DETERMINAR SI LA PRESENTE CAUSA, CUMPLE LOS REQUISITOS DE UNA


CONTROVERSIA JURÍDICA PARA SER RESUELTA DENTRO UN PROCESO CONTENCIOSO.
Realizado el denominado control de demanda (que no es sino una revisión
formal de los antecedentes de la demanda), actuado procesal previo a su
admisión, se advirtió que la pretensión de la parte actora, se origina en
el alcance y validez del Contrato de prestación de servicios C.ASES
91/99, suscrito entre la Dirección del Servicio Nacional de Impuestos
Internos, a través de su Director General y el Banco Mercantil S.A. el 1
de diciembre de 1999 (cuya copia legalizada cursa de fs. 41 a 50 del
expediente).

Teniendo presente lo manifestado, asumiendo que un contrato


administrativo tiene algunos elementos comunes al contrato de derecho
privado, lo que implica que existen otras diferencias, mismas que
dependen de su contenido, de su fin, de los distintos intereses que
afecta y de su régimen jurídico propio, a continuación desarrollaremos,
las características que permiten diferenciar un contrato privado de un
contrato administrativo.

-Formalismo. El contrato administrativo supedita su validez y eficacia al


cumplimiento de las formalidades exigidas por las disposiciones vigentes
en cuanto a la forma y procedimientos de contratación, a diferencia de
los contratos privados, donde se impone la voluntad entre partes, salvo
disposición en contrario.

-Desigualdad jurídica. En un contrato administrativo, desaparece el


principio de igualdad entre las partes, que es uno de los elementos
básicos de los contratos civiles. La administración aparece en una
situación de superioridad jurídica respecto del contratista.

Cuando una de las partes contratantes es la administración, se imponen


ciertas prerrogativas y condiciones que subordinan jurídicamente al
contratista. El principio de la inalterabilidad de los contratos no puede
ser mantenido, sino que cede ante el ius variandi que tiene la
administración a introducir modificaciones en ellos, que son
obligatorias, dentro de los límites de la razonabilidad, para el
contratista.
Esta subordinación o desigualdad jurídica del contratista respecto de la
Administración Pública, con quien celebra un contrato, tiene su origen en
la desigualdad de propósitos perseguidos por las partes en el contrato,
ya que al fin económico privado, se opone y antepone un fin público o
necesidad pública colectiva que puede afectar su ejecución,
características que tiene plena pertinencia con un Estado Social, que es
parte de lo que se ha venido a denominar Estado Plurinacional.

Compulsando estas características con el contrato de fs. 41 a 50, sus


anexos y demás adendas, se asume que estos documentos tienen la calidad
de contratos administrativos, consiguientemente las controversias
emergentes de este tipo de contratos no pueden ser resueltas en la vía
civil, como ocurre con los contratos privados, sino imperativamente deben
ser solucionadas a través de un proceso contencioso, conclusión a la que
se arriba en virtud del siguiente criterio:

“En nuestro país, hasta no hace mucho, la resolución de la contención


emergente de un contrato administrativo estuvo a cargo de los tribunales
ordinarios en materia civil, suponemos de una lectura errónea del marco
legal y constitucional, asumiendo una equivalencia del contrato civil con
el contrato administrativo, que sustancialmente no era posible. La
relación jurídica entre el Estado y los particulares debió ser siempre
especializada y no ordinaria” , conforme se advierte de lo previsto en
el art. 775 del Cód. Civ., donde se regula y define la competencia de la
autoridad, para resolver las controversias que surjan de los contratos,
que realiza el Estado en su rol de administrador de la cosa pública, a
través del proceso contencioso.

De todo lo manifestado, se concluye que la controversia emergente del


referido contrato administrativo se debe resolver a través del presente
proceso contencioso, situación que no deviene de un criterio procesal,
sino de la naturaleza del contrato en cuestión, que es administrativo,
cuyo objeto no es posible explicarlo desde el derecho privado, toda vez
que el mismo está vinculado a un interés público, criterio que éste que
tiene plena correspondencia con la SCP Nº 0060/2014 de 3 de enero de
2014, que respecto a los conflictos emergentes de los contratos
administrativos refirió: “… se tiene que los tres contratos suscritos
entre UAGRM y la empresa Constructora Aguarague, contemplaron entre una
de sus cláusulas el marco legal que regirá dicha relación contractual,
cuya base se tiene en el texto constitucional, además en la Ley de
Administración y Control Gubernamentales, debido a que por la naturaleza
administrativa de los mismos genera el sometimiento a las cláusulas de
los contratos, en tal entendimiento los conflictos suscitados en los
contratos administrativos deben ser impugnados ante la instancia
respectiva, conforme a lo previsto por el art. 775 del CPC.”, Resolución
Constitucional que por disposición expresa del art. 203 de la CPE y
art. 15. II del Código Procesal Constitucional tiene carácter
vinculante y es de cumplimiento obligatorio. Consiguientemente, si
correspondía admitir tanto la demanda principal, como la reconvención,
por este Tribunal.

PRECISAR CUAL EL OBJETO DE LA LITIS, CONTENIDA EN LA DEMANDA CONTENCIOSA


INTERPUESTA POR EL SERVICIO NACIONAL DE IMPUESTOS INTERNOS. Asumiendo que
el proceso contencioso es el juicio que se sigue ante los tribunales
judiciales, sobre pretensiones fundadas en preceptos de derecho
administrativo, que tengan relación directa con el contenido y alcance de
un contrato administrativo que se litigan entre particulares y la
administración pública –o viceversa-, por los actos ilegales de esta que
presuntamente lesionan sus derechos, se asume que el proceso contencioso
se activa a instancia de la parte afectada, ante un tribunal competente,
pretendiendo se resuelva una controversia emergente del contrato
administrativo, siendo el tribunal competente para resolver este tipo de
procesos (en virtud al principio de legalidad), la Sala Plena del
Tribunal Supremo de Justicia, entidad que al ser parte de la Jurisdicción
Ordinaria, esta compelida aplicar los principios procesales contenidos en
el art. 180. I de la CPE, como ser el de la congruencia que es parte del
debido proceso y asumiendo lo previsto por el art. 190 del Código
Procesal Civil que establece: “La sentencia pondrá fin al litigio…
contendrá decisiones expresas, positivas y precisas; recaerá sobre las
cosas litigadas, en la manera en que hubieren sido demandadas sabida que
fuere la verdad por las pruebas del proceso, en ella se absolverá o
condenará al demandado”.

Conforme lo explicado, de una lectura de la demanda contenciosa, se


advierte que el SIN, pide que el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. que
habría incumplido con los arts. 30 al 36 de la RM Nº 783/99, y finalizado
el proceso de conciliación el 24 de agosto de 2006, cancele a favor del
SIN la suma de Bs. 2.754,612,12, por concepto de multas y el
resarcimiento de daños y perjuicios a determinarse en ejecución de
sentencia.

Por escrito de fs. 303 a 316, el Banco Mercantil Santa Cruz S.A., contra
la demanda contenciosa, interpuso dos excepciones perentorias;
1.Excepción de prescripción de lo adeudado, es decir de los Bs.
2.754,612,12; fundamenta esta excepción explicando que de acuerdo a la
cláusula cuarta, se estableció que la normativa aplicable al mismo es:
a) la Resolución Ministerial Nº 783/99, b) el Pliego de condiciones y c)
el Código Civil.

A su vez la Resolución Suprema Nº 216145, referente a las normas básicas


de Contratación de Bienes y Servicios vigente en el momento de la
suscripción del contrato, establece en su artículo 75, la aplicabilidad
del Código Civil. La cláusula 13ra del mentado contrato excluye la
aplicación del Código Tributario, por cuanto esta norma no puede ser
aplicable para el régimen de prescripción.

Continúa señalado que una vez establecida la normativa aplicable para el


contrato administrativo C.ASES 91/99, a la luz de la Teoría General de
las Obligaciones, existe una diferencia entre las obligaciones
principales y las obligaciones accesorias. La principal radica en que el
Banco Mercantil S.A., adquiere una obligación de prestación de servicios
de recaudación de tributos fiscales y la accesoria –tal como lo establece
la cláusula décimo tercera- se traduce en multas por supuestos
incumplimientos, obligaciones que en cuanto al régimen legal para su
extinción, son diferentes al régimen establecido por las obligaciones
principales en el marco de la normativa civil aplicable.

A criterio del excepcionista, el art. 532 del CC es el que debe regular


la extinción por prescripción de las multas administrativas,
consiguientemente los arts. 1507 y 1508 del CC se los debe interpretar a
través de tres criterios, exegético, teleológico y sistemático.

La consecuencia lógica –sostiene el excepcionista- de estos criterios es


que en aplicación del art. 1508. I del CC, las multas plasmadas en la
cláusula décimo tercera del contrato C.ASES 91/99, al ser obligaciones
accesorias, inequívocamente podían ser exigidas por el contratante en el
plazo razonable de tres años, en el caso concreto el SIN comunicó al
contratado por escrito las siete multas, el 9 de noviembre de 2007 y
recién el 25 de noviembre de 2010, mediante notario de fe pública,
“supuestamente constituyó en mora al contratado”.

Manifiesta el excepcionista que desde el 9 de noviembre de 2007 hasta el


9 de noviembre de 2010, transcurrieron tres años, sin que el presunto
acreedor, hubiese exigido el cobro de las ilegales multas.

En cuanto al régimen de prescripción de las obligaciones con el Estado,


-sostiene el excepcionista- “ ... aunque, las multas que se pretenden
cobrar no son deudas causadas por daños económicos, no atentan contra el
patrimonio del Estado ni le causan grave daño económico al Estado, es
menester señalar lo siguiente: Si bien el artículo 324 de la
Constitución, establece la imprescriptibilidad de las deudas por daño
económico, es imperante realizar una interpretación de esta disposición a
la luz de otras disposiciones también establecidas en la Constitución”.

Bajo el principio de “unidad constitucional”, el art. 324 de la CPE –


dice- no se lo puede interpretar de manera aislada, sino a la luz de los
arts. 13. IV, 256 y 410 de la misma CPE. En esa lógica, conforme el art.
8.1 de la Convención Americana de Derecho Humanos, en su art. 8.1 que
señala: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con todas las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable…”, conforme el principio de
favorabilidad, el principio de interpretación extensiva de los derechos
humanos, prevista en el art. 29, inc. c) de la Convención Americana de
Derechos Humanos, (Pacto de San José de Costa Rica de 22 de noviembre de
1969).

Admitida y corrida en traslado este mecanismo de defensa, es contestada


por el SIN a fs. 325 a 333, entidad actora que considera improcedente la
prescripción de la obligación exigida, en mérito a que el art. 1508 del
CC no sería aplicable, toda vez que el monto que se exige pague el Banco
Mercantil Santa Cruz S.A. no sería un hecho ilícito, sumándose a ello que
taxativamente el art. 324 de la CPE prohíbe se aplique el régimen de
prescripción a deudas por daños económicos causados al Estado.

Este tribunal procede a resolver la presente excepción perentoria de


prescripción trienal argumentando:

1. Recordar en principio que el tratadista alemán Oscar Von Bulow,


denominó presupuestos procesales a determinadas circunstancias de hecho o
de derecho sin los cuales el proceso no tiene existencia jurídica, ni
validez formal y por tanto sin su presencia no podría constituirse una
relación jurídica y tampoco podría obtenerse un pronunciamiento de
fondo sobre el asunto en cuestión.

Estos presupuestos procesales si son interpuestos a instancia de parte se


los denomina excepciones, pudiendo ser procesales o sustanciales, no
obstante ambas no ingresan a analizar el fondo de la pretensión, sino que
son cuestiones previas al caso concreto de la pretensión, como ser la
incompetencia, la impersonería, cosa juzgada y entre ellas está también
la prescripción. Esto implica que la prescripción es un mecanismo de
defensa a través del cual no se analiza la cuestión de fondo, tampoco se
debe discutir si la obligación exigida fue correctamente elaborada o no,
únicamente lo que debe analizarse es si la parte actora tiene
legitimidad procesal, para exigir el pago de lo adeudado vía instancias
judiciales, toda vez que la prescripción es una manera de extinguir una
obligación a consecuencia de la dejadez del acreedor en no exigir de
manera oportuna el pago de lo adeudado.

A lo expuesto, es pertinente señalar que el CC, a partir del art. 1507,


ha constituido diferentes clases de prescripción patrimonial, según el
plazo de su procedencia, dependiendo el tipo de acreencias.

2. El Banco Mercantil Santa Cruz S.A. pide que el monto de dinero


pretendido por el SIN se declare prescrito en mérito a “una prescripción
trienal” contenida en el art. 1508 del C.C. que indica: “I. Prescribe a
los tres años el derecho al resarcimiento del daño que causa un hecho
ilícito o generador de responsabilidad, contados desde que el hecho se
verificó”.

De lo transcrito se advierte que el derecho a demandar judicialmente el


resarcimiento de un daño prescribe en tres años, computado a partir de
identificado el mismo, con la aclaración que este resarcimiento debe
tener su origen en un hecho ilícito.

3. En el caso concreto la entidad excepcionista admite que el SIN


comunicó al contratado por escrito las siete multas, el 9 de noviembre de
2007 y recién el 25 de noviembre de 2010, mediante notario de fe pública,
habiendo transcurrido más de tres años, argumentó se declare probada la
presente excepción trienal de prescripción.
Este argumento jurídico no tiene correspondencia con el art. 1508 del CC,
en virtud a que los Bs. 2.754, 612,12; -según se advierte de los datos
del expediente- no son consecuencia de ningún hecho ilícito, más por el
contrario, son consecuencia de la aplicación de las sanciones previstas
en los arts. 30 al 36 de la R.M. Nº 783/99, preceptos legales que fueron
declarados constitucionales a través de la SCP Nº 0133/2013 de 1 de
febrero, cuya copia legalizada cursa de fs. 452 a 465 del expediente.

4. A lo explicado y fundamentado, se suma que la actual CPE a través del


art. 109. I ha previsto el principio de judicialización directa de los
derechos y garantías previstos en dicho cuerpo legal. Ello implica que en
materia de Derechos y Garantías fundamentales, la CPE es de aplicación
directa –como corresponde a un Estado Plurinacional Constitucional de
Derecho-, habiendo superado de esta manera el modelo de Estado de
Derecho. Complementando, los arts. 411, 256 y 13. IV de la misma CPE
admite que en materia de Derechos y Garantías fundamentales, Bolivia
admite la supranacionalidad, vale decir que el Bloque de
Constitucionalidad, en determinados casos concretos es preferente a la
propia Constitución.

Aclarar que lo previsto en el art. 324 de la CPE, no corresponde a la


parte dogmática, sino orgánica, más concretamente a una política fiscal,
consiguientemente no es coherente que el demandado excepcionista pretenda
aplicar principios y características propias de la parte dogmática a
disposiciones que hacen a la estructura institucional del Estado,
contenidas en la parte orgánica.

En virtud de todos estos argumentos fáctico procesales y jurídicos, no


corresponde la procedencia de la excepción de prescripción trienal.

La segunda excepción perentoria, se la identificó como “falta de mérito y


derecho en la pretensión del cobro de multas”, misma que la fundamenta en
los siguientes términos: “ Precisamente porque la resolución hace al
contrato fallido, la ley en caso de darse este modo extintivo, prevé la
sanción correspondiente que se traduce en el incumplimiento, de manera
que es la resolución la llave para ese resarcimiento que las partes
pueden establecer en multas pecuniarias, pero de ninguna manera cuando
el contrato se ha extinguido por cumplimiento del plazo que no es lo
mismo, ni es equivalente, menos se asimila a una resolución. “

La interpretación de la cláusula vigésima segunda, en su inc. c), sobre


resolución del contrato al solo cumplimiento del plazo o sea de 3 años si
acaso no se producía una renovación, en la especie la intención de la
cláusula en análisis fue dar por concluido el contrato al cabo de los 3
años si no se producía la renovación por lo que al haberse renovado de
manera constante, la expiración del plazo no constituía causa de
resolución. Consiguientemente, si el contrato no se resolvió, no es
coherente pretender aplicar lo previsto en el art. 47 de la citada
Resolución Ministerial, por no haberse dado en ningún momento resolución
del contrato, sino simplemente extinción del mismo por haber vencido el
plazo convenido. Con estos argumentos, opone excepción perentoria de
falta de derecho y mérito como para exigir las multas tipificadas y
cuantificadas unilateralmente, toda vez que si el contrato se hubiere
extinguido por resolución, debe probarse previamente esta resolución
conforme a las causales previstas, en suma, no habiendo resolución, no
hay resarcimiento menos multas y peor aún, la pretendida aplicación del
art. 47 de la RM Nº 783/99, que es otro de los fundamentos de la demanda.

El SIN a través del escrito de fs. 325 a 333 contesta a esta excepción
perentoria, manifestando:

1.Que aplicando supletoriamente para este tipo de procesos contenciosos,


por mandato del art. 777 del CPC, las normas adjetiva civiles, el art.
336 de este cuerpo legal no prevé la posibilidad de plantear una
excepción perentoria con el nombre: “falta de mérito y derecho”,
consiguientemente pide se rechace por ser atípica esta excepción.

2.En cuanto al fondo de esta excepción, el SIN coincidente con lo


explicado en el expediente, ratifica que el contrato C.ASES llegó a
resolverse por vencimiento del plazo el 31 de diciembre de 2004, recién
se procedía a la conciliación de adeudos, NO ANTES, por lo que el proceso
de conciliación de montos de multas y bonificaciones se inició con la
reunión de conciliación de montos, multas y bonificación de 27 de
diciembre de 2004 en aplicación del art. 47 de la RM Nº 783/99, con
participación del Banco Mercantil S.A. (cuya acta cursa de fs. 68 a 71).
Preliminarmente se estableció que las multas llegaban a Bs. 95.209,22, lo
que se comunicó al contratado el 10 de febrero de 2006 y éste respondió
a través de dos notas, donde primero solicitan 6 meses y luego 15 meses
de plazo a partir del 1 de julio de 2006, para presentar descargos (fs.
73 a 74).

El Banco Mercantil S.A. presentó sus descargos a través de seis Cites,


cursantes de fs. 78 a 94, concluido este proceso de descargos, el 24 de
agosto de 2006 el SIN concluye en que las multas llegan a la suma de Bs.
2.754.612,12. Concluye su respuesta el SIN indicando: “Entonces cabe
preguntarse, ¿Por qué el Banco Mercantil S.A. de forma posterior al 31 de
diciembre de 2004, siguió presentando documentación de descargo?”. Ello
fue posible, porque el propio Banco sabía que una vez resuelto el
contrato por vencimiento del plazo el 31 de diciembre de 2004, recién se
procedía a la conciliación de adeudos.

Este tribunal, luego de compulsados los antecedentes, resuelve esta


excepción manifestando lo siguiente:

1. Por mandato del art. 777 del CPC, “El trámite y resolución de una
demanda contenciosa se sujetará a lo previsto para el proceso ordinario
de hecho o de puro derecho, según la naturaleza del asunto”. Los
dispuesto en este artículo prevé la posibilidad de aplicar
supletoriamente las reglas adjetivas previstas en el CPC,
consiguientemente el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. advertido de la
existencia de una demanda contenciosa, interpuesta en su contra por el
SIN, en pleno ejercicio de su defensa, está facultado a interponer
excepciones perentorias, reguladas a partir del art. 335 y sgtes. del
CPC. Al respecto recordar que el legislador a previsto dos tipos de
excepciones perentorias, las denominadas típicas que son las mencionadas
en el art. 336 del referido cuerpo legal, del numeral 7 al 11, y las
excepciones perentorias atípicas que serían aquellas que no están
expresamente previstas en la ley, pero no por ello está prohibido su
planteamiento, aspecto este que tiene su fundamento en el art. 342 del
CPC, cuando indica: “Al contestar la demanda, el demandado podrá oponer
todas las excepciones que pudiera invocar contra las pretensiones del
demandante, inclusive las señaladas en los incisos 7 al 11…”.

Esta excepción de “falta de mérito y derecho en la pretensión del cobro


de multas” es viable, pero como excepción perentoria atípica, conforme lo
previsto por el art. 342 del CPC.

Resuelta la situación de procedencia de esta excepción perentoria, previo


a analizar el fondo de su argumentación, recordar que por la naturaleza
de una excepción, no es viable analizar el fondo de la pretensión
expuesta por el actor, lo que debe discutirse es los denominados
presupuestos procesales, previos al objeto de la Litis.

En esa lógica, el excepcionista fundamenta esta excepción indicando que


el SIN no tendría derecho a exigir judicialmente que el contratado deba
pagar los Bs. 2.754, 612,12, porqué en su criterio es incoherente que se
pague dichas multas, toda vez que nunca se llegó a resolver el contrato
C. ASES 91/99, lo que implica que no se podía aplicar el contenido del
art. 47 de la RM Nº 783/99.

2. Planteada la problemática, debemos tener presente dos situaciones: a)


El DS Nº 24596, de 6 de mayo de 1997, a través de su art. 2 dispone a que
–el entonces- “Ministerio de Hacienda, reglamentará el sistema de pago
de tributos fiscales y la forma de contratación de las entidades
financieras, a propuesta de la Administración Tributaria”. De la lectura
de este precepto, se asume que la competencia para que el Ministerio de
Hacienda emita la RM Nº 783/99 de 10 de junio de 1999, nace del referido
Decreto Supremo y su objeto es “…reglamentar el sistema de pago de
tributos fiscales mediante las entidades financieras bancarias y las
entidades financieras no bancarias, autorizadas para su funcionamiento
por la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras” (art. 1 de la
RM Nº 783/99).

Siendo en consecuencia lógica la vinculación jurídica que existe entre lo


previsto en la RM Nº 783/99 y el contrato de adhesión para prestación de
servicios, cursante de fs. 41 a 50 del expediente. Concluir este punto
indicando que el art. 47 de la RM antes mencionada, señala: “Luego de
suscitada la resolución del contrato, ejecutadas o no las garantías, las
partes deberán conciliar sus adeudos”; b) De una lectura de este
precepto, evidentemente, menciona el término “Luego de suscitada la
resolución” y sin ingresar a discutir el alcance del término
“resolución”, amparados en el principio de verdad material previsto en el
art. 180. I de la CPE, lo evidente para este tribunal, es que tanto la
entidad contratante como contratada, sí procedieron a conciliar sus
respectivos presuntos adeudos, y aplicando los alcances de los arts. 30
al 36 de la RM Nº 783/99, -preceptos jurídicos que fueron declarados
constitucionales- se llegó a establecer (en esa vía administrativa, que
ahora es objeto de la litis) que la suma líquida y exigible que adeudaría
el contratado al SIN es de Bs. 2.754, 612,12, conforme se advierte de la
documentación de fs. 68 a 71 y de fs. 73 a 74; en mérito a lo explicado,
se concluye que la entidad actora tiene legitimidad procesal para exigir
vía demanda contenciosa a la parte contratada, el pago de lo adeudado, no
siendo viable la excepción perentoria de falta de mérito y derecho en la
pretensión de cobro de multas, toda vez que al margen de lo explicado el
excepcionista no demostró que el SIN carezca de legitimación procesal,
para acudir a la instancia judicial, consiguientemente no cumplió con el
principio de la carga de la prueba, que le correspondía.

CONSIDERANDO VI. En cuanto hace a la demanda principal, contenida en el


memorial de fs. 119 a 126, su contestación de fs. 325 a 333, escritos de
réplica de fs. 396 a 400 y dúplica de fs. 404 a 414, este tribunal asume:

1. Que los principios rectores que deben guiar al razonamiento de la


presente decisión judicial, son el de congruencia y verdad material,
mismos que tienen rango constitucional y son parte del debido proceso.

2. Bajo estas dos premisas, a través de la prueba documental cursante en


obrados, se ha demostrado de manera indubitable:

a) Que el 1 de diciembre de 1999, el SNII suscribió un contrato de


adhesión de prestación de servicios, con el Banco Mercantil S.A. (actual
Banco Mercantil Santa Cruz S.A.), “C.ASES 91/99”, documento este que
establecía diferentes obligaciones que desde un principio eran de
conocimiento de ambas partes contratantes.

b) Que el referido contrato administrativo, estuvo vigente en cuanto hace


a la prestación del servicio hasta el 31 de diciembre de 2004, según se
acredita por la documentación de fs. 176, y la entidad demandada admite
este extremo a tiempo de contestar a la pretensión jurídica en los
siguientes términos: “... sino que se extinguió por cumplimiento del
plazo, o sea llegó a término el plazo de duración del contrato y de esta
forma se extinguió el 31 de diciembre de 2004” (fs. 309 vta.);

d) Que SNII, a consecuencia de la R.A. Nº 783 de 10 de junio de 1999, que


tiene como objetivo el de “…reglamentar el sistema de pago de tributos
fiscales mediante las entidades financieras bancarias y las entidades
financieras no bancarias, autorizadas para su funcionamiento por la
Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras” (art. 1), a través su
art. 11, referente a “(Equipamiento de las sucursales y casa matriz)”,
dispone que será el SNII quien debía proporcionar a la entidad
financiera –en este caso al Banco Mercantil Santa Cruz S.A.- un módulo
informático, con el cual debía efectuarse las actividades de recepción,
consolidación y generación de archivos de datos primarios, captura de
formularios de impuestos, generación de datos finales, control de las
acreditaciones y todas las otras actividades de carácter operativo de la
casa matriz. Finaliza este artículo indicando: “El software que el
Servicio Nacional de Impuestos Internos instale o proporcione para su
instalación es de utilización obligatoria para la entidad financiera.”.

-La entidad demandada manifiesta en su contestación, que el referido


software –proporcionado por el SNII- no era apto y eficiente para la
prestación del servicio, consiguientemente las multas impuestas a la
entidad crediticia, por determinados incumplimientos de plazos, no
tendrían su origen en la responsabilidad de la entidad bancaria, sino en
el mal funcionamiento del referido software.

-Sobre este punto en concreto, cursa a fs. 85 del expediente copia


legalizada del CITE 502/99, fechada como “26 de octubre de 1999”, y de su
contenido se advierte que el Secretario Ejecutivo de la Asociación de
Bancos Privados de Bolivia (ASOBAN), comunicó al Director General del
SNII, dos situaciones, una de ellas hace referencia a que se habría
presentado varios problemas en el funcionamiento del sistema informático
o software -que fue proporcionado por el SIN- en las diferentes
sucursales y casa matriz. (Se asume que dentro este reclamo está incluido
el Banco Mercantil Santa Cruz S.A.), toda vez que el documento al que se
está haciendo referencia fue adjuntado por la entidad actora.

-A fs. 84, cursa otra fotocopia legalizada, correspondiente al CITE


218/99 de 9 de noviembre, por el que SIN, da respuesta al reclamo que
presentó ASOBAN a través del CITE 502/99 y en lo que hace a los problemas
en el sistema informático indica: “que aparentemente los referidos
errores en el sistema informático se habrían corregido”, sin embargo, la
misma nota, contiene una contradicción, el quinto punto indica: “Más
demoras en la acreditación serán consideradas a través de los
procedimientos de descargo siempre y cuando el dinero haya sido
transferido a la cuenta de recaudaciones tributarias que tiene cada
entidad financiera en el Banco Central de Bolivia”. Esta contradicción
radica: 1. Por un lado el SIN admite que el sistema informático si tuvo
problemas de funcionamiento, por ello procedió a solucionarlos¸ 2.Pese a
ello, el SIN abre la posibilidad que existan demoras en la acreditación o
remisión de determinada información y ante estas posibles demoras, de
manera taxativa comunica que sí se permitirá la presentación de
descargos, siempre y cuando, la entidad financiera hubiere transferido
los dineros respectivos a las cuentas que tiene en el Banco Central de
Bolivia.

- A lo manifestado, se suma que la referida Resolución Ministerial Nº 783


de 10 de junio de 1999, expresamente regula los “Plazos para la
Acreditación de los Importes Recaudados y entrega de Información al
SIN”, emergiendo del contenido de dicha disposición legal que –en el caso
concreto- dos situaciones: a) De los dineros recaudados por concepto de
cobro de tributos, estos importes debían ser depositados al Banco Central
de Bolivia; (Lo que se asume hizo en el caso concreto, el Banco Mercantil
Santa Cruz S.A., durante la vigencia del contrato de prestación de
servicios) y b) Simultáneamente debía remitir la información de lo
recaudado, en medio magnético, también en determinados plazos, aspecto
este que según la entidad demandante no habría ocurrido y es consecuencia
de este presunto incumplimiento de plazos que se llegó a constituir las
diferentes multas, en estricto apego a lo previsto en el art. 30 y sgtes.
de la Resolución Ministerial tantas veces mencionada Nº 783. Sobre este
punto en concreto –reiteramos- el Banco Mercantil Santa Cruz S.A., no
niega que se habría incumplido con los plazos previstos en el contrato
administrativo y la referida Resolución Ministerial, sin embargo sostiene
que estos retrasos son consecuencia de la deficiencia del sistema
informático que el SNII les brindó – como se explicó anteriormente-.
Sobre este punto en particular y siempre realizando una interpretación
sistemática de la normativa y las diferentes cláusulas que regulaban este
contrato administrativo en cuanto a su alcance, corresponde:

a) Tener presente que durante los aproximadamente cinco años de vigencia


efectiva que tuvo el contrato de prestación de servicios, tanto la RM Nº
783/99, como el contrato administrativo, impusieron al SIN obligaciones
de seguimiento y fiscalización de plazos.

b) Que en esa lógica, el art. 30 de la Resolución Ministerial señala que


la mora por segunda vez en la transferencia de tributos a las cuentas
fiscales, implicaba que dentro el plazo de 90 días corridos a partir de
la última vez, podía dar lugar a la suspensión definitiva del servicio de
recaudación a la entidad morosa y a la resolución del contrato de forma
tácita y simple, o la aplicación de una multa económica adicional. En el
caso concreto se advierte una omisión en este punto, por cuanto a tiempo
de elaborar la respectiva liquidación de multas, el SIN comunica a este
Tribunal que dichas multas datan de hace varios años, vale decir, que
presumiblemente la entidad contratada, habría prestado por varios años el
servicio por el que fue contratado y constantemente incumplía plazos; al
respecto SIN no activó ninguno de los mecanismos previstos en la referida
Resolución Ministerial y el mismo contrato administrativo, situación que
llama la atención al Tribunal, por lo que aplicando el medio probatorio
de la presunción, teniendo presente como indicios la CITE Nº 502/99 que
fue remitida por ASOBAN al SIN y su respectiva respuesta (documentación
que cursa en obrados), se concluye en que la poca o ninguna efectividad
en cuanto hace al SIN de hacer cumplir las sanciones respectivas,
vigentes en la relación contractual, entre esta entidad Estatal y el
Banco Mercantil Santa Cruz S.A., son prueba suficiente para acreditar que
evidentemente, el sistema informático era poco eficiente para que la
entidad contratada pueda remitir dentro los plazos previstos, los
respectivos reportes al SIN, acto este que es origen central de las
multas que pretende hacer efectivas la entidad actora.
c) Teniendo presente lo explicado y asumiendo que el referido software
fue proporcionado por el SIN, amparado en el art. 339 del CC que señala:
“El deudor que no cumple exactamente la prestación debida, está obligado
al resarcimiento del daño si no prueba que el incumplimiento o el retraso
en el cumplimiento es atribuible a imposibilidad de ejecutar la
prestación por una causa que no le es imputable”. En el caso de autos, no
se advierte prueba idónea que acredite que el software proporcionado por
el SIN hubiere funcionado durante toda la vigencia de la relación
contractual, de manera óptima, situación fundamental, por cuanto ese era
el medio a través del cual la entidad contratada debía remitir la
documentación exigida, dentro de determinados plazos que aparentemente no
cumplió. Por estos argumentos, corresponde estimar este punto de la
contestación y que por ende desvirtua la demanda principal.

3. Lo que no se ha demostrado a través de este proceso contencioso de


derecho, es:

a) Que el término “resuelto”, contenido en el inc. c) de la cláusula


vigésima segunda del contrato de Adhesión de Prestación de Servicio
C.ASES 91/99, hace referencia al instituto civil de “resolución”,
previsto en los arts. 568 y sgtes. del CC, y que Messineo lo define en
los siguientes términos: “La resolución del contrato presupone un negocio
perfecto y además un evento sobrevenido a un hecho nuevo o un
comportamiento de la contraparte, posterior a la formación del contrato
que altera la relación entre las partes, o perturba el normal desarrollo
del contrato en ejecución”; vale decir que el alcance del término
“resuelto”, utilizado en el inc. c) de la cláusula vigésima segunda del
contrato de adhesión de prestación de servicios, hace referencia a la
conclusión del cumplimiento del contrato por cumplimiento de plazo, lo
que ha ocurrido en el caso de autos;

b) En cuanto hace a la pretensión accesoria del actor, en referencia al


pago de daños y perjuicios a ser calculados en ejecución de sentencia,
asumir que las multas determinadas contra la entidad contratada, a través
de la metodología prevista en los arts. 30 al 36 de la RM Nº 783/99,
tienen su origen en el incumplimiento de determinados plazos, referentes
al servicio prestado por el Banco Mercantil S.A. a favor del SIN,
consiguientemente la naturaleza jurídica de estas multas es precisamente
la de resarcir determinados daños y perjuicios, mismos que fueron
debidamente comunicados a la entidad contratada el 9 de noviembre de
2007, y de manera expresa a través de carta notariada el SIN exige el
pago de dichos montos pecuniarios al contratado, el 2 de diciembre de
2010 y luego de más de once meses interpone en la vía judicial, la
presente acción contenciosa.

Partiendo de este criterio jurídico y observando que el art. 117. II de


la CPE, en sentido que no condice con el principio, derecho y a la vez
garantía del debido proceso, el condenar dos veces por el mismo hecho a
una determinada persona, sea esta de manera indistinta, individual o
colectiva, este tribunal asume que no es coherente pretender calificar
daños y perjuicios, en el presente caso concreto debido a:

1) Que el monto de dinero que pide la parte actora a la entidad


contratada, es emergente de varias multas, mismas que no tienen sino una
naturaleza reparadora de daños y perjuicios que habría provocado la
entidad contratada al SIN y por ende al Estado, con el incumplimiento de
determinados plazos en cuanto al servicio para el que fue contratado.

2) Dar viabilidad a esta pretensión accesoria, implicaría sancionar


doblemente al contratado, por un mismo hecho.

Con este criterio de raíz constitucional, no corresponde viabilizar lo


pretendido por la parte actora.

CONSIDERANDO VII. En cuanto hace a la pretensión reconviniente


interpuesta por el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. a través de su
representante legal.

Doctrinalmente se ha entendido que toda acción reconviniente es accesoria


a la principal, toda vez que esta no existiría sin la demanda principal,
pero en cuanto a su tratamiento, la referida pretensión es independiente
de la principal. Con esta introducción en la vía reconvencional el Banco
Mercantil Santa Cruz S.A. demanda, la nulidad parcial del contrato de
prestación de servicios C.ASES 91/99, más concretamente la nulidad por
ilicitud de la causa, de la cláusula décima segunda (Mora en el
cumplimiento de las obligaciones), que establece por una parte la
aceptación de los arts. 30 al 36 de la RM Nº 783/99 y de otra el cálculo
casuista del siguiente modo: a) La suma de 7 centavos de dólar americano
para la multa establecida en el art. 31 de la RM Nº 783/99; b) en 5
centavos para la multa prevista en el art. 33 y c) 7 centavos para la
multa señalada en el art. 35; de la cláusula décima tercera (Multas
adicionales y para auditorias), referida a las multas adicionales
previstas en dicha Resolución Ministerial e igualmente la cláusula
vigésima segunda (del Plazo) en su inc. c), porque establece una forma de
resolución no permitida por la naturaleza jurídica de ésta, ni por la
ley.

También demanda la nulidad de los actos jurídicos relativos a la reunión


de conciliación de 27 de diciembre de 2004, amparado en la causal 4ta del
art. 549 del CC, o sea por error esencial en la naturaleza de dichos
actos jurídicos y sobre el objeto de los mismos, en virtud a que los
personeros del Banco al establecer saldos o conciliación de montos de
multas, incurrieron en error esencial bajo el falso concepto introducido
por el SIN. Es indudable que dichas reuniones de conciliación constituyen
actos jurídicos y por tanto son anulables o nulos por las causas
establecidas en la Ley. El Banco, inducido por el SIN, actuó bajo error
de creer que el contrato C.ASES 91/99 estaba resuelto, siendo así que
jamás se dio esa forma de extinción, sino que dicho contrato feneció o
extinguió por el cumplimiento del plazo. Y no solamente concurre dicho
error esencial, sino también el motivo ilícito previsto en el art. 490
del CC para su nulidad, por cuanto el motivo que determinó la voluntad
del Banco Mercantil S.A. de conciliar e igualmente del SIN, es contrario
al orden público, ya que mediante esa actitud, haciendo uso impertinente
e indebido del art. 47 de la RM Nº 783/99, se atentó contra la figura
jurídica de la resolución de un contrato, atentado que vulnera el orden
público teniendo en cuenta que éste es el respeto a las instituciones y
su regulación, las que no pueden desconocerse en su esencia, y menos
modificar su régimen legal por convenios particulares.

El SIN a través del memorial de fs. 366 a 368 responde a la demanda


reconvencional, con los siguientes argumentos: a) En relación a la
nulidad de las cláusulas décima segunda, décima tercera y vigésima
segunda, todas del contrato C.ASES 91/99, responde que “el contrato C.
ASES 91/99, estuvo vigente del 1 de octubre de 1999 al 31 de diciembre de
2004 y el proceso de conciliación de montos de multas y bonificaciones
emergente del contrato se inició el 27 de diciembre de 2004 en aplicación
del art. 47 de la RM Nº 783/99 y concluyó el 3 de abril de 2007, cuando
el Banco Mercantil S.A. terminó la entrega de sus descargos; en cuya
relación contractual, conmutativa de concesiones y obligaciones
recíprocas y mutuas, el SIN cumplió a cabalidad las obligaciones
contraídas y el Banco Mercantil S.A. no.

Por ello resulta indebido que el contratado, Banco Mercantil S.A.,


después que cobró puntualmente sus comisiones por los servicios prestados
que estipulaba el contrato C.ASES 91/99, ahora únicamente pida la nulidad
de las cláusulas que lo obligaban a cumplir el servicio y lo sancionaban
en caso de incumplimiento. El reconvencionista no observa que los
contratos se interpretan de acuerdo a la intención de las partes, y que
las cláusulas se interpretan las unas por medio de las otras, atribuyendo
a cada una el sentido que resulta del conjunto del acto, conforme
determina los arts. 510 y 514 del CC, y en el presente caso, resulta
claro que la intensión del SIN era proteger la recaudación de tributos
fiscales, aspecto esencial para que el Estado cumpla sus fines y
objetivos.

Finaliza el actor demandado, indicando que ninguna de las tres cláusulas


demandadas de nulidad, se acomodan a la causal de nulidad referida como
causa ilícita.

Respecto a la nulidad de los actos jurídicos relativos a la reunión de


conciliación de 27 de diciembre de 2004, al amparo de la causal prevista
en el art. 549 num. 4 del CC, referida a error esencial en la naturaleza
de dichos actos jurídicos y sobre el objeto de los mismos, en virtud a
que los personeros del Banco al establecer saldo o conciliación de montos
de multas incurrieron en error esencial bajo el falso concepto
introducido por el SIN desde la perspectiva de una posición enteramente
dominante.
Al respecto responde que la causal de nulidad que se invoca solo sería
aplicable a contratos y no a actos jurídicos, por lo que considera que no
es prudente fundamentar y analizar los argumentos de fondo, en cuanto
hace a esta pretensión de nulidad, por su manifiesta improcedencia.

De fs. 426 a 433 cursa réplica, presentada por el Banco Mercantil Santa
Cruz S.A. en referencia a la contestación a la demanda reconvencional y
de fs. 436 a 439, la dúplica a la demanda reconvencional, por parte del
SIN, con estos antecedentes se procede a resolver la referida
reconvención en los siguientes términos:

1.En el escrito de demanda reconvencional, se identifican dos


pretensiones concretas, por un lado pide el reconviniente la nulidad de
tres cláusulas contenidas en el contrato de adhesión de prestación de
servicios, C.ASES 91/99, argumentando que las mismas tendrían como origen
una causa ilícita, y la otra pretensión concreta es que también pide la
nulidad de los actos jurídicos relativos a la reunión de conciliación que
se inició el 27 de diciembre de 2004, por haberse constituido en virtud
de un error esencial y motivo ilícito.

A mérito de esta introducción, procedemos a desarrollar la primera


pretensión de nulidad, por lo que a continuación, definiremos que se
entiende por causa ilícita. Según nuestra legislación sustantiva civil –
aplicable al caso de autos-, existirá causa ilícita “…cuando es contraria
al orden público o a las buenas costumbres o cuando el contrato es un
medio para eludir la aplicación de una norma imperativa” (art. 489 CC).
En todo contrato sinalagmático, existen requisitos de validez,
destacándose para el caso concreto, dos elementos, por un lado el motivo
y por el otro la causa; al respecto los doctrinarios asumieron que
mientras el primero es subjetivo y está relacionado con la intención que
motivó a las partes a suscribir el contrato, el segundo es objetivo, “la
causa del contrato existe siempre, porque siempre persiguen un fin los
contratantes, la causa del contrato es concreta y viviente, porque se
trata de apreciar el móvil que ha impulsado a las partes a celebrar el
contrato”; Messineo para diferenciar estas instituciones jurídicas, da el
siguiente ejemplo: “En un contrato de compra venta, la causa del vendedor
será la de recibir a cambio de un bien, dinero y la del comprador a la
inversa, y el motivo del vendedor será en que va a gastar el dinero
objeto de la venta, al igual que del comprador en que va a usar lo que
compra, resumiendo, se diría que la causa (refiriéndose a la causa de la
obligación) es siempre la misma en todos los contratos de compra venta
sin importar sus modalidades, pero el motivo es subjetivo, cambiante, en
cada uno de los contratos, incluso entre los mismos contratantes” .

Realizada esta diferenciación, se asume que para justificar la


procedencia de la nulidad de las tres cláusulas del contrato de adhesión
de prestación de servicios, se debe demostrar que el contenido de las
mismas “es contraria al orden público” o es contraria “a las buenas
costumbres”, o estas cláusulas “son un medio para eludir la aplicación de
una norma imperativa”, consiguientemente a continuación se transcribe in
extenso cada una de estas cláusulas:

Cláusula décima segunda. “(Mora en el cumplimiento de las obligaciones).


Para el caso de producirse mora en el cumplimiento de las obligaciones,
el contratado declara conocer y dentro los márgenes de responsabilidad
aceptan el contenido de los artículos 30 al 36 de la Resolución
Ministerial Nº 783/99. Para el cálculo de las multas, se establece los
montos fijos en dólares americanos: 1) para el artículo 31 en 7 centavos;
2) para el artículo 33 en 5 centavos y 3) para el artículo 35 en 7
centavos”.

Cláusula décima tercera.” (Multas adicionales y para auditorias). El


contratado se obliga a cancelar las multas económicas adicionales,
establecidas en la Resolución Ministerial Nº 783/99 y que están en el
rango de 20 a 1000 dólares americanos, de acuerdo a la gravedad de la
infracción y al anexo c del presente contrato.

Con referencia a las auditorías de cumplimiento de contrato, estas tienen


como objetivo garantizar que las entidades financieras estén aplicando a
cabalidad los procedimientos acordados, dando estricto cumplimiento a la
Resolución Ministerial Nº 783/99 y a los términos contractuales. Estas
auditorías por no ser de tipo tributario, no están dentro del marco
establecido en el Código Tributario ni en las normas que regulan a la
liquidación, determinación y pago de los tributos sirven, únicamente para
verificación de la prestación de los servicios de recaudación de
impuestos, por tanto los incumplimientos serán sancionados con el rango
de la multa descrita en el primer parágrafo de esta cláusula”.

Cláusula vigésima segunda. “(Del plazo). Conforme a los términos del


pliego de condiciones y de la R.A. Nº 03-0896-99 de 01 de septiembre de
1999 y de la carta de adjudicación cite, DNGT-UNOT-2652/99 de fecha 07 de
septiembre de 1999, se establece; a) que la vigencia del presente
contrato de adhesión es de tres (3) años calendario computables desde el
primero de octubre de 1999, b) el presente contrato podrá ser renovado
mediante acuerdo escrito enviado a la otra parte, en un plazo no menor a
treinta (30) días calendario, ante del vencimiento establecido en la
presente cláusula, c) El presente contrato quedará resuelto con el simple
vencimiento del plazo si no se procede a la renovación”.

2. El contrato de adhesión de prestación de servicios (cuya copia cursa


de fs. 41 a 50), fue suscrito por los representantes legales del SNII en
calidad de contratante y el Banco Mercantil S.A. como contratado, el 1 de
diciembre de 1999 y tuvo vigencia efectiva este documento entre partes –
debido a varias renovaciones en cuanto hace a su plazo- hasta el 31 de
diciembre de 2004, aspecto que ambas partes dentro la presente causa
admiten de manera expresa.

3.Es evidente que este documento contractual no se lo puede analizar como


un contrato privado entre partes, toda vez que su naturaleza es
administrativa y sus características son diferentes –conforme se explicó
al inicio de esta resolución judicial- , no obstante de ello si bien este
es un contrato de adhesión, donde la entidad contratada no tendría opción
alguna para modificar el contenido del documento, siendo esta la
característica lógica en cuanto a su formación de un contrato de
adhesión, vale decir su unilateralidad, ello no vulnera el principio de
libertad contractual, por cuanto no se ha demostrado que el Banco
Mercantil S.A. a través de su representante legal, habría firmado de
manera obligada dicho contrato, aspecto este que se acredita en mérito a
que esta entidad no observó en los años siguientes el contenido de
ninguna de estas cláusulas, menos las que ahora pretenda sean anuladas,
por causa ilícita, cada vez que se renovaba su vigencia.

4. A lo precisado e ingresando al análisis casuístico, las tres cláusulas


contractuales, que son objeto de la pretensión de nulidad, se remiten
para su efectiva aplicación a la Resolución Administrativa Nº 783/99,
resaltando el hecho que la cláusula décimo segunda, de manera expresa
permite la aplicación de los arts. 30 al 36 de la referida Resolución
Administrativa, preceptos legales con los cuales se procedió a calcular
determinados montos económicos, que posteriormente se tradujeron en un
monto económico que la parte actora pide pague el contratado, vía la
demanda contenciosa principal.

Sobre este punto en concreto, recordar que la SCP Nº 0133/2013 de 1 de


febrero, cursante de fs. 452 a 465, explica de manera motivada que tanto
la RM Nº 783/99 y en especial los arts. 30 al 36 de este cuerpo legal, no
son contrarios a la CPE y por ende tampoco vulneran el principio de
legalidad.

Estos aspectos acreditan que ninguna de las tres cláusulas contractuales


que pretende el actor reconviniente sean declarados nulas por causa
ilícita, se subsumen a ninguna de las causales contenidas en el art. 489
del CC, vale decir que ninguna de las tres cláusulas, es contraria al
orden público, en virtud a que el DS Nº 24596, que dio origen a la RM Nº
783/99, emitida por el Ministerio de Hacienda (hoy Ministerio de Economía
y Finanzas Públicas), son disposiciones legales que se presumen
constitucionales, más aún si no existe prueba idónea en el expediente que
acredite lo contrario, y es en base a estos preceptos legales que se
elaboró el contrato C.ASES/91, consiguientemente las tres cláusulas
objeto de esta pretensión judicial de nulidad, al formar parte de un
contrato sinalagmático, no son contrarias al orden público.

Si entendemos que las buenas costumbres, son conductas asumidas por


determinados sectores sociales, que no vulneran los valores imperantes en
su interior y son socialmente coercitivas, se asume que el contenido de
ninguna de las tres cláusulas contractuales que se pretende sean
declaradas nulas, son contrarias a las buenas costumbres –teniendo
presente que el referido contrato y por ende las referidas cláusulas, no
son de naturaleza civil, sino administrativa-. Finalmente no cursa en el
expediente medio probatorio idóneo que haya demostrado que a través del
contenido de alguna de estas tres cláusulas contractuales se pretenda
eludir la aplicación de una norma imperativa, por el contrario las tres
cláusulas contractuales, tienen un efecto inverso, en mérito a que la
finalidad de las mismas es que en circunstancias concretas se aplique
determinada normativa legal administrativa que reiteramos no vulnera lo
previsto en la CPE.

5. En referencia a la nulidad de la reunión de conciliación que se inició


el 27 de diciembre de 2004, entre la entidad contratante y contratada,
por error esencial y motivo ilícito, previstas ambas en el art. 549 del
CC, precisar:

-Que si bien las causales de nulidad contenidas en el art. 549 del CC y


demás preceptos, en principio se los asume sólo para relaciones
contractuales, no es menos evidente que el art. 451 del mismo cuerpo
legal señala: “I. Las normas contenidas en este título son aplicables a
todos los contratos, tengan o no denominación especial, sin perjuicio de
las que se establezcan para algunos de ellos en particular y existan en
otros códigos o leyes propias. II Son aplicables también, en cuanto sean
compatibles y siempre que no existan disposiciones legales contrarias a
los actos unilaterales de contenido patrimonial que se celebran entre
vivos así como a los actos jurídicos en general”.

-De una interpretación progresiva y amparados en el principio de


accesibilidad, se entiende que el acto de conciliación de adeudos,
iniciado entre las dos entidades el 27 de diciembre de 2004, que concluyó
el 3 de abril de 2007, tenía una finalidad patrimonial, en mérito a que
el objetivo era establecer los montos de las multas que debía cancelar el
contratado, por concepto de incumplimiento de obligaciones contractuales.

En esa lógica y amparados en el parágrafo II del citado art. 451,


corresponde analizar si procede la nulidad de dichos actos de
conciliación, por las dos causales impugnadas.

-Referente a la causal de error esencial, el art. 474 del sustantivo


civil señala: “El error es esencial cuando recae sobre la naturaleza o
sobre el objeto del contrato”. La doctrina llama a este vicio “error
obstáculo”, que impide la formación del consentimiento o concurso de
voluntades, debido a que las partes no están de acuerdo sobre la
naturaleza del contrato o sobre la identidad del objeto, de tal manera
que hacen sus respectivas manifestaciones de voluntad, pensando que
celebran contratos diferentes o bien que se refieren a cosas distintas,
lo cual impide que se forme el contrato.

-En el caso concreto ello no ha ocurrido, de una compulsa objetiva de la


prueba documental cursante en obrados (ver fs. 69 a 71 y 73 a 74), se
advierte que desde el principio la entidad contratada conocía a cabalidad
el objeto de la convocatoria a conciliación, siendo su actitud en el
transcurso de dicha conciliación activa y no pasiva, pidió plazo para
ofrecer pruebas de descargo, ofreció pruebas de descargo, no impugnó los
montos emergentes de dicha conciliación, etc.

-En cuanto hace al término “resolución”, prevista en el art. 47 de la RM


Nº 783/99 y su relación con el término “resuelto”, contenido en la
cláusula décima segunda, inc. c) del contrato C.ASES 91/99, se manifestó
anteriormente que el alcance que se dio a la palabra “resuelto”, en la
referida cláusula contractual, es sinónimo de cumplimiento, deslumbrando
de esta manera una presunta incoherencia jurídica planteada por el actor
reconviniente. Precisar sobre este punto, que independientemente de los
motivos jurídicos por los cuales el SIN habría convocado al contratado a
que participe en el proceso de conciliación de adeudos, lo cierto y
evidente, al amparo del principio de verdad material prevista en la CPE,
es que esta entidad financiera a través de su representante legal, acudió
a dicha convocatoria y reiteramos asumió una posición activa,
consiguientemente se está ante actos voluntariamente consentidos que no
vulneran ningún derecho o garantía constitucional, consiguientemente, lo
concretado en dicha conciliación, es susceptible de ser exigible vía
judicial.

En lo referente a que existiría en dicho acto conciliatorio motivo


ilícito, recordar que el art. 490 del CC exige que se deba demostrar la
presencia de dicho motivo ilícito en las dos partes que activaron el acto
jurídico, en el caso concreto, en el contratante y contratado, aspecto
que no ha ocurrido no cursa en el expediente prueba idónea que haya
demostrado que el motivo que impulsó a que ambas partes se reúnan y
concreten el acto de conciliación de adeudos, sea contrario al orden
público o a las buenas costumbres.

En virtud a todos estos argumentos de orden fáctico procesal y legal, se


concluye que dentro la presente causa, sí se demostró que el Banco
Mercantil Santa Cruz S.A. llegó a incumplir con determinados plazos,
durante los cinco años que duró la relación contractual con el SNII,
aspecto este que abría la posibilidad de aplicársele determinadas multas,
legalmente previstas en los documentos que regulaban dicha relación
contractual; sin embargo, amparados en el principio de verdad material,
no es viable desconocer que la causa del incumplimiento de plazos, no
pudieron de manera contundente ser atribuidos única y exclusivamente a la
entidad contratada, lo que de manera excepcional y en el caso concreto
hace viable aplicar a favor del banco, presunto responsable, la figura de
la exención de responsabilidad, prevista en el art. 339 del CC, vale
decir que los montos establecidos en el proceso de conciliación, al que
hace referencia la entidad actora, no son viables de ejecución judicial,
más no por las causales que demandó el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. a
través de su demanda reconvencional, sino en virtud al principio de
objetividad.

POR TANTO: La Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia del Estado
Plurinacional de Bolivia, en ejercicio de la atribución conferida por los
arts. 778 y 781 del Código de Procedimiento Civil, los arts. 4 y 6 de la
Ley Nº 620 de 29 de diciembre de 2014, falla en única instancia y:

1º Declara IMPROBADA, la demanda contenciosa de fs. 119 a 126,


interpuesta por el Servicio de Impuestos Nacionales contra el Banco
Mercantil S.A. (Ahora Banco Mercantil Santa Cruz S.A.), consecuentemente
no corresponde que la entidad demandada pague a favor de la entidad
actora los Bs. 2.264.249,97 y tampoco corresponde el pago de daños y
perjuicios, pretendidos por la entidad actora.

2º Declara IMPROBADA, tanto la excepción perentoria de prescripción, como


la excepción perentoria de falta de mérito y derecho en la pretensión de
cobro de multas, interpuesta por la entidad demandada, a través del
escrito de fs. 303 a 316 del expediente.

3º Declara IMPROBADA la demanda reconvencional de nulidad, interpuesta


por el Banco Mercantil Santa Cruz S.A. mediante escrito de fs. 303 a 316.
Sin costas por ser proceso doble.

No suscriben las Magistradas Norka Natalia Mercado Guzmán y Maritza


Suntura Juaniquina por emitir voto disidente.

Procédase a la devolución de los antecedentes administrativos remitidos a


este Tribunal por la autoridad demandada.

Regístrese, notifíquese y archívese.

Fdo. Jorge Isaac von Borries Méndez


PRESIDENTE
Fdo. Rómulo Calle Mamani
DECANO
Fdo. Antonio Guido Campero Segovia
MAGISTRADO
Fdo. Pastor Segundo Mamani Villca
MAGISTRADO
Fdo. Gonzalo Miguel Hurtado Zamorano
MAGISTRADO
Fdo. Rita Susana Nava Durán
MAGISTRADA
Fdo. Fidel Marcos Tordoya Rivas
MAGISTRADO

Fdo. Sandra Magaly Mendivil Bejarano


Secretaria de Sala
Sala Plena

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