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Recomendación: disfrutar de la lectura del cuento con un jazz melancólico de fondo.

https://www.youtube.com/watch?v=WXUjxeosf-0&t=2326s&ab_channel=RameuPlatonov

“La tarde de un escritor”


de Francis Scott Fitzgerald

(Shakespeare at dusk, Edward Hopper – 1935)

Ubicación histórica: el cuento fue publicado en el año 1936, por lo tanto, se


encuentra en el momento histórico del Crac del 29’, es decir, la crisis económica que sufrió
el mundo tras la Primera Guerra Mundial y los años de esplendor llamados “años locos”. Es
en este mismo panorama en el que se desarrollará el cuento de Fitzgerald, podemos
evidenciarlo en el siguiente fragmento:

“Una vez había escrito un cuento sobre un barbero. En 1929 el propietario de su barbería favorita en
la ciudad donde vivía entonces había ganado una fortuna de trescientos mil dólares gracias a las
confidencias de un industrial de la zona y estaba a punto de retirarse. El escritor se despreocupó del
asunto, porque estaba a punto de irse a Europa a pasar unos años con lo que tenía ahorrado, y aquel
otoño, al oír cómo aquel barbero había perdido toda su fortuna, se decidió a escribir un cuento,
disfrazando con cuidado los detalles pero girando siempre sobre la idea de un barbero que prospera
para luego hundirse”.
Temáticas:
Estética de la derrota: Debido al Crac del 29’, a la pérdida del desencanto, al sistema
capitalista, mercantilista y comercial que determinaba la vida del escritor, la estética de la
derrota se basará en el triunfo prematuro (como lo menciona Hemingway) de las escrituras
de Fitzgerald. En este sentido, debido a la opulencia ostentada por el autor en su momento
de crecimiento literario, culminó su obra literaria escribiendo para periódicos y revistas
intentando paliar la crisis económica por la cual atravesaba debido al momento histórico y
su condición de alcohólico. La idea de Hemingway sobre la prostitución de Fitzgerald,
responde a esta misma cuestión. Ernest sentía que las escrituras cortas y apresuradas de
Scott acabarían por convertirlo en un escritor comercial, lo cual significaba (para él) ser un
fiasco.

El sentimiento de derrota actual y el anhelo a un pasado de excesos se manifestarán de


manera irónica en el texto. En la siguiente cita podemos observar cómo se idealiza aquella
vida despreocupada que tenía la población antes de la crisis económica:

“-¿Se lo ha pasado bien?

-Perfecto -dijo-. He estado patinando, he ido a la bolera, he jugado con el abominable hombre de las
nieves y he terminado en un baño turco. ¿He recibido algún telegrama?”

La literatura comercial: En el cuento también se incluye la crítica que tanto se le realizó a


Fitzgerald sobre su literatura, la cual fue catalogada por los críticos de su época como muy
breve, comercial y de “sala de espera”, todas estas etiquetas puestas de forma peyorativa.
Justamente, este era el tipo de cuentos que el protagonista intentaba no realizar, ya que él
mismo no los consideraba como literatura de éxito:

“En el campo de fútbol de la universidad había hombres pasando el rastrillo y se le ocurrió un título:
«El hombre que cuidaba el césped» o incluso «Crece la hierba», algo acerca de un hombre que
trabaja cuidando el césped durante años y consigue que su hijo vaya a la universidad y juegue en el
equipo de fútbol. Entonces el hijo muere en plena juventud y el hombre se va a trabajar al
cementerio, a sembrar césped sobre su hijo en lugar de bajo sus pies. Sería el tipo de relato que
aparece en todas las antologías, pero no era lo suyo: solo era una antítesis hinchada, algo tan
estereotipado como un cuento de revista popular y tan fácil de escribir. Pero muchos lo considerarían
excelente porque era melancólico, tenía enjundia y era fácil de comprender”.
La literatura como modo de subsistir: En las siguientes citas del cuento se observa el
cansancio, la falta de imaginación, incluso el “bloqueo literario”, causado por el sistema
comercial que no descansaba y comenzaba a determinar la vida del escritor, se expresa la
dificultad para complacer al mercado. En este sentido, el protagonista debía estar
constantemente creando obras para su propia subsistencia, de este modo, el arte deja de
ser algo que nace del placer, la inspiración o la necesidad de escribir, de lo contrario, se
vuelve obsoleto.

“El problema era un cuento para una revista que hacia la mitad le había parecido tan flojo que había
estado a punto de romperlo. La trama era como subir por unas escaleras interminables, había agotado
su repertorio de golpes de efecto, y los personajes, que tan airosamente habían dado sus primeros
pasos hacía solo dos días, no alcanzaban el nivel de un folletín”.

“Revisaba el apartado «Ideas para cuentos» de su cuaderno, cuando la criada lo interrumpió para
decirle que la secretaria llamaba por teléfono, una secretaria que trabajaba por horas y lo ayudaba
desde que cayó enfermo.

-No hay nada -dijo-. Acabo de romper todo lo que había escrito. No valía nada. Voy a salir esta
tarde”.

Por último, reafirmamos la idea de la dificultad del mercado literario de la época con esta
cita, en la cual se evidencia el gran número de libros con los que contaba el escritor. No se
especifica de quién eran estos, si escritos por él o si tan solo le pertenecían, empero, para
esta interpretación optamos por suponer que esa cantidad de obras fueron escritas por el
escritor protagonista. De este modo, podemos relacionar el principio del cuento con su
final, en ambos observamos cómo el escritor se encuentra en el mismo punto, es decir,
continúa con su bloqueo literario. Además, podemos inferir que existe una obligación por
parte de este de producir masivamente textos, lleva más de dos mil y debe seguir
intentándolo.

“Atravesó el comedor y entró en su despacho, y por un momento lo cegó el reflejo del último sol de
la tarde sobre sus dos mil libros. Estaba bastante cansado. Se echaría diez minutos y luego vería si se
le ocurría alguna idea en las dos horas que faltaban para cenar”.
Sueño americano: Entendemos a la pareja de esposos Fitzgerald como la ideal. Una
pareja del estilo es mencionada en el cuento y, de hecho, es la que inspira al escritor a
finalizar su paseo y a ponerse a escribir. También la familia del escritor del cuento es
modélica. Eran ambos Fitzgerald el modelo del americano ideal, atractivo, intelectual, con
dinero, etc. Representaban la cultura del Jazz y del Crac al mismo tiempo. Siendo de esta
manera, pertenecientes al libro homónimo Era del Jazz, en donde el mercantilismo y la
comercialización del arte tomaron un lugar importante en el desarrollo artístico
norteamericano.

Título. El peligro de las traducciones: El título con el que conocemos el


cuento es “La tarde de un escritor”, empero, la traducción literal del inglés al español sería
“El atardecer de un escritor”. Esta segunda propuesta de título ofrece una lectura más
profunda y significativa, diferente al otro que limita a una interpretación más simple y literal.
El atardecer coincide con el momento de muerte del día, o también la muerte y el
desencanto de las ideas, del punto liminar de una vida dedicada a la literatura. Es decir,
cómo las ideas del escritor se van apagando.

Conclusión:
En este sentido, cuentos con una temática que aborda el desencanto propio de la
depresión, representan el repertorio en el cual Fitzgerald desarrolló su obra literaria.
Encontramos, a partir de esto, una de las mejores representaciones de la vida moderna
luego de la Gran Guerra, en donde la opulencia ostentada por algunos grupos (e incluso
por el escritor en cuestión), contrastaba con la densidad y decadencia emocionales.
Observando esto, Fitzgerald se encargó de crear una de las mejores representaciones de
la vida moderna a través de unas interpretaciones tan lúcidas que, tomando al fracaso y la
derrota, se convirtieron en éxitos profesionales al abordar un concepto acabado de la
comprensión artística a comienzos del siglo XX.
Felipe Beracochea y Tamara Quiroga 4toA

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