George Steven Álvarez Jaramillo- 1113664094

Reseña del artículo titulado: ¿Rige el derecho del trabajo en la función pública colombiana? Un
estudio desde la justicia administrativa

El texto escrito por Hernán Darío Vergara Mesa, implica una confrontación directa entre la

regulación estatutaria del derecho administrativo y las normas laborales, que, si se hace un análisis

de fondo, el autor del texto busca darles respaldo a las normas laborales bajo un raigambre

constitucional, y demás normas internacionales ratificadas por el Estado colombiano. Por lo

anterior, se puede resaltar 3 ideas principales del texto, que si bien, permiten allegar a una

conclusión un poco previsible en consideración a la manera en que el autor abordó el texto

inicialmente (esto es, la gran influencia del derecho francés en el derecho colombiano), claro está

que deja un sin sabor por la tajante aplicación de los principios de legalidad y jerarquía normativa.

Por lo anterior, la primera idea principal que se puede rescatar, es cuando el escritor cita a su vez

al ilustre José Ramón Parada Vásquez, referenciando que la forma en que se ha concebido la

gestión de los servidores públicos es variada, sin embargo, se ha perfilado una fuerte

predominancia del derecho anglosajón y francés, en especial este ultimo que tiene como

característica principal la jerarquía que acaba expresándose en relaciones muy particulares

denominadas legales o estatutarias, jurídicamente distintas a las contractuales.

En ese orden de ideas, Edgardo Balbín Torres, autor citado por Vergara Mesa, muy bien lo expresa

cuando indica que más que razones de índole técnico-administrativa, versan razones políticas,

ideológicas e históricas y como ejemplo, relata que perfectamente se puede apreciar el notable

desarrollo de la función pública en relación a la normativa del derecho laboral, lo cual trae desde

ese entonces una concepción autoritaria en cabeza del Estado frente a los servidores públicos,

bajo la premisa de la prevalencia del interés general, que en ultima se traduciría en una relación
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unilateral, donde el señor Estado puede modificar las condiciones de trabajo sin mediar el

consentimiento del servidor y justificarse por la necesidad del servicio.

Entre otras cosas, la segunda idea principal que se puede desentrañar de este texto: es sobre el

análisis realizado por Hernán Darío que a su vez, ha sido estudiado desde 1987 y que subsiste en el

tiempo, esto es; sobre la relación que existe entre el empleado (servidor público) y el Estado, es

así que, realiza de manera muy precisa una descripción jurídica en donde se busca aplicar o en su

defecto comprender que aquella relación laboral entre el Estado y el servidor público, no es una

relación laboral diferente a la que presenta en el sector privado, incluso doctrinantes indican que

estos servidores deberán de tener mayores instrumentos de protección, en razón al supremo

poder que tiene el Estado.

Lo interesante de la idea anterior, es que actualmente Colombia es un estado social de derecho y a

su vez, el trabajo goza de un reconocimiento de su caracterización como derecho humano, por lo

tanto, cualquiera que sea la naturaleza del servicio o si el trabajador es empleado público o

trabajador oficial no justifica que su trabajo quede relegado a una subordinación incondicional y

autoritaria que requiere la ausencia total de la voluntad del ciudadano. Argumento que parte para

la tercera y última idea principal, lo concerniente a la consolidación del trabajo en la carta política

de 1991, la cual le otorga la condición de valor, principio y derecho fundamental. Es aquí donde se

puede complementar la idea de dicho autor, en consideración al artículo 53 de la carta política

colombiana, la cual ordena la expedición por parte del congreso de un estatuto de trabajo,

aspecto que debió cumplirse cuando se promulgó la constitución nacional, ahora bien, una vez se

cumpla deberá considerar y desarrollar algunos principios fundamentales mínimos que la propia

Constitución establece.
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En otras palabras, ya son 30 años desde la promulgación de la constitución que ni congreso, ni

gobiernos se han tomado la tarea de darle cumplimiento a lo normado en la carta de derechos,

más aún cuando Colombia es un Estado social de derecho, es así que actualmente se aplica un

obsoleto y desactualizado código laboral, el cual no hace frente a nuevas realidades como el

teletrabajo, la flexibilización, la subcontratación, la desregulación y la globalización, fenómenos y

nuevas figuras jurídicas que desconocen los derechos fundamentales de los trabajadores en

Colombia, entre ellos los servidores públicos.

Es por eso que, más que un debate académico referente a las relaciones laborales en el ámbito

público, la realidad está en la ausencia de la aplicación efectiva de los principios constitucionales

como una garantía para el desempeño práctico del trabajo decente, bajo condiciones de

seguridad, dignidad, libertad y equidad, a contrario sensu, lo que encontramos es un trato

diferenciado para particulares, para trabajadores oficiales, para empleados públicos, para los

agentes del orden departamental, municipal, incluso para las personas que se dedican al servicio

doméstico.

Aunado todo lo anterior, se puede concluir que más que una confrontación entre la norma laboral

en las relaciones con el Estado, la problemática es mucho más a fondo, conllevando a que las

relaciones laborales en Colombia no tengan garantías, generando incertidumbre, discriminación y

ambigüedad. Ocasionando lo anterior un sistema inequitativo, el cual es contradictorio con lo

proclamado en el preámbulo de la constitución política colombiana.

Es así que ni el congreso, ni el gobierno, ni la máxima instancia de la jurisdicción contenciosa

administrativa colombiana en material laboral aplican de manera efectiva las fuentes del derecho

laboral, es así que, lo predicado por Balbín Torres, tiene mucho sentido al afirmar que más que

aspectos técnicos- administrativos, versan razones políticas, ideológicas e históricas.

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