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La Ingeniería Estructural ha intentado con el tiempo alcanzar una comprensión cada vez más

clara del comportamiento de las estructuras, más allá del rango lineal, bajo el cumplimiento de
la filosofía de diseño sísmico; ubicándonos en un Marco Global, el Diseño por Desempeño
sísmico ha evolucionado desde su aparición en los códigos en la década de 1990, cuando
FEMA() patrocinó el desarrollo de directrices para la evaluación sísmica y rehabilitación de
edificios existentes, marcando el inicio del Análisis No Lineal de Estructuras como una
herramienta esencial para algunas aplicaciones de diseño sísmico y del concepto de metas de
desempeño; de esta forma se produjeron varias publicaciones, que partieron desde FEMA
273(Guidelines For The Seismic Rehabilitation Of Buildings), FEMA274(Commentary On The
Guidelines For The Seismic Rehabilitation of Buildings), FEMA 276(Example Applications of the
Guidelines for the Seismic Rehabiliation), hasta el proyecto de estandarizar las normas en un
consenso entre ASCE con FEMA, que dio como resultado la normativa FEMA 356(Prestandard
and Commentary for the Seismic Rehabilitation of Buildings) que al día de hoy está bajo
vigencia.

En los últimos 70 años, los conceptos de resistencia y desempeño se han cosiderado como
sinónimos. Sin embargo, con las enseñanzas aprendidas de los sismos ocurridos durante los
últimos 25 años, se ha generado un importante cambio sobre la concepción de que, no
necesariamente un incremento en la resistencia global de una estructura puede garantizar la
seguridad y por consiguiente no reduce el daño. Los conceptos a partir de los cuales ah surgido
este planteamiento, corresponden a los principios de diseño por capacidad, los cuales fueron
introducidos en Nueva Zelanda por Park y Paulay(1975). A partir de este momento se comenzó
a desarrollar una nueva filosofía de diseño, en la cual la distribución de la resistencia a lo largo
de toda la estructura era más importante que el valor global del cortante basal de diseño.

Un importante avance consistió en identificar que una estructura aporticada podría


comportarse mejor ante una acción sísmica, s pudiera garantizarse que las rótulas plásticas se
formen en las vigas, y no en las columnas(mecanismo de viga débil – columna fuerte), y si la
resistencia de cortante de los miebros excediera a la correspondiente resistencia a flexión.
Estos dos aspectos pueden ser considerados como el inicio de la nueva filosofía de diseño
basada en el desempeño, por medio de la cual es posible controlar y predecir tanto el
comportamiento de la estructura como el potencial de daño(Paulay y Priestley,1992).

En la actualidad, los esfuerzos se concentran en desarrollar métoos de análisis, evaluación, y


diseño simples y fáciles de implementar en las diferentes normativas, que incorporen
conceptos de ingeniería basados en el desempeño, y que puedan ser aplicados tanto a las
estructuras nuevas como a las existentes. Las últimas investigaciones y propuestas se han
centrado en la incorporación explicita de la demanda de desplazamiento o punto de
desempeño y las características de respuesta inelástica, incluyendo daño acumulado en el
procedimiento de diseño.

Con el fin de definir el comportamiento deseado de las edificaciones basadas en los conceptos
de desempeño o comportamiento sísmico en múltiples niveles de severidad sísmica. Algunas
de las propuestas más relevantes son las desarrolladas por la Asociación de Ingenieros
Estructurales de California, de su comité VISON 2000 (SEAOC-1995), la guía NEHRP, el ATC-40
publicado en 1996, el programa HAZUS 99, FEMA 273 y 274.

o la aplicación de criterios económicos en el diseño sismo-resistente,


optando por estructuras menos fuertes que lo necesario. Una estructura sometida a

un movimiento sísmico severo puede sufrir daños controlados, sin llegar a

colapsar, y disipar así una parte importante de la energía absorbida, lo que significa

que al permitir degradarse la estructura puede salvarse del colapso y proteger las

vidas que se encuentran en su interior. Por tanto, el comportamiento sísmico adecuado de una
estructura depende, además de su resistencia, de su capacidad de disipar energía a partir del
instante en que sus deformaciones exceden el límite elástico, es decir, de su ductilidad. (Vera,
2011)

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