Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El 3 de noviembre de 2014 Sergio Jadue se sentía protegido en su templo de Quilín. Ese día,
fue reelecto por unanimidad a la cabeza de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional
(ANFP) y su administración solo recibía elogios de sus pares. Jadue fue alzado como el artífice
de los mejores contratos de la historia de la asociación y, con la ayuda de una generación
dorada de jugadores que ya había brillado en el Mundial de Brasil, nada podía fallar. Un año
más tarde, un misil disparado por el FBI desde Nueva York y que llevaba la marca de la
Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), derrumbó su templo.
A partir de ese momento, los dirigentes de los 32 clubes del Consejo de Presidentes de la
ANFP intentaron crear una muralla entre ellos y las millonarias coimas que el propio Jadue
confesó haber recibido, y los desfalcos que fueron apareciendo en la asociación. Ese muro ya
no existe. Porque lo que Jadue hizo durante los cinco años que estuvo al mando de la
asociación (2011-2015), tuvo el beneplácito y el silencio de todos. Para ello, hizo uso de su
mejor jugada: repartir los millonarios ingresos que recibía la ANFP entre los clubes asociados,
además de otorgarles créditos blandos que sobrepasaron los límites establecidos.
En total, las sociedades anónimas del futbol ingresaron a sus arcas más de $42 mil millones
entre créditos y contratos de “La Roja”, a lo que se suma la suculenta cifra que proviene del
Canal del Fútbol (CDF), la que solo en 2015 les significó otros $32.800 millones. Así, a fines
del 2014, la ANFP se había transformado en un verdadero banco que entregaba dinero a
cambio de subordinación y silencio.
Las consecuencias de todo aquello están hoy a la vista: un déficit que, según la directiva actual,
supera los $9 mil millones. Entre los dirigentes de clubes y de la ANFP hay unanimidad: Sergio
Jadue es el único culpable. Distintos directivos aseguraron a CIPER que nunca supieron de las
maniobras realizadas por la directiva anterior, porque “la información era entregada por Jadue de
manera confusa y en medio de ‘fuegos de artificio’, una estrategia que el calerano manejaba
como un maestro”.
Allí figuran los seis aumentos de remuneraciones del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli entre
2012 y 2015, los millonarios créditos a los clubes que sobrepasaban el máximo autorizado; y
también, como lo informó La Tercera, las abultadas cifras que estaban gastando los clubes por
sus plantillas técnicas y de jugadores. Un gasto sin control que dejó a 11 clubes con pérdidas
que superan los $12 mil millones durante 2015, según informó El Mercurio.
La revisión que hizo CIPER de esos archivos confirma la estrategia utilizada por Jadue: muestra
cómo desde que se instaló en el timón de la ANFP en 2011, se dispararon los préstamos que
se otorgaban a los clubes. Si en 2011 alcanzaban a $550 millones, en 2014 llegaron a $2.153
millones. En total, durante todo el período de Jadue, la ANFP prestó más de $6.500
millones a los clubes asociados.
Pero eso no es todo. Porque los clubes seguían fuertemente endeudados y estaban acosados
por las empresas de factoring. La prueba es que, a fines de 2013, la ANFP solicitó un crédito al
BBVA y al Banco Penta por US$30 millones en total, para saldar las deudas que tenían
algunos clubes con los factoring. La garantía para los bancos -y que se dejó establecida en
acta- fueron las próximas cuotas que los clubes recibirían del CDF, con la condición de que el
máximo que podía alcanzar el préstamo por club sería de US$1 millón (ver documento).
El acuerdo no fue respetado. Porque Unión La Calera, el club que presidió Jadue y que le
permitió ser elegido presidente de la ANFP, recibió US$2 millones, el doble de lo establecido,
un “regalo” que no le impidió descender esta temporada a Primera B. Los mismos US$2
millones recibió Deportes Concepción, club que fue propiedad de Nibaldo Jaque, secretario
general de la ANFP y el más estrecho aliado de Jadue. Nadie sabe qué hizo ese club con la
danza de millones que llegaron a sus arcas. Hoy, sus jugadores están impagos, el club
expulsado del fútbol profesional por morosidad y su sede cerrada. Pero la ANFP no ha
presentado querella por sus deudas, para que sea la justicia la que identifique quién o quiénes
se quedaron con esos millones.
No solo los clubes de Jadue y Jaque se beneficiaron de estos últimos préstamos. También lo
hizo Ñublense, el club propiedad del hermano del tesorero de la ANFP, Alexander Kiblisky, el
que obtuvo US$1,2 millones, sobrepasando también el límite acordado. Del resto de los 32
clubes, 18 solicitaron el máximo (US$1 millón), mientras que Curicó y San Felipe pidieron
US$400 mil y US$500 mil, respectivamente (ver nómina).
Todos estos dineros tuvieron un beneficio adicional: no pagaron impuestos porque se entregaban
a los clubes a cambio de una promesa que la ANFP garantizó: fomentar el desarrollo del fútbol
joven. Una promesa que todo indica que no se cumplió.
La fórmula que acordaron en la ANFP para repartir estos dineros, que provienen del valor en
alza que fue teniendo la selección nacional en el mercado, fue que debían ser rendidos a final
de cada año para su revisión. CIPER tuvo acceso a la documentación oficial respectiva y ella
indica que a fines de 2015 más de la mitad de los $23 mil millones repartidos, no ha sido
rendido. Un dato grafica la falta de control: en 2012 ni un solo club rindió los $1.600 millones
repartidos por ese concepto.
La primera remesa de dólares llegó en noviembre de 2012. Sergio Jadue se presentó ante el
directorio (conformado por Jorge Segovia, Cristián Varela, Nibaldo Jaque, Jaime Baeza y
Alexander Kiblisky, quien se excusó ese día) con una oferta que dejó boquiabierta a todos.
Había llegado a un acuerdo por los derechos televisivos y comerciales de la selección chilena
para las clasificatorias a Rusia 2018 por US$106 millones. El oferente: MegaSports,
perteneciente a Carlos Heller, entonces solo dirigente de Azul Azul (sería presidente a partir de
abril de 2014) y cabeza del Grupo Bethia.
El acta de esa sesión dice: “El presidente explicó la oferta que hizo la empresa (MegaSports) y
detalló cuáles son los derechos que pretende adquirir. Asimismo, las reuniones que hubo y los
derechos que se excluyeron”. El acuerdo contó con la aprobación unánime del directorio, el que
elogió la gestión de Sergio Jadue (vea acta).
Pero eso no fue todo lo que revisaron los dirigentes de los 32 clubes. El segundo punto de la
tabla fue la fórmula de reparto de esos dineros. Un obstáculo impedía concretar la promesa
hecha por Jadue. Por ser una corporación de derecho privado sin fines de lucro, no podía
repartir dineros entre sus asociados. Y se hacía prácticamente imposible al considerar que la
mayor parte de los 32 clubes asociados eran sociedades anónimas que sí tienen fines de lucro.
Todos sabían que Impuestos Internos (SII) estaba encima: había iniciado una cobranza
asociada a las transacciones y utilidades de la ANFP (se cerró el 27 de enero de 2014 con un
pago de $1.691 millones, menos del 5% de lo que debieron pagar, ver reportaje de CIPER
“Copa América: La operación relámpago de la ANFP para evitar otro round con el SII”).
No contaban con la astucia del calerano (o de sus gestores, el más importante Jorge Segovia,
entonces aún vicepresidente de la ANFP) y de la directiva que lo secundó. Porque en esa
misma sesión en que el consejo de presidentes aprobó el contrato con MegaSports, Sergio
Jadue presentó la fórmula que permitiría sortear el obstáculo por la “vía legal”: los dineros se
repartirían con excepción tributaria bajo el objetivo de promover el desarrollo del fútbol joven.
Un ejecutivo de la ANFP que fue parte de la elaboración de este plan, explicó a CIPER por qué
el fútbol joven era la solución perfecta: “Entregaba la justificación ideal para el SII, que era la
formación de futuras estrellas del balompié nacional. Un reparto del dinero que era justificado y
que tiene que ser rendido”.
Un ejecutivo de la ANFP fue el encargado en abril de 2015 de abrir los sobres ante el consejo
de presidentes. Puma ofreció un pago anual de 81.875 UF ($2.055 millones), Nike ofertó
182.449 UF ($4.479 millones) por año y Adidas 176.176 UF ($4.422 millones) también anual.
Además, dos empresas ofertaron un pago up front (por adelantado) por la firma del contrato: la
de Nike fue de 80.650 UF ($2.026 millones) y la de Adidas, 56.650 UF ($1.421 millones). Adidas
y Puma ofertaron contratos por cuatro años, mientras que Nike ofreció ocho años.
Solo Jorge Lafrentz, representante de Santiago Wanderers, esbozó una tímida cautela sobre los
montos que se estaban repartiendo: “Es delicado hablar el tema de montos, porque, lo que
ocurre, es que en la imagen popular creen que hay danzas de millones y millones y millones de
dólares; que todos los clubes con esto se hacen ricos; y hay que ser muy cuidadosos y
austeros en la comunicación de las cifras para que no exista mala interpretación, porque, por
otra parte, hay distribución del Canal del Fútbol” (ver acta).
Lafrentz tenía razón. El 12 de agosto de 2015, dos días después de la firma del contrato, se
repartieron $2.026 millones. La demora entre la adjudicación (abril) y el inicio de contrato
(agosto) tuvo una explicación que fue un presagio de la tormenta que se les vendría encima
solo meses más tarde: “Debido a que Nike está siendo investigada a propósito del caso FIFA y
FBI en la venta de derechos indumentaria deportiva de la selección de Brasil”, le explicó al
directorio de la ANFP, el secretario ejecutivo. Por esta misma razón, la casa matriz de Nike en
Estados Unidos, pidió que el contrato tuviera una fiscalización externa. La ANFP no lo creyó
necesario y no aceptó.
Hoy el problema principal para la ANFP no es Nike, sino poder demostrar que los dineros
repartidos entre los 32 clubes sin pago de impuestos, bajo la promesa de que se utilizarían en
la promoción y desarrollo del fútbol joven, efectivamente tuvieron ese destino. El dinero
reservado para las divisiones inferiores de los clubes, se encuentra en tela de juicio. Y ello,
porque en algunos clubes simplemente esa inversión no se ve.
Durante los cinco años de Jadue se repartieron unos $714 millones por club por ese concepto.
Y la responsabilidad no es solo de la ANFP. Administrativos de la asociación que tuvieron
relación con esas rendiciones, aseguraron a CIPER: “En Impuestos Internos sólo se hace una
revisión documental, pero nadie, ni la ANFP ni la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS)
o el Ministerio de Justicia, que recibe las rendiciones y memorias anuales, revisa si la compra
de indumentaria, comida o tanta otra cosa que se dice en el papel, es real o no”.
CIPER solicitó a la ANFP acceso a estas rendiciones de fútbol joven. No hubo respuesta.
También consultó al SII detalles sobre la fiscalización de estas rendiciones. Tampoco hubo
respuesta.
TODOS SABÍAN
El 24 de abril de 2015 todos los miembros del Consejo de Presidentes de la ANFP recibieron el
estado financiero del período 2014. Allí, nuevamente había constancia del déficit acumulado. En
el acta respectiva consta que solo un consejero (identificado como representante de la U. de
Chile) expresó su preocupación por las cuentas de la ANFP. Específicamente, sobre el aumento
de costos en la selección chilena:
“Nos gustaría poder preguntar acerca de un incremento importante que ha habido en los costos
de la selección nacional. ¿Cómo se ve eso hacia el futuro y cómo ven ustedes esa situación?
Porque una parte importante del aumento de los costos de la asociación tiene que ver con eso”,
dijo el consejero.
Al parecer, la respuesta por parte de la directiva fue insatisfactoria, porque el consejero insistió:
“Nosotros no tenemos ningún problema respecto a la aprobación del gasto que se hizo, más
bien, saber cuáles son las razones por las cuales ha aumentado el gasto en la selección.
Porque de acuerdo a la cifra que nosotros disponemos, ha aumentado de los $6 mil millones
(en 2011) a $11.500 millones (en 2014)” (ver acta).
Fue el propio Sergio Jadue quien le respondió: “Básicamente, en gastos en jugadores, los
premios, premios del cuerpo técnico que no estaban presupuestados, la gira que se realizó de
los trabajos preparativos para el mundial, etc. Ese es más o menos el desglose de los ítems
más importantes de lo que usted hace mención”.
En ese momento, Sergio Jadue ya había negociado dos nuevos aumentos con Jorge Sampaoli,
además de otro monto de US$200 mil que se incluyó en un anexo y que obligaba al DT a
realizar charlas y revisar la malla curricular del Instituto Nacional del Fútbol (INAF), una tarea
que cumpliría en un “informe oral” (ver reportaje de CIPER “Ultimátum de Justicia: La ANFP
cuadra la caja o se querella por las platas ‘perdidas’”).
En el mismo informe financiero de abril
que conocieron todos los dirigentes,
aparecen las “cuentas por cobrar a
clubes”. Fue la fórmula de ocultar en el
balance los préstamos que la ANFP
había entregado a los equipos,
vulnerando incluso las normas que
imponían límites. En el “estado
financiero” que revisó CIPER, ese ítem
corrobora el explosivo aumento del Jorge Sampaoli, ex entrenador de la Selección Chilena.
endeudamiento de los clubes: los
préstamos no pagados pasaron de
$334 millones en 2013 a $3.428 millones en 2014. No hubo un solo directivo de club que
reclamara o que alertara sobre ese monto. Solo silencio y aprobación. Todos aceptaron el
balance (ver “estado financiero”).
Meses más tarde, en agosto del 2015, los directivos de los clubes tuvieron otro remezón cuando
recibieron el estado financiero del primer semestre de ese año, con los flujos de caja
proyectados (del 31 de julio hasta diciembre). Para que nadie dijera que no entendió, el informe
fue acompañado de una presentación en powerpoint. Allí se incluyen los $149 millones que la
ANFP pagó a los abogados estadounidenses que Jadue contrató para su defensa en el
“escándalo FIFA”. Y los $960 millones más que se le pagarían a Sampaoli y su cuerpo técnico
en la nueva adecuación del contrato. Una modificación que le significaría a la ANFP pagar otros
$400 millones en impuestos, como consta en el informe.
Sobre el déficit acumulado, ese informe es muy claro. Tras la Copa América y considerando los
premios que se debían pagar a los jugadores por haber salido campeones en ese torneo
continental, el flujo de caja proyectado a diciembre preveía un déficit de $3.477 millones (ver
documento). Una vez más, nadie dijo nada.
Debieron pasar más de dos meses -y cuando ya era evidente que Sergio Jadue se hundía junto
a los otros directivos de la Conmebol- para que en el directorio de la ANFP se escuchara una
voz disidente. En noviembre de 2015, cuatro miembros de la directiva de la asociación por
primera vez le enrostraron a Jadue haber negociado solo con Nibaldo Jaque un contrato. Hasta
ese momento nunca les importó que Jadue gestionara solo los contratos de MegaSports, los
aumentos para Sampaoli y tampoco que decidiera unilateralmente los montos de los préstamos
a clubes. Y fue la renovación que Jadue hizo con Santa Mónica (por US$3 millones), empresa
española dedicada a la compra y venta de derechos comerciales deportivos, la que encendió la
primera mecha en el directorio (ver contratos con Santa Mónica).
Si para muchos la imagen de Jadue, saliendo de Chile rodeado de carabineros, marcó el fin de
una etapa, lo que los dirigentes del fútbol chileno no pueden decir es que recién ese día
empezaron a saber lo ocurrido. Como se ha dicho, todos supieron en distintos momentos el
déficit que se estaba acumulando. Y muchos de ellos participaron de las decisiones que
beneficiaron a sus clubes y que dejaron un forado en la corporación que hoy lideran.
Arturo Salah asumió como presidente de Blanco y Negro S.A. (Colo Colo) en abril de
2013, meses después del primer reparto de la ANFP a los clubes por el contrato de
MegaSports. En el período de Jadue, Colo Colo recibió $714 millones para el fútbol joven. A
noviembre de 2015, Blanco y Negro aún no había rendido $378 millones, correspondiente a los
repartos de 2012, 2014 y 2015.