ovejas negras con los poetas decadentes, no registran mu-
jeres dandis. Postulo la nominacién para Dorothy Parker,
quien aun ganindose ta vida en la plebeya Hollywood se las
arteglé pata seguir siendo pobre, original y excesiva, siem-
pre con el amante adecuado para una infelicidad duradera
y autora de una obra de la que nunca cobrarfa derechos de
autor: [ade una réplica ingeniosa o una salida oportuna de la
que han muerto todos los testigos.
Gradiva sin Freud: Dior
En El delirioy los sueios en la Gradiva de W. Jensen (1907), Freud
analiza una nouvelle de Jensen titulada Una fantas(a pompe-
yana que le permite teconstruir, como si se tratara de una
civilizacién enterrada, el culebrén inconsciente del arqued-
logo Robert Hanold, enamorado de un bajorrelieve que re-
presenta a una muchacha que no camina como las reales:
“el pie izquierdo, adelantado, reposa por entero en el sue-
Jo mientras el otro solo se apoya sobre la punta de los de-
dos, quedando la planta y el talén casi perpendiculares a la
tierra”, Entre el relato fantastico y el caso clinico Gradiva-
Jensen, Freud cuenta, a través de la alucinacién, los sue-
fios y el viaje, el reconocimiento tardio del protagonista
Gradiva, “la que avanza”, cuyo bautismo proviene de Mars
Gradivus, nombre que se le ha dado a Marte, dios de la guerra
que marcha decidido hacia el combate, es una mujer real
amada y olvidada, Zoe Bertgang, cuyo apellido tiene el mis-
‘mo significado de Gradiva: “la que esplende al avanzar”. El
25bajorrelieve, se jacta el arqueélogo amateur Sigmund Freud
en un posfacio a su trabajo vuelto a publicar en 1912, no es
romano como pretende Jensen, sino griego y se encuentra
en el Museo Chiaramonti del Vaticano, catalogado bajo cl
niimero 644. (Estar4 aun all) Ante tanta erudicién me
permito una frivolidad: improvisar mi propia Gradiva en
Charlize Theron, Ia bella modelo que promociona el perfu-
me adore de Dior.
El arte del mirén es encontrar un inocente y no un pat-
tenaire (uno que deliberadamente se muestra), es preciso que
aquel o aquella a los que se observa estén “ensimismados!
como Gradiva (“sus rasgos delicados expresaban tna serena
indiferencia por los acontecimiento exteriores, las pupilas,
que miraban hacia adelante, en linea recta denotaban una
mirada excelente y franca y un tranquilo retraimiento sobre
s{misma”). Aparentemente, Gradiva Dior rompe esa ley, mi-
rando al que la mira desde la posicién de la cdmara, de frente
al mirén, lo manda al frente. Pero solo en apatiencia (ya se
verd, imagino poder demostratlo). En sus pasos de Gradiva,
la posicin es también “antinatural”. Cuando avanza, el pie
de adelante queda en vertical con el de atrés, lo cual da a la
marcha un equilibrio precario. Un equilibrio que ella debe
mantener cuando estira un pie, haciendo un ligero contra-
peso con el hombro contrario. La técnica le da un aire felino,
de felino en busca de su presa; es también la de un caminar
convencional de modelo, pero de modelo que, en lugar delu-
cir el atuendo, artoja a su paso joyas y vestidos. Tal el miste-
rio de esta marcha.
226
Caminares
Bette Davis, a cuyos pies no se presté gran atencién, te-
nia sin embargo un andar singularisimo. Mandaba primero
un lado de la cadera hacia delante, como si ella fuera el ba-
quiano de su marcha, luego el otro pero mucho més débil
(Manuel Puig lo imitaba a la perfeccién). El “Gradivo” John
Travolta de Fiebrede sdbado ala noche, queen su época dio que
hablar, balanceaba los hombros y, a cada paso, doblaba un
poco la rodilla del pie que adelantaba; su clave era el ritmo
como si aun en la calle continuara en el salén de baile,
En [a versi6n popular del grupo Los gedes (Berretines de
verduga) los pies estan invisibles tras la palabra ‘“caminata’”
Yel fetiche se sube y, podrfa decirse, se pasa de rosca: “con esa
caminata no precisas bailar/ i mueves esa cola de aqui para
alld/ no muevas esa cuna que yo me pongo gede/ no muevas
esa cuna me despertis el nene/ se te van a acabar los berre-
tines de verduga/ no tengas ninguna duda sé que te gusta
bien dura/todo el bartio te vacuna todo el barrio te vacuna...
Se escucha en Pompeya pero no en Ia de Freud ni la de
Jensen nila de Dior.
Coda a Freud
El deseo que va de una mujer de bajorrelieve al deseo por
una mujer que se ha conocido desde siempre, que Jensen y
Freud han extraido del olvido como los arquedlogos a las
ruinas de Pompeya, la persecucién a una sombra que desapa-
rece en un témulo y muta al encuentro con una mujer a la
que siempre se ha descado pero que yace tan enterrada en
el recuerdo como ese broche enverdecido por el tiempo que
awpertenecia a la joven a quien, seguin la leyenda, que es enemi-
ya de la ciencia, encontraron en Pompeya aun abrazada a su
chamorado antes de que todo fuera cenizas, cerca del Forum,
+s decir, el pase del yeso a la carne, estd representado en este
parrafo en el que Freud no se detiene y, a riesgo de parecer-
me a lo que él llama “psiquiatras rigidos”, que solo verfan
en Gradiva, una fantasia pompeyana un texto fetichista escrito
por un degeneré, me da pie para hablat de ese pie
“Era el dfa de mis calor desde que llegara a Pompeya y
podfa aftorarse, aun sin pensar en la arqueologia, el acue-
ducto de Pompeya seco desde hacfa dos mil afios. Las fuen-
tes esparcidas por las stradas recordaban el lugar donde
habian calmado su sed los antiguos habitantes. Como para
beber debian apoyarse en el borde ¢ inclinarse, sus manos,
como la gota de agua, habfan desgastado la piedra. Norbert
pensaba esto en la esquina de la Strada della Fortuna y sele
‘ocurrié que también Zoe Gradiva debié poner sus manos
cen ese lugar. Sin pensarlo tocé la parte gastada pero ense-
‘guida se sintié molesto por haberlo pensado, ese no era un
‘gesto que estuviese de acuerdo con una joven pompeyana
de familia importante. Hay algo degradante en 1a idea de
que hubiera podido inclinarse para tomar agua de la fuen-
te donde tomaba el populacho. Y ademés nunca habfaen-
contrado algo més fino y noble que los modales de Gradiva.
Se asusté al sospechar que ella pudiese descubrir el pensa-
miento que se le habfa ocurrido.”
2Qué le asusta al arquedlogo Norbert Hanold? Quiz la
palabra “degradante” sea mas misteriosa y tenga otras con-
notaciones mésalléde la vergitenza de descubrirque alguien
28.
de la nobleza adopta un modo de ser det populacho. Peto la
posicién inclinada, (éde rodillas?,