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Bloque de Historia de la

Filosofía Antigua

A) Presocráticos (p. 1)

B) Sofistas y Sócrates (p. 17)

C) Aristóteles (p. 22)

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I. Tales de Mileto
MILESIOS
II. Anaximandro
Filósofos de la naturaleza que
III. Anaxímenes
buscan el arjé.
IV. Heráclito
V. Pitagóricos
VI. Jenófanes ESCUELA ELEÁTICA
VII. Parménides Defienden la unidad del ser e
VIII. Zenón imposibilidad del cambio
IX. Empédocles PLURALISTAS / CONCILIADORES
X. Anaxágoras Buscan unir la movilidad de lo
XI. Atomistas (Leucipo y Demócrito) físico y la estabilidad del ser.

I. Tales de Mileto
Tales, padre de la filosofía, propone el agua como physis originaria que penetra todo y
le da vida.

Resumen

1. Tales inició la filosofía de la physis. Arjé es "aquéllo de lo que proceden


originariamente todos los seres".
2. El agua está ligada a la vida y por eso es origen de todas las cosas. Es la
physis líquida de la que todo se deriva.
3. El alma es fuente de movimiento. La materia se mueve: “todo está lleno
de dioses”

1. Tales y el arjé
Tales fue el iniciador de la filosofía de la physis (Φύσις) al afirmar por vez
primera que existe un único principio originario, causa de todas las cosas que
son.
Principio (αρχή) no es un término utilizado por Tales. Aristóteles indica en
su exposición del pensamiento de Tales y los primeros físicos que éste es
“aquéllo de lo cual proceden originariamente y en lo cual acaban por resolverse
todos los seres […]. Una realidad que permanece idéntica durante la
transmutación de sus afecciones”.

2. El agua como principio originario

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En materia de cosmología y cosmogonía, las afirmaciones más conocidas de
Tales son que el agua es el origen de todas las cosas y que la tierra flota sobre el
agua. Así lo relata Aristóteles en su libro Metafísica cuando dice que “Tales
afirma que [el principio] es el agua, por lo que también declaró que la tierra está
sobre el agua”.
La cuestión sobre cómo llegó a esta conclusión tiene diversas respuestas. En
la propia mitología griega hay antecedentes de la atribución al agua de un papel
primordial y originario. En la Ilíada se lee: “voy a ver a Océano, progenie de
dioses” y “la corriente del río Océano, que es la génesis de todas las cosas”.
También se puede explicar como consecuencia de la observación racional del
comportamiento de las cosas. Se supuso que el filósofo notó las variadas formas
que toma el agua en la naturaleza y eso le pudo hacer concebir la idea de que el
agua era el elemento más adecuado para transformarse en los demás. Por
último, Aristóteles propone que el filósofo se dio cuenta del carácter vivificador
de la naturaleza que tenía este elemento, su íntima relación con la vida. Puesto
que la vida está ligada a la humedad y la humedad presupone el agua, todo
proviene del agua y todo sustenta su propia vida mediante el agua y finaliza, a su
vez, en el agua.
Según Reale, el agua de Tales no se debe creer que consiste en el
elemento físico-químico, sino en una especie de Φύσις líquida originaria de la que
todo se deriva y de la cual el agua que bebemos es una de sus múltiples
manifestaciones.

3. Tales y el hilozoísmo
Se atribuye a Tales una concepción denominada hilozoísmo, que viene a
significar que consideraba la materia como un organismo vivo. En esta época no
se distinguía entre materia/vida ni entre seres animados e inanimados. El alma
es fundamentalmente fuente del movimiento. Por eso presenta el ejemplo del
imán que atrae al hierro como prueba universal de la animación de las cosas: la
fuerza del imán es una manifestación de su alma, de su vida.
Cuando Tales afirma además que “todo está lleno de dioses” quiere decir
que todo está penetrado por el principio originario. Puesto que el principio
originario es vida, todo está vivo y todo tiene un alma (pampsiquismo).

II. ANAXIMANDRO
El ápeiron indeterminado genera todas las cosas cuando los contrarios se separan
de él.

Resumen
1. ápeiron es lo indeterminado e ilimitado y por ello puede generarlo todo,
no tiene contrarios. Es inmortal y divino.
2. En el απειρον los contraros se encuentran unidos. Éstos al separarse
generan el mundo dominando unos sobre otros.

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3. La tierra es cilíndrica y se mantiene suspendida por la equidistancia de
todas las cosas.
4. Anaximandro piensa que los hombres proceden del pez porque no se
alimentan solos al nacer. Es una teoría de la evolución.

1. El ápeiron
Anaximandro designa el αρχή con un término poco explícito: ápeiron, que
significa “lo que carece de límites”, que se ha traducido tradicionalmente como
lo indeterminado, lo ilimitado. Reale interpreta que esta materia no posee
límites externos (es cuantitativamente infinita) ni internos (es cualitativamente
indeterminada).
Anaximandro llega a esta conclusión ya que si todo lo que vemos es algo
determinado, su origen no puede ser el agua (@Tales) porque ésta excluye el
fuego, el frío excluye el calor y así con todos los contrarios. El origen ha de ser
entonces lo indeterminado, lo ilimitado, donde están todos los contrarios unidos.
Parece que esta materia va generando una serie de universos que, al
destruirse, vuelven a ser materia primordial.
Esto infinito aparece como lo divino porque atribuye a la materia lo que Homero
y la tradición atribuían a los dioses: la inmortalidad y el regir y gobernarlo todo.

2. Ápeiron y los contrarios


Anaximandro probablemente pensaba que el mundo está constituido por una
serie de contrarios y que éstos tienden a atropellarse el uno al otro (calor vs frío,
humedad vs sequedad, etc). Ya que el ápeiron es ilimitado e indeterminado, es
también donde los contrarios se encuentran unidos. Para explicar la formación de
las cosas propone un proceso de separación: los contrarios se separan del ápeiron
y ésta salida es la que empieza a generar un universo.
La primera separación es la de lo caliente y lo frío. Al salir los contrarios del
ápeiron se produce entre ellos una oposición, resuelta por el exceso de uno hasta
la reacción, dominio y nuevo exceso del otro. Anaximandro lo define como
injusticia de un elemento sobre otro: “se dan mutuamente justa retribución por
su injusticia, segun la disposición del tiempo”.
Reale agrega que la primera injusticia es la escisión de los contrarios, que
en cuanto nacen se contraponen a su contrario. Esta injusticia se redime
mediante la muerte del mundo mismo volviendo al ápeiron y por tanto a la unión
de todos sus contrarios.

3. Ápeiron y la génesis del mundo


Anaximandro se ocupó de articular una cosmogonía. Según él, lo caliente
se concentró en una esfera en torno de lo frío que rodea la tierra. Esta corteza
se rompió en una serie de círculos que dieron lugar a los cuerpos celestes.
Consecuencia de este proceso de generación del mundo es una estructura en la
que la tierra de forma cilíndrica, se mantiene suspendida sin dirigirse hacia

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ningún punto del exterior “por la equidistancia de todas las cosas”. Es una
formulación primaria del principio de razon suficiente.

4. Anaximandro y la evolución
Anaximandro se ocupó también de la explicación de fenómenos concretos,
especialmente el origen de los seres humanos. Plantea una teoría de la evolución
biológica que llega por la observación de la imposibilidad de que el hombre
hubiera podido sobrevivir tal como es, dadas sus condiciones, en un medio
natural.
Según él, se configuraron primero animales acuáticos que acabarían por dar
lugar a los seres humanos.
Hipólito narra en su Refutación de todas las herejías: “dice que los animales
nacen de lo húmedo, que el hombre nació en un principio semejante a otro
animal, concretamente a un pez”. Aecio en su Opiniones de filósofos: “dice que
los primeros animales nacieron en el agua pero que al avanzar en edad salieron a
terreno más seco y cambiaron de vida al poco tiempo”. Censorino en Sobre el día
del nacimiento: “Anaximandro creía que, ya sea peces o animales muy parecidos,
nacieron del agua y tierra calentadas; en ellos se formaron los hombres y se
mantuvieron dentro hasta la pubertad. Al romperse aquéllos, nacieron hombres y
mujeres que podían alimentarse ya por sí mismos”.

III. Anaxímenes
El aire es el arjé y el cambio se explica como proceso de rarefacción y
condensación del mismo.

Resumen
1. El arjé es el aire y todo procede de él por condensación (frío, duro) o
rarefacción (caliente, liviano).
2. Se presenta por primera vez el problema del cambio. El aire condensado
se endurece (frío) o enrarecido se aligera (caliente).
3. El alma es un elemento material consistente en aire capaz de dar
coherencia a otros elementos.

1. El aire como arjé


Anaxímenes concibe el universo como un animal viviente, dotado de
respiración dentro del Pneuma infinito que lo envuelve todo. De aquí y de su
constatación de la importancia del aire para la respiración de los seres vivos
proviene su concepto de que el Aire es el principio primordial de todas las cosas.
El término griego αηρ (áer) no corresponde con exactitud a “aire”, por lo que no
se trata del aire atmosférico sino de un protoelemento eterno, divino, viviente,
ilimitado, casi incorpóreo que es principio del movimiento y de la vida de todas
las cosas.

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El Pseudo-Plutarco narra de él en Miscelánea 3: “Afirma Anaxímenes que el
principio de todas las cosas es aire, que éste es indefinido en dimensión pero
definido en las cualidades que posee; que todas las cosas se han producido por
una cierta condensación de éste y por rarefacción”.

2. Condensación y rarefacción
La explicación del origen de las cosas tiene en Anaxímenes una novedad
fundamental: para él fue crucial la alusión al mecanismo del cambio.
Introduce un dualismo de fuerzas cósmicas que completan la idea de
“separación” de Anaximandro: la condensación y rarefacción. El aire al
condensarse se enfría y se convierte en agua y después en tierra, y al
enrarecerse se calienta hasta conertirse en fuego. Al final, el aire sigue siendo la
forma fundamental de los componentes del mundo pero en diversos grados de
condensación. Los contrarios de Anaximandro (caliente/frío, seco/húmedo) son
sustituídos por solo dos: laxo/denso.
Anaxímenes utiliza como comprobación la observación de que el aliento
expulsado por la boca abierta es caliente, pero con los labios cerrados es frío.
Este hecho se explica porque en el primer caso el aire sale laxo (por tanto
caliente) y en el segundo condensado (por ende frío).

3. El alma es aire
Un aspecto particularmente original de la explicación de Anaxímenes es su
interés por el tema de la naturaleza del alma. El alma se concibe como un
elemento material consistente en aire, pero a la vez como algo capaz de dar
coherencia a otros elementos.
“Asi como nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así también el aliento
y el aire circundan todo el universo”, dice Anaxímenes. Esto quiere decir que de
alguna forma el universo es una especie de versión ampliada del ser humano y se
comporta de acuerdo con principios análogos.

IV. HERÁCLITO
Todo fluye, es guerra y armonía de contrarios. El fuego lo representa bien, por
eso es el arjé. El logos es la inteligencia.

Resumen
1. El devenir es esencial a la realidad. No se puede bajar dos veces al mismo
río.
2. El devenir es pasar de un contrario a otro. Esta guerra de opuestos es
armonía. Los opuestos se dan sentido entre sí.
3. El fuego es el arjé porque expresa el cambio. El logos es una inteligencia
que gobierna todo. La verdad es tener el logos.

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4. El alma es fuego. Tomó ideas del orfismo. Creía en la vida después de la
muerte.

1. Todo fluye
Los filósofos milesios habían notado el dinamismo universal de las cosas
(que siempre cambian) y lo habían pensado como una característica esencial del
mismo arjé. Sin embargo, Heráclito remarca especialmente este aspecto de la
realidad. “Todo fluye” (panta rhei), nada permanece inmóvil, todo cambia, dice
Heráclito. Este cambio es llamado devenir. Uno de sus fragmentos más famosos
dice que “no se puede bajar dos veces al mismo río”. El sentido de este
fragmento es claro: el río es aparentemente siempre el mismo, pero en realidad
está formado por aguas siempre nuevas, por eso no puede bajarse dos veces al
mismo río.

2. La armonía de los contrarios


El devenir al que todo está entregado se caracteriza por un continuo paso
de un contrario a otro: lo frío se calienta, lo caliente se enfría; lo húmedo se
seca, lo seco se humedece. Como cada cosa tiene realidad solo en el devenir, la
guerra entre los opuestos resulta esencial: “la guerra es madre de todas las cosas
y es reina de todas”. Es una guerra que es a la vez paz y un contraste que es a la
vez armonía. El fluir perpetuo de las cosas es una armonía de contrarios. Solo en
la contienda mutua, los contrarios se dan el uno al otro un sentido especifico:
“no se conocería el nombre de la justicia si no existiera la ofensa”.
Esta armonía y unidad de los opuestos son el principio (arjé). Dios o lo
divino, es a la vez día-noche, invierno-verano, guerra-paz.

3. El arjé como fuego y logos


Heráclito indicó al fuego como principio fundamental y consideró todas las
cosas como transformaciones del mismo. El fuego expresa de modo ejemplar las
características del cambio constante, el contraste y la armonía. El fuego es
móvil, es vida nutrida de la muerte del combustible, continua transformación de
éste en ceniza, humo y vapores. El fuego es como “rayo que gobierna todas las
cosas” y lo que gobierna todas las cosas es logos, inteligencia, razon, ley
racional. Así se asocia al principio de Heráclito la idea de una inteligencia que lo
gobierna todo.
En relación a la verdad y el conocimiento, Heráclito dice que los sentidos
se quedan en la apariencia de las cosas, y en esta apariencia se basan las
opiniones del hombre. La verdad es captar, más allá de los sentidos, esta
inteligencia (logos) que gobierna todo.

4. El alma
El alma es fuego. La sabiduría se identifica con lo seco y la insensatez con
lo húmedo. Parece ser que tomó algunas ideas del orfismo, como que la vida del
cuerpo es mortificación del alma y la muerte del cuerpo es vida del alma. Creía

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en la vida después de la muerte: “después de la muerte, aguardan a los hombres
cosas que no esperaron y ni siquiera imaginaron”.

V. Pitagóricos
Una especie de religión. Dicen que los números son el arjé, explican el orden del
cosmos y necesitan los contrarios y la armonía.

Resumen
1. Toda la realidad parece estar hecha a imagen de los números. Éstos son
cosas reales y principio constitutivo de todo.
2. A partir de los contrarios se generan los números. Éstos y la armonía
constituyen las cosas.
3. Metempsicosis: El alma se reencarna hasta expiar su culpa por medio de la
ciencia (matemáticas) y la práctica moral.
4. Ya que el arjé es el número y el número es orden, el universo también es
orden. Cosmos significa "orden".

1. Los números como arjé


Es difícil identificar lo propio de Pitágoras de Samos y de otros pitagóricos,
por eso se exponen juntos hablando simplemente de los pitagóricos.

Escribe Aristóteles: “los pitagóricos conciben las cosas como números


porque conciben los números como cosas. Los pitagóricos fueron los primeros que
se dedicaron a las matemáticas y que las hicieron avanzar, y nutridos por ellas,
creyeron que los principios de éstas serían los principios de todas las cosas que
son. En los números ellos pensaban ver muchas semejanzas con las cosas que son
y que se generan… y finalmente, toda la realidad les parecia estar hecha a
imagen de los números y pensaron que todo el universo fuese armonía y
número”.
Para llegar a esta conclusión ayudó el descubrimiento de que los sonidos y la
música se pueden traducir en magnitudes numéricas; que los sonidos de las
cuerdas dependen de la longitud de las mismas; que el número es determinante
en los fenómenos del universo: el año, las estaciones, los meses, etc; que leyes
numéricas regulan el tiempo de gestación de animales, los ciclos de desarrollo
biológico, etc.

Es difícil entender el proceso a través del que los pitagóricos plantearon el


número como arjé. En su tiempo el número no era visto como una abstracción
mental y por tanto un ente de razón, sino que el número era una cosa real (o la
cosa más real) y en cuanto tal se le considero principio constitutivo de las cosas:
es la Φύσις de las cosas mismas.

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2. Pitagóricos y los contrarios
Para explicar la forma en que de los números se generan las cosas, los
pitagóricos recurren a una visión dualista de la realidad basada en una serie de
contrarios referidos a ámbitos distintos, pero siempre uno bueno y el otro malo.
Hicieron una lista de los diez contrarios supremos:
1. Limitado - Ilimitado
2. Impar - par
3. Uno - múltiple
4. Diestro - siniestro
5. Macho - hembra
6. Quieto - móvil
7. Recto - curvo
8. Luz - tiniebla
9. Bueno - malo
10. Cuadrado – rectángulo

De éstas oposiciones se derivan otras que sirven para explicar los fenómenos
físicos.
Siendo distintos y opuestos, los elementos que componen las cosas necesitan
un vínculo que los coordine. Éste es la armonía. Los números y la armonía son los
principios constitutivos de las cosas. Es por esto que la armonía es la causa y el
fundamento del Cosmos.

La antítesis entre Limitado e Ilimitado tiene sentido cosmológico. Lo


ilimitado es el vacío que rodea al todo y el mundo nace mediante una especie de
inspiración de dicho vacío por parte de un Uno (cuya génesis no se explica con
exactitud). El vacío que entra con la inspiración y la determinación que provoca
el Uno al inspirarlo, dan origen a las diversas cosas y a los distintos números.

3. Transmigración de las almas


Una característica del primer pitagorismo parece ser la afirmación del
parentesco entre todos los seres vivos, poseedores de alma inmortal que
transmigra de unos a otros. Pitágoras parece ser el primer filósofo que defendió
esta doctrina llamada metempsicosis, según la cual el alma debido a una culpa
originaria se ve obligada a reencarnarse en sucesivas existencias (no sólo
humanas sino también animales) corpóreas para expiar aquélla culpa. La forma
de expiarla era para ellos mediante la ciencia (matemáticas) y una severa
práctica moral.

4. Creación del concepto de “cosmos”


Si el número es orden y si todo está determinado por el número, todo es
orden. En griego “orden” se dice “cosmos” y así llamaron los pitagóricos al

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universo. Testimonios antiguos afirman que Pitágoras fue el primero en utilizar el
término porque “dice que cielo, tierra, dioses y hombres son conservados juntos
por el orden y por este motivo llaman „cosmos‟ a este todo, es decir, orden”.
Con los pitagóricos el pensamiento lleva a cabo un avance decisivo: el
mundo deja de estar dominado por potencias oscuras e indescifrables y se
convierte en orden, racionalidad y verdad”. Gracias a ellos se ve el mundo como
un orden perfectamente penetrable por la razón.

Los dioses no pueden ser como hombres. Dios es el cosmos. La tierra es el arjé.

Resumen
1. Critica el antropomorfismo de los dioses griegos. Dios es como el hombre,
sino que es el cosmos.
2. Propone como arjé la tierra y el agua: "Todas las cosas que nacen y
crecen son tierra y agua".

1. Teología
El tema central de los cantos de Jenófanes es la crítica a la concepción
tradicional de los dioses griegos heredada desde Homero y Hesíodo. El error de
fondo al concebir los dioses es el antropomorfismo: atribuir a los dioses formas
externas, características psicológicas y pasiones iguales a las de los hombres. “Si
los animales tuvieran manos y pudieran hacer imágenes de los dioses, los harían
en forma de animales”. El hombre tienda a atribuir a los dioses todo lo que él
mismo hace, bueno o malo.
Afirma que Dios es el cosmos, el cual “es uno, sumo entre los dioses y los
hombres y no es semejante a los hombres ni por pensamiento ni por figura”. Ya
que Dios es el cosmos, entonces Dios “todo entero ve, todo entero piensa, todo
entero oye”, “hace vibrar todo con la fuerza de su mente” y “permanece
siempre en mismo lugar sin moverse para nada”.

2. Tierra y agua como arjé


Algunos antiguos dicen que Jenófanes puso como principio la tierra. “Todo
nace de la tierra y termina en la tierra”. “Todas las cosas que nacen y crecen son
tierra y agua”.

El ser es y el no ser no es. Pensar y ser son lo mismo. El cambio es solo


apariencia. Los opuestos son idénticos en el ser.

Resumen

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1. El poema Sobre la naturaleza remarca tres caminos: el de la verdad, el de
la doxa falaz y el de la doxa plausible.
2. El ser es no engendrado, incorruptible, inmutable, igual, limitado, esférico
y uno. Pensar y ser son lo mismo.
3. El camino del error es el de los sentidos. Creer que las cosas cambian,
pasan del ser al no ser, es erróneo.
4. La doxa plausible explica los fenómenos físicos. Los opuestos son ser en
ambos casos, por tanto son idénticos.

1. Parménides y su poema
Parménides se presenta como un innovador radical: gracias a él la
cosmología se transforma en una ontología (teoría del ser). En su poema Sobre la
naturaleza, pone su doctrina en los labios de una diosa que simboliza la verdad
que se desvela. La diosa parece indicar tres caminos:
1) El de la verdad absoluta.
2) El de las opiniones falaces (la doxa falaz), es decir, el de la falsedad y el
error.
3) El de la opinión plausible (la doxa plausible)

2. El camino de la verdad
El principio mismo de la verdad es éste: es y es imposible que no sea; no es
y es necesario que no sea. El ser es y el no-ser no es. “Ser” y “no ser” son
tomados en su significado más íntegro: el ser es la pura positividad y el no ser es
la pura negatividad. Este principio se ha tomado como la primera formulación del
principio de no-contradicción, porque afirma la imposibilidad de que los
contradictorios coexistan al mismo tiempo. Los contradictorios supremos son
precisamente “ser” y “no ser”: si hay el ser, es necesario que no haya el no-ser.
El ser es no engendrado. Si fuese engendrado, procedería del no-ser
(absurdo, porque el no-ser no es) o bien del ser (absurdo, porque entonces ya
sería). No tiene un pasado ni un futuro, porque el pasado ya no es y el futuro aún
no es. El ser es un presente eterno, sin comienzo ni fin.
El ser es incorruptible, inmutable e inmóvil porque moverse supone un no-
ser hacia el cual tendría que moverse el ser. Es todo igual, no hay “más ser” ni
“menos ser” porque supondría una intervención del no-ser.
El ser es también algo limitado y finito, porque es acabado y perfecto. Si no
tuviera límites sería inacabado, y por tanto imperfecto: “puesto que hay un
límite extremo, el ser es completo, similar a la masa de una esfera redonda que
por todas sus partes se distancai con igual fuerza del centro”.
La única verdad, pues, consiste en el ser.

Pensar y ser coinciden


Todo lo que uno piensa y dice, es. Lo único que puede pensarse es el ser,
el no ser no se puede pensar. Pensar la nada significa no pensar, y decir la nada
significa no decir nada. Por ello la nada es impensable e indecible. El pensar y el
coinciden: “lo mismo es pensar y ser”.
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3. El camino de la doxa falaz
El camino del error es el de los sentidos (el sendero de la noche). La diosa
exhorta a Parménides a no dejarse engañar por los sentidos y a contraponer a los
sentidos la razón y su gran principio (el camino de la verdad). Los sentidos
muestran las apariencias de las cosas.
El camino del error abarca las posturas de aquellos que, en la forma que
sea, admiten el no-ser o que formulan razonamientos en que éste interviene, ya
que el no-ser no es porque es impensable e indecible. Quien cree que las cosas
cambian, es decir, pasan del ser al no-ser y viceversa, se equivoca.

4. El camino de la doxa plausible


Parménides tuvo que reconocer la licitud de un tipo de razonamiento que
sirviera para dar cuenta a los fenómenos y las apariencias de las cosas. Es la
tercera vía, la de las apariencias plausibles o doxa plausible.
Las cosmogonías tradicionales habían sido construidas apelando a la
dinámica de los opuestos, uno concebido como positivo y como ser y el otro como
negativo y no-ser. Según Parménides, el error consiste en no haber comprendido
que los opuestos hay que pensarlos como incluidos en la unidad superior del ser:
los opuestos, en ambos casos, son “ser”, en ninguno de los dos existe la nada.
Una vez aceptados como ser, los opuestos pierden sus rasgos diferenciales y se
convierten en idénticos, puestos que ambos son ser y el ser es “del todo
idéntico”. La muerte también es eliminada, por ser una forma de no-ser.
Parménides creía que los cadáveres de algún modo seguían vivos.
El gran principio de Parménides, por tanto, busca explicar el ser pero olvida
los fenómenos.

A través de paradojas defendió la inmovilidad y unicidad del ser.

Zenón
Zenón afrontó decididamente las refutaciones a Parménides. Quería
demostrar que las consecuencias derivadas de los argumentos aducidos para
refutar a Parménides eran aún más contradictorios y ridículos que las tesis que
pretendían rechazar. Para ello adopta el procedimiento de la reducción ad
absurdum: mostrando lo absurdo de las tesis que se le oponían, defendía el
eleatismo. Sus argumentos son paradojas que demuestran lo absurdo del
movimiento y la multiplicidad.

Paradojas de Zenón
* Se pretende en contra de Parménides que un cuerpo moviéndose a partir
de un punto puede llegar a una meta determinada. Sin embargo, esto no es
posible, porque antes de alcanzar la meta debería recorrer la mitad, y antes de
eso la mitad de la mitad, y por tanto la mitad de la mitad de la mitad… y así
sucesivamente hasta el infinito.

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* La paradoja de Aquiles y la tortuga demuestra que Aquiles, tratando de
alcanzar a una tortuga que se encuentra adelante de él, jamás la puede alcanzar
porque cada que Aquiles recorre la mitad del camino que lo separa de la tortuga,
ésta avanza otro poco y así nunca llegan a alcanzarse.
* Un tercer argumento, llamado “de la flecha”, demuestra que una flecha
disparada por un arco en realidad nunca se mueve. En cada uno de los instantes
en que es divisible el tiempo del vuelo, la flecha ocupa un espacio idéntico; pero
aquello que ocupa un espacio idéntico se halla en reposo. Entonces, si la flecha
está en reposo en cada uno de los instantes, también debe estar en reposo en la
totalidad (la suma) de todos los instantes.

Une muchas teorías. Propone los 4 elementos y las fuerzas de Amor y Odio como
constitutivas de la realidad.

Resumen
1. Empédocles intenta unir las distintas tendencias filosóficas existentes en
su tiempo.
2. El ser, eterno e indestructible, está integrado por cuatro raíces: fuego,
agua, aire y tierra.
3. Las fuerzas cósmicas del Amor y Odio son responsables de la unión y
separación de los elementos.
4. El hombre está hecho de los cuatro elementos, el alma es fuego y aire. La
salud es la armonía de los elementos en la sangre.
5. Su poema "Purificaciones" incluye muchas ideas del orfismo y pitagorismo.

1. Introducción
La doctrina de Empédocles equivale a un intento de fundir en una síntesis
las distintas tendencias existentes en su tiempo. En sus cuatro “raíces de las
cosas” integra el agua de Tales, el aire de Anaxímenes, la tierra de Jenófanes y
el fuego de Heráclito. Combina además el ser inmóvil de Parménides con el ser
de Heráclito en perpetua transformación.

2. Las cuatro raíces


A diferencia de Parménides, pone su confianza a la vez en el testimonio de
los sentidos y en el de la razón. Concibe el ser como eterno e indestructible. Está
integrado por cuatro raíces o elementos distintos, de los cuales están compuestas
todas las cosas, incluso los dioses.
“Escucha ante todo las cuatro raíces de todas las cosas: Zeus, brillante;
Hera, difusora de vida; Hades y Nestis, cuyas lágrimas son fuentes de vida para

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los mortales”. Zeus es el fuego, Nestis representa el agua, Hera parece
simbolizar el aire y Hades la tierra.
Dice que “todas las cosas tienen entendimiento y pensamiento”
(hilozoísmo). Lo divino y la naturaleza son una misma cosa.

3. El amor y el odio
Junto con los cuatro elementos, Empédocles señala dos fuerzas cósmicas
eternas y antagónicas: el Amor y el Odio, que actúan sobre aquéllos agrupándolos
o disgregándolos alternativamente en un proceso cíclico. De la mezcla y de la
separación de los elementos en virtud de la acción del Amor y del Odio resultan
todas las cosas.
Las fases del desarrollo cíclico son las siguientes:
1. Predominio del Amor (unidad).
2. Principio de la disgregación.
3. Triunfo de la Discordia.
4. Triunfo del Amor.
Todo resulta de la unión o separación de los elementos. No hay nacimiento
ni muerte, sino solamente mezcla o separación de elementos.

4. Antropología
El hombre se compone de una mezcla de los cuatro elementos. El alma es
fuego y aire. La salud depende de la armonía de los cuatro elementos en la
sangre. La sangre es sede de la sensación.

5. Relación con el orfismo o pitagorismo


En su poema de las “Purificaciones” aparecen muchos elementos
característicos del orfismo y del pitagorismo: la preexistencia de las almas, el
pecado, la caída del hombre de un estado celeste feliz, la descendencia divina,
el pesimismo sobre la existencia miserable del hombre, envuelto en “túnica” de
su cuerpo, la transmigración de las almas, la tendencia moral, las purificaciones,
la divinización, la abstención de ciertos alimentos como las habas, el laurel, los
sacrificios de animales.

Las homeomerías, semillas diminutas de todas las cosas, componen la realidad.


El Noús les comunicó movimiento.

Resumen
1. Cada cosa contiene elementos infinitamente pequeños de todas las cosas.
Son semillas u homeomerías.
2. Existe una fuerza cósmica inteligente causa del movimiento: el Noús. Este
comunicó el movimiento a la materia.
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1. Las homeomerías
Anaxágoras adopta el principio fundamental de Parménides y de todos los
presocráticos: ex nihilo nihil fit. Todo sale del ser. Su solución para explicar la
pluralidad de las cosas es que “todo está en todo”. En cada cosa están
contenidas todas las cosas. Nada se cambia ni se transforma, sólo hay unión y
separación de los elementos.
La materia es divisible hasta el infinito y cada cosa está constituída por
partes de todas las cosas “infinitas por su multitud y por su pequeñez”. Los
elementos no son cuatro, sino tantos como especies distintas de cosas (agua,
aire, tierra, oro, plata, carne, huesos, etc). Son las semillas de todas las cosas
(homeomerías).
Las cosas se producen por la agrupación de las homeomerías y se
destruyen por su disgregación. “Aquéllo que existe en mayor cantidad en cada
cosa, eso es”. Todo vive, siente y tiene inteligencia (hilozoísmo).

2. El Noús
Anaxágoras marca un avance muy importante al admitir un doble principio:
uno pasivo e inerte, masa caótica en la que están mezclados todos los elementos
de las cosas, y otro activo, motor, inteligente, regulador del cosmos, causa de la
unidad y del movimiento: el Noús o Mente.
En el principio todo estaba mezclado y confuso en el caos de los elementos,
excepto la Mente: infinita, libre, potentísitma, purísima y no mezclada,
inteligentísima, conocedora de todas las cosas. No es un Dios trascendente, sino
una fuerza cósmica solamente impulsora del movimiento del torbellino cósmico
(perijóresis).
La Mente comunicó en un punto de esa masa un impulso de movimiento
mecánico, el cual se fue propagando, iniciando la unión de los elementos.

Los átomos, por el movimiento en el vacío, se unen/separan configurando las


cosas. Mecanicismo atomista.

Resumen
1. El Vacío entró en el Ser por el Movimiento y lo separó en átomos. Éstos
chocan entre sí uniéndose o separándose.
2. El movimiento es puramente mecánico (automatón), sucede por necesidad
sin finalidad alguna.
3. El alma se compone de átomos materiales. No hay libertad ni inmortalidad
del alma.
4. El placer y dolor son criterio de lo útil o perjudicial. Deben ser regidos por
la razón.

15
1. Los átomos
La doctrina atomista propone que en el principio existían por separado el
Ser material lleno, el Gran Vacío o el no-Ser y el Movimiento eterno.
El Vacío, impulsado por el movimiento, penetró en el Ser, disgregándolo en
infinitos corpúsculos indivisibles (átomos), no sólo por su dureza sino también por
su pequeñez. Los átomos tienen extensión, volumen y peso. Son el elemento
positivo del Ser. Pero a la vez los atomistas admiten otro elemento negativo (el
vacío o no-Ser), también real, que desempeña la función de disgregar el Ser,
separando los átomos entre sí y haciendo posible el movimiento.
Los átomos, al moverse en el espacio vacío, chocan entre sí, formando
remolinos y desfiguran con los choques, adoptando diversas formas:
redondeadas, alargadas, picudas, ganchudas, etc.
Los átomos mismos son indestructibles e inalterables. Los cuerpos se
componen de los mismos elementos, pero se distinguen por su forma, por el
orden y por la posición de los átomos.

2. Mecanicismo atomista
El movimiento está regido por una ley fatal, inmanente a la misma
materia, que obra ciegamente sin finalidad alguna. Todo sucede por necesidad,
en virtud de un movimiento puramente mecánico (automatón), sin intervención
de dioses ni de inteligencias.

3. Alma atomista
El alma está compuesta de átomos materiales. Se alimenta por la
respiración de los átomos de fuego. Los vivientes provienen del fango. Los
átomos del alma aislados son insensibles, pero agrupados adquieren sensibilidad
y se hallan distribuidos por todo el cuerpo.
Entre sensación e inteligencia no existe diferencia específica, solo de
grado. Por su carácter materialista, en esta doctrina no cabe la espiritualidad, la
libertad ni mucho menos la inmortalidad del alma. Admiten la existencia de
dioses compuestos de átomos más perfectos que los que constituyen los seres
terrestres.

4. Placer como criterio de conducta


Anticipándose a Epicuro, Demócrito establece como criterio de conducta
el placer: “placer y dolor constituyen el criterio de lo útil y de lo perjudicial”.
Sin embargo, el placer debe ser regulado por la razón: el mayor placer consiste
en la contemplación de las cosas bellas.

16
I. Los sofistas
II. Sócrates

I. LOS SOFISTAS
Reflexionan sobre el hombre y la verdad. El hombre es medida de todas las cosas
y la verdad absoluta no existe.

Resumen
1. Sofista significa sabio. Inician la reflexión sobre el hombre. Cuatro grupos,
el más importante los grandes maestros.
2. Protágoras: Nace en Abdera c. 491 a.C. Escribe Las Antilogias. "El hombre
es la medida de todas las cosas" (relativismo).
3. Gorgias: Nace en Leontini c. 485. Niega la posibilidad de alcanzar la
verdad absoluta.

1. Introducción
Sofista es un término que significa “sabio”, “experto en el saber”. La
acepción del término, de por sí positiva, llegó a ser negativa sobre todo por la
toma de posición fuertemente polémica de Platón y Aristóteles.
Los sofistas realizaron una verdadera y propia revolución espiritual,
desplazando el eje de la reflexión filosófica de la physis y del cosmos al hombre y
a cuanto concierne a la vida del hombre como miembro de una sociedad. Con los
sofistas se inicia el periodo humanista de la filosofía antigua.
Existieron cuatro grandes grupos de sofistas:
1. Los grandes y famosos maestros de la primera generación, a los que el
mismo Platón consideró dignos de un cierto respeto. Dentro de esta grupo entran
Protágoras, Gorgias y Pródico.
2. Los “ergotistas” que perdieron el interés por los contenidos y el reparo
moral que caracterizaba a sus maestros.
3. Los “políticos-sofistas” que utilizaron ideas sofistas para fines políticos.
4. Una escuela particular de sofistas tomó el nombre de “naturalista”
porque contraponía la ley positiva a la natural.

2. Protágoras

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Protágoras nació en Abdera entre el 491 y el 481 a.C. y murió hacia finales
de siglo. Su obra principal es Las Antilogías, de la que solo han llegado
testimonios.
La proposición fundamental del pensamiento de Protágoras es el axioma “el
hombre es la medida de todas las cosas: de las que existen porque existen y de
las que no existen porque no existen”. Por “medida” debió entender Protágoras
“norma de juicio” o criterio para juzgar todos los hechos y todas las experiencias
en general. Con este principio, Protágoras buscaba negar la existencia de un
criterio absoluto que discrimine entre ser y no-ser, verdadero y falso. Criterio es
el hombre individual: “las cosas individuales son tal cual me aparecen a mí; son
tales para ti como te aparecen a ti”. Nadie está en lo falso, sino que todos están
en su propia verdad.
Para Protágoras entonces todo es relativo, no existe un verdadero absoluto
ni valores morales absolutos. Por ello se le considera fundador del relativismo
occidental.

3. Gorgias
Gorgias nació en Leontini, Sicilia, entre el 485 y el 480 a.C. Gorgias parte
del nihilismo y sobre esa base construye su retórica. Niega la posibilidad de
alcanzar una verdad absoluta. Su libro Sobre la naturaleza o sobre el no-ser se
fundamenta sobre las tres tesis siguientes:
1. El ser no existe, o sea, existe la nada.
2. Aceptado que existiera el ser, no podría ser cognoscible.
3. Suponiendo que fuera pensable, el ser permanecería inexpresable.

II. Sócrates
Por la mayéutica se pare el conocimiento. El alma es inmortal, más perfecta que
el cuerpo. Solo el ignorante hace el mal.

Resumen
1. Sabemos de Sócrates especialmente por Platón. La mayéutica alcanza la
verdad patente en cada alma.
2. Con preguntas Sócrates dirige al otro hasta verdades innatas (mayéutica).
Induce conceptos universales.
3. Aprecia la naturaleza humana y su dignidad. El alma es divina e inmortal.
El conocimiento viene de los sentidos y la razón.
4. La Razón universal dirige el universo con orden y armonía. La vida del
hombre debe imitar dicho orden y armonía.

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5. Como el hombre, el universo tiene una parte material visible regida por
una Mente invisible y ordenadora.
6. Lo bueno es lo útil. La virtud es lo más útil porque trae el mayor bien.
Quien conoce el bien no puede obrar mal.

1. Introducción
Sócrates no escribió ningún texto. Sabemos de él gracias a algunas fuentes,
entre ellas cómicos como Aristófanes que hablaban mal de él (su comedia Las
nubes), también por Jenofonte y muy especialmente por Platón quien fue
discípulo suyo.
Sócrates distingue entre su razón particular y la razón universal. Tiene un
optimismo completo sobre el poder de la razón y de la dialéctica para llegar a
alcanzar la verdad. En todas las almas existe la verdad en estado latente, y sólo
es preciso tener habilidad para hacerla salir a la luz (mayéutica): “fíjate que
nunca sale de mí nada, sino de mi interlocutor; yo no sé hacer otra cosa que
recibir los razonamientos de otros sabios y ponerlos en orden”.

2. Mayéutica
Sócrates adoptó el diálogo. Su enseñanza consistía en una conversación
dirigida en que, de pregunta en pregunta, iba llevando a su interlocutor hasta
hacerle llegar a la conclusión que deseaba. En esto hacía consistir la dialéctica.
Sócrates practicó la inducción, pasando de los hechos particulares a los
conceptos universales, a base de los cuales formula sus definiciones. El
procedimiento socrático implica una vigorosa reflexión sobre la propia conciencia
y una fina observación sobre la realidad, la vida y la conducta de los demás.
El procedimiento socrático para llegar al concepto universal está expresado
en su mayéutica, en la cual, sirviéndose de preguntas hábilmente graduadas, va
llevando poco a poco a su interlocutor hasta hacerle llegar al conocimiento de la
verdad. Sócrates creía en la existencia de ideas innatas en el alma de cada
hombre, que el maestro hace despertar con ayuda de sus interrogaciones.
“Conócete a tí mismo”.
La mayéutica iba acompañada en Sócrates del uso de la ironía. Reconocer
que no se sabe nada es así el principio de la sabiduría. Partiendo de una noción
elegida, por medio de preguntas hace llegar a su interlocutor a la contradicción
poniendo de manifiesto su ignorancia.

3. Antropología
Hace un insistente llamamiento a la interioridad. A la pretenciosa
omnisciencia de los sofistas (“preguntad…”), Sócrates opone modestamente su

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“sólo sé que no sé nada”. El principio fundamental de la sabiduría consiste en el
reconocimiento de la propia ignorancia unido a una curiosidad insaciable que
ayuda a alcanzar la verdad. El autoconocimiento en Sócrates invita a buscar
dentro del mismo hombre la fuente de su verdad.
Sócrates parece haber tenido un concepto optimista y muy elevado de la
naturaleza humana y de la dignidad del hombre. Distingue entre cuerpo y alma.
El alma es de naturaleza divina e inmortal. Dice de la muerte que es la
supervivencia del alma como una sombra, sin sensaciones y sin voluntad, y
también la compara al tránsito de este mundo a otro mejor.
Distingue entre el conocimiento de los sentidos y la razón.

4. Física
Tiene un concepto optimista del Universo, concebido como una realidad
en la que reinan el orden y la armonía, como un orden dirigido por la Razón
universal. Al orden general del Universo deben responder el orden y la armonía
en la vida individual y social del hombre.

5. Teología
Admitió la existencia de un Dios único, supremo, invisible, ordenador del
Mundo aunque no creador, causa del orden y de la armonía admirables que
existen en el universo. La teología socrática es una proyección de su antropología
al exterior. Así como el hombre consta de un cuerpo material y visible regido por
un alma racional invisible, así también el universo consta de una parte material
visible regida por una Mente invisible, ordenadora, providente.

6. Ética
Sócrates fue el primero que trató de racionalizar la conducta humana
ajustándola a normas fijas y universales.
No existe un bien trascendente, como un ideal al cual haya que subordinar
la vida, sino muchos y diversos bienes. La característica fundamental del bien en
Sócrates es la utilidad. Los bienes son relativos. Hay que racionalizar todas las
satisfacciones de cualquier orden que sean. Buscar el conjunto de bienes
superiores para asegurar la felicidad lleva consigo la renuncia de muchos bienes
particulares e inferiores.
La práctica de la virtud aparece como la cosa más útil, porque es el medio
de alcanzar el mayor bien, asegurando la vida feliz. Los bienes no bastan por sí
solos para proporcionar la felicidad, sino que es preciso usar bien de ellos y esto
solo se consigue cuando están regidos por la sabiduría. La virtud es ante todo un

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saber, un conocer lo que es útil y obrar en consecuencia. Por ello la virtud puede
enseñarse.
Ninguno peca voluntariamente. El que peca lo hace por ignorancia, porque
no conoce el bien. La voluntad está determinada necesariamente al bien.

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I. Biografía
II. Obras de juventud
III. Metafísica
IV. Física
V. Psicología y gnoseología
VI. Ética
VII. Teoría del Estado

I. Biografía
Nace el 384 a.C. en Estagira. A los 17 se une a la Academia hasta que muere
Platón. Funda el Perípato y muere el 322.

Aristóteles nació alrededor del 384 a.C. en Estagira. Sus padres eran
griegos, llamados Nicómaco y Festis; éstos murieron cuando él era todavía joven.
Nicómaco era médico de la corte de los macedonios, por lo que Aristóteles debió
vivir ahí. Las futuras relaciones que sostendrá con Alejandro Magno radican en
parte en este vínculo que su padre mantuvo con la corte macedónica. Al morir
sus padres se hizo cargo de él Próxeno, quien lo inscribió a los 17 años a la
Academia, donde permaneció alrededor de 20 años.

Aristóteles asistió a la Academia en la época de mayor esplendor de la


escuela, cuando había grandes discusiones relacionadas con la revisión crítica a
la que Platón sometió su propio pensamiento. Ya que Platón se encontraba de
viaje en Sicilia, Eudoxo (matemático y astronomo) fue quien ejerció la primera
influencia decisiva sobre Aristóteles. Como él, Aristóteles lleva hasta las últimas
consecuencias el principio de “salvar los fenómenos”, es decir, encontrar un
principio que explique los hechos conservando intacto su modo genuino de
presentarse.

En su época en la Academia, Aristóteles escribe sus obras exotéricas o de


juventud. Cuando Platón muere en el año 347 a.C., la sucesión de la dirección de
la escuela recae sobre Espeusipo por su vinculación familiar con Platón, aunque
éste se había alejado del platonismo traicionando incluso su espíritu mismo.
Aristóteles, consciente de ser el continuador más auténtico de Platón, abandonó
la Academia y fue seguido por Jenócrates. Junto con Hermias, Erasto y Corisco

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fundaron en Aso una escuela que, en su intención, debía ser la verdadera
Academia.

En el 343, Filipo de Macedonia lo eligió como preceptor de su hijo


Alejandro, de cuya educación se encargó Aristóteles durante tres años. Contrajo
matrimonio con Pitias, de quien tuvo una hija llamada como su madre. En el 340,
Aristóteles perdió a su mujer y se unió a Herpilis, de quien tuvo un hijo varón a
quien llamó Nicómaco en honor de su padre.

En el 335, Aristóteles decidió apartarse definitivamente de la Academia y


formar su propio círculo, creando una escuela. La ley ateniense no le permitía
adquirir terrenos, por ello fundó su escuela en un gimnasio público, el Liceo, en
cuyas proximidades había un edificio y un jardín. La nueva escuela fue llamada
Peripato precisamente por el paseo y por la costumbre aristotélica de dar la
clase paseando. Aristóteles dirigió con éxito la escuela por un periodo de unos 12
años y murió en el año 322.

ii. Obras de juventud


En sus primeras obras defiende la filosofía contra los sofistas y comienza a
separarse del platonismo.

Resumen
1. Después de tres años en la Academia compone sus primeras obras,
llamadas exotéricas. No han llegado hasta nosotros.
2. Grillo: su primer obra, dedicada a la retórica y contra los sofistas. La
retórica debe basarse en la dialéctica.
3. Eudemo: Sobre el alma y su destino. Pone énfasis en la precariedad de la
vida terrena y la felicidad de la futura.
4. Protréptico: Defiende la filosofía contra los sofistas. La filosofía es el fin
del hombre porque realiza su esencia.
5. Sobre las ideas: Contra el platonismo: transforma las ideas de entes
trascendentes en estructuras trascendentales.
6. Sobre el bien: Aristóteles deduce su doctrina de la causa formal y
material.
7. Sobre la filosofía: Analiza el concepto de filosofía, critica la teoría de las
ideas y propone su ontología, teología y cosmología.
8. Obras esotéricas: Las lecciones que daba en el Perípato son llamadas obras
esotéricas. La mayor parte llega hasta nuestro días.

1. Introducción

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Aristóteles, después de tres años de formación matemática en la Academia
bajo instrucción de Eudoxo, inició el periodo de formación en el que se
preparaba para la dialéctica, es decir, para llegar al ser puro de las ideas
entrando en la dialéctica pura. En esta época compone sus primeras obras. Estas
obras, compuestas para un vasto público fuera de la escuela, reciben el nombre
de exotéricas. Ninguna de estas ha llegado hasta nosotros, sino algunos
fragmentos.

2. Grillo

Su primera obra, titulada Grillo, se dedicaba a la retórica. En ella dirigía


su polémica contra la retórica entendida en forma de instigación irracional de los
sentimientos, como la proponían Gorgias e Isócrates. Grillo representa la toma
de posición clara de Aristóteles en favor de la paideia platónica. Afirma que para
poder ser válida, la retórica debía basarse en la dialéctica. Grillo debió hallar
aceptación en la Academia hasta el punto de que se encargó a Aristóteles que
explicara un curso oficial de retórica. El discípulo de Isócrates, Cefisodoro,
escribió Contra Aristóteles; y el mismo Isócrates respondió a los ataques de
Aristóteles en la Antidosis.

3. Eudemo

Una segunda obra de juventud es Eudemo o Sobre el alma, dedicada a la


memoria de Eudemo en el 353 a.C. Aristóteles expone los problemas relacionados
con el alma y con su destino ultraterreno. Volvió a plantear algunas de las tesis
de Fedón, defendiéndolas. Más que un discurso de metafísica, es un discurso de
fe. Pone énfasis en la precariedad de la vida terrena y subraya la felicidad de la
vida futura. Aristóteles abandonó la teoría de las ideas trascendentes pero no la
de un Dios trascendente y la de una realidad divina asimismo trascendente. La
tradición afirma que la inmortalidad defendida por Aristóteles se refería al
intelecto, o sea, al alma racional (y no a toda el alma). Aristóteles concibió el
alma a la manera de sustancia-forma.
En la época en que se compuso Eudemo, Aristóteles se muestra todavía
sensible a la componente religiosa y mística, presente en todo Platón; esta
componente irá perdiendo progresivamente consistencia e intensidad.

4. Protréptico

Un tercer escrito compuesto en el período que Aristóteles permaneció en la


Academia. Se trata de Protréptico o Exhortación a la filosofía. Aristóteles
reemprende la polémica contra Isócrates, pero ya no desmantelando la retórica
24
sino mostrando la excelencia de la filosofía sobre la que se asentaba la paideia
de la Academia. El Protréptico es la defensa integral de la filosofía. Muestra el
carácter imprescindible de la filosofía ilustrando la gama de atributos que la
coronan y la convierten en la cosa más excelente. La filosofía es necesaria, como
lo muestra el hecho de que hasta el que la niega se ve obligado a filosofar.
Los principios y las causas primeras, que son el objeto de la filosofía, son
por su propia naturaleza los más cognoscibles, aun cuando resulten oscuros para
nosotros. Esta afirmación volverá a aparecer más tarde en el Aristóteles maduro
y constituye el centro de su ontología: lo primero para los sentidos es lo último
para la plenitud del ser y viceversa.
El hombre es cuerpo y alma, pero el cuerpo está al servicio del alma. El
alma está dividida en partes, subordinadas a la parte racional. El hombre es
sobre todo el alma racional, cuya misión de alcanzar la verdad y esta meta solo
se consigue con la filosofía. La filosofía es pues el fin del hombre porque realiza
su esencia. La prueba que da Aristóteles para esto es que lo primero por
generación es último en cuanto al valor ontológico, y ya que el alma racional es
última en la generación, le corresponde la primacía en el valor ontológico y por
tanto su virtud, que es la filosofía, ocupa el primer puesto entre los
conocimientos.
Aristóteles puntualiza la superioridad de la contemplación sobre la acción
y de la teoría sobre la práctica. La filosofía nos procura la felicidad porque la
suprema felicidad se realiza en la actividad del pensamiento.

5. Sobre las ideas

Algunas obras de contenido metafísico representan una toma de posición


precisa por parte de Aristóteles en relación con la ontología platónica. El tratado
Sobre las ideas está relacionado con el movimiento de revisión crítica que se
inició en la Academia. Las tesis fundamentales de su tratado fueron: a) no es
posible admitir la existencia de ideas separadas y b) para conservar firmemente
la doctrina de las ideas, sería necesario eliminar la doctrina de los principios.
Lo que Aristóteles pretende atacar de manera especial no es tanto la idea, sino
su separación. Hay que renunciar totalmente a la trascendencia de las ideas,
transformándolas en causas formales inmanentes de las cosas. A pesar de atribuir
un carácter inmanente a las ideas, afirma su espiritualidad e inmaterialidad.
Aristóteles transforma las ideas de entes trascendentes a estructuras
trascendentales.

6. Sobre el bien

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En el tratado Sobre el bien, Aristóteles expone esta doctrina de los
principios. En la meditación sobre esta doctrina, Aristóteles debió deducir su
propia doctrina de la causa formal y causa material. Primeramente, tomó
posición frente a las teorías de las ideas en general, negando la separación de
estas; sucesivamente expuso y valoró críticamente la doctrina de los principios,
deduciendo de ellos los conceptos de causa material y de causa formal; por
tanto, criticó y desechó todo lo que le pareció absurdo de esta teoría.

7. Sobre la filosofía
El tratado Sobre la filosofía es el más comprometido y más amplio de los
escritos juveniles del Estagirita. La obra estaba dividida en tres libros. En el
primero se analizaba el concepto de filosofía como conocimiento de los
principios supremos de lo real. En el segundo se criticaba la doctrina de las ideas
y de las ideas-números. Contra éstos, Aristóteles objetaba que “si las ideas son
otra especie de número, pero no matemático, no podremos comprenderlas
jamás”. En el tercer libro presentaba de forma sistemática su ontologia, teología
y cosmología, introduciendo la doctrina de la forma-privación y del acto-
potencia; ofrecía una nueva visión de Dios como Inteligencia; introducía la
doctrina de la eternidad del mundo y daba forma sistemática a la concepción
teleológica del universo.
La demostración de la existencia de Dios que presenta Aristóteles es ésta:
“donde hay una cosa mejor, hay también una que es óptima; puesto que en el
ámbito de cuanto existe hay una realidad superior a otra realidad, por
consiguiente existe una realidad perfecta que tendrá que ser la potencia divina”.
El aristotelismo del tratado Sobre la filosofía reforma radicalmente el
platonismo, pero conserva su núcleo esencial: el descubrimiento de lo
suprasensible y lo trascendente. Las ideas convertidas en inmanentes vienen a
ser la estructura inteligible de lo sensible, es decir, la forma de las cosas.

8. Obras esotéricas
Las lecciones de los cursos que daba en el Perípato y servían solo para
fines internos de la escuela son llamadas obras esotéricas. La mayor parte de
estas lecciones han sido conservadas y llegado hasta nuestros días. Desde el
punto de vista filosófico, los tratados más importantes de entre ellos son: la
Metafísica, la Física, Sobre el cielo, Sobre la generación y la corrupción, Sobre el
alma, Ética a Eudemo, Ética a Nicómaco, Gran ética, Política, Poética, Retórica,
Organon, los Analíticos primeros y segundos, los Tópicos y las Refutaciones
sofísticas.

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III. Metafísica
Filosofía primera. Cuatro causas, ser en sus múltiples significados, la sustancia,
el motor inmóvil, acto y potencia.

Resumen
1. Filosofía primera. Se ocupa de realidades por encima de las físicas: causas
primeras, el ser, la sustancia, Dios.
2. Cuatro causas: formal (forma), material (materia), eficiente (el que
engendra), final (el fin al que tiende).
3. El ser incluye muchos sentidos, todos referidos a la substancia, el centro
unificador de los significados del ser.
4. Llamamos ser a los accidentes, a lo que es ser por sí mismo, al ser
verdadero y al ser como potencia y acto.
5. Substancia primera es la forma; en segundo lugar el conjunto materia y
forma; y por último la materia.
6. La forma es un principio metafísico: se vuelve el universal sólo cuando la
mente lo considera y abstrae.
7. El acto es superior a la potencia. La materia es potencia y la forma acto.
Cambio es paso del ser en potencia al ser en acto.
8. El principio eterno, inmóvil y acto puro que produce el movimiento es el
motor inmóvil. Es autocontemplación.
9. Lo divino incluye realidades múltiples y diferentes. Hay otros 55 motores
que son como dioses inferiores.

1. Qué es metafísica

“Metafísica” no es el término aristotélico, fue inventado por los


peripatéticos o por Andrónico de Rodas. Aristóteles llama a esta ciencia “filosofía
primera” o también “teología”. La metafísica aristotélica es la ciencia que se
ocupa de las realidades que se encuentran por encima de las físicas, de las
realidades “trans-físicas” y, como tal, se contrapone a la física. Las definiciones
que el filósofo aplicó a la misma son cuatro: a) la metafísica averigua las causas y
los principios primeros o supremos, b) la metafísica analiza el ser en cuanto ser,
c) la metafísica analiza la substancia; d) la metafísica investiga a Dios y la
substancia suprasensible. Las cuatro definiciones aristotélicas de “metafísica”
guardan una perfecta armonía entre sí: la una conduce estructuralmente a la
otra.
El que investiga las causas y los principios primeros debe encontrarse
necesariamente con Dios; Dios es efectivamente la causa y el principio primero

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por excelencia. Preguntarse qué es el ser equivale a preguntarse si existe tan
solo el ser sensible o también un ser suprasensible (ser teológico). El problema
“qué es la substancia” supone el problema “qué tipos de substancias existen”.
Por tanto, implica el problema teológico.
La búsqueda de Dios es el momento esencial y definitorio de la averiguación
metafísica. Haciendo metafísica, el hombre realiza una vida puramente
contemplativa y se aproxima a Dios porque hace lo que realiza el mismo Dios,
que es puro conocimiento. Por eso Aristóteles dice que “todas las demás ciencias
serán más útiles para los hombres, pero superior a la metafísica no hay ninguna”.

2. Las cuatro causas

Aristóteles presenta en primer lugar la metafísica como una búsqueda de las


causas primeras. Las causas se reducen a las cuatro siguientes: 1) causa formal,
2) causa material, 3) causa eficiente y 4) causa final.
Las dos primeras son la forma o esencia y la materia que constituyen todas
las cosas. Si consideramos el ser de las cosas desde una perspectiva estática, la
materia y la forma bastan para explicarlo; pero si las contemplamos desde un
punto de vista dinámico, es decir, en su generarse y en su corromperse, tales
causas no bastan: entonces aparecen la causa eficiente o motriz (el padre que lo
ha engendrado) y la causa final, o sea el telos o fin hacia el que tiende el
devenir.

3. El ser en cuanto ser


Aristóteles definió la metafísica como doctrina del ser o también “del ser en
cuanto ser”. Caracteriza el ser como sigue:
a) El ser expresa originalmente una multiplicidad de significados: “el
término ser se emplea en múltiples sentidos, pero siempre haciendo referencia a
una unidad y realidad determinada [...] incluye muchos sentidos, pero todos
referidos a un único principio”.
b) El ser es un concepto más amplio y extenso que el género y que la
especie.
c) Las diferentes cosas a las que se aplica el concepto ser expresan sentidos
diferentes del ser, pero, al mismo tiempo, todas ellas implican la referencia a
algo que tiene unidad, precisamente a la substancia: “de algunas cosas se dice
que son seres porque son substancias, de otras porque son afecciones de la
substancia, o bien porque son corrupción o privación o cualidad o causas
productoras o generadoras ya sea de la substancia, ya sea de lo que se refiere a
la substancia, o bien porque constituyen negaciones de alguna de éstas o de la

28
substancia”. Así pues, el centro unificador de los significados del ser es la ousía,
la substancia.
La célebre fórmula “ser en cuanto ser” expresa la multiplicidad misma de
los significados del ser y la relación que los une formalmente. El ser en cuanto
ser significará la substancia y todo lo que se refiere de diferentes maneras a la
misma.

4. Los significados del ser


Aristóteles elabora una “tabla” de los significados del ser:
a) Por una parte, llamamos ser a los accidentes, o sea a los seres
accidentales o casuales.
b) Lo contrapuesto al ser accidental es el ser por sí mismo. Indica no lo que
es en virtud de otro, como el ser accidental, sino lo que es ser por sí mismo.
Como ejemplo de ens per se Aristóteles señala exclusivamente la substancia,
pero a veces también todas las categorías: la cualidad, cantidad, relación,
acción, pasión, lugar y tiempo.
c) En tercer lugar, se expone el significado del ser como verdadero, a lo que
se contrapone el significado de no ser como falso. Éste es el ser al que podemos
llamar “lógico”. Se trata de un ser puramente ideal, o sea, de un ser que sólo
subsiste en la razón.
d) En último lugar aparece el significado del ser en cuanto potencia y acto.
El ser según la potencia y el acto abarca todos los significados del ser señalados
anteriormente: puede darse cada una de las diversas categorías tanto en
potencia como en acto.
Los cuatro significados del ser son, en realidad, cuatro “grupos” de
significados: cada uno de ellos reagrupa ulteriormente significados análogos. El
ser expresado por cada “figura de las categorías” constituye un significado
distinto del de cada una de las demás: “el ser se predica de todas las categorías,
pero no de la misma manera”. La primera categoría es la substancia y las demás
solo son seres en cuanto guardan relación con la primera y en virtud de ésta. Las
figuras de las categorías expresan los significados primeros y fundamentales del
ser. Las categorías son las supremas divisiones del ser, o como dice también
Aristóteles, los supremos “géneros” del ser.
La potencia y el acto representan también dos significados diferentes del
ser. La potencia es no ser con respecto al acto, en cuanto es no ser en acto.
Tomados individualmente, estos conceptos tienen múltiples significados, tantos
cuantas categorías existen.
Todos los significados del ser presuponen el ser de las categorías A su vez,
el ser de éstas depende totalmente del ser de la primera categoría, o sea, de la

29
substancia. El sentido de la substancia (ousía) manifiesta el sentido último del
ser.

5. El concepto de sustancia
Por “substancia” puede entenderse, a diferente título, ya sea a) la forma, o
b) la materia, o c) el conjunto o el compuesto de materia y forma.
a) La substancia es la forma (eidos, morphé). “Forma” es la naturaleza
íntima de las cosas, el quid o esencia de las mismas. Por ejemplo, la esencia del
círculo es lo que hace que éste sea tal figura. En general, las cosas solo son
cognoscibles en su esencia.
b) La materia (hyle) resulta también fundamental para la constitución de las
cosas, y por tanto también a ella se le podrá designar – al menos dentro de
ciertos límites – substancia de las cosas.
c) Conjunto (sínolon) es la unión concreta de forma y materia. Las cosas
concretas no son sino conjuntos de forma y de materia. Por ello a su teoría se le
conoce como hilemorfismo (hyle + morphé).
Substancia (ousía) son, aunque a título diferente, tanto la forma como la
materia y su conjunto. El Estagirita ha tratado asimismo de determinar cuáles
son los criterios en virtud de los cuales algo tiene derecho a ser considerado
como substancia, y parece establecer cinco caracteres definitorios de la
substancia. Substancia es: a) lo que no es inherente a otro ni se predica de él y
por tanto es objeto de inherencia y de predicación; b) lo que puede subsistir por
sí o separadamente del resto, o sea independientemente; c) lo que es “algo
determinado” (y no un universal abstracto); d) lo que tiene una unidad intrínseca
y no es un mero agregado de partes no organizadas; e) lo que es acto o está en
acto y no puramente en potencia.
La materia solo posee el primer título de substancialidad, y por lo tanto
sólo es substancia de modo muy impropio. En cambio, la forma y el conjunto
tienen todos los caracteres de la substancialidad. Desde el punto de vista
metafísico, “substancia primera” es la forma; la forma es efectivamente causa y
fundamento, mientras que respecto de ella, el conjunto es causado y derivado de
un principio. En su significado más estricto, el ser es la substancia, y la
substancia en su sentido por excelencia es forma. La materia es ser, el conjunto
es ser en un grado más alto, y finalmente la forma es ser en su sentido más
elevado.

6. Relación entre forma y universal


La distinción de los múltiples significados de la ousía implica la necesidad de
no pensar en términos alternativos, como si a toda costa debiera prevalecer el

30
valor de uno solo de los significados. Algunos aspectos son irreductibles y los
considera expresión de la complejidad estructural de la realidad.
Las relaciones existentes entre la forma y el universal no siempre han sido
bien entendidas. El universal no cuenta con ningún título para ser considerado
substancia, porque no responde a ninguno de los requisitos de la substancialidad.
Aristóteles califica a su eidos (forma) como algo determinado que se opone a lo
universal abstracto. El eidos aristotélico es un principio metafísico, una
estructura ontológica trascendental.
La ousía-eidos de Aristóteles no puede confundirse con el universal
abstracto. El universal es el género que no tiene una realidad ontológica propia.
El eidos aristotélico presenta dos aspectos: el ontológico y el lógico. El aspecto
ontológico del eidos, la forma, no es un universal; solo viene a serlo en cuanto la
mente humana lo considera y abstrae.

7. El acto y la potencia
La materia es potencia, es decir, potencialidad, en el sentido de que es
capaz de asumir o de recibir la forma. La forma se configura como acto o
actuación de esa capacidad. Todas las cosas que tienen materia poseen siempre
en cuanto tales mayor o menor potencialidad.
Aristóteles aplica también al acto el nombre de entelequia. El alma, en
cuanto esencia y forma del cuerpo, es acto y entelequia del mismo. El acto tiene
“prioridad” y superioridad absolutas sobre la potencia. La potencia es siempre en
función del acto y está condicionada por el acto del cual es potencia.
La doctrina de la potencia y el acto tiene una importancia muy
considerable. Con ella Aristóteles ha podido resolver las aporías eleáticas del
devenir y del movimiento; ambos transcurren en el seno del ser, porque no
suponen un paso del no ser absoluto al ser, sino del ser en potencia al ser en
acto.

8. Dios o el motor inmóvil


Si todas las substancias fueran corruptibles, no existiría nada que fuera
incorruptible. Pero el tiempo y el movimiento son incorruptibles. El tiempo y el
movimiento son eternos: por tanto debe existir un principio primero que sea
causa de los mismos.
Puesto que un movimiento eterno existe, es necesario que haya un principio
eterno que lo produzca, siendo asimismo necesario que tal principio sea a)
eterno, b) inmóvil y c) acto puro. Éste es el motor inmóvil, la substancia
suprasensible. El primer motor mueve como el objeto del amor atrae al amante,
mientras todas las demás cosas mueven siendo movidas ellas mismas.

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La causalidad del primer motor no es de tipo eficiente. Dios mueve
atrayendo y atrae como objeto de amor, es decir, es propiamente una causalidad
de tipo final. El mundo, que es atraído constantemente por Dios como fin
supremo, no ha tenido comienzo.
Este principio es Vida. La más excelente y perfecta de todas: la vida del
pensamiento puro, la vida de la actividad contemplativa. Dios piensa en la cosa
más excelente. Pero la cosa más excelente es Dios mismo. Por tanto, Dios piensa
en sí mismo: es actividad contemplativa de sí mismo, es pensamiento del
pensamiento. Por tanto, Dios es eterno, inmóvil, acto puro exento de
potencialidad y de materia, vida espiritual y pensamiento del pensamiento.
Los individuos en cuanto tales no son conocidos por Dios. El Dios
aristotélico es objeto de amor, pero no ama (o como máximo solo se ama a sí
mismo). Cada uno de los hombres, al igual que cada cosa, tiende de diferentes
maneras hacia Dios, pero éste, así como no puede conocer a ninguno de los
hombres individuales, tampoco puede amarlos.

9. Unidad y multiplicidad de lo divino


Dios mueve directamente al primer móvil – el cielo de las estrellas fijas –
pero entre esta esfera y la tierra hay otras muchas esferas concéntricas.
Aristóteles introdujo la multiplicidad de motores, a los que consideró como
substancias suprasensibles, capaces de mover de forma análoga a la de Dios.
Aristóteles estableció en cincuenta el número de las esferas. Si son tantas
las esferas, deberá haber el mismo número de substancias inmóviles y eternas
que producen los movimientos de aquellas. Dios o el primer motor mueve
directamente la primera esfera y solo indirectamente las demás. Las otras
cincuenta y cinco substancias suprasensibles mueven las 55 esferas
correspondientes.
Para Aristóteles, como para Platón y en general para los griegos, lo
“divino” designa una esfera amplia en la cual figuran con diferente título
realidades múltiples y diferentes. Divino es todo lo que es eterno e incorruptible.
Las 55 substancias son inferiores al primer motor y además guardan un orden
jerárquico entre sí: son de alguna manera dioses inferiores.

IV. FÍSICA
Filosofía segunda. Estudia la naturaleza, el movimiento, el espacio y el tiempo.
Usa conceptos de la metafísica.

Resumen
1. La física investiga la realidad sensible, la naturaleza y el movimiento.
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2. El movimiento es el paso del ser en potencia al ser en acto. Se da según
las categorías del ser y las cuatro causas.
3. El lugar es lo que contiene el objeto del que es lugar. No existe el vacío
porque todo lugar contiene.
4. "El tiempo es el número del movimiento según el antes y el después".
Necesita el alma y el movimiento para existir.
5. Lo infinito existe sólo como potencia, nunca en acto.
6. El mundo supralunar (cielos) está hecho de éter, materia incorruptible
también llamada quinta esencia.

1. La filosofía segunda
La “física” o “filosofía segunda” tiene como objeto la investigación de la
realidad sensible, que se caracteriza intrínsecamente por el movimiento. Es una
consideración rigurosamente filosófica de la naturaleza. Los ámbitos de la física
y la metafísica se intercomunican entre sí estructuralmente: lo suprasensible es
causa y razón de lo sensible.

2. El cambio y el movimiento

El movimiento se convirtió en problema filosófico hasta después de ser


negado por los eleatas. Ellos negaron el devenir porque, en su opinión, supondría
la existencia de un no ser, y el no ser no existe.

El movimiento es un dato acerca de un hecho originario, por lo tanto no se


puede poner en duda. Respecto al ser en acto, el ser en potencia puede
considerarse no ser, más concretamente no ser en acto; pero está claro que se
trata de un no ser relativo, ya que la potencia es real, porque es una capacidad
real y una posibilidad efectiva de llegar al acto El movimiento (y todo cambio en
general) es precisamente el paso del ser en potencia al ser en acto. Así pues, el
movimiento no supone en verdad el no ser parménico, porque se desarrolla en el
seno del ser.
Aristóteles llega a establecer cuáles son las posibles formas de movimiento y
cuál es su estructura ontológica. Potencia y acto se refieren a las diferentes
categorías y no solo a la primera. Por consiguiente, el movimiento se referirá a
las diferentes categorías. De la lista de categorías podemos deducir las
diferentes formas de cambio. El cambio según la substancia se llama generación
y corrupción; el cambio según la cualidad recibe el nombre de alteración; el
cambio según la cantidad se denomina aumento y disminución; recibiendo el
movimiento según el lugar el nombre de traslación. El movimiento es un término
que designa a las tres últimas, especialmente la última.

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Sólo los compuestos de materia y forma pueden cambiar, porque sólo la
materia implica potencialidad. La estructura hilemórfica de toda la realidad
sensible es la raíz de todo movimiento. Esto nos conduce al problema de las
cuatro causas. La materia y la forma son causas intrínsecas del devenir. Causa
externa es, en cambio, el agente o la causa eficiente; ningún cambio tiene lugar
sin esta causa, porque no puede haber paso de la potencia al acto sin que exista
un motor ya en acto. La causa final es el objetivo y la razón del devenir. El
sentido positivo de todo devenir es fundamentalmente un avanzar hacia la forma
y una realización de esta. El devenir viene a ser para Aristóteles como el cambio
que conduce a la plenitud del ser, es decir, la vía que recorren las cosas para
actuarse, para ser plenamente lo que son, para realizar su esencia o su forma.

3. El espacio y el vacío
El lugar es lo que contiene el objeto del que es lugar y que no se identifica
con nada de la cosa misma contenida en él. El lugar es “el límite del cuerpo
continente, en cuanto éste está contiguo al contenido”. El lugar es el primer
límite inmóvil del continente. No cabe pensar en un lugar fuera del universo, ni
en un lugar en el cual esté colocado el universo. Todo lo que se mueve está en
un lugar y lo que es inmóvil no está en su lugar: por tanto, Dios y las inteligencias
motrices no necesitan lugar.
Se había entendido el vacío como “el lugar en el que no hay nada” o
“lugar privado de cuerpo”. Pero el lugar en el cual no hay nada constituye una
contradicción de términos, si admitimos la definición de lugar como continente.

4. El tiempo
El movimiento y el alma son dos puntos de referencia para entender la
naturaleza del tiempo. La existencia del tiempo no es posible sin la del cambio.
Puesto que el tiempo implica tan estrictamente el movimiento, podemos
considerarlo como una modalidad o propiedad del mismo. “El tiempo es el
número del movimiento según el antes y el después”. La percepción del antes y
el después y, por tanto, del número del movimiento, supone necesariamente el
alma: el alma es el principio espiritual que numera, y por tanto, la condición sin
la cual no es posible el tiempo mismo: “si es cierto que en la naturaleza de las
cosas solo el alma o el intelecto que está en ella tiene la capacidad de numerar,
resulta imposible la existencia del tiempo sin la del alma”.
Para medir el tiempo se necesita una unidad de medida. Debemos buscar
esta medida en el movimiento uniforme y perfecto: el movimiento de las esferas
y de los cuerpos celestes es la unidad de medida. Dios y las inteligencias motrices
están, en cuanto inmóviles, fuera del tiempo.

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5. El infinito

Aristóteles niega que exista el infinito en acto. Lo infinito existe sólo como
potencia. Infinito en potencia son el número, el espacio o el tiempo.

Aristóteles no llegó a entrever la idea de que lo inmaterial pudiera ser


infinito porque asoció el concepto de infinito a la categoría de cantidad, que solo
puede aplicarse a lo sensible. Lo finito es perfecto y lo infinito es imperfecto.
Por ello Aristóteles niega necesariamente de Dios el atributo de la infinitud.

6. La “quinta esencia”
Aristóteles considera la realidad sensible como dividida en dos esferas: el
mundo llamado sublunar y el supralunar o celeste.
El mundo sublunar se caracteriza por todas las formas de cambio, entre las
cuales predomina la generación y la corrupción. Los cielos se caracterizan
exclusivamente por el movimiento local y más concretamente por el movimiento
circular. La diferencia entre esfera supralunar y sublunar consiste en la diferente
materia de que están formadas: el mundo sublunar está hecho de materia
corruptible y el supralunar de incorruptible.
La materia corruptible viene dada por los cuatro elementos, que
Aristóteles consideraba transformables el uno en el otro. La otra materia que
solo es susceptible de recibir el movimiento local es el éter, llamado así porque
fluye siempre y al que se denominó “quinta substancia”. El éter no ha sido
generado, no es corruptible, no está sometido a la alteración, y por ello también
son incorruptibles los cielos que están formados de éter.

V. Psicología Y GNOSEOLOGÍA
El alma se divide en vegetativa, sensitiva y racional. Intelecto agente descubre
la forma y potencial el concepto.

Resumen
1. El alma es el principio que confiere vida, forma del cuerpo. Se divide en
vegetativa, sensitiva y racional.
2. Alma vegetativa: rige la generación, nutrición, reproducción y
crecimiento.
3. Alma sensitiva: Permite la sensación, apetito, movimiento, fantasía y
memoria. Los sentidos no se equivocan en lo propio.
4. Alma racional: Ejerce el acto intelectivo. El intelecto agente ilumina la
percepción y el potencial construye el universal.

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1. El concepto de alma
Los seres animados se diferencian de los inanimados porque poseen un
principio que les confiere vida, y este principio es el alma. Todas las cosas en
general son un compuesto de materia y forma, siendo la materia potencia
mientras la forma es entelequia o acto. El alma es necesariamente substancia,
entendida como forma de un cuerpo natural. La substancia (entendida como
forma) es acto perfecto. El alma es, entonces, el acto perfecto primero de un
cuerpo natural orgánico.
Tienen razón los presocráticos al considerar el alma como algo
intrínsecamente unido al cuerpo, pero también acierta Platón cuando piensa que
el alma es un principio formal; sin embargo, no se trata de una realidad
subsistente e irreconciliable con el cuerpo, sino de la forma del acto del cuerpo.
De ésta forma se salva la unidad del ser viviente, aunque Aristóteles no duda en
afirmar la necesidad de que una parte del alma sea separable del cuerpo.
En la Metafísica se dice: “si queda algo después (de la corrupción) podemos
decir respecto al alma que no queda toda, sino sólo la intelectiva; toda sería
imposible”.
Aristóteles divide el alma según un análisis general de los seres vivientes y
de sus funciones: a) el alma vegetativa se encarga de funciones como el
nacimiento, la nutrición y el crecimiento; b) el alma sensitiva de las sensaciones
y el movimiento; y c) el alma intelectiva o racional del conocimiento, la
deliberación y la elección. Las plantas poseen solo el alma vegetativa, los
animales poseen además la sensitiva y los hombres las tres.
Entre las tres almas existe distinción pero no separación: “la división que
admite el alma se refiere a partes, cada una de las cuales posee la cualidad del
todo”.

2. El alma vegetativa
El alma vegetativa es principio que rige la generación, nutrición y el
crecimiento. Preside la reproducción, que es el objetivo de toda forma de vida
finita. Toda forma de vida está hecha para la eternidad, siendo el alma
vegetativa el principio que hace posible esta perpetuación en lo eterno.

3. El alma sensitiva
Los animales poseen sensaciones, apetitos y movimiento. Un principio
ulterior que rige estas funciones es el alma sensitiva. Aristóteles busca la clave
para interpretar la sensación en la doctrina metafísica de la potencia y el acto.
Nosotros poseemos facultades sensitivas que no están en acto, sino en potencia,
es decir, capaces de recibir sensaciones. La facultad sensitiva, al contacto con el
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objeto sensible, deja de ser una simple capacidad de sentir para convertirse en
sentir en acto. En la asimilación de la nutrición, se asimila la materia, en
cambio, en la sensación, solo se asimila la forma. El sentido es el receptáculo de
las formas sensibles exentas de materia.
Cuando un sentido aprehende el sensible propio, la sensación
correspondiente es infalible. Existen también los sensibles comunes, por
ejemplo, el movimiento, el reposo, la figura y magnitud, que no son percibidos
por ninguno de los cinco sentidos en especial, sino que pueden ser percibidos por
todos.
Se puede hablar de un “sentido común”, que es el sentido que actúa de
forma no específica. De la sensación se derivan la “fantasía” que es producción
de imágenes y la “memoria” que las conserva. Otras dos funciones del alma
sensitiva son el apetito y el movimiento. El apetito nace como consecuencia de
la sensación. El movimiento de los seres vivos se deriva del deseo, y a su vez el
deseo es puesto en movimiento por el objeto deseado que el animal aprehende
mediante la sensación.

4. El alma racional

El acto intelectivo es una recepción o asimilación de las formas inteligibles,


pero difiere profundamente de la facultad perceptiva porque no está mezclado
con el cuerpo ni con algo corpóreo. Aristóteles explica también el conocimiento
intelectual en función de las categorías metafísicas de potencia y acto. La
inteligencia es por sí misma capacidad y potencia de conocer las formas puras;
las formas están contenidas en potencia en las sensaciones y en las imágenes de
la fantasía. De esta manera surgió la distinción entre intelecto en potencia (o
posible) e intelecto agente, según una terminología que llegará a ser técnica
pero que en Aristóteles solo se encuentra potencialmente.

Las formas inteligibles que están contenidas en las imágenes sensibles


quedarían en éstas en estado potencial si no hubiera una especie de luz
inteligible que permitiera al intelecto “ver” lo inteligible y a lo inteligible ser
visto en acto. Este intelecto en acto (o agente) está “en el alma”.
El conocimiento intelectivo se da en dos momentos. A partir de la imagen
sensible, fruto de la percepción, que es siempre particular y concreta, el
entendimiento agente ilumina, arroja luz sobre la misma y descubre en ella la
forma, lo que hay en ella de universalizable. En el segundo momento, el
entendimiento posible o potencial lee dicha forma, que pasa a construir el
concepto universal, y lo almacena en la memoria.

VI. Ética

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La felicidad se logra con la virtud. Hay virtudes éticas y dianoéticas. La más
elevada es la sabiduría.

Resumen
1. La política estudia la actividad moral de los hombres. Se divide en ética y
teoría del Estado.
2. Felicidad es bien supremo. Se alcanza con las virtudes, que son éticas
(alma sensitiva) o dianoéticas (racional).
3. La virtud ética es la posición media entre dos extremos. La justicia es la
virtud ética más importante.
4. El alma racional se divide en razón práctica y teorética, y sus virtudes son
la prudencia y sabiduría respectivamente.
5. La contemplación intelectual lleva a la felicidad porque nos pone en
contacto con la divinidad.

1. Ética y política
Aristóteles aplica en general el nombre de “política” a la ciencia que abarca
la actividad moral de los hombres considerados como individuos. Subdivide esta
“política” en ética y en teoría del Estado.
El individuo existe en función de la ciudad y no ésta en función de aquél. A
la política le compete una función de mando: determinar qué ciencias son
necesarias en la ciudad y cuáles debe aprender cada uno y en qué grado. La polis
siguió siendo para el filósofo el horizonte que abarcaba los valores del hombre.

2. La felicidad
El hombre tiende siempre hacia unos fines concretos. Existen fines y bienes
relativos, en función de un fin último y un bien supremo: la eudaimonia, o sea la
felicidad. ¿Cómo conseguirla?
El bien del hombre consistirá en la obra que él y solo él sabe desarrollar, así
como en general el bien de cada una de las cosas consiste en la obra que es
peculiar de tal cosa. La obra del ojo es ver, la del oído es oír, etc. ¿Cuál es la
obra del hombre? La de la razón y la actividad del alma según la razón. Ésta es,
pues, la virtud del hombre: “habiendo repartido los bienes en tres grupos: los
llamados externos, los del alma y los del cuerpo, diremos que los
correspondientes al alma son los principales y más perfectos”.
La felicidad se define, pues, como la actividad del alma según la virtud.
Según Aristóteles, se distinguen tres partes en el alma y cada una tiene una
virtud o excelencia especial.

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a) La virtud del alma vegetativa viene a ser común a todos los seres y no
específicamente humana.
b) La virtud del alma sensible consiste en dominar las tendencias y los
impulsos inmoderados, y el Estagirita la llama “virtud ética”.
c) La virtud del alma puramente racional se llama “virtud dianoética” o
racional.

3. Las virtudes éticas


Para Aristóteles las virtudes éticas se aprenden. No hay virtud si existe
exceso o defecto: la virtud implica, en cambio, la justa proporción, que es la vía
media entre dos excesos: “llamo posición media respecto a nosotros a lo que ni
sobra ni falta; sin embargo, ésta no es única ni igual para todos [pues] la vía
media se establece no con respecto a la cosa, sino a nosotros mismos”.
La virtud ética es pues la posición media entre dos extremos de la pasión,
uno de los cuales no es por defecto y el otro por exceso. El “justo medio” está
claramente por encima de los extremos, constituye el punto más elevado desde
la perspectiva del valor, en cuanto indica la afirmación de la razón sobre lo
irracional: la virtud del valor es el justo medio entre la temeridad y la cobardía;
la templanza es el justo medio entre la intemperancia y la insensibilidad, etc.
El Estagirita señala la justicia como la más importante: la justicia es el
respeto debido a la ley del Estado, y puesto que esta ley abarca toda el área de
la vida moral, en cierto sentido la justicia comprende toda la virtud.

4. Las virtudes dianoéticas


Por encima de las virtudes éticas se encuentran otras virtudes del alma
racional, que reciben el nombre de virtudes dianoéticas. Son dos las partes o
funciones del alma racional: la razón práctica y la razón teorética, y las
respectivas virtudes son las formas perfectas con que se aprehende la verdad
práctica y la teorética.
La virtud típica de la razón práctica es la frónesis, usualmente traducida por
“prudencia”, mientras que la virtud específica de la razón teorética es la
“sabiduría” (sophia). La prudencia consiste en saber deliberar en torno a lo que
es bueno o malo para el hombre: señala los medios idóneos para alcanzar los
fines verdaderos. Las virtudes éticas y la prudencia están vinculadas entre sí,
porque no es posible ser virtuoso sin poseer la prudencia ni ser prudentes sin
tener la virtud ética.
La sabiduría (sophia) está formada por la aprehensión intuitiva de los
principios mediante el intelecto. Es una virtud más elevada que la prudencia,

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porque considera lo que está por encima del hombre. La sabiduría es al mismo
tiempo ciencia y entendimiento de las cosas más excelsas por naturaleza.

5. La felicidad perfecta
La felicidad consiste en la actividad del intelecto conforme a su virtud. En
la actividad de contemplación intelectual, el hombre actualiza cuanto de más
elevado hay en él. Las virtudes éticas no pueden sino proporcionar una felicidad
humana, pero la felicidad de la vida contemplativa conduce de alguna forma más
allá de lo puramente humano; nos pone, por decirlo así, en contacto con la
divinidad, y esta vida solo puede ser contemplativa.

VII. TEORÍA DEL ESTADO


El hombre crea familias, municipios y el Estado. Ciudadano participa del Estado.
Politeia es la mejor forma de gobierno.

Resumen
1. Los individuos se unen para formar la familia, después el municipio y por
último el Estado, que es más perfecto.
2. Ciudadano es quien toma parte en la administración y asamblea de la
ciudad. Los obreros no son ciudadanos.
3. Legítimo: monarquía, aristocracia y república. Ilegítimo: tiranía,
oligarquía y democracia. Óptimo: politeia.
4. Estado debe buscar los bienes espirituales. Ciudadanos se encargan por
etapas de guerra, gobierno y culto.

1. Concepto de Estado
El bien del Estado es más importante que el del individuo, porque el hombre
es incapaz para vivir aisladamente y necesita mantener relaciones con sus
semejantes. La naturaleza ha dividido a los hombres en varones y mujeres, que
se unen a fin de formar la primera comunidad, la familia, para la procreación y
la satisfacción de las necesidades elementales.
Puesto que las familias no se bastan a sí mismas, ha nacido el municipio,
que es una comunidad más amplia, destinada a garantizar las necesidades de la
vida. Si la familia y el municipio son suficientes para satisfacer las necesidades
de la vida en general, no bastan para garantizar las condiciones de la vida moral.
Esta forma de vida solo puede ser garantizada por la organización compleja de un
Estado.

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El Estado, que es el último cronológicamente, ocupa en cambio el primer
lugar en el orden ontológico, porque se configura como el “todo” del que la
familia y el municipio son las “partes” y desde el punto de vista ontológico, el
todo precede a las partes, porque sólo él da sentido a éstas.

2. El ciudadano
Puesto que el Estado está formado por ciudadanos, se trata de definir qué
es el ciudadano. Para ser ciudadano, es necesario tomar parte en la
administración de la justicia y participar en la asamblea que legisla y gobierna la
ciudad. Esta definición refleja la polis griega. Ni siquiera los trabajadores pueden
considerarse verdaderos ciudadanos, porque ninguno de ellos dispone del tiempo
necesario para ejercer las funciones que son esenciales a los ojos de Aristóteles:
“no se pueden considerar ciudadanos todos aquéllos sin los cuales no subsistiría
la ciudad”.

3. Formas de gobierno
El Estado puede realizarse según diferentes constituciones. La constitución
es la estructura que da orden a la ciudad, estableciendo el funcionamiento de
todos los cargos y sobre todo de la autoridad soberana. Puede ejercer el poder
soberano: 1) un solo hombre, 2) unos pocos o 3) la mayor parte de los hombres.
“Cuando uno solo, unos pocos o los más ejercen el poder con vistas al interés
común, las constituciones son necesariamente rectas, mientras que cuando uno,
pocos o muchos ejercen el poder en su interés privado, se producen las
desviaciones”.
De esta modo surgen tres formas de constituciones legítimas: 1) monarquía,
2) aristocracia y 3) república; a las que corresponden otras tantas formas de
constituciones ilegítimas: 1) tiranía; 2) oligarquía y 3) democracia. Con el
nombre de “democracia” el Estagirita entiende un gobierno que, descuidando el
bien de todos, trata de favorecer indebidamente los intereses de los más pobres,
lo que nosotros designamos más bien con el nombre de demagogia.
Las tres formas de gobierno, cuando son legítimas, son naturales y por
tanto buenas, porque el bien del Estado consiste en procurar el bien común. Sin
embargo, la politeia es la forma de gobierno más conveniente para las ciudades
griegas de su tiempo. La politeia es prácticamente una vía media entre la
oligarquía y la democracia: en la política, al igual que en la ética, el concepto de
“posición media” ejerce una función básica.

4. El Estado ideal

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Los bienes son de tres géneros diferentes: externos, corporales y
espirituales del alma. El Estado debe buscar los dos primeros tipos de bienes de
forma limitada y exclusivamente en función de los bienes espirituales, porque
sólo en ellos consiste la felicidad.
Estas son las condiciones ideales que debería satisfacer el Estado feliz:

a) La población deberá alcanzar una medida justa.


b) El territorio suficientemente grande pero abarcable con la vista.
c) Las cualidades ideales del ciudadano son las que presentan los griegos.
d) Las funciones esenciales de la ciudad son: cultivadores, artesanos,
guerreros, comerciantes, hombres que definan qué es útil para la comunidad y
sacerdotes. Los verdaderos ciudadanos se ocuparán de la guerra, del gobierno y
del culto. Los ciudadanos serán primero guerreros, después consejeros y
finalmente sacerdotes. El “vivir bien” y la felicidad solo se conceden al
restringido número de ciudadanos, el resto de hombres que viven también en la
ciudad y trabajan en ella quedan reducidos a simples “condiciones necesarias”
para la vida feliz de los demás.
e) La ciudad puede llegar a ser feliz en realidad, en la medida en que llegue
a ser virtuoso cada ciudadano.

Los ciudadanos deberán ser educados de forma igual, a fin de que puedan
ser capaces de obedecer y de mandar alternativamente. La educación deberá
tener como objetivo la formación de hombres buenos. Es el Estado y no las
personas privadas quien debe impartir educación.

Bibliografía
ECHEVERRÍA ALVARADO, Rolando. Apuntes de Teoría del Conocimiento.
UMES, Guatemala, s.f.

REALE, Giovanni. Introducción a Aristóteles. Editorial Herder, Barcelona,


1985.

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