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Amo Sánchez-Fortún, José Manuel de

“Los recursos metaficcionales en la Los recursos metaficcionales en


literatura juvenil: el caso de Dónde
crees que vas y quién te crees que eres
de Benjamín Prado”, en Revista OCNOS
la literatura juvenil: el caso de
nº 6, 2010, pp. 21-34, ISSN 1885-446X.
Dónde crees que vas y quién te crees
que eres de Benjamín Prado
José Manuel de Amo Sánchez-Fortún
Universidad de Almería

PALABRAS CLAVE: RESUMEN: ABSTRACT:


Literatura Juvenil, Metaficción, En el amplio panorama de la Literatura Juvenil In the field of the Youth Literature begins to stand
Intertextualidad, Metalepsis. comienza a despuntar una práctica narrativa que out a narrative practice that is characterised for
se caracteriza por llamar la atención sobre su calling the attention on its own way and its own
propia forma y su propio proceso de construcción, construction process, revealing thus its nature
KEYWORDS: desvelando así su naturaleza ficcional. Se trata de ficcional. It is a literary production that breaks with
Young People’s Literature, Metafiction, una producción literaria que rompe con los códigos traditional narrative codes and that requires of the
Intertextuality, Metalepsis. narrativos tradicionales y que requiere del lector reader a bouncier way of rapprochement. With this
una forma más activa de acercamiento. Con este article I have expected to analyse literary techni-
artículo he pretendido analizar las técnicas y recur- ques and resources recurring in this type of works,
sos literarios recurrentes en este tipo de obras, poco little frequent ones in the literary outlook that us
frecuentes en el ámbito literario que nos ocupa. squatter. For this, I have investigated, on one hand,
Para tal fin, he indagado, por un lado, en el estado in the state of the art about the theory of the
de la cuestión acerca de la teoría de la metaficción metafiction and, for another, in the utilized creative
y, por otro, en las estrategias creativas utilizadas strategies by Benjamín Prado in its novel Dónde
por Benjamín Prado en su novela Dónde crees que crees que vas y quién te crees que eres, because it is
vas y quién te crees que eres, por ser esta una obra a paradigmatic metafictional work.
paradigmática.

1. ¿Qué es la metaficción? Esta falta de rigor conceptual ha sido


Apenas existen términos tan contro- estimulada por el galimatías termino-
vertidos en los estudios literarios como lógico imperante, representado, de una
el de metaficción. Se trata de un con- parte, por la polémica acerca de la mala
* Fecha de recepción: 01/04/2010 cepto equívoco, de gran complejidad, traducción del término inglés metafic-
Fecha de aceptación: 21/04/2010 que contiene disparidad de matices tion1 y, de otra, por el abuso de vocablos
y/o acepciones. Precisamente es esta supuestamente sinonímicos (novela
1
Como apunta Gil González: «Me-
ambigüedad la que permite emplear autorreferencial, autoconsciente, auto-
taficción, entre nosotros, apuntaría
ingenuamente al ámbito de la ficción dicho marbete para referirse a aspec- reflexiva, narcisista, ensimismada…)
en y/o sobre la ficción, si bien el signi- tos tan dispares como: la novela cuyo (cfr. Sobejano-Morán, 2003).
ficado del anglicismo “fiction”, en cam- contenido es su propio proceso de cons- Sea como fuere, el lenguaje teórico,
bio, remite específicamente a relato de trucción, la revisión de la teoría de la para ser operativo, debe permanecer
ficción, y el derivado, por tanto mejor
podría haberse traducido por metana-
ficción mediante la propia ficción (S. H. unívoco. Por ello, antes de enumerar
rrativa». (2001: 39). Catalina Quesada Fogel, 1974), el relato especular, el texto sus características y mecanismos narra-
prefiere el término metaliteratura, literario engarzado en otro, la obra en tivos, creemos necesario explicar qué
aunque justifica el uso de metaficción la que se difumina la frontera entre entendemos por metaficción y describir
aduciendo que «la mayoría de obras
ficción y realidad, el texto narrativo el conjunto de términos a él vinculados.
teóricas que aborda la cuestión esté
escrita en inglés y la conveniencia de
en el que irrumpe de forma inusitada Desde una perspectiva puramente
la ya mencionada variatio [expresiva]» el autor en el mundo de los personajes, formal, la metaficción es un tipo de escri-
(2008: 27). etcétera. (Orejas, 2003: 22). tura que llama la atención sobre su forma
o sobre su propio proceso de construc- ficcional expresa perfectamente el
ción (convenciones, trama, personajes, desasosiego del hombre posmoderno nº 6. 2010
instancia narrativa…), mostrando despojado de sus certezas y creencias,
sin tapujos su naturaleza artificial y mediante la ruptura de los niveles
cuestionando la relación entre ficción narrativos y el juego del lenguaje. De
y realidad (Waugh, 1984: 2; Dotras, ahí que una gran parte de la crítica 22
1994: 11). La mayoría de la crítica haya reservado el término metaficcio-
suele identificarla con una tendencia nal para referirse a un tipo de narra-
o corriente literaria y datarla a partir tiva 3 que se cultiva en el último tercio
de los años sesenta. Por esta razón, del siglo XX ligado a la renovación del
relato metaficcional suele equipa- lenguaje literario y al experimenta-
rarse erróneamente con relato pos- lismo formal 4.
moderno. Esta confusión se debe a que Cuesta más armonizar el binomio pos-
se asume, de manera casi unánime, modernidad-metaficción si nos ceñimos
como característica esencial de la al ámbito concreto de la Literatura
literatura actual la consideración del Infantil y Juvenil. No es difícil encon-
texto como un artefacto o una cons- trar especialistas que se resistan al uso
trucción artificial (Sipe, 2008: 31). del adjetivo posmoderno (cfr. Silva-
Olvidamos que esta práctica litera- Díaz, 2005: 24-27), dudando de que un
ria, que pone énfasis sobre su propia producto dirigido a los jóvenes pueda
naturaleza textual (Hutcheon, 1980)2, regirse por los principios básicos del
no es exclusiva de este periodo con- nuevo paradigma estético. Así, reducen
creto, sino que ha existido desde el las estrategias creativas a meros experi-
origen mismo del género novelístico. mentos formales y estructurales (Lewis,
Sirva en este sentido como ejemplo El 2001)5. En cambio, entendemos que la
Quijote; donde se tratan, entre otros literatura cuyo destinatario explícito es
aspectos: el niño o el adolescente no es ajena (ni
-- El juego de narradores y autores puede estarlo) a los cambios sociales,
ficticios. a la visión del mundo y/o al modelo
-- La inserción de los relatos de cultural y filosófico que se tenga en
segundo grado. ese momento. Los libros infantiles y
-- La autoconciencia por parte de los juveniles son verdaderos documentos
personajes (don Quijote y Sancho sociales, culturales e históricos (Sipe
de la Segunda Parte) de su propia su y Pantaleo, 2008); negar esta realidad 2
Linda Hutcheon (1980) sostiene que
identidad ficticia. implica volver a ubicar esta práctica en la metaficción moderna consiste en
-- La parodia de architextos (libros de los arrabales del polisistema literario. anteponer la mímesis del proceso de
caballerías, por ejemplo). En la actualidad comienza a despuntar contar a la historia contada.
En realidad, por metaficción debe de manera tímida una producción 3
No es una práctica privativa de la
entenderse no un subgénero, sino literaria para jóvenes etiquetada de novela; abarca otros géneros literarios
una tendencia o una función inhe- metaficcional, que postula un lector y otras manifestaciones artísticas.
rente a toda ficción narrativa (Waugh, mucho más sofisticado que el requerido
1984: 5), caracterizada por el empleo por la narrativa de corte tradicional. 4
Recuérdese, por ejemplo, los adjetivos
con los que Hans Felten y Ulrico Prill
de numerosos recursos narrativos y Se trata de obras, como veremos más
(1995) califican a la novela española
estilísticos. Bien es verdad que debe adelante, que juegan deliberadamente actual de «intermedial y metaficcional».
reconocerse que es en el panorama con el horizonte de expectativas del
literario contemporáneo donde la receptor, con el fin claro de desestabili- 5
Desde esta perspectiva, los únicos
práctica metaficcional se hace siste- zar su hasta ahora cómodo y poco activo paralelismos que pueden establecerse,
por lo tanto, entre Posmodernismo y
mática y adquiere mayor notoriedad. papel lector, así como de dinamitar sus esta literatura infantil son exclusiva-
Esto se debe, como señala Caburlon certezas construidas en el seno de su mente estructurales y formales (Lewis,
(2009: 175-176), a que la práctica meta- intertexto lector. 2001: 100).
En la parcela concreta del álbum lingüística y textualmente (Ródenas,
nº 6. 2010 (ilustrado), se están viviendo no 1998)6. Esta duda ontológica se acentúa
solo unas décadas de auge editorial gracias al empleo de la focalización
caracterizadas por la calidad de sus interna múltiple, a la ruptura de la jerar-
productos, sino también una cre- quía convencional establecida entre
23 ciente atención por parte del mundo personaje-narrador-autor, a la muerte
académico. Baste, por ejemplo, echar del argumento en sentido tradicional,
una simple ojeada a la oferta docente etcétera.
e investigadora universitaria actual Resulta extraño, por el contrario, que
para darnos cuenta de la posición apenas encontremos análisis críticos
ventajosa en la que se halla este (sub) exhaustivos en la Literatura Juvenil
género. Si nos centramos en la crítica encaminados a mostrar los procedi-
anglosajona, se está consolidando una mientos metaficcionales y sus cuali-
línea-marco de investigación con- dades formativas en el desarrollo de
sistente en analizar desde diferentes la competencia lecto-literaria de los
ángulos los álbumes metaficcionales adolescentes. Sorprende este mutismo
y construir una teoría sobre la com- cuando el canon literario cuenta con
prensión literaria de los jóvenes: una obras clásicas juveniles de incues-
respuesta lectora mucho más compleja tionable calidad como La historia
que la tradicional, que los estudiantes interminable de Michael Ende, obra
desarrollan gracias a la lectura en voz paradigmática de la técnica de redu-
alta y a las discusiones en su comuni- plicación especular, en el que el prota-
dad interpretativa –el aula– (McClay, gonista (Bastian) es un lector inmerso
2000; Sipe, 2008; Nikolajeva, 2005; en la lectura de un texto homónimo
Arizpe y Styles, 2003; Lewis, 2001). (La historia interminable). Se trata de
Si por algo se caracterizan los álbumes un procedimiento del que se seguirá
metaficcionales –tales como Los mis- nutriendo este tipo de literatura:
terios del Señor Burdick de Chris van Corazón de tinta de Cornelia Funke, por
Allsburg, Wolves de Emily Gravett, En ejemplo, o Dónde crees que vas y quién te
el bosque de Anthony Browne, Flicts de crees que eres de Benjamín Prado.
Ziraldo, An Undone Fairy Tale de Ian En definitiva, el ejercicio narra-
Lendler y Whitney Martin o Chester tivo metaficcional ha sido fecundo y
de Mélanie Watt– es por representar variado, como variado ha sido también
un punto de inflexión en la manera de el catálogo de nombres que se han
entender y hacer uso de las convenciones puesto a las obras que han participado
que integran el código literario infantil. de esta práctica. Sirva como botón de
En ellos se fracturan o subvierten los muestra la siguiente relación:
elementos que han definido la tradición -- Novela autoconsciente: novela que
literaria de los más jóvenes: el espacio hace alarde de manera sistemática
y el tiempo de la narración, el papel del de su propia condición de artificio
autor y del lector, los procedimientos y que, por esta razón, examina
6
En palabras de Brian McHale (1987: de modalización narrativa -la voz, la relación problemática entre la
60), estamos ante la dominante onto-
el punto de vista…-, los personajes, ficción y la realidad (Alter, 1975: X).
lógica «(…) la escritura posmodernista
está diseñada para elevar cuestiones el valor narrativo del argumento, la -- Novela autorreferencial: aquella
tales como: ¿qué es un mundo?, ¿qué función del lenguaje, la linealidad de novela que se refiere principalmente
clase de mundo existen, cómo están la estructura narrativa, la mímesis, a sí misma como proceso de
constituidos y cómo los diferencia- etcétera. Mediante estas estrategias escritura, de lectura, de discurso
mos?... ¿cuál es el modo existencial de
un texto, y cuál es el modo existencial
se difumina la frontera entre ficción oral o como aplicación de una teoría
del mundo (o mundos) que proyecta?, y realidad, se cuestiona la supremacía exhibida en el propio texto (Spires,
etcétera». del mundo «real» frente al construido 1984 y Sobejano, 1989).
-- Novela narcisista: la novela sobre del mundo representado, se conciben
la novela, es decir, la novela (o la como productos artístico-literarios que nº 6. 2010
narrativa en general) que incluye se vuelven hacia el lector, obligándolo a
dentro de sí un comentario sobre tomar un papel activo y crítico ante el acto
su propia identidad narrativa y/o de la lectura. A este respecto, ponía Julio
lingüística (L. Hutcheon, 1980: 1). Cortázar en boca de Morelli, su álter ego 24
-- Novela introvertida (introverted en Rayuela, una de las reflexiones que
novel): la novela que trata del sintetiza perfectamente el papel rector
proceso de su propia creación y de de esta práctica narrativa: «el verdadero
los aspectos explorados de la vida y único personaje que me interesa es el
interior de sus personajes lector, en la medida en que algo de lo que
-- Novela reflexiva: aquella novela que escribo debería contribuir a mutarlo, a
examina el proceso mismo de la desplazarlo, a extraviarlo, a enajenarlo»
escritura, concentrándose en sus (1998: 608).
propios mecanismos con el fin El autor busca estrategias narrativas
de distanciarse del proyecto de que sacudan el modo habitual de leer y
representar un mundo imaginario. fracturen el horizonte de expectativas
Sería «a species of critcism in del receptor, reclamando nuevos y sofis-
fiction form» (Boyd, 1983: 23). ticados tipos de respuestas, así como
-- Novela autogeneradora: un recurso la puesta en funcionamiento de estra-
narrativo de la novela dentro de la tegias receptoras más complejas para
novela, donde «projects the illusion enfrentarse al nuevo fenómeno literario
of art creating itself (…). It is an (Sipe, 2008: 32). En palabras de Linda
account, usually in first-person, of Hutcheon (1980: 150): «The author
the development of a character to the seems to want to change the nature of
point a wich he is able to take up his literature by altering the nature of the
pen and compose the novel we hace just reader’s participation in it».
finished redding. Like an infinitive Desorientado y atrapado en un ‘bucle’
recession of Chinese boxes, the self- de hipótesis de lectura irresolutas,
begetting novel begins where it ends» el lector debe no solo reconocer el
(Kellman, 1980: 3). sentido literal del texto, sino también
-- Relato especular (Lucien Dällenbach, ser consciente de su propio proceso de
1989: 36) o mise en abîme: «any escritura (ibid.: 39). Se le solicita una
internal mirror that reflects complicidad lectora, la aceptación de un
the whole of the narrative by pacto mediante el cual el lector:
simple, repeated or “specious” (or -- Atienda tanto a la historia como al
paradoxical) duplication». trasfondo literario de lo narrado.
En el caso concreto de la crítica -- Se interese por una escritura
literaria hispánica, la lista incluye, narrativa con voluntad inventiva
además, otras etiquetas como las de (no mimética), que niega toda
novela literaturizada, novela ensimis- posibilidad de correspondencia
mada, novela escritural o escriptiva, entre el mundo real y el literario
novela de ficción, novela autotemática... (Orejas, 2003: 114).
(Sobejano, 1989). -- Acepte un tipo de texto en el que
se rompe, tal y como afirma R. C.
2. El lector de Spires (1984: 16), las distinciones
las obras metaficcionales tradicionales entre el acto de narrar,
Los textos metaficcionales, al llamar la el acto de leer y el producto narrado.
atención del receptor sobre su entramado -- Se acerque, en definitiva, de manera
narrativo e incluso sobre la textualidad distinta al texto literario.
Por ello, se insiste en que esta forma mentalidad y, por otro, textualizar una
nº 6. 2010 de escribir literatura postula un nuevo teoría de la novela mediante las digre-
lector modelo: más capacitado para siones estético-literarias que realiza el
poner en funcionamiento un mayor autor a lo largo de la obra.
número de conocimientos, habilida-
25 des y actitudes referidos al sistema
3.1. La novela de la novela
En la narrativa metaficcional, el
literario y más experimentado en el argumento deja de ser el eje del texto,
juego de relaciones intertextuales cediendo el protagonismo al acto
(Amo, 2009). A este respecto, debe mismo de fabular. La novela, como
señalarse que se trata de artefactos reflejo en un espejo, se convierte en
literarios que potencian en el lector el contenido de la propia novela (Gil
la búsqueda de un mayor número de González, 2001: 57). Por ello, este tipo
asociaciones inter- e intratextuales, de artefactos, en cualquiera de sus
permitiendo tejer así una tupida red de manifestaciones, constituye un tipo de
conexiones que favorece una lectura escritura que se mira a sí misma, que
semiótica mucho más compleja (Pan- escudriña su propio proceso de cons-
taleo, 2008). trucción y que hace añicos el espe-
Asimismo, el ensimismamiento formal jismo mimético –principio rector en la
del que hace gala la práctica metaficcional narrativa de corte realista–.
invita al lector a que preste atención sobre En este sentido, una de las estrategias
las convenciones, técnicas y/o recursos creativas más utilizadas es aquella en la
que se están empleando en el acto mismo que dentro de la obra alguien escribe
de la creación literaria. De esta manera, una novela que, a la postre, termina
enseñan el modo en que las obras se siendo la que el lector «real» tiene en
construyen textualmente o, como apunta sus manos. Es el caso del texto de Ben-
Silvia Pantaleo (2010: 25), proporcio- jamín Prado, Dónde crees que vas y quién
nan lecciones sobre diferentes tipos te crees que eres, en el que el narrador,
de textos, códigos y convenciones, así Stevenson (adolescente, introvertido y
como sobre la escritura, la lectura y la sin demasiadas habilidades sociales),
ideología. encuentra un libro en la biblioteca de
su casa, con el mismo título y narrado
3. La metaficción en la narrativa por un tal Stevenson. Se intensifica el
de Benjamín Prado efecto especular cuando descubrimos
Para ilustrar el uso de los procedi- que los elementos paratextuales apor-
mientos metaficcionales en la litera- tados por el narrador de primer grado
tura juvenil, he seleccionado una obra coinciden escrupulosamente con el
poco conocida para el gran público del publicado por Anaya:
escritor madrileño Benjamín Prado. En la portada había una foto de
En ella se resumen extraordinaria- un niño saltando una valla y encima
estaba el título: Dónde crees que vas y
mente todos los aspectos relacionados
quién te crees que eres. (…) El niño iba
con la metaficción enunciativa: aquella descalzo. Detrás de él había una de
en la que se deconstruye el propio con- esas casas de madera que se cons-
cepto de novela [«esto no es un libro» truyen en las playas (…) El niño iba
(p. 23)] mediante el uso de procedi- descalzo (p. 10).
mientos discursivos que arremeten En este relato de segundo grado (a
constantemente contra las normas que partir de ahora relato A) se intercala
regulan el código literario. Esta pecu- otro nuevo, titulado La puerta de las tres
liaridad permite, por un lado, ofrecer cerraduras (relato B), esta vez escrito
un modelo narrativo nuevo en el pano- y narrador por Alberto Turpín (veáse
rama juvenil, definido por su experi- esquema nº 1).
Benjamín Prado: Dónde crees que vas y quién te crees que eres
nº 6. 2010
Narrador del relato en primer grado

Stevenson: Dónde crees que vas y quién te crees que eres

Alberto Turpín: La puerta de las tres cerraduras 26

Lector implícito: Stevenson


Lector implícito: el narrador del relato en primer grado
Lector real

Esquema nº 1

Como puede apreciarse en el esquema, principios que rigen su ideario estético.


estamos frente a una estructura recur- Al hacerlo, el escritor está potenciando
siva. El autor desea reflejar todo el un nivel de comprensión textual mayor:
proceso de la narración mediante la (…) tenía gracia ver a un escri-
reduplicación repetida y, por consiguiente, tor contándote su novela DESDE
poner a la vista de todos el significado y DENTRO del libro: te daba una
la forma de la obra en sí: impresión de cercanía, como si
(…) estaba leyendo un libro llamado aquella página fuese lo único que te
Dónde crees que vas y quién te crees que separaba del hombre que la estaba
eres, escrito por alguien llamado Ste- escribiendo. (…) Me dije que si
venson pero que no era Robert Louis alguna vez escribiese una novela lo
Stevenson, alguien que se dirigía todo haría también de esa forma (p. 23).
el tiempo A MÍ para contarme la his- (…) Supongo que a veces utilizaba
toria de cómo estaba leyendo un libro al pobre Romeo para ensayar todos
escrito por Alberto Turpín titulado los trucos que sospecho que debe
La puerta de las tres cerraduras, donde tener un buen escritor: contar solo
Alberto Turpín le habla A ÉL. Y al final una parte de cada cosa, dosificar el
de todo eso parecía haber un terrible suspense, esconder un poco de todo
secreto que Alberto Turpín estaba a lo que enseñas… (p. 89).
punto de contarle a Stevenson y que (…) Stevenson sabía cómo contar
Stevenson estaba a punto de contarme una historia, de forma que parecía
a mí. Bueno, no me dirán que no era que era A TI al único que se la estaba
un buen rompecabezas (p. 28). contando. Y, sin embargo, es curioso:
Con esta técnica metaficcional, el te llevaba muy cerca de sus persona-
autor no se conforma simplemente jes sin tener que decirte cómo eran,
con resumir el contenido de una obra, de modo que si estabas dispuesto a
llegar a alguna parte fueses tú quien
sino que además obliga al narrador del
tenía que ir llenando todos los aguje-
relato en primer grado a dar un salto de
ros que él dejaba en el camino (p. 18).
nivel narrativo y aparecer en la diégesis
(o historia) del relato en segundo grado. 3.2. Polifonía y desintegración
Este aspecto será tratado más adelante de la unidad del texto
con mayor profundidad. El concepto tradicional de unidad
Me gustaría hacer hincapié en que el textual se desvanece para dejar paso a
objetivo de Benjamín Prado no solo es una narrativa de carácter fragmenta-
el de conculcar las normas que regulan rio, polimórfico y heterogéneo, entre-
los códigos narrativos tradicionales, verada de diferentes voces narrativas
sino también y sobre todo es el de hacer y caracterizada a veces por complejas
comentarios críticos para explicitar los estructuras de muñecas rusas.
Lo que parece a simple vista un libro -- En el siguiente relato engazado
nº 6. 2010 de libros con una estructura desla- (relato B), La puerta de las tres
vazada es en realidad un texto global, cerraduras, instalado como el
fuertemente cohesionado, en el que la anterior en el nivel hipodiegético,
organización textual se convierte en el Alberto Turpín se convierte en
27 tema de su escritura. narrador de segundo grado que
Emerge una novela coral en la que se cuenta su historia (véase tabla nº 1).
cuestiona o problematiza la propia natu- Frente al narrador extradiegético y
raleza de la voz narrativa, haciendo opaca heterodiegético propio de la práctica
una narración que de manera habitual narrativa mimética, Benjamín Prado
ha sido transparente. El narrador de la desarrolla un amplio y rico reperto-
literatura infantil y juvenil, que se había rio de instancias narrativas, que dan
caracterizado por estar fuera de la histo- forma a un discurso cuyo eje temático
ria y representar un punto de vista obje- es el propio discurso, la teorización
tivo y único de la realidad, se rompe en acerca del código literario:
mil pedazos exigiendo al autor ensayar -- La tematización del acto de leer.
otras formas de hablar y hacer ver al Como he dejado expuesto en el
receptor. Se da paso, como ya hemos esquema nº 1, los narradores (y
apuntado, a narraciones complejas, com- autores explícitos) de cada relato
puestas de relatos secundarios, cuyas (tanto el relato marco como los
historias se abordan desde diferentes y a intercalados) se convierten en lectores
veces contradictorias perspectivas.
del siguiente; este recurso posibilita
Describo, a continuación, en térmi-
que, por un lado, al proyectarse
nos genettianos los procedimientos
lo leído sobre sus propias vidas
de enunciación utilizados en la obra de
(Quesada, 2009: 92), se ahonde en la
Benjamín Prado que nos ocupa.
idea del lector como verdadero autor
Dónde crees que vas y quién te crees que
de la obra y, por otro, al mostrar
eres, al poseer una organización textual
los entresijos de la narración, se
presidida por una historia marco
intensifique su carácter artificial y
dentro de la cual se intercalan otras,
autoconsciente:
ofrece numerosos cambios de narra- Bueno, se dirán que lo cuento como
ción y, por consiguiente, la coexistencia si YO hubiese estado allí. Y acertarán.
de diferentes niveles narrativos con Porque a esas alturas estaba muy lejos
múltiples narradores: del chico que leía Dónde crees que vas y
-- En el relato marco, aparece un quién te crees que eres en la habitación
joven narrador de primer grado de su padre y muy cerca de Stevenson.
(extradiegético) que cuenta De hecho, DENTRO de él (p. 120).
aparentemente su propia historia -- La renovación de la naturaleza
(homodiegético). misma de la novela: «si te convences
-- El primer relato intercalado (relato A) a ti mismo de que esto no es nada
es contado por Stevenson, un narrador más que la novela de siempre escrita
de segundo grado (intradiegético) de de una forma distinta, entonces
una historia en la que participa como todos nosotros estaremos perdidos»
protagonista (homodiegético). (p. 27).

Tabla nº 1
Extradiegético Intradiegético
Heterodiegético
Stevenson
Homodiegético Narrador 1º
Alberto Turpín
Esta conciencia metaficcional se ve tan posmodernistas como la muerte del
reforzada por el juego narrativo que el argumento en el sentido tradicional. nº 6. 2010
escritor madrileño realiza con el punto En Dónde crees que vas y quién te crees
de vista. Opta por una narración de que eres se deconstruye el lenguaje; se
focalización interna múltiple: cuando pone en entredicho el discurso narra-
una misma realidad o acontecimiento tivo homogéneo y se experimenta con 28
se ve desde la perspectiva de distin- un medio expresivo más plural, moteado
tos personajes. En este sentido, Prado por diferentes registros, estilos y niveles
elabora una fórmula mestiza por medio de lengua. Ya no importa que el lenguaje
de una simultaneidad y concurren- esté al servicio de la trama, sino que se
cia de voces o palabras; el libro, así, utilice y se proyecte para indagar en los
orquesta un concierto de ecos múltiples, propios mecanismos de creación litera-
y como consecuencia de ello el lector ria.
juvenil real tiene la ardua responsabi- 3.4. La metalepsis
lidad de hacerse una idea de la realidad Cuando el sujeto de la enunciación
de unos hechos en función de los datos irrumpe inopinadamente en el mundo
que aportan todos y cada uno de los de los personajes o estos en el de aquel,
personajes-narradores. se produce una violación de los límites
Se trata, al fin y al cabo, de una novela ontológicos del libro y se da autorización,
dialógica, caracterizada por la integra- por lo tanto, para que dialoguen entida-
ción de los discursos de los diferentes des pertenecientes a mundos narrativos
protagonistas –con sendas visiones del distintos (Ródenas, 1998: 102). Asisti-
mundo– y definida por la coexistencia mos, entonces, a uno de los mecanismos
de diversos modos de hablar (Bajtín, literarios más relevantes de los textos
2003). Este plurilingüismo viene orga- metaficcionales: la metalepsis. Con la
nizado en Dónde crees que vas y quién te intromisión del narrador en el mundo
crees que eres por el recurso paródico, diegético (historia) o del personaje en
entre otros, de los estilemas de Walter el extradiegético, se desestabiliza la
Scott, Charles Dickens y Hans Chris- estructura narrativa, sus niveles y los
tian Andersen. límites de la ficción (cfr. Malina, 2002:
3.3. Revisión crítica del 132). Este procedimiento narrativo abre
lenguaje referencial la posibilidad al autor de introducir
En la narrativa de corte tradicio- comentarios acerca del acto mismo de
nal, el lenguaje era el instrumento escribir literatura y explicitar la natu-
mediante el cual el lector miraba el raleza ficticia de la obra. De ahí que sea
objeto designado; por eso, el lenguaje aceptada unánimemente por parte de la
era una lente transparente. Ahora ya crítica la afirmación de que la metalepsis
no interesa la representación mimé- potencia en el texto su carácter autorre-
tica de la «supuesta» realidad; esta flexivo y de que sea, por ello, uno de los
se concibe como una construcción pilares sobre los que se asienta el edificio
lingüística, al igual que cualquier otro metaficcional.
mundo posible. En este contexto, el Es frecuente ver al narrador hacer
lenguaje remite a sí mismo y se vuelve numerosas incursiones en el espacio
opaco, «en tanto en cuanto el lector narrativo reservado a los protagonis-
no mira tanto a su través como al len- tas. Unas veces las hará para comentar
guaje mismo» (Spires, 1984: 9). Por aspectos de la organización textual y
este carácter autorreflexivo, se con- otras para referirse explícitamente al
vierte en el instrumento privilegiado proceso de elaboración de la escritura.
de la narrativa metaficcional y pasa a Por ejemplo, en la obra de Jordi Sierra i
vincularse directamente con aspectos Fabra, Una [estupenda] historia de drago-
nes y princesas [… más o menos], la histo- diferenciar la realidad empírica de la
nº 6. 2010 ria se ve interrumpida continuamente construida por la ficción:
por diálogos metaliterarios entre el (…) Miren, tal y como yo lo veo, hay
narrador extradiegético y su «Sentido dos posibilidades: que TODO lo que
Común»: les voy a contar a partir de ahora esté
29 − Oye, oye, espera, ¿esto va de prin- ocurriendo EN REALIDAD o que me
cesas y dragones? haya quedado dormido. Tal vez estoy
− Pues… sí. donde yo creo que estoy, en este barco
− No fastidies. que acaba de llegar a mi ciudad, o tal
− ¿Qué pasa? Para algo es un vez jamás haya salido de la casa de
cuento, ¿no? mis padres. Pero, díganme, ¿verda-
− Sí, pero a estas alturas, en pleno deramente hay entre todos ustedes
siglo XXI, con el rollo de la princesita alquien a quien ESO le importe? (p.
buena y el dragón malo… ¿También 122).
hay hadas? (p. 8) Pero si hay algo que caracteriza real-
También pueden registrarse el movi- mente la obra Dónde crees que vas y quién
miento contrario: la irrupción de un per- te crees que eres es su empleo de la meta-
sonaje en el nivel narrativo básico o en el lepsis ontológica del lector; es decir, la
hipodiegético, desmontando la ilusión onda expansiva de la metalepsis en el
ficcional. Se produce, por lo tanto, el texto del escritor madrileño alcanza
resquebrajamiento de la frontera que al receptor empírico. El juego especu-
creíamos sólida entre la historia y la lar de la novela propicia que el autor-
narración, entre el tiempo de lo narrado narrador homodiegético de cada relato
y el tiempo de la narración, en definitiva, se convierta en el lector del siguiente.
entre el mundo en el que se narra y el
mundo desde el que se narra. Los textos Narrador Relato marco Lector
paradigmáticos, en este sentido, son
Si una noche de invierno un vajero de Narrador Relato A Lector
Italo Calvino y, en el ámbito concreto
de la Literatura Infantil, El apestoso Narrador Relato B Lector
hombre queso y otros cuentos maravi-
llosamente estúpidos de Jon Scieszka y Este permanente deseo de sacar a la
Lane Smith. superficie textual al autor-narrador
En la obra de Benjamín Prado, la y otorgarle las funciones de lector
intrusión en espacios narrativos vedados termina, como señala Lozano (2007:
a los personajes o al narrador es bastante 169), por:
clara y puede detectarse en numerosas
-- Ficcionalizar al autor y asesinarlo
fases de la novela: el narrador de primer
como ente real.
grado se presenta en casa de Romeo Por-
-- Introducir al lector empírico en
tugal, personaje de una de las historias
el universo ficcional, haciéndolo
intercaladas:
personaje del mismo.
Llamé a su puerta. Y cuando abrió
vi que él era EXACTAMENTE la Por otra parte, en esta proyección
misma persona que yo había visto en narrativa hasta el infinito (un lector que
el libro (p. 123). lee un texto que está leyendo otro lector
De la misma forma, Stevenson, narra- que están leyendo otros lectores…),
dor de segundo grado, conoce a Diana, resulta crucial el papel de los destina-
una de las protagonistas de la obra de tarios internos de los relatos. Son todos
Alberto Turpín. Estos incesantes “alla- receptores inmanentes de una novela
namientos” potencian en la mente del fenoménica, cuya existencia se justifica
lector la idea de que se halla frente a un porque muestra el acto de la lectura como
artefacto, cuyas costuras no permiten tema. Estos están recibiendo una lección
de cómo puede percibirse una obra lite- en el que se sitúan los personajes, situa-
raria que está en continuo proceso de ciones y acontecimientos de la historia. nº 6. 2010
construcción. Por esta razón, todos los En este sentido, la organización textual
(para)narratarios coinciden con los lec- y el artificio narrativo adquieren un
tores explícitos representados: papel fundamental en tanto que ele-
-- En el relato marco, su destinatario mento temático. De ahí que los compo- 30
interno comprende un lectorado nentes paratextuales se conviertan, por
amplio (los lectores empíricos). Los un lado, en una pieza clave en el proceso
identificamos mediante las apelaciones de construcción y de interpretación
directas del narrador y los elementos de la obra y, por otra, en una estrategia
deícticos referidos al pronombre de con la que la narrativa metaficcional se
cortesía de segunda persona del plural: hace consciente de su propia existencia
«he venido a contarles» (p. 7), «¿Saben como artefacto. Desde esta perspectiva,
qué es lo que siempre recuerdo de él? » el relato se extiende más allá de sus
(p. 7), etcétera. propios contornos. El título, la portada
-- En el relato A, el paranarratario es y contraportada, el índice, etcétera,
el narrador del relato marco. nos ofrecen variedad de oportunida-
-- Y a su vez, el paranarratario del des para realizar hipótesis de lectura y
relato B es el narrador del relato A. generar el horizonte de expectativas.
Estos elementos, definidos por Genette
3.5. El espacio y el tiempo
(1989) como paratextos, cobran sentido
La caída del muro de separación
en obras como Me importa un comino el
entre la realidad y la ficción, debida
rey Pepino de Christine Nöstlinger, que
principalmente a los efectos de la meta-
se vale de un prólogo donde pone en
lepsis, quiebra las relaciones lógicas
solfa las técnicas narrativas tradicio-
espacio-temporales que se han venido
nales. En él se justifican la estructura
estableciendo de forma tradicional en la
deslavazada del texto, la elección de
narrativa. Se simultanean, confluyen y se
un narrador-protagonista juvenil, así
funden los tiempos y los espacios propios
como el uso del monólogo interior.
de los tres relatos (marco, A y B), tradi-
Este elemento para- y metatextual será
cionalmente incompatibles o irreconci-
clave para activar el intertexto lector y
liables. El resultado es la construcción
comprender, así, el tono paródico de la
de un cronotopo (de mayor complejidad
obra, su división en capítulos (siguiendo
arquitectónica) al servicio del discurso
el modelo de «estructura del profesor de
metaficcional. En él podrán converger
Lengua») y el título de cada uno de ellos.
personajes de diferentes épocas históri-
En el caso concreto de Una [estu-
cas y lugares, así como de diferente natu-
penda] historia de dragones y princesas
raleza ontológica (entes reales y ficticios).
[más o menos], su autor utiliza una serie
Por ello, no es de extrañar que el lector,
de recursos paratextuales (el título,
Benjamín Prado, Stevenson el narra-
el prólogo, el uso de diferentes tipos
dor, Alberto Turpín, Charles Dickens,
de letras, los encabezamientos de los
Hans Christian Andersen y Walter Scott
capítulos…) con los que advierte al
puedan reunirse y dialogar en el mismo
lector, por un lado, la filiación genérica
mundo posible, ni que el tiempo y el
o architextual de la obra (el cuento tra-
espacio de la historia y los del relato se
dicional) y, como se verá en el siguiente
superpongan.
apartado, su carácter paródico.
3.6. El libro como objeto En Dónde crees que vas… la materia-
Se borra la gruesa línea que de manera lidad textual se manifiesta expresa-
tradicional ha dividido el libro como mente mediante dos procedimientos
objeto y el libro como mundo de ficción literarios:
1. La profundidad narrativa por dian el cuento tradicional, en tanto que
nº 6. 2010 medio de los relatos intercalados se subgénero literario altamente codificado
manifiesta visualmente mediante y caracterizado por numerosos clichés
el juego de diferentes fuentes y/o estereotipos. Téngase en cuenta que
tipográficas, consistente en el la comprensión de un texto metaficcional
31 empleo de diversos colores en está supeditada, en gran parte, a nuestro
función del narrador que cuente la conocimiento de los intertextos que se
historia: negro para el relato marco, parodian y/o al grado de desarrollo de la
azul para el relato A y rojo para el B. competencia genérica (Mendoza, 2008).
2. La alusión constante a determinados En el caso concreto de El apestoso Hombre
elementos paratextuales. Como he Queso…, Scieszka apela al intertexto
indicado más arriba, la portada del lector infantil para que se generen pro-
libro real coincide con la del relato cesos de identificación, reconocimiento,
de segundo grado que alberga. asociación e interrelación de sus cono-
3.7. Intertextualidad irónica cimientos implícitos ante los estímulos
Por su propia definición, la metafic- textuales: además de sus esquemas refe-
ción es una práctica intertextual. La ridos a las características estructurales
tematización del proceso creativo con- del género «cuento», deben ponerse en
lleva necesariamente una referencia funcionamiento todos los conocimientos
explícita a las convenciones literarias intertextuales necesarios para descubrir
(género en el que se enmarca, pro- los hipotextos parodiados (Ruiz, 2008;
cedimientos narrativos que pone en Amo y Ruiz, 2010).
evidencia, etcétera) o alusiones hiper- Otra forma de parodia es la transfor-
textuales. Parafraseando a M. P. Lozano mación del código narrativo tradicional
(2007: 142), el escritor actual es cons- inserto en el hipotexto: en las novelas
ciente de que no es un genio que crea de aventuras o en los cuentos de hadas,
desde la nada un texto literario; sabe el narrador omnisciente en 3ª persona
que solo puede ser un artesano que se y la secuenciación lineal; que son susti-
apropia de un texto ya existente, porque tuidos por narradores homodiegéticos y
ya se han escrito todos los libros. Lo que por complejas estrategias de reduplica-
cabe hacer con ellos es transformarlos ción especular. Cuantas más variantes
mediante la parodia y el pastiche. Si de una historia lea un niño o adolescente
se concibe la parodia como la desvia- más aumentará su intertexto lector. Las
ción de un hipotexto (o architexto) con variantes de un hipotexto se reconocen
intención irónica, esta se convierte en como tales porque comparten muchos
una estrategia metaficcional esencial elementos estructurales comunes, per-
por el que «new forms appear to revi- sonajes y temas. Esta peculiaridad es la
talize the tradition and open up new que permite al joven lector establecer
possibilities to the artist» (Hutcheon, con gran facilidad conexiones inter-
1980: 50). De esta forma, se pone en textuales entre diferentes hipertextos,
cuarentena el concepto de originalidad, aunque su competencia literaria sea
para dar paso a una práctica que mani- mínima (Sipe, 2008: 232).
fiesta explícitamente el modo en que Centrándonos en la obra de Benja-
el hipotexto se transforma y adquiere mín Prado, debe hacerse hincapié en
sentido en un nuevo espacio textual. el papel que juegan las innumerables
La parodia, en este sentido, se con- incursiones inter- y metatextuales.
vierte en una de las estrategias metafic- Al convertir lo (meta)literario en el
cionales esenciales. En el ámbito de la elemento medular de la narración,
Literatura Infantil y Juvenil, la mayoría las citas a autores, obras, normas del
de estas prácticas metaficcionales paro- código narrativo… refuerzan el carác-
ter autorreflexivo y autorreferencial -- Un homenaje a la obra cervantina.
de la nueva literatura. Nos hallamos Antonia Ortiz (2005) ha estudiado, nº 6. 2010
frente a una novela de novelas, ya no por ejemplo, las similitudes entre
solo porque en ella se recogen múlti- don Quijote y Stevenson: su doble
ples referencias a un verdadero canon personalidad, su amor por la
juvenil, sino también por la imitación lectura o la necesidad de un amigo- 32
de estilos de autores (Charles Dickens, escudero.
Hans Christian Andersen y Walter -- La imbricación de recursos, técnicas
Scott) y la explicitación de una teoría de y/o estrategias literarias de corte
la novela. tradicional con aquellas otras
Con respecto al canon literario que la relacionadas con la experimentación
obra establece, hay que señalar que y renovación del lenguaje narrativo:
estaría formado por escritores que han los niveles múltiples de diégesis, la
explorado magistralmente la literatura estructura recursiva, la plurivocidad
de aventuras: Mark Twain, Herman Mel- narrativa, etcétera.
ville, Jack London, Rudyard Kipling, R. -- La superposición de aspectos
L. Stevenson, Fenimore Cooper, Joseph temáticos del viaje y la intriga
Conrad, etcétera. fantástica con los relacionados con
He de comentar, a este respecto, algunos los puramente metaficcionales: la
guiños intertextuales: por un lado, el novelización como tema, la inclusión
narrador de primer grado incluye en del autor y el lector en la naturaleza
la lista la obra La bahía del tiburón azul, ficcional, etcétera.
escrita por el autor, narrador y personaje
del relato A, Alberto Turpín; por otro, 4. A modo de cierre
el nombre del escritor Benjamín Prado La revisión de la teoría de la metafic-
aparece reseñado en el texto: «estaba ción y el análisis de la obra de Benjamín
en un libro que se titulaba Cobijo contra Prado han permitido entender que las
la tormenta y lo había escrito un hombre estrategias literarias que las identifi-
llamado Benjamín Prado» (p. 92). Si a can no son meros juegos florales, sino
esto le sumamos el nombre que eligen una propuesta firme de revisar a fondo
los dos primeros narradores, Steven- los presupuestos clásicos sobre los
son, nos encontramos en un juego que se construye la narrativa juvenil.
metaficcional donde, además de refor- Nos enfrentamos a una práctica que se
zar la verosimilitud de las historias que caracteriza por romper con los códigos
narra, se pretende romper la jerarquía de producción y recepción vigentes en
ontológica establecida en los diferentes el ámbito de la Literatura, así como por
niveles narrativos: el autor real, el autor mostrar cómo se hace una obra y cómo
inventado y el autor clásico consagrado se construye el significado. Se deja
comparten el mismo nivel de diégesis; entrever, por lo tanto, un nuevo hori-
lo real y lo imaginario, por lo tanto, zonte de expectativas y la exigencia de
quedan dispuestos en el mismo plano un lector modelo mucho más complejo.
espacial. Desde esta perspectiva, se ha podido
Asimismo, la obra que nos ocupa comprobar cómo Dónde crees que vas…
muestra el double coding (cfr. Eco, promueve una manera de activar los
2005: 225), o sea, el uso en el mismo componentes de la competencia literaria
texto de modelos culturales altos y del intertexto lector diferente a como
(apropiaciones paródicas de textos lo hace la práctica tradicional. Por su
canónicos) con otros eminentemente propia naturaleza metaficcional, cons-
populares o paraliterarios. Se locali- tituye un texto modelo para formar al
zan en la obra: lector juvenil. A la par que proporciona
lecciones sobre convenciones literarias y de recepción intertextual, en el reco-
nº 6. 2010 que favorece en el lector la toma de con- nocimiento y apreciación de la tupida
ciencia de cuál es su papel en el proceso urdimbre de dependencias y relaciones
de recreación del texto (Hutcheon, 1980: que la obra establece con otras y que
139), lo entrena en el complejo proceso requiere para ser interpretada.
33

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