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Resumen
Los manuales generales sobre el español de América dedican escasa atención a
los procesos de creación de palabras y menos todavía a los mecanismos composi-
tivos. Para cubrir el prácticamente inexistente tratamiento de la composición en el
español americano, esta investigación analiza la formación de compuestos léxicos
nominales en las variedades americanas desde el punto de vista formal, semántico,
diatópico, diastrático y diafásico, partiendo como corpus del Diccionario de american-
ismos publicado en 2010 por la Real Academia Española. En definitiva, este estudio no
sólo muestra la diferenciación en la creación de compuestos entre las distintas áreas
dialectales americanas y su comparación con respecto al español peninsular, sino
también la riqueza de la composición si se observa a la luz de la variación lingüística.
Abstract
The literature on American Spanish pays little attention to word formation and less
still to compounding. To bridge this gap, using as corpus the Diccionario de american-
ismos published in 2010 by Real Academia Española, this paper analyses the forma-
tion of nominal compounds in American Spanish from formal, semantic, diatopic,
diastratic and diaphasic point of view. In short, this study not only shows the differ-
ence between American dialect areas and its comparison with European Spanish
but also the richness of compounding from a language variation p erspective.
1 La investigación necesaria para llevar a cabo este trabajo ha sido posible gracias a la ayuda
de la DIGICYT para los proyectos ‘Historia interna del Diccionario de la lengua castellana de
la Real Academia Española en el siglo XIX (1817–1852)’ (n.º de referencia FFI2014-51904-P)
y ‘Variación en la interfaz sintaxis-discurso’ (nº. de referencia FFI2014-56968-C4-2-P), y
al apoyo del Comissionat per Universitats i Recerca de la Generalitat de Catalunya concedido al
‘Grupo de Lexicografía y Diacronía’ (n.º de referencia 2014SGR-1438).
2 A pesar de esto, es cierto que en la mayoría de los manuales se concede mayor o menor
extensión al léxico de cada país hispanoamericano. Sin embargo, en esta descripción no se
da cuenta de los mecanismos de formación de palabras, sino de la procedencia del léxico
americano (si son voces autóctonas o de orígenes diversos).
3 Por ejemplo, en el manual dirigido por Manuel Alvar (1996), de los 11 capítulos dedicados a
las áreas analizadas, sólo el de Sedano y Bentivoglio hace una breve referencia a la compo-
sición léxica.
4 Si bien los diccionarios no siempre recogen la realidad lingüística de los hablantes, en
el estudio de la morfología léxica resultan un valiosísimo banco de datos que permite
examinar de forma exhaustiva los procesos de formación de palabras. Además el DA (RAE
y Asale 2010: XXXI) en su prólogo apunta que el diccionario ‘carece de propósito norma-
tivo’ y que ‘se trabaja con la lengua oral’, aunque todas las palabras que figuran poseen
documentación escrita.
5 Diccionario de la Real Academia Española. También se han tenido en cuenta las voces ameri-
canas aprobadas por la Real Academia Española pero no incluidas en la versión en papel
del diccionario.
6 El programa informático ARU (‘lengua’ en aimara) es una herramienta creada por el
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 679
7
la elaboración del DA. En segundo lugar, este diccionario distingue de forma
precisa las diferencias y similitudes entre las variedades americanas, siempre
reflejando las correspondientes isoglosas léxicas. Finalmente, esta obra presenta
un rasgo innovador como es el tratamiento de la información de tipo sociolin-
güístico, ya que indica explícitamente el contexto de uso (su registro en relación
con un determinado grupo social, su valoración y estratificación social, el estilo
o la intención comunicativa del hablante, etc.).8
Para constituir el corpus objeto de este análisis, se ha efectuado una revisión
manual del DA, seleccionando sólo las voces complejas que respondían a un proceso
de composición de tipo léxico u ortográfico y cuya categoría era sustantiva (se
excluyen, por tanto, los adjetivos), según se indicaba en el propio diccionario. El
concepto de composición léxica u ortográfica empleado en este trabajo parte de
las consideraciones sobre los tipos de composición expuestos en Val Álvaro 1999.
Por consiguiente, se consideran compuestos léxicos aquellas formaciones que
son el resultado de la unión gráfica de dos palabras o bases, por lo que quedan
fuera de este trabajo los compuestos cultos (porque sus bases son de procedencia
grecolatina) y los compuestos sintagmáticos (porque no presentan fusión gráfica
entre sus formantes). Del mismo modo, no se han tomado en consideración ni
aquellas estructuras que proceden de la lexicalización de sintagmas u oraciones
(por ejemplo, correquetealcanzo, bienmesabe, hueledenoche), ni las que presentaban
un nombre propio entre sus formantes (juancagado, mariamulata o sampedrito),
siguiendo, en este caso, el criterio de clasificación de Moyna (2011: 34–44).
A partir de esta revisión, se recopilaron un total de 1,250 compuestos léxicos
nominales (1,581 acepciones en total) que se introdujeron en una base de datos
con el propósito de clasificar estas formaciones desde el punto de vista formal y
morfológico (estructura interna, presencia de un nexo vocálico, origen foráneo de
alguno de los formantes, variantes gráficas, etc.) y semántico (ámbito semántico,
9
procesos metafóricos y metonímicos). Además, se llevó a cabo su clasificación
Departamento de Tecnología de la Real Academia Española para su uso interno que reco-
pila, como se señala en su prólogo, la mayoría de los diccionarios latinoamericanos. Este
programa permitió decodificar la información contenida en todas estas obras lexicográ-
ficas, lo cual facilitó enormemente la creación del DA.
7 Pese a que el compendio de obras que se ha tomado como base para la elaboración del
DA destaca desde el punto de vista numérico, la Academia no indica (ni en el prólogo del
diccionario ni en su página web) la nómina de fuentes empleada. Esto plantea el problema
de la representatividad en el DA de las distintas áreas dialectales americanas y los dife-
rentes países que las constituyen. Por este motivo, pese a que los resultados del análisis
diatópico que se efectúa en § 1.3. resultan interesantes, para que adquieran mayor peso
deberían ponerse en relación a la representatividad de los países americanos en las fuentes
empleadas para la elaboración del DA, hecho que, como se ha señalado, no se ha podido
efectuar al no disponer de la nómina de fuentes del diccionario.
8 Aunque estos tres factores son de gran valor para un estudio como el que se propone, el
análisis efectuado en esta investigación ha puesto de manifiesto algunos problemas que
plantea el DA en el análisis diatópico (véase. n. 6 y § 1.3.) y diastrático–diafásico (§ 1.4.) del
léxico que atesora.
9 En el análisis semántico se toman los conceptos de metáfora y metonimia según los presu-
puestos de la lingüística cognitiva (véase Lakoff y Johnson 1980). La distinción entre ambos
680 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)
12
1. Análisis de la composición léxica nominal
1.1. Análisis formal
Tal y como sostienen varios trabajos (Lang 1992: 100; Val Álvaro 1999: 4823), la
composición se emplea principalmente para crear nombres, ya que son bastante
escasos los compuestos adjetivos y, más aún, los de categoría verbal.13 Dentro de
los compuestos nominales, también se pueden establecer patrones de produc-
tividad, ya que son algunas estructuras concretas las que se dan con mayor
frecuencia, mientras otras son totalmente ocasionales. Así pues, las estructuras
compositivas que se usan en la mayoría de los casos son las que aúnan un verbo
y un nombre (54,56%), y quedan bastante alejadas las que agrupan dos nombres
(21,12%), un nombre y un adjetivo (8,08%) o el orden inverso (6,64%), y dos
verbos (1,2%). Los resultados obtenidos en el análisis de los compuestos léxicos
nominales del español peninsular (véase Buenafuentes 2007) prácticamente
coinciden con los del español de América en las estructuras de [V+N]n (50,94%),
[N+N]n (27,45%) y [V+V]n (1,63%). Hay un ligero cambio en cuanto a la frecuencia
de los compuestos nominales de [N+A]n y [A+N]n, ya que en español peninsular es
más habitual crear compuestos con un adjetivo antepuesto al sustantivo (8,95%)
que al contrario (6,36%) (véase Tabla 1):
14 En la lengua latina también se utilizaba este enlace, con el fin de mostrar que el primer
elemento ejercía la función de determinante y, por tanto, dependía del que aparecía en
segunda posición. Por ello, García Lozano (1993: 207), refiriéndose exclusivamente a los
compuestos adjetivales de [N+A], sostiene que se trata ‘de un compuesto de tipo culto’,
aunque, en estos casos no se puede afirmar que esta i sea heredada de la lengua latina, sino
que surgió por imitación de la lengua clásica debido a la moda latinizante que se desarrolló
en el siglo XV (véase Pérez Vigaray 1994; Sánchez López 2003).
682 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)
peninsular no se hallan casos de este tipo (véase Buenafuentes 2007). Los extran-
jerismos que intervienen más frecuentemente en la creación de compuestos son
los anglicismos (como en cocowash ‘lavado de cerebro’, de coco, ‘cabeza’, y del ingl.
wash, ‘lavado’; o wachacarros ‘vigilante de automóviles’, de to watch, ‘vigilar’, y
carro) y las voces procedentes de alguna lengua indígena (mecahilo ‘cordel, cuerda
fina’, del nahua mecatl, ‘cuerda’ y de hilo; o corralmeca ‘chilillo, arbusto’, de corral,
y de la voz nahua mecatl, ‘cuerda’). Formalmente, estos extranjerismos pueden
presentar un proceso de adaptación al español y pueden aparecer en posición
antepuesta o pospuesta, como se puede comprobar a partir de los ejemplos.
Un rasgo diferenciador de los compuestos que se han analizado es la posibi-
lidad de crear el vocablo acortando el cuerpo fónico de uno de sus miembros,
15
es decir, generando un acrónimo. En ocasiones, el acortamiento es ocasional
como en grindio ‘persona hondureña que ha adquirido las costumbres de los
estadounidenses (I.3)’, de gringo e indio; machimbre ‘técnica de ensamblaje […]’, de
macho y hembra; choripán ‘emparedado de chorizo asado’, de chorizo y pan; notebrio
‘notario con tendencia a emborracharse’, de notario y ebrio) y en otros la voz
acortada suele ser más habitual fuera de la formación e incluso puede funcionar
de forma autónoma (motovía ‘vía de circulación para motos’, de motocicleta y vía;
frigobar ‘minibar […]’, de frigorífico y bar; furgorruta ‘servicio de transporte en
furgonetas por rutas determinadas’, de furgoneta y ruta).
Por su parte y como es bien sabido, los compuestos nominales formados por un
verbo y un sustantivo presentan un comportamiento especial respecto al plural:
a pesar de que el segundo de los miembros del compuesto presenta en la mayoría
de los ejemplos la marca de plural, su número es singular. A este respecto, Alvar
(1984: 94) señala que ‘la abundancia de compuestos con forma de plural […] debe
ser explicada porque en la mayoría de ellos participa un verbo de acción que
exige el objeto en plural, a no ser que lo nombrado con el sustantivo sea único
(girasol), o se quiera especificarlo individualizándolo (cazatorpedero)’. Uno de los
aspectos distintivos que se han obtenido del análisis de los compuestos léxicos
nominales [V+N]n americanos con respecto al español peninsular es que la flexión
numérica del segundo elemento del compuesto puede comportar distinciones de
tipo semántico, como sucede en bajapanti ‘copa de bebida alcohólica muy fuerte’
~ bajapantis ‘bajablumer, mujeriego’, parabrisa ‘parabrisas, bastidor con cristal
del automóvil’ ~ parabrisas ‘párpado’ o soplamoco ‘bofetada’ ~ soplamocos ‘figura
de papel doblado varias veces que, al meter los dedos entre los pliegues y tirar
de ellos, produce un sonido fuerte y áspero’, entre otros. Cabe tener en cuenta,
sin embargo, que es posible documentar la variante con -s con el significado del
compuesto que no presenta dicha marca (por ejemplo, soplamocos con el valor de
‘bofetada’). Pese a ello y aunque en español peninsular también es posible hallar
ejemplos de este tipo, en el español de América se ha observado que esta posibi-
lidad de distinguir significados a partir de la adición de la -s se da en muchos más
17 Téngase en cuenta que los recuentos se refieren a todas las estructuras compositivas, no
sólo a las más frecuentes.
18 Se incluyen aquí los compuestos que refieren a actitudes socialmente estigmatizadas como
las relacionadas con el comportamiento sexual.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 685
19 Aunque se dan algunos casos, de forma esporádica, que reflejan otras estructuras como en
guardiacárcel ‘persona encargada en las cárceles de la vigilancia y custodia de los presos’ o
miloficios ‘persona que realiza diversos oficios, sin especializarse en ninguno’.
686 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)
animal, tanto si es real o atribuida por el hablante (la forma de alimentarse por el
animal) como en comesebo ‘ave […] que suele alimentarse de la grasa de animales
muertos’, limpiamundo ‘zopilote, ave carroñera’ o chupamocos ‘abeja pequeña que
busca los orificios de los oídos y narices de las personas’ (III.1); o que se refiera
al hábitat donde acostumbra a moverse el ave (el hábitat por el animal) como en
aguamuerta ‘medusa varada en la playa’ (II.1) o malagua ‘medusa’.
También se pueden observar distintos esquemas de metaforización en estos
zoónimos. Así, destaca la metáfora de imagen20 (véase Lakoff 1987), sobre todo,
en los compuestos coordinativos. De este modo, los miembros del compuesto
hacen referencia a dos animales a los que se parece el animal que designa el
compuesto en su totalidad (físicamente o en cuanto a su comportamiento). Esto
es lo que ocurre con palabras como gallogallina ‘capón de la gallina que es cebado
para su posterior consumo’, micoleón ‘oso melero’ o gallipato ‘tingua azul (ave)’.
Por otro lado, también es habitual, aunque menos frecuente, el empleo de
las metáforas de imagen en las que la forma o el aspecto de algo externo se
proyectan sobre la realidad que se quiere designar. Esto sucede en cuentacacao
‘araña venenosa […] que deja […] una cadena de salpullidos parecidos a la semilla
de cacao’ o cuatronarices ‘serpiente […], que tiene fosas faciales con órganos sensi-
bles al calor’. También se pueden dar combinaciones de las metáforas de imagen
con la metonimia, como en el caso de ojobuey ‘jurel ojón (pez)’ (I.2), ya que se hace
referencia a todo el animal a partir de una parte de su cuerpo.
Asimismo existen ejemplos en los que la metáfora reside en una personifica-
ción, en la que se proyectan propiedades humanas sobre el referente, como en
reinamora ‘ave […]’, o vacamuchacho ‘garrapatero, ave’.
Otro de los campos en los que es muy frecuente hallar compuestos es el de las
plantas (199 casos, 25,7%). Los fitónimos presentan una variedad de estructuras
compositivas que van desde las de nombre y adjetivo, dos nombres o dos verbos,
hasta la más habitual, que es la que reúne un verbo y un sustantivo.
Desde el punto de vista semántico, el ámbito designativo de las plantas es uno
de los grupos donde es más difícil interpretar la significación del compuesto a
partir de los dos elementos que lo forman, aunque se pueden establecer algunos
patrones semánticos. Lo más habitual es que el compuesto responda a un proceso
semántico de metonimia. Normalmente se destaca una característica especial de
la planta y mediante ésta se hace referencia a la planta en su totalidad (la carac-
terística de la planta por la planta). Este rasgo destacable puede hacer alusión a
sus propiedades (cañahueca ‘planta […], de tallo recto, cilíndrico, hueco y nudoso
[…]’, pegapega ‘planta cuyos frutos se adhieren a todo aquello que los roza, […]’),
sus usos (matapiojo ‘arbusto […] se utiliza como antiparasitario e insecticida’,
ahogabecerro ‘árbol […], las hojas sirven para alimentar a las reses’, quebrapedra
‘hierba […] se usa para eliminar piedras de riñón y de vesícula’, sacatinta ‘arbusto
[…] la hoja en agua produce un tinte azul para colorear el lino: […]’, matagusano
‘hierba […] se usa para curar heridas agusanadas de los animales’ (II.1), rajatebién
‘árbol […] su madera se emplea en la carpintería y la construcción’) o sus efectos
20 La metáfora de imagen es una expresión metafórica ‘única’, basada en una reflejo visual.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 687
(rompeculo ‘variedad del guineo […] que suele producir diarreas’, matapalo ‘planta
[…] que termina estrangulando al árbol que le sirve de sostén […]’ (I.3), picapica
‘planta trepadora […] que producen una urticaria en la piel’).
Los procesos metafóricos se producen con menos frecuencia y, en estos casos,
la metáfora más abundante es la personificación, como sucede en malvecino
‘árbol’ o milhombres ‘pareira brava (enredadera)’. Aparte de la personificación,
también se usan rasgos procedentes de animales para designar plantas como
en lengüevaca ‘hierba […]’. También se desarrollan metáforas de imagen como
en nuevehojas ‘arbusto trepador […]’, cuatrofilos ‘variedad de plátano’, terciopelo
‘arbusto […] cubiertos de pelos espinosos en la superficie exterior’ (I.7), rabojunco
‘palo salvaje, árbol’, floricuerno ‘planta de tallo cilíndrico colgante […]’, espiritu-
santo ‘orquídea […] adornados en el centro con lo que parece una paloma’ o
zapatolongo ‘zapotón (árbol)’ (en este último compuesto, también se puede consi-
derar que se realiza una reificación o cosificación, ya que se proyectan rasgos de
un objeto sobre la designación final de la planta).
Por último, las plantas muestran, en ocasiones, tal opacidad que la selección
de los integrantes del compuesto resulta muy difícil de hallar sólo a partir de su
significado. Este es el caso de compuestos como amorseco ‘amor seco (botoncillo,
planta herbácea)’ o cinconegritos ‘arbusto’.
Un grupo numeroso de compuestos (117 casos, 15,1%) hace referencia a
instrumentos, aparatos o utensilios que tienen una determinada función.
Destacan también en este ámbito designativo los compuestos con la estructura
de verbo y sustantivo. De hecho, esta propiedad de crear voces que designan
instrumentos es lo que confiere productividad a este esquema, pues muchos
de los nuevos aparatos que se van inventando se han nombrado mediante un
compuesto de este tipo. En muchos vocablos, la interpretación del compuesto se
deduce a partir de sus constituyentes, como en apoyacabeza ‘reposacabezas […]’,
barrenieves ‘máquina para limpiar de nieve los caminos’, cortalambre ‘instrumento
del zapatero para cortar clavos’ o destapabotellas ‘destapador’. Sin embargo, se
pueden hallar formaciones en las que intervienen metáforas conceptuales como
en chupacabras ‘pinza que sirve para sujetar el pelo que tiene dos filas de dientes
similares a un peine’ (II.1), mataburro ‘parachoques delantero de un automóvil,
hecho de barras muy salientes de hierro o acero’ (II.1) o metáforas basadas en
la animalización, combinadas con metonimias, como en patecabra ‘herramienta
consistente en una barra metálica con un extremo terminado en forma de uña y
el otro en forma de cincel, usada en labores de demolición’ (I.2).
Para terminar con este análisis semántico, se han hallado realidades desig-
nadas a través de un mecanismo compositivo, eso sí, bastante alejadas en
número de los campos designativos analizados hasta el momento. Así, se utiliza
la composición para hacer referencia a alimentos (77 casos, 9,9%) (sopaborracha
‘marquesote bañado con un licor, […]’, morcipán ‘emparedado de morcilla asada’),
vehículos (38 casos, 4,9%) (bicitaxi ‘triciclo de alquiler, con asiento doble detrás
del conductor, […]’, anchilarga ‘vehículo de carga dedicado al transporte terrestre
caracterizado por ser muy ancho y muy largo’, portacoronas ‘vehículo de una
688 Cristina Buenafuentes de la Mata bhs, 94 (2017)
empresa funeraria […]’), líquidos aptos o no aptos para el consumo (34 casos,
4,4%) (aguadulce ‘bebida que se prepara con miel de caña de azúcar disuelta en
agua hirviendo y, opcionalmente, con leche’, yuscatonic ‘trago compuesto de
aguardiente yuscarán, jugo de limón y agua tónica’, quitapesares ‘aguardiente’),
partes del cuerpo (32 casos, 4,1%) (tontobellaco ‘dedo corazón’, mangomechudo
‘vulva’, parabrisas ‘párpado’), prendas de vestir (31 casos, 4%) (trajebaño ‘traje de
baño’, tapaleche ‘prenda interior femenina […]’, culifalda ‘minifalda’), juegos (18
casos, 2,3%) (culosucio ‘juego de naipes […]’, quitacamisa ‘juego de naipes […]’),
armas o utensilios punzantes (17 casos, 2,2%) (seisluces ‘revólver’, botacabeza
‘variedad de machete de hoja recta y punta afilada’, conchanácar ‘pistola […]’
(II.1)) y enfermedades (15 casos, 1,9%) (pringapié ‘diarrea’, sieteluchas ‘enfermedad
de la piel de las personas que produce escozor’).
En todos estos casos, la composicionalidad semántica es variable, ya que
existen formaciones bastante transparentes en cuanto a su significado (picahielo
‘punzón largo y puntiagudo para picar las barras de hielo’, portasenos ‘sujetador’),
pero en otras desentrañar su motivación es prácticamente imposible (cansaperro
‘reumatismo’, chupabesitos ‘dulce de miel de panela’).
Uno de los hechos que pone de manifiesto este análisis es la gran riqueza y
productividad que presenta la composición léxica nominal. Esto se hace evidente
no sólo por el número de vocablos que se han recogido, sino por la gran variedad
de realidades a las que se puede hacer referencia mediante un compuesto de esta
clase. Sin embargo, como se ha podido comprobar, pese a otros referentes, la
composición es un mecanismo frecuentemente utilizado en la creación léxica de
determinados ámbitos designativos, principalmente en el léxico de la flora y de
la fauna y en la designación de personas.
21
1.3. Análisis diatópico
La variación diatópica posee una estrecha relación con la productividad en
composición, ya que una misma noción puede estar designada por distintos
compuestos según los países (en algunos sólo cambiando uno de los miembros
del compuesto, pero en otros, los dos constituyentes son distintos). Por ejemplo,
La llovizna persistente se denomina mojabobos en gran parte de Centroamérica y
del área caribeña (a veces con alternancia con espantaflojos, como en Colombia). Se
la llama mojatontos o empapatontos en México y en algunos países centroamericanos;
calabobos en España y en parte del área caribeña, y matapajaritos en Chile. (RAE y
Asale 2009: § 11.8v)
es Bolivia (217) el país con mayor número de compuestos con gran diferencia
respecto a Perú (175) y a Ecuador (169). También destaca Puerto Rico (192) dentro
de la zona antillana frente a Cuba (133) o República Dominicana (134). Final-
mente, en el área del Caribe Continental se produce un contraste entre los dos
países que la constituyen, ya que Colombia (191) prácticamente dobla en número
de voces a Venezuela (99) (véase Tabla 3).
Nota: Los países se han ordenado de mayor a menor. Además, se agrupan con una línea aquellos
países con un número de compuestos prácticamente superior a 200, por un lado, y aproximadamente
inferior a 100, por otro; y países con un porcentaje de compuestos autóctonos superior a casi un 45%,
por un lado, e inferior aproximadamente a 25%, por otro. Los porcentajes de compuestos autóctonos
se han realizado tomando como base el total de compuestos por país.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 691
Cabe tener presente que muchos de los compuestos que se emplean en un país
son compartidos también por otros países, es decir, una misma formación puede
ser utilizada por dos o más áreas dialectales. Sin embargo, es posible hallar voces
compuestas que son exclusivas de un país. Este hecho permite afinar más en
cuanto a las áreas geográficas en las que se recurre más a la composición al
observar que un número importante de los compuestos hallados sólo se utilizan
en esa zona concreta. Así, en Puerto Rico, Colombia, Chile, Panamá y México
entre el 45% y el 65% de las voces halladas son autóctonas, lo que ratificaría
esa tendencia a la creación léxica a través de la composición. Por otro lado,
sorprende que en Bolivia, uno de los países que se ha revelado como especial-
mente propenso a la composición, sólo un 23,96% de las voces sea exclusivo.
Por su parte, Uruguay o Nicaragua, que presentaban un número importante
de compuestos según se ha mostrado, también poseen un porcentaje pobre de
compuestos autóctonos, ya que éstos sólo representan un 9,37% y un 15,57%,
respectivamente.
En cambio, Venezuela, Guatemala o Costa Rica, que destacan por ser países
donde la composición no es tan frecuente, muestran un porcentaje elevado
en cuanto a formaciones propias, que se sitúa entre el 19% y el 26%. Pudiera
pensarse que este porcentaje no es demasiado elevado, pero si lo comparamos
con el de otros países en los que el número de compuestos hallados está entre los
130 y 230 vocablos, como, por ejemplo, Ecuador, El Salvador o Bolivia (donde se
supera las 230 voces), pero cuyo porcentaje de compuestos exclusivos es similar,
alrededor del 24–25%, la representatividad de la composición en estos países
adquiere mayor relevancia.
En otros países, como Perú, Honduras, República Dominicana y Argentina
se puede considerar que se reafirma su tendencia a la composición, ya que el
porcentaje de compuestos autóctonos se sitúa entre el 30% y el 40%, mientras
que en países como Paraguay se ratifica su poca propensión hacia la creación
de compuestos, debido a que, además de presentar pocas voces compuestas en
general, sólo un 10% de éstas son exclusivas de este país (véase Tabla 3: Porcen-
taje de compuestos autóctonos por país; y la nota adjunta).
carcelario (2)
delincuencial (5)
drogadicción (8)
estudiantil (3)
Perteneciente a un registro de infantil (5)
b
un grupo social (64) juvenil (5)
policial (2)
prostitución (2)
rural (32)
Marcas sociolingüísticas (533)a
urbano (0)
prestigioso (3)
c eufemístico (5)
Valoración social hablante (58)
vulgar (35)
tabú (15)
culto (4)
Sociolecto (204)
popular (200)
esmerado (4)
Estilo de lengua (170)
espontáneo (166)
afectuoso (0)
despectivo (17)
d
Marcas pragmáticas (37) festivo (19)
hiperbólico (0)
e
satírico (1)
a Cabe tener en cuenta que las voces pueden presentar conjuntamente distintas marcas. Por
ejemplo, arrancapapas ‘pene’ posee las marcas sociolingüísticas rur. y vulg. Por este motivo, se
indica entre paréntesis el número de voces y no su porcentaje.
b Pese a que el DA considera que la marca juvenil pertenece a la frecuencia de uso (junto con poco
usado y obsolescente) y las marcas rural y urbano a las de tipo geográfico, en nuestra opinión, sería
más adecuado clasificarlas como pertenecientes a un registro de un determinado grupo social.
c Según la ‘Guía del consultor’ del DA (RAE y Asale 2010: L), las voces marcadas como prestigiosas
son aquellas tenidas por elegantes y refinadas, mientras que las que tienen la marca vulgar son
las consideradas zafias y groseras. Las palabras marcadas con tabú ‘ofrecen serias limitaciones
sociales de uso porque resultan ofensivas para ciertos interlocutores […]. Al no poder usarlas
en ciertos contextos comunicativos (algunos hablantes en ninguno de ellos), se recurre a los
eufemismos, lexemas que significan lo mismo que el tabú pero que poseen una forma más
amable y por ello tolerada por la sociedad’ (RAE y Asale 2010: L).
d El DA no ofrece en su ‘Guía del consultor’ una diferenciación de las cuatro marcas.
e La marca satírico (sat.) no aparece recogida como marca pragmática en la ‘Guía del consultor’
del DA. Sin embargo, se emplea en la microestructura. Al no aportar información alguna, no es
posible saber qué se considera satírico y qué diferencia existe con respecto a otras marcas como,
por ejemplo, festivo.
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 693
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su estilo de lengua) y marcas pragmáticas. Gracias a esta distinción, es posible
llegar a la conclusión de que la composición nominal en el español americano
tiende a generarse en situaciones marcadas desde el punto de vista sociolin-
güístico o pragmático, ya que el 31,18% de los compuestos recogidos están
marcados en este sentido. Además, es posible afinar más esta afirmación, ya
que existen ámbitos sociolingüísticos y pragmáticos que muestran una mayor
aparición de compuestos (véase Tabla 4). Así, el registro perteneciente al ámbito
rural presenta un número de compuestos nominales importante, frente a otros
como el de la drogadicción o el juvenil. Si se tiene en cuenta la valoración
social del hablante, el sociolecto y el estilo de lengua, la composición nominal
suele generarse en un contexto informal, tal y como demuestra que sean más
frecuentes las voces marcadas como vulgares, populares y espontáneas. Final-
mente, en cuanto a la intención comunicativa destacan aquellas voces con valor
despectivo y festivo.
En segundo lugar, otra de las innovaciones del DA es la posibilidad de coapari-
ción de marcas en una misma voz que, en los vocablos compuestos, se produce
en 208 casos (véase Tabla 5). En estos ejemplos, las marcas que acostumbran
a aparecer conjuntamente restringiendo el uso de un compuesto son, por un
lado, las referidas al sociolecto y al estilo de lengua, y, por otro, las de tipo
pragmático. Así destacan aquellas voces que se emplean tanto en el sociolecto
culto como popular, pero siempre y cuando el estilo de lengua sea espontáneo.
Además de este ámbito de uso, también son habituales las formaciones en las
que, además de darse el contexto anterior (culto y popular, pero de estilo espon-
táneo), pragmáticamente presentan un valor despectivo o festivo. Finalmente,
la composición nominal también se produce en contextos populares, desde el
punto de vista del sociolecto, y despectivos y festivos, desde el punto de vista
27
pragmático.
28 Éste es el adjetivo con el que Lara califica el tratamiento de la frecuencia de uso en el DA.
Como acertadamente señala este autor, quizás el criterio de frecuencia de uso debería ser
sustituido por el de dispersión, concepto con gran tradición en la estadística en el ámbito
de la lingüística.
29 El DA (RAE y Asale 2010: XXXVIII) ofrece una tabla en la que aparecen los distintos países
americanos en función del número de hispanohablantes: México (104 millones), Estados
Unidos (45), Colombia (42), Argentina (36), Perú (27), Venezuela (23), Chile (15), Ecuador
(12), Cuba (11), Guatemala (11), Bolivia (8,5), R. Dominicana (8), El Salvador (6,5), Honduras
(6), Paraguay (6), Nicaragua (5), Puerto Rico (4), Costa Rica (3,8), Uruguay (3,2) y Panamá (3).
bhs, 94 (2017) Morfología léxica, variación lingüística y lexicografía 695
Conclusiones
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