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un átomo gaseoso neutro en su estado fundamental (en su menor nivel de energía) captura
un electrón y forma un ion mononegativo:
Dado que se trata de energía liberada, pues normalmente al insertar un electrón en un átomo
predomina la fuerza atractiva del núcleo, tiene signo negativo. En los casos en los que la
energía sea absorbida, cuando ganan las fuerzas de repulsión, tendrán signo positivo; AE se
expresa comúnmente en el Sistema Internacional de Unidades, en kJ·mol-1.
Esta propiedad nos sirve para prever qué elementos generarán con facilidad especies
aniónicas estables, aunque no hay que relegar otros factores: tipo de contraión, estado
sólido, ligando-disolución, etc.
Afinidad Electronica
También se le denomina afinidad electroafinidad, es la energía absorbida o liberada por
un átomo en fase gaseosa cuando acepta un electrón.
2. Los gases nobles tienen baja afinidad electrónica, estos e debe a que los subniveles
externos “S” y “P” llenos, no tienen tendencia a aceptar electrones.
Electropositividad y Energía de
Ionización
Cuanto mayor sea la energía liberada en el proceso, más estable será la red cristalina en
cuestión. Por ejemplo, los siguientes compuestos iónicos están dispuestos en orden
creciente de estabilidad:
Efecto de la distancia internuclear. Cuanto más grande sea la distancia entre los
iones, menor será la energía reticular y menos estable será el cristal iónico
formado. Por el contrario, cuanto más pequeños sean los iones y, por tanto, más se
aproximen, mayor será la energía reticular. Por ejemplo, si comparamos la energía
reticular para dos compuestos en los que sólo cambia el tamaño del anión, tenemos:
Vemos que el fluoruro sódico, cuyos iones están más próximos entre sí porque el fluoruro
es más pequeño que el cloruro (puedes revisar si quieres la variación periódica del radio
atómico) tiene una energía reticular mayor que el cloruro sódico (desprende más energía
al formarse) y por tanto es más estable.
Energía reticular del cloruro de magnesio, MgCl2 (producto de cargas 2) = -2326 kJ/mol
Por tanto, cuanto mayor es la carga de los iones, más grande es la fuerza de atracción
electrostática entre los mismos y por ello es mayor la energía reticular.
Así, cuando debamos comparar la estabilidad relativa de varios compuestos iónicos, como
veremos en los ejercicios, lo haremos considerando este hecho, que la energía reticular es
proporcional al producto de cargas e inversamente proporcional a la distancia internuclear.
También te puede interesar el cálculo de la energía reticular a partir del Ciclo de Born-
Haber.
Enlace en sólidos
Los sólidos pueden ser clasificados de acuerdo a la naturaleza del enlace entre sus
componentes atómicos o moleculares. La clasificación tradicional distingue cuatro tipos de
enlace:1
Enlace covalente, que forma sólidos de red covalente (algunas veces simplemente
denominados "sólidos covalentes").
Enlace iónico, que forma sólidos iónicos.
Enlace metálico, que forma sólidos metálicos.
Enlace intermolecular débil, que forma sólidos moleculares.
Los miembros típicos de estas clases tienen distribuciones electrónicas distintivas,2 así
como propiedades termodinámicas, electrónicas y mecánicas también distintivas. En
particular, las energías de enlace de estas interacciones varían ampliamente. Sin embargo,
el enlace en sólidos puede ser de tipos mezclados o intermedios, de ahí que no todos los
sólidos tienen las propiedades típicas de una clase en particular, y algunos pueden ser
descritos como formas intermedias.
Índice
Un sólido de red covalente consiste en un conjunto de átomos mantenidos juntos por una
red de enlaces covalentes (pares de electrones compartidos entre átomos de similar
electronegatividad), y de ahí que puedan ser considerados como una sola gran molécula.3 El
ejemplo clásico es el diamante; otros ejemplos incluyen el silicio, el cuarzo y el grafito.
Típicamente, los sólidos de red covalente tienen una gran fuerza, un gran módulo elástico,
y un elevado punto de fusión. Su fuerza, rigidez, y alto punto de fusión son consecuencia de
la fuerza y rigidez del enlace covalente que los mantiene unidos. También son
característicamente quebradizos, debido a que la naturaleza direccional de los enlaces
covalentes resiste fuertemente los movimientos asociados con el flujo plástico, y son, en
efecto, rotos cuando ocurre dicho tipo de movimientos. Esta propiedad resulta en la
fragilidad, por razones estudiadas en el campo de la mecánica de fractura. Los sólidos de
red covalente varían en su comportamiento desde aislantes hasta semiconductores,
dependiendo del tamaño de la banda prohibida del material.
Sólidos iónicos
Un sólido iónico estándar consiste de átomos que se mantienen juntos por enlaces iónicos,
esto es, por la atracción electrostática de cargas opuestas (el resultado de la transferencia de
electrones del átomo de menor electronegatividad al de mayor electronegatividad). Entre
los sólidos iónicos están los compuestos formados por metales alcalinos y metales
alcalinotérreos, en combinación con halógenos; un ejemplo clásico es la sal de mesa,
cloruro de sodio.
Típicamente, los sólidos iónicos son de una fuerza intermedia, y son extremadamente
quebradizos. Los puntos de fusión son moderadamente altos, pero algunas combinaciones
de cationes y aniones moleculares producen un líquido iónico con un punto de fusión
inferior a la temperatura ambiental. En todos los casos, las presiones de vapor son
extraordinariamente bajas; esto es consecuencia de la gran energía requerida para mover
una carga (o par de cargas) de un medio iónico hacia el espacio libre. Los sólidos iónicos
tienen bandas prohibidas muy grandes, de ahí que sean aislantes.
Sólidos metálicos
Los sólidos metálicos se mantienen unidos por una alta densidad de electrones
deslocalizados, compartidos, lo que resulta en un "enlace metálico". Los ejemplos clásicos
son los metales tales como el cobre y el aluminio, pero algunos materiales son metales en
un sentido electrónico, pero tienen un enlace metálico despreciable en un sentido mecánico
o termodinámico (ver [#Sólidos de tipo intermedio|formas intermedias.
Los sólidos con enlace metálico puro son dúctiles y, en su forma pura, tienen una
resistencia baja; sus puntos de fusión son variables (dependiendo del metal, el mercurio se
funde a -39 °C). Estas propiedades son consecuencia de la naturaleza no direccional y no
polar del enlace metálico, en el que los planos de átomos pueden deslizarse uno sobre otro,
sin perturbar las interacciones con el mar circundante de electrones deslocalizados. La
mayor fuerza puede ser debida a la interferencia con las dislocaciones que median en las
transformaciones plásticas. Más aún, algunos metales de transición exhiben enlace
direccional, además de enlace metálico; esto incrementa los esfuerzos cortantes y reduce la
ductilidad. Los sólidos metálicos no tienen, por definición, banda prohibida en el nivel de
Fermi, de ahí que sean conductores.
Sólidos moleculares
Los átomos que forman estas sustancias están unidos por una red continua de enlaces covalentes,
formando lo que se denomina una red cristalina.
Entre las sustancias que forman sólidos de red covalente se encuentran tanto elementos, por ejemplo el
diamante (C), como compuestos, por ejemplo el cuarzo (SiO2).
En el diamante los enlaces covalentes C -C se extienden a través del cristal formando una estructura
tridimensional tetraédrica.
En el cuarzo, cada átomo de silicio se une tetraédricamente a cuatro átomos de oxígeno. Cada átomo de
oxígeno se une a dos silicios y así une tetraedros contiguos entre sí. Esta red de enlaces covalentes se
extiende a través de todo el cristal.
Los sólidos de red covalente presentan propiedades características:
Son muy duros.
Tienen elevado punto de fusión, con frecuencia alrededor de 1.000 °C o mayores. Esto es debido a que
para fundir el sólido, deben romperse los fuertes enlaces covalentes entre sus átomos. Los sólidos de este
tipo son notablemente diferentes de los sólidos moleculares, que tienen puntos de fusión mucho más bajos.
Son insolubles en todos los disolventes comunes. Para que se disuelvan, tienen que romperse los
enlaces covalentes de todo el sólido.
Son malos conductores de la electricidad. En la mayoría de las sustancias de red covalente no hay
electrones móviles que puedan transportar una corriente.
Enlace metálico
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Enlace metálico en el Cobre.
Un enlace metálico es un enlace químico que mantiene unidos los átomos (unión entre
núcleos atómicos y los electrones de valencia, que se juntan alrededor de éstos como una
nube) de los metales entre sí.
Estos átomos se agrupan de forma muy cercana unos a otros, lo que produce estructuras
muy compactas. Se trata de líneas tridimensionales que adquieren estructuras tales como: la
típica de empaquetamiento compacto de esferas (hexagonal compacta), cúbica centrada en
las caras o la cúbica centrada en el cuerpo.
En este tipo de estructura cada átomo metálico está dividido por otros doce átomos (seis en
el mismo plano, tres por encima y tres por debajo). Además, debido a la baja
electronegatividad que poseen los metales, los electrones de valencia son extraídos de sus
orbitales. Este enlace sólo puede estar en sustancias en estado sólido.1
Los metales poseen algunas propiedades características que los diferencian de los demás
materiales. Suelen ser sólidos a temperatura ambiente, excepto el mercurio, y tienen un
punto de fusión alto.
La vinculación metálica es la atracción electrostática entre los átomos del metal o cationes
y los electrones deslocalizados. Esta es la razón por la cual se puede explicar un
deslizamiento de capas, dando por resultado su característica maleabilidad y ductilidad.
Los átomos del metal tienen por lo menos un electrón de valencia, no comparten estos
electrones con los átomos vecinos, ni pierden electrones para formar los iones. En lugar los
niveles de energía externos de los átomos del metal se traslapan. Son como enlaces
covalentes identificados.
Estas propiedades se deben al hecho de que los electrones exteriores están ligados sólo
«ligeramente» a los átomos, formando una especie de gas (también llamado «gas
electrónico», «nube electrónica» o «mar de electrones»), que se conoce como enlace
metálico. Drude y Lorentz, propusieron este modelo hacia 1900.2
Mediante la teoría del «gas electrónico» podemos explicar por qué los metales son tan
buenos conductores del calor y la electricidad, pero es necesario comprender la naturaleza
del enlace entre sus átomos.
Mediante la teoría del «gas electrónico» se pueden justificar de forma satisfactoria muchas
propiedades de los metales, pero no es adecuada para explicar otros aspectos, como la
descripción detallada de la variación de la conductividad entre los elementos metálicos.