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Blanca Poza

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Presentación
1. La Navidad de los cuentos
2. El regalo de Jesús
3. Navidad en el fondo del mar
4. Caperucita en Navidad

A mi madre y mis hermanos, Andrés, Amancio, Isabel, Rosa y Lola.

A mi padre, que permanece vivo en mi corazón.

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En los días de Navidad pasan muchas cosas agradables: las familias se reúnen, los
amigos se felicitan, el amor fluye como un río que se expande de corazón a corazón... Se
acaba el primer trimestre del curso escolar, llegan las vacaciones y...

No resulta raro en estos días que en muchos lugares se aproveche el aire festivo que
se respira para representar alguna función teatral. En muchos colegios se preparan
alumnos y profesores para subirse al escenario y sorprender a padres, alumnos e incluso
a ellos mismos, con la feliz experiencia de ser, aunque sólo sea por un día, grandes
actores.

No es raro que quien un año lleva a cabo esta labor, al año siguiente intente repetir
esa experiencia, aunque a veces, lo más difícil de todo es decidir qué obra se
representará.

En este libro se os brindan cuatro pequeñas obras pensadas especialmente para estos
días navideños. Aunque todas versan sobre el mismo tema, cada una de ellas es
completamente distinta, por lo que es posible que os resulte fácil encontrar una que se
adapte a vuestras posibilidades y necesidades.

Con muchos personajes: «Navidad en el fondo del mar» y «El regalo de Jesús», para
que ningún niño de la clase se quede sin actuar. Con pocos personajes: «Caperucita en
Navidad», para tres actores intrépidos. Y para un elenco de futuros grandes actores: «La
Navidad de los cuentos».

La Navidad es amor, el amor es ilusión, la ilusión es magia... la magia nos lleva a lo


alto de un escenario donde se mezclan aventuras, sueños, ilusiones... Cuando el telón se
abre, se nos muestra todo un mundo nuevo, todo es posible, todo se transforma, pero...
¡Pero bueno!, ¿se puede saber qué hace Papá Noel en el cuento de Caperucita Roja? Y...
¿qué lío se ha armado en la habitación de Samuel? ¿Cómo es posible que se hayan
quedado encerrados allí los personajes de sus cuentos?...; ¿En el fondo del mar? ¿Estás
seguro de que la Navidad también se celebra en el fondo del mar? No sé, no sé... Vaya,
al menos en «El Regalo de Jesús» todo es más normal: pastores, ángeles del cielo, Jesús,
José y María, ah, y los Reyes Magos y todo... bueno, puede que después de todo en este
libro encontréis lo que buscáis: un sueño para poder realizar sobre un escenario.

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No busquéis más pegas ni excusas. Empezad desde ahora mismo a trabajar, qué digo
a trabajar... empezad ahora mismo a disfrutar del mundo del teatro. Que nada os impida
llevar a cabo esa idea que se os ha pasado por la cabeza de lograr que unos chiquillos se
suban a un escenario. Pensad que no es tan difícil, tan sólo bastará utilizar un poquito la
imaginación. Si disponemos de medios, mejor que mejor, pero si no es así, cualquier
solución nos puede servir. Si los actores no se adaptan a los personajes, adaptemos los
personajes a los actores. Si los diálo gos nos resultan largos o complicados,
inventémonos otras frases. El papel y las pinturas serán unos buenos aliados nuestros
para construir un escenario y unos vestidos apropiados para la obra. Pensad sobre todo,
que lo importante no es que nos quede un montaje perfecto; lo importante será lo que
disfrutaréis preparando la función y conseguir que en cualquier rincón del mundo, una
vez más, se escuchen las mágicas palabras:

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Estamos acostumbrados a ver cómo cada año los pastores van a ver al niño Jesús al
portal de Belén, pero esta vez va a suceder algo distinto. ¿Os imagináis a Caperucita
Roja camino del portal? ¿Y al Príncipe Azul? Pues bien, no sólo podremos ver a estos
dos conocidos personajes camino de Belén, sino que además, irán acompañados por
Peter Pan, Bella, una glotona Bruja, Periquito Sarmiento, ah, bueno... también les
acompañará una pastora de las auténticas, de las del portal de Belén. Y es que en el
teatro pueden suceder cosas maravillosas, mágicas, extrañas...

Todo sucede cuando un niño empieza a leer cuentos la noche antes de Navidad.
Algo extraño ocurre y los personajes de sus cuentos se ven atrapados en su habitación
y... Bueno, será mejor que leáis la historia. No. ¡Qué digo que leáis! Será mejor que os
busquéis a unos cuantos amigos y por unos días os convirtáis en actores. ¡Empezad a
ensayar! ¡Que el telón se levante! ¡Que comience la función!

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Personajes y vestuario

•Samuel: Es un niño de unos ocho años de edad. Estará vestido con un pijama.

•Padre: Un padre actual, normal y corriente. Puede llevar una bata de estar en casa y
unas zapatillas.

•Caperucita Roja: El típico personaje del cuento: caperuza roja, trenzas rubias y cestita
para llevar la comida de la abuela.

•Príncipe Azul: Es el príncipe del cuento de la Bella Durmiente. Para remarcar más su
personalidad de «Azul», irá vestido con ropas de ese color: un pantalón, una capa y un
sombrero pueden servir.

•Bella: Se trata de la muchacha del cuento de «La Bella y la Bestia». Dada la


popularidad de la versión realizada por Walt Disney, podemos confeccionar el traje
copiando el modelo de la película, de ese modo, los niños la identificarán más
fácilmente.

•Peter Pan: Todos conocemos también a Peter Pan. Al final que con Bella, podemos
fijarnos en la película de Walt Disney. De cualquier modo, es importante que vaya
vestido de verde, por lo que se menciona en el guión.

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•Bruja: La vieja glotona de la casita de chocolate también se cuela en esta historia.
¡Cuidado con los niños tiernos! Para la ropa, ya sabéis: traje negro, gorro de bruja, y si
lleva telarañas, mejor que mejor.

•Periquito Sarmiento: Es un viejo conocido mío, aunque después me han presentado a


otros similares a él como por ejemplo, Juan Sarmiento (bueno, lo importante es que
fue a cagar y se lo llevó el viento...). Irá vestido como el niño de un cuento.

•Pastora: Es la típica pastora del portal de Belén, de esas que cada Navidad pululan por
todos los colegios. Todos sabemos cómo se viste una pastora, ¿verdad que sí?

Decorado

La acción se desarrolla en la habitación de Samuel (el niño), por lo que trataremos de


reconstruirla del mejor modo posible. Cuando la representamos en nuestro taller de
teatro, fue fácil. Construimos con unos bancos una falsa cama. El cabecero lo hicimos
con cartón pintado. Una almohada y un edredón hicieron el efecto deseado. La mesilla la
hicimos también con una caja de cartón. Para el escritorio utilizamos un pupitre.
Conseguimos una mejor decoración llenando las paredes y las cortinas del escenario con
grandes posters infantiles, y simulamos también una ventana construida con papel de
celofán azul y con unas cortinas colgadas en los laterales. Unos cuantos juguetes, una
lámpara de noche y unos cuentos será suficiente para hacer creer al público que nos
hemos trasladado al dormitorio de Samuel.

Atrezzo

Prácticamente ha quedado explicado en el párrafo anterior. También debemos tener en


cuenta además de lo que se encuentra en la habitación, lo que acompaña a cada
personaje: la cestita de Caperucita, una espada para el Príncipe, un puñal para Peter Pan
o las bolitas que lanzará Periquito Sarmiento (se pueden hacer con papel pinocho).
Tampoco olvidaremos el vaso de leche que el padre llevará al niño.

Música

No es necesario introducir ninguna música, aunque siempre recomiendo que al principio,


hasta que los personajes comiencen a hablar, suene alguna melodía de fondo. Si
queremos y disponemos de las melodías de cada cuento, podemos hacerlas sonar cada
vez que un personaje se incorpora al escenario.

Iluminación

General en toda la obra, aunque, siempre dependiendo de los medios de que se disponga,
podemos jugar con las luces. ¡Tal vez tengamos entre nosotros a un futuro técnico de
iluminación!

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PERSONAJES
(Por orden de aparición)

-Samuel

-Padre

-Periquito Sarmiento

-Caperucita Roja

-Príncipe Azul

-Bella

-Peter Pan

-Bruja

-Pastora

Música navideña. Se bajará de volumen poco a poco.

(Se abre el telón y está en escena Samuel entreteniendose con algún juguete.)

SAMUEL: Y entonces viene el malo y se apodera de la ciudad y llaman al Capitán


Planeta que llega con su pistola de rayos ultra-atómicos y convierte al malo en una
estatua de barro podrido mientras salva a una bella señorita. «Gracias, Capitán, no sé
qué hubiera pasado sin ti. Gracias por salvarme.» «No hay de qué, señorita. Es mi
deber. Como protector de este planeta tengo que salvar a los débiles y capturar a los
malos.»

PADRE: (En off) Samuel, venga, acuéstate ya.

SAMUEL: Jo, papá. No tengo sueño.

PADRE. (Entrando.) Venga niño, que es muy tarde. Vamos a dormir.

SAMUEL: ¡Anda papi, déjame otro ratito, que mañana es Navidad!

PADRE: Pues por eso, porque mañana es Navidad tienes que dormir ya. Mañana

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tenemos que ir a cenar a casa de los abuelos.

SAMUEL: ¿Irán los tíos?

PADRE: Sí.

SAMUEL: ¿Y los primos?

PADRE: ¡Claro, como cada año nos juntaremos toda la familia! ¡Por algo es Navidad!

SAMUEL: ¡Yupi! ¡Guai!

PADRE: Pero venga, duérmete ya.

(Va a salir el padre.)

SAMUEL: Papá...

PADRE: ¿Qué?

SAMUEL: ¿Me cuentas un cuento?

PADRE: Sí... de Periquito Sarmiento que fue a cagar y se lo llevó el viento. Cagó tres
bolitas, una para Juan, otra para Pedro, y otra para el que hable el primero...

Música alegre y luz para realzar al personaje mientras hace su aparición.

(Entra Periquito y se pone en un rincón a «cagar».)

SAMUEL: ¡No, papá!, ¡Ese no!

PERIQUITO: ¡Toma, por hablar!

(Sale Periquito.)

PADRE: Esto era un padre que tenía tres hijos y los metió en un canuto. ¡Mira qué
bruto!

SAMUEL: Jo, papá, ese tampoco.

PADRE: Este era un zapatero que tenía tres hijas. Las tiró al «tejao» y cuento «acabao».

SAMUEL: ¡Papá! Sabes que esos cuentos no me gustan. ¡Cuéntame otro! ¡Por favor!

PADRE: Mira, yo tengo que hacer ahora muchas cosas. Tengo que preparar todo lo de

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mañana, así que, ¿por qué no coges un libro de cuentos y los lees tú?

SAMUEL: Está bien, pero dentro de un ratito vienes a arroparme.

PADRE: Vale. Venga, buenas noches.

SAMUEL: Buenas noches.

(Sale el Padre y el niño empieza a ojear los cuentos.)

SAMUEL: ¿Por cuál empezaré? Por este. No, este es un rollo. Este ya me lo sé. Este...
bueno, veré un poco de cada uno. Empezaré por Caperucita.

(Entra Caperucita.)

Música para la entrada de Caperucita.

CAPERUCITA: (Cantando.) «Soy Caperucita y a mi abuelita voy a ver, le llevo tortitas,


mantequilla, pan y miel, también un lindo ramo de flores la llevaré y una gran
sorpresa y alegría le daré...»

Bueno, aquí estoy otra vez, como cada vez que alguien lee mi cuento. Cargada con
esta cesta y recogiendo flores para mi abuelita. ¡Como si no tuviera otra cosa que
hacer! Claro, ahora vendrá el lobo y me engañará; me dirá que siga ese camino que
es más corto y yo, como una tonta, le haré caso, y eso que sé de sobra que es el más
largo, y que lo único que quiere es llegar antes a casa de mi abuelita para comérsela.
Menos mal que al final, como viene el cazador y nos salva, todo acaba bien y
terminamos comiéndonos todos estos dulces, ¡que así me estoy poniendo de gorda!
Y menos mal que entre el cazador y yo ayudamos a la abuelita a comérselo todo,
porque si no, el azúcar le subiría a quinientos y pico, con tantos dulces... En fin, me
parece que ya viene el lobo...

Música para la entrada del Príncipe.

(Entra el Príncipe, un tanto despistado.)

PRÍNCIPE: Me parece que me he equivocado de bosque, por aquí no encuentro a la


Bella Durmiente.

CAPERUCITA: No chico, de bosque no te has equivocado. De lo que te has equivocado


es de cuento.

PRÍNCIPE: ¡Ay va! ¿Y tú quién eres? ¿De dónde sales?

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CAPERUCITA: Yo no salgo de ningún lado. Yo estaba aquí y eres tú el que ha salido, y
yo diría que un poquito despistado.

PRÍNCIPE: Oye niña, perdona, pero es que yo vengo buscando a una princesa.

CAPERUCITA: ¿A una princesa?

PRÍNCIPE: Sí.

CAPERUCITA: ¡Este se ha creído que es Iñaki Urdangarín!

PRÍNCIPE: Que no niña, que no te enteras. Que soy el Príncipe Azul y vengo buscando
a mi princesa.

CAPERUCITA: ¿A una princesa?

PRÍNCIPE: Que sí.

CAPERUCITA: Pues yo no he visto pasar a ninguna princesa.

PRÍNCIPE: Claro que no la habrás visto pasar. A no ser que sea sonámbula.

CAPERUCITA: ¿Y eso qué es?

PRÍNCIPE: Sonámbula, o sea, que camina estando dormida.

CAPERUCITA: Chico, cada vez te entiendo menos. Te presentas en mi cuento, dices


que vienes buscando a la princesa «sonannosequé», que caminan los que están roque...
Chico, como no te expliques, o me vuelves loca, o te arreo un soplamocos.

PRÍNCIPE: Mira... Yo soy el Príncipe Azul.

CAPERUCITA: ¡Anda, y yo Caperucita Roja! ¡Cómo tuviéramos un hijo nos iba a salir
morado!

PRÍNCIPE: Te repito, yo soy el Príncipe Azul y vengo buscando a la Bella Durmiente,


para despertarla de su sueño de más de cien años.

CAPERUCITA: ¿La Bella Durmiente?

PRÍNCIPE: Sí.

CAPERUCITA: ¿Y lleva durmiendo cien años?

PRÍNCIPE: Sí.

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CAPERUCITA: ¡Pues vaya ganas de mear que va a tener!

PRÍNCIPE: Desde luego niña, contigo no se puede hablar.

CAPERUCITA: Anda tonto, no te enfades, que era una broma.

PRÍNCIPE: Bueno, pues como te iba diciendo, estoy buscando a la Bella Durmiente para
despertarla.

CAPERUCITA: ¿Y cómo vas a despertarla? Necesitarás por lo menos un par de cubos


de agua helada. Después de tantos años...

PRÍNCIPE: La despertaré con un beso.

CAPERUCITA: ¿Con un beso?

PRÍNCIPE: Sí.

CAPERUCITA: ¿De los de tornillo?

PRÍNCIPE: Eh...

CAPERUCITA: Pues espérate que ahora mismo me echo yo una siestecita para que
también me despiertes a mí.

PRÍNCIPE: No creo que me esté permitido hacer semejante cosa.

CAPERUCITA: Jo, tío, es que ya estoy harta de que lo más romántico que me sucede es
que el Lobo Feroz me zampe de un bocado.

PRÍNCIPE: Ya, pero es que yo sólo puedo dar un beso a la Bella Durmiente.

CAPERUCITA: ¡Qué pena!

PRÍNCIPE: Bueno, qué, ¿crees que puedes ayudarme a encontrarla?

CAPERUCITA: Pues chico, me conozco mi cuento de pe a pa, o sea, del principio al


final y nunca, nunca, me he encontrado con la Bella Durmiente.

PRÍNCIPE: Anda, ni yo antes me había encontrado contigo. ¿Qué ha podido pasar?

CAPERUCiTA: No sé. Yo estaba tan tranquila, siendo leída por ese niño tan simpático.
Mira, no ves que tiene mi cuento entre sus manos.

PRÍNCIPE: Ejem, maja, perdona... pero el cuento que está leyendo es el de «La Bella

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Durmiente».

CAPERUCITA: ¡Pues sí que pasa pronto las páginas este chico! Al final entre unos y
otros van a terminar volviéndome turuleta.

Música para la entrada de Bella.

(Entra Bella.)

BELLA: ¡No te angusties, padre, iré a salvarte! ¡Si es necesario me quedaré en ese
castillo embrujado a cambio de que a ti te libere esa Bestia inmunda! (Se choca con el
Pr ncipe.) ¡Uy, perdón!

PRÍNCIPE: No se preocupe linda señorita. Tan sólo ha sido un leve pisotón que,
proviniendo de sus delicados pies, más bien se pudiera decir que ha sido una caricia
terrenal.

(Le arrea un pisotón Caperucita.)

PRÍNCIPE: ¡Ay, jolines! Con ese pisotón casi me rompe los calcetines.

CAPERUCITA: Nada, que no hay manera de que me diga algo romántico...

PRÍNCIPE: Y decidme, señorita bella, ¿por qué corréis tan apurada?

BELLA: ¿Y vos quién sois que me conocéis?

CAPERUCITA: ¿Que tú conoces a esta?

PRÍNCIPE: No la conozco, ignoro su procedencia.

BELLA: Como me ha llamado por mi nombre...

PRÍNCIPE: ¿Que yo te he nombrado? Si no sé si te llamas María o Carmen o Estrella.

CAPERUCITA: O Regustiana, o Dorotea...

BELLA: Me llamo Bella.

PRÍNCIPE: No podía ser de otro modo.

CAPERUCITA: ¡No me digas que tú eres la famosa Bella Durmiente! ¡Si ya se ha


despertado! De modo que ese beso que le teníais preparado, me lo podéis dar a mí.

BELLA: (A Caperucita.) Oye rica, perdona, pero yo de durmiente tengo muy poco. ¡Si

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me paso las noches enteras leyendo y releyendo los libros de la biblioteca! Que digo
yo, que ya podía el alcalde donar otros pocos.

PRÍNCIPE: Por supuesto que tú no eres la Bella Durmiente. ¡Si la conoceré yo, que cada
vez que un niño lee mi cuento acabo reposando dulcemente mis labios sobre los
suyos!

CAPERUCITA: ¡Ala! ¡Y yo acabo entre los dientes del lobo y comiéndome


«dulcemente» los d-u-l-c-e-s que le llevo a mi abuelita!

PRÍNCIPE: ¿Entonces tú quién eres?

BELLA: Si ya te lo dije antes. Soy Bella.

CAPERUCITA: ¿La Bella despierta?

BELLA: No, simplemente Bella.

CAPERUCITA: ¿Y de qué cuento sales tú?

BELLA: ¿Pues de cuál ha de ser? De «La Bella y la Bestia».

CAPERUCITA: ¿Una Bestia? ¡Uy, qué miedo!

BELLA: No, no has de tenerle miedo. Bueno, confieso que al principio...

CAPERUCITA: No te cortes, cuenta, cuenta...

PRÍNCIPE: Sí, sí, contad y así podremos saber por qué razón corríais tan apurada.

BELLA: Bueno, a mi padre le atrapó una Bestia en su castillo. Era un castillo


embrujado.

CAPERUCITA: Por lo visto ningún castillo de los alrededores se libra de ser hechizado.

BELLA: Cuando me enteré de lo sucedido, fui al castillo e hice un trato con la Bestia.

PRÍNCIPE: ¿Hiciste un trato?

BELLA: Sí, le pedí a la Bestia que me dejara quedarme como prisionera suya en el
castillo, a cambio de que mi padre pudiera marcharse en libertad.

PRÍNCIPE: ¡Qué valiente!

CAPERUCITA: ¡Qué loca!

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BELLA: Lo cierto es que a medida que transcurre el tiempo y voy conociendo a la
Bestia, descubro que dentro de su corazón existe un ser maravilloso.

PRÍNCIPE: ¡Qué bonito!

CAPERUCITA: ¡Qué boba!

BELLA: A pesar de que su aspecto físico es horrible, acabo enamorándome de él y le


doy un beso.

CAPERUCITA: ¡Otra! ¡Pero bueno, es que no hay ni un cuento decente en el que


termine sin que nadie se bese!

PRÍNCIPE: Creo que sí: el tuyo.

CAPERUCITA: ¡7olines!

PRÍNCIPE: Continuad, por favor.

BELLA: Pues resulta (a Caperucita), bonita, que la Bestia en realidad era un príncipe
embrujado, y cuando yo le doy un beso se transforma de nuevo en un príncipe alto,
guapo, rubio, ojos azules...

CAPERUCITA: ¡A ese le conozco, se llama Leonardo Di Caprio!

BELLA: Y acabo casándome con él, y colorín, colorado...

PRÍNCIPE: Me gusta tu historia. ¿Y cómo dices que se llama tu cuento?

BELLA: Pues «La Bella y la Bestia», mira, ese niño de ahí lo estaba leyendo cuando os
encontré.

CAPERUCITA: Es que al parecer este chico se da mucha prisa en pasar las páginas, y
como siga así vamos a acabar amontonándonos como si fuéramos en el metro a las
ocho de la mañana.

PRÍNCIPE: ¿El metro, qué es el metro?

CAPERUCITA: No sé, ¿pero a que me queda bien la frase?

BELLA: Atención, oigo a un adulto hablar.

PRÍNCIPE: Pues si viene un adulto, marchémonos de este lugar.

(Se esconden en un rincón sin salir de escena y aparece el padre.)

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PADRE: Vamos, niño. ¿Quieres dormirte ya?

SAMUEL: Jo, papi, es que estoy muy nervioso. ¿Por qué no me cuentas cómo era la
Navidad cuando tú eras pequeño?

PADRE: Pero si ya te lo he contado cientos de veces.

SAMUEL: Anda, cuéntalo otra vez que a mí me gusta mucho.

PADRE: Bueno, la Navidad no era como ahora. No teníamos tantos regalos, ni tantos
turrones. Pero, sin embargo, era tan hermosa como lo es ahora. Lo que más importaba
era que toda la familia se reunía, nos juntábamos los tíos y los primos para cenar con
los abuelos. Claro, que la noche que más nos gustaba a los niños era la de los Reyes
Magos.

SAMUEL: ¿Y qué te traían? ¿Les escribías la carta?

PADRE: Claro que les escribía la carta... Pero no era tan larga como la tuya. Recuerdo
un año que quería un coche teledirigido que anunciaban en la televisión.

SAMUEL: ¿Te lo trajeron?

PADRE: No, aquel año los Reyes vinieron muy pobres. La abuela me dijo que fue
porque había muchas guerras en el mundo, varios terremotos asolaron algunos países
causando grandes daños, incluso en España hubo fuertes inundaciones en varias
ciudades que dejaron sin nada a mucha gente.

SAMUEL: Claro, se tendrían que ir a llevar cosas a todas esas personas.

PADRE: Sí, además de que el abuelo aquel año había estado enfermo y no pudo ir a
trabajar, y antes, si no trabajabas no te pagaban.

SAMUEL: O sea, que erais pobres.

PADRE: Más o menos.

SAMUEL: ¿Y qué pasó con el coche?

PADRE: Ya te digo que no me lo trajeron. Pero al año siguiente, volví a pedirle en la


carta. El abuelo ya tenía trabajo y...

SAMUEL: ¿Te lo trajeron?

PADRE: Claro que sí. Aún lo conservo.

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SAMUEL: Ah, claro, es el coche que tienes en tu cuarto y con el que nunca me dejas
jugar.

PADRE: Bueno, venga, vale ya de historias. ¿Has leído algún cuento?

SAMUEL: Bueno, más que un cuento... como casi me sé todos, estoy leyendo un par de
páginas de cada uno.

CAPERUCITA: Será tramposo. ¡Así le cundía tanto!

BELLA: Calla, nos puede descubrir su padre.

PRÍNCIPE: Sí, sí, callad.

PADRE: Habrá que decirle a los Reyes que traigan algún libro de cuentos nuevo.

SAMUEL: Sí, porque si no voy a tener que ponerme a escribirlos yo.

PADRE: Mira, no estaría mal: «Samuel, el escritor».

SAMUEL: ¡Qué bien, podría llegar a ser famoso!

PADRE: Venga, no te alborotes más. A dormir.

SAMUEL: ¿Por qué no me traes un vasito de leche?

PADRE: Está bien, voy a buscarla.

SAMUEL: Mientras me traes la leche, voy a leer algún cuento más. Mira, ahora voy a
ver este: «Peter Pan».

Música para la entrada de Peter Pan.

(Sale el padre y entra Peter Pan.)

PETER PAN: ¡Vamos Campanilla, dales más polvo de estrella a Wendy, John y
Michael, tenemos que llegar pronto a la isla de Nunca Jamás, no vaya a ser que el
Capitán Garfio vuelva a hacer alguna de las suyas!

PRÍNCIPE: Alto, alto, ¿qué es todo eso que vais contando?

PETER PAN: Pardiez, parece que perdí el rumbo. Esta no es mi isla.

CAPERUCITA: ¡Ala! Otro despistado. Ni es tu isla, ni es tu cuento, ni es tu momento.

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PETER PAN: ¿Cómo que no es mi momento? Mira niña, yo duermo tranquilo dentro de
las páginas de mi libro, hasta que los ojos de algún niño empiezan a leerme, y así
cobro vida, y si ahora intento llegar volando hasta la isla de Nunca Jamás y llevar
hasta allí a mis amiguitos, es porque algún niño me está leyendo.

BELLA: Sí, ese de ahí, ¡pero no veas lo rápido que lee el niño!

PRÍNCIPE: ¡Como que todos nos estamos quedando aquí atrapados porque apenas nos
da tiempo para salir de nuestras respectivas historias!

CAPERUCITA: Como sigamos así se va a armar la gorda.

BELLA: ¿Y tú quién eres?

PETER PAN: Puede que vosotros ignoréis mi identidad, sin embargo sé que todos los
niños me conocen. Soy Peter Pan.

BELLA: ¿Y cómo vais tan de verde?

CAPERUCITA: Eso, porque esto está empezando a parecerse a un arco iris: el Príncipe
Azul, Caperucita Roja, un monigato verde...

PETER PAN: Porque vivo en una isla con grandes bosques y es el mejor traje que he
encontrado para camuflarme y no ser descubierto por el Capitán Garfio.

PRÍNCIPE: ¿Un Capitán? Si os persigue, decídmelo, que acudiré y me batiré en un


duelo con él.

PETER PAN: Gracias por vuestro ofrecimiento, caballero.

CAPERUCITA: (Al oído de Peter Pan.) Es un príncipe.

PETER PAN: Digo, majestad... repito, gracias por vuestro ofrecimiento, pero no debéis
preocuparos; entre mi amigo el cocodrilo, mi habilidad con la espada y un poquito de
polvo de hada para volar, le tenemos bien escarmentado.

PRÍNCIPE: ¿De modo que sois hábil con la espada?

PETER PAN: Pues...

CAPERUCITA: ¿Qué es eso del polvo de hada?

PETER PAN: Es...

BELLA: ¿Dónde está la isla de Nunca Jamás?

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PETER PAN: Está...

PRÍNCIPE: ¿Habéis luchado muchas veces?

PETER PAN: Más de...

CAPERUCITA: ¿Quiénes son tus amigos?

PETER PAN: Pues son...

BELLA: ¿Quién es esa Campanilla a la que llamabais?

PETER PAN: (Enfadado.) ¿Queréis dejarme contestar?

PRÍNCIPE: Pues claro, contestad...

BELLA: Vamos, empezad a hablar...

CAPERUCITA: ¿Quieres contárnoslo ya?

PETER PAN: Yo era un niño pequeño, como los demás niños de mi ciudad, pero había
algo que me diferenciaba.

BELLA: ¿Ibas siempre de verde?

PETER PAN: No, esto fue cuando me fui a vivir al bosque.

PRÍNCIPE: ¿Movías las orejas, caminabas del revés?

PETER PAN: No.

CAPERUCITA: Ya sé. Te ponías lazos en el pelo y comías chicle con los pies.

PETER PAN: ¡Qué bruta! ¡Pues claro que no! Lo que me diferenciaba de los demás
niños, es que yo no quería crecer.

BELLA: ¿Por qué?

PETER PAN: No quería ser mayor. Quería ser siempre un niño pequeño.

PRÍNCIPE: Pero, ¿no te das cuenta de que si no creces te perderás muchas cosas? Los
mayores pueden hacer muchas cosas que a los pequeños no les están permitidas.

CAPERUCITA: ¿Como dar besitos?

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PRÍNCIPE: (Burlándose.) Na, na, na, na, na, na...

PETER PAN: Sí, eso ya lo sé, pero también sé que cuando se crece se pierden muchas
otras cosas que nunca más puedes recuperar. La inocencia de un niño, la confianza, la
ilusión, el cariño sincero...

BELLA: La ternura, la esperanza...

CAPERUCITA: Los juegos con los amigotes, la paga del domingo, los achuchones de
mamita...

PETER PAN: Sabía que si crecía ganaría muchas cosas, pero también sabía que perdería
otras muchas.

PRÍNCIPE: De modo que no creciste.

PETER PAN: No. Me quedé anclado en la infancia. Conseguí llegar a la Isla de Nun ca
Jamás, un lugar donde tus sueños pueden convertirse en realidad.

CAPERUCITA: ¿Y vives allí solo?

PETER PAN: No, por supuesto que no. Allí están mis amigos, toda la pandilla de los
niños perdidos. Además por supuesto, de mi fiel, inestimable e inolvidable compañera
de aventuras, la singular Campanilla.

BELLA: ¿Campanilla?

PETER PAN: Sí, Campanilla, un hada pequeña, graciosa, un poco traviesa...

PRÍNCIPE: ¿Y quién es ese capitán del que hablabas?

PETER PAN: Oh, el Capitán Garfio, un viejo lobo de mar empeñado en atraparme. Me
la tiene jurada desde hace tiempo, pero siempre acaba el pobre entre los dientes del
viejo cocodrilo, ja, ja, ja...

CAPERUCITA: Qué interesante...

PETER PAN: Por cierto, ¿y vosotros, quiénes sois? Nunca antes os había visto en mi
isla.

CAPERUCITA: Que no tronco, bueno, más bien pareces una rama... que esta no es tu
isla, que esta es la habitación de Samuel. (Todos señalan al niño.)

PRÍNCIPE: Todos somos personajes de algún cuento, pero no sabemos por qué extraña

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razón nos estamos quedando aquí atrapados.

BELLA: Debe ser porque Samuel está leyendo tan deprisa que pasa de un cuento a otro
sin avisarnos.

CAPERUCITA: O sea, que es un poco tramposillo.

PRÍNCIPE: Antes vino su padre y dijo que estaba nervioso y que no podía quedarse
dormido por algo llamado Navidad.

BELLA: ¿Qué será eso de la Navidad?

(Se oye a la bruja hablar en off.)

BRUJA: Sapos, gusarapos, culebras y escarabajos... con un poquito de ajo, haré una
buena poción.

PRÍNCIPE: Escuchad, alguien se acerca.

BELLA: ¿Quién será?

PETER PAN: En guardia compañeros, estad todos preparados.

CAPERUCITA: Tranqui, tronco, digo ramita... que a quien sea, le espera Caperucita.

Música para la entrada de la bruja.

BRUJA: (Entrando.) Mecachis y releñe... ya se me han vuelto a escapar estos granujillas.


De nada me sirve que mi casita sea toda de chocolate y caramelo para engañar a los
niños que se pierden en el bosque. De nada me sirve que a ese dichoso Hansel le meta
en la jaula y la tontaina de Gretel me sirva de criada. Al final siempre me pasa lo
mismo, no sé cómo hacen para engañarme y salir pitando. Voy a tener que contratar a
otros niños para mi cuen to, o nunca acabaré cenando sopa de niño tierno. Por cierto,
ver, veo poco, pero oler, huelo muy bien y... ¡Por aquí huele a niño tierno!

PETER PAN: Calma señora, calma, ¿cuál es esa sopa de la que habla?

BRUJA: ¿Lo ves? Lo dije. Puede que con estos ojos no vea nada bien.

CAPERUCITA: Pues pídeselos prestados a mi amiguete Lobo Feroz, que tiene unos ojos
enormes «para verme mejor».

BRUJA: Puede que con estos oídos no oiga bien.

CAPERUCITA: ¡Uy! Pues mi colega Feroz, tiene unas buenas orejas «para oírme

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mejor».

BRUJA: Puede que con esta boca sin dientes no pueda comer bien.

CAPERUCITA: ¡Uy! Pues para dientes los de Feroz, es capaz de comerme de un bocado
después de su famosa frase: «para comerte mejor».

BRUJA: Puede que no vea, no oiga, ni coma bien, pero oler, lo que se dice oler... no hay
quién me gane. Y aquí huele a más de un niño.

PRÍNCIPE: ¿De qué cuento se ha escapado?

BRUJA: ¿Yo? Yo no me he escapado de ningún sitio, malandrín, ven, ven aquí, que
tengo algo para ti.

BELLA: Por Dios, ¡qué horror! Me da más miedo que la Bestia al principio del cuento.

BRUJA: Ven aquí niña, tengo una linda casita para que vengáis a vivir conmigo todos
los niños que queráis.

CAPERUCITA: Mejor que no, no se preocupe por nosotros.

BRUJA: Vaya, ¿pero qué es esto? Una linda niña, rubia, pequeña, tierna y jugosa.

PETER PAN: No temas, Caperucita. Yo te salvaré.

BRUJA: Vaya, otro niño. ¡Esta noche sí que cenaré!

BELLA: Escúchenos, señora...

CAPERUCiTA: Anda, valiente, habla tú con ella si es que te atreves. ¿No fuiste tan
valiente con la Bestia? A ver cómo te las apañas con esta bruja tan llena de telarañas.

BELLA: Escúchenos, señora, a ver si nos entiende. Ahora debe calmarse porque ya no
está en su cuento.

BRUJA: ¿Que ya no estoy en mi cuento? ¿Qué sarta de mentiras es esa? ¿Es que no veis
mi casita rellena de chocolate, las rejas de pirulís, las ventanas de caramelo, la
chimenea de turrón, los pasteles por el suelo?...

BELLA: Que no señora, que su cuento se ha acabado.

BRUJA: ¡Mentira podrida! ¡No he oído el colorín colorado! Claro, que como oigo tan
poco.

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PRÍNCIPE: Perdón por mi intromisión, pero si me lo permitís, me gustaría aclarar la
cuestión.

BRUJA: Habla, habla, que te escucho...

PRÍNCIPE: La cuestión es, señora...

BRUJA: ¡Uy, qué fino!

PRÍNCIPE: Que todos nosotros somos personajes de cuentos que...

PETER PAN: ¡Cuidado, se acerca un adulto!

BRUJA: ¿Un adulto? No, no, no quiero sopa de adulto, están amargos, están muy duros,
y siempre que los como me da un ataque de estornudos.

CAPERUCITA: Ven para acá viejita, nos tenemos que ocultar.

BRUJA: Releñe, no me empujes, que me vas a marear.

(Entra el padre.)

PADRE: Toma Samuel, la leche.

SAMUEL: ¿Me la traes con Cola-Cao?

PADRE: Sí, pero sin el negrito del anuncio.

SAMUEL: Papi, ¿por qué no te quedas aquí un ratito? Anda, y de paso me cuentas un
cuento.

PADRE: Sí, el de Periquito Sarmiento que fue a cagar y se lo llevó el viento...

Música para la entrada de Periquito.

(Entra corriendo Periquito.)

PERIQUITO: ¡Ay, ay, ay, ay! ¡Ya me da otra vez! ¡Esto no lo aguanto más! ¡Ya me voy
otra vez a cagar!

PETER PAN: ¿Y este loco quién es?

PERIQUITO: (Lanzándole una bola de papel.) Te tocó. Por hablar.

PETER PAN: ¡Ay!

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BELLA: ¡Qué asco!

PERIQUITO: (Lanzándole otra a Bella.) ¡Ahora te tocó a ti! ¡Por hablar!

PRÍNCIPE: Pero niño, ¿quieres dejar ya de tirar esas bolas de...? (Recibe otro
«bolazo».)... ¡Mierda!

CAPERUCITA: Eso, eso, de mierda.

PERIQUITO: Perdonadme, pero es que no puedo hacer otra cosa.

CAPERUCITA: Anda colega, cálmate, deja ya de lanzarnos torpedos y cuéntanos de


dónde has salido.

PERIQUITO: ¿Pues de dónde voy a salir? De donde tengo que salir cada vez que
alguien cuenta mi cuento. Unas veces de allí y otras veces de aquí.

PRÍNCIPE: ¿Pero tú quién eres?

PERIQUITO: Soy... pues... Periquito Sarmiento.

BELLA: ¿Y por qué nos lanzas esas bolas de...?

CAPERUCITA: Mierda.

BELLA: Eso, de mierda.

PERIQUITO: Pues porque mi cuento es así. Cada vez que alguien me cuenta sucede lo
mismo.

BRUJA: ¿Y cuál es tu cuento?

PERIQUITO: Mi cuento es el cuento que cuentan cuando no quieren contar un cuento.

TODOS: ¿Qué, cómo...?

PERIQUITO: Cuando un niño pide que le cuenten un cuento, y un adulto está


«ocupado», siempre recurren al cuento fácil: «El cuento de Periquito Sarmiento, que
fue a cagar y se lo llevó el viento. Cagó tres bolitas: una para Juan, otra para Pedro, y
otra para quien hable primero».

PRÍNCIPE: Ahora lo entiendo.

PERIQUITO: ¿Pero sabéis una cosa? ¡Que ya estoy harto de andar siempre igual,
cagando de acá para allá! ¡Que tengo un dolor de barriguita...!

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BRUJA: Pues quédate aquí conmigo, que yo te sabré cuidar.

CAPERUCITA: No te fíes, es una bruja a la que le encanta cenar sopa de niño tierno.

PERIQUITO: ¿Y vosotros quiénes sois?

BELLA: Pues personajes de cuentos.

PERIQUITO: ¿Y qué hacéis aquí?

PETER PAN: Por lo visto, este niño nos está leyendo.

PRÍNCIPE: Escuchad, escuchad, parece que ahora su padre, otro cuento le va a contar.

PETER PAN: Vamos a sentarnos a escuchar. Me gusta mucho que me cuenten cuentos.
Nunca tuve un padre ni una madre que me los contara.

CAPERUCITA: Eso te pasa por escaparte de tu casa.

(Se sientan todos alrededor, para oír al padre contar el cuento.)

PADRE: Está bien, me quedaré aquí contigo, pero sólo un ratito.

SAMUEL: Anda, cuéntame algo de la Navidad.

PADRE: Ocurrió hace mucho tiempo. Era una noche fría de invierno, un joven
matrimonio caminaba hacia Belén, cuando ella, que estaba esperando un hijo, se puso
de parto. Pidieron asilo en una posada, pero no les quisieron acoger, de modo que
tuvieron que refugiarse en un pesebre, en donde había un triste y delgaducho buey, y
así, entre el buey y la mula que les llevaba, nació el Niño Jesús. Era el hijo de Dios,
que se había hecho hombre. Los ángeles bajaban del cielo, para ir a anunciar a los
pastores que había en los alrededores la buena nueva, y así, poco a poco empezaron a
acudir todas las gentes del lugar para traer algún presente.

SAMUEL: ¿Como los pastorcitos que tenemos en nuestro nacimiento?

PADRE: Exactamente. Bueno, pues así, poco a poco, todos iban llegando, y cuando
veían al Niño, todos quedaban maravillados.

SAMUEL: ¿Y los Reyes Magos?

PADRE: Aunque llegaron los tres juntos, cada uno era de un país distinto. Fueron a
adorar al Niño porque a los tres les avisaron que pronto nacería el Redentor. Vinieron
a traer regalos. Cada uno le traía lo mejor de su país. Uno le trajo oro, otro incienso y

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el otro mirra.

SAMUEL: ¿Por eso nos traen regalos a todos los niños?

PADRE: Claro, por eso desde aquella noche, cada año celebramos la Navidad, porque es
el día más importante. La noche en que nació el Niño Jesús, la noche en la que Dios se
hizo hombre.

SAMUEL: Papi, ¿sabes una cosa? Me gusta mucho la Navidad.

PADRE: A mí también hijo, pero ahora vamos a dormir ya, que mañana tenemos que
madrugar.

SAMUEL: Está bien. Buenas noches.

PADRE: Buenas noches, hijo.

Música para la entrada de la pastora.

(Sale el padre y entra la pastora.)

PASTORA: A las buenas noches. ¡Pero qué concurrido está esto!

PRÍNCIPE: Buenas noches.

PASTORA: ¿Y qué hacen, pues, que no van «pa'lla»?

BELLA: ¿«Pa'lla», para dónde?

PASTORA: ¿Dónde ha de ser?, al pesebre que hay al otro lado del río. ¡Dicen que es
precioso!

PETER PAN: ¿Cómo va a ser precioso si dices que es un pesebre?

PASTORA: El pesebre no, el Niño.

BRUJA: El Niño, ¿qué Niño?

PASTORA: Pues el que ha nacido esta noche. El Niño Jesús.

PERIQUITO: ¿El Niño Jesús del cuento?

PASTORA: ¡Qué cuento, ni qué cuento! Esto es tan real como que mis cabras dan leche.

CAPERUCITA: ¡Uy, uy, uy... esto se está liando más de la cuenta!

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PRÍNCIPE: O sea, que tú no vienes de un cuento.

PASTORA: Ni sí, ni no.

CAPERUCITA: (Burlándose.) Ni blanco, ni negro...

PASTORA: Yo vengo de una historia que fue real, pero que a lo largo del tiempo hay
quien la cuenta como si se tratara de un cuento.

BELLA: Entonces, ¿ese Niño es tan bello como dicen?

PASTORA: ¿Bello? ¡Si es como una estrella que se ha caído del cielo!

CAPERUCITA: ¿Y es tan pobre como cuentan?

PASTORA: ¿Pobre? ¡Tan pobre que ni una cuna ha tenido! Entre una mula y un buey el
pobre Niño ha nacido.

PRÍNCIPE: ¿Pues no es el hijo de Dios?

PASTORA: Así ha de ser, el rey de los reyes, lo más grande. Nuestro Redentor.

BRUJA: Pues si ha nacido esta noche, estará bien tiernecito.

PETER PAN: ¿Qué tramas vieja glotona? ¿Es que no sabes pensar en otra cosa?

BRUJA: Perdón, perdón, no es esa mi intención.

PETER PAN: Y su madre, ¿cómo es?

PASTORA: Su madre es la mujer más tierna del mundo, la más buena y cariñosa.

PETER PAN: ¡Me gustaría tanto poder verla!

BELLA: Eso, eso, podríamos ir a ver al Niño Jesús.

CAPERUCITA: No estaría mal, yo ya estoy harta de ir siempre a casa de mi abuelita.

PRÍNCIPE: Pero es que tengo que ir a despertar a mi princesa.

CAPERUCITA: ¡Anda ya! ¿No lleva dormida cien años? Pues una noche más, digo yo
que puede esperar.

PRÍNCIPE: Sí, supongo que puede esperar.

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BRUJA: Eso, eso, vamos a ver a ese Niño tierno.

PETER PAN: ¿Qué es lo que estás tramando?

BRUJA: Nada, nada... sólo quiero llevarle un trocito de mi casa.

PERIQUITO: ¿Un trocito de tu casa? ¡Pues vaya regalo!

BRUJA: Hombre, majo... ten en cuenta que es de chocolate y caramelo.

PERIQUITO: Ah, bueno... pues así sí.

BELLA: Sería tan hermoso poder conocerle. Pero...

CAPERUCITA: ¿Pero qué?

BELLA: Pues que según he oído, todo el que va, le lleva algo.

PETER PAN: Ah, es verdad. Yo le podría llevar... ¡Un poco de polvo de hada para que
pueda volar!

PRÍNCIPE: Yo le llevaré mi espada, para luchar contra todo aquel que le quiera hacer
mal.

BELLA: Yo le llevaré... ya sé, un libro de cuentos, para que su madre se lo lea cuando
no pueda dormir.

CAPERUCITA: Pues yo, esta cestita con tortitas, mantequilla, pan y miel. Espero que
mi abuela no se enfade, si por una vez le llevo la cesta vacía. Seguro que ya está harta
de comer siempre lo mismo y no le importa que se lo regale al Niño.

PRÍNCIPE: Vamos Periquito, vamos al portal.

PERIQUITO: Yo no puedo.

BELLA: ¿Por qué no has de poder?

PERIQUITO: Yo no puedo llevarle nada.

CAPERUCITA: Algo habrá tío.

PERIQUITO: ¿No querrás que le dé una bolita de...?

CAPERUCITA: ¡Mierda, es verdad! Es lo que tú sueles dar.

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PRÍNCIPE: Bueno Periquito, seguro que al Niño Jesús no le importa que no le lleves
nada.

BRUJA: Sí, será mejor que no le des nada, a que le des una mierda.

PERIQUITO: ¿Tú crees que no le va a importar?

PASTORA: ¡Claro que no! Él lo que quiere, es que le queramos.

PERIQUITO: Pues yo estoy deseando quererle.

PETER PAN: Un momento. ¿Y cómo haremos para ir hasta el portal?

BELLA: Eso es verdad, ¿cómo haremos para llegar al portal si todos estamos encerrados
dentro de nuestros cuentos?

PRÍNCIPE: Debemos pensar la manera de conseguir llegar hasta allí.

CAPERUCITA: No os preocupéis, yo creo que esta noche es distinta a todas las demás,
y que todo el que desee algo de corazón lo conseguirá.

BRUJA: ¿Por qué dices que esta noche es distinta a todas, qué tiene de especial?

CAPERUCITA: ¿Qué que tiene de especial? ¡Nosotros!

PETER PAN: ¿Nosotros?

CAPERUCITA: ¡Claro! ¿Es que acaso no es especial que estemos todos aquí reunidos?

PRÍNCIPE: Es verdad. Nunca antes nos había sucedido una cosa igual.

BELLA: ¡Ya sé! ¡Ya tengo la solución!

PERIQUITO: Espero que sea efectiva o te doy un coscorrón.

BRUJA: Mira el niño, ya está empezando a dar otra cosa distinta a sus famosas bolitas.

BELLA: Todos nosotros existimos porque algún escritor nos ha creado.

TODOS: Sí, pues claro... (etc.)

BELLA: Y nuestros cuentos están llenos de historias fantásticas, de alegrías, de penas,


de acontecimientos, en fin, que to das las cosas que nos suceden son porque alguien
las ha escrito.

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PETER PAN: Sí, ¿pero qué tiene que ver eso?

BELLA: Pues que sólo necesitamos a alguien que cambie nuestras historias, alguien que
escriba un cuento con lo que nos está pasando y con lo que queremos que nos suceda.

CAPERUCITA: ¡Un cuento de Navidad!

PRÍNCIPE: Un cuento en el que todos nos encontremos y después nos vayamos juntos al
portal a visitar al Niño Jesús.

PERIQUITO: Eso, eso... que alguien escriba un cuento nuevo para nosotros.

BRUJA: (Gruñendo.) ¡Qué bonito, qué bonito! ¿Y quién va a ser el listo que va a escribir
esa historieta?

BELLA: Tal vez... (Señala a Samuel.)

PRÍNCIPE: ¿Un niño? No sé si sabrá.

PETER PAN: ¿Qué tienen de malo los niños? ¡Claro que sabrá, los niños sabemos hacer
muchas más cosas de las que los mayores os creéis!

PERIQUITO: Por supuesto, los niños somos capaces de hacer lo que queramos, porque
lo hacemos con el corazón en la mano.

CAPERUCITA: ¡Qué guarro!

BELLA: Tonta, quiere decir, que lo hacen con todo su cariño.

CAPERUCITA: Ah, bueno...

BRUJA: Está bien, dejaos de tanto farfullar y vamos a preguntárselo ya.

(Se acercan todos a Samuel y empiezan a despertarle.)

SAMUEL: ¿Qué es esto, qué ocurre? ¡Debo estar soñando!

BELLA: Hola Samuel.

PERIQUITO: Ya está despertando.

SAMUEL: Por haber leído tantos cuentos, ahora debo estar delirando.

BRUJA: ¡Uhmm! ¡Qué tierno huele!

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PETER PAN: ¡Hola, colega! ¿Te despiertas ya?

PASTORA: Vamos pequeño, despierta ya de tu sueño.

SAMUEL: ¿Qué es esto? No entiendo.

PRÍNCIPE: Vamos, despierta. Te necesitamos.

CAPERUCITA: Vamos, tronco. Que te tenemos preparada una tarea.

SAMUEL: ¿Qué es esto? ¿Quiénes sois? ¿Qué me está pasando?

BELLA: Tranquilo, pequeño. No vamos a hacerte daño. Sólo queremos pedirte un favor.

PRÍNCIPE: Somos los personajes de tus cuentos y necesitamos que hagas algo por
nosotros.

SAMUEL: ¿Que queréis que haga algo? ¿Que sois personajes de mis cuentos? ¿Que
necesitáis mi ayuda?

PERIQUITO: Mira colega, no sabemos por qué extraña razón nos hemos quedado todos
atrapados en tu habitación.

PASTORA: Somos los personajes de tus cuentos, pero ahora necesitamos que nos hagas
un favor.

SAMUEL: Está bien. ¿Qué queréis que haga?

CAPERUCITA: ¡Qué guay, lo hará!

BELLA: Mira, nos gustaría ir al portal de Belén para poder conocer al Niño Jesús.

BRUJA: ¡Sí, dicen que es un niño muy tiernecito; quiero decir... muy bonito!

PETER PAN: A mí me gustaría mucho poder conocer a su madre. Debe ser la madre
más maravillosa del mundo.

SAMUEL: ¿Y para qué me necesitáis a mí?

PERIQUITO: ¡Pues para que escribas el cuento, tío! Nosotros no podemos hacer nada a
no ser que alguien escriba lo que nosotros hacemos.

SAMUEL: Entiendo.

PRÍNCIPE: ¿Lo harás?

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SAMUEL: Puedo intentarlo, pero...

BELLA: ¿Pero, qué?

SAMUEL: Pues que no sé escribir muy bien. Todavía tengo muchas faltas de ortografía.

PASTORA: ¿Y qué más da que nos escriba vaca con B o con V, si al fin y al cabo ni
siquiera queremos que nos dé leche?

CAPERUCITA: ¡Eso! ¡Qué más da! Lo único que tienes que conseguir es que todos
lleguemos al portal.

BRUJA: (Refiriéndose a la pastora.) Esta se sabe el camino, así que te puede indicar.

(Mientras unos levantan al niño y le ponen la bata, otros colocan en el centro del
escenario el escritorio, otros traen el papel, las pinturas, etc.)

BELLA: Venga, venga, comienza ya.

SAMUEL: Es que no sé cómo empezar.

PERIQUITO: Pues como empiezan los cuentos, menos el mío. Érase una vez...

SAMUEL: Está bien. (Comienza a escribir.) Érase una vez...

CAPERUCITA: Vamos, no te pares, sigue.

SAMUEL: Érase una vez un niño que no podía dormir. Estaba nervioso, ¿nervioso es
con B o con V?

PETER PAN: Nervioso es con los nervios que me estás poniendo si no te das prisa.

SAMUEL: Bueno, pues lo pondré con V.

BRUJA: Ponlo como más te tranquilice, hijo.

SAMUEL: Estaba nervioso porque al día siguiente sería Navidad. De modo que para
calmarse decidió leer cuentos. Al go raro ocurrió porque de repente, sin saber cómo ni
por qué, los personajes de aquellos cuentos se quedaron dentro de su habitación.

BELLA: Sigue, lo estás haciendo muy bien.

SAMUEL: Aquellos personajes no habían estado nunca en Belén, por lo que decidieron
ir al portal para conocer al Niño Jesús.

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Música navideña suave, que se elevará al final

CAPERUCiTA: Bueno chicos, pongámonos en marcha. Esto empieza a funcionar.

PASTORA: Venga, vámonos todos por aquel camino. ¿No veis cómo brilla la estrella
allá a lo lejos?

PRÍNCIPE: Sí, es cierto, ya la diviso en el horizonte.

PETER PAN: Me parece que ya empiezo a oír cómo su madre le canta una nana.

BRUJA: Y yo comienzo a percibir un dulce aroma, pero ¡qué extraño!, ¡se me está
quitando el hambre!; creo que con unas verduritas tendré bastante para cenar.

PERIQUITO: Un momento chicos, esperad. ¿No creéis que se nos olvida algo?

CAPERUCITA: ¿Qué, pesado?

PERIQUITO: El título de esta nueva historia.

BELLA: Es verdad, por favor Samuel, dinos tú que vas a ser el autor, cómo se va a
llamar.

SAMUEL: ¿Que os parece si la llamamos: «La Navidad de los cuentos»?

PETER PAN: Mola, colega.

PASTORA: Bueno, venga, vamos ya.

SAMUEL: Aquellos personajes pidieron al niño que escribiera un cuento para que su
sueño pudiera hacerse realidad y así, poco a poco, mientras Samuel escribía, los
personajes empezaron a marchar, caminando muy contentos iban juntos al portal...

(Los personajes, poco a poco van saliendo mientras suena la música y se van apagando
las luces.)

TELÓN

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Esta es una obrita típicamente navideña. Pensada para que la representen niños del
Primer Ciclo de Primaria. Aunque al tener el guión por vez primera, se pueda pensar que
es un tanto difícil y que los diálogos son demasiado extensos para que los memoricen
niños tan pequeños, al leerlo, se puede comprobar que resultará fácil la tarea, pues al
estar escrita con una rima asonante ellos tienen más facilidad de aprendizaje. Lo mismo
ocurre con la puesta en escena, ya que las situaciones son repetitivas, los niños no
tendrán problema para saber cuándo les corresponde actuar, y el modo en que deben
hacerlo.

El contenido de la obra, tal vez esté demasiado explotado: al niño Jesús no le


interesan tanto los regalos, sino el cariño con que se le hacen. Es el modo en que está
preparada la obra, lo que la hace algo distinta y a la vez, amena.

En resumen, una obrita fácil tanto de preparar, como de realizar. Lo importante es


que los niños tengan la oportunidad de demostrar una vez más sus dotes como artistas en
lo alto de un escenario. Ah, y que no se nos olviden los aplausos de los papás que ese
día, desde el patio de butacas, no sé por qué encantamiento especial, miran a sus hijos de
un modo distinto.

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Personajes y vestuario

•María: En esta ocasión, la pobre María estará triste y preocupada, pero no por eso dejará
de estar guapísima con su túnica y su velo.

•José: Ya sabéis, túnica, bastón... ¿barbas?... A gusto del consumidor. Eso sí, no olvidar
que molestan y entretienen a los niños. José también estará preocupado y triste.

•Ángel 1 y Ángel 2: Estos personajes pueden ser representados tanto por niños, como
por niñas, o mixtos. Si tenemos niños suficientes, podemos incorporar algún angelillo
más repartiendo el diálogo, o bien añadiendo alguna frase más, ¿por qué no ser
además de directores o actores, unos espléndidos autores? Grandes túnicas, unas alas...
cartón y algodón serán suficientes, aunque debo reconocer que algunas mamás a la
hora de hacer los trajes para sus pequeños, tienen mil y un recursos.

•Soldados 1 y 2: Al igual que los ángeles, pueden ser chicos o chicas, y también
podemos añadir algún soldado más a este singular ejército. Unos petos de cartón,
espadas, cascos, etc., y tendremos dispuesto a todo un batallón preparado para salir a
escena.

•Niño 1: Permanecerá en un rincón del escenario, desde donde pronunciará su frase, que
como puede comprobarse es siempre la misma. Se realzará la importancia de su

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intervención si cada vez que habla, se le ilumina con un foco. Ya sabéis que si no
disponéis de material de iluminación, un simple proyector de diapositivas, puede
salvar la situación fácilmente.

•Pastor: Típico pastor del portal de Belén, chaleco, zurrón y no olvidar el cordero. Por
supuesto que puede ser de peluche.

•Pastora: Al igual que el pastor, será la típica pastora que estamos acostumbrados a ver
en el nacimiento. Será indispensable que lleve una cesta, o algo similar, con alguno de
los productos que le ofrece al Niño.

•Niño 2: Será un niño normal y corriente, con ropas actuales, para que los espectadores
se identifiquen con él. Por supuesto, deberá llevar algunos regalos y un balón. (No
hace falta que sea de la mejor marca.)

•Niñas 1 y 2: Como el anterior, vestirán con ropas de actualidad. Llevarán unos libros
para ofrecer al niño.

•Melchor: Ya sabéis: túnica, corona... ah, y un cofrecito para el oro.

•Gaspar: Como su compañero de aventuras, Melchor, lucirá una hermosa túnica con su
corona incluida. (Puede ser de cartulina.)

•Baltasar: Túnica como los dos anteriores, pero en vez de corona, se le pondrá un
hermoso turbante que remarcará su procedencia.

Decorado

A los críos les encanta hacer grandes dibujos, sobre grandes papeles. Si disponemos de
papel continuo, podemos permitirles que realicen el decorado a su gusto. Claro que
debemos recordarles, que se trata de una historia que transcurre en Belén. Seguro que no
tienen dificultades para realizar un fabuloso portal para que Jesús, María y José se sitúen
en el escenario. Unas palmeras, unas montañas a lo lejos... y montones de detalles que
seguro que los chicos tendrán en cuenta. Para la puerta aconsejo que si tenemos la suerte
de contar con algún «manitas» y se realiza, que sea bajita, por ejemplo, a la altura de la
cintura de los niños, para que no dificulte la visión de los actores. Aunque se puede echar
mano de la imaginación y utilizar una puerta ficticia.

Atrezzo

Hay varias cosas que no podemos olvidar: el cordero que lleva el pastor, las golosinas y
chucherías que trae la pastora, los juguetes que ofrece el niño (indispensable el balón),
los libros de las niñas, el oro, el incienso y la mirra.

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Música

Al principio de la obra se puede poner una música suave, típicamente navideña. Al final,
cuando los niños terminen de cantar, se puede introducir una música alegre, asimismo,
navideña. Cualquier villancico nos servirá.

Iluminación

Luz general para toda la obra. Cada vez que el Niño 1 intervenga, conviene iluminarle.
También puede iluminarse de un modo especial, cuando se abraza con el Niño Jesús al
final.

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PERSONAJES
(Por orden de aparición)

-María

-José

-Jesús

-Ángel 1

-Soldado 1

-Soldado 2

-Niño 1

-Pastor

-Pastora

-Niño 2

-Niña 1

-Niña 2

-Ángel 2

-Melchor

-Gaspar

-Baltasar

Música al comienzo hasta que María empiece a habla:

(Los personajes pueden estar todos en escena, desde el primer momento, situados
alrededor del escenario, o bien, ir entrando según su orden de intervención. Dependerá
de las posibilidades que tengamos, o del criterio del director. Al principio sonará una
música tranquila, preferentemente navideña, para suavizar los nervios de los niños que

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siempre son inevitables, desde que se abre el telón, hasta que el primer actor comienza
su primera frase, que pronunciará cuando la música lentamente baje su volumen hasta
apagarse del todo.)

MARÍA: Querido José, ayúdame tú, no sé lo que tiene el niño Jesús. Parece muy triste
no quiere reír, a ver si tú puedes hacerle feliz.

JOSÉ: Ven mi pequeñín, vente con papá, sobre mis rodillas tú cabalgarás. Un caballo
blanco camino del mar, sobre mis rodillas tú vas a montar:

(Coge al niño sobre sus rodillas para jugar con él.)

«Iba un caballo al paso, al paso, al trote, al trote, al galope, al galope, al galope...»

JESÚS: No quiero, papá, no quiero montar porque el caballito se puede cansar.

ÁNGEL 1: No te preocupes, María, yo tengo la solución, iré a ver a los pastores para que
traigan turrón, mazapán y chocolate, y un poquito de ilusión. Iré a ver a los pastores,
verás qué pronto vendrán a adorar al niño Dios que ha nacido en el portal.

(Entran los soldados, gesticulando cada frase.)

SOLDADO 1: Menudo lío se ha armado, ha nacido el Niño Dios, y todos vienen a verle.
¡Ay, menudo mogollón!

SOLDADO 2: ¡Eso es intolerable, no podemos permitirlo, debemos poner un orden


antes de que se arme un lío!

SOLDADO 1: Por aquí habrán de pasar; cerraremos esta puerta y sólo para el que traiga
algo la dejaremos abierta.

SOLDADO 2: Eso, eso, hay que pagar, por aquí no pasa nadie si no le trae a ese Niño
algo con lo que adorarle.

(Colocan la puerta en el escenario. También puede ser una puerta imaginaria.)

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

(El niño 1 permanecerá siempre en un rincón del escenario, desde donde dirá su diálogo.

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Si se dispone de un juego de luces, o de un simple foco, puede acentuarse su
intervención iluminándolo cada vez que repita su frase. Los soldados, siempre le
contestarán de igual modo, pero mostrando en cada ocasión mayor enfado.)

PASTOR: Toe, toc.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

PASTOR: Soy un pastor, voy camino de Belén.

SOLDADO 2: ¿Qué traes?

PASTOR: Llevo mi mejor cordero para el niñito Manuel, para que le dé calor, para que
juegue con él.

SOLDADO 1: Está bien, pasad, entregádselo al niñito a ver si quiere jugar.

(Se acercará a donde está el Niño Jesús para ofrecerle su regalo; de igual modo actuarán
los demás actores que vienen a traer sus ofrendas.)

JESÚS: No quiero, no quiero, me da pena ese cordero.

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

PASTORA: Toc, toc.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

PASTORA: Soy una pastora que va hacia Belén.

SOLDADO 2: ¿Qué traes?

PASTORA: Queso, pan y caramelos, una jarrita de miel, unas chuches que he comprado
para el niñito Manuel, mazapán y regaliz, y un pica-pica especial que cosquillea la
nariz.

(Gesticulando los tres, graciosamente, con la nariz.)

SOLDADO 1: ¿Que cosquillea la nariz?

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PASTORA: Sí.

SOLDADO 2: ¿Que cosquillea la nariz?

PASTORA: Que sí.

SOLDADO 1: Está bien, pasad, llevádselo pronto al Niño a ver si lo quiere probar.

SOLDADO 2: Eso, eso, a ver si lo probará y con esas cosquillitas por fin nos sonreirá.

JESÚS: No quiero, no quiero, que la naricita me picará luego.

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

NIÑO 2: Toc, toc.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

NIÑO 2: Soy un niño, quiero llegar a Belén.

SOLDADO 1: ¿Qué traes?

NIÑO 2: Las cosas que yo más quiero, mis juguetes favoritos, se los traigo al más
pequeño. Un tren y unos soldaditos, un caballo de cartón, y para jugar al fútbol la
mejor marca de balón.

SOLDADO 2: ¿Seguro que este balón es de la mejor marca?

NIÑO 2: Compruébelo usted, señor. Me lo ha comprado mi padre, ¡bien caro que le


costó! Es de cuero bien cosido, aguanta un buen patadón.

SOLDADO 1: Está bien, pasad y dádselo pronto al Niño a ver si quiere jugar.

SOLDADO 2: Con este balón tan bueno, muchos goles meterá.

JESÚS: No quiero, no quiero, yo no quiero este balón, las manos de un niño pobre lo
cosieron con dolor.

Foco para iluminar al niño 1.

46
NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

NIÑAS 1 y 2: Toe, toc.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

NIÑAS 1 y 2: Somos dos niñas, que caminan a Belén.

SOLDADOS 2: ¿Qué traéis?

NIÑA 1: Al Niño Jesús queremos mostrar dentro de estos libros lo que encontrará,
fantásticos cuentos, podrá disfrutar de muchas historias que le gustarán.

NIÑA 2: Lugares preciosos, princesas y brujos, y un caballo blanco que puede volar.
Casas en las nubes, muchos personajes y hasta sirenitas que están en el mar.

SOLDADO 1: ¿De veras que todo eso aquí lo podrá encontrar?

SOLDADO 2: Yo eso no me lo creo, no es posible que aquí dentro, en algo que es tan
pequeño quepan todas esas cosas. Si no lo veo, no lo creo.

NIÑA 1: ¿Que no te lo crees? Pues toma, y lee.

NIÑA 2: Toma y lee.

(Los soldados hablan entre ellos, pasándose los libros de uno a otro.)

SOLDADO 1: Toma lee tú.

SOLDADO 2: Mejor tú lo lees.

SOLDADO 1: (Bajito.) Yo no sé leer.

SOLDADO 2: Yo tampoco sé.

NIÑA 2: Que lea Jesús.

NIÑA 1: Mejor, mejor es.

JESÚS: No quiero esos cuentos, no quiero leer, ya sé esas historias, todas me las sé. Me
gustan los libros, me gusta leer, pero ahora no quiero, no quiero leer.

47
Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

(Cada vez más enfadados.)

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

ÁNGEL 2: Ya vienen de lejos los tres Reyes Magos, buscando a un niñito que anoche
nació. Siguiendo una estrella le traen regalos quieren entregarle a ese Niño Dios su
oro y su incienso, su mirra y su amor.

MELCHOR: Toe, toc.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

MELCHOR: Soy el rey Melchor, me dirijo hacia Belén.

SOLDADO 2: ¿Qué traes?

MELCHOR: Para este rey que ha nacido, de mi tesoro real, he cogido el mejor oro y se
lo vengo a entregar.

SOLDADO 1: ¿Oro? (Muy interesados los dos soldados.)

MELCHOR: Sí.

SOLDADO 2: ¿Ha dicho oro?

MELCHOR: Que sí.

SOLDADO 1: Pasad, pasad.

SOLDADO 2: ¿A qué esperáis?, venga, entregádselo ya.

JESÚS: No quiero, no quiero, ni platas, ni oros. A mí no me importan todos los tesoros;


yo quiero otra cosa, no quiero joyas ni coronas, no quiero, no quiero, el oro no quiero.

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

48
SOLDADO 2: Eso no vale.

GASPAR: Toc, toe.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

GASPAR: Soy el rey Gaspar, vengo desde Oriente y voy al portal.

SOLDADO 2: ¿Qué traes?

GASPAR: Un poco de incienso para el Niño Dios, quisiera adorar a nuestro redentor.

SOLDADO 1: ¿Incienso? ¿Y eso qué es?

SOLDADO 2: ¡Será tonto! ¿Pues qué ha de ser? (Haciéndose el inteligente.) ¡Incienso!...

SOLDADO 1: Ah... Está bien, pasad.

SOLDADO 2: Pasad, pasad y adorad.

JESÚS: Yo no quiero que me adoren, pues aunque Dios he nacido, quiero ser como otro
niño, no quiero ser adorado, no quiero, no quiero.

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

BALTASAR: Toc, toc.

SOLDADO 1: ¿Quién es?

BALTASAR: Soy el rey Baltasar, voy hacia Belén, ¡dejadme pasar!

SOLDADO 1: ¿Qué traes?

BALTASAR: Para ese niñito que en la cuna mira, con todo mi amor le traigo yo mirra.

SOLDADO 1: ¿Mirra? (Asombrado.)

BALTASAR: Sí, mirra... ¿Es que no sabes lo que es la mirra?

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SOLDADO 1: Pues no.

SOLDADO 2: Pues yo tampoco...

BALTASAR: Esta mirra servirá para curar las heridas que Jesús padecerá.

SOLDADO 1: Ah, bueno, entonces, pasad, pasad.

SOLDADO 2: Dadle pronto esa pomada para que no le duela nada.

JESÚS: No quiero, no quiero pomadas ni ungüentos, tendré que sufrir, tendré que llorar,
mi padre del cielo ya me curará. No quiero, no quiero, la mirra no quiero.

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADO 1: Eso no vale.

SOLDADO 2: Eso no vale.

(En esta parte, puede salir cada personaje al centro del escenario cuando intervenga o
bien hacerlo desde donde se hayan ido situando. Una vez más, según la opción que desee
el director o los propios niños.)

MARÍA: ¿Has visto Jesús, qué noche más bella? Pastores y Reyes te traen ofrendas, los
ángeles cantan, brillan las estrellas para que tú, mi rey, te rías con ellas.

JOSÉ: ¿Qué tienes, Jesús? No sé qué más darte, te traen regalos, vienen a adorarte. ¿Por
qué no sonríes, por qué no los quieres?, dinos qué te pasa, dinos qué prefieres.

ÁNGEL 1: Si todo le gusta, le gusta el cordero, y en tu caballito ya montará luego. Le


gustan las chuches y ese regaliz que le hace cosquillas, que le hace feliz.

ÁNGEL 2: Le gustan los juegos, jugar al balón, le gustan los libros, le gusta vuestro
amor. Le ha gustado el oro, el incienso y la mirra pero él lo que quiere...

TODOS: ¿Qué quiere, qué quiere?...

Foco para iluminar al niño 1.

NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?

SOLDADOS: Eso no vale, eso no vale...

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TODOS: Eso sí vale, eso sí vale.

PASTOR: Yo te traje mi cordero, te estoy dando mi amor, al darte lo que más quiero.

PASTORA: Yo te ofrecí lo que pude, te ofrecí mi corazón a través de estas chuches.

NIÑO 2: Como yo, eres un niño, con todos estos juguetes te estoy dando mi cariño.

NIÑA 1: Con estos cuentos te di mi amor.

NIÑA 2: Con estos libros, mi corazón.

MELCHOR: Yo sólo quería darte lo mejor de mi tesoro, te cambio mi corazón si tú


quieres, por el oro.

GASPAR: Con incienso te adoré porque eres el Niño Dios, si tú quieres, te lo cambio
por todo mi corazón.

BALTASAR: La mirra yo te ofrecí para poderte curar, con mil besos y ternura, yo sé que
te curarás.

Foco para iluminar al niño 1 y a Jesús hasta que se den el abrazo.

NIÑO 1: ¿Y si te doy mi cariño?

JESÚS: Eso sí vale, eso sí vale. Cada regalo que me habéis dado, os lo agradezco, pues
me han gustado. Pero sabed que de tantas cosas, hay una sola, la más hermosa. Es el
amor que me habéis traído en cada ofrenda que me habéis dado y es la ternura que
este niño tan triste y solo me ha ofrecido, arrebujado desde un rincón él ha sabido
darme su amor.

NIÑO 1: ¿Puedo darte ya mi cariño?

JESÚS: Eso sí vale, eso sí vale.

(Se abrazan los dos mientras empiezan todos a cantar juntos una canción; podemos
recurrir a la música y el tono de cualquier villancico popular, o bien, inventarnos una
música que sea alegre. Nosotros la cantamos con la melodía de «Ding, dong, dang».)

Música.

TODOS: El Niño Jesús está en el portal no quiere reír, ¿qué le pasará? Ángeles del cielo,
pastores y niños le traen regalos, le dan su cariño.

(Estribillo)

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¿Qué será, qué será, qué le pasará? ¿Qué será, qué será, qué le pasará?

Los reyes le dan ofrendas, riquezas, pero él no las quiere, pues siente tristeza. Tan
sólo sonríe al ver que ese niño que está triste y solo le da su cariño.

¿Qué será, qué será, qué le pasará? ¿Qué será, qué será, qué le pasará?

El Niño Jesús ya quiere reír, pues con tanto amor se siente feliz. Para ir al portal,
¿qué le llevarás? El amor es lo mejor que le puedes dar.

¿Qué será, qué será, qué le pasará? ¿Qué será, qué será, qué le pasará?

TELÓN

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«Navidad en el fondo del mar» es una obrita pensada para ser representada por niños del
Primer Ciclo de Primaria. Tal vez nunca se nos había ocurrido pensar que también en el
fondo del mar pueda existir la Navidad. Es por eso quizá, que a los niños les encante
dibujar un paisaje marino lleno de abetos, guirnaldas, bolas y adornos navideños. ¿Os
imagináis una ballena de camino al portal de Belén? ¡No, claro que no puede ser! Como
dice la pobre merluza, se ahogaría si saliera del agua, pero la estrella de mar está
empeñada en convertirse en un cometa para poder ir hasta el portal. ¿Lo conseguirá? Si
no lo logra no será por la falta de empeño demostrado por todos sus amigos. ¡Hasta
aprenderán a cantar villancicos! (aunque alguno se equivoque de canción).

Esta es una obra fácil en su montaje y elaboración, y el resultado puede ser muy
simpático, sobre todo, por la visión de la Navidad en un lugar poco usual.

Aquí se muestran una serie de personajes, pero la obra queda abierta a que se
introduzcan nuevos habitantes marinos: cangrejos, mejillones, boquerones... Todo
depende del número de niños con que contemos para realizar la función.

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Personajes

•Caballito de mar: Como buen amigo de la estrella, todo su empeño será querer ayudarla
para que pueda conseguir su deseo de ser un cometa para poder llegar al portal.

•Estrella de mar: Es una estrella triste y soñadora. No se conforma con estar bajo las
aguas, pues ha oído hablar del portal Belén y quiere llegar hasta él.

•Merluza: Será una merluza corriente y simplona, como cualquier otra merluza.

•Pulpo: Otro amigo de la estrella con ganas de colaborar.

•Algas: Divertidas y juguetonas, si las hay de varios colores, resultarán mucho más
llamativas.

•Pez volador: ¿Un pez con alas? ¡Claro que no! Al pez volador no le hacen falta para
volar por el fondo del mar.

•Ballena: Gordinflona y tranquila, pero igualmente dispuesta a celebrar una buena


Navidad.

•Ostra: Harta ya de tanto aburrimiento, también quiere colaborar, para ello no le importa
si tiene, incluso, que cantar.

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•Ángel 1 y 2: Puede que sean los primeros ángeles que visitan el fondo del mar; pero si
unos compañeros suyos van a avisar a los pastores, ¿por qué no han de poder ir ellos a
hablar con los habitantes de las profundidades marinas?

Vestuario

Como en todas mis obras, recomiendo utilizar la imaginación a la hora de elaborar los
vestuarios y los distintos elementos que lo componen. Al ver los personajes que aparecen
en esta obra, lo primero que piensan las mamás es «fY cómo voy a hacer un traje de
ballena, o de algas?». En la representación que nosotros hicimos, utilizamos unas
grandes bolsas de basura de color azul, a las que haciéndoles un par de cortes,
transformamos en túnicas. En ellas pegamos unos grandes dibujos realizados en papel de
cada uno de los personajes. Y... ¡ya está! Obtuvimos una maravillosa fauna marina.

Decorado

Como casi siempre, utilizamos papel continuo en donde los chavales pintaron un
maravilloso paisaje marino. Merluzas, ballenas, ostras, ángeles, un montón de bolas y de
guirnaldas navideñas... O sea: la Navidad en el fondo del mar vista por los propios
chicos.

Atrezzo

No se necesita ningún elemento para interpretar esta obra.

Música

Cualquier villancico nos puede servir para empezar. La canción final, como se indica en
el texto, la cantamos con la música del conocido villancico «El tamborilero».

Iluminación

General en toda la obra.

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PERSONAJES
(Por orden de aparición)

-Caballito de mar

-Estrella de mar

-Merluza

-Pulpo

-Algas

-Pez volador

-Ballena

-Ostra

-Ángel 1

-Ángel 2

Música.

(Se abre el telón. Todos los personajes, excepto los ángeles, están en escena. Suena
música navideña, que irá bajando de tono poco a poco.)

CABALLITO DE MAR: ¿Por qué estás tan triste, estrellita?

ESTRELLA DE MAR: (Llorando.) Porque soy una estrella.

CABALLITO: ¿Es que acaso no te gusta ser una estrella?

ESTRELLA: No, no es que no me guste ser una estrella, es que quiero ser un cometa.

MERLUZA: ¿Y se puede saber para qué quieres ser tú un cometa?

ESTRELLA: Para volar muy alto por el cielo azul y llegar hasta el portal.

PULPO: ¿El portal, qué portal?

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ALGAS: ¿Pues qué portal ha de ser? ¡El portal de Belén!

PEZ VOLADOR: Dicen que allí ha nacido el Niño Dios.

BALLENA: Pues si ha nacido el Niño Dios, a mí también me gustaría ir, pero... ¿dónde
puedo ir con lo gorda que estoy?

MERLUZA: Es verdad, a mí también me gustaría ir, pero si salgo fuera del agua, me
moriré.

TODOS: Anda y yo, y yo...

CABALLITO: A lo mejor nosotros no podemos ir, pero si conseguimos que la pequeña


estrella se convierta en un cometa...

ESTRELLA: ¡Sería tan bonito!

PEZ VOLADOR: Sería estupendo que pudiera volar por el cielo azul. Miradme a mí, me
llaman el pez volador, pero no puedo volar. En realidad lo que yo hago por el fondo
del mar es nadar y nadar.

PULPO: Sí, ayudemos a la estrella a ser un cometa. Yo con tantos brazos, ya no sé si


ando, corro o nado. Ya que yo no puedo salir del fondo del mar, ayudemos a la estrella
para que pueda volar.

ALGAS: Un momento, nosotras podemos situarnos a su espalda. Los cometas tienen una
estela y nosotras podemos ser su estela, aunque sea de algas.

OSTRA: Perdonad que me entrometa, pero ya estoy harta de estar aquí tan aburrida. A
mí también me gustaría ir al portal, ya que no me puedo mover de mi concha, me
gustaría ayudar.

CABALLITO: Venga, algas, situaros aquí detrás de la espalda de estrella.

(Se ponen detrás de la estrella.)

MERLUZA: No sé, no sé...

PEZ VOLADOR: ¿Y si cantamos un villancico?

PULPO: ¿Un villancico? ¿Eso qué es?

BALLENA: Ah, sí. El otro día cuando salí a respirar, a unos marineros que iban
pescando les oí cantar.

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OSTRA: Eso, eso, vamos a cantar. A ver si esto se comienza a animar.

Música.

CABALLITO: (Con la música de la conocida canción de Marisol) Corre, corre caballito,


corre por el fondo del mar...

ALGAS: ¡Pero que así no es!

Música.

BALLENA: (Empieza sola a cantar el villancicoy después la acompañan todos.) Arre


borriquito, arre burro arre, arre borriquito que llegamos tarde, arre borriquito, vamos a
Belén que mañana es fiesta y al otro también.

Música.

PULPO: Yo me sé otra: (El porompompero de Manolo Escobar.) Porompompom,


poropoporopompero, pero, poropoporopompero, pero, poropoporopompom...

MERLUZA: ¡Así tampoco es! Es así: (El tamborilero de Rafael.) El camino que lleva a
Belén, (Todos) pom, pom, pom, baja hasta el valle que la nieve cubrió, (Todos) pom,
pom, pom...

ESTRELLA: (Se pone a llorar.) ¡Buaaaa! ¡Buaaaa!

CABALLITO: Bueno, ya está otra vez llorando.

ESTRELLA: Ya tengo una preciosa estela, y unos estupendos villancicos, pero... ¡sigo
aquí, en el fondo del mar!

(Entran los ángeles.)

ÁNGEL 1: No llores más, estrellita.

PEZ VOLADOR: ¿Pero estos quiénes son?

ÁNGEL 2: Somos ángeles del cielo.

ALGAS: ¡Ostras!

OSTRA: ¿Qué?

ALGAS: Nada, nada.

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PEZ VOLADOR: ¿Unos ángeles buceadores?

ÁNGEL 1: Ni buceadores, ni nada. Somos ángeles, y podemos volar por el cielo, estar
en la tierra o en el fondo del mar.

CABALLITO: ¡Qué morro!

ESTRELLA: ¿Has dicho que podéis volar? ¡Enséñame cómo se vuela! ¡Yo también
quiero volar! ¡Yo quiero ser un cometa!

ÁNGEL 2: Por eso precisamente hemos venido. No tienes que estar triste. Tu sitio está
en el fondo del mar.

ÁNGEL 1: Si te conviertes en cometa y te vas volando, tus amigos del fondo del mar se
quedarán muy tristes sin ti.

TODOS: Sí, nos quedaremos muy tristes.

ÁNGEL 2: Tienes que quedarte aquí con ellos, eres una estrella de mar; por cierto, eres
una estrella de mar muy hermosa.

ESTRELLA: Pero yo quería ir al portal.

BALLENA: A todos nos gustaría ir al portal a conocer al Niño.

PULPO: Y a celebrar la Navidad.

OSTRA: Yo estoy harta de estar aquí tan aburrida.

ÁNGEL 1: Pero para celebrar la Navidad no hace falta ir al portal.

ALGAS: Es verdad. Podemos celebrarla aquí.

PEZ VOLADOR: Eso es, hagamos una fiesta.

ESTRELLA: Pero... ¿y el Niño Jesús? ¿No podremos conocerle?

ÁNGEL 2: Claro que sí. Ya lo habéis conocido. El Niño Jesús es el amor, y lo habéis
conocido en el amor que os dais unos a otros.

ÁNGEL t: Al querer ayudar a la estrella para que fuera un cometa, todos habéis sido un
poco Niños Jesús.

OSTRA: Bueno, qué, ¿cantamos ya?

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PULPO: Poropompom, poropoporopompero, pero, poropoporopompero, pero... ¡Uy,
perdón!...

Música.

TODOS: (Con la música del tamborilero.) Esta noche en el fondo del mar pom, pom,
pom, todos los peces muy contentos están, pom, pom, pom, la Navidad la vamos a
celebrar, pom, pom, pom, aunque no podamos ir hasta el portal. ¿Qué más nos da? ¡Es
Navidad! Navidad en el fondo del mar pues la amistad es Navidad, pues la amistad es
Navidad. Uh, uh, uh...

TELÓN

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62
Esta pequeña obrita la preparé para que los niños de Educación Infantil del colegio en
donde realizaba el taller de teatro, pudieran pasar un ratito divertido con una función de
marionetas. No sé qué sentido mágico tienen para ellos, pero lo cierto es que les encanta
ver cómo unos sencillos muñecos se mueven, gesticulan y hablan. La mayoría sabe que
detrás de cada muñeco está la mano de un adulto, pero en el fondo les encanta olvidarse
de ese pequeño detalle y creer durante unos minutos que esos pequeños seres hechos de
tela y cartón, se mueven por sí mismos y tienen vida propia.

De todos modos, igual que las otras historias que he preparado especialmente para
ser representadas por marionetas, no cabe duda de que si en vez de marionetas se
realizan con personajes de carne y hueso, el resultado puede ser maravilloso. Es más,
para esta obrita, como podéis comprobar, dada la limitación del número de personajes, se
me ocurre algo mejor: ¿Por qué no dejar que por una vez, en vez de los niños, sean los
profesores los que se suban al escenario? ¿Os imagináis a Don... vestido de Lobo Feroz?
¿Y a la Señorita... con su traje de Caperucita? Seguramente que para los chiquillos sería
una función superdivertida. Y seguramente, también, los profes se lo pasarían
chachipiruli. ¡Ánimo!

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Personajes y vestuario

•Caperucita roja: ¿Qué os puedo decir de este personaje y de su vestuario? Sin duda
sobra cualquier consejo.

•Lobo feroz: Al igual que su compañera de aventuras, todos le conocéis de sobra.

•Papá Noel: Ya sabéis; enorme barriga, grandes barbas, traje rojo, un gran saco...

Decorado

El claro de un bosque. Conviene que realicemos algunos árboles (se pueden utilizar
grandes cajas de cartón), para situar por el escenario. Nos servirán para que se esconda el
Lobo y para que se choque cuando el guión lo exija.

Atrezzo

El saco de los juguetes de Papá Noel. La cestita de Caperucita. Las gafas que se pondrá
el Lobo (cuanto más extravagantes, más se reirán los niños).

Música

Como imagino que la obra se representará en época navideña, podemos recurrir a


cualquier villancico para el inicio de la obra y para el final.

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Iluminación

General en toda la obra.

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PERSONAJES
(Por orden de aparición)

-Caperucita roja

-Lobo feroz

-Papá Noel

(Aparece Caperucita cantando.)

Música.

CAPERUCITA: Soy Caperucita y a mi abuelita voy a ver, le llevo tortitas, mantequilla,


pan y miel; también un lindo ramo de flores le llevaré y una gran sorpresa y alegría le
daré.

¡Uy!, pero cuántos niños hay hoy en el bosque. ¿Sabéis quién soy yo? Ah, ya veo
que me conocéis. Claro, eso es porque alguna vez os han contado mi cuento. ¿Pues
sabéis una cosa? ¡Que ya estoy harta de que mi cuento siempre sea igual! ¡Soy tan
tonta, que siempre me pasa lo mismo! Pero esta mañana, al levantarme, me he dicho
yo a mí misma: «vamos a ver Caperucita, va a ser Navidad, y no está bien eso de que
el Lobo feroz, se salga siempre con la suya, así que, en vez de esperar a que mi
madre me llamara como cada día: «Caperucita, ve a llevarle a la abuelita esta cestita
con tortitas, mantequilla, pan y miel», pues nada, he ido yo y he llamado a mi madre:
«Mamá, prepárame la cestita, que voy a casa de la abuela ahora mismo». Y aquí
estoy. ¿Sabéis lo que llevo en la cestita?... (Espera la respuesta de los niños.) No, no,
no... como va a ser Navidad, en vez de tortitas, mantequilla, pan y miel, le he puesto
a la abuela unos pol vorones, unos mazapanes y un poco de turrón, del blando, claro,
pues con lo viejecita que es, ya le quedan pocos dientes. ¡Claro!, que no me extraña,
pues siempre acabamos comiendo tantos dulces en el cuento, que a la pobre le han
salido unas buenas caries, y el dentista del bosque le ha tenido que quitar ya casi
todas las muelas, y es que no hay que comer tanto dulce, ¿verdad niños?

En fin, como os iba diciendo, le he preparado la cestita con polvorones, el mazapán


y el turrón, del blando... y me dirijo hacia su casa. Pero esta vez he venido más
temprano que de costumbre, porque luego siempre viene el Lobo, con el rollo ese:
¿Adónde vas Caperucita? Y yo, como una tonta siempre le contesto: «A casa de mi
abuelita»; y él: «Pues vete por ese caminito, que es el más corto». ¡Ja! ¡Pues esta vez
no me va a engañar! Me iré antes de que aparezca, no me entretendré cogiendo

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flores, ni hablando con los conejitos, y además, me iré por ese otro camino que sé
que es el más corto. Así que me voy, adiós. ¡Ah! Y si viene el Lobo feroz por aquí,
por favor, no vayáis a decirle que me habéis visto. Así se quedará todo el día
esperándome, y mientras tanto, yo prepararé una hermosa fiesta de Navidad con mi
abuelita.

Bueno chicos, hasta luego... y no digáis nada. Adiós.

(Sale cantando.)

Soy Caperucita y a mi abuelita voy a ver...

Música para el cambio de personajes.

(Entra el Lobo.)

LOBO FEROZ: Bueno, bueno, bueno, aquí estoy otra vez, como cada día. Esperando a
que aparezca esa niña. (Se choca contra un árbol.) ¡Ay! ¡Caramba! ¡No sé qué narices
me pasa, pero cada día veo peor! Menos mal que por lo menos, la tonta de Caperucita
sigue poniéndose esa ridícula caperuza roja; claro, porque si no, no sería Caperucita
roja, se llamaría Abrigo azul o Chaqueta blanca... Me conviene que siga poniéndose
ese traje, porque así, al ser tan rojo, la distingo perfectamente entre el verde de la
hierba y de los árboles del bosque. Y es que no sé qué me pasa, que (se choca otra
vez). ¡Ay! Otra vez, me he vuelto a chocar, ¡es que no veo un pimiento! Bueno, un
pimiento verde no lo veo pero uno rojo sí. Hablando de pimientos rojos, por ahí se
acerca ya Caperucita. Ahora, cuando llegue tengo que empezar con el cuento de
siempre: «¿Adónde vas Caperucita?». Y la muy tonta como siempre me dirá lo
mismo: «A casa de mi abuelita». «¿Y que le llevas en la cestita?», preguntaré.
«Tortitas, mantequilla, pan y miel», me dirá. Y yo, muy astuto, porque eso sí, seré un
poco ciego, pero soy la mar de astuto, le diré: «Vete por ese caminito que es el más
cortito», y la inocente niña me hará caso, y se irá por ese que es el más largo, y yo me
mar charé corriendo a casa de la abuela y... ¡Oh!, me esconderé detrás de ese árbol,
para que no me vea, pues ya se acerca... por ahí viene ya Caperucita...

(Se esconde y entra Papá Noel cantando.)

Música.

PAPÁ NOEL: ¡Navidad, Navidad, dulce Navidad!, campanitas de alegría van sonando
ya, ¡eh! ¡Navidad, Navidad, dulce Navidad!, los regalos preparando que es la
Navidad...

¡Uffff!... ¡Pero qué cansado estoy!... No sé si es que me estoy poniendo muy viejo, o
si es que los niños cada día me piden más y más regalos; pero cada año me cuesta

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más trabajo cargar con este saco. Me sentaré un rato aquí a descansar, todavía tengo
tiempo antes de empezar a repartir los regalos por todas las casas...

(Entra el Lobo.)

LOBO: Hola... ¿Dónde vas Caperucita?...

PAPÁ NOEL: ¿Qué?...

LOBO: Venga, no te hagas la despistada y di eso de: «A casa de mi abuelita».

PAPÁ NOEL: Pero es que me parece que te has equivocado. Yo no soy Caperucita.

LOBO: Anda, anda, no me vengas con cuentos, y sigue con el cuento...

PAPÁ NOEL: No es ningún cuento. Yo no soy Caperucita. ¿Verdad que no, niños?

LOBO: ¿Cómo que niños? Yo no veo ningún niño.

PAPÁ NOEL: ¿Cómo que no los ves? No ves que hoy todo el bosque está lleno de
niños.

LOBO: Venga, venga, Caperucita. No disimules más. Y dime eso de: «A casa de mi
abuelita...».

PAPÁ NOEL: Pero es que ni soy Caperucita, ni voy a casa de mi abuelita...

LOBO: ¿Ah, no? ¿Entonces quién eres tú?

PAPÁ NOEL: ¿Cómo? ¿No me conoces? Soy Papá Noel.

LOBO: ¿Papá Noel?

PAPÁ NOEL: Sí. ¿Verdad que sí, niños?

LOBO: ¿Y qué haces en el cuento de Caperucita roja?

PAPÁ NOEL: Pues precisamente iba hacia su casa a dejarle los regalos de Navidad para
ella, para su madre, para la abuelita, para el cazador...

LOBO: ¿Y para mí?

PAPÁ NOEL: No. Para ti no hay regalos.

LOBO: ¿Cómo que para mí no hay regalos?

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PAPÁ NOEL: No. Yo sólo llevo regalos a los que se portan bien. Y tú no te has portado
muy bien que digamos...

LOBO: Pues entonces, ahora mismo me vas a dar ese saco todo para mí.

PAPÁ NOEL: Anda, Feroz, que conmigo no vas a poder. Será mejor que te vayas y me
dejes en paz.

LOBO: Está bien, me voy... (Se choca contra un árbol.) ¡Ay!

PAPÁ NOEL: ¿Pero qué te ha pasado? ¿Es que no has visto el árbol?

LOBO: No, no lo he visto. ¿Pasa algo? (Se choca otra vez.) ¡Requete ay!

PAPÁ NOEL: ¡Pero qué torpe!... Menos mal que se ha ido. Como todavía es un poco
pronto, me acostaré aquí un rato a descansar. Niños, si veis que sucede algo extraño os
agradecería que me avisarais. Gracias.

(Se acuesta y cuando se está quedando dormido, entra el Lobo. Papá Noel se despertará
con los gritos de los niños y el Lobo saldrá para no ser descubierto, volviendo a entrar
cuando Papá Noel se vuelva a dormir.)

LOBO: Ja, ja. Le he engañado. Le he hecho creer que me marchaba, pero todo lo que he
hecho ha sido esconderme detrás de aquel árbol y esperar a que se durmiera. Ahora
mismo le robaré el saco de los regalos y serán todos para mí.

PAPÁ NOEL: ¿Qué pasa, qué pasa? No me diréis que el Lobo estaba intentado robarme.

(Se vuelve a acostar y vuelve a entrar el Lobo. Esta situación se puede repetir las veces
que se crea conveniente.)

LOBO: ¡Callaros niños tontos... que me va a descubrir!

PAPÁ NOEL: ¡Otra vez! ¡Pero bueno, ahora se va a enterar! Escuchad. Vamos a
engañarle. Yo me haré el dormido, cuando veáis que viene, si os ponéis a gritar se
esconderá y no podré cogerle. De modo que cuando llegue, empezáis a decirle cosas
bonitas. Ya sabéis, lobo guapo, lobo bonito... y le pedís que os cuente un cuento o que
os cante una canción. Así, como es tan presumido, se distraerá y yo le atraparé. ¿Lo
habéis entendido?

LOBO: Bueno, ahora sí que lo conseguiré. ¿Eh? ¿Qué decís? ¿Que os cuente un cuento?
¡Para cuentos estoy yo! ¿Qué? ¿Que os cante una canción? Oh, bien, bien, gracias por
vuestra atención... está bien, os cantaré algo... (Cantando estrepitosamente.) «Soy el
lobo feroz, el más valiente, soy el lobo más guapo...»

69
PAPÁ NOEL: ¡Te atrapé!

LOBO: No, no, por favor, suéltame.

PAPÁ NOEL: ¿De modo que estabas intentando robarme el saco de los regalos?

LOBO: Pues sí.

PAPÁ NOEL: ¿Qué pretendías, dejar a todos los niños sin sus regalos?

LOBO: Pues sí. Los quería todos para mí.

PAPÁ NOEL: Ya te he dicho que no puedo darte ningún regalo, porque te has por tado
muy mal. ¡Siempre queriendo comerte a Caperucita y a su abuelita...!

LOBO: ¡Yo no tengo la culpa de que el que escribiera el cuento, lo escribiera así!

PAPÁ NOEL: Eso es verdad.

LOBO: Además, al final siempre soy yo el que sale perdiendo... Siempre acabo con el
culo lleno de disparos del cazador, que mira, mira cómo lo tengo... (Se vuelve a
chocar.) ¡Ay!

PAPÁ NOEL: Eso también es cierto. ¿Pero, dime, qué te pasa que siempre andas
chocándote con los árboles?

LOBO: ¿Me guardas el secreto?

PAPÁ NOEL: Por supuesto.

LOBO: Es que no veo un pimiento, un pimiento verde; porque uno rojo sí lo veo.

PAPÁ NOEL: Entiendo. Ahora entiendo todo. Por eso al principio me confundiste con
Caperucita roja. ¿Verdad? Por mi traje rojo.

LOBO: Sí, debe haber sido eso.

PAPÁ NOEL: Está bien, entonces creo que tengo la solución...

LOBO: ¿Me darás un regalo?

PAPÁ NOEL: Sí.

LOBO: ¿Un regalo para mí?

70
PAPÁ NOEL: Sí.

LOBO: ¿Para mí solito?

PAPÁ NOEL: Que sí, pesado...

LOBO: ¡Yupi!...

PAPÁ NOEL: Ven, ven aquí, no puedo abrir el saco delante de los niños, podrían ver lo
que les traigo. Ven.

(Se esconden para ponerle las gafas.)

PAPÁ NOEL: Pero estate quieto.

LOBO: ¿Son para mí?

PAPÁ NOEL: ¿A ver qué tal te quedan? ¡Perfectas!

LOBO: ¡Guauuu!... ¡Qué bien veo ahora!

(Entra Papá Noel.)

PAPÁ NOEL: Venga, vamos, sal para que te vean los niños.

LOBO: No, que me da mucha vergüenza...

PAPÁ NOEL: Venga tonto, sal... Que no pasa nada.

LOBO: Que no, que no, que me da mucha vergüenza...

PAPÁ NOEL: Está bien. Niños, ayudadme a llamar a Feroz para que salga. Vamos.
¡Feroz! ¡Feroz!...

LOBO: (Se asoma.) ¡Uy! ¡Qué vergüenza!...

PAPÁ NOEL: Venga, vamos otra vez. ¡Feroz!... ¡Feroz!...

LOBO: (Entra.) ¡Uy! ¡Qué vergüenza!... ¡Anda! ¡Cuántos niños!... ¡Hola!... ¿Estoy
guapo con estas gafas?

PAPÁ NOEL: Bien, Feroz. Ahora debes prometerme una cosa.

LOBO: Sí.

71
PAPÁ NOEL: Prométeme que serás bueno, que te portarás bien y que no volverás a
intentar comerte a Caperucita.

LOBO: Lo prometo.

PAPÁ NOEL: Está bien, entonces ahora, puedes marcharte; yo tengo que ir a repartir los
regalos.

LOBO: Sí, me iré a buscar a Caperucita, le pediré perdón, y a ver si con un poco de
suerte me deja celebrar la Navidad a su lado. Siempre me ha tocado celebrarla a mí
solito.

PAPÁ NOEL: ¡Adiós Feroz!... ¡Feliz Navidad!

LOBO: ¡Adiós! ¡Feliz Navidad a todos!

(Sale.)

PAPÁ NOEL: Bueno, chicos, me marcho a trabajar... tengo que empezar a repartir los
regalos.

¡Ah!, y recordad: Sed buenos para que pueda traeros muchas cosas. Adiós. Ah...
¡Feliz Navidad!

(Sale cantando.)

Música.

¡Navidad, Navidad... dulce Navidad!...

TELÓN

72
Colección
ESCENA Y FIESTA

Últimos títulos publicados

25.Telecosquillas. Nieves Fernández Rodríguez.

26.El pepino que quería ser elefante. Pedro Catalán.

27.Los colores del mundo. Carmen Gómez Ojea.

28.Trapitos. Blanca Poza Esperón.

29.¡Marcianos en Belén! Domingo del Prado.

30.Las andanzas de Don Quijote. Má Belén Camacho.

31.La verdad de los cuentos. Carmen Gómez Ojea.

32.Todo es teatro. Teresa Rubio Liniers.

33.Caperucita roja. Paulino García de Andrés.

34.El viaje de los Reyes Magos. Pilar López-Quesada.

35.La Navidad de los cuentos. Blanca Poza Esperón.

36.El Hada desmemoriada. Miguel Sandín.

37.La bruja Risitas. AA.VV.

38.El mago de Oz Maite González (adapt.).

39.Los niños curiosos. María Paz Iriarte.

40.El gato con botas. Paulino García de Andrés.

41.Colón y el Pirata Barbarroja. Soledad Cavero.

42.El planeta de la sonrisa. María Isabel González.

43.Queridos abuelos. Marisa Fernández/Emilio García.

73
44.La estrella que se escapó del cielo. María Pilar Montoro.

45.¡Vaya lata de pirata! Carmen Gil.

46.Bayuba. Manuel de Pinedo García.

47.Infancia de Jesús. Francesc Martí y Solsona.

48.La fiesta más bonita. Domingo del Prado.

49.La princesa traviesa, Pedrito y un patito. Susana Obrero.

50.Los hechos de los apóstoles. Francesc Martí y Solsona.

51.Una cena angelical. Blanca Poza.

52.No sé jugar al escondite. Má Jesús Otero/Enrique Culebras.

53.¡Resucitó! Francesc Martí y Solsona.

54.Yo quiero ser joven. Maxi de Diego.

55.El rey desnudo. Pedro Catalán.

56.¡Esto es de fábula! Domingo del Prado.

57.Margarita y el dragón. Blanca Poza.

58.Un perro, un señor y una corbata de colorines. Má Paz Iriarte.

59.Del cielo al portal. Má Carmen Gosálvez.

60.Cuentos y fábulas. Paulino García de Andrés.

61.A veces, las apariencias engañan. Nuria Bellido.

62.El Principito. Antoine de Saint-Exupéry/Julio Escalada (adapt.).

63.La Navidad a escena. Pilar López-Quesada.

64.Los pequeños tamborileros. Mariano Fuertes.

65.El árbol de Navidad. Mariano Fuertes.

66.Voces unidas. Alberto Morate.

74
67.A Belén me voy. Coordinadora «Bambalinas Teatro».

68.El ruiseñor y la rosa. Paulino García de Andrés.

69.Sopahua. Ricardo Rodríguez.

70.Juan quiere tener miedo. Alberto Morate.

71.Una de indios. Juan Ramón Barat/Teresa Núñez.

72.Cuento de Navidad. Charles Dickens, Julio Escalada/ Tomás Gayo (adapt.).

73.El Belén viviente. Salomé Adroher.

74.El cordero del Niño Jesús. Blanca Poza.

75.Un dragón en el parque. María Paz Iriarte.

76.La Brujita Solidaria. Patricia García Sánchez.

77.La Pasión. Carlos A.Botana.

78.Jaque al caballo. Má Carmen Navarro.

79.Alegorías. Alberto Morate.

80.El pecado original. Má Belén Camacho.

81.El sombrero mágico. Gemma Ortells.

82.Una de mentirijillas. Blanca Poza.

83.Pax Romanien. Marta Bravo.

84.Cuentos con duende. Susana Obrero.

85.Adivina adivinanza en el bosque. Amanda García Sánz.

86.La Unión hace la Tierra. Macu Sanz.

87.Contamíname. Ricardo Rodríguez Pérez.

88.El muñeco de nieve y algunas fábulas. Paulino García de Andrés.

89.Teatro escolar. Antonio Salas Tejada.

75
90.Miguel quería ver el sol... Carlos Labraña.

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Índice
Presentación 4
1. La Navidad de los cuentos 6
2. El regalo de Jesús 37
3. Navidad en el fondo del mar 52
4. Caperucita en Navidad 61

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