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¿Qué clase de profesor quiero ser?


ALBERTO FERRANDO SAN PEDRO 10/02/2003

En un trabajo de Didáctica de la Geografía nos pidieron una redacción sobre qué tipo de
profesores queríamos ser. Yo preferí pensar en qué clase de profesor no quería ser.
Suponiendo que lo fuera, intentaría que mis clases no fueran "dictadas", de copiar y copiar. Eso
acaba resultando tedioso y cansino para el alumno y tendría como única consecuencia el
rechazo del alumno hacia mi asignatura, cosa más difícil en la universidad, porque si una clase
te resulta aburrida porque el profesor simplemente se dedica a "dictar" lo que hay en el libro,
compras el libro, te lo lees y ya volverás para el examen. Pero sí es un problema en los
institutos, ya que la asistencia es prácticamente obligatoria y el alumno que no puede evadirse
de la clase intenta pasarla de la forma más amena posible: mirando por la ventana, haciendo
dibujitos, hablando con el vecino, o incluso saboteándola tirando bolitas con el boli o pasando
notas. Todo esto es producto del aburrimiento y éste es obra del profesor, que no ha podido o
no ha querido conectar con sus alumnos. La solución es simplemente llegar a los alumnos
desde el principio, intentar caerles bien y no atosigarles con su asignatura. Casi todos los
profesores quieren que el alumno piense que su asignatura es la más importante y sólo
consiguen romper un equilibrio necesario entre todas las materias. El estudiante que se ve
atosigado por alguna cuestión traslada este malestar al resto del campo de estudios, no
encierra sus males en el ámbito que le perturba, sino que éste invade otros lugares y los
"contamina". El profesor debe ser una persona atenta y volcada en su trabajo, ya que tiene una
gran responsabilidad: formar. Y formar no es tan fácil como dar hoy el tema 1 y mañana el 2
para acabar el temario. En mi humilde opinión, si vamos retrasados con el temario es porque
algo falla: o no hay interés por parte del profesor, o por parte del alumno, éste último
condicionado por el primero. El profesor no debe dedicarse al temario, sino al alumnado que a
fin de cuentas es quien se lo tiene que aprender. No me vale la actitud del profesor que dice:
"Me da igual que habléis, porque esto yo ya me lo sé ..". Es la misma actitud pasota que están
recriminando al alumno y esto lo hace un 60% de los profesores, demostrando que esas ganas
de transmitir conocimientos se han ahogado en la rutina diaria y en la comodidad. Es muy fácil
decir o pensar que los alumnos son unos burros y que no hay nada que hacer con ellos, pero
este principio de conformismo es un comportamiento más infantil que el de los propios alumnos
y desemboca en un asco mutuo por la enseñanza. La mayoría del alumnado de institutos no
valora la enseñanza como algo útil, simplemente es algo que hay que hacer, como comer o
respirar. El paso por el centro de enseñanza es como una parada obligatoria, salvo en casos
claros donde el propio alumno, después de la Primaria, "ya tiene claro que lo suyo no es
estudiar".

Hay que conseguir la atención del alumno, que considere interesante y útil lo que está
aprendiendo. Así despertaremos su curiosidad, algo muy importante para asimilar mejor los
conceptos que recibe y ordenarlos para poder dominarlos y manejarlos mejor. Simplemente
hay que tratar de llegar a todos los alumnos, y no a la clase en general, porque cada uno es un
mundo. Hay que crear un lazo personal-profesional entre alumno y profesor, conseguir un
entendimiento mutuo, así el alumno se sentirá cómodo en clase y esto ayudará al profesor a
hacer mejor su trabajo. Un profesor debe conseguir el respeto y la confianza de los alumnos,
que te vean por la calle y puedan saludarte y hablar de temas que no están relacionados con la
docencia; pero que sepan que en el aula cada cual se dedica a una cosa y hay que ayudarse y
esforzarse para que todo vaya bien. Esto no se logra dejando que los alumnos te vean como
"un elemento más del aula", alguien que se dedica únicamente a dictar y poner negativos o
faltas sin pararte a preguntar por qué fulanito no ha hecho los deberes o menganito no vino
ayer. Todo ello requiere mucho esfuerzo por parte del profesor y esta clase de esfuerzos sólo
se hace por las cosas que te gustan de verdad y que merecen la pena.

Alberto Ferrando San Pedro es estudiante de Geografía en la Universidad de Valencia

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