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Morfología léxica, variación lingüística y

lexicografía: la composición léxica nominal


en el Diccionario de americanismos

CRISTINA BUENAFUENTES DE LA MATA


Universidad Autónoma de Barcelona

Resumen
Los manuales generales sobre el español de América dedican escasa atención a
los procesos de creación de palabras y menos todavía a los mecanismos composi-
tivos. Para cubrir el prácticamente inexistente tratamiento de la composición en el
español americano, esta investigación analiza la formación de compuestos léxicos
nominales en las variedades americanas desde el punto de vista formal, semántico,
diatópico, diastrático y diafásico, partiendo como corpus del Diccionario de american-
ismos publicado en 2010 por la Real Academia Española. En definitiva, este estudio no
sólo muestra la diferenciación en la creación de compuestos entre las distintas áreas
dialectales americanas y su comparación con respecto al español peninsular, sino
también la riqueza de la composición si se observa a la luz de la variación lingüística.
Abstract
The literature on American Spanish pays little attention to word formation and less
still to compounding. To bridge this gap, using as corpus the Diccionario de american-
ismos published in 2010 by Real Academia Española, this paper analyses the forma-
tion of nominal compounds in American Spanish from formal, semantic, diatopic,
diastratic and diaphasic point of view. In short, this study not only shows the differ-
ence between American dialect areas and its comparison with European Spanish
but also the richness of compounding from a language variation p ­ erspective.

En la actualidad, son numerosas las investigaciones sobre morfología léxica que


tienen en cuenta la variación diatópica. Los trabajos de carácter monográfico
(como los de Moreno de Alba 1986 o Beniers 2004, para el español de México, por
sólo citar un par de ellos) se centran, principalmente, en estudiar las particula-
ridades de algunos procesos de formación de palabras en un dialecto o lengua
concretos, mientras que las obras de carácter más general, como las gramáticas
(por ejemplo, la Nueva Gramática de la lengua española (en adelante, NGLE) (RAE
y Asale 2009)), suelen analizar los distintos procesos formativos mostrando el

BHS 94.7 (2017) https://doi.org/10.3828/bhs.2017.42


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especial comportamiento en determinados casos de una o algunas variedades.


Así pues, la observación de la variación diatópica contribuye no sólo a una mejor
descripción de los mecanismos morfológicos de creación léxica, sino también a
1
un mayor conocimiento de la propia variedad lingüística.
Pese a que cuantitativa y cualitativamente es mucho lo que se ha avanzado
en este ámbito, se hallan algunas lagunas en este sentido. Así, en los manuales
generales sobre el español de América (Lipski 1994; Vaquero 1996; Alvar 1996;
o Haensch 2002, por ejemplo), se atiende poco a los mecanismos de creación de
palabras,2 y, cuando éstos se tratan, se analizan básicamente los procesos deriva-
tivos3 (sobre todo la sufijación apreciativa). Por este motivo, si no se tienen en
cuenta las consideraciones de tipo diatópico que aparecen en algunas gramá-
ticas, como la NGLE (RAE y Asale 2009), o en algunos trabajos como el de Enguita
Utrilla (2010), no existe ningún estudio que aborde la composición de palabras
en el español de América mostrando no sólo la diferenciación entre las distintas
variedades americanas, sino también su comparación con respecto al español
peninsular. Por consiguiente, el principal propósito de esta investigación es
aportar datos que contribuyan a llenar ese vacío.
Para ello, se va a partir del Diccionario de americanismos (en adelante, DA) publi-
cado en el año 2010 por la Real Academia Española y la Asociación de Academias
de la Lengua Española.4 Varios han sido los factores que han motivado la elección
de esta obra para esta investigación. En primer lugar, se trata de un repertorio
muy completo, ya que contiene los americanismos del DRAE (RAE 2001)5 y reúne
‘los casi 150 diccionarios de americanismos (generales y nacionales) publicados
desde 1975 hasta la fecha, más algunos inéditos aún’ (RAE y Asale 2010: XXVII)
que forman parte del programa informático ARU,6 diseñado especialmente para

  1 La investigación necesaria para llevar a cabo este trabajo ha sido posible gracias a la ayuda
de la DIGICYT para los proyectos ‘Historia interna del Diccionario de la lengua castellana de
la Real Academia Española en el siglo XIX (1817–1852)’ (n.º de referencia FFI2014-51904-P)
y ‘Variación en la interfaz sintaxis-discurso’ (nº. de referencia FFI2014-56968-C4-2-P), y
al apoyo del Comissionat per Universitats i Recerca de la Generalitat de Catalunya concedido al
‘Grupo de Lexicografía y Diacronía’ (n.º de referencia 2014SGR-1438).
  2 A pesar de esto, es cierto que en la mayoría de los manuales se concede mayor o menor
extensión al léxico de cada país hispanoamericano. Sin embargo, en esta descripción no se
da cuenta de los mecanismos de formación de palabras, sino de la procedencia del léxico
americano (si son voces autóctonas o de orígenes diversos).
  3 Por ejemplo, en el manual dirigido por Manuel Alvar (1996), de los 11 capítulos dedicados a
las áreas analizadas, sólo el de Sedano y Bentivoglio hace una breve referencia a la compo-
sición léxica.
  4 Si bien los diccionarios no siempre recogen la realidad lingüística de los hablantes, en
el estudio de la morfología léxica resultan un valiosísimo banco de datos que permite
examinar de forma exhaustiva los procesos de formación de palabras. Además el DA (RAE
y Asale 2010: XXXI) en su prólogo apunta que el diccionario ‘carece de propósito norma-
tivo’ y que ‘se trabaja con la lengua oral’, aunque todas las palabras que figuran poseen
documentación escrita.
 5 Diccionario de la Real Academia Española. También se han tenido en cuenta las voces ameri-
canas aprobadas por la Real Academia Española pero no incluidas en la versión en papel
del diccionario.
 6 El programa informático ARU (‘lengua’ en aimara) es una herramienta creada por el
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7
la elaboración del DA. En segundo lugar, este diccionario distingue de forma
precisa las diferencias y similitudes entre las variedades americanas, siempre
reflejando las correspondientes isoglosas léxicas. Finalmente, esta obra presenta
un rasgo innovador como es el tratamiento de la información de tipo sociolin-
güístico, ya que indica explícitamente el contexto de uso (su registro en relación
con un determinado grupo social, su valoración y estratificación social, el estilo
o la intención comunicativa del hablante, etc.).8
Para constituir el corpus objeto de este análisis, se ha efectuado una revisión
manual del DA, seleccionando sólo las voces complejas que respondían a un proceso
de composición de tipo léxico u ortográfico y cuya categoría era ­sustantiva (se
excluyen, por tanto, los adjetivos), según se indicaba en el propio diccionario. El
concepto de composición léxica u ortográfica empleado en este trabajo parte de
las consideraciones sobre los tipos de composición expuestos en Val Álvaro 1999.
Por consiguiente, se consideran compuestos léxicos aquellas formaciones que
son el resultado de la unión gráfica de dos palabras o bases, por lo que quedan
fuera de este trabajo los compuestos cultos (porque sus bases son de procedencia
grecolatina) y los compuestos sintagmáticos (porque no presentan fusión gráfica
entre sus formantes). Del mismo modo, no se han tomado en consideración ni
aquellas estructuras que proceden de la lexicalización de sintagmas u oraciones
(por ejemplo, correquetealcanzo, bienmesabe, hueledenoche), ni las que presentaban
un nombre propio entre sus formantes (juancagado, mariamulata o sampedrito),
siguiendo, en este caso, el criterio de clasificación de Moyna (2011: 34–44).
A partir de esta revisión, se recopilaron un total de 1,250 compuestos léxicos
nominales (1,581 acepciones en total) que se introdujeron en una base de datos
con el propósito de clasificar estas formaciones desde el punto de vista formal y
morfológico (estructura interna, presencia de un nexo vocálico, origen foráneo de
alguno de los formantes, variantes gráficas, etc.) y semántico (ámbito ­semántico,
9
procesos metafóricos y metonímicos). Además, se llevó a cabo su clasificación

Departamento de Tecnología de la Real Academia Española para su uso interno que reco-
pila, como se señala en su prólogo, la mayoría de los diccionarios latinoamericanos. Este
programa permitió decodificar la información contenida en todas estas obras lexicográ-
ficas, lo cual facilitó enormemente la creación del DA.
  7 Pese a que el compendio de obras que se ha tomado como base para la elaboración del
DA destaca desde el punto de vista numérico, la Academia no indica (ni en el prólogo del
diccionario ni en su página web) la nómina de fuentes empleada. Esto plantea el problema
de la representatividad en el DA de las distintas áreas dialectales americanas y los dife-
rentes países que las constituyen. Por este motivo, pese a que los resultados del análisis
diatópico que se efectúa en § 1.3. resultan interesantes, para que adquieran mayor peso
deberían ponerse en relación a la representatividad de los países americanos en las fuentes
empleadas para la elaboración del DA, hecho que, como se ha señalado, no se ha podido
efectuar al no disponer de la nómina de fuentes del diccionario.
  8 Aunque estos tres factores son de gran valor para un estudio como el que se propone, el
análisis efectuado en esta investigación ha puesto de manifiesto algunos problemas que
plantea el DA en el análisis diatópico (véase. n. 6 y § 1.3.) y diastrático–diafásico (§ 1.4.) del
léxico que atesora.
  9 En el análisis semántico se toman los conceptos de metáfora y metonimia según los presu-
puestos de la lingüística cognitiva (véase Lakoff y Johnson 1980). La distinción entre ambos
680 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

diatópica y diastrática–diafásica a partir de la marcas lexicográficas que emplea


10
el propio diccionario. Finalmente, dado que uno de los objetivos del trabajo
es observar las diferencias en la formación de compuestos no sólo entre las
­variedades americanas sino también realizar su comparación con respecto al
español peninsular,11 se ha tenido en cuenta también si el compuesto se recoge
en el DRAE (RAE 2001) y, en caso afirmativo, cuál es su significado y si se marca
como americanismo.
Como se puede apreciar, este completo análisis de los compuestos en el español
de América quiere mostrar la gran riqueza de la creación léxica si este proceso se
observa a la luz de la variación lingüística.

12
1. Análisis de la composición léxica nominal
1.1. Análisis formal

Tal y como sostienen varios trabajos (Lang 1992: 100; Val Álvaro 1999: 4823), la
composición se emplea principalmente para crear nombres, ya que son bastante
escasos los compuestos adjetivos y, más aún, los de categoría verbal.13 Dentro de
los compuestos nominales, también se pueden establecer patrones de produc-
tividad, ya que son algunas estructuras concretas las que se dan con mayor
frecuencia, mientras otras son totalmente ocasionales. Así pues, las estructuras
compositivas que se usan en la mayoría de los casos son las que aúnan un verbo
y un nombre (54,56%), y quedan bastante alejadas las que agrupan dos nombres
(21,12%), un nombre y un adjetivo (8,08%) o el orden inverso (6,64%), y dos
verbos (1,2%). Los resultados obtenidos en el análisis de los compuestos léxicos
nominales del español peninsular (véase Buenafuentes 2007) prácticamente

fenómenos no siempre es fácil de efectuar, pero, de manera general, la metáfora se consi-


dera una comparación que se establece entre distintos dominios cognitivos basada en una
relación de semejanza, mientras que la metonimia tiene una función referencial basada
en la contigüidad existente entre las unidades lingüísticas dentro del mismo dominio
cognitivo. Por cuestiones de espacio, no se puede profundizar en ambos fenómenos. Para
ello, remitimos al estudio clásico de Lakoff y Johnson (1980) y a la cuantiosa bibliografía
existente sobre esta cuestión.
10 Se señalará en el apartado del análisis correspondiente cuáles son las marcas empleadas
en el DA.
11 Para realizar el estudio contrastivo con el español peninsular, se toman como fuente los
resultados obtenidos en Buenafuentes 2007, que parten del análisis de los 1,142 compuestos
léxicos nominales hallados en la vigésima segunda edición del DRAE (RAE 2001).
12 Para poder apreciar los procesos de cambio semántico analizados, se ofrece al lado de la
formación su definición extraída del DA bajo la voz correspondiente. Cabe tener en cuenta
que todas las acepciones del DA están adscritas a un ámbito semántico que el diccionario
recoge bajo números romanos en negrita (I., II., III., etc.). Dentro de cada ámbito semántico,
se indica con números arábigos y en negrita las distintas acepciones (I.2., II.3, III.4, etc.). En
este trabajo, se indicará después de la definición el ámbito semántico (número romano) y
la acepción (número arábigo) al que pertenece el lema, siempre que éste no corresponda al
primer ámbito semántico y a la primera acepción (es decir, cuando dicha acepción sea la I.1).
13 Según los datos obtenidos en el trabajo de Buenafuentes (2007: 408), el 69% de los
compuestos léxicos encontrados en el DRAE (RAE 2001) son de categoría sustantiva. Lejos
de este porcentaje, se hallan los adjetivos (un 27%) y los verbos (el 4%).
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coinciden con los del español de América en las estructuras de [V+N]n (50,94%),
[N+N]n (27,45%) y [V+V]n (1,63%). Hay un ligero cambio en cuanto a la frecuencia
de los compuestos nominales de [N+A]n y [A+N]n, ya que en español peninsular es
más habitual crear compuestos con un adjetivo antepuesto al sustantivo (8,95%)
que al contrario (6,36%) (véase Tabla 1):

Tabla 1. Distribución de las estructuras compositivas en el español americano


y  peninsular
Español americano Español peninsular
a
(total: 1250) (total: 1142)
Nº casos Porcentaje Nº casos Porcentaje
[V+N]n 682 54,56% 591 50,94%
b
[N+N]n 264 21,12% 305 27,45%
c
[N+A]n 101 8,08% 69 6,36%
[A+N]n 83 6,64% 104 8,95%
 a Los totales que se ofrecen, tanto del español peninsular como del americano, responden a todas
las estructuras halladas, mientras que en la tabla sólo se hacen constar las más frecuentes. Los
porcentajes se han efectuado teniendo en cuenta el total de formaciones.
  b Se incluyen aquí los compuestos que aúnan dos sustantivos independientemente de cuál es el
núcleo de la formación.
  c En este patrón compositivo se consideran también aquellas formaciones que son el resultado de
la nominalización del patrón adjetival.

Formalmente, estas cinco estructuras pueden presentar dos rasgos: en primer


lugar, la presencia de una vocal de enlace entre los dos miembros del compuesto
y, en segundo lugar, que uno de los constituyentes sea un extranjerismo.
La presencia de una -i- como nexo vocálico es algo característico de los
compuestos nominales que reúnen un sustantivo y un adjetivo,14 como coliblanco
‘ave de corral […]’ o rabipelado ‘tacuacín, zarigüeya’, y también de adjetivo y
sustantivo, como altipuerto ‘aeropuerto para avionetas situado en zonas altas
de montaña’, aunque otras estructuras compositivas poseen también esa vocal
de enlace que muestra la relación coordinativa entre los dos miembros del
compuesto. De ahí que existan formaciones de [N+i+N]n (floricuerno ‘planta […]’
o boliqueso ‘bolitas crujientes de harina de maíz con queso’), [V+i+V]n (comicalla
‘gofio de maíz tostado y molido’ o metisaca ‘persona entrometida’) y [N+i+V]n
(alipego ‘persona que se junta a otras sin haber sido invitada’).
En cuanto a la procedencia extranjera de uno de los constituyentes, se trata de
un aspecto distintivo de la composición en el español americano, ya que en español

14 En la lengua latina también se utilizaba este enlace, con el fin de mostrar que el primer
elemento ejercía la función de determinante y, por tanto, dependía del que aparecía en
segunda posición. Por ello, García Lozano (1993: 207), refiriéndose exclusivamente a los
compuestos adjetivales de [N+A], sostiene que se trata ‘de un compuesto de tipo culto’,
aunque, en estos casos no se puede afirmar que esta i sea heredada de la lengua latina, sino
que surgió por imitación de la lengua clásica debido a la moda latinizante que se desarrolló
en el siglo XV (véase Pérez Vigaray 1994; Sánchez López 2003).
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peninsular no se hallan casos de este tipo (véase Buenafuentes 2007). Los extran-
jerismos que intervienen más frecuentemente en la creación de compuestos son
los anglicismos (como en cocowash ‘lavado de cerebro’, de coco, ‘cabeza’, y del ingl.
wash, ‘lavado’; o wachacarros ‘vigilante de automóviles’, de to watch, ‘vigilar’, y
carro) y las voces procedentes de alguna lengua indígena (mecahilo ‘cordel, cuerda
fina’, del nahua mecatl, ‘cuerda’ y de hilo; o corralmeca ‘chilillo, arbusto’, de corral,
y de la voz nahua mecatl, ‘cuerda’). Formalmente, estos extranjerismos pueden
presentar un proceso de adaptación al español y pueden aparecer en posición
antepuesta o pospuesta, como se puede comprobar a partir de los ejemplos.
Un rasgo diferenciador de los compuestos que se han analizado es la posibi-
lidad de crear el vocablo acortando el cuerpo fónico de uno de sus miembros,
15
es decir, generando un acrónimo. En ocasiones, el acortamiento es ocasional
como en grindio ‘persona hondureña que ha adquirido las costumbres de los
estadounidenses (I.3)’, de gringo e indio; machimbre ‘técnica de ensamblaje […]’, de
macho y hembra; choripán ‘emparedado de chorizo asado’, de chorizo y pan; notebrio
‘notario con tendencia a emborracharse’, de notario y ebrio) y en otros la voz
acortada suele ser más habitual fuera de la formación e incluso puede funcionar
de forma autónoma (motovía ‘vía de circulación para motos’, de motocicleta y vía;
frigobar ‘minibar […]’, de frigorífico y bar; furgorruta ‘servicio de transporte en
furgonetas por rutas determinadas’, de furgoneta y ruta).
Por su parte y como es bien sabido, los compuestos nominales formados por un
verbo y un sustantivo presentan un comportamiento especial respecto al plural:
a pesar de que el segundo de los miembros del compuesto presenta en la mayoría
de los ejemplos la marca de plural, su número es singular. A este respecto, Alvar
(1984: 94) señala que ‘la abundancia de compuestos con forma de plural […] debe
ser explicada porque en la mayoría de ellos participa un verbo de acción que
exige el objeto en plural, a no ser que lo nombrado con el sustantivo sea único
(girasol), o se quiera especificarlo individualizándolo (cazatorpedero)’. Uno de los
aspectos distintivos que se han obtenido del análisis de los compuestos léxicos
nominales [V+N]n americanos con respecto al español peninsular es que la flexión
numérica del segundo elemento del compuesto puede comportar distinciones de
tipo semántico, como sucede en bajapanti ‘copa de bebida alcohólica muy fuerte’
~ bajapantis ‘bajablumer, mujeriego’, parabrisa ‘parabrisas, bastidor con cristal
del automóvil’ ~ parabrisas ‘párpado’ o soplamoco ‘bofetada’ ~ soplamocos ‘figura
de papel doblado varias veces que, al meter los dedos entre los pliegues y tirar
de ellos, produce un sonido fuerte y áspero’, entre otros. Cabe tener en cuenta,
sin embargo, que es posible documentar la variante con -s con el significado del
compuesto que no presenta dicha marca (por ejemplo, soplamocos con el valor de
‘bofetada’). Pese a ello y aunque en español peninsular también es posible hallar
ejemplos de este tipo, en el español de América se ha observado que esta posibi-
lidad de distinguir significados a partir de la adición de la -s se da en muchos más

15 Según Pena (2002: 296), la acronimia es un ‘procedimiento de formación complejo que


resulta de la combinación simultánea de dos procesos simples: acortamiento y composi-
ción’. En este trabajo, tratamos también estos casos de acronimia porque no dejan de ser
un proceso compositivo.
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casos, lo que demuestra las posibilidades creativas de las variedades lingüísticas


americanas.
Aunque las estructuras señaladas en el tabla 1 sean las más productivas,
también se han hallado otros patrones minoritarios que exponemos a continua-
ción: [Adjetivo + Adjetivo]N (infantojuvenil ‘menor de dieciocho años con conducta
delictiva’, anchilarga ‘vehículo de carga […]’), [Adverbio + Nombre]N (biembienes
‘ser mítico dominicano […]’), [Verbo + Adverbio]N (vuelacerca ‘jonrón, batazo’),
[Verbo + Adjetivo]N (rascabonito ‘sarna […]’), [Nombre + Verbo]N (tijerachupa ‘halcón
tijereta’), [Adverbio + Adjetivo] (siempreviva ‘planta […]’, biencuidado ‘persona que
se dedica a cuidar automóviles […]’) o [Nombre + Adverbio] (centroforward ‘centro-
delantero’). Todas ellas muestran la variedad de esquemas que pueden emplearse
en composición, si bien la mayoría no resulta ser demasiado productiva.

1.2. Análisis semántico16


Los compuestos hallados en el DA se utilizan con mucha frecuencia para hacer
referencia a tres ámbitos semánticos específicos: en primer lugar, a las personas,
normalmente, desde el punto de vista peyorativo; en segundo lugar, a las plantas
y, finalmente, a los animales. Existen otros campos semánticos que poseen
también una cantidad considerable de compuestos, como el de los alimentos, las
partes del cuerpo, los vehículos o las prendas de vestir; sin embargo, se sitúan a
mucha distancia de los antes señalados (véase Tabla 2).
Tabla 2. Distribución de las estructuras compositivas más frecuentes en función
del ámbito semántico y de su pertenencia al español americano y peninsular

Español americano Español peninsular

[V+N] [N+N] [A+N] [N+A] [V+N] [N+N] [A+N] [N+A]


Insultos 117 29 8 24 94 3 5 5
(15,1%) (3,7%) (1%) (3,1%) (22,2%) (0,7%) (1,2%) (1,2%)
Profesiones 74 14 4 8 74 13 1 1
(9,6%) (1,8%) (0,5%) (1%) (17,5%) (3,1%) (0,2%) (0,2%)
Utensilios 94 18 2 2 41 6 3 0
(12,1%) (2,3%) (0,25%) (0,25%) (9,7%) (1,4%) (0,7%) (0%)
Plantas 109 32 20 22 44 28 7 12
(14%) (4,1%) (2,6%) (2,8%) (10,4%) (6,6%) (1,7%) (2,8%)
Animales 96 32 15 54 42 21 7 17
(12,4%) (4,1%) (1,9%) (7%) (9,9%) (5%) (1,7%) (4%)
a
TOTAL 774 424
  a Los totales no corresponden a todos los compuestos del corpus, sino sólo a aquellos que
hacen referencia a los ámbitos semánticos más frecuentes, según se indica en la tabla. Los
porcentajes se han realizado a partir del total de formaciones que se han asignado a cada
uno de los ámbitos semánticos.
16 Se ha estructurado este apartado según los ámbitos semánticos más frecuentes, ya que
se quiere enfatizar precisamente en las particularidades semánticas de la composición.
Dentro de cada campo semántico, se señalan los patrones compositivos más productivos.
684 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

Como se ha descrito, los compuestos se emplean para la designación de


entidades humanas, ya sea para caracterizarlas en cuanto a su comportamiento
o aspecto desde un punto de vista negativo (191 casos, 24,7%), ya sea para hacer
17
referencia a su oficio u ocupación (105 casos, 13,6%).
En cuanto a los apelativos despectivos y humorísticos, destacan por su alta
productividad y por describir cualquier tipo de característica propia del ser
humano en cuanto a su físico, sus hábitos, su comportamiento o su moral,
normalmente a través de un punto de vista negativo. Así, se pueden hallar
compuestos que hacen referencia a personas aduladoras o serviles (chupacal-
cetines, huelepedos, lustrabotas); alborotadores, matones, fanfarrones o alocados
(arrastracuero, buscapleitos); sujetos despreciables o de malas intenciones (corta-
rrostro, malavaina); individuos de mal carácter o descarados (torofuego (I.2), rajadia-
blos); personas con algún defecto físico (boquejaiba, mirasiete (I.2)); individuos con
algún defecto intelectual o pusilánimes (bocabierta, bolastristes, cagacatre); sujetos
18
con malos hábitos o maleducados (boligoma, manilargo); vagos o personas calle-
jeras (patechucho, rascablanquillos); tramposos, mentirosos o falsos (malaley, zampa-
limones (II.1)); torpes o distraídos (boquiabierta); sujetos cobardes (huelebicho);
chismosos o entrometidos (llevaitrae, metecuentos); y pesados o impertinentes
(quitagustos).
Además, se puede considerar que este proceso se extiende a aquellas forma-
ciones en las que a partir del compuesto se hace referencia a un oficio de forma
peyorativa, o bien porque se reduce a su faceta menos valorada, o bien porque
se destaca que el trabajo se desempeña de manera poco satisfactoria. Este es el
caso de cagatinta ‘abogado que ejerce su profesión ilegalmente o con descuido’,
chupasangre ‘abogado’, chiflamicas ‘músico mediocre’ o piantavotos ‘político que,
por su conducta o su mala imagen pública, hace perder votos a su partido’.
Como se desprende de todos los ejemplos señalados, los esquemas que se
utilizan para designar este tipo de realidad son variados, aunque predominan
los compuestos de verbo y sustantivo y de nombre y adjetivo, que son los más
frecuentes de manera general, tal y como se ha descrito anteriormente.
Por otro lado, dentro de las designaciones de entidades humanas, el compuesto
no siempre parte de un punto de vista peyorativo. También la composición sirve
para hacer referencia a aspectos positivos de las personas (a veces con intención
humorística), aunque su productividad se halla muy alejada de los compuestos en
los que la visión del individuo es negativa. Esto sucede en apagafuegos ‘mediador
de un conflicto’ (III.1), mamichula ‘mujer muy atractiva, hermosa’ o peladientes
‘persona sonriente’. En este sentido, destacan aquellos compuestos que hacen
referencia a algún aspecto físico del individuo sin que se observe un juicio de
valor negativo, como barbilindo ‘joven que comienza a tener barba’, cagaleche
‘persona de piel blanca’ (III.1) o comearroz ‘persona de ojos pequeños y rasgados’.

17 Téngase en cuenta que los recuentos se refieren a todas las estructuras compositivas, no
sólo a las más frecuentes.
18 Se incluyen aquí los compuestos que refieren a actitudes socialmente estigmatizadas como
las relacionadas con el comportamiento sexual.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 685

En cuanto a los compuestos que se refieren a la profesión u ocupación de


un individuo, la mayoría de ellos tienen la estructura que reúne un verbo y
19
un nombre. De este modo, los compuestos verbonominales siguen el esquema
persona que X (primer elemento) Y (segundo elemento) y su significado es totalmente
composicional, como sucede en botabasura ‘persona que recoge basura’, guarda-
líneas ‘en el futbol, juez de línea’, lavacopas ‘en bares y restaurantes, empleado
encargado de limpiar las copas […]’ o lustrabotas ‘limpiabotas’. Sin embargo,
algunos de ellos han experimentado un proceso metafórico como en mascafierros
‘persona que trabaja con hierro o con cualquier objeto que tenga metal’ o traga-
húmos ‘bombero’. Cabe advertir en este ámbito semántico que suelen ser muy
habituales los compuestos referidos a ocupaciones socialmente estigmatizadas
o individuos cuyos actos son delictivos. En este sentido, destacan las denomi-
naciones que aluden a prostitutas, a ladrones o a personas pobres o indigentes,
como, por ejemplo, chupachupa ‘prostituta que se encuentra en las carreteras y
se dedica exclusivamente a la felación’ (III.1), sacasebo ‘prostituta barata’ (II.1)
o rompecatres ‘prostituta’, para el primer caso; pelacables ‘ladrón que se dedica
a robar cables del tendido eléctrico o telefónico’, cortabolsas ‘ladronzuelo’ o
manolarga ‘ladrón’, para el segundo; y carasucia ‘niño o muchacho pobre, sin
recursos suficientes para vivir’ o pelabola ‘persona muy pobre, indigente’, para
el último.
Aparte de la designación de personas, los compuestos nominales pueden
aludir a animales (203 casos, 26,2%). Tanto Lloyd (1968) como Bustos Gisbert
(1986) sostienen que, en los compuestos verbonominales, las aves y los insectos
son los tipos de animales en los que se utiliza más esta clase de composición
(véase Bustos Gisbert 1986: 289). Sin embargo, en los compuestos del español
americano las aves representan el grupo más numeroso (50,73%) con diferencia
con respecto a otras clases de zoónimos como los peces (15,76%), los insectos
(11,33%), los reptiles (9,85%) y otros animales (12,31%).
Uno de los procesos semánticos más habituales en los compuestos que designan
animales es la metonimia, a través de la cual se hace referencia al animal por
medio de una particularidad de éste (la parte por el todo). Lo más frecuente es
que se unan un sustantivo, que normalmente hace referencia a una parte del
cuerpo del animal, y un adjetivo, que caracteriza a ese sustantivo en función de
su aspecto, sobre todo de su color (con presencia de una -i- como nexo vocálico
o no), como sucede en aliblanca ‘paloma […], con una lista blanca prominente en
el ala’, brazolargo ‘mono […] patas y cola muy largas’, picofeo ‘tucán, ave’ o boqui-
chico ‘pez […] de boca protáctil en forma de ventosa […]’. Sin embargo, también
son posibles metonimias en las que los dos elementos del compuesto aluden a
una determinada acción realizada por el animal (la acción por el animal) como en
hueleflor ‘colibrí’, cortapalo ‘coleóptero […] sus larvas son xilófagas’, chupapiedras
‘pez […] y boca en forma de ventosa’; a la forma de alimentarse que tiene el

19 Aunque se dan algunos casos, de forma esporádica, que reflejan otras estructuras como en
guardiacárcel ‘persona encargada en las cárceles de la vigilancia y custodia de los presos’ o
miloficios ‘persona que realiza diversos oficios, sin especializarse en ninguno’.
686 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

animal, tanto si es real o atribuida por el hablante (la forma de alimentarse por el
animal) como en comesebo ‘ave […] que suele alimentarse de la grasa de animales
muertos’, limpiamundo ‘zopilote, ave carroñera’ o chupamocos ‘abeja pequeña que
busca los orificios de los oídos y narices de las personas’ (III.1); o que se refiera
al hábitat donde acostumbra a moverse el ave (el hábitat por el animal) como en
aguamuerta ‘medusa varada en la playa’ (II.1) o malagua ‘medusa’.
También se pueden observar distintos esquemas de metaforización en estos
zoónimos. Así, destaca la metáfora de imagen20 (véase Lakoff 1987), sobre todo,
en los compuestos coordinativos. De este modo, los miembros del compuesto
hacen referencia a dos animales a los que se parece el animal que designa el
compuesto en su totalidad (físicamente o en cuanto a su comportamiento). Esto
es lo que ocurre con palabras como gallogallina ‘capón de la gallina que es cebado
para su posterior consumo’, micoleón ‘oso melero’ o gallipato ‘tingua azul (ave)’.
Por otro lado, también es habitual, aunque menos frecuente, el empleo de
las metáforas de imagen en las que la forma o el aspecto de algo externo se
proyectan sobre la realidad que se quiere designar. Esto sucede en cuentacacao
‘araña venenosa […] que deja […] una cadena de salpullidos parecidos a la semilla
de cacao’ o cuatronarices ‘serpiente […], que tiene fosas faciales con órganos sensi-
bles al calor’. También se pueden dar combinaciones de las metáforas de imagen
con la metonimia, como en el caso de ojobuey ‘jurel ojón (pez)’ (I.2), ya que se hace
referencia a todo el animal a partir de una parte de su cuerpo.
Asimismo existen ejemplos en los que la metáfora reside en una personifica-
ción, en la que se proyectan propiedades humanas sobre el referente, como en
reinamora ‘ave […]’, o vacamuchacho ‘garrapatero, ave’.
Otro de los campos en los que es muy frecuente hallar compuestos es el de las
plantas (199 casos, 25,7%). Los fitónimos presentan una variedad de estructuras
compositivas que van desde las de nombre y adjetivo, dos nombres o dos verbos,
hasta la más habitual, que es la que reúne un verbo y un sustantivo.
Desde el punto de vista semántico, el ámbito designativo de las plantas es uno
de los grupos donde es más difícil interpretar la significación del compuesto a
partir de los dos elementos que lo forman, aunque se pueden establecer algunos
patrones semánticos. Lo más habitual es que el compuesto responda a un proceso
semántico de metonimia. Normalmente se destaca una característica especial de
la planta y mediante ésta se hace referencia a la planta en su totalidad (la carac-
terística de la planta por la planta). Este rasgo destacable puede hacer alusión a
sus propiedades (cañahueca ‘planta […], de tallo recto, cilíndrico, hueco y nudoso
[…]’, pegapega ‘planta cuyos frutos se adhieren a todo aquello que los roza, […]’),
sus usos (matapiojo ‘arbusto […] se utiliza como antiparasitario e insecticida’,
ahogabecerro ‘árbol […], las hojas sirven para alimentar a las reses’, quebrapedra
‘hierba […] se usa para eliminar piedras de riñón y de vesícula’, sacatinta ‘arbusto
[…] la hoja en agua produce un tinte azul para colorear el lino: […]’, matagusano
‘hierba […] se usa para curar heridas agusanadas de los animales’ (II.1), rajatebién
‘árbol […] su madera se emplea en la carpintería y la construcción’) o sus efectos

20 La metáfora de imagen es una expresión metafórica ‘única’, basada en una reflejo visual.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 687

(rompeculo ‘variedad del guineo […] que suele producir diarreas’, matapalo ‘planta
[…] que termina estrangulando al árbol que le sirve de sostén […]’ (I.3), picapica
‘planta trepadora […] que producen una urticaria en la piel’).
Los procesos metafóricos se producen con menos frecuencia y, en estos casos,
la metáfora más abundante es la personificación, como sucede en malvecino
‘árbol’ o milhombres ‘pareira brava (enredadera)’. Aparte de la personificación,
también se usan rasgos procedentes de animales para designar plantas como
en lengüevaca ‘hierba […]’. También se desarrollan metáforas de imagen como
en nuevehojas ‘arbusto trepador […]’, cuatrofilos ‘variedad de plátano’, terciopelo
‘arbusto […] cubiertos de pelos espinosos en la superficie exterior’ (I.7), rabojunco
‘palo salvaje, árbol’, floricuerno ‘planta de tallo cilíndrico colgante […]’, espiritu-
santo ‘orquídea […] adornados en el centro con lo que parece una paloma’ o
zapatolongo ‘zapotón (árbol)’ (en este último compuesto, también se puede consi-
derar que se realiza una reificación o cosificación, ya que se proyectan rasgos de
un objeto sobre la designación final de la planta).
Por último, las plantas muestran, en ocasiones, tal opacidad que la selección
de los integrantes del compuesto resulta muy difícil de hallar sólo a partir de su
significado. Este es el caso de compuestos como amorseco ‘amor seco (botoncillo,
planta herbácea)’ o cinconegritos ‘arbusto’.
Un grupo numeroso de compuestos (117 casos, 15,1%) hace referencia a
instrumentos, aparatos o utensilios que tienen una determinada función.
Destacan también en este ámbito designativo los compuestos con la estructura
de verbo y sustantivo. De hecho, esta propiedad de crear voces que designan
instrumentos es lo que confiere productividad a este esquema, pues muchos
de los nuevos aparatos que se van inventando se han nombrado mediante un
compuesto de este tipo. En muchos vocablos, la interpretación del compuesto se
deduce a partir de sus constituyentes, como en apoyacabeza ‘reposacabezas […]’,
barrenieves ‘máquina para limpiar de nieve los caminos’, cortalambre ‘instrumento
del zapatero para cortar clavos’ o destapabotellas ‘destapador’. Sin embargo, se
pueden hallar formaciones en las que intervienen metáforas conceptuales como
en chupacabras ‘pinza que sirve para sujetar el pelo que tiene dos filas de dientes
similares a un peine’ (II.1), mataburro ‘parachoques delantero de un automóvil,
hecho de barras muy salientes de hierro o acero’ (II.1) o metáforas basadas en
la animalización, combinadas con metonimias, como en patecabra ‘herramienta
consistente en una barra metálica con un extremo terminado en forma de uña y
el otro en forma de cincel, usada en labores de demolición’ (I.2).
Para terminar con este análisis semántico, se han hallado realidades desig-
nadas a través de un mecanismo compositivo, eso sí, bastante alejadas en
número de los campos designativos analizados hasta el momento. Así, se utiliza
la composición para hacer referencia a alimentos (77 casos, 9,9%) (sopaborracha
‘marquesote bañado con un licor, […]’, morcipán ‘emparedado de morcilla asada’),
vehículos (38 casos, 4,9%) (bicitaxi ‘triciclo de alquiler, con asiento doble detrás
del conductor, […]’, anchilarga ‘vehículo de carga dedicado al transporte terrestre
caracterizado por ser muy ancho y muy largo’, portacoronas ‘vehículo de una
688 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

empresa funeraria […]’), líquidos aptos o no aptos para el consumo (34 casos,
4,4%) (aguadulce ‘bebida que se prepara con miel de caña de azúcar disuelta en
agua hirviendo y, opcionalmente, con leche’, yuscatonic ‘trago compuesto de
aguardiente yuscarán, jugo de limón y agua tónica’, quitapesares ‘aguardiente’),
partes del cuerpo (32 casos, 4,1%) (tontobellaco ‘dedo corazón’, mangomechudo
‘vulva’, parabrisas ‘párpado’), prendas de vestir (31 casos, 4%) (trajebaño ‘traje de
baño’, tapaleche ‘prenda interior femenina […]’, culifalda ‘minifalda’), juegos (18
casos, 2,3%) (culosucio ‘juego de naipes […]’, quitacamisa ‘juego de naipes […]’),
armas o utensilios punzantes (17 casos, 2,2%) (seisluces ‘revólver’, botacabeza
‘variedad de machete de hoja recta y punta afilada’, conchanácar ‘pistola […]’
(II.1)) y enfermedades (15 casos, 1,9%) (pringapié ‘diarrea’, sieteluchas ‘enfermedad
de la piel de las personas que produce escozor’).
En todos estos casos, la composicionalidad semántica es variable, ya que
existen formaciones bastante transparentes en cuanto a su significado (picahielo
‘punzón largo y puntiagudo para picar las barras de hielo’, portasenos ‘sujetador’),
pero en otras desentrañar su motivación es prácticamente imposible (cansaperro
‘reumatismo’, chupabesitos ‘dulce de miel de panela’).
Uno de los hechos que pone de manifiesto este análisis es la gran riqueza y
productividad que presenta la composición léxica nominal. Esto se hace evidente
no sólo por el número de vocablos que se han recogido, sino por la gran variedad
de realidades a las que se puede hacer referencia mediante un compuesto de esta
clase. Sin embargo, como se ha podido comprobar, pese a otros referentes, la
composición es un mecanismo frecuentemente utilizado en la creación léxica de
determinados ámbitos designativos, principalmente en el léxico de la flora y de
la fauna y en la designación de personas.

21
1.3. Análisis diatópico
La variación diatópica posee una estrecha relación con la productividad en
composición, ya que una misma noción puede estar designada por distintos
compuestos según los países (en algunos sólo cambiando uno de los miembros
del compuesto, pero en otros, los dos constituyentes son distintos). Por ejemplo,
La llovizna persistente se denomina mojabobos en gran parte de Centroamérica y
del área caribeña (a veces con alternancia con espantaflojos, como en Colombia). Se
la llama mojatontos o empapatontos en México y en algunos países centroamericanos;
calabobos en España y en parte del área caribeña, y matapajaritos en Chile. (RAE y
Asale 2009: § 11.8v)

21 El análisis que se efectúa en esta investigación es, en origen, diatópico al centrarse en el


español americano. En este apartado, pues, se van a examinar las diferencias diatópicas
existentes entre los países americanos, basándonos en la marcación que ofrece el DA. Las
marcas que emplea el DA se refieren a los distintos países hispanohablantes: Cuba, Puerto
Rico, República Dominicana, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Venezuela, Colombia,
Perú, Bolivia, Ecuador, México, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala,
Panamá y Estados Unidos, véase el ‘Guía del consultor’ (RAE y Asale 2010: XLIII).
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 689

Un análisis general de los compuestos hallados demuestra que el DA es un


22
repertorio diferencial y dialectal, tal y como se afirma en su prólogo. Así, el
83,99% de las voces compuestas son exclusivas del DA, es decir, no aparecen
en la vigésima segunda edición del diccionario académico.23 En cuanto al resto
de formaciones, pese a que 257 (16,25%) figuran en el DRAE (RAE 2001), en 210
voces compuestas (13,28%) el DA ofrece distinta significación. Obviamente, los
vocablos compuestos que se hallan tanto en el DRAE de 2001 como en el DA
presentan una marca diatópica en el diccionario académico de 2001 (a excepción
de 34 casos que en el DRAE no presentan ninguna marca diatópica).
El examen de la marcación diatópica de los compuestos léxicos revela tenden-
cias de productividad interesantes en función de los países americanos. Pese a
que este análisis se halla ligado a la representatividad que se concedió a cada
país dentro del propio diccionario, en nuestra opinión, los resultados obtenidos
pueden servir como un reflejo aproximado de las pautas actuales en la forma-
24
ción de compuestos desde el punto de vista dialectal.
En este sentido, países como Bolivia, Honduras, Puerto Rico y Chile muestran
una tendencia mayor hacia la formación de compuestos, ya que superan o se
aproximan a las 200 voces. Contrariamente, se observan algunos países en los
que la composición parece no ser un recurso tan utilizado, a tenor de lo refle-
jado en el DA. Se trata de Paraguay, Venezuela, Guatemala y Costa Rica, donde
no llegan a las 100 voces compuestas. El resto de países se halla en una horquilla
entre los 130 y 200 vocablos formados por composición.25
En aquellas áreas dialectales formadas por distintos países, se aprecia una
diferencia notable entre ellos, quizás provocada por la distinta representatividad
que el DA le concedió a cada país dentro de las distintas áreas dialectales. Así, en
la zona de México y Centroamérica, los países que presentan un mayor número
de compuestos son Honduras (231), Nicaragua (199) y México (196), seguidos de
cerca por Panamá (167) y El Salvador (170). Por el contrario, Costa Rica (103) y
Guatemala (100) no son tan propensos a la composición dentro de esta área. En
cuanto a la zona del Río de la Plata, es Argentina el país que posee un mayor
número de compuestos (183). Uruguay (128) y, sobre todo, Paraguay (87) se
hallan muy alejados en cuanto a formadores de compuestos. En la zona andina,

22 El estudio de Fernández Guerrero (2012: 57) basado en el análisis de los anglicismos en el


DA llega también a la misma conclusión.
23 Se ha tomado el DRAE (RAE 2001) como reflejo del español peninsular, aislando los ameri-
canismos señalados por la propia obra a través de la marcación lexicográfica. Se ha prescin-
dido, por tanto, de la consulta a otras fuentes lexicográficas, por ser el DRAE un diccionario
general. No se han podido contrastar los datos con la vigésima tercera edición del diccio-
nario académico publicada en 2014 dado que esta investigación se efectuó antes de su
publicación.
24 Sería interesante contrastar estos resultados con otras fuentes lexicográficas centradas
en las distintas variedades americanas (diccionarios de peruanismos, mexicanismos, etc.),
para confirmar o no estas tendencias.
25 Cabe advertir que una misma voz puede estar presente en varios países a la vez. De ahí que
no se puedan ofrecer porcentajes. Por este motivo, se señala entre paréntesis el número de
casos obtenidos según los datos extraídos del DA.
690 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

es Bolivia (217) el país con mayor número de compuestos con gran diferencia
respecto a Perú (175) y a Ecuador (169). También destaca Puerto Rico (192) dentro
de la zona antillana frente a Cuba (133) o República Dominicana (134). Final-
mente, en el área del Caribe Continental se produce un contraste entre los dos
países que la constituyen, ya que Colombia (191) prácticamente dobla en número
de voces a Venezuela (99) (véase Tabla 3).

Tabla 3. Número y porcentaje de compuestos autóctonos según los países

Número de compuestos por país Porcentaje de compuestos autóctonos por país

País Nº compuestos País % compuestos

Honduras 231 Puerto Rico 64,06%

Bolivia 217 Colombia 47,12%

Chile 211 Chile 48,81%

Nicaragua 199 Panamá 44,91%

México 196 México 44,38%

Puerto Rico 192 Cuba 43,60%

Colombia 191 Honduras 41,12%

Argentina 183 Perú 36,57%

Perú 175 Rep. Dominicana 35,07%

El Salvador 170 Argentina 30,60%

Ecuador 169 El Salvador 30,58%

Panamá 167 Ecuador 29,58%

Cuba 133 Venezuela 26,26%

Rep. Dominicana 134 Bolivia 23,96%

Uruguay 128 Guatemala 19,44%

Costa Rica 103 Costa Rica 19,00%

Guatemala 100 Nicaragua 15,57%

Venezuela  99 Paraguay 11,49%

Paraguay  87 Uruguay  9,37%

Nota: Los países se han ordenado de mayor a menor. Además, se agrupan con una línea aquellos
países con un número de compuestos prácticamente superior a 200, por un lado, y aproximadamente
inferior a 100, por otro; y países con un porcentaje de compuestos autóctonos superior a casi un 45%,
por un lado, e inferior aproximadamente a 25%, por otro. Los porcentajes de compuestos autóctonos
se han realizado tomando como base el total de compuestos por país.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 691

Cabe tener presente que muchos de los compuestos que se emplean en un país
son compartidos también por otros países, es decir, una misma formación puede
ser utilizada por dos o más áreas dialectales. Sin embargo, es posible hallar voces
compuestas que son exclusivas de un país. Este hecho permite afinar más en
cuanto a las áreas geográficas en las que se recurre más a la composición al
observar que un número importante de los compuestos hallados sólo se utilizan
en esa zona concreta. Así, en Puerto Rico, Colombia, Chile, Panamá y México
entre el 45% y el 65% de las voces halladas son autóctonas, lo que ratificaría
esa tendencia a la creación léxica a través de la composición. Por otro lado,
sorprende que en Bolivia, uno de los países que se ha revelado como especial-
mente propenso a la composición, sólo un 23,96% de las voces sea exclusivo.
Por su parte, Uruguay o Nicaragua, que presentaban un número importante
de compuestos según se ha mostrado, también poseen un porcentaje pobre de
compuestos autóctonos, ya que éstos sólo representan un 9,37% y un 15,57%,
respectivamente.
En cambio, Venezuela, Guatemala o Costa Rica, que destacan por ser países
donde la composición no es tan frecuente, muestran un porcentaje elevado
en cuanto a formaciones propias, que se sitúa entre el 19% y el 26%. Pudiera
pensarse que este porcentaje no es demasiado elevado, pero si lo comparamos
con el de otros países en los que el número de compuestos hallados está entre los
130 y 230 vocablos, como, por ejemplo, Ecuador, El Salvador o Bolivia (donde se
supera las 230 voces), pero cuyo porcentaje de compuestos exclusivos es similar,
alrededor del 24–25%, la representatividad de la composición en estos países
adquiere mayor relevancia.
En otros países, como Perú, Honduras, República Dominicana y Argentina
se puede considerar que se reafirma su tendencia a la composición, ya que el
porcentaje de compuestos autóctonos se sitúa entre el 30% y el 40%, mientras
que en países como Paraguay se ratifica su poca propensión hacia la creación
de compuestos, debido a que, además de presentar pocas voces compuestas en
general, sólo un 10% de éstas son exclusivas de este país (véase Tabla 3: Porcen-
taje de compuestos autóctonos por país; y la nota adjunta).

1.4. Análisis diastrático y diafásico

El DA presenta una compleja marcación de las voces en relación con las


cuestiones de índole diastrática y diafásica, tal y como se ha señalado en la
introducción de este artículo. Como sostiene Muñoz Armijo, ‘la principal
innovación que supone el Diccionario de americanismos es la presencia de un
notable componente sociolingüístico y pragmático de los lemas, que no tienen
un sentido neutro, que sirve para atestiguar cuál es el uso real de la lengua de
los lemas que se recogen’ (2012: 622). Esta marcación destaca desde el punto
de vista cuantitativo pero también cualitativo. En primer lugar, se realiza una
división entre marcas ­sociolingüísticas (que, a su vez, se clasifican en cuatro
subtipos según su pertenencia a un registro, su valoración social, su sociolecto y
692 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

Tabla 4. Número de compuestos según las marcas sociolingüísticas y


­pragmáticas del Diccionario de americanismos

carcelario (2)
delincuencial (5)
drogadicción (8)
estudiantil (3)
Perteneciente a un registro de infantil (5)
b
un grupo social (64) juvenil (5)
policial (2)
prostitución (2)
rural (32)
Marcas sociolingüísticas (533)a
urbano (0)
prestigioso (3)
c eufemístico (5)
Valoración social hablante (58)
vulgar (35)
tabú (15)
culto (4)
Sociolecto (204)
popular (200)
esmerado (4)
Estilo de lengua (170)
espontáneo (166)
afectuoso (0)
despectivo (17)
d
Marcas pragmáticas (37) festivo (19)
hiperbólico (0)
e
satírico (1)

 a Cabe tener en cuenta que las voces pueden presentar conjuntamente distintas marcas. Por
ejemplo, arrancapapas ‘pene’ posee las marcas sociolingüísticas rur. y vulg. Por este motivo, se
indica entre paréntesis el número de voces y no su porcentaje.
  b Pese a que el DA considera que la marca juvenil pertenece a la frecuencia de uso (junto con poco
usado y obsolescente) y las marcas rural y urbano a las de tipo geográfico, en nuestra opinión, sería
más adecuado clasificarlas como pertenecientes a un registro de un determinado grupo social.
  c Según la ‘Guía del consultor’ del DA (RAE y Asale 2010: L), las voces marcadas como prestigiosas
son aquellas tenidas por elegantes y refinadas, mientras que las que tienen la marca vulgar son
las consideradas zafias y groseras. Las palabras marcadas con tabú ‘ofrecen serias limitaciones
sociales de uso porque resultan ofensivas para ciertos interlocutores […]. Al no poder usarlas
en ciertos contextos comunicativos (algunos hablantes en ninguno de ellos), se recurre a los
­eufemismos, lexemas que significan lo mismo que el tabú pero que poseen una forma más
amable y por ello tolerada por la sociedad’ (RAE y Asale 2010: L).
 d El DA no ofrece en su ‘Guía del consultor’ una diferenciación de las cuatro marcas.
  e La marca satírico (sat.) no aparece recogida como marca pragmática en la ‘Guía del consultor’
del DA. Sin embargo, se emplea en la microestructura. Al no aportar información alguna, no es
posible saber qué se considera satírico y qué diferencia existe con respecto a otras marcas como,
por ejemplo, festivo.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 693
26
su estilo de lengua) y marcas pragmáticas. Gracias a esta distinción, es posible
llegar a la conclusión de que la composición nominal en el español americano
tiende a generarse en situaciones marcadas desde el punto de vista sociolin-
güístico o pragmático, ya que el 31,18% de los compuestos recogidos están
marcados en este sentido. Además, es posible afinar más esta afirmación, ya
que existen ámbitos sociolingüísticos y pragmáticos que muestran una mayor
aparición de compuestos (véase Tabla 4). Así, el registro perteneciente al ámbito
rural presenta un número de compuestos nominales importante, frente a otros
como el de la drogadicción o el juvenil. Si se tiene en cuenta la valoración
social del hablante, el sociolecto y el estilo de lengua, la composición nominal
suele generarse en un contexto informal, tal y como demuestra que sean más
frecuentes las voces marcadas como vulgares, populares y espontáneas. Final-
mente, en cuanto a la intención comunicativa destacan aquellas voces con valor
despectivo y festivo.
En segundo lugar, otra de las innovaciones del DA es la posibilidad de coapari-
ción de marcas en una misma voz que, en los vocablos compuestos, se produce
en 208 casos (véase Tabla 5). En estos ejemplos, las marcas que acostumbran
a aparecer conjuntamente restringiendo el uso de un compuesto son, por un
lado, las referidas al sociolecto y al estilo de lengua, y, por otro, las de tipo
pragmático. Así destacan aquellas voces que se emplean tanto en el sociolecto
culto como popular, pero siempre y cuando el estilo de lengua sea espontáneo.
Además de este ámbito de uso, también son habituales las formaciones en las
que, además de darse el contexto anterior (culto y popular, pero de estilo espon-
táneo), pragmáticamente presentan un valor despectivo o festivo. Finalmente,
la composición nominal también se produce en contextos populares, desde el
punto de vista del sociolecto, y despectivos y festivos, desde el punto de vista
27
pragmático.

26 Las marcas sociolingüísticas se clasifican atendiendo a cuatro parámetros: a) pertene-


ciente a un registro específico (carcelario, delincuencial, drogadicción, estudiantil, infantil,
policial, prostitución); b) referente a la valoración social hecha por la comunidad de habla
(prestigioso, eufemístico, vulgar y tabú); c) relativa al parámetro estratificatorio, es decir, a
los niveles socioculturales o sociolectos (culto y popular); y d) indicadora del estilo de una
lengua (esmerado y espontáneo). Las marcas pragmáticas señalan la intención comunicativa
del hablante en un tono más o menos formal (afectuoso, despectivo, festivo e hiperbólico) (véase
la ‘Guía del consultor’ (RAE y Asale 2010: XLIX)). En algunos de estos parámetros, el DA
es más preciso, pues señala qué entiende cuando se añade una determinada marca a un
vocablo (por ejemplo, se explicita qué se entiende por vulgar, eufemístico o tabú), pero en
otros casos (como en las marcas festivo o afectuoso) no se dan detalles de su definición.
27 Se indica entre paréntesis el número de voces que presentan esta marcación. Según se
señala en la ‘Guía del consultor’, el símbolo ^ representa la adición (la coocurrencia de
dos marcas), mientras que el signo → se emplea para expresar la condicionalidad. Esto
significa que ante una información como ‘cult → espon’ se debe interpretar que ‘si es
sociolecto culto, entonces el estilo es espontáneo’, es decir, que si se da en ese sociolecto
estará obligatoriamente empleado en un contexto de espontaneidad. Además, si hallamos
una voz marcada con ‘cult → espon^fest’, aparte de la interpretación anterior, se debe
entender que al estilo espontáneo se le añade una intención comunicativa concreta, en
este caso, festiva.
694 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)

Tabla 5. Coocurrencia de marcas sociolingüísticas y pragmáticas del Diccionario


de americanismos

Marcación Ejemplo Marcación Ejemplo

cult.→ esm. (4) bordemar ‘orilla fest.^sat. (1) mataburro ‘diccionario’


del mar’

cult.→ espon. (2) soplanucas pop.+cult. → espon. (102) comequeso ‘alcahuete’


‘homosexual’

espon.^desp. (1) culifalda pop.+cult.→ espon.^desp. coliflor ‘hombre


‘minifalda’ (29) homosexual’

pop.^desp. (18) cortanotas pop.+cult.→ espon.^fest. boquejaiba ‘persona de


‘violinista’ (30) boca muy grande’

pop.^fest. (19) guardapeos pop.+cult.→ aboguebrio ‘abogado


‘pantalón espont.^desp.^fest. (2) que se emborracha
ancho’ frecuentemente’

Finalmente, cabe tener presentes las marcas relacionadas con la frecuencia


de uso. Pese a que una de las directrices del DA es reflejar el léxico actual o usual
(véase la página XXXII de la ‘Guía del consultor’), se puede hallar un número
importante de compuestos nominales que presentan la marca de poco usado
(79 casos) o bien la de obsolescente (29 casos). De hecho, una de las carencias
del DA es el ‘peregrino’28 criterio de la frecuencia de uso que se emplea, ya
que el establecimiento de lo que es usual se realiza en función de su presencia
en los países según su número de hablantes, no de habitantes.29 Esto provoca
que ‘una acepción poco frecuente en México, multiplicada por el número de
sus habitantes, la vuelve más usual que cualquier acepción frecuente en Cuba
o en El Salvador, por ejemplo’ (Lara 2012: 353). Por tanto, es muy probable que
realmente las voces compuestas poco usadas u obsolescentes en realidad no lo
sean en determinados países, ya que pueden haber sido escasamente documen-
tadas en las zonas geográficas con mayor número de hablantes, pero muy repre-
sentadas en países con menos hispanohablantes.

28 Éste es el adjetivo con el que Lara califica el tratamiento de la frecuencia de uso en el DA.
Como acertadamente señala este autor, quizás el criterio de frecuencia de uso debería ser
sustituido por el de dispersión, concepto con gran tradición en la estadística en el ámbito
de la lingüística.
29 El DA (RAE y Asale 2010: XXXVIII) ofrece una tabla en la que aparecen los distintos países
americanos en función del número de hispanohablantes: México (104 millones), Estados
Unidos (45), Colombia (42), Argentina (36), Perú (27), Venezuela (23), Chile (15), Ecuador
(12), Cuba (11), Guatemala (11), Bolivia (8,5), R. Dominicana (8), El Salvador (6,5), Honduras
(6), Paraguay (6), Nicaragua (5), Puerto Rico (4), Costa Rica (3,8), Uruguay (3,2) y Panamá (3).
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 695

Conclusiones

Como se ha podido comprobar, los mecanismos de formación de palabras por


composición en el español peninsular y en el americano presentan muchas simili-
tudes. En este sentido, las estructuras que confieren productividad a la composi-
ción son las mismas en el español de España. Quizás lo más destacable sea que en
español americano se utilizan anglicismos e indigenismos como constituyentes
a la hora de crear compuestos, pero en lo fundamental el español americano
y el peninsular crean compuestos con las mismas pautas de formación. Desde
el punto de vista semántico, los compuestos tanto de España como de América
también manifiestan un comportamiento similar, ya que los ámbitos designa-
tivos con más voces son idénticos. En definitiva, nuestro análisis ha mostrado
que el proceso de composición parece no mostrar diferencias demasiado signifi-
cativas a uno y otro lado del Atlántico.
Si bien los datos pueden estar relacionados con la mayor o menor represen-
tatividad de cada país en el propio diccionario, el análisis diatópico realizado ha
permitido dar cuenta de ciertas tendencias. Por ejemplo, se ha observado que
existen ciertos países, como Honduras, Bolivia y Chile, que presentan una mayor
disposición a la formación de compuestos, mientras otros, como Paraguay, no
son tan propensos a crear compuestos. Además, sobresalen países como Bolivia
o Nicaragua que, pese a poseer un número de formaciones elevado, tienen un
bajo porcentaje de compuestos autóctonos, es decir, no compartidos con otras
variedades; en cambio otros, como Venezuela, Guatemala o Costa Rica, con un
número de compuestos no tan alto, destacan por poseer un número considerable
de creaciones autóctonas.
Finalmente, este análisis ratifica la relación existente entre la composición y
la espontaneidad en el lenguaje. Se ha podido observar que muchas formaciones
están marcadas contextualmente, ya que se emplean con una intención despec-
tiva, humorística o festiva. Obviamente, el DA no es un diccionario normativo,
algo que sí que caracteriza al DRAE (RAE 2001), lo que permite al DA dar cabida
a muchas más formaciones compuestas generadas a partir de la propia esponta-
neidad de los hablantes.

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