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UNICEN
Introducción
Una de las profesoras, que además se desempeña en escuelas rurales, nos dice que
dispone de dos aulas amplias: una de ellas es el aula donde tienen clase con la maestra de
grado; la otra tiene una puerta corrediza y se une a la galería."Habitualmente utilizo el aula
en la que tienen clase con la maestra por los siguientes motivos:
- Hay calefacción.
- Tiene mesas y sillas más livianas que la otra aula (que tiene pupitres).
- Al llegar al aula las mesas y sillas ya están dispuestas contra las paredes.”
Como puede verse, aún hoy subsisten los obstáculos espaciales para desarrollar
adecuadamente las clases de una disciplina que, por su propia naturaleza, necesita de
ambientes amplios y aptos para el desarrollo de sus contenidos de enseñanza.
Esta reflexión nos lleva a considerar el aula como materialidad, pero a la vez como
soporte de la estructura de comunicación, donde materializarán ciertas jerarquías y
relaciones de autoridad a modo de regulaciones que funcionan como marcas de las
relaciones saber – poder. Al respecto, Inés Dussel y Marcelo Caruso (1999) señalan “que
nosotros ocupemos un aula no significa que la "habitemos". Cuando uno solo "ocupa" un
espacio, se trata de una estructura ya dada: muebles, costumbres, todo está ahí y nos
espera" (Dussel y Caruso; 1999:20). En este sentido nos preguntamos ¿qué pasa cuando un
profesor de Teatro entra al aula donde desarrollará sus clases? ¿Hay un sentido de
identidad del espacio como propio, como espacio sentido/vivido? ¿O se convierte en un
espacio neutro, anónimo? ¿Cómo se hará posible construir esa relación de identidad en
espacios que no permiten ser habitados?
No daremos una respuesta definitiva a estas preguntas pero para profundizar la reflexión
apelamos al aporte de Teresa Chiurazzi, quien manifiesta “para pensar la escuela debería
incluirse también una variable vinculada con la identidad. El carácter de la arquitectura
colabora de un modo u otro a construirla, tanto en la representación simbólica y social de
lo escolar como en la construcción de pertenencia de sus protagonistas.” (Chiurazzi,
2013:56)
En una reconocida publicación científica, María Elsa Chapato (1998) hace casi dos
décadas ya anticipaba algunas consideraciones con respecto al aula de teatro, manifestando
que "las condiciones materiales para la enseñanza de una disciplina responden a una
determinada concepción didáctica, al modo en que se concibe la transmisión y apropiación
del conocimiento" (Chapato, 1998: 160). Además, considera algunas cuestiones atinentes a
la elección de un espacio adecuado para dictar clases de Teatro en la escuela que
dependerá, no sólo de la infraestructura disponible por la unidad escolar, sino también de la
concepción metodológica de cada maestro. A su vez, considera que las características del
espacio físico previamente existente condicionan las posibilidades de trabajo, dando lugar a
situaciones en que resulta necesario efectuar adaptaciones de los locales existentes,
aprovechando lo disponible. En esta línea de análisis, es de considerar el planteo de Gloria
Edelstein quien señala "que la disposición arquitectónica representa el comienzo del
ambiente de aprendizaje y forma el marco"(Edelstein; 2011: 167).
Con respecto a la materialidad del aula, los profesores consultados manifiestan que
los recursos materiales que utilizan para el desarrollo de la clases son: "reproductor de
sonido, (para generar clima) computadora (para ver video y reproductor de video"; otra
profesora agrega, "colchonetas para hacer relajación, preparación vocal, expresión
corporal y trucos físicos, reproductor de video para visionar ejemplos de estilos actorales
y estéticas teatrales. La netbook para efectuar creaciones en distintos formatos";
"instrumentos musicales, pelotas, aros, sogas y cintas, revistas y diarios, muñecos, títeres,
máscaras, libros, disfraces, telas. Su finalidad tienen que ver con el momento y la actividad
concreta a desarrollar, algunos elementos son utilizados para favorecer el trabajo de
percepción, otros para desarrollar la imaginación, otros los desplazamientos y la
motricidad y otros el juego teatral concreto."
A partir del recorrido de este trabajo estamos en condiciones de señalar que los
profesores de Teatro saben cuáles son los recursos y el espacio que harían óptimo su trabajo
en el aula. También, que el Teatro se está difundiendo lentamente en las escuelas comunes,
primarias y secundarias, pero que las condiciones institucionales aún no son las apropiadas
para la práctica docente en Teatro.
Bibliografía consultada
Dussel, I. y Caruso, M. (1999) La invención del Aula. Una genealogía de las formas de
enseñar. Santillana. Buenos Aires.