Está en la página 1de 7

1

Oportunidades para una agenda ciudadana de impulso a los


Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia

Antecedentes

El Consejo Nacional y los Consejos Territoriales de Paz fueron creados mediante la Ley 434 de 1998
con el ánimo de que se convirtieran en los escenarios que, en los distintos niveles territoriales,
impulsaran acciones para el desarrollo del derecho a la paz para todos los colombianos y
colombianas propiciando el diálogo constructivo entre las instituciones del Estado y la sociedad civil.
Asimismo, fueron concebidos como instancias de participación formal, de creación voluntaria y con
representación de múltiples sectores sociales y de la institucionalidad pública, cuya misión como
órganos asesores y consultivos del Gobierno Nacional, Departamental o Municipal es “propender
por el logro y mantenimiento de la paz, y facilitar la colaboración armónica de las entidades y
órganos del Estado, otorgando prioridad a las alternativas políticas de negociación del conflicto
armado interno, en orden a alcanzar relaciones sociales que aseguren una paz integral permanente”
(Ley 434, 1998, art. 3).

Surgen en un contexto social y político complejo -atravesado por un incremento en las violencias, el
narcotráfico y un nuevo auge de los grupos paramilitares- gracias al impulso del movimiento social
por la paz que se había venido configurando desde la Constitución de 1991 y con la voluntad política
del Comisionado de Paz del Gobierno del expresidente Ernesto Samper, quien facilita la realización
de un proceso de deliberación para su creación, en el que participaron principalmente el Ministerio
de Defensa, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, las Comisiones de Paz del Senado y Cámara
de Representantes, la Central Unitaria de Trabajadores, la Red de Iniciativas para la Paz (Redepaz),
entre otros académicos de la Universidad Nacional (FIP, 2015).

De acuerdo con la Fundación Ideas para la Paz (FIP) entre 1998 y el 2015 el Consejo Nacional de Paz
sesionó solo veinte veces: tres durante el Gobierno de Ernesto Samper, siete en el de Andrés
Pastrana, tres en los dos periodos de Gobierno de Álvaro Uribe y siete en el primer periodo de Juan
Manuel Santos. Asimismo, en ese lapso fueron creados solo 18 Consejos Departamentales de Paz y
177 Municipales. La investigación de la FIP (2015) señaló en su momento como principales
obstáculos para el efectivo funcionamiento de estos espacios: 1. La falta de continuidad e interés
de las Administraciones Municipales, 2. La poca participación de delegados/as en las sesiones de los
consejos, 3. Dificultades para llevar a cabo procesos efectivos de convocatoria, y en consecuencia
4. El aumento de la desconfianza por parte de los sectores sociales frente a la ausencia de
compromiso de los entes territoriales.

Dicha investigación también recoge algunas de las razones por las cuales la tarea de conformación
de los Consejos a nivel territorial no avanzó significativamente desde su creación normativa hasta
el 2015, entre las que se resaltan: en primer lugar, la existencia de otros de espacios de participación
ciudadana que involucran a los mismos sectores de la sociedad civil y la institucionalidad, que
además tienen funciones similares a los Consejos de Paz, lo que da cuenta de la dispersión y
duplicidad de espacios de participación que existe en el país. En segundo lugar, la investigación
afirma que varias de las alcaldías y gobernaciones consultadas señalaron que no conformaron estos
espacios porque la Ley 434 de 1998 ni ningún otro mecanismo legal lo establecen como obligatorio,
es decir, su existencia depende en gran medida de la voluntad política del gobierno en los distintos
niveles territoriales. Y finalmente, la percepción por parte de las autoridades locales de que la

2
ausencia de conflicto o la existencia de este en menor intensidad en sus territorios en comparación
con otros no amerita el esfuerzo de crear más instancias de participación.

Con la participación ciudadana como enfoque, el Acuerdo Final de Paz firmado en noviembre de
2016 entre el Estado Colombiano y la extinta guerrilla de las FARC-EP, como parte del punto 2 sobre
Apertura Democrática dispuso en el subpunto 2.2.4 la necesidad de crear una instancia responsable
de, entre otros asuntos, asesorar el diseño de una Política Pública de Reconciliación, Convivencia y
No Estigmatización con la participación de las entidades territoriales y promover el respeto por la
diferencia, la crítica y la oposición política, así como por una cultura de paz y reconciliación (Acuerdo
Final de Paz, 2016). Es así como nuevamente gracias al impulso y recomendaciones de diversas
organizaciones de la sociedad civil, en mayo de 2017 el Gobierno Nacional expide el Decreto Ley
885 por medio del cual se modifica la Ley 434 de 1998 que amplía la participación de la sociedad
civil en el Consejo, lo reviste de autonomía para auto convocarse, cambia su denominación a
Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia y define la conformación de Consejos
Territoriales análogos. Otros cambios que introduce el decreto tienen que ver con el reconocimiento
de los enfoques territorial y diferencial como principios orientadores para su conformación y
operación, y con la disposición de que la Secretaría Técnica de estos espacios sea compartida entre
la institucionalidad y la sociedad civil.

En relación con las funciones de los Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia
(CTPRC), es importante mencionar que el decreto mantiene su carácter de órganos asesores y
consultivos de los gobiernos nacional y territoriales, lo que es muy importante para el ejercicio de
interlocución, y le asigna nuevas tareas, entre las que se destacan: el diseño y ejecución del
Programa de Reconciliación, Convivencia y Prevención de la Estigmatización; la Promoción de un
Pacto Político que busque la reconciliación nacional y la convivencia pacífica entre los colombianos;
Ser el espacio central donde convergen en el nivel territorial todos los comités, mesas, instancias y
mecanismos de participación en asuntos de paz, reconciliación, convivencia y no estigmatización;
Fortalecer las relaciones de confianza, solidaridad y convivencia, y la reconciliación al interior de las
comunidades en el marco del desarrollo del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos
de Uso Ilícito (PNIS); Constituir los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) en
instrumentos de reconciliación y convivencia en los territorios; la creación de una cátedra de cultura
política para la reconciliación y la paz, entre otras (Presidencia de la República, 2017).

El contexto actual

De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, en la actualidad se encuentran
conformados un total de 533 CTPRC, sin embargo, no es posible encontrar información oficial que
permita conocer cuál es el estado de estos escenarios y cómo está resultando su funcionamiento en
la práctica. No obstante, Viva la Ciudadanía ha estado involucrada en el ejercicio del Consejo
Nacional de Paz y ha podido elaborar algunos análisis a partir de diferentes acciones que este ha
desarrollado con los consejos territoriales, como por ejemplo, el Encuentro Nacional de Consejeros
y Consejeras que se llevó a cabo en diciembre de 2019 donde participaron aproximadamente 400
integrantes de consejos departamentales y municipales de paz, y en el que mediante un ejercicio
de diálogo para el reconocimiento de sus capacidades y necesidades fue posible encontrar lo
siguiente:

3
• Muchos de los CTPRC conformados no disponen de una hoja de ruta clara con respecto al
trabajo que deben desempeñar y no todos han diseñado reglamentos internos para su
funcionamiento democrático.
• En su conformación todavía presentan debilidades con respecto a la representación de los
sectores de la sociedad civil a partir de un mapeo de actores e intereses territoriales,
considerando el enfoque diferencial y promoviendo la participación paritaria en aras de
garantizar realmente un ejercicio de diálogo plural entre ésta y la institucionalidad pública que
los integra.
• Otra de las debilidades de los CTPRC está relacionada con la falta de recursos para su
funcionamiento, así como para la ejecución de sus derroteros de acción. Esto se debe, en la
mayoría de los casos, a que gobernadores y/o alcaldes no designan presupuesto para estos
espacios en el marco de los programas o acciones para el fortalecimiento de la participación de
sus planes de desarrollo.
• Los CTPRC son escenarios análogos al Consejo Nacional de Paz, es decir, también tienen el
carácter de órganos asesores del gobierno en los niveles departamental y municipal. Sin
embargo, lograr procesos de incidencia efectiva no ha sido fácil, puesto que han sido asumidos
por las autoridades locales como espacios meramente consultivos. Asimismo, todavía no es
clara la manera en que pueden articularse con otras instancias y actores claves en la
implementación de las políticas de paz, particularmente de los Planes de Desarrollo con Enfoque
Territorial (PDET) con los organismos responsables del Plan Nacional de Sustitución de Cultivos
de Uso Ilícito (PNIS), con las instituciones del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y
No Repetición, entre otros.
• Aunque muchos de los sectores que integran los CTPRC se caracterizan por poseer capacidades
para la construcción de paz, y en particular, para el desarrollo de acciones pedagógicas y
formativas, persisten algunas necesidades en materia de actualización y formación alrededor
de los temas que les son de su competencia.

Cabe mencionar que este análisis corresponde a un panorama general de los Consejos Territoriales
de Paz y no sustituye de ninguna manera, las lecturas territoriales que puedan existir en relación
con las realidades particulares de estos escenarios.

Oportunidades para el nivel territorial

Más allá de las debilidades o retos que los CTPRC pueden presentar en su funcionamiento, es
importante reconocerlos como oportunidades de participación ciudadana en la construcción de la
paz territorial, no solo porque hacen parte de la infraestructura para la paz creada por el Acuerdo
Final, sino porque posibilitan:

• El análisis de problemáticas y conflictos y la construcción de políticas para la paz, la


reconciliación y la convivencia desde una mirada local y diferencial, reconociendo las
experiencias propias de quienes habitan el territorio.
• La discusión y construcción de propuestas para la paz territorial de manera conjunta entre
la sociedad civil y la institucionalidad a partir de un ejercicio de diálogo horizontal.
• El involucramiento de la ciudadanía en el seguimiento a la implementación del Acuerdo de
Paz. Desde el rol de asesores del gobierno territorial, los integrantes de los CTPRC están
facultados para presentar recomendaciones frente a los asuntos de interés relacionados
con la implementación.

4
• El reconocimiento y fortalecimiento de liderazgos sociales en torno a la paz. Esto en razón
de que en los CTPRC tienen asiento casi todos los sectores de la sociedad civil, y de acuerdo
con las particularidades territoriales, pueden participar en ellos jóvenes, mujeres,
delegados/as de los grupos étnicos, personas con discapacidad, personas LGBTI, personas
reincorporadas y en proceso de reincorporación, empresarios, víctimas, representantes
sindicales, ambientalistas, entre otros.
• La posibilidad de avanzar, desde el impulso de la ciudadanía, hacia la consolidación de una
cultura de paz que promueva la transformación democrática de los conflictos.

Asuntos claves para la construcción de agendas ciudadanas relacionadas con los


Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia

Las tareas de incidencia

En primer lugar, es fundamental que exista voluntad del Gobierno en los diferentes niveles
territoriales frente a la conformación y dinamización de estos Consejos, para lo cual ha resultado
efectivo el ejercicio de promoción y presión que desde la sociedad civil organizada se pueda realizar
ante la Asamblea Departamental o el Concejo Municipal y por supuesto, ante la Gobernación o la
Alcaldía correspondientes. En este sentido, es oportuno que las organizaciones de la sociedad civil
interesadas en su conformación puedan generar alianzas con actores clave del territorio como
diputados o concejales, secretarios de despacho, los entes de control, la academia, las iglesias,
empresarios, entre otros, que faciliten la labor de impulso -técnico y político- ante las instituciones
pertinentes. El siguiente procedimiento puede servir de guía para el proceso de incidencia frente a
la conformación o reactivación de los CTPRC:

1. Realizar, en el nivel local, la difusión de los objetivos e importancia para la Paz Territorial de
los CTPRC;
2. Identificar, caracterizar y sensibilizar a los actores institucionales, sociales, políticos,
culturales y económicos del municipio que deberían integrar el Consejo;
3. Conformar un Comité Promotor de Impulso, con participación de representantes de las
instituciones municipales y de algunas de las organizaciones sociales que gocen de
legitimidad en su respectivo sector, para dinamizar la creación del Consejo de Paz,
Reconciliación y Convivencia.
4. Elaborar y gestionar el Proyecto de Ordenanza ante la Asamblea Departamental o el
Proyecto de Acuerdo ante el Concejo Municipal, según sea el caso, en concordancia con la
Ley 434 de 1998 y con el Decreto Ley 885 de 2017.
5. Designar o elegir a los/las representantes de los distintos sectores e instalar, en acto público,
el CTPRC del departamento o municipio. En última instancia el Consejo se puede instalar
cuando, vencido el plazo estipulado en el respectivo Acuerdo u Ordenanza, hayan sido
elegidas las dos terceras partes de sus integrantes.
6. Designar una Secretaría Técnica, conformada por un/a representante de las instituciones y
otro/a de las organizaciones de la sociedad civil que integran el Consejo. Esta instancia es la
encargada de coordinar, canalizar y acompañar el desarrollo de los acuerdos y propuestas
que genere el CTPRC.
Otras tareas de incidencia tendrían lugar una vez conformados los CTPRC y se relacionan con: a). El
ejercicio de veeduría para garantizar la participación amplia y diversa de los diferentes sectores de

5
la sociedad civil. Esto implica un esfuerzo por lograr la representación de todos los sectores sociales
organizados del departamento o municipio promoviendo además la participación paritaria. b).
Lograr que los Consejos operen efectivamente: con presupuesto, planes de trabajo, dinamismo y
diálogo constructivo. Lo que significa la exigencia a los gobiernos territoriales no solo de garantizar
los recursos para su funcionamiento en el marco de los Planes de Desarrollo, sino de la asignación
de espacios para que puedan sesionar, asistencia técnica para el desarrollo de sus tareas y procesos
oportunos de convocatoria a las sesiones. Asimismo, requiere de estrategias de planeación y
organización del trabajo que faciliten su operatividad. c.) Promover la articulación interinstitucional
entre los CTPRC y aquellas instituciones y procesos que comparten objetivos misionales como la
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en materia de convivencia y la Agencia de Renovación
del Territorio frente al pilar de reconciliación que hace parte de los Planes de Acción para la
Transformación Regional (PATR). Esto con el fin de evitar duplicar acciones con las organizaciones y
comunidades a nivel local y regional. Y finalmente d). Lograr procesos de incidencia efectiva en
materia de paz, más allá del ejercicio consultivo, lo que significa el mayor reto en términos de
participación ciudadana.

Propuestas para una agenda de los CTPRC

Algunos aspectos que los Consejos deberían incluir como mínimo en sus planes de trabajo y en
concordancia con lo establecido en el Decreto 885 de 2017, son los siguientes:

• La promoción de políticas públicas locales de paz, reconciliación, convivencia y no


estigmatización: vinculen a diferentes actores y que aterricen las necesidades y exigencias de
las regiones, departamentos y municipios, incluso más allá del Acuerdo de Paz, de manera
articulada o armónica con la política nacional. La participación de los ciudadanos/as y sus
organizaciones en la generación de políticas públicas “desde abajo” tiene la virtud de hacer
visibles los temas de interés, ampliar los derechos y generar sentimientos de apropiación social
frente a su ejecución y seguimiento.

• La promoción de Pactos Políticos Territoriales para la Reconciliación y la Convivencia Pacífica


que permitan avanzar en los propósitos de sacar las armas de la política, de construir una
sociedad más democrática y de consolidar una cultura de reconciliación y convivencia.

• La promoción de Acuerdos Humanitarios en los territorios con presencia del ELN. Teniendo en
cuenta la conformación mixta y plural de los CTPRC, así como sus objetivos de promoción y
seguimiento de la implementación de lo acordado con las FARC y de la paz en general, su
participación en el impulso de acuerdos humanitarios en los territorios donde la incidencia del
ELN es fuerte puede ser de gran utilidad para garantizar la seguridad y protección de las
comunidades. De la misma manera, es importante que sus agendas consideren la promoción de
la salida negociada del conflicto en aras de alcanzar la paz completa.

• Procesos de pedagogía y reflexión para la comprensión del Acuerdo y su implementación a


nivel territorial. Que permitan el impulso de programas de formación y comunicación para la
apropiación del Acuerdo de Paz, la capacitación a funcionarios/as públicos y a líderes/as de las
organizaciones y movimientos sociales para garantizar la no estigmatización y el tratamiento de
los conflictos desde una perspectiva democrática.

6
• Constituir los PDET en instrumentos de reconciliación y convivencia en los territorios. Para lo
cual es central que los CTPRC realicen acciones de evaluación y seguimiento al cumplimiento de
las medidas que resultaron del proceso de construcción participativa de estos planes y que
fueron incorporadas en los PATR.

• El monitoreo y seguimiento a la implementación del Acuerdo Final de Paz. En esta tarea los
CTPRC son clave teniendo en cuenta que tienen la posibilidad de dialogar con las instituciones
responsables, y adicionalmente, en su condición de órganos consultivos y asesores del Gobierno
Nacional, pueden realizar recomendaciones y propuestas para el cumplimiento de lo acordado
a nivel territorial.

• El impulso de acciones para la no estigmatización y la no discriminación de grupos


poblacionales que históricamente lo han sido, de personas y/o colectivos que hacen oposición
política, así como de líderes y lideresas sociales, de defensores y defensoras de derechos
humanos y de personas y organizaciones que trabajan por la paz.

Referencias
Congreso de Colombia. 1998. Ley 434 de 1998 “Por la cual se crea el Consejo Nacional de Paz, se
otorgan funciones y se dictan disposiciones”. Bogotá, Colombia.

Fundación Ideas para la Paz (FIP). 2015. Los Consejos de Paz y su posible papel en el postconflicto.
Mapeo Nacional 2015. Bogotá, Colombia.

Gobierno nacional y FARC-EP. 2016. Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la
Construcción de una Paz Estable y Duradera. Bogotá, Colombia.

Presidencia de la República. 2017. Decreto Ley 885 de 2017 “Por medio del cual se modifica la Ley
434 de 1998 y se crea el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia”. Bogotá,
Colombia.

También podría gustarte