Está en la página 1de 1

Sagrado Corazón de Jesús, haz nuestro corazón semejante al tuyo.

Tú no miras nuestra condición, sólo dices: “vengan a mí”.


Nos muestras tu costado abierto, allí está la Puerta de la Vida.
Enciende nuestros corazones con el fuego de tu amor.

Solo en ti y por ti podremos amar a la medida que soñaste,


a la medida de tu amor, un amor sin medida.

Un amor encendido de cercanía que conoce y ama a cada uno tal cual es,
que ama permanentemente sea o no sea correspondido,
que no se cansa de amar, porque hace nuevas todas las cosas,
que llega hasta el último de los últimos,
que conociendo al descartado pone allí su corazón para encenderlo de amor,
que conoce cada historia de dolor y desamor porque también lo padece.

Nuestras heridas están en Ti para que allí vayamos a cada herida abierta.
Llévanos allí donde tu Corazón sufre hoy,
donde tu herida sangra para derramar vida en abundancia,
llévanos contigo a cada terapia para acompañar esos corazones en soledad,
al corazón cansado que se va volviendo frío y sin esperanza entre tanto dolor, a los pasillos
de cada hospital donde mientras muchas personas esperan, otras trabajan a destajo,
bien cerquita de tantos sepultureros para acariciar esos corazones anestesiados,
junto a Ti al corazón herido de quienes van quedando solos, fuera del camino,
de a quienes el encierro entristece, de quienes han perdido el gusto por vivir.

Llévanos en tu Ardiente Corazón a cada semáforo donde tantos,


con corazón cansado, luchan por migajas de dignidad,
llévanos al campo donde tantos esperan conseguir unos palitos de leña,
donde niños, niñas y jóvenes quieren estudiar y aprender pero no hay señal,
junto a tantos que salen día a día a buscar trabajo,
a cada corazón herido y atravesado por el agelo de la droga,
a cada familia herida en las discordias, en las faltas de escucha y comprensión,
para permanecer con tantos y tantas que en estos tiempos suspendieron tratamientos,
a esos rincones oscuros y ocultos, que no se quieren mirar,
a escuchar cada corazón herido y aislado.
Llévanos allí con tu Fuego Sagrado.

Haz que nuestro corazón arda como el tuyo.


Está todo muy frío, no permitas que se nos duerma el corazón,
necesitamos de tu Sangre y Agua para vivir y contagiar Tu Vida.

Tu corazón herido, abierto, llagado de amor nos llama a entrar,


Tú quieres que pasemos todos, que nadie quede afuera,
para abrigarnos en Tu Amor. - Amén
P. Diego Canale
ILUSTRACIÓN: JULIÁN GARCIA / DISEÑO: CLAUDIO NAVARRO

También podría gustarte