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El ser humano puede convertir la enseña en conocimiento y ésta, a su vez, es construida por el

enseñante a través de los 4 pilares del aprendizaje, de los que nos habla Alicia Fernández:

Organismo: El organismo, programado a través de sistemas (nervioso, digestivo, etc.) constituye la


infraestructura neurofisiológica de todas las coordinaciones posibles y posibilita la memoria de los
automatismos. El organismo, transversalizado por la inteligencia y el deseo, se irá mostrando en
un cuerpo, y así interviene en el aprendizaje, ya corporizado. En el proceso el organismo se revela
por su fractura o disfuncionamiento, cuando no hace posible la experiencia de ciertas
coordinaciones o de los proyectos mismos de tales experiencias.

Cuerpo: El aprendizaje siempre pasa por el cuerpo. La participación del cuerpo en el proceso de
apropiación del conocimiento se da por la acción en los dos primeros años, y luego, también, por
la representación y por otorgar la configuración al conocimiento. El cuerpo forma parte de la
mayoría de los aprendizajes no sólo como enseña sino como instrumento de apropiación del
conocimiento. El cuerpo es enseña pues a través de él se hacen las demostraciones de "cómo
hacer", pero sobre todo porque a través de la mirada, las modulaciones de la voz y la vehemencia
del gesto, se canalizan el interés y la pasión que el conocimiento significa para el otro. Ese placer
agregado, significará a ese "deseo del otro" donde deberá anclar el del sujeto. Consecuentemente,
la descorporeización de la transmisión le quita todo interés a lo transmitido y garantiza su olvido.
El cuerpo acumula experiencias, adquiere nuevas destrezas, produce nuevas programaciones
creativas de comportamiento. No hay aprendizaje que no esté registrado en el cuerpo.

Inteligencia: La inteligencia es fundamentalmente el instrumento que permite apoderarse de la


enseña, ofrecida como representante parcial de una elaboración óptima de la realidad. Cuando
hablamos de inteligencia nos referimos a una estructura lógica, que es una estructura genética. El
conocimiento se construye. El ser humano debe pasar por un proceso, hacer un trabajo lógico para
acceder al mismo. El progreso en la estructuración de la inteligencia, si bien puede lograrse a
través de una enseñanza organizada, tiene que ver directamente con la experiencia. Si el niño no
realiza acciones con los objetos, interactúa y prueba su dominio sobre las cosas, va a encontrar
dificultades en el proceso de organización de su inteligencia.

Deseo: Mientras la inteligencia se propone apropiarse del objeto conociéndolo, generalizándolo,


incluyéndolo en una clasificación, el deseo se propondría apropiarse del objeto significándolo.
Junto con la satisfacción y el goce que implica conseguir el objeto, aparece el displacer y la
necesidad de buscar otro objeto, continuando así la circulación del deseo. De igual modo, en la
medida en que el objeto de conocimiento se aprehende, se aumenta el desconocimiento, se
contacta con la ignorancia, surgen nuevas preguntas, continuándose así la búsqueda de nuevos
conocimientos. Ambos circuitos, el del deseo y el de la inteligencia, se enfrentan con la falta, con
la carencia.
Así como en todo proceso de aprendizaje están implicados los cuatro pilares (organismo, cuerpo,
inteligencia, deseo), también en las dificultades de aprendizaje van a estar enlazados estos cuatro
niveles con diferente grado de compromiso.

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