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Interrupciones en El Orden Social
Interrupciones en El Orden Social
Hay política cuando hay una parte de los que no tienen parte, una parte o un partido de
los pobres. No hay política simplemente porque los pobres se opongan a los ricos. Antes
bien, hay que decir sin duda que es la política -esto es, la interrupción de los meros
efectos de la dominación de los ricos- la que hace existir a los pobres como entidad.
[…] La política existe cuando el orden natural de la dominación es interrumpido por la
institución de una parte de los que no tienen parte. 25
no hay política sino por la interrupción, la torsión primera que instituye a la política
como el despliegue de una distorsión o un litigío fundamental. 27
El litigio sobre la cuenta de los pobres como pueblo, y del pueblo como comunidad, es
el litigio sobre la existencia de la política por el cual hay política. 29 [la política es el
litigio por si hay, o no, política]
Hay política cuando la contingencia igualitaria interrumpe como "libertad" del pueblo el
orden natural de las dominaciones, cuando esta interrupción produce un dispositivo
específico: una división de la sociedad en partes que no son "verdaderas" partes; la
institución de una parte que se iguala al todo en nombre de una "propiedad" que no le es
propia, y de un "común" que es la comunidad de un litigio. 33
No hay política porque los hombres, gracias al privilegio de la palabra, ponen en común
sus intereses. Hay política porque quienes no tienen derecho a ser contados como seres
parlantes se hacen contar entre éstos e instituyen una comunidad por el hecho de poner
en común la distorsión, que no es otra cosa que el enfrentamiento mismo, la
contradicción de dos mundos alojados en uno solo: el mundo en que san y aquel en que
no son, el mundo donde hay algo "entre" ellos y quienes no los conocen como seres
parlantes y contabilizables y el mundo donde no hay nada. 41 42
El conflicto separa dos modos del ser-juntos humano, dos tipos de partición de lo
sensible [dos polos del espacio social, dos cadenas de equivalencia, dos hegemonías
antagónicas], opuestos en su principio y anudados no obstante uno al otro en las cuentas
imposibles de la proporción así como en las violencias del conflicto. 42
la actividad política es la que desplaza a un cuerpo del lugar que le estaba asignado o
cambia el destino de un lugar; hace ver lo que no tenía razón para ser visto, hace
escuchar un discurso allí donde sólo el ruido tenía lugar, hace escuchar como discurso
lo que no era escuchado más que como ruido. 45
Propongo ahora reservar el nombre de política a una actividad bien determinada y
antagónica de la primera: la que rompe la configuración sensible donde se definen las
partes y sus partes o su ausencia por un supuesto que por definición no tiene lugar en
ella: la de una parte de los que no tienen parte. Esta ruptura se manifiesta por una serie
de actos que vuelven a representar el espacio donde se definían las partes, sus partes y
las ausencias de partes. [un acto que representa el espacio de la enunciación de todo
enunciado]45
Hay política cuando hay un lugar y unas formas para el encuentro entre dos procesos
heterogéneos. El primero es el proceso policial en el sentido que se intentó definir. El
segundo es el proceso de la igualdad. Con este término, entendamos provisoriamente el
conjunto abierto de las prácticas guiadas por la suposición de la igualdad de cualquier
ser parlante con cualquier otro ser parlante y por la preocupación de verificar esa
igualdad. 46 [la igualdad es definida (sobre todo en El maestro ignorante como la
imposibilidad de toda jerarquía, o más bien, como la arbitrariedad de todo orden
jerárquico, esto es, la igualdad se define como el negativo de la jerarquía. Así una
cadena de equivalencias que se definiera por su no ser una jerarquía produciría un
negativo, esto es, la igualdad. Y lo importante es que, planteado así, de la igualdad no
puede darse ninguna definición positiva, ya que cualquier definición no sería sino un
elemento más dentro del campo de discurso en el cual se enuncia, y por eso pasaría a ser
una diferencia más dentro de la cadena de equivalencias, y la igualdad, en tanto
antagonismo, no es un elemento de discurso, es el límite a la discursividad misma]
Para que una cosa sea política, es preciso que dé lugar al encuentro de la lógica policial
y la lógica igualitaria, el cual nunca está preconstituido. […] La familia pudo
convertirse en un lugar político, no por el mero hecho de que en ella se ejerzan
relaciones de poder, sino porque resultó puesta en discusión en un litigio sobre la
capacidad de las mujeres a la comunidad. Un mismo concepto -la opinión o el derecho,
por ejemplo- puede designar una estructura del obrar político o una del orden policial.
48
La política actúa sobre la policía. Lo hace en lugares y con palabras que les son
comunes, aun cuando dé una nueva representación a esos lugares y cambie el estatuto
de esas palabras [la política subvierte las palabras de la policía = un antagonismo
subvierte el discurso de un espacio social]. Lo que habitualmente se postula como el
lugar de lo político, a saber el conjunto de las instituciones del Estado, no es
precisamente un lugar homogéneo. Su configuración está determinada por un estado de
las relaciones entre la lógica política y la lógica policial, 49 [¿qué es ese estado de
relaciones entre la lógica política y la lógica policial] [¿es acaso las articulaciones
(en tanto procesos) de hegemonías?]
La política es la práctica en la cual la lógica del rasgo igualitario asume la forma del
tratamiento de una distorsión, donde se convierte en el argumento de una distorsión
principal que viene a anudarse con tal litigio determinado en la distribución de las
ocupaciones, las funciones y los lugares. Existe gracias a unos sujetos o unos
dispositivos de subjetivación específicos. Estos miden los inconmensurables, la lógica
del rasgo igualitario y la del orden policial. Lo hacen uniendo al título de tal grupo
social el mero título vacío de la igualdad de cualquiera con cualquiera. Lo hacen
superponiendo al orden policial que estructura la comunidad otra comunidad que no
existe sino por y para el conflicto, una comunidad que es la del conflicto en torno a la
existencia misma de lo común entre lo que tiene parte y lo que no la tiene. 51 52
Una subjetivación política es una capacidad de producir esos escenarios polémicos esos
escenarios paradójicos que hacen ver la contradicción de dos lógicas, al postular
existencias que son al mismo tiempo inexistencias o inexistencias que son a la vez
existencias. 57
Una subjetivación política es una capacidad de producir esos escenarios polémicos esos
escenarios paradójicos que hacen ver la contradicción de dos lógicas, al postular
existencias que son al mismo tiempo inexistencias o inexistencias que son a la vez
existencias. 59
El sujeto obrero que se hace contar en él como interlocutor debe hacer como si el
escenario existiese, como si hubiera un mundo común de argumentación, lo que es
eminentemente razonable y eminentemente irrazonable, eminentemente sensato y
resueltamente subversivo, porque ese mundo no existe 71 72
La política antigua obedecía al solo concepto del demos y sus propiedades impropias,
abriendo el espacio público como espacio del litigio. La política moderna obedece a la
multiplicación de las operaciones de subjetivación que inventan mundos de comunidad
que son mundos de disentimiento, a los dispositivos de demostración que son, en cada
momento, al mismo tiempo argumentaciones y aperturas de mundo, la apertura de
mundos comunes -lo que no quiere decir consensuales-, de mundos donde el sujeto
que argumenta se cuenta como argumentador. […] La política moderna existe por la
multiplicación de los mundos comunes litigiosos previos en la superficie de las
actividades y los órdenes sociales. […] La política antigua obedecía únicamente a la
cuenta errónea de ese demos que es parte y todo y de esa libertad que no pertenece más
que a todo él al pertenecer a todos. La política moderna obedece al despliegue de
dispositivos de subjetivación del litigio que vinculan la cuenta de los incontados a la
diferencia consigo mismo de todo sujeto apto para enunciarla 79 80 [política antigua
= posición popular de sujeto, política moderna = posición democrática de sujeto
¡!!!!!]
En el sentido político, una clase es una cosa completamente distinta: un operador del
litigío, un nombre para contar a los incontados, un modo de subjetivación sobreimpreso
a toda realidad de los grupos sociales. 109
Las formas de la democracia no son otra cosa que las formas de constitución de la
política como modo específico de un ser-juntos humano. La democracia no es un
régimen o un modo de vida social. Es la institución de la política misma, el sistema de
las formas de subjetivación por las cuales resulta cuestionado, devuelto a su
contingencia, todo orden de la distribución de los cuerpos en funciones correspondientes
a su "naturaleza" y en lugares correspondientes a sus funciones. 128
La comunidad política es una comunidad de interrupciones, de fracturas, puntuales y
locales, por las cuales la lógica igualitaria separa a la comunidad policial de sí misma.
Es una comunidad de mundos de comunidad que son intervalos de subjetivación:
intervalos construidos entre identidades, entre lugares y posiciones. El ser-juntos
político es un ser-entre: entre identidades, entre mundos. 170 171 [mundo = formación
hegemónica / intervalos = articulación entre formaciones hegemónicas / interrupciones
= antagonismos]
El mero sentimiento de la esencia común [equivalencia] y del daño [tort] que se le hace
no crea política […] Todavía falta en ello la construcción del daño [tort] como vínculo
de comunidad con aquellos que no pertenecen al mismo común [transformar una
dominación en subordinación, esto es, producir un antagonismo]. […]El sentimiento de
la injusticia no forma un vínculo político por la mera identificación que se apropiaría de
la desapropiación del objeto de la distorsión. Todavía necesita la desapropiación de
identidad que constituye un sujeto apto para la conducción del litigio [que las cadenas
de equivalencias constituyan un antagonismo]. La política es el arte de las deducciones
torcidas y las identidades cruzadas. Es el arte de la construcción local y singular de
casos de universalidad. Esta construcción es posible mientras la singularidad de la
distorsión -la singularidad de la argumentación y la manifestación locales del derecho-
se distinga de la particularización de los derechos atribuidos a las colectividades de
acuerdo con su identidad. 171 172 [articulación hegemónica]
…resulta claro en lo que llevamos dicho que la condición de emergencia del
«pueblo» como agente político en el discurso comunista ha sido la relación de
equivalencia entre las clases, que desdobla la identidad de estas últimas y que, a través
de este desdoblamiento, constituye una polarización de nuevo tipo. Ahora bien, este
proceso tiene lugar íntegramente en el campo de las prácticas hegemónicas. La
enumeración comunista no es la constatación de una situación de hecho, sino que tiene
un carácter performativo; la unidad de un conjunto de sectores no es un dato: es un
proyecto de construcción política. Hegemonizar a un conjunto de sectores no es, por
tanto, un simple acuerdo coyuntural o momentáneo; es construir una relación
estructuralmente nueva y, según hemos visto, diferente de la relación de clases. Esto nos
muestra que el concepto de «alianza de clases» es totalmente insuficiente para
caracterizar a la relación hegemónica, ya que reducir esta última a aquél tiene tan poco
sentido como pretender describir un edificio adicionando la descripción de todos los
ladrillos que lo componen. Pero la relación de equivalencia, por su misma lógica
interna, no puede limitarse a mostrar su presencia a través de la sustituibilidad ocasional
de sus términos; a una cierta altura debe dar lugar a la emergencia de un equivalente
general, en el que cristalice simbólicamente la relación en cuanto tal. Así es como
surgen, en el caso político que estamos analizando, símbolos nacional–populares o
popular–democráticos que constituyen posiciones de sujeto distintas de las de clase; a
partir de este punto, la relación hegemónica pierde definitivamente su carácter factual o
episódico y pasa a ser un componente estable de toda formación político–discursiva.
111 112 [aquí se diferencia entre un carácter episódico y un carácter estable de
una relación hegemónica ¡!!]
Incluso para diferir, para subvertir el sentido, tiene que haber un sentido. 191 [la
política actúa sobre la policía]
en lo que se refiere a lo social la necesidad sólo existe como esfuerzo parcial por
limitar la contingencia. […] lo contingente sólo existe en el interior de lo necesario. Esta
presencia de lo contingente en lo necesario es lo que hemos llamado subversión, y se
manifiesta bajo las formas de simbolización, de metaforización, de paradoja, que
deforman y cuestionan el carácter literal de toda necesidad 194
lo social sólo existe como esfuerzo parcial por instituir la sociedad —esto es, un
sistema objetivo y cerrado de diferencias— el antagonismo, como testigo de la
imposibilidad de una sutura última, es la «experiencia» del límite de lo social. 215
lo social sólo existe como esfuerzo parcial por instituir la sociedad —esto es, un
sistema objetivo y cerrado de diferencias— el antagonismo, como testigo de la
imposibilidad de una sutura última, es la «experiencia» del límite de lo social. 215
una formación sólo logra significarse a sí misma —es decir, constituirse como
tal— transformando los límites en fronteras, constituyendo una cadena de equivalencias
que construye a lo que está más allá de los límites, como aquello que ella no es. Es sólo
a través de la negatividad, de la división y del antagonismo, que una formación puede
constituirse como horizonte totalizante 243 244