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La afinidad electrónica (AE) o electroafinidad se define como la energía liberada cuando

un átomo gaseoso neutro en su estado fundamental (en su menor nivel de energía) captura
un electrón y forma un ion mononegativo:

Dado que se trata de energía liberada, pues normalmente al insertar un electrón en un átomo
predomina la fuerza atractiva del núcleo, tiene signo negativo. En los casos en los que la
energía sea absorbida, cuando ganan las fuerzas de repulsión, tendrán signo positivo; AE se
expresa comúnmente en el Sistema Internacional de Unidades, en kJ·mol-1.

También podemos recurrir al proceso contrario para determinar la primera afinidad


electrónica, ya que sería la energía consumida en arrancar un electrón a la especie aniónica
mononegativa en estado gaseoso de un determinado elemento; evidentemente la entalpía
correspondiente AE tiene signo negativo, salvo para los gases nobles y metales
alcalinotérreos. Este proceso equivale al de la energía de ionización de un átomo, por lo que
la AE sería por este formalismo la energía de ionización de orden cero.

Esta propiedad nos sirve para prever qué elementos generarán con facilidad especies
aniónicas estables, aunque no hay que relegar otros factores: tipo de contraión, estado
sólido, ligando-disolución, etc.

Afinidad Electronica
También se le denomina afinidad electroafinidad, es la energía absorbida o liberada por
un átomo en fase gaseosa cuando acepta un electrón.

Si el átomo es neutro se denomina primera afinidad electrónica, si es un ion se denomina


segunda afinidad electrónica, tercera afinidad electrónica, etc..

Generalmente la primera afinidad electrónica es negativa (exotérmica) y la segunda, tercera


afinidad electrónica es positiva (endotérmica)
Ejemplos:

Variación de la afinidad electrónica en la tabla periódica

1. El máximo valor de afinidad electrónica lo tiene el cloro

2. Los gases nobles tienen baja afinidad electrónica, estos e debe a que los subniveles
externos “S” y “P” llenos, no tienen tendencia a aceptar electrones.
Electropositividad y Energía de
Ionización

  Para finalizar, analizaremos muy brevemente lo que es la electropositividad y el potencial de


ionización.

 Electropositividad: La electropositividad es lo contrario a la electronegatividad es decir, es


la capacidad de un elemento de ceder electrones o densidad electrónica y por lo tanto,
crece en direcciones contrarias a su opuesto, es decir, aumenta al bajar por un grupo y
disminuye al avanzar en un período (Imagen 25). Si bien, mirando la tabla periódica, se
diría que el Francio (Fr) es el elemento más electropositivo, se considera por lo general al
Cesio (Cs) como tal, debido a que el Francio es radiactivo y se descompone fácilmente en
otros elementos.

Imagen 25: Direcciones de crecimiento de la electropositividad en la Tabla Periódica.


 Potencial de Ionización: El potencial (o energía) de ionización corresponde a la energía
necesaria que se debe administrar a un elemento para que ceda su electrón más externo.
Cada elemento polielectrónico tiene tantos potenciales de ionización como electrones
tenga, siendo siempre el primer potencial el menor de todos y va aumentando a medida
que se van quitando los electrones, es decir, se va haciendo cada vez más difícil extraer los
electrones que están más cerca del núcleo que los que están más alejados de éste. Como
un aumento de energía implica dificultad, los no-metales (ubicados al costado derecho de
la tabla periódica) poseen las energías más altas, por lo cual el potencial de ionización
aumenta a medida que se avanza en un periodo; mientras que a medida que un átomo se
hace más grande es más sencillo extraer su electrón más alejado, ya que este se siente
menos atraído hacia el núcleo (revise las secciones correspondiente a radio atómico y
radio iónico y a electronegatividad y electroafinidad), por lo cual la energía de ionización
disminuye a medida que se baja en un grupo, todo esto se ve resumido en la Imagen 26.

Imagen 26: Direcciones de crecimiento de la Energía de Ionización en la Tabla Periódica.


Ya hemos visto que cuando se forma un compuesto iónico a partir de los sus iones, se
desprende una gran cantidad de energía. Esta energía recibe el nombre de energía
reticular. En concreto, se puede definir la energía reticular como la energía liberada
cuando se forma un mol de compuesto iónico a partir de sus iones en estado gaseoso:

Cuanto mayor sea la energía liberada en el proceso, más estable será la red cristalina en
cuestión. Por ejemplo, los siguientes compuestos iónicos están dispuestos en orden
creciente de estabilidad:

Energía reticular del cloruro sódico, NaCl = -767 kJ/mol

Energía reticular del fluoruro potásico, KF = -802 kJ/mol

Energía reticular del fluoruro de litio, LiF = -1007 kJ/mol

Aunque la energía reticular se pude determinar experimentalmente, también se puede


calcular a partir de una relación matemática, la ecuación de Born Landé, que tiene en
cuenta una serie de parámetros cristalinos. Esta ecuación es:
Algunos de estos parámetros, como la constante de Madelung o el coeficiente de Born, no
son fáciles de determinar con precisión. Por esto motivo, esta ecuación es más útil si lo que
deseamos es únicamente realizar un estudio comparativo de la estabilidad de 2 compuestos
iónicos, de forma cualitativa. Así, basta que observemos en la relación carga-radio, que
son los parámetros más determinantes en el valor de la energía reticular. De esta forma, la
energía reticular es directamente proporcional al producto de carga de los iones e
inversamente proporcional a la distancia que los separa:

 Efecto de la distancia internuclear. Cuanto más grande sea la distancia entre los
iones, menor será la energía reticular y menos estable será el cristal iónico
formado. Por el contrario, cuanto más pequeños sean los iones y, por tanto, más se
aproximen, mayor será la energía reticular. Por ejemplo, si comparamos la energía
reticular para dos compuestos en los que sólo cambia el tamaño del anión, tenemos:

Energía reticular del cloruro sódico, NaCl = -767 kJ/mol

Energía reticular del fluoruro sódico, NaF = -910 kJ/mol

Vemos que el fluoruro sódico, cuyos iones están más próximos entre sí porque el fluoruro
es más pequeño que el cloruro (puedes revisar si quieres la variación periódica del radio
atómico) tiene una energía reticular mayor que el cloruro sódico (desprende más energía
al formarse) y por tanto es más estable.

 Efecto del producto de cargas. Cuanto mayor es el producto de cargas, mayor es la


energía reticular desprendida y mayor la estabilidad de la red. Si comparamos dos
compuestos en los que cambia la carga del catión, tendremos:
Energía reticular del cloruro sódico, NaCl (producto de cargas 1) = -767 kJ/mol

Energía reticular del cloruro de magnesio, MgCl2 (producto de cargas 2) = -2326 kJ/mol

Por tanto, cuanto mayor es la carga de los iones, más grande es la fuerza de atracción
electrostática entre los mismos y por ello es mayor la energía reticular.

A mayor energía reticular de un compuesto, más difícil será fundirlo, evaporarlo o


rayarlo.

Así, cuando debamos comparar la estabilidad relativa de varios compuestos iónicos, como
veremos en los ejercicios, lo haremos considerando este hecho, que la energía reticular es
proporcional al producto de cargas e inversamente proporcional a la distancia internuclear.

También te puede interesar el cálculo de la energía reticular a partir del Ciclo de Born-
Haber.

Enlace en sólidos
Los sólidos pueden ser clasificados de acuerdo a la naturaleza del enlace entre sus
componentes atómicos o moleculares. La clasificación tradicional distingue cuatro tipos de
enlace:1

 Enlace covalente, que forma sólidos de red covalente (algunas veces simplemente
denominados "sólidos covalentes").
 Enlace iónico, que forma sólidos iónicos.
 Enlace metálico, que forma sólidos metálicos.
 Enlace intermolecular débil, que forma sólidos moleculares.

Los miembros típicos de estas clases tienen distribuciones electrónicas distintivas,2 así
como propiedades termodinámicas, electrónicas y mecánicas también distintivas. En
particular, las energías de enlace de estas interacciones varían ampliamente. Sin embargo,
el enlace en sólidos puede ser de tipos mezclados o intermedios, de ahí que no todos los
sólidos tienen las propiedades típicas de una clase en particular, y algunos pueden ser
descritos como formas intermedias.

Índice

 1 Clases básicas de sólidos


o 1.1 Sólidos de red covalente
o 1.2 Sólidos iónicos
o 1.3 Sólidos metálicos
o 1.4 Sólidos moleculares
 2 Véase también
 3 Referencias
 4 Enlaces externos

Clases básicas de sólidos


Sólidos de red covalente

Un sólido de red covalente consiste en un conjunto de átomos mantenidos juntos por una
red de enlaces covalentes (pares de electrones compartidos entre átomos de similar
electronegatividad), y de ahí que puedan ser considerados como una sola gran molécula.3 El
ejemplo clásico es el diamante; otros ejemplos incluyen el silicio, el cuarzo y el grafito.

Típicamente, los sólidos de red covalente tienen una gran fuerza, un gran módulo elástico,
y un elevado punto de fusión. Su fuerza, rigidez, y alto punto de fusión son consecuencia de
la fuerza y rigidez del enlace covalente que los mantiene unidos. También son
característicamente quebradizos, debido a que la naturaleza direccional de los enlaces
covalentes resiste fuertemente los movimientos asociados con el flujo plástico, y son, en
efecto, rotos cuando ocurre dicho tipo de movimientos. Esta propiedad resulta en la
fragilidad, por razones estudiadas en el campo de la mecánica de fractura. Los sólidos de
red covalente varían en su comportamiento desde aislantes hasta semiconductores,
dependiendo del tamaño de la banda prohibida del material.

Sólidos iónicos

Un sólido iónico estándar consiste de átomos que se mantienen juntos por enlaces iónicos,
esto es, por la atracción electrostática de cargas opuestas (el resultado de la transferencia de
electrones del átomo de menor electronegatividad al de mayor electronegatividad). Entre
los sólidos iónicos están los compuestos formados por metales alcalinos y metales
alcalinotérreos, en combinación con halógenos; un ejemplo clásico es la sal de mesa,
cloruro de sodio.

Típicamente, los sólidos iónicos son de una fuerza intermedia, y son extremadamente
quebradizos. Los puntos de fusión son moderadamente altos, pero algunas combinaciones
de cationes y aniones moleculares producen un líquido iónico con un punto de fusión
inferior a la temperatura ambiental. En todos los casos, las presiones de vapor son
extraordinariamente bajas; esto es consecuencia de la gran energía requerida para mover
una carga (o par de cargas) de un medio iónico hacia el espacio libre. Los sólidos iónicos
tienen bandas prohibidas muy grandes, de ahí que sean aislantes.

Sólidos metálicos

Los sólidos metálicos se mantienen unidos por una alta densidad de electrones
deslocalizados, compartidos, lo que resulta en un "enlace metálico". Los ejemplos clásicos
son los metales tales como el cobre y el aluminio, pero algunos materiales son metales en
un sentido electrónico, pero tienen un enlace metálico despreciable en un sentido mecánico
o termodinámico (ver [#Sólidos de tipo intermedio|formas intermedias.
Los sólidos con enlace metálico puro son dúctiles y, en su forma pura, tienen una
resistencia baja; sus puntos de fusión son variables (dependiendo del metal, el mercurio se
funde a -39 °C). Estas propiedades son consecuencia de la naturaleza no direccional y no
polar del enlace metálico, en el que los planos de átomos pueden deslizarse uno sobre otro,
sin perturbar las interacciones con el mar circundante de electrones deslocalizados. La
mayor fuerza puede ser debida a la interferencia con las dislocaciones que median en las
transformaciones plásticas. Más aún, algunos metales de transición exhiben enlace
direccional, además de enlace metálico; esto incrementa los esfuerzos cortantes y reduce la
ductilidad. Los sólidos metálicos no tienen, por definición, banda prohibida en el nivel de
Fermi, de ahí que sean conductores.

Sólidos moleculares

Un sólido molecular clásico consiste de pequeñas moléculas covalentes no polares, y es


mantenido junto por fuerzas de dispersión de London; un ejemplo clásico es la cera de
parafina. Estas fuerzas son débiles, y resultan en unas energías de enlace entre pares en el
orden de 1/100 de los enlaces covalentes, iónicos, y metálicos. Las energías de enlace
tienden a incrementarse con el incremento del tamaño molecular y la polaridad (ver formas
intermedias).

Los átomos que forman estas sustancias están unidos por una red continua de enlaces covalentes,
formando lo que se denomina una red cristalina.
Entre las sustancias que forman sólidos de red covalente se encuentran tanto elementos, por ejemplo el
diamante (C), como compuestos, por ejemplo el cuarzo (SiO2).
En el diamante los enlaces covalentes C -C se extienden a través del cristal formando una estructura
tridimensional tetraédrica.
En el cuarzo, cada átomo de silicio se une tetraédricamente a cuatro átomos de oxígeno. Cada átomo de
oxígeno se une a dos silicios y así une tetraedros contiguos entre sí. Esta red de enlaces covalentes se
extiende a través de todo el cristal.
Los sólidos de red covalente presentan propiedades características:
 Son muy duros.
 Tienen elevado punto de fusión, con frecuencia alrededor de 1.000 °C o mayores. Esto es debido a que
para fundir el sólido, deben romperse los fuertes enlaces covalentes entre sus átomos. Los sólidos de este
tipo son notablemente diferentes de los sólidos moleculares, que tienen puntos de fusión mucho más bajos.
   Son insolubles en todos los disolventes comunes. Para que se disuelvan, tienen que romperse los
enlaces covalentes de todo el sólido.
 Son malos conductores de la electricidad. En la mayoría de las sustancias de red covalente no hay
electrones móviles que puedan transportar una corriente.

Enlace metálico
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Un enlace metálico es un enlace químico que mantiene unidos los átomos (unión entre
núcleos atómicos y los electrones de valencia, que se juntan alrededor de éstos como una
nube) de los metales entre sí.

Estos átomos se agrupan de forma muy cercana unos a otros, lo que produce estructuras
muy compactas. Se trata de líneas tridimensionales que adquieren estructuras tales como: la
típica de empaquetamiento compacto de esferas (hexagonal compacta), cúbica centrada en
las caras o la cúbica centrada en el cuerpo.

En este tipo de estructura cada átomo metálico está dividido por otros doce átomos (seis en
el mismo plano, tres por encima y tres por debajo). Además, debido a la baja
electronegatividad que poseen los metales, los electrones de valencia son extraídos de sus
orbitales. Este enlace sólo puede estar en sustancias en estado sólido.1

Los metales poseen algunas propiedades características que los diferencian de los demás
materiales. Suelen ser sólidos a temperatura ambiente, excepto el mercurio, y tienen un
punto de fusión alto.

El enlace metálico es característico de los elementos metálicos. Es un enlace fuerte,


primario, que se forma entre elementos de la misma especie. Al estar los átomos tan
cercanos unos de otros, interaccionan sus núcleos junto con sus nubes electrónicas,
empaquetándose en las tres dimensiones, por lo que quedan los núcleos rodeados de tales
nubes. Estos electrones libres son los responsables de que los metales presenten una
elevada conductividad eléctrica y térmica, ya que estos se pueden mover con facilidad si se
ponen en contacto con una fuente eléctrica. Los metales generalmente presentan brillo y
son maleables. Los elementos con un enlace metálico están compartiendo un gran número
de electrones de valencia, formando un mar de electrones rodeando un enrejado gigante de
cationes. Muchos de los metales tienen puntos de fusión más altos que otros elementos no
metálicos, por lo que se puede inferir que hay enlaces más fuertes entre los distintos átomos
que los componen. La vinculación metálica es no polar, apenas hay diferencia de
electronegatividad entre los átomos que participan en la interacción de la vinculación (en
los metales, elementales puros) o muy poca (en las aleaciones), y los electrones implicados
en lo que constituye la interacción a través de la estructura cristalina del metal. El enlace
metálico explica muchas características físicas de metales, tales como maleabilidad,
ductilidad, buenos en la conducción de calor y electricidad, y con brillo o lustre (devuelven
la mayor parte de la energía lumínica que reciben).

La vinculación metálica es la atracción electrostática entre los átomos del metal o cationes
y los electrones deslocalizados. Esta es la razón por la cual se puede explicar un
deslizamiento de capas, dando por resultado su característica maleabilidad y ductilidad.

Los átomos del metal tienen por lo menos un electrón de valencia, no comparten estos
electrones con los átomos vecinos, ni pierden electrones para formar los iones. En lugar los
niveles de energía externos de los átomos del metal se traslapan. Son como enlaces
covalentes identificados.

Teoría del gas electrónico

Estas propiedades se deben al hecho de que los electrones exteriores están ligados sólo
«ligeramente» a los átomos, formando una especie de gas (también llamado «gas
electrónico», «nube electrónica» o «mar de electrones»), que se conoce como enlace
metálico. Drude y Lorentz, propusieron este modelo hacia 1900.2

Mediante la teoría del «gas electrónico» podemos explicar por qué los metales son tan
buenos conductores del calor y la electricidad, pero es necesario comprender la naturaleza
del enlace entre sus átomos.

Un primer intento para explicar el enlace metálico consistió en considerar un modelo en el


cual los electrones de valencia de cada metal se podían mover libremente en la red
cristalina. De esta forma, el retículo metálico se considera constituido por un conjunto de
iones positivos (los núcleos rodeados por su capa de electrones) y electrones (los de
valencia), en lugar de estar formados por átomos neutros.

En definitiva, un elemento metálico se considera que está constituido por cationes


metálicos distribuidos regularmente e inmersos en un «gas electrónico» de valencia
deslocalizados, actuando como un aglutinante electrostático que mantiene unidos a los
cationes metálicos.

El modelo del «gas electrónico» permite una explicación cualitativa sencilla de la


conductividad eléctrica y térmica de los metales. Dado que los electrones son móviles, se
pueden trasladar desde el electrodo negativo al positivo cuando el metal se somete al efecto
de una diferencia de potencial eléctrico. Los electrones móviles también pueden conducir el
calor transportando la energía cinética de una parte a otra del cristal. El carácter dúctil y
maleable de los metales está permitido por el hecho de que el enlace deslocalizado se
extiende en todas las direcciones; es decir, no está limitado a una orientación determinada,
como sucede en el caso de los sólidos de redes covalentes.

Cuando un cristal metálico se deforma, no se rompen enlaces localizados; en su lugar, el


mar de electrones simplemente se adapta a la nueva distribución de los cationes, siendo la
energía de la estructura deformada similar a la original. La energía necesaria para deformar
un metal como el litio es relativamente baja, siendo, como es lógico, mucho mayor la que
se necesita para deformar un metal de transición, porque este último posee muchos más
electrones de valencia que son el aglutinante electrostático de los cationes.

Mediante la teoría del «gas electrónico» se pueden justificar de forma satisfactoria muchas
propiedades de los metales, pero no es adecuada para explicar otros aspectos, como la
descripción detallada de la variación de la conductividad entre los elementos metálicos.

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