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1.

Concepto de Educación, principios y ámbitos:

a) Concepto:

Hablar del concepto educación puede parecer algo obvio ya que todos,
de un modo u otro formamos parte del proceso educativo y por ello
podríamos sentirnos capaces de decir algo sobre lo que entendemos por
educación.

El concepto educación no se circunscribe sólo a la escuela, cada uno de


los estímulos que provienen del exterior tienen la potencialidad de ser
educativos: la familia, los amigos, los medios de comunicación, los libros…
La educación tiene que ver con el crecimiento, con el perfeccionamiento de
cada una de nuestras potencias.

Como bien dice el profesor Barrio con cierta ironía, “El hombre no nace
entero, ni termina nunca de enterarse” 1. La tarea educativa consistirá
entonces en tender a llenar ese vacío, en procurar ese acabamiento al que –
como ya sabemos desde el principio- nunca completaremos de modo
absoluto.

Etimológicamente el concepto educación se ha dicho que procede de


dos posibles raíces Educare que vendría a significar algo así como conducir,
guiar, orientar, criar, alimentar o nutrir y Educere cuya traducción podría
ser hacer salir, extraer, dar a luz o crear. Estas dos acepciones han dado
lugar históricamente a dos concepciones e incluso dos métodos educativos:

- Mientras que Educare tendría más que ver con un estilo


directivo en el que el protagonista de la acción educativa sería
el docente. Podríamos hablar de un método más tradicional.

- El término Educere: tendría más que ver con el método


Socrático conocido como Mayéutica. Hacer aflorar al exterior
algo que de algún modo está en mi interior. Tendría pues más
relación con la autoeducación o lo conocido como
paidocentrismo.

Muchos autores han pretendido definir educación. Si nos fijamos en la


mayoría de las definiciones clásicas de educación podemos llegar a la
conclusión de que en todas ellas subyacen estas cinco características
comunes:

Perfeccionamiento. Educar es procurar que el individuo logre un


mayor perfeccionamiento de sí mismo, que alcance una mayor plenitud.
Todas y cada una de las definiciones de educación presentan la idea de que
los educandos puedan llegar a alcanzar lo que están llamados a ser. La
educación debería permitir al hombre alcanzar el fin que todos

1
J.M. Barrio, Dimensiones del crecimiento humano. en Educación y Educadores. Vol. 10 nº1. P. 118

1
pretendemos: La felicidad. La educación siempre se refiere a un objetivo a
fin: saber a dónde vamos, saber responder al por qué de nuestra vida.

Proceso comunicativo. En toda definición de educación se hace


referencia a que ésta es un proceso de influencia humana. Un proceso en el
que se comunica algo directa o indirectamente. En este sentido Kant al
hablar de educación dice que el hombre solo se hace hombre entre
humanos. Es algo, al menos de dos: el docente y el discente. Si el sujeto no
quisiera ser educado sería muy complicado el éxito del proceso.

Cuando se define educación se suele hacer referencia a la idea de


intencionalidad. Educarse es adquirir algo que vale la pena. Educar es
ayudar a alguien a que sea más valioso de lo que era antes de empezar el
proceso educativo y en ese sentido podríamos hablar de una cierta acción
teleológica: tanto el educador como el educando buscan un fin, un objetivo.

El concepto educación tiene que ver con un cambio hacia algo que
consideremos valioso y ese cambio no es repentino, sino gradual y
secuenciado. Cada progreso que logramos en la educación debe apoyarse
en el anterior y sirve para avanzar en los siguientes. Además, como ya
hemos dicho al principio nunca se logra la plenitud. La educación dura toda
la vida. Podríamos decir que nunca estamos ya educados si no que siempre
“estamos siendo” educados.

Por otra parte decimos que una educación es adecuada si afecta a


toda la persona, no sólo a una de sus dimensiones. Por ello en una
definición de educación suele estar presente el concepto de proceso
integral. Es decir que la educación se refiere a toda persona en su
integridad, de un modo global.

Uno de los errores históricos para definir el concepto educación es


fijarse solo en las actividades. Como hemos comentado al principio no sólo
nos educamos en la escuela, hay otros agentes educativos y cada actividad
que desarrollemos en ese entorno pueden o no ser considerada educativa.
Cuando Richard Stanley Peters se plantea esta misma cuestión propone 7
criterios para distinguir una acción educativa de otra que no la es:

 Una actividad solo es educativa si respeta la dignidad y la libertad


de quien aprende.
 Un sujeto esta educado cuando es capaz de organizar
internamente las razones de sus actos.
 Para que una acción o actividad sea educativa los sujetos tienen
que aprender algo.
 Una acción es educativa si no desorienta al alumno en el
contenido de lo que aprende. Hay dos formas habituales de
desorientar: la manipulación y el adoctrinamiento.
 Una acción es educativa cuando a través de aprendizajes los
sujetos llegan a comprender las razones de lo que aprenden.
 Una acción es educativa cuando genera cambios de estado
deseables.
 Para que una acción sea educativa tiene que generarse desde la
intencionalidad educativa del educador.

2
Profundizando en cada uno de estos criterios podemos llegar a una
más exacta concepción de lo que hemos de entender por educación.
Es conveniente por último ser capaces de distinguir algunos conceptos que
presentan ciertas similitudes con el de educación pero que al mismo tiempo
son en algo diferentes: manipulación, instrucción, entrenamiento,
enseñanza-aprendizaje, condicionamiento...

Manipulación: J. A. Ibáñez Martín da la siguiente definición: “alguna de las


formas de utilizar ciertos medios reprobables, mediante los que se pretende
evitar o modificar el desarrollo de la libertad de los sujetos”.

El manipulador busca provocar o evitar una acción o una actitud.


Busca una reacción o evitar una respuesta. No tiene nada que ver con
transmitir teorías. El manipulador oculta sus intenciones. La manipulación
afecta a los sentimientos, las actitudes, los afectos…

Ibáñez Martín establece 3 medios reprobables:

 Acudir a los instintos


 Apoyarse ilegítimamente en los afectos y las pasiones
 Impedir la reflexión.

Instrucción: proceso mediante el que se generan aprendizajes


generalmente teóricos: son muchas veces aprendizajes que sirven de base
para aprendizajes futuros. La instrucción también se caracteriza porque
suelen ser aprendizajes memorísticos, de datos o de información.

Entrenamiento o adiestramiento: es un caso especial de procesos


instructivos. En estos no enseñamos a los sujetos datos, sino destrezas.
Son procesos de instrucción porque generalmente el desarrollo de
habilidades.

Enseñanza: etimológicamente significa señalar hacia, mostrar o indicar. Es


un proceso mediante el cual un agente pretende inducir un aprendizaje en
otro.

Aprendizaje: seria a su vez el proceso mediante el cual un agente


experimenta un cambio adaptativo o bien en el pensamiento o bien en su
comportamiento. La enseñanza y el aprendizaje son procesos inseparables.
El binomio enseñanza aprendizaje si aspira a ser educativo tiene que
basarse en una intencionalidad educativa.

Condicionamiento: proceso mediante el cual un sujeto aprende una


respuesta mas o menos invariable inducida por el agente a través de la
repetición de estímulos. Se produce una vinculación entre estimulo
respuesta. Muchas veces hay un mecanismo de respuesta porque ésta no es
consciente. Es un proceso de aprendizaje adecuado en determinados tipos
de sujetos y situaciones pero no es un proceso educativo (no se cumple el
criterio de uso ni el criterio de forma), no puede dar razones de lo que ha
sucedido al sujeto. El condicionamiento suprime la capacidad de
comprender las razones de lo que se ha aprendido.

3
Adoctrinamiento: proceso mediante el cual un agente trata de implantar
deliberadamente sus propias convicciones, trata de hacerlo de forma
inamovible, el otro no puede criticar esas convicciones ideológicas porque
no encuentra razón. El que adoctrina no esconde sus pretensiones, lo hace
porque cree que es lo mejor y lo defiende y explica. En el adoctrinamiento
se oculta información, ya que el que adoctrina solo dice lo que el cree pero
no dice todo lo demás; favorece el aprendizaje pero no es un proceso
educativo, falla la intencionalidad, y el no poder dar razón de un
aprendizaje parcial.

b) Principios:

Todo sistema u obra educativa se funda en una determinada


antropología. No podrían ser iguales los principios y fines que han de guiar
la acción educativa en una institución que considere que el ser humano está
abierto a la trascendencia, de otra que posea una visión puramente
materialista. Distarán mucho los planteamientos respecto a la adquisición
de conocimientos, disciplina e incluso métodos de enseñanza si nos
apoyamos en una visión individualista, colectivista, naturalista o
personalista.

Cuando Antonio Amado2, se plantea esta cuestión propone una serie de


principios que denomina preconocidos. Estos tienen la pretensión de ser
anteriores a cualquier sistematización pedagógica y por tanto deberían ser
aceptados en cualquier sistema educativo y podrían enunciarse así:

- El sujeto de la educación es el hombre. Ya hemos visto por


qué a los aprendizajes animales no les llamaríamos
propiamente educación.
- La educación tiene que ver con la perfección del hombre:
Mediante la obra educativa se pretende que el sujeto alcance
una cierta plenitud. (En dónde resida esa plenitud será ya
motivo de controversia)
- La perfección humana es original: en el sentido de que la
educación no pretende sólo conformar al individuo con las
inclinaciones propia de su especie, sino que cada uno es único
e irrepetible y por ello capaz de elegir sus fines y los medios
para lograrlos.
- La educación del hombre es integral: No podemos hablar
de una verdadera educación que descuide algunos de los
aspectos de la vida humana. Todo sistema educativo pretende
educar al hombre en su totalidad.
- La plenitud humana es esencialmente moral: no se dice
de una persona que está bien educada ni por su inteligencia, ni
sus apetitos sensitivos, ni por sus habilidades artísticas o
deportivas. Decimos que alguien está bien educado por su
coherencia moral, por la rectitud de su voluntad. Por la
búsqueda del bien.

2
Cfr. A. Amado. La educación cristiana. Principios para una formación integral de la persona. Ed.
Balmes Barcelona 1999. p.p. 17-24.

4
- Educar es enseñar a vivir: al contrario de lo que parezca, no
pretende este principio tener un carácter utilitarista. No dice
enseñar para la vida, si no para vivir, en el sentido pleno.3
- La persona humana está llamada a buscar la verdad y el
bien. Las capacidades exclusivamente humanas son el
intelecto y la voluntad. El fin de la inteligencia es la verdad y el
de la voluntad el bien o el amor. Estamos llamados a
perfeccionar nuestra inteligencia y a colmar el anhelo de bien o
de amor y a eso ha de conducir la acción educativa.
- La persona humana es constitutivamente social. La
educación ha de hacer posible la apertura y encuentro con los
demás hombres. La socialización y el descubrimiento del otro
como valioso en sí mismo.
- La educación sólo puede realizarse en libertad. Cuando el
educando entiende que la educación es un bien y que, aunque
requiera esfuerzo éste le va a perfeccionar, es cuando se
autodeterminará procurando alcanzarlo y en ese sentido
podremos hablar de educación. En cualquier otro caso nos
referiríamos más bien a un adiestramiento.
- La obra educativa se encamina al conocimiento de sí. La
primacía de la acción educativa recae sobre el educando. No
tendría mucho sentido transmitir una serie de conocimientos
alejados de la propia intimidad y el conocimiento de uno
mismo. No es posible educar mientras el educando perciba
como algo ajeno a su vida lo que se le propone como deseable
de ser asumido.
- El proceso educativo es una comunicación de vida
íntima. El educador sólo educa a alguien, es una relación
personal y se da en un diálogo fecundamente poseído.

3
En este sentido Christopher Derrick en su obra Huid del escepticimo
se refiere a esa plenitud que se alcanza a través de una educación liberal y
señala que “Su uso referido a la educación, es claro y nada ambiguo. Si alguien ha
disfrutado de las ventajas de una buena educación liberal, sabemos que no por ello
estará cualificado para ejercer una profesión específica. Pero, por otra parte, se le habrá
estimulado a desarrollarse como persona de la manera más completa posible. Será
alguien que leerá mucho, informado, sensible; apreciará el arte, entenderá algo del
mundo, su historia y sus problemas, tendrá muchas simpatías y espíritu tolerante y, si
surgiera cualquier cuestión pública o política, sabrá darle otra salida que la del simple
prejuicio o interés particular. Tendrá cierta facilidad en las difíciles artes de leer,
escribir y pensar: dispondrá de recursos internos y será alguien con quien valga la pena
hablar” C. Derrick. Huid del escepticismo, Encuentro, Madrid 1997, p. 28.

5
c) Ámbitos

Frecuentemente al hablar del concepto de educación se suele hablar


también de ámbitos o contextos educativos 4 y es habitual presentar
una triple distinción entre educación formal, no formal e informal.

Para distinguir entre los dos primeros ámbitos se suelen utilizar dos
criterios distintos. El criterio metodológico según el cual la educación
formal utilizaría una metodología habitualmente más convencional y
predecible, mientras que la no formal podría ser más creativa e
innovadora y el criterio estructural, que es el más comúnmente
aceptado por el que se establece una diferenciación legal o
administrativa. La educación formal será aquella que está dentro del
organigrama del sistema educativo, mientras que la educación no
formal quedaría fuera del sistema educativo.

Para distinguir lo que se entiende por educación informal se acude


normalmente a la intencionalidad y así se entiende que la educación
informal no sería un proceso intencionalmente educativo (educación,
familia, publicidad...) Es también frecuente referirse a la educación
informal como esencialmente asistemática.

Se ha vertido más que suficiente literatura respecto a esta distinción


que en mi opinión no aporta realmente demasiada información
relevante. Se hacen ejercicios en las escuelas de magisterio para ver
si los alumnos son capaces de distinguir un ámbito de otro, cosa que
parece bastante sencillo atendiendo únicamente al criterio
estructural: forma parte del sistema educativo, educación formal. No
forma parte de él, pues no formal. La acción educativa es
espontánea, se produce en la familia o a través de una actividad no
sistemática o carente de una intencionalidad precisa, pues educación
informal.

En fin, para desarrollar este punto de los ámbitos de la educación, me


ha parecido conveniente no fijarme tanto en lo que podríamos llamar
contextos externos en los que se desarrolla un tipo d educación u
otro. He preferido referir esta cuestión a los ámbitos internos y así
poder hablar de dimensiones de la educación. Para ello utilizaremos
en clase el artículo del profesor Barrio titulado Dimensiones del
crecimiento humano.5

En ese artículo el profesor Barrio habla de cinco dimensiones del


crecimiento humano que son por tanto cinco dimensiones de la
educación. Estos ámbitos educativos veremos que son los que se han
desarrollado en el transcurso de la historia a través de las diferentes
teorías y modelos educativos. Estas dimensiones del crecimiento
humano son:

4
Cfr. J. Sarramona, G. Vázquez y A. Colom. Educación no formal. Editorial Ariel. Barcelona 1998
5
J.M. Barrio, Dimensiones del crecimiento humano. Op. Cit. (Artículo subido a la plataforma como
contenido complementario de clase)

6
Dimensión Intelectual. La formación intelectual no se ha de dirigir
solo al aumento cuantitativo de nuestros conocimientos. La persona
formada intelectualmente ha de ser capaz de suscitar y controlar las
operaciones mentales. Además la formación intelectual tiene una
doble finalidad educativa: por un lado, la inteligencia teórica nos
proporciona un conocimiento del mundo y de nosotros mismos en él,
y, por otro, la inteligencia práctica ha de ayudarnos a tratar con la
realidad.
De un tiempo a esta parte se viene hablando también de las
inteligencias múltiples. La inteligencia teórica, que permite la correcta
realización de las operaciones conceptuales, judicativas y discursivas;
la inteligencia práctica o capacidad de resolución de problemas, la
inteligencia, estratégica o razón instrumental, que nos permite
entender adecuadamente la relación medio-fin en las diversas
tesituras de la vida; la inteligencia social, que es la capacidad para
ponerse en el lugar del otro y el sentido de la oportunidad en la
convivencia, la inteligencia emocional que tiene mucho que ver con lo
que anteriormente hemos llamado conocimiento propio…

Tiene una gran importancia conocer qué capacidades intelectuales es


conveniente desarrollar en cada una de las etapas del proceso
evolutivo, para así adecuar las distintas materias o actividades a cada
una de ellas.

Por otro lado no podemos dejar de apuntar la indudable diversidad de


capacidades. Hay personas naturalmente mejor capacitadas en unos
ámbitos intelectuales que en otros y esto es tarea del maestro
descubrirlo y potenciarlo.

Dimensión Moral: La índole moral de la actividad educativa no se


transmite por el hecho de que el contenido de la materia sea
fundamentalmente ético. Únicamente del hombre se puede decir que
es un ser moral. si al educar lo que procuramos es tratar que el
hombre a que se humanice, sin duda ello reviste una dimensión
moral. Para que podamos hablar de que la intervención en educación
moral sea legítima deberían darse las siguientes condiciones:

a) Ejemplaridad, que el educador vaya por delante en el


esfuerzo de traer a la realidad de su propia vida los valores morales
que propone al educando;
b) Practicidad procurar que las pautas o reglas que
proponemos se transformen en principios prácticos y asumidos
libremente.
c) Equidad: sin hacer acepción de personas. El educador ha de
tratar a todos los por igual, cualquiera que sea su opción moral,
dentro de unos límites razonables.

Dimensión cívica o social. En griego, la palabra paideía tiene una


doble acepción. Se refiere a la educación de los jóvenes y a la
instrucción de las personas que componen un grupo humano amplio.

7
En la primera acepción se estaría refiriendo a la amplitud de miras,
reflejada en la conocida sentencia de Terencio: nihil humanum a me
alienum puto (a nada humano me considero ajeno), se entiende
paideía por oposición a la incultura, a la mezquindad y a la impiedad
hacia el hombre, cualquiera que sea su origen o condición.

El segundo sentido se refiere a la formación cívica y moral del


ciudadano. El ideal de la democracia griega —la vida pública, como
condición de la felicidad humana— presuponía un alto nivel educativo.
A partir de Sócrates se planteará la libertad como un tema también
moral, y así, la paideía pasará a significar la formación cívica y moral
del ciudadano.

Dimensión estético-afectiva: La afectividad es una forma peculiar


de percibir lo real como lo no indiferente, como algo que tiene que
ver con nosotros, que nos involucra y vincula; es, en fin, la forma en
la que nos vivimos a nosotros mismos afectados por lo que ocurre,
tanto fuera como dentro de nosotros mismos. Este carácter
espontáneo de los sentimientos hace que su control no sea
automático, sino intencional, y, por tanto, puedan no estar bajo el
dominio de las esferas superiores del psiquismo humano.
Habitualmente se ha prestado poca atención a los sentimientos y son,
como cualquier otra dimensión humana, educables.

Dimensión trascendente y religiosa El hombre, ser finito, posee sin


embargo una tendencia infinita a lo infinito. Una irrestricta apertura
del ser humano respecto de la totalidad de lo real. El ser humano, ser
finito, tiene una tendencia y apertura a lo absoluto, a lo infinito.
Desea encontrar sentido a lo que hace y no siempre lo encuentra. El
desarrollo de la dimensión trascendente y religiosa del ser humano no
puede ser obviado sin dejar mutilado y deforme su crecimiento como
persona. Pero tiene características diferentes según la edad y grado
de maduración.

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