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SOBRE FEMINISMO

BIBLIOTECA FILOSÓFICA CARLOS V AZ FERREIRA


PUBLICADA BAJO LA DIRECCIÓN DE ]
[
FRANCISCO ROMERO

-·SOBRE
- .FEMINISMO~

EDITORIAL LOSADA, S. A.
BUENOS AIRES
Queda hecho el depósito
que previene la ley 11.723

Copyright by Editorial Losada, S. A.


Buenos Aires, 1.945.

NOTA
Mis conferencias sobre Feminismo fueron dadas
en los años en que el servicio taquigráfico de la ucá..
tedra de Conferencias" e1~ la Universidad estuvo s-u-
primido (los que siguieron a 1914). Más tarde (1922),
y sobre la base de los apuntes que de aquéllas había
conservado, las reproduje abreviadas; y su versión ta-
quigráfica es la que se publica en este libro.
Les falta, así, no sólo el rigor demostrativo detallado,
sino la misma espontaneidad de la exposición origina-
ria; sin contar con que el transcurso del tie1npo ha ido
haciendo cada vez más innecesario defender ciertas
tesis. Pero nunca lo es del todo insistir sobre lo que es
verdadero y bueno; y, sobre todo, la distinciÓ1t que :)lO
establezco y que debería ser esencial en estas cuestiones
(entre dos teorías que podrían llamarse rr¡e?ninismo
de igztalamiento" y u¡e1ninismo de cómpetzsación" ),
no ha sido hasta hoy reconocida, y, por falta de ella,
se siguen tratando nz.al en doctrina, y a veces resol-
viendo mal, o menos bie11,, en la legislación y en la
práctica, las cuestiottes correlativas. Por lo cual creo
qtte la .publicación de este l~bro puede aún ahora te-
Printed in Argentina
ner utilidad.
Impreso en la Argentina
C. V~ F.
Acab.ado de imprimir el día 14 de setiembre .de 19-;i-5
(1933 ),
I m p r en t a Ló p ez - P. e r ú 6 6 6. - B ue.oos Aires
7
PRIMERA CONFERENCIA

Cuando teorías, opiniones, discusiones, tienen que


ver con la práctica, especialísimamente en el orden
social, el aspecto relativo a su lógica y a su pureza ra-
cional no es el único que debe considerarse. Teorías
simplistas, unila teralizadas, defectuosas racionalmente,
suelen tener, así predicadas, más valor de combate, por
lo rq.enos en cuanto a los efectos próxiinos. Pueden
actuar más sobre las masas. Hasta les cuadra mejor un
nombre, lo que es casi indispensable para esa acción
gruesa. Así como también -complementaria:riiertte,
en los espíritus-la misma incomprensión y estrechez
puede tender, en parte, a favorecer el apostolado: la
incomprensión y la estrechez en los apostolizados ...
y en los mismos apóstoles ...
Y no se lamente demasiado que sea así, pues la reac-
ción de las'incomprensiones tiende, en grueso, a una
como corrección automática. Y, además, como casi
siempre ninguna tendencia triunfa sino en parte, viene
bien, en· muchos casos, que las buenas hayan pedido de
más. Por lo cual suele complacernos ver cómo ciertas
tendencias luchan extremadas en esa forma: forzadas
y unilateralizadas, pero con base de algo bueno u opor-
tuno. Sentimos la conveniencia de que se actúe en ese Uno, el del sufragio, el relativo a la capacidad poli-
sentido. (El ejemplo que más naturalmente se ofrece tica de la mujer; el primero en que se piensa, aunque
es el de la tendencia que llamaríamos ccpobrista": Sean no sea el más importante, y el que se puede tratar me-
cuales sean las restricciones que nos sintamos inclina- jor separadamente, no solamente porque e~ la ~ucha
dos a introducir en las diversas doctrinas que han lu- práctica es el más ostensible -y hasta por el se t1ende
chado y luchan en favor de las clases menos favoreci- a dar nombre a la tendencia-· sino porque las razones
das, todo espíritu bien hecho no sólo simpatiza con la que más deben pesar en él son, como _lo veremos, de
tendencia general, sino que puede alegrarse de que en orden muy especial, lo cual hace que ese problema sea
cierto grado, en esa dirección, hasta se pidiera de n1ás.) el más aislable. . .
Pero ésas y las demás consideraciones pragmáticas Después vienen, con el problema de la. capacidad
no impiden que sea bueno también, sobre los proble:- civil, varios otros muy correl.acionados, q~e son, desde
mas de ese orden, tratar de pensar y sentir con justeza, luego, los de la actividad social de la muJer., su acceso
buscar y procurar establecer las soluciones en si mis- a los cargos públicos, su acceso a las profesiones Y ca-
mas más verdaderas o mejores. Bueno, aun pragmáti ... rreras, problemas separables, en rigor, pero ~ue es pr~­
camente; pues ese trabajo reduce la parte de error, im ... ferible tratar conjuntamente por sus coneXIones reci-
pide que éste crezca demasiado, mejora las doctrinas, procas. (Por su similaridad y ~e,lacione~ con esos
las depura, las hace coincidir más en el bien, tiende a problemas, conviene tratar tambie~ conJuntamente
producir acuerdo o a_ revelar el que exista, y, sobre con ellos el de la educación de la fl!.UJer.)
todo, se resuelve decididamente en bien, en cuanto se Ahora, todos los problemas anteriores están sub?r-
consideran los efectos remotos, aun sin tomar en cuen- dinados al problema de fondo y capital que los domina
ta ese coeficiente positivo, aunque indeterminable y y polariza y que hay que tratar como fundamental
de un orden de magnitud superior, que hay que agre- (hay que 'tratarlo ya, en parte, inevitablemente, con
gar siempre, como un factor decisivo, a los bienes cal- los anteriores; pero conviene al fin toma~lo separado
culables, en cada caso, de la verdad. y en sí) : El problema básico de las. :elaciOnes de los
Me propongo, pues, analizar los problemas con que sexos y de la organización de la famiha. .
tiene que ver la lucha entre ccfeministas" y ccanti-fe- Todos esos problemas son ((problemas normativos",
ministas", y, después de haber separado conveniente- en el sentido de mi Lógica Viva; problemas de ac-
mente esos problemas, dar mi opinión sobre cada uno ción o de ideal; problemas sobre lo que habría que
de ellos. hacer 0 desear o preferir, -que han de ser trata~os de
Son, en grueso, los siguientes: una manera especial, y en los cuales· se co~eten ciert?s
errores especiales, .por lo cual me veo obligado a pedtr
ro
Jl
que se tenga presente lo que en mi obra referida he con que se relacionan los debates sobre el feminismo,
expuesto sobre esos problemas (en los que, habitual~ sería, en orden de lógica, éste:
mente, no existen soluciones perfectas, completamente Antes, y previamente, exan1inar las cuestiones de
satisfactorias, sino soluciones preferibles o de elec- hecho: cuestiones posibles sobre las similaridades y di-
ción .. ) . Pero hay todavía lo siguiente: ferencias de los dos sexos; estando indicado detenerse
Estos problen1as del c~feminismo" tienen datos de en la más discutida sobre la inteligencia y aptitudes
hec~~s (en este caso datos biológicos, fisiológicos y psi- mentales de la mujer.
cologrcos) .
Después, examinar los problemas normativos:
Si esos datos, si ·esos hechos, fueran todos indiscuti- Primero, por ejemplo, el de los derechos políticos
bles, se partiría de ellos, y no se plantearían n1 ás que de la mujer.
proble~as. sobre lo que habría que hacer 0 preferir:
Segundo, los problen1as de la actividad social de la
los ya rndrcados problemas normativos.
mujer: su acceso a los cargos políticos, a los empleos
Pero ocu~re que, si bien algunos de esos hechos que
administrativos, a las carreras y profesiones; su educa-
han de servir de datos son indiscutidos, otros se dis-
cuten. ción: todos éstos, como un grupo de problemas.
. Así, por ejemplo, no se discutirá sobre las diferen- El de los derechos civiles de la mujer, aunque perte-
Cias fundamentales anatómicas de los órganos genera- neciente al mismo grupo, y no bien separable de los
dores en un~ ,Y otro sexo, ni sobre la especialidad sexual anteriores, puede aislarse y tratarse aparte (sería. así
de la .gestacw~, el pa~to, la lactancia. Pero se discute, el tercer problema) , sobre todo por su carácter de es-
por e;emplo, SI la muJer es o no tan inteligente como pecialidad técnica.
el hombre. Y, sin duda, con los de ese grupo 'ha de relacionarse
. Ha: así prob!emas de hechos, también, que son ló- también, y empezarse ya a tratar~ y hasta a profun-
gicam_nte previos, pues su solución, o la creencia al dizar, el problema de la organización de la familia;
resp~cto, ha de tenerse en cuenta para tratar los nor- pero, sin perjuicio de ello, habría·· que acabar de exa-
mativos. Lo que se crea sobre lo que es ha de tomarse minar este último, tratándolo en sí; de modo que sería
hn cuenta para resolver ,sob:e lo .que se debe o se puede nuestro ·cuarto problema el de la relación de los sexos,
socialmente considerado.
ace: o desear. y el mas discutido de tales problemas
prevws
· de hecho es, precisamente
· . t e1'1ge11-
' ese de la 1n Ése sería un buen plan. Y o lo voy a seguir, aunque
~t comp:rada de los dos sexos, caso especial del pro- no pueda ser, en estas conferencias, para tratar a fon-
e;¡a m~s general de su psicología comparada. do los problemas, sino para presentar algunas suges-
meJor plan, pues, para examinar los problemas tiones sobre cada uno de ellos y motivar mi opinión

12 13
o tendencia. Los examinaré, pues, en el orden enun-
ciado. " ministaH; en otros términos: que las soluciones del mis·
mo nombre son solidarias.
Pero entiéndase bien: directa·1nente; esto es, pres- Por ejemplo, el que desea dar· el sufragio a la mujer
cindiendo de teorías hechas, de opiniones y de no1n-
0 abrirle las profesiones se cree como obligado a sos ..
bres: de si la solución sea ((feminista" o no, etc.; pues tener que la mujer tiene igual inteligencia que el hom-
esos términos ((feminismo" y uanti-feminismo", ((fe- bre. Los otros, los t(antifeministas", tendencia corre-
minista" y uantifeminista", hacen, en verdad, más n1al lativa, en las ideas opuestas.
que bien, y complican las múltiples y a veces enortnes Entretanto, claro es que se puede, por ejemplo, no
dificultades reales de los problemas: las complican to- opip.ar que los hon1bres y las mujeres son igual~s en
davía con cuestiones de palabras y con confusiones inteligencia, y, sin embargo, querer dar a la muJer el
derivadas de ellas.
sufragio (por ejemplo, porque se piense que basta con
De estas confusiones relacionadas con los términos la inteligencia que tiene, o porque se piense que la mu-
unas tienen que ver con el hecho de que se usen los' jer tiene otras cualidades, de buen sentido o de instinto
mismos términos en distintos problemas. Otras, con la práctico o de simpatía concreta, etc., que pued~n s~­
impropiedad o ambigüedad de esos términos en sí plir, hasta con ventaja si se quiere, lo qu~ en Inteli-
mismos:
gencia pudiera falta.rle. O ~asta se p~ede 1~ ~ buscar,
Primero: uso de los misn1os términos para diferen- cOino·base para dar el sufrag1o a la muJer, precisamente
tes problemas: la diferencia psicológica de ambos sexos, para que la
Por ejemplo: se llama ((feminista'', en el problema acción del uno y la del otro se complementen y se neu-
de .si la mujer tiene igual inteligencia que el hombre, tralicen en lo deseable.)
qwen sostenga que la tiene igual. En el del sufra- Se puede opinar que la mujer es deficiente en genia-
gio, quien opine que debe ser dado a la tnujer. En el de lidad en originalidad, en aptitud creadora, y opinar,
los empleos y carreras, quien piense que . deben ser sin e~bargo, que se puede, y hasta que se debe, abrirle
a~iertos. ~mpli~mente para la mujer. En el de la capa- las carreras y los cargos públicos, por ejemplo, porque
Cidad CIVil, quien crea que la mujer debe gozar de la en éstos no se necesita precisamente genio, o porque se
misma que el hombre, etc. . pueden compensar con otras aquellas aptitudes ... Se
puede ll~gar hasta a opinar que el genio huelga, y aun
Ahora: muchos creen que (o parten de que) hay
que tomar en todos los problemas la posición que se estorba, y que valen más, en el ejercicio de los empleos,
~ama. d.el ~ismo modo: o en todos la posición llamada ótras cualidades, y aun su falta: por ejemplo, que la
f~llllUlsta , o en todos la posición llamada t(antife- misma aspirabilidad inhabilita al hombre para el des-
empeño continuado y minucioso de ciertas tareas. O,
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simplemente -otro punto de vista- basarse en que ral, deben igualarse los dos sexos, es tendencia a que
las pruebas que se exigen para ciertas carreras, o el viene bien el nombre de ufeminista" en un sentido, a
mismo ejercicio de ciertas profesiones, constituyel). un saber: que eso se predica con intención de elevar a la
contralor; de manera que sólo llegarían las que fueran mujer, de dignificarla, de liberarla. Pero como tiende
capaces ... a disminuir la diferencia entre los sexos, o entre la si-
Menciono esas opiniones posibles, sólo para un ejem- tuación de los sexos, y a poner a la mujer en la situación
plo; y podrán imaginarse otros a propósito de la rela- del hombre, a hacerla ser más como el hombre, enton-
ción de los diférentes problemas: nada más fácil, así, ces, en ese otro sentido, el nombre ya no va muy bien:
que suponer en qué estado de espíritu y con qué argu- y surgen vanas e inútiles cuestiones de palabras, como
n1entos podría alguien sostener que debe darse a la las que han producido esos escritores que, discutiendo
mujer la capacidad civil y no la política, o a la in- contra los llamados feministas, les dicen: ulos verda-
versa, etc. deros feministas somos nosotros, porque queremos con-
Lo anterior no quiere decir, naturalmente, que no servar al sexo femenino sus caracteres bien diferen-
haya, en grueso, ·una cierta conexión entre las solucio- ciados. Ustedes quieren hacer de las mujeres, hombres;
nes del mismo nombre en los distintos problemas. el verdadero nombre de ustedes debería ser tthominis-
Lo que quiero decir es que no sienzpre son solidarias, tas'' y no Hfeministas", etc."
o que pueden no serlo del todo; por lo que es mejor, de Además, como el hombre actualmente no tiene sólo
todos modos, prescindir de ese aspecto nominal. ventajas, sino también cargas especiales, la tendencia
Ahora, segundo: impropiedad de los mismos térmi- igualante - y éste es uno de los sentidos de ~{feminis­
nos en sí. mo"- tiene un aspecto que hace más pesada la parte
Los términos Hfeminismo" y ((antifeministno", ufe- de la mujer, y, por consiguiente, uno fetninista", en el
minista" y uantifeminista", no son muy buenos en sí sentido de favorecer (si por ((feminismo" debiera en..
mismos, Y tienden a engendrar cuestiones de palabras tenderse tendencia a proteger, a favorecer, sentido que
y a confundir: se ofrece con cierta naturalidad) . El término sería,
· Sugieren varios sentidos, que a veces interfieren: un así, objetable ... Y otra vez las cuestiones de aquel gé-
sent~do de u favorecer"; un sentido de uigualar''; un nero: (tNosotros somos los verdaderos feministas, los
sentido, también, de u diferenciar" ... que no queremos hacer soportar a la mujer las cargas,
Así, por ejemplo: sostener que deben abrirse los enl- las dificultades y las penurias del hombre, etc."
pleos, las carrerqs, etc., a·la mujer como al hombre; Cuestiones de palabras, que vienen a complicar y a
que debe_dársele la misma capacidad civil que al hom- confundir las cuestiones reales. . .
bre, la ffilsma educación que al hombre; que, en gene- Es mejor, pues, librarse de todos esos efectos de las
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palabras, completamente inú~iles; para lo cual con- que toque al hombre predominantemente la parte de
viene: lucha, trabajo, etc., exterior al hogar (o todo, o lo
Primero distinguir y plantear claro cada problen1a. principal) ; y, a la mujer, la interior (principal o pre-
y segu~do tratar de opinar sobre él directamente, dominantemente también). ·Esto, como cargas; sin
sin ;reocupar~e del nombre de nuestra opinión, ni de perjuicio de la actuación en cualquier grado de la mu-
~lasificaciones. jer fuera del hogar, pero no ya corno obligación, sino
Así se llega a opiniones y sentimientos a que, en ver- n1ás bien para superiorización, dignidad, placer, o uti-
dad no se sabe n1uy bien a veces qué nombre dar, -ni lidad social. . .
có~o llamar al sujeto de esos estados de espíritu; pero Esa persona -la de nuestra hipótesis- da a la cul-
que pueden ser, y que tienden a ser, más justos y razo- tura de la mujer una importancia muy grande, por
nables, y al mismo tiempo más humanos y más buenos, muchas razones:
que los de los sectarios habituales de uno y otro bando. ·r- Desde luego, para superiorización individual. Igual-
Vamos a hacer una suposición: Supongatnos una mente, para la educación de los hijos, en que la mujer
persona a quien conmu:v~n honda, intensame.n_te,, l~s ha de desempeñar un papel importantísimo. Pero tam-
dolores y cargas que mult1ples causas, desde fisiologi- · bién, todavía, por otras razones: U na, porque puede
cas hasta sociales, hacen pesar sobre la mujer, y que ser necesario que ayude al hombre, y aun que tenga
quisiera defender y realizar cuanto tendiera realmente que suplirlo. Otra, porque si es cierto que su ideal es
a aumentar y a asegurar más su felicidad y su dignidad. una unión monógama de un tipo elevado, a base de
Esa persona es, desde luego, sin duda, feminista en amor, respeto, comprensión, precisamente no todas las
sentimientos; en tendencia de espíritu. En rigor, pues, mujeres pueden esperarla. De modo que nuestro sujeto
sabrá qué nombre darse. . tiene de la educación de la mujer este concepto con-
Pero prefiere no darse ninguno, para tener más pro- creto: que hay que darle como mínimum una amplia
babilidad de pensar y de sentir bien cuando examina base d.e cultura general, valiosa en sí y valiosa también
los problemas concretos, cuando procura determinar como punto de partida para lo que incidentalmente
las soluciones de los problemas, las instituciones a de- (por ejemplo: en dirección especialista) pueda ofre-
fender, los ideales a perseguir o a preferir. cerse por necesidad o por deseo. Si queda en aquel mí-
Cuando esa persona trata de concretar ideales,- su nimum y si se realiza para ella el ideal preferible: la
estado de espíritu es en lo esencialísimo el siguiente: unión monógama, en condiciones de superioridad por
Ante todo, la unión monógama, ideal preferible en lo menos en el afecto, la base de cultura contribuirá
materia ·de relaciones de sexos, se le presenta a base a dignificar la unión: ya podrá la mujer comprender a
-gruesamente- de una repartición de las cargas, en un hombre de cultura elevada, educar hijos, o contri-

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huir a su educación .. :"' Y, siendo preciso, ampliando ufe1ninistas" creen bueno- las ejerzan; ni creyendo
sobre aquella base, para lo cual debe haber quedado su ejercicio por la mujer tan fácilmente compatible
bien prepara4a y habilitada, ayudar en la lucha; y, en con la actuación de ella en la familia conw esos femi-
su caso, suplir. ., nistas suelen hacerse creer a sí mismos que puede ser.
Pero además si no se le ofrece la ocas1on de fundar Pero las abriría, y ampliamente, para que las ejercieran
familia: y en c~ndiciones tales que satisfagan sus. aspi- las que lo necesitaran o las que lo desearan. En una pa-
raciones, sus afectos, etc., que no se le plantee el d1lema labra: no quiere generalizar por ilnposición directa ni
de optar entre una unión inferior o no deseada, o no indirecta su ideal, o tnejor (más profundamente, tal
tener la independencia. vez) , no cree que el ideal sea la universalización de un
y entonces, aquella educación debe ser tal qu~ dé tipo de relaciones de familia, sino su predominancia.
base para que, completándola, agregando, por eJem- Y si se le objeta que las posibilidades abiertas a la
plo, algo en el sentido de la especialización, pueda la mujer que pudieran alejarla del amor y de la familia
mujer vivir en su caso autónomamente, desenvolver estimulan una organización social desviada, contestará
su personalidad independiente, si llega a necesitarlo. Y, expresando su confianza precisament~ en el sentimien-
además, que también pueda hacerlo si su temperamen- to del amor y de la familia como reguladores que im-
to personal, sus gustos, etc., le hacen preferir eso. pedirán en carácter de hecho general el forzamiento
La persona de nuestro ejemplo difiere así de los ((fe- de la mujer en las actividades excesivatnente pesadas de
ministas" ordinarios en que no considera ideal prefe- la lucha social, tendiendo los casos a quedar reducidos
rible que la mujer trabaje tanto como el hombre en a los de necesidades y a los de vocación.
empleos, profesiones, etc.; y aun lamentaría, por razo- Es cierto que esa persona no está segura de que la
nes en cierto sentido u feministas", la demasiada gene- mujer pueda llegar a un grado de potencia mental tan
ralización de ese hecho. grande como el hombre, en el orden de la creación in-
Pero difiere de los uantifeministas" comunes, desde telectual. Quisiera creerlo, pero le cuesta, porque cier-
luego en que no concibe la parte de la mujer, en la· tos hechos se lo dificultan. Pero de ello no saca ninguna
unión monógama, reducida a un papel demasiado in- consecuencia contraria a que se abran a la mujer todas
ferior espiritualmente; y, además, en que, aunque con- ·Ias·posibilidades para la actividad social, administrativa,
ciba su ideal como preferible, no pretendería ni impo- civil, etc., pues la diferencia intelectual, en caso de
nerlo ni universalizarlo. existir, se manifestaría sólo cuando se trata de la ge-
Así, él abriría los empleos y carreras para las mujeres nialidad en su grado más alto; y el ejercicio de cual~
sin restricciones ·legales. N o porque desee, ni espere, quiera ·de aquellas actividades prácticas . no tiene que
que la totalidad o la gran generalidad -como ciertos ver con la potencia intelectual en ese grado sum.Q~
20
A esta persona, los defensores corrientes del femi- sola. La evolución social, tal como se ha desarrollado,
nismo, con los cuales por su tendencia general simpa- es una mezcla de una tendencia de opresión, sujeción,
tiza, le producen, sin embargo, un efecto especial: el inferiorización, etc:, de la mujer, por el hombre, con
de que están habitualmente antes de la cuestión, o otra tendencia opuesta, de defensa y de superioriza-
antes de las dificultades; que ignoran esas dificultades, ción. Y hay que distinguir ambas. Hasta en el ~aso del
o la razón de ser de ciertas cosas. Por ejemplo: se per- amor, ven, esos feministas c;orrientes, la crueldad es-
suaden con demasiada facilidad de que el hogar se arre- pantosa de que se condene la irregularidad sexual de
gla perfectamente, lo mismo que la tnaternidad y todo la mujer y no la del hombre (o no tan severamente),
lo demás, cuando la mujer desempeña las tnismas fun- lo que es, en verdad, horrible; pero lo ven sin profun-
ciones sociales que el hombre. didad, pues no perciben que esa injusticia social ha
En cuanto a ((igualdad", su actitud le causa cierta tenido un aspecto, en cierto modo, de defensa de la
gracia simpática, pues ellos reclaman igualdad cuando mujer contra otra injusticia más horrible, que es la in-
algo les parece uprivilegios" del hombre; en cambio, en justicia fisiológica.· Y, llevados por una especie de pro-
cuanto se trata de debilidad del sexo, maternidad, lo videncialismo inconsciente que conduce a suponer que
que reclaman es precisamente desigualdad y ... privi- hay soluciones completamente satisfactorias para todo,
legio. Lo que en ellos es inconsecuente. suelen no examinar siquiera la cuestión de si es o no
Ignoran -o como si ignorarán- que muchas cosas, posible, y en qué grado,. encontrar soluciones menos
algunas de ellas dolorosas, penosas, injustas, sublevan- malas. (Lo que es mucho más difícil de pensar, y se
tes, están sin embargo establecidas en defensa de la ((escamotea" con esa actitud superficial. Y a ahondare-
mujer. Por ejemplo, que la relativa incapacidad civil mos todo esto ... )
no está instituída por los códigos en vista de una pre- Ahora, con los ((anti-feministas", con ésos sí que no
tendida inferioridad de la mujer (como lo prueba el simpatiza: con su ideal de familia a base de ((labores del
hecho de que la capacidad civil se otorga normalmente ~~ ·~~sexo", que ni siquiera ha ampliado ni espiritualizado
a la mujer soltera), sirio, en muchos casos, por una ra- 'el antiguo rrzanam fecit" antipático y romano. y real-
zón precisamente de protección. a la mujer contra el mente, con su habitual estrechez o con su espíritu
hombre; en otros porque no se encontró otra manera mezquino o hipócrita, sublevan a esa persona, y le han
de reglamentar las relaciones de la sociedad conyugal sugerido ((psicogramas" como éste: ((Los conservadores
con los terceros . . . de cierta clase se indignan porque se permita a las mu-
En general-porque el anterior es un ejemplo tnuy jeres ser abogadas, médicas, funcionarias, etc., basán-
restringido- no ven que la evolución humana ha mez- dose en que eso destruye el hogar. Nunca se los vió
clado dos tendencias, y no ha sido la resultante de una indignarse porque haya sirvientas o costureras, a pesar

22 23
de que eso destruye más todavía el hogar (el de las en lo razonable el deseo de aplicar nombre a las ten ..
sirvientas o costureras, no el de los conservadores) ". dencias, es distinguir entre uFEMINISMO DE IGUALDAD"
Sin embargo, por otras razones mejores o más y rrFEMINISMO DE COMPENSACIÓN". Este último serÍa
aceptables que las de esos anti-feministas, y sobre todo el bueno, o el mejor.
con sentimientos mejores, tiene que reconocer que, en Y para suscitar en ustedes la polarización adecuada,
ciertos problemas y casos, ciertas soluciones malas son les anticipo, antes del examen lógico, este ccpsicogra-
las menos malas de las posibles en la fisiología y psi- ma": Si tienen la buena voluntad (con que hay que
cología de la especie. contar siempre en estos casos) de corregirle el simpli-
Pero detengámonos por ahora en la descripción de cismo paradójico, les va a ser útil, porque creo que
un estado de espíritu como ése. condensa lo esencial de la verdad:
Lo sugerido basta para comprender cómo tal per- Cuando un hombre y una mujer se u-nen, a la mu-
sona no podría, sin duda, por ningún concepto, ser jer se le forma un hijo; al ho1"f!bre, no le sucede nada.
llamada ccanti-feminista"; pero tampoco coincidiría Encontrar ese hecho muy satisfactorio es ser uanti-
totalmente con la actitud y estado mental habituales feminista".
de los que se llaman ((feministas". Y se concibe que esa Ignorarlo es ser rrfeminista (de los comunes: de
persona, ni estaría muy dispuesta a clasificarse en teo- los de IGUALDAD). Tener presente ese hecho; sentir lo
ría hecha o en bando alguno, ni para ella sería lo im- doloroso e injusto de algunos de sus efectos, y procu-
portante el nombre que habría que darle (salvo que 1 rar su coMPENSACIÓN -que podrá ser igualando o
para aceptar el de feminista, se le permitiera hacer desigualando, según los casos -sería el verdadero
muchas aclaraciones) , sino el valor lógico y moral de .
f e111-inismo.
b-uen -·--·" ..
_ ., ....... ~ ...
-----
sus opiniones e ideales.
Ahora, ¿cuál. sería el valor ·lógico de esas opiniones
(de las anteriormente sugeridas y de muchas· otras ra-
zonable y afectivamente conexas) ?
N o podré yo juzgarlo bien, pues tales opiniones son
las mías, cuya dirección general he querido anticipar;
pero en la discusión a que voy a someterlas ( desarro-
llándolas y completándolas) podrán ustedes juzgar el
valor de sus fundamentos.
NOTA. - Quizá lo que más podría facilitar la acla-
ración de todas estas cuestiones, satisfaciendo a la vez

24 21
SEGUNDA CONFERENCIA

Hemos establecido que los problemas propiamente


dichos del llamado ce feminismo", que son proble1nas
normativos, o sea 12roblemas S()~E~J.E... que s~.4~!)e"h~céi,'
Cfésear ·a preferir, tienen; como ha de ocurrir normal-
.iñeilfecon IüS'".Problemas de esa clase, datos de hecho;
y como algunos de esos hechos son discutibles, resulta
que, además de aquellos mismos problemas normativos,
habrá todavía otros problemas, de hecho, cuya discu-
sión deberá s~r previa.
Los hechos que deben servir de datos para los pro-
blemas normativos del feminismo se pueden dividir
en hechos biológicos y hechos sociales.
También se los podría dividir en fisiológicos, psico-
lógicos e históricos.
Pensemos más bien conjuntamente estas dos clasifi-
caciones, sin entrar a discutir ni la adecuación de cada
una de ellas, ni la relación de ambas, pues en cuanto a
los referidos puntos de hecho hemos de limitarnos aquí
a alguna indicación muy somera sobre lo que sea im-
portante para la discusión práctica~ .
Sobre los hechos biológicos, por. ejemplo -cuestión

27
ya, ésta sola, vastísima y complejísima-, hay que em- tífico moderno (porque. ~quí intervienen los endo-
pezar por hacer un esfuerzo para resistir a la tenta- crinólogos): La mujer, por su morfología, su meta-
ción de tomar las cosas ab ovo. · bolismo, etc., estaría destinada por la naturaleza a la
rrAb ovo" aquí sería literal, pues cierto tcfeminismo" función reproductora primordial, con sus derivadas,
empieza realmente por el óvulo: un feminismo de tinte gestación, lactancia; el hombre, fundamentalmente,
científico moderno empieza por la partenogénesis; y organizado para la función accidental de defensa y
ya la natural era un hecho favorable a ciertas lucu- gobierno del hogar. Esto sería, dicen ellos, lo biológi-
braciones tendientes a establecer la primacía del sexo camente normal. Ahora, si, en algunos casos, ciertas
femenino. Pero ahora tenemos la artificial (esas inte- mujeres se sienten inclinadas a las actividades mascu-
resantísimas experiencias de los Delage, Loeb, etc.) . linas, a las ciencias, a las profesiones, sería porque las
Y, de ahí, consideraciones trascendentes -tal vez de- hormonas de su sexo no predominan bastante sobre
masiado trascendentes- sobre feminismo ... las hormonas del sexo contrario, que, como es sabido,
Claro que ello se presta bien a· trascendentalizar so- subsisten, aunque atenuadas.
bre la supre11zacía de uno de los dos sexos: si la función N o estaría demás una lectura al respecto:
del otro puede ser sustituída en muchos casos por so- uToda la labor del hombre en la sociedad, aparente-
luciones salinas, o por presión osmótica, o por acción mente extraña a la función reproductora, está, pues,
iónica, etc., entonces, ¿cómo no pensar que se trata dentro de su influencia; en el salvaje, de un modo sim-
de un sexo secundario y hasta inútil ... ? ple mediante la defensa personal de la hembra y los
Sólo que, partiendo de tan lejos, se pueden encon- hijos, y la aportación personal de la caza y de los fru-
trar muchos caminos, hasta el de los antípodas; y es tos que servirán para su nutrición; en el hombre civi-
así cómo la biología fundamental ha servido .igual- lizado, mediante la complicada actividad. q~e ha de
mente para especulaciones antifeministas. En efecto: poner en juego en los diversos aspectos de la lucha por
de ese otro lado se argumenta precisamente con que, la vida moderna, desde el obrero manual, hasta el in-
si la biología reparte las funciones directa o indirecta-· ventor, el banquero, el artista ... " Etc.
mente relacionadas con la propagación de la especie, ((En la mujer, en cambio, todo gira ... alrededor de
dando a la mujer, como dicen los biólogos, la parte pri- su posible maternidad. Su c~rpo y su espíritu están
maria, y al hombre la parte secundaria, o sea la defensa hechos, primero para atraer al varón que ha de fecun-
y progreso del hogar, entonces, en la aplicación social, darla, y luego para cumplir la función maternal. Los
esas consideraciones serían contrarias al trabajo y acti- varios y complejos aspectos ·de esta función --el emba-
vidades exteriores de la mujer. . . · razo, el parto, la lactancia-, que al repetirse absorben
Viene así un uantifeminismo" también de tinte cien- los años mejores de la viaa de la mujer, indican bien

28 29
claramente que en esto se cifra casi todo el objeto para una aptitud eminente para ciertas artes, para oficios,
que fué creada. En cambio, las funciones reproducto- profesiones liberales y para la ciencia misma ... "Etc. 1
ras secundarias son incidentales en ella; se reducen al Por esta dirección de ideas (confinación de la mujer
cuidado personal del niño, verdadera prolongación ex- a las actividades interiores del hogar, como consecuen-
trauterina del embarazo; y al cuidado interno del ho- cia de su adaptación biológica a la maternidad)~ aun
gar -tantas veces comparado a la formación del nido la partenogénesis, como anuncié, podría volverse ar-
por las aves- que fundamentalmente es una prepara- gumento contra los feministas: A- tal punto está la
ción para la gestación próxima". hembra conformada para la reproducción, que puede
((Este modo de ver el problema es, desde distintos realizarla por sí sola. Por consiguiente, que se concrete
puntos de vista, sugestivo. En primer lugar, da una ra- a eso ... etc.
zón, y del peso de las razones .biológicas, al criterio V amos a dejar por ahora tales argumentaciones. Se
antifeminista que relega a la mujer a la vida del hogar siente que tendrían valor contra cierto feminismo, mal
y a las manifestaciones de la vida social femenina ( mo- entendido; pero que no han de tenerlo contra algún
das, reuniones, ciertas actuaciones artísticas, etc.), que otro feminismo mejor entendido. Yo abrigo natural-
representan só~o matices del mecanismo de la atracción mente la esperanza de que ese feminismo bien enten~
sexual. Y con independencja del aspecto social de la dido les va a parecer a ustedes que es el mío. Pero
cuestión, biológicamente, es indudable que cuando la trataremos esto oportunamente. Y lo trataremos direc-
mujer es muy femenina, cuando las hormonas sexuales tamente; esto es: no, deduciendo; y menos de la biolo-
de su ovario son muy enérgicas y las hormonas mascu- gía sola: Todo estudio sobre un orden de hechos que
linas -que en toda mujer existen latentes- están se base exclusivamente en otro orden de hechos menos
amortiguadas, toda su actividad psicológica gira en complejos está condenado de antemano al simplismo
torno de un eje que se apoya en dos puntos que son la o al falseamiento; y así como una biología, por ejem-
atracción del sexo contrario y la maternidad. Las mu- plo, que se. basara exclusivamente en la química o en
jeres insensibles a estos dos impulsos, las reacias a la so- la física, sería una biología en que no se observarían
licitud del hombre, y las que no sienten el ansia ma- directamente los hechos biológicos, así también una
ternal, tienen ya un metabolismo menos femenino, sociología que se base exclusivamente en la biología,
estará igualmente condenada a simplismo y a falsea-
determinado por una menor energía de las hormonas
sexuales ováricas, y por una mayor actuación de las 1 Así fundaba el Dr. Marañón su criterio entonces muy antifeminista. Le
hormonas heterosexuales. Esta disminución .de la femi- pediría disculpa si hubiera en la .transcripción de sus pasajes alguna ine;x:actitud,
pues,. no teniendo ahora a mi disposición la edición antigua de que los tomé,
nilidad se acentúa aún más en las mujeres que ofrecen no he podido confrontarlos. ··~.

30 31
. to porque esa posición lleva a no observar direc- bra ni alcanza siquiera a su pleno desarrollo, no llega
mien ' s hechos sociales. Los h ech os b'IO1,ogicos, . en
tame1t t e lo ·¿ a volar, ceno sale del hogar"', y en él muere y queda;
1os problemas sociales han de ser te m os e. n cuenta; es un caso ejen1plar de ccantifeminismo" 1 • Pero, en
' d , "d
pero ademas , de los otros hechos: to .av1a,
. . . teni. os en fin, en esas clases abundan los casos en que resulta fa-
cuenta bien. y no los toma bien, a m\!fu1ci?,. ni~~una vorecida la hembra.
de las teorizaciones hechas: tanto la . eminista _co- En los vertebrados, sobre todo en los superiores, la
mo la nantifeminista". Por lo cual pido que provlso- tendencia parece decididamente contraria. La natura-
riamente las olvidemos: y vamos a tratar nosotros de leza tiende, ya sensiblemente, en las aves, en cuanto a
enfocar e interpretar bien desde luego EL HECHO BIO- las cargas de la reproducción (también en cuanto a la
LÓGICO CAPITAL. , . distribución de la belleza, que en ellas es dada casi
y el hecho biológico capital, el dato bas1co de estos siempre preferentemente al macho) , y muy acentua-
problemas, es que PERTENECEMOS A UNA ESPECIE FI- damente en los mamíferos, como a favorecer al macho.
SIOLÓGICAMENTE ORGANIZADA EN DESVENTA} A O DES- Así, la naturaleza parece favorable a la hembra en
FAVORABLEMENTE PARA LA HEMBRA. • ciertos casos, al macho en otros. Parece. . . muy su-
Desde este punto de vista (repartición de ;entaJaS perficialmente; porque si se mira mejor, lo que ver-
y desventajas en los sexos) , la naturaleza es b1en des- daderamente parece es que sólo se buscara asegurar la
concertante y extraña ... reproducción: por cualquier medio, de cualquier modo,
En ciertos casos, la repartición de ventaja es des- a expensas de cualquiera, con indiferencia absoluta
favorable a un sexo. En otros casos, al otro. por los ·individuos. Y, si ésa fuera también otra apa-
En ciertos casos, la diferencia es pequeña. riencia, es la última que somos capaces de percibir.
En otros es considerable: alguno de los dos sexos En ciertos animales (tales reptiles, peces, insectos)·
resulta tratado con la mayor injusticia y crueldad. que ponen huevos y los abandonan, la carga reproduc-
Por ejemplo, en los artrópodos, ocurre muy a me- tora es la mínima para los antecesores. Y aun aquí,
nudo que la naturaleza ha tratado mejor a la he~bra. hay desconcertantes diferencias: en el caso de los in-
Sin hablar de ciertos casos extremos de parasitismo sectos, el criterio parece ser que los antecesores mue-
fisiológico del macho, es bastante común que el roa.;. ran una vez que han puesto los huevos; en el de los
cho sea más pequeño, menos fuerte o de vida más vertebrados inferiores, la regla parece ser que sigan
corta (varios insectos, o arácnidos) . Dicho sea de paso: viviendo. _En· este último caso, de carga reproductora
esa inferioridad. del macho en los insectos no es regla al mínimo y subsistencia de los antecesores, es donde
invariable: entre ellos está precisamente nuestro
oeceticus platencis (el echicho de cesto") , cuya hem.

32
Sobre feminismn-~
parece que la naturaleza hubiera contemplado más hembra y la prole perecerían. La hembra, entretanto,
al individuo. En otros, ocurre absolutamente todo lo no sale, no la ve nadie: vive allá dentro, criando a sus
contrario. La abeja, por ejemplo, es del otro extretno. pichones; hasta pierde, con las plumas, la facultad de
De los machos, uno, el que llega a fecundar a la hem- volar; se pone horrible e inválida . . . El personaje es
bra, perece, por la extraña organización de ese acto. u an tifetninista".

Los demás, en cuanto no pueden ya ser útiles, son ase- Ahora, en las mismas aves, las palomas: el instinto
sinados.· En cuanto a las hembras, tienen vida larga, del macho, que incuba y cría, reduce al mínimum la
pero están reclusas, esclavas (aun cuando nosotros las injusticia· social, dentro de una estricta monogamia (y
llamemos reinas) : son máquinas de poner huevos. Y en el ñandú, el macho hasta toma tarea predominan-
las obreras, máquinas de trabajo, asexuadas; máquinas te) . Mientras, siempre en las aves, algunas, como los
que hasta se tiran, literalmente, cuando ya no sirven. ¡Y cuclillos europeos, como los molobros nuestros, en que
no se sabe a favor de quién está organizado todo eso ... ! la naturaleza ha como escamoteado el problema, nos
Hasta los instintos, que se agregan en las diferentes muestran con qué facilidad puede una especie practi-
especies a las estructuras sin parecer muy a menudo car el ((amor libre ... " siempre que encuentre quién
determinados por éstas, a veces parecerían destinados le críe los hijos.
a atenuar, a paliar la inj"tlsticia estructural: por ejem- Bien: la naturaleza es ceindiferente". Es cierto. Pero
plo, ciertas aves en que el macho ayuda a la hembra si una especie evolucionara- ¡qué importante es es-
a incubar, a cuidar de la prole; pero en otras aves, a to!-; si una especie evolucionara, y entraran en jue-
veces de la misma estructura, aparente al menos, el go sentimientos y afectos, y valores morales, y pre-
macho no ayuda. Y en los mántidos, en ciertos arác- ocupaciones de justicia y de destino, entonces -¡qué
nidos, en que ya fisiológicamente el macho es inferior, importante es esto!-, según su base biológica., cada
débil, raquítico, por lo menos .el detalle de que la hem- especie tendría 1nás o 1nenos que vencer.
bra se lo coma después de los amores es una formali- Y 11~uchas e1zcontratían obstáculos por lo ·ntenos di-
dad que no parecía necesaria. fíciles de vencer en szts instintos, y a veces decidida-
El hecho es que, mientras la especie se mantenga, mente Í1zvencibles en su estructura. ·
los procedimientos parecen indiferentes. U na vez más:
Pues bien: tal es, hasta cierto grado, el caso de1Z1tes-
en una misma clase, en las aves, por un lado, vemos
tra especie.
al dicocero encerrar a la hembra en su nido, tapiada
en el hueco de un árbol. Él toma para sí toda la ((de- Cuáles fueran primitivamente sus instintos es uno
fensa y progreso del hogar": la actividad exterior";
te
de los datos discutibles del problema: posiblemente
él alimenta a la hembra y a la prole. Si él pereciera, la derivará nuestra especie de alguna entre prqmiscua

34 35
y polígama; cuando más, precaria e inestablemente (Y nótese que este criterio de adaptar, de subor-
·monógama. dinar a lo biológico, fácilmente pasa aún a más: a
Eso es dudoso, incierto; uno de aquellos ((problemas exagerar lo biológico, a acentuar más.)
de hecho" discutibles. Ésa es una dirección: por ella toman los llamados
En cambio, lo que es cierto - y doloroso- es que ce an ti-feministas".

somos tuta especie en que, FISIOLÓGICAMENTE, ttn sexo Ahora, la otra dirección de pensamiento y tenden-
ha sido 11tucho ntás nzal tratado que el otro. cia sería la siguiente (nótese que digo usería"):
Las cargas pesadas del embarazo, el parto y la lac- Biológicamente, la mujer está desfavorecida; pesa,
tancia, recaen sobre un sexo, sin compensación: sin sobre ella, suerte fisiológica dura, dolorosa.
compensación, se entiende, biológica. Socialmente, el Bien: como somos especie en evolución, con espíri-
hombre puede tomar cargas que con1pensen la dureza tu, con razón, con sentimientos y con valores morales,
de aquéllas; que llegaran aún a excederlas: puede; la tendencia debe ser a corregir (en lo posible) y a
pero no serán ellas, como las del sexo fen1enino, deter- c011t pensar.
minadas irrevocablemente por u11a necesidad fisioló- Tener, así, e1z cuenta la injusticia fisiológica, no pa-
gica estructural. ra someter o adaptar todo a ella, ni me·nos para acen-
Ahora, ¿cuáles debe11, ser las co1zsecuencias de ese tuarla todavía, sino para atenuarla en lo posible y
hecho? Lo que voy a decir es ese1tcial: es LO ESENCIAL. eonz pensarla en lo Posible; sin perjuicio de recotzocerla,
(Ese hecho) hay dos modos de to1narlo: y aquí es- y a ella someterse cuando sea verdaderametzte forzoso.
tamos, para los problemas del llan1ado te feminismo", Para mí, resueltamente, esta segunda dirección de
como ante las agujas de una vía: ésta es la divergencia pensamiento es la buena: buena, en todos los sentidos;
inicial, que se acentuará después, a medida que se re- sentimental y racionalmente ...
corran los caminos: Yo me dejo ir por ella con toda el alma.
Esos dos modos de tomar el hecho biológico básico A qué orden de consideraciones concretas lleva es
podrían llamarse: ((criterio de subordinación" y Hcri... lo que mostraré tratando los distintos problemas. Aquí
terio de corrección". · sólo quiero llamar la atención sobre el hecho de que la
O bien: cccriterio de adaptación" y u criterio de com- diferente dirección entre esas dos maneras de encarar
pensación". el más importante dato de los problemas del feminis-
El primer modo O' criterio es éste: mo es lo fundamental para poder pensarlos y sentirlos.
La naturaleza es así; luego hay que organizar así. Nota: en realidad son tres las direcciones o actitudes.
A la mujer, por la· naturaleza, los hijos y lo conexo. La otra actitud es no tomar en cuenta el hecho; olvi-
Pues, a. eso: rrEstése a lo fisiológico." darse de él; razonar simplísticamente con la sola idea

36 37
de ((igualdad": por ejemplo, creer un ideal que la niu~ mujer tiene n1ás. Tal vez es otra cosa: tal vez son más
jer asuma normalmente todas las tareas del hombre, fuertes en la mujer los sentimientos concretos, indi-
además de lo suyo (por consiguiente, que haga y sufra viduales, y en el hombre los sentimientos abstractos,
más que el hombre) ; predicar el amor libre sin tener los sentimientos por ce causas": la libertad de pensa-
en cuenta que las mujeres quedan con los hijos ... etc., miento, la justicia, la verdad; quizás también el sen ti~
etc. miento artístico ...
Estados elementales, simplistas: Sería el mal feminis- Pero todo esto, psicológico, es muy dudoso. Desde
mo. Mientras el bueno tiene en cuenta aquel hecho luego, las diferencias individuales dentro de cada sexo
(tratamiento desfavorable de la mujer por la natura- comprometen cualquier generalización. Después, hay
leza) para corregirlo en lo posible, para compensarlo la parte de educación, mal distribuída hoy, que vela
en lo posible, y, cuando no es posible, por lo menos pa- el problema.
ra saber que existe, y evitar que sus efectos injustos En cuanto se establece una regla, aparecen tantas y
todavía se exageren. tales excepciones que se desvanece ...
Así se podría decir, tomando otro esquema, que: Bien: necesito hacer un gran esfuerzo para no tra-
El anti-feminismo toma como guía aquel hecho tar aquí, aparte, todas esas cuestiones, de tan grande
( desfavorecirniento biológico de la mujer). interés en sí, pero difíciles e inciertas, -y no de tan-
El mal feminismo lo desconoce. ta aplicación como parecería a los proble1nas prácticos
El buen feminismo hace ~uanto puede para corre- con que se relaciona el ((feminismo", como podemos
girlo y compensarlo. entreverlo sólo con referirnos cf1 tan discutido de la
inteligencia comparada de la mujer y del hombre.
Ahora, habría otros muchos datos de hechos, y, so- La experiencia, en efecto, muestra a toda persona
bre muchos de ellos, problemas, discusiones. sincera que, para todas aquellas actividades que pueden
Casi toda la parte psicológica, por ejemplo, es in- ser tnateria de proble1nas de organización social, de pro ...
cierta y discutible. blemas· prácticos de ((feminismo", la inteligencia de la
¿Hay diferencias en la psicología de uno y otro mujer alcanza el nivel necesario; que la mujer puede
sexo; en sus sentimientos, en su voluntad, en su inte- tener indiscutiblemente la que se necesita para ser
ligencia; y cuál es su naturaleza y grado, y en qué buen abogado, buen médico, buen magistrado, buen
grado esas diferencias son esenciales o naturales y en funcionario, buen profesor, buen administrador, buen
qué grado artificiales o creadas, y en qué grado modi- comerciante, buen elector. s¡· dificultades se presentan
ficables? Cuestiones muy interesantes. Por ejemplo, en para la solución ((feminista" de tal o cual de esos pro-
lo relativo a sentimientos, es creencia general que la blemas, del acceso de la mujer a alguna de esas activi-

38
dad es, vendrán en su caso de otro lado (de que conce- caciones, a pesar de mi esfuerzo por que me satisfagan.
derle ese acceso pudiera ser perjudicial socialmente, lo Con· respecto a la herencia, ellas supondrían que los
que estudiaremos aparte) . De modo que lo único que efectos acumulados de la educación habrían de tras-
queda discutible es algo que no tiene que ver con los mitirse por sexos, lo que nada hace probable: ni el
problemas prácticos del feminismo; a saber: si, en el actual concepto científico de la herencia, ni la obser-
más alto grado de la actividad creadora, en el supremo vación de los casos que podrían ser más o menos simila-
grado del genio, la mujer puede igualar al hombre. res. Sin entrar en detalle: el caso de la genialidad, como
Digo en el más alto grado: la mujer llega a la crea- el del gran talento, podrían ser, o caso de ((mendelismo"
ción; ha llegado 1• Lo único discutible sería si está propiamente dicho, o caso de promediación. En el pri-
en las posibilidades del sexo alcanzar a aquel grado mero, el genio se heredaría o no según las leyes conoci-
supremo que deja un nombre asociado a una época das: si, por ejemplo, fuera carácter dominante, se ma-
entera, a una transformación grande de. la humanidad: nifestaría en toda la primera generación: si fuera rece-
ejercer en la evolución humana la acción de un Platón sivo, no aparecería en eiia; y, después, en las genera-
o de un Aristóteles, de un Homero, de un Esquilo, de ciones siguientes, se producirían, según los casos, las
un Miguel Ángel, de un Dante, de un Shakespeare, de combinaciones mendelianas, pero, según es caracterís-
un Bach, de un Beethoven, de un N ewton. De hecho, tico de estas leyes, con indiferencia de los sexos (el caso
el caso no se ha producido (o no bien indiscutiblemen- excepcional de te factor ligado al sexo", no parece de
te). Por eso, los que quisieran sostener hasta ese grado aplicación aquí). Si la herencia del talento fuera de
más extremo la tesis de la absoluta igualdad intelectual rrfusión", entonces lo que resultaría sería tendencia a
recurren a ciertas explicaciones, a base de educación y una promediación intelectual, pero también con indi-
de herencia. Durante mucho tiempo, dicen, los hom-
ferencia de los sexos, que es igualmente el modo habi-
bres han recibido una educación preferente. Eso se he-
tual de heredar en esos casos: cuando se cruzan, por
redó, y ha dado a un sexo una aparente superioridad
intelectual que no es esencial. La sinceridad me obliga a ejemplo, un caballo de carrera con una yegua común,
decir que no me pueden satisfacer del todo esas expli- o vice-versa, los hijos no salen veloces o no veloces por
sexos, sino que tienden a heredar una velocidad inter-
1
Los "antifeministas" pueden adoptar otro punto de vista y sostener media. Lo mismo en las razas de gallinas. en cuanto a
que esa aptitud creadora es excepción dentro del sexo, y que la mujer
es m general menos original que el hombre (como es en general menos alta,
la pugnacidad. Si fueran, pues, aplicables esas leyes en
o menos pesada o menos forzuda, aunque existan muchas mujeres más altas, este caso especial en que se invocan efectos de educa-
pesadas o forzudas que muchos hombres). Pero tampoco en concederles esto
hay mayor inconveniente para las soluciones feministas de los problemas
ción, lo razonable es admitir que la recibida por cual-
frrlcticos~ por razones similares a las que se desarrollan en el texto. quiera de los progenitores, en caso de heredarse, apro-
40 41
veche o pueda aprovechar a cualquiera de los deseen ..
observación, los hechos, resuelven claramente en favor
dientes.
de los feministas, desde ese punto de vista.
Si se abandonara la intervención de la herencia y se Y todavía, si se admite que hay diferencias psicoló-
hiciera intervenir la educación sola (en cada caso per- gicas en los sexos, y que son generales y estables, pue-
sonal), entonces habría que observar todavía que el de hasta haber diferencias, con superioridades e infe-
genio, precisamente más que el talento, es bastante in- rioridades, en aquellas cualidades que un sexo tenga
dependiente de la educación, aunque ésta pueda per- más que el otro: podría ser ése el caso en las mismas
feccionarlo. El genio hace explosión, con educación de- manifestaciones de la inteligencia, con1o lo es hasta
ficiente o con educación absurda. Sin contar con otros en las de la fuerza física: el hon1bre en grueso, en
hechos de experiencia: Hay por lo menos algunos casos promedio, en máximum si se quiere, tiene más fuerza
en que el factor educación sería favorable a la mujer, muscular que la mujer (por más que evidentemente
por invertirse la proporción de los sujetos que en cada la educación corriente exageraba esa diferencia entre
sexo la reciben. Por ejemplo: el número de tnujeres que los individuos de cada generación); pero hasta en ese
estudian música es mucho mayor; y sin en1bargo -he- orden de hechos la mujer tiene alguna superioridad:
cho curioso- no sólo aquí no se ha alternado la pro- por ejemplo, hay experiencias interesantes que mues-
poréión, sino que es, quizá, el orden de hechos en que tran que la mujer, para sostener pesos, en ciertas con-
la mujer se ha aproximado menos al grado sumo 1 • diciones, tiene más resistencia que el hombre (como
Por eso yo, repito, no obstante mi gran deseo de creer tiene más resistencia orgánica para muchas otras co-
en la igualdad intelectual de los sexos, no me he podido sas: para el insomnio, para las pérdidas de sangre, para
resolver hasta ahora, en espera de mejores argutne.ntos, ciertas enfermedades). Aun en ese orden de la fuer-
a admitir que la mujer pueda llegar hasta aquel·grado za física, es, pues, diferencia; no sólo superioridad. Y
supremo. con mayor razón,. en el de la potencia psicológica, es
fácil encontrar:, en las características que podrían
Pero no bay necesidad de resolverse. Lo repito, es
considerarse femeninas, algunas favorables para el
una cuestión sin interés práctico: si la capacidad de la
ejercicio de muchas profesiones y empleos: por ejem-
mujer se ha de discutir a propósito de cualquier pro- plo, la tendencia a lo concreto y a lo personal ¡en
blema de organización social aplicada, entonces la cuántas profesiones y funciones sociales no viene bien!:
1 desde luego en la enseñanza, donde, según una frase
Otro hecho curioso: en materia social la mujer fué tan poco iniciadora
que ni siquiera creó la doctrina que más naturalmente hubiera podido venir acertada de Altamira, se conoce a los buenos profeso-
de ella ... Psicograma sin hiel: Las mujeres no inventan teorías; pero apos- res en que dan más importancia a las personas que a las
toüzan muy bien las que inventan los hombres: por ejemplo, el Feminismo.
materias. Pero no sólo ahí: en cualquier parte donde
42 43
importen lo individual, las relaciones personales, tiene
indicación especial esa que parecería una cualidad muy concepto inferior de la mujer; pero tam_bién hay. una
femenina; por ejen1plo, para dirigir, supongamos, cár- intención y concepto de defensa de la muJer: por eJenl-
celes, manicomios, hospitales, con la máxima preocu- plo, en el último caso, la reaccio.n social s;vera cont~a
pación por las personas. Y ése es tan1bién un aspecto la irregularidad sexual de la muJer, ademas de consti-
importante de profesiones como las de médico, aboga- tuir defensa de la familia, constituye también defen-
do. . . También están en análogo caso ciertas cualida- sa de la mujer misma (pues, hay que repetirlo, es.ella
des, como la preocupación de los detalles concretos, que la que queda con los hijos),. Veremos ~sto después con
no falta al hombre, sin duda, pero que, si se buscan algún detalle; pero bastana lo e1:unc1ado para com-
características diferenciales, podría parecer más de la prender que aquel concep~o. prov1ene de un punto de
mujer ... vista incompleto y superÍlc1al.
Ahora, la tendencia opuesta, también incompleta Y
Me detengo: sería demasiado extenso tratar con de ..
superficial -pero a ésta hay que agregarle algunos
talle esos datos psicológicos del problema.
. otros adjetivos: antipática, egoísta, estre~ha, dura-,
Y quedan los datos sociales, que todavía sería más es sostener que la evolución social ha reahzado lo me-
extenso tratar: Aquí no se puede. Me limito a enunciar jor para la mujer: esto lo sostienen. ;nuch?s, sea en
una observación esencial. , general, refiriéndose a toda la evoluc1o~ soc1al, s.e~ ,en
Hay dos modos de equivocarse al respecto: especial, refiriéndose a algun~ determina~a rehgwn,
Unos admiten que toda la organización social se ha que habría redimido, ennoblecido a la muJer, etc.; lo
elaborado, consciente o inconscientemente, contra la cual se enuncia o piensa sin reserva alguna.
mujer; que la tendencia histórica a tratarla como un La verdad es que hubo interferencia y lucha entre
ser inferior ha sido la razón única de nuestras institu- las dos tendencias, -lucha que hay que reco~ocer, y, .~
como persiste, en ella intervenir; e intervenir en fa~ ;;· ,,.
ciones actuales; por ejemplo: que· si se pretende reducir
a la mujer a las funciones del hogar, es sólo por cons-ide- vor de la mujer: co~ se;ztimientos feministas (llámes~)'
1
rarla inferior; que si se le niega la capacidad civil en el como se llame el cr1ter1o ... ) • 1*: ,;.,.i~
matrimonio, es sólo por considerarla inferior. Caso Pero debo detenerme: lo que me he propuesto .i~i::tE/
..;, ?'ií.
$' ./iif:·

característico: que el hecho de que sea tanto más se- es tratar en especial los datos, con los problemas ~~;S&
vera la condenación .de la irregularidad sexual de la
mujer es sólo por injusticia y crueldad. hecho que ellos comportan, sino los problemas mism~:~:;:~~5
del llamado ((feminismo" -los normativos- separa- ""~~.
La verdad es mucho menos simple: en esos casos, y da y concretamente.
en tantos similares, hay sin duda una gran parte de
Empiezo, ~ues; y, de acuerdo con el plan ~razado,
44
45
empezaré por el delsufragio \ 110 porque me parezca la carga (de tales o cuales actividades) , en este caso
el más importañte-=e·ií~"tod'o caso, a mí 110 es el que particular no tiene valor (pues el ejercicio del sufra-
me da más calor- sino porque para entrar en los que gio, y el interés político y social que ha de hacerlo
más me conmueven y son n1ás esenciales, quiero dejar consciente, no son, salvo profesionalismo político, ex-
tratado éste, lo que es fácil dado su carácter de más clusivos, ni demasiado absorbentes) .
especial y separable, y dejarlo en cierto sentido des- Después, este problema tiene una particularidad
cartado. Es la primera cuestión: capacidad política de muy interesante: y es que, para argun1entar en favor
la mujer: problema del sufragio. del sufragio, viene bien que sean iguales la mujer y el
Fué, inicialmente, la cuestión de combate. Pero, en hombre, y viene bien que sean diferentes. De todos
sí misn1a, es la más fácil y simple. modos, la consecuencia es la misma. Si son iguales, dar
De los argumentos usuales en contra, la mayor par- el sufragio a la mujer, por eso; si son diferentes, ma-
te no resisten examen; desde luego, el de la inteligen~ yor razón aún, para que, en las soluciones, se com~le­
cia: ya explicamos por qué: si hay superioridad en la n1enten sentimientos, tendencias, modos de ver dife-
del hombre, sólo sería en un grado ( máxin1o gen.ffi; es- rentes, aspiraciones y deseos.
píritu iniciador) que no interesa para ninguna cuestión Así, desde el punto de vista de las objeciones co-
práctica. Además, las cualidades que serían especiales munes, este problema aparece claramente de solución
de la mujer: el sentido concreto, cierta adaptación a lo feminista.
real, a lo inmediato, serían favorables. (N o conviene N o, sin duda, para justificar ilusiones, como de
que esas tendencias dominen den1asiado; pero .tampoco grandes reformas sociales, etc. La mayor parte de los
que sean demasiado dominadas.) Agregar el interés es- votos fe1neninos serían lo que son la mayor parte de
pecial de la mujer por ciertas cuestiones sociales, como los votos masculinos. Pero se completaría la demo-
la del alcoholismo, etc., y precisamente por la misma cracia.
cuestión del feminismo, a cuya solución es bien razona- Nada de eso es realmente problema. Nada de eso
ble y justo que contribuya. puede discutirse más que por inercia.
Todo esto es tan elemental, que avergonzaría un po- Hay ·en cambio otras consideraciones especiales que
co discutirlo. · podrían merecer más atención.
Por otra parte, un argumento general ccanti-feminis-
ta", de valor en otros de los problemas: el argumento
que se basa en el tiempo absorbido, en la pesadez de
1 Hoy ya ni siquiera es problema, y lo que sigue al respecto podría en
verdad suprimirse.

46 47
TERCERA CONFERENCIA

Habíamos empezado en la conferencia anterior a


tratar. especialmente los PROBLEMAS PROPIAMENTE
DICHOS (LOS NORMATIVOS) CON QUE SE RELACIONA
LA CUESTIÓN DEL FEMINISMO. Y decÍamos que el pri-
mero de esos problemas (capacidad política de la mu.-
jer: el sufragio), si bien fué históricamente el que
excitó el ccfeminismo'' y se identificó con él, Y' si bien
todavía puede apasionar en algún país, en sí mismo
está lejos de ser el más importante, y, en todo caso, es
el más fácil y sencillo. Los argumentos usuales contra
el sufragio de la mujer son, en su mayor parte, de muy
poco valor.
Desde luego, el relacionado con la pretendida supe-
rioridad intelectual. ·
A este. respecto, dijimos, lo único que puede discu-
tirse es si)a inujer puede alZ;~~~~-:Jh.oll1.bre en el alto
g7acfo d~(g~cio._iññovad.or o creador; -per~~-~~itn en el
cas'Odeque-este p'ro6Iema de hecho,uhaya de resolverse
en sentido negativo, ello en nada afecta a ninguno de
los problemas prácticos del feminismo; desde luego, a

49
Sohl'e feminismo-4.
que tiene bastante valor en otros de los problemas, a
las cuestiones sobre sufragio, que nada tienen que ver
saber: ccque el ejercicio por la mujer de ciertas activi-
con el genio. · . · 1, dades actualmente reservadas al hombre constituye
Además, si realmente hubiera diferencias psiC~ o-
carga muy pesada o absorbe demasiado tien1po y es
gicas esenciales entre la mujer y el ho~bre, precisa-
incompatible total o parcialmente con las actividades
mente ciertas cualidades que serían especiales de la mu-
del hogar", aquí no tiene aplicación, o tiene mucha
jer: su sentido concreto, cierta adaptació.n a lo real,
menos, puesto que la actividad política normal (sin
a lo inmediato, serían favorables; se entiende, como
profesionalismo) : enterarse de la política, interesarse
elementos concurrentes: no conviene que esas tenden-
por ella, votar, que es lo esencial, y aun asistir a algu-
cias dominen demasiado, pero tampoco que sean de-
n~ reunión en su caso, ni absorbe demasiado tiempo,
masiado don1inadas. ni es, en tnanera alguna, incon1patible con las tareas
Después, decíamos, este problema tiene una particu-
del hogar 1 •
laridad muy interesante: y es que, para argumentar
en favor del sufragio femenino, viene bien que la mu- Así, desde el punto de vista de esas objeciones co-
jer y el hombre sean iguales, y viene bien ~~e sean munes, este problema es de solución feminista muy
diferentes, pues en los dos casos la argumentacton lleva indicada. N o como para formarse ilusiones excesivas;
no para esperar del sufragio femenino una radical
a una conclusión favorable: .
Si las n1ujeres son iguales a los hombres, naturalmen- transformación social, la supresión de la guerra o co-
te hay que darles el sufragio, por eso. sas análogas (sin perjuicio de alguna contribución que
y si son diferentes, mayor razón aún, para que se pudiera resultar en ese sentido); pero sí para esperar
completen las diversas tendencias, 1as diversas modalida- algo apreciable, directo o indirecto. (Directo: modifi-
des de ideología y de sentimientos; y, también, en todo caciones en la legislación. Indirecto: acción educado-
caso, para contemplar todas las aspiraciones e ideales. ra y dignificante del conocimiento, interés, discusión
Hay que agregar todavía, como factor favorable, el de las cuestiones sociales.) ·..
interés de la mujer en ciertas cuestione·s sociales que la Además, hay que evitar un paralogismo corriente
afectan de una manera especialmente directa (sin con- cuando se compara algo que se quiere implantar con
tar las relativas a los niños y a la educación): ctiestio- . algo que existe: en éste . caso, consistiría en comparar.
nes, por ejemplo, como la del alcoholisn1o, y otras .mu- los resultados presuntos del sufragio femenino con los
chas; entre ellas, precisamente, las mismas cuestiones
1 Se comprende que, en ·este capítulo, encaramos más, bien el caso de la
del feminisn1o, que es justo y razonable que ella con- mujer como electora. El de la mujer como elegible para los car$os políticos
tribuya a resolver. participa más del caso· general de su habilitación para los empleos, carreras,
etc., y resultará dilucidado en el capítulo correspondiente.
Por otra parte, un argumento general antifeminista

50
51
previos de hecho; el de los datos psicológicos: De la
resultados del sufragio masculino no tales como son, psicología actual de la mujer ¿qué parte es caracterís-
sino tales como idealmente serían. Pero lo que hay que tica del sexo, y qué parte es determinada por la edu-
comparar son los resultados presuntos del sufragio fe- cación (o por la no educación) ?
menino con los del sufragio masculino, tales, estos Pero, sea cual sea la opinión de cada uno sobre esa
últimos, como realmente se manifiestan, y que . . . no cuestión algo dudosa, es el caso que la mujer, como es
1
suelen ser admirables • ahora, y tomada en masa, en promedio tiende psi-
Así pues, todo lo anterior es asunto fácil. Pero es cológicamente, a dos o tres modalidade~ psicolÓgicas
cierto que hay otros aspectos de la cuestión, dignos conexas: tendencia de espíritu conservadora; tenden-
--eso sí- de atención y preocupaciones más serias. cia al dogmatismo religioso (nótese que no· hablo de
Tal es el caso del temor, frecuente en espíritus libe- sentimiento religioso, que quizá sea más fuerte en el
rales, de que ciertas-cuafícfades.-psíe016gi"cas· de la mu-
h?;nbre,. a~tualment~, sino de dogmatismo), y taro-
ferreforza!ii1t'endencias
,.~,..
retrógradas, o poriOffienos
.-~··,.....-·"'"''~-·-:.2..:".'~"'--''''''""-''"'"~· ~~
--.. ·--·'"'"'""''""""-·••'"'- "'"'""""""....,..,,.. .,.,., ...... .....,,__........ ... bien, qu1za, tendencia autoritarista, en cierto sentido:
antiinnovadoras. no a mandar, pero a simpatizar con los que mandan
-'"Esto si~ repito, puede parecer serio: Son ya tantas con lo organizado, con lo fuerte. '
las fuerzas de resistencia a lo innovador, a lo liberal, Repito que es difícil resolver si se trata de una ten-
· que lo que pueda aumentarlas no debe ser considerado dencia esencial o accidental 1 • Cambiaría esto por la
\ con ligereza. educación, o no.
Bien: ante todo ¿hay base de hecho para esos temo-
Si no hubiera de cambiar, se trataría de un peligro
res? permanente del sufra!?io de la mujer.
Creo que actualmente, en general y en grueso, ha-
Pero, por lo menos, como la mujer (tomada en masa
en mayoría) tiende a ser así ahora, habría por lo meno~
bría que responder: uSí, en cierto grado."
¿Y sería, ese peligro, permanente?
un peligro próximo.
Para fundar opinión segura sobre tal cuestión, ha-
Y vienen entonces preocupacion~s, temores, que, por
bría que tener resuelto uno de aquellos problemas
lo demás, se pueden reforzar con ejemplos concretos:
1 Sin que ello pueda dar base a condenaciones sensatas de la democracia. en casi todos los países (el nuestro inclusive) p. ej.
lo que hace di!' ésta el mejor (menos malo) régimen político es precisamente
la adecuación (relativa) de los resultados de conjunto y en grueso, aunque
leyes tan naturales, y aceptadas ahora, como las de ma-
intervengan en el sufragio tantos elementos inconscientes, inferiores o impuros. trimonio civil, organización de ·la educación por el Es-
Tiene algo de esos procesos fisiológicos: fagocitosis, auto-defensas, regene-
r.lcio:nes, por los cuales el organismo se defiende o se cura sin intervenció~ 1 Los autores que apoyan mucho sobre los datos biológicos tienen base
de conciencia y razón especiales. O, si se quisiera comparación aun más actual: para sostener que es tendencia esencial, con argumentaciones que son H'iiles
los beneficios de la democracia son "estadísticos'\ en el sentido de la física de imaginar.
moderna.
53
52
tado, libertad de culto, etc., fueron objeto de oposición poder, os negaremos la libertad de pensamiento, porque
femenina formidable cuando se discutieron. Lo mismo no está en los nuestros".) Y aun más: no sólo en cuanto
pasa todavía con los proyectos de leyes de divorcio en a la libertad: aun en cuanto al sufragio mismo. Por eso.
los países que aún no lo han establecido ... pues, aquella nuestra primera observación no significa-
Aquí tengo que detenerme para hacer ciertas acla- ba una vulgaridad, sino un peligro a considerar: por ej.
raciones y reflexiones sobre las cuales quisiera explicar- un partido de :esencia dictatorial, como fascista o co-
me bien. munista, que se sirviera del· sufragio para conquistar el
Primera y muy importante. . . para que no parezca poder, después lo suprimiría.
que estoy enunciando una vulgaridad; pues, sin duda, En cuanto a la segunda observación que deseaba ha-
algunos están pensando: ucuriosa clase de liberales y de cer, prevendrá igualmente algo que muchos de ustedes
demócratas, que quieren libertad y democracia para el estarán también pensando: ccEste conferenciante está
triunfo de su tendencia, pero que consideran inconve- hablando como si se tratara del sufragio en la luna o
niente, de la libertad y de la democracia, lo que pudiera en quién sabe qué planeta. En la tierra, ya lo tiene la
llevar al triunfo de las tendencias opuestas". Sería, por mujer, en muchos países, y no han ocurrido los males
cierto, bien inferior; pero conste que no es eso lo que que señala."
quiero decir; no es esa vulgaridad, sino algo que va Bueno: esos países no han perdido nada; pero hay
mucho más lejos, y que, en general, es asunto bien serio. que tener en cuenta que muchos de ellos, desde el punto
Y es que, cuando se trata del juego libre de la den1o- de vista a que n~e refiero, no tenían qué perder (o no
cracia, las tendencias contrarias, de llegar al triunfo, no tenían que perder lo que nosotros) : países de predomi-
se limitarían a triunfar, sino que suprimirían, precisa- nio de las iglesias, sea en la misma organización, por no
mente, ese mismo juego libre. Quiero decir que reciben estar separada la Iglesia del Estado, sea en la conciencia
y no devuelven. Suprimen el medio de recuperar: la o en las costumbres: países también, algunos de ellos,
pérdida se vuelve definitiva. de hipocresía religiosa, más bien que de verdaderos sen-
Es una especie de círculo sin salida, y que se hace timientos religiosos ... Pero ciertos países expondría-
tanto más grave cuanto que en los mismos que proce- mos más ...
derían así hay cierta lógica (la que no se puede dejar ~o anterior se réfiere a las tendencias dogmática y
de reconocer en aquella frase, sobre asunto similar, atri- con~erva'dor·a.·,~ca:~üi:ratendenC1a"-(éüiléxaY ·a.tr16uicta a
buída no sé con qué autenticidad a un célebre polemis- ta"'masa~ feiñeñ!il.~i~Iite!i:"deñcia au tori tarista, denrespeto
ta católico: ((Cuando vosotros estéis en el poder, os á1a fuerza y-ara-·organización, serTa-·ñiis. ·0 menos de
reclamaremos la libertad de_ pensamiento, porque está temer según los países, en cuanto a restauraciones o
en vuestros principios. Cuando nosotros estemos en el implantaciones de monarquías o -dictaduras; pero aun

54 55
más (de ser una verdad psicológica tal modalidad) co- índole de las leyes que se sancionarían, los que ahora
mo refuerzo a ciertas tendencias que, precisamente en voy son1eramente a indicar dañan a las condiciones del
este momento, dominan demasiado: la tendencia a leyes sufragio mismo. Son los que tenderían a aumentar lo
demasiado tutelares, a leyes de imposición y de prohi- que yo llamaría caput 1nortuum del sufragio; la parte
bición: esa tendencia a reglamentario todo, a interve- o proporción, del sufragio, que no es libre. Ello ocu-
nir en todo: desde la inmigración y el comercio inter- rriría por lo menos en un caso. Veamos:
nacional1 hasta las diversiones, las bebidas ... tenden- Es sabido que el sufragio no libre, por fraude o por
cia que ya se preparó antes de la guerra, no sólo en los coacción, ofrece dos casos.
países de psicología demasiado estatista y militarista} y El primero es el fraude de los partidos. En ciertos
que se acentuó mucho más, después, en casi todos. Y países es el único, o el predominante.
es tendencia especialmente peligrosa, porque es de bue- El segundo es la intervención fraudulenta o coac-
na intención: querer imponer lo que se cree bueno, y tiva de los gobiernos, de las autoridades (sean las que
que a veces es bueno; pero, aun en este caso, la imposi- sean, nacionales o municipales o de cualquier carácter).
ción tiende a hacerse a expensas de lo remoto: se favo- Aspecto que predomina en otros países.
rece el bien próximo, en el mejor de los casos; pero a Cuando el fraude es sólo de la primera clase, en gran
expensas de lo fermenta!, a expensas de lo libre que va parte tiende a neutralizarse; y si es cierto que produce
engendrando el futuro y que impide la fijación. . . Y un mal inmenso por la corrupción que ejerce, no altera
los que somos del~tro lado,. 4e la otra te!l~encia:de la demasiado sensiblemente el resultado general del sufra-
teiiCfeñcía ~a1i1iberúid y a-fa. fermentalldad en plá.nos gio, por la compensación.
hOñdüs, te!J.d.rfamos-·q~e iriquTetarnos· ante esa posibili- En cambio, la otra causa que puede viciar el sufra-
dad de un refuerzo a las tendencias de~ que somos con- gio: el fraude o la coacción de los gobiernos, ésta, obra
trarios. Son, pues, las examinadas, posibilidades por lo en un sentido solo, de modo que el capu,t mortuunt, el
menos de peligros próximos del sufragio femenino, en peso de los votos no libres, puede inclinar la balanza
los países que desde aquellos puntos de vista tengan decisivamente.
qué perder. Bien: en los países en que se manifieste demasiado
Después, hay que considerar males de otra clase; y, considerablemente esta última forma de corrupción del
éstos, más concretos. sufragio (fraude o coacción oficiales) son así de temer
Digo ttde otra clase", porque mientras los anteriores ciertos efectos, por lo menos próximos, del voto feme-
se relacionarían con el resultado del sufragio, con la nino.
1 Desde entonces j cómo se arreglaron los hombres para extremar todo
Desde luego, en tanto que las mujeres libres y cons-
eso hasta el absurdo y hasta el horror, sin necesitar de las mujeres! cientes votarán libremente en todos sentidos, y aun los

56 )7
votos de mujeres sometidas a sus maridos, cuando éstos riamente tienen, todas, males y bienes; y la usolución"
son libres, tampoco alterarán los resultados (se d?bla- no puede consistir más que en eso: en elegir.
rán votos, pero votos en todos sentidos), en camb1o las Ahora ¿qué debemos elegir?
mujeres de los hombres coactos (de los cuales a algu- Cada uno lo hará por sus sentimientos y aprecia-
nos no se les permite votar, como a los soldados) tende- ciones.
rán, con su voto, a alterar la relación. El mal relativo Yo, en cuanto a mí (aunque lo relativo a· mi opinión
del caput 1nortuznn sería efectivamente acrecentado 1 • personal es poco importante: lo importante es tener,
Después, otros aspectos más directos: En primera como tenemos, bien planteada la cuestión, para que la
línea, uno horrible: la organización electoral de la pros- resuelva cada uno lo mejor posible), elijo dar el sufra-
titución. gio a la mujer. Y voy a tratar de explicar por qué
Seres más coactos aún que un empleado inferior, razones, o, si se quiere, por qué tendencias y en qué
que un obrero del Estado; y más indefensos, y más estado de espíritu.
sujetos a toda arbitrariedad; y que no pueden protes- Primero, porque es bueno en sí.
tar, ni hacerse oír, ni serían recibidos a ello; y total- Sus peligros, sus inconvenientes, son lo accesorio, son
mente dependientes de la policía. (Todavía, indirecta- los elementos secundarios: en sí, es bueno.
mente, nuevas causas de vejaciones para esos desgracia- Lo bueno en sí (llamando de ese modo a lo que con-
dos seres.) tiene bondad, o justicia, o lógica, y el sufragio fen1e-
Alguien dirá que se las podría inhabilitar. . . ¡Peor nino contiene las tres cosas) , lo bueno en sí tiende (de
todavía!: Imaginaos, por ejemplo, las investigaciones a hecho) al bien, y sus defectos tienden a corregirse, a
ese respecto, los u juicios de tachas", etc.; en fin: todo atenuarse, a arreglarse.
un horror. A esto hay que agregar dos antipatías mías (anti-
Bien: así, sinceramente, es la cuestión. padas que la razón y .la experiencia de consuno for-
Y no se tenga tendencia a negar, ni a atenuar dema- tifican):
siado; ni a creer que habría arreglo total, ni que la Antipatía hacia ciertos estados de espíritu y c~erta
educación lo arreglaría todo (aunque sin duda mejo- clase de argumentos de esta fórmula: que de implan-
raría mucho) , ni, en suma, que se encontraría una or- tarse tal reforma (en el sentido de la libertad o de la
ganización sin males. justicia) vendrían grandes calamidades y desastres: que
Así es la cuestión: como casi siempre en las n~rma .. ttla sociedad se hundiría", etc.
tivas, hay que elegir entre organizaciones que ordina- Y antipatía para ot1·os estados de espíritu de esta
l En este caso, como en el siguiente, claro es que el 'voto ·secreto .atenúa otra fórmula: uEs bueno; pero no estamos preparados
mucho el mal, pero sin suprimirlo. todavía."
58 59
Si esos estados de espíritu, en tantos casos en que ustedes especialmente, porque creo que es lo más im-
debieron ser combatidos, no se hubieran podido vencer, portante que me ha enseñado la vida a mí:
mantendríanse todas las organizaciones sobrepasadas: Que donde entren la libertad} la personalidad, la
hasta la misn1a esclavitud, sin la cual aun grandes pen- humanidad, la igualdad (de condiciones) , la justicia,
sadores han podido creer imposible la organización de la lógica, hay que introducir, además de los factores
la sociedad. Y así en cuanto a todo lo demás que ha que representan lo visible y lo previsible, coeficientes
sido sobrepasado: todos los privilegios, todas las des- representativos de lo imprevisible, los cuales, en esos
igualdades. casos, tienen signo positivo_: representan bien.
Segundo, porque es solución de libertad, y las solu- Así como donde entren la opresión} la coerción, el
ciones de libertad tienden (de hecho) al bien. privilegio, el ilogismo, hay que poner también un coe-
Tercero, porque es solución de igualdad (de igual- ficiente de no calculable, de no previsible, pero que
dad en el buen sentido). ahora es malo: tiene signo negativo.
Y cuarto, porque es solución dignificante, para la Lo que me enseña la vida -no por doctrinarismo:
mujer. por experiencia- es a dar cada vez más valor a esos
Son, así, más b!en estas consideraciones de carácter coeficientes; a hacerlos casi de otro orden, como dicen
general las que en mi espíritu rompen el equilibrio que, los matemáticos.
en el peor de los casos, podría producirse entre los ar- En todo caso, a exigir, para neutralizarlos, algo muy
gumentos particulares. considerable y muy evidente.
Valorando solamente las consecuencias previsibles Y es así cómo, en mi opinión, ese primer problema
del sufragio femenino, sobre todo las consecuencias del sufragio femenino debe resolverse en el sentido lla-
próximas, resulta una mezcla de bienes y males, con mado ufeminista", esto es, en el sentido favorable 1 •
dificultad para decidir. Ahora, pasemos a los otros problemas1 a los esencia-
les,. que son los relativos a la función de la mujer en la
Pero -y esto es fundamental- en esas evaluaciones
sociedad y en la familia.
de bienes y males, hay que hacer entrar ciertos coefi-
cientes, indeterminados, pero cuyo signo por lo menos
es determinado, y que son de valor considerable. Los problemas relativos a la función social de la
Esto de los u coeficientes, (si la terminología parece mujer, su educación, organización de la familia, etc.,
caprichosa, llámeselos de otro modo) es algo que, en constituyen un grupo de problemas muy conexos,
la enseñanza, procuré siempre hacer sentir de la más 1 Implantado en nuestro país desde hace ya varios años el sufragio femenino,
especial manera, y cuya consideración recon1iendo a no se produjo, tal vez por ciertas especialidades de nuestra política, ningún
cambio sensible, por esa causa, en la proporci6n de los votos (1945).

60 61
cuyo conjunto es lo esencial en los debates sobre femi- y otras muchas derivadas de ellas o psicológicamente
nismo.
conexas, si además tuviera las mismas del h01nbre ert
Ahora bien: si, al respecto, se observan opiniones y la lucha exterior al hogar, en todo caso si las tuviera e11.
estados corrientes, lo primero que aparece es que la el mismo grado, la organización, así desigual, resultaría
mayor parte de las personas están en una o en otra ~e injusta y desfavorable para ella: resultaría, en el sen-
dos tendencias, en uno o en otro de dos estados de espl- tido literal del término, anti-fevzinista.
ritu, que no son verdaderos ni buenos. . Además, esas actividades y cargas ,no son totalmente
Unos, los ((feministas" habituales, parecen conside- compatibles con las fisiológicamente inevitables de la
rar deseable e ideal que las mujeres hagan, normalmen- mujer.
te y en general, todo lo que hacen los hombres en la De modo que la unión monógama -ideal preferi-
tarea social: que tengan las mismas cargas, que sigan ble- ha de ser concebida con dignidad igual, pero con
las mismas carreras y profesiones, que desempeñen los cargas no iguales sino repartidas. El término a emplear
mismos empleos, que trabajen tanto como los hombres, no sería ccsimilaridad", sino más bien ((equivalencia") o
etcétera. ctcompensación". El ideal no puede ser de uigualar",
Y los otros, los que no lo consideran ideal ni deseable, sino de corregir en lo posible y compensar la des-
quisieran prohibirlo u obstaculizarlo todo lo posible. igualdad.
Y a primera vista parece que ése fuera realn1ente un El error de los ((feministas" comunes es tomar por
dilema: parece que hubiera que elegir entre esas dos ideal una organización dura y desigual precisamente
actitudes. contra la mujer (además de no completamente posible
Pero es un error, mantenido por la falsa polariza- si se la universaliza) .
ción del debate. Veámoslo, considerando la cuestión Más equitativo y menos duro· para la mujer es que,
directamente, del modo más llano y sin1ple. en los casos normales, sea, al mismo tiempo que predo-
El ideal preferible, para la organización social de la minante su actividad interior, menos extendida que en
\ familia, tiene que ser la unión monógama. el hombre la actividad exterior al hogar.
\ Mejor para lás afectos; mejor para la dignidad de Ahora, nótese que ese ideal preferible requiere en la
\los individuos; mejor para la protección de los hijos; mujer superioridad y cultura: mucha, tanto para dig..
\mejor para que la sociedad se conserve y mejore, etc. nificación propia y superiorización de relaciones mu-
\ Bien; esa unión monógama hay que concebirla a tuas como para la misma misión educadora del hogar.
\base de afectos, de comprensión, y, en lo relativo a Es así cómo, del otro lado, ya aparece un primer
\igualdad, a base de igualdad en dignidad; pero, e1,~ error habitual de los llamados ((antifeministas", que es
Í¡:uanto a cargas, c01no la 1wujer tie1~e las fisiológicas, aminorar, aun desde ese mismo punto de vista, la parte
1

62 . 63
de la mujer: reducirla casi a un rol fisiológico, mal Cuando eso se realiza, y cuando, todavía, evoluciona
completado con una mezquina psicología a base de di- con felicidad, lo mejor es, sin duda, que la carga ex-
versiones, de pseudo-arte, etc. terna, en cuanto forzosa, recaiga o total o parcial-
Pero además, aun los uantifeministas" que sobre eso mente sobre el hombre. La mujer puede prestarle ayu-
tienen ~n concepto más elevado, están casi siempre en . da: comprender, colaborar, auxiliar en su caso. Pero,
un estado de espíritu que, pareciendo natural, es, en como ideal, es mejor concebir esa faz de la actividad
verdad, falsísimo (y esto es muy importante): creen, de la mujer más bien como con~plemen~aria, y como
sienten que el considerar preferible, en general, una de dignidad, superiorización y placer, m~Jor que como;
repartición equitativa de las cargas y los trabajos de .la de necesidad; y no demasiado dominante y absorbenteJ
vida lleva a prohibir o a dificultar el libre acceso de N o obstante, hay ya, desde luego, muchas activida..;~
las mujeres a todas o a muchas de las actividades. des, funciones, que la mujer puede ejercer sin detri-
Aquí viene lo esencial: n1ento de las del hogar (o por la naturaleza de esas
Los Hfeministas" comunes sienten co1n-o ideal que las funciones, o porque admiten grados) .
: mujeres trabajen tanto como los hombres en todos los Después vienen otros casos, por grados.
casos (lo que tiene que ser ade1nás de sus cargas pro- A veces la mujer tiene ya necesidad de ayudar, en
pias). mayor o menor grado, y a fortiori cuando el hombre
Y los t(anti-feministas", por el otro lado, sienten que falta y ella lo tiene que suplir.
habría que prohibir o que dificultar el acceso de la Eso, para las que quisieron y lograron realizar el
mujer a las carreras, profesiones y trabajos: que hay, ideal preferido.
así, que impone1·, directa o indirectamente, un tipo de Pero, además, otras no llegarán a realizarlo de nin-
unión y sus condiciones de ideal preferible. gún modo, o a realizarlo según sus afectos o en las
El doble error se percibe claramente considerando condiciones de elevación que legítimamente hubieran
los hechos sin teorías, con naturalidad y sin miedo de deseado.
pensar y decir vulgaridades: Y a otras, todavía, no les gusta. Poco importa por
Muchas mujeres llegan al ideal en general preferible: qué, aunque sea por las hormonas, o por el metabo-
· unión monógama superiorizada hasta donde den los lismo, o por todo lo que quieran los fisiologistas. Ello
afectos y la cultura de los dos, y completada por los es que tienen otros gustos, otros ideales.
hijos. Y, para todos esos casos, tienen que estar todas las
Desde luego, ya eso mismo no se concibe sin supe- actividades abiertas a las n1ujeres, y abiertas sin res-
rioridad en ambos -la posible-: de sentimientos, fun- tricción.
damentalmente, y de cultura. Pero aquí viene algo muy fundamental: uEs -se

Sobre feminismo-s.
65
dice- que si se abren así, ampliamente, se incita a la
desviación del ideal preferible. La organización social
no debe ser estí-mulo a esa desviación."
Sin duda: Hay ese efecto, en cierto grado (la parte
de mal de lo menos malo). Pero, esencial: precisamente
el matrimonio es, en grueso, un regulador de la actua-
ción de la 1nujer en las profesiones y empleos; y, a su
vez, esa actuación, y la capacidad que comporta en la CUARTA CONFERENCIA
tnujer para vivir por sí misma, obra como un regula-
dor del matrimonio.
Y el que comprenda esto solo, queda habilitado para Terminábamos nuestra última conversación seña-
ver claramente y sostener con confianza la 11~enos 1nala lando el hecho de que el matrimonio tiende a actuar
de las solucio11es de estos Proble1nas del femin.isrno, a co~~ regulador del eje.rcicio de empleos, profesiones y
saber: Sin considerar que el ideal pueda ser que la mu- actiVIdades por las muJeres, y a su vez tiende a ser re-
jer ejerza e~ general y en el mismo grado, con la misma gulado por ese hecho social. Y advertimos que, al res-·
carga, con la misma pena, con la misma dureza que los pec~o, hay que. hacer una serie de observaciones y re-
hombres, las profesiones, carréras y empleos; sin consi- flexiones que t1enen 'el aspecto de vulgaridades, y que
derar que eso sea el ideal -que es el error habitual de lo son realmente, hasta el punto de parecer absurdo
los feministas-, abrirle, sin embargo, todas esas carre- que haya que enunciarlas; pero esto puede ocurrir en
ras y profesiones; abrir todas esas actividades, con toda los problemas mal discutidos, y ocurre aquí.
amplitud, para la mujer: no prohibirlas ni dificultar- Por un lado, decíamos, el matrimonio tiende a re-
las (el error habitual de los antifeministas) ; para que gular el ejercicio de los empleos, carreras, profesiones
una regulación lib1'e tienda a rec¡,lizar, para cada caso, etc., por la mujer. Es bien claro: '
lo más feliz o lo ntenos doloroso; solución que lleva na- La~ ;nujeres. tienen, en general, tendencia a preferir
turalmente a una gran predominancia del ideal prefe- la un1~n matnmonial y la psicología del hogar (y la
rible, o de sus aproxhnaciones, si-n i-mponerlo ni sacri- mayona de los hombres tienen una tendencia comple-
ficar los casos en que no se realice. mentaria a limitar las actividades de la esposa. fuera
Procuraremos completar y concretar todo esto, que, del hogar, salvo los casos de parasitismo matrimonial 0
aun llanísimo y como se ve hasta vulgar en -sí, es, no los de verdadera ·necesidad).
obstante, generalmente mal entendido. Que el ~atrimonio tienda, así, a regular el ejercicio
por la mu;er de los empleos y carreras, es, pues, hecho

66 67
no N o es tema para chistes anti- se casen con ella: vida absurda, pseudo-arte, incultura,
muy nat ura1 Y huma · . .
· · t as d e mal gusto ' sino que es tendencia a reahzar debilidad física.
f emm1s . . ,
un ideal en general preferible, y mamfestac1on natural Ahora bien, esto es esencial (y siguen las vulgari-
de la psicología femenina de ama~te y de madre. dades) : La mujer tiene que no estar obligada al matri-
Ahora, por otro lado -y esto ~1ene, en verdad,_ gran monio como necesidad; al mal matrimonio: al n1atri-
interés- el ejercicio por la muJer de las profesiones, monio sin amor o al111atrimonio con cualquiera.
empleos y carreras -la posibili,dad de ello, para hablar Además, todavía, debe tener las capacidades para
con más justeza- tiende, reCI pr?cam~nte y comple- poder romper, en caso extremo de injusticia o de su-
mentariamente, a regular el matnm_onw. frimiento, esa unión.
Pudiendo la mujer vivir por sí m1sma -se trata del De modo que, de las posibilidades -y es aquí donde
poder, de la capacidad, de la· posibilidad-. no depe_nde hay que entenderse bien- de las posibilidades del ejer-
totalmente del matrimonio, como ha verudo ocurnen- cicio, por la mujer, de las distintas actividades sociales,
do en la sociedad establecida, de la cual es ese hecho de su posibilidad de vida independiente: d~ suposi~ili­
uno de los más tristes y antipáticos aspectos. .dad de no depender del matrimonio tiende a resultar,
En la sociedad tradicional establecida) la n'lujer tien- precisamente, la dignificación del amor y del matri-
de a depender totalmente, o a dep~nde~ demasiad?, de monio.
casarse 0 no. Si no se casa, y salvo s1tuacwnes especiales, Es lo que ordinariamente no comprenden los uanti-
por un lado depende de otros;_ por otro, ~~eda reducida feministas''.
a posibilidades limitadas de v~da~ de act1v~~ad, de goce En cuanto a los ce feministas", su verdad es la conve-
propio, a una cultura restnng1da tamb1en o defor- niencia del libre acceso de las mujeres a las profesiones
mada. y actividades: de que se les abran; de que no les estén
Por un lado, decimos, depende de otros. Claro que vedadas. Pero esa verdad debe ser preconizada en otro
de esa situación suelen salir sacrificios, consagraciones. estado de espíritu que el habitual de los feministas, y,
Bien· venidos para la humanidad. Pero lo horrible es sobre todo, con otras expectativas e ideales. Esto es muy
que la humanidad cuente con eso; que se organice so- importante, y es precisamente lo que pone la solución
bre la base de hacer de la mujer que no se case una· preferible al abrigo de la crítica.
especie de ser expiatorio. Porque nótese qué mal presentada está generalmente
Por otro lado, pocas. posibilidades y capacidades. En . la cuestión; y cómo los feministas, no obstante estar en
la sociedad tradicional tiende a predominar la direc- · la vía de defender la mejor doctrina, tienden.realmente
ción a dar a la mujer una especie de pseudo-educación. a desautorizarla fundándola e interpretándola mal.
vacía, no tanto siquiera para ser casada como para que Primero, suelen empezar por creer (o por no darse

68 69
cuenta de que no se puede creer) que es, de hecho, blecido, consciente o inconscientemente, en favor de
conzpatible el ejercicio (generalizado y en el misn1o la mujer ...
grado), por la mujer, de todas las actividades del hom- Lo repito, dan armas fáciles a la crítica de los anti-
bre, con el ejercicio de su actividad especial, propia, de feministas. .
esposa y madre, y de su- actividad de hogar. Ahora, en cuanto a éstos, en cuanto a los anti-femi-
En segundo lugar, imaginan el ejercicio generalizado nistas hab~t~a.le~, su posición, lógicamente, es también
de todas las actividades sociales por la mujer, agregado m~la: a mi JUICIO, y~ lógicamente mucho peor; y, acle-
a sus actividades propias, con1o un ideal para la mujer mas, mo~al y afect~v.amente tiende a ser antipática y
y para la sociedad. dura. Pnmero, sacnfican, a los casos en que se realice
Es decir: imaginan. como un ideal feminista, en ver- el i~eal preferible, todos los otros casos. (Aquí, la vul-
dad, una organización anti-feminista en el sentido de gandad mayor, que ya Guyau tuvo que decir: no todas
que hace pesar sobre la mujer nzás cargas que sobre el las mujeres se casan.)
hombre. Y: s.egund~: ese mismo ideal preferible, ellos, los anti-
A esto hay que agregar que tienden a fundar sus feminist~s, . tre~en ten~encia a concebirlo estrecho y
razonamientos y conclusiones en la idea de ttigualdad". malo .. N_I siqui~ra concrben la unión monógama bien
Y m.ientras sea ésa su idea directriz (sobre todo, to- superwnzada, sino a base de una psicología inferior de
mada en cierto sentido estrecho y exclusivo), es fácil la mujer, casi la psicología de su fisiología (por más
hacerles ver frecuentes inconsecuencias: desde luego, que ellos suelen idealizarla con una fácil literatura
la esencial de tomar como ideal una organización pre- ad hoc). ·
cisamente desigual; y, después, tantas otras, como Y, en. cuanto a la. desigualdad natural fisiológica, la
cuando fundan ciertas reivindicaciones femeninas en notan bren -muy bien, por cierto- como hecho; pe-
esa idea de igualdad, mientras otras .persiguen privile- ro no su carácter doloroso y cruel.
gios para el sexo. Y, así, aunque lo que reclaman sea, Entonces, pues, esto es fundamental:
en general, en sí mismo conveniente y bueno, dan ar- La ~nión monógama en ciertas condiciones de equi-
mas fáciles a la crítica adversa. v~lencia, ~omo hemos procurado explicado: equivalen-
También tienden a razonar partiendo de que toda Cia .de psi~ología en lo posible (no identidad, pero
la organización social, en todos sus aspectos, se ha esta- equivalencia en valor, en dignidad), y equivalencia de
blecido de hecho contra la mujer y en beneficio de cargas, con predominancia para el hombre de las car-
los hombres; y es fácil igualn1ente hacerles ver que sólo gas exteriores al hogar (complementaria su actuación
perciben una parte de la verdad, y que hay manifesta- dentro .de é~te) y predominancia para la mujer de las
ciones de la actual organización soci.al que se han esta- cargas Intenores (con actuación exterior complemen-.

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taria, en todo caso, pero sólo en ese carácter) , consti- consagración a la ciencia, o al arte, o a alguna causa
tuye sin duda el ideal preferible. social; u otro ideal sexual, en su caso: lo que sea.
Claro que esto tiene su mal, sus males. Y el funda-
Pero ese ideal preferible, primero, no debe impo-
mental es cierto estímulo a desviarse del ideal prefe-
nerse ni directa ni indirectamente.
Y,' segundo, no deben sacrificarse a él los casos en rible.
Pero, primero, todo lo libre es así; toda buena orga-
que no se realice.
nización a base de libertad comporta mal parcial, pero
Consecuencia natural, entonces: las profesiones, ca-
que es el menor.
rreras, empleos, etc., deben, como regla, abrirse con
Segundo, en este caso, ese mal ya es compensado, y
absoluta amplitud a la mujer. (Digo ucomo regla", es
más tal vez que compensado, por la dignificación del
claro, porque en ciertos casos hay indicaciones espe-
mismo ideal de unión monógama.
ciales de inhabilitación, para uno como para el otro
Tercero y más hondo aún: En realidad, el'verdadero
sexo. Pero la regla es aquélla.) ideal no es, ni aun teóricamente, de una uniformidad
Sólo que, si debe ser ésa la organización, no es porque absoluta: en especie, como la humanidad, en marcha
sea el ideal que todas las mujeres ni la gran mayoría -en especie espiritual- el ideal debe ser, con va-
de ellas ejerzan todas las profesiones y carreras en el riación y fermentalidad, más de predominancia y de
mismo grado de actividad que los hombres, sino por- tendencia.
que así, por la posibilidad creada, tiende a realizarse un Tal es el mejor concepto. E inseparable de él es el
juego libre social. que voy a formular ahora sobre educación de la mujer.
El ideal de unión monógama regula, en grueso, el Previamente, dos palabras sobre su educación física.
ejercicio, por la mujer, de los empleos y carreras; por Sobre esto no cabría ya discusión; pero algunos es-
lo cual este último hecho no se universaliza, sino que critores, con argumentos de apariencia científica, han
tiende a concretarse a los casos en que es o forzoso o insinuado que la educación física de la mujer podría
preferido. representar una tendencia contra su especialidad como
y el ejercicio ae carreras y empleos por la mujer, sexo; tender a Hmasculinizar", atenuando la diferen-
con la posibilidad amplia abierta en ese sentido, tiende, cia de los sexos, que sería base biológica de la repro-
a su vez, a regular las uniones, a dignificarlas. ducción.
Y no son sacrificadas ni las mujeres que no pueden Dejando por ahora de lado la última parte biológica,
realizar la unión en las condiciones en que la desearían, es indudable que esas argumentaciones, con sus predic-
o que no pueden mantenerla en esas condiciones, ni ciones de cemasculinización", ((afeamiento'', etc., tienen
las que tienen otro ideal, de cualquier género que sea: prácticamente una parte de razón.

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Pero es en cuanto la educación ·física femenina humanas; juegos, en el verdadero y buen sentido, s1n
está tomando por una dirección que es 1nala y equivo- recordismo, y gimnástica racional.
cadíshna ya para los ho1nbres, y, así, no es extraño que, Las actividades, explicamos allá, no han de ejerci-
para las mujeres, sea todavía peor. tarse en grado excepcional, sino en grado humano, y
Lo que ocurre es que estamos en un 1nomento en sobre la base de la idea de generalidad; concretamente,
que la (pretendida) educación física toma por una vía que los hombres, y también las mujeres, sepan y pue-
tan equivocada, y con tal uniformidad y universalidad dan, en un grado humano, razonable, en el grado de
-las naciones más adelantadas a la cabeza-, que ha- la salud de la especie, caminar, correr, saltar, nadar,
brá que esperar mucho tiempo para que se vuelva del trepar, remar y cabalgar en su caso, etc. Y sepan tra-
error. Pero entretanto, por lo menos, comprendán1oslo. bajar, en los trabajos naturales y hun1anos y no dema-
La vía equivocada es la del urecordismo" especialis- siado especialistas. Completándose todo eso por los jue-
ta, combinación de dos direcciones fals!simas ante un gos y los deportes (y la gimnástica) ; pero (para la
buen criterio de educación física: la de forzamiento y educación física; no para espectáculos, que es otra
la de especialización. cosa) con completa exclusión del urecordismo" espe-
El concepto de urecord" engloba estos dos: especia- cialista.
lización de la educación sobre una aptitud, y forza- La mujer, pues, con mayor razón que el hombre, no
miento de esa aptitud hasta un grado literalmente feno- realiza un buen ideal de educación física cuando se
menal, esto es, superior al grado normal en la especie. dedica, por ejemplo, a perseguir copas y campeonatos.
Yo he procurado mostrar en conferencias que dedi- Pero la ejercitación física racional (con las limitaciones
qué especialmente a este punto 1 cómo y por qué - que puedan resultar de la fisiología del sexo), los há-
sin perjuicio del valor de excitante, de ((condimento" bitos de ejercicio regular, constante y moderado (como
que tiene esa clase de educación- ella es equivocada debe ser también para los mismos hombres), son sin1-
en lo fundamental. Cómo el verdadero concepto de plemente buenos y en nada contrarios, sino coadyu-
educación física ha de basarse radicalmente en dos vantes, a la fisiología femenina.
ideas: idea de salud de órganos, e idea de capacidades Ni tampoco ha de venir de ahí esa temida unifor-
generales para actos 1taturales en. grado lntntano. En la mización de los sexos que prevén algunos como conse-
aplicación, la buena educación física comprende tres cuencia de la educación física de la mujer ...
grupos de actividades: ejercicio de actos naturales de Entre paréntesis, ni siquiera es una ley biológica el
la vida o del trabajo en sus formas más generales y que las diferencias sexuales, las diferencias de los llama-
dos caracteres sexuales secundarios, sean siempre índice
1 Publicada una de ellas en mi folleto Un Proyecto ~obre escuelas ;y lic?at,.
proporcional de la aptitud reproductora en las especies.
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75
La biología nos muestra (y, por lo demás, para verlo ella, o, dentro de ella, necesiten o gusten ir más allá.
no se necesita de la biología) que, por ejemplo, las Es un doble concepto: educación general buena en
especies de pájaros o de mariposas en que el macho y sí misma, y buena como base de una complementaria,
la hembra se parecen bastante no se reproducen ni aplicada o especialista, cuando se la necesite o desee.
subsisten menos que otras especies en que el macho y Nótese que en la educación del hombre no existe un
la hembra son muy diferentes (¡y las moscas ... ! ) . Y, problema similar al de la educación de la mujer.
en los mamíferos precisamente, los que han venido a Como, en el supuesto de realización del matrimonio,
ser simbólicos de fecundidad son los conejos, los co- las actividades predominantes del hombre serán las
bayos, las ratas, en que la diferenciación sexual es actividades exteriores al hogar, lo mismo que si aquél
mínima. no se realiza, entonces la educación no es afectada por
Eso es, pues, poco sólido. Ahora, aunque no fuera esa incertidumbre: cásese o no, el hombre habrá de
afectada la reproducción, sí podrían ser afectadas la ser el mismo abogado o el mismo médico, el mismo co-
salud y la estética con todo lo que ella representa. Pero merciante o el mismo carpintero. En cambio, en cuan-
no había de ser por la educación física bien entendida. to a la educación de la mujer, hay un Proble11ta espe-
B~en entendida la educación física, esto es, enten- cial, aquí, que hasta, en cierto grado, comporta en las
dida con el ideal de órganos sanos y capacidades gene- soluciones algo de oposición o irrevocabilidad (aun-
rales para actos naturales y trabajos de la vida, los úni- que no tanto como parecería); porque en el problema
cos ucaracteres distintivos" que tendería a suprimir de la educación de la mujer hay que atender dos posi-
serían los patológicos: los desequilibrios secretorios con bilidades, y sin sacrificar demasiado ningu,na de ellas,
sus acúmulos, la adiposidad, la pobreza muscular, que por lo cual, precisamente, toda mujer debe recibir des-
no son por cierto rasgos de buena belleza. de el principio una educación cultural lo más com-
Bien: dejando esta disquisición preliminar, entremos pleta posible, de tendencia general, integral, no espe-
al tema primario: ~1 de la educación espiritual de las cializada, que será básica para los dos casos, sin perjui-
.tn.ujeres. ... .
~,- ~ -w.,r.., .."u..·. ·"""·""~)~;--
cio de lo demás que se agregue.
-"Etconcepto ideal ha de tener un doble alcance: U na Por ejemplo: un matrimonio temprano tiene que
ed~cación. amplia, ~e ~aracter gener~l, cultural, que: tomarla ya con esa base, como mínimum, para digni-
prrmero, sirva, en st mts1na, para reahzar en las condi- ficación y superiorización.
ciones más elevadas, y para dignificar, la unión monó- Y cualquier matrimonio, para lo que podríamos lla-
gama ideal, en su caso; y, además, como base de am- mar uel acompañamiento". He aquí otro aspecto inte-
pliaciones y en su caso de especializaciones para las que resante del problema especial de la educación de la
no pueden o no quieren realizarla, o no sean felices en mujer:

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El hombre ton1a por· una vía, la que él prefiera: él debe haber casos sacrificados, aunque el mejor haya de
elige. En cuanto a la mujer, podrá tener que acom- predominar.
pañar a un hombre de cualquier profesión o tendencia Ése es el verdadero espíritu en que todo ser sensato
espiritual. Se unirá ya a un médico, ya a un abogado, y humano tiene que ser partidario de abrir las profe-
o a un sabio, o a un artista, y, en materia de cultura, siones, carreras y empleos a la mujer.
tiene que hacerle (sentido musical de la palabra) el
Y ésa es la organización menos mala: ~a que mejor
aco·mpañaJJziento. (Se nacompaña", desde luego, con
o menos mal satisface a la razón y al sentimiento; la
sentimientos; y también ha de ser con un poco de com-
menos dura y la menos cerrada; la que atiende más
prensión: es debilidad de la sociedad establecida que en
diversos casos, sin afectar el ideal y haciendo predomi-
tantos casos la mujer sea incapaz de sentir o de com-
nar el caso general preferible; la que contiene más po-
prender lo que hace su marido.)
sibilidades: libre y fermenta!.
Adernás, esa misma educación general es la base de
la misión de la mujer en el hogar: educación de los No quiero pasar a otro asunto sin establecer que
hijos, etc. preveo, y siento más que nadie, una observación. po-
Todavía, aun en el supuesto de la realización del que sible:
estamos llan1ando el ideal preferible, pueden produ- En las clasespobres, se dirá, el ejercicio, por la mujer,
cirse los casos en que la mujer tiene que ayudar, o tiene de las profesiones del hombre, que en este caso tienden
que suplir; y para todo eso necesita la educación gene- a ser materiales y groseras, es demasiado penoso;· y ahí,
ral como base. sí, también, daña además lo físico, y masculiniza y
Ahora, en cuanto a la educación especialista, desde afea, y asexúa ..
luego son más indicadas ciertas profesiones; pero no Todo completamente verdad.
hay por qué prohibir ni cerrar las otras: mejor es la Pero hay que tener en cuenta que, en esas clases, son
regulación por los sentimientos y aplicaciones libres. enormes, también, los horrores del mal matrimonio.
Lo esencial (que es lo que los antifeministas ordina- Y a la misma organización social tiende, en esas cla-
riamente no entienden) es que no hay que sacrificar ses, a que se acumulen para la mujer, con las tareas
ninguno de los dos casos. {foda mujer debe estar prepa- in ternas del hogar,· las de oficios, profesiones, etc .
rada, además de la educ\ción general, por lo menos . Pero hay el horror mismo de la tarea interior; y el
con uri principio de especialización, pues ninguna está n1ayor horror del dominio del hombre.
segura de poder llegar a realizar el ideal de unión; sin Así pues, ahí, la solución de libertad y de posibilidad
contar con que a algunas no las llamarán al matrimo- representa una defensa mala, horrible en sí misma, pe-
nio sus ideales, o sus gustos . . . o sus hormonas. N o ro contra un horror, en su caso, mayor.
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orden, muy respetable, de creencias religiosas; pero
Aun ahí -más aún ahí- la solución (triste solu- cuando procuran argumentar- parten de que es me-
ción, sin duda; pero la menos mala) es la de libertad. jor ideal el matrimonio que no se disvelve, lo que es de
una extraordinaria evidencia, y de ahí pretenden im-
Si a esta altura de la cuestión se me preguntara qué poner "la indisolubilidad del matrimonio.
es lo más esencial, lo más importante, yo, repitiéndome A tal punto aparecen como cegados por esa manera
una vez más, diría: Hlo central, lo que hay que enten- de razonar (es decir, de no razonar) , que vemos a
der, y casi basta, es que los llamados antifeministas veces a los espíritus más nobles y bien intencionados
aun los que llegan a concebir el ideal de unión monóga~ tomar una posición que, en sí, sería dura y egoísta.
ma de un modo elevado (que ya no son todos, ni la Recuerdo el caso de un orador nuestro, de alma simpá-
mayoría) , que aun los que llegan a concebirlo de un tica y generosa, que, discutiendo contra el divorcio,
modo elevado, quieren imponerlo, y sacrificar todo lo exclamaba exaltado: u¡mi santa madre nunca lo nece-
demás". sitó!'' Y qué sorpresa le hubiera producido a ese hom-
bre bueno si se le hubiera hecho notar que, en el fondo,
Ahora bien: este modo de razonar mal es muy co-
razonar de ese modo vendría a ser -pido disculpa por
mún en cierta clase de espíritus a propósito de los pro-
lo grueso de la comparación, pero es para mostrar lo
blem~s sociales; y un ejemplo, el más difundido, es el
que quiero decir- algo parecido, por ejemplo, al caso
que tiene que ver con el divorcio.
de un hombre de familia muy sana, que se opusiera al
Es siempre el mismo rnal razonamiento: respecto al establecimiento de hospitales: u¡Yo no los he necesitado
problema de la educación, se hace ese mal razonamien- nunca; mis padres no los han necesitado nunca!" Re-
to para antes del matrimonio; respecto al del divorcio, duzco un poco al absurdo; pero es el mismo absurdo.
se lo hace para después; pero es siempre lo mismo: Esos antidivorcistas razonan como si los divorcistas
Porque es mejor que la mujer se case, sacrificar los ca-·
sostuvieran que el divorcio es bueno.
sos en que no puede o no quiere casarse. Porque es me- Claro que no es eso sólo lo que hay en la mente de
j~r el matrimonio feliz, o tolerable, que no necesita la
los antidivorcistas habituales. Hay otros argum~ntos o
disolución, sacrificar los casos en que la disolución ten- estados de espíritu más razonables, pero unilaterales.
ga que ser necesaria.
Los principales son dos.
Y esta analogía lógica nos trae a decir dos palabras El primero se basa en el estímulo a la disolución
sobre una cuestión que ya de todos modos habría de creado por la posibilidad. Claro que es un mal, y gran-
tratarse precisamente en este lugar. de; pero aun mayor es el otro.
Ustedes habrán notado que los antidivorcistas, cuan- Segundó, las consideraciones que se relacionan con
do procuran argumentar -no hablo del caso, de otro
81
80 Sobre feminil'Jmo-6.
las generaciones futuras, con la situación de los hijos. Se había producido encarnizada discusión entre los
Pero éste es un problema de oposició11, que debe re- antidivorcistas y los divorcistas extremos de nuestro
solverse teniendo muy en cuenta, sin duda, las gene- país. Estos últimos habían propuesto el divorcio a vo-
raciones futuras, pero no, con un criterio absoluta- luntad de «las partes". Los contrarios los combatían,
mente unilateral, por sacrificio tot<ll de la generación invocando, naturalmente, la necesidad de conservar la
presente; sobre todo si se tiene en cuenta que, desde familia, base de la sociedad, etc., etc.
el"mismo punto de vista de los hijos, para ellos, aun Entot."l.ces intervengo yo, sosteniendo mi ya entonces
peor que la disolución puede ser la persistencia de b antigua teoría de que el caso del hombre y el caso de
unión de los padres en el desamor o t•n el odio. la mujer son casos muy diferentes, desde el punto
Pero no me propongo discutir el divorcio en sí -ni de vista del divorcio, y mi solución, que hacía tanto
es ya problema- sino referirme a él como tm buen tiempo ¡:>reconizaba, de dar a la mujer la _facultad. ?e
ejemplo de la diferencia entre el "feminismo de igual- obtener el divorcio por su sola voluntad, sm expres10n
dad" y el «feminismo de compensación'': entre el fe- de causa, mientras que el hombre ha de necesitar causa
minismo de igualdad, que es corriente y equivocado, y justificada. . . . ..
el feminismo de compe11sación, que sería por ejem- N a.die lo creyó bueno. Los antid1vorc1stas hicieron,
plo el mío, si quisieran darme el nombre de feminista, na tu raln1 ente, sátiras de mis ideas, en la prensa, en la
que yo no repugno pero a condición de que fuem en asamblea.
ese sentido. Mostraré, pues, con un ejemplo, a qué pue- Los divorcistas tampoco lo creyeron bueno, porque
de llevar en los casos prácticos el feminismo de esta ellos encaraban la cuestión como una cuestión de
clase, y cómo razo11a y proyecta y encara la vida un. "igualdad" 1 • Pero como temían no triunfar, resolvie-
adepto de él, lo que ptlede sugerir el alc:mcc y pw- ron aceptar mi fórmula, en carácter, para ellos, de so-
yecciones de la doctrina. lución transitoria, para ir después a la otra. .
Ent<;mces, les voy a hablar un poco de mi ley, com.o Y fué de esa manera cómo mi proyecto de divorc10
llamo a nuestra actual ley de div<>rcio unilateral. La inspirado en el feminismo de compensación, resultó
11 amo ••1111. 1ey '' , porque es cast. el untco
, . caso en que a1go convertido en ley 2 •
se ha traducido en pragm<ttic:t fundamentalmente 1
• •
"I'od avía Jo siguen considerando perniCIOSO, • •
Y qu1s1eran
u
comp1et •r.lo"
como yo lo proyecté. Lo que vino :1 ocurrir por cir- d~ndo al hombre la misma facultad, para "igualar" los casos. Yo dlefes d~go
· 1 1 ¡ · d spués de dar un arma enstva
qu~ 5U actitud equ¡va e a a e e qu¡en, e . 1 b ara
cunstancias muy especiales: Yo, que C<tsi nunca he po- " \tn 1>.i.ñ.o que pelea con un hombre, quisiera dar otra 1gual a hom re, P
dido, por falta de mando y de apoyo, hacer aplicar ~stahlccc¡:- la "igualdad". . . . 1 · ·
1. Con alguna restricción, sill embargo, al prmclplo. Estalb ecdteron _P· á~
proyectos como yo los había planeado, vine '' obte- q11c la
• d, 1
n1.u¡er 110 po u 1acer uso e
d esa facultad hasta os os anos
. . .
nerlo en aquel caso: he aquí cómo: . . .. • 1 rebro de Delmtra Agustmt.
casad n. Esa modlftcac!On nos costo e ce

82 83

',."
Ahora, para que vea11 ustedes, presentada de una para la mujer que para cll~ombrc, hasta tal pu:nto que
manera llana, esta aplicación práctica del criterio del ninguna de las razones, mdudablcmente senas, que
feminismo de compensación en un caso particulat, yo presentan como peligroso. el derecho del hombre ~e
les voy a leer una patte del atticuJo en que propuse disolver el vínculo por su sunplc voluntad, p~uece aph-
esa solución, tal como lo escribí en aquella época ', y a cable para el caso de b mujcl", a la cual no sólo puede
comentarlo un poco. Y así percibirán la diferencia dárscle sin mayor peligro, sino que debe dárselc esa
entre los dos criterios, y la especialidad del que yo pre- facultad.
comzo. "En un articulo de diario no puedo hacer otra cosa
Lo esencial del artículo decía así: que enumerar lo más someramente algunas de las ra-
"Cuando se discute sobre la disolución del vínculo zones en favor de una solución scn1ejante. (Por lo de-
matrimonial, se parte siempre del principio de que el m;ás, mi solo objeto es el de indicarla, para que la discu-
hombre y la mujer se encuentran en el mismo caso y tan personas más preparadas.)
han de ser tratados por la ley del mismo modo. Unos aDesigualdad legal. - Esta razón no es de las más
niegan a uno y a otra (y a ambos conjuntamente) la poderosas, y, sin embargo, véase que ya es bastante
facultad de disolver el vínculo; otros otorgan esa fa- fuerte.
cultad a uno y a otro cónyuge, sea en ciertos casos "Según el Código Civil la mujer "debe obediencia a
_determinados, que son los mismos para ambos (si al- su marido''; éste es el jefe de la sociedad conyugal,
guna diferencia se hace, es en favor del hombre, como dispone, administra, etc.
en el adulterio), sea en general y por la sola voluntad "Quiere decir que, en esa sociedad, un socio, el ma-
de cualquiera de elios (como en un reciente proyecto) . rido, rnanda en todo. Se invertirá el dinero (hasta el
"Ahora bien: pudiera ser que, dadas las diferencias de la mujer) en lo que el marido mande. Se residirá
legales, sociales, orgánicas, psicológicas, cte., entre los en el pa.ís y en la ciudad y en la casa que el marido
dos sexos, el caso del divorcio fuera muy distinto según elija. Los hijos se educarán como mande el marido: si
que se trate de uno o de otro, y mi punto de vista es- el marido es católico y la mujer protestante, los hijos
pecial es precisamente el de que, por lo menos en el irán a escuela católica. Se comprarán los cuadros que
actual estado social y legal (digo "por lo n1enos", pues el marido ordene; se oirán las piezas teatrales que el
sería posible que, aun cambiado ese estado, bs razones marido disponga, si es que el marido quiere que se com-
fisiológicas mantuvieran la diferencia), las facilidades pren cuadros y que se vaya al teatro ...
para el divorcio deben o pueden ser mucho mayores "Por consiguiente, si en el matrimonio las cosas pue-
den arreglarse totalmente contra el gusto de la mujer,
1 Fué para b prensa, y est:i por eso e<1 plano p,,j¡:olúgico de público. ya parecería razonable dar a ésta más libertad, porque
84 85
puede tener más tazones, pata romper el vínculo, que talísimo, que por sí solo daria tema para muchos ar-
al esposo, que tiene el poder de arreglar las cosas a su tÍculos y que aquí. no puedo sino indicar.
gusto. En esta sociedad especial en que b ley da a un wlvittlrimonios dolosos.- En el hombre, es de temer,
socio el derecho de hacer predominar en todo Sll vo- muy de temer, el matrimonio realizado para disolverlo
luntad, sus ideas y sus placeres, podría razonablemente dcspu~s. Si, por consiguiente, se da al hon1bre b facul-
dar al otro socio. el derecho de dejar de serio. tad de disolver el matrimonio sin causa, pueden los
"Pero hay razones mucho más graves. l;ombres engaiür mujeres y obtener su posesión por
rrDesigualdacles fisiológicas, sociales, ele. - En éstas este medio.
se basa una de las razones más serias: "En la nwjcr, el caso no tendría sentido.
"Si un hombre se casa con una nllljer y después se di- (~Desigualdad del mal que Jwcde hacerse dmtro del
vorcia de ella, le hace un mal inm.cnso, pues, por razo- mc1lrimonío.- Por ejemplo: la ley habla de malos tra-
nes sociales, que podrían o no modificarse en el futuro tos de bt~cho apiictdos por un cónyuge al otro; pero,
(no entro en eso) pero que son un hecho hoy, y por en la realidad, quien puede aplicarlos es el que en los
razones fisiológicas, inmutables dentro de las leyes de casos normales tiene más fuerza y hábitos más violen-
la especie, la deja socialmente en condiciones de infe- tos. El hornbrc puede pegar a la mujer, brutalizada,
rioridad. Tendrá menos probabilidades de casarse nue- tiranizarb, humillarla, dominarla por la violencia o
vamente; perdió belleza y atractivos, etc., etc. por el terror; no dar dinero a la casa, etc.
"Si una mujer se casa con un hombre y .luego se di- "Si en vez de tratar estas cuestiones por abstraccio-
vorcia de él, no le hace más mal que el dolor moral nes jurídicas se procurara sentirlas, creo que no habría
que pueda causarle (factor común a este caso y al an- nadie que, fuera cual fuere su opinión sobre la conve-
terior). No lo daña socialmente, ni lo in.hahilíta p:na niencia o inconveniencia de dar al hombre la facultad
matrimonios ulteriores, ni se los dificulta seriamente, de divorciarse por su voluntad, b negara a la mujer.
etcétera. (Superficialmente, se diría que, en esos cas.os, la. mujer
"Parece, pues, que para conceder una facultad (b tiene ya b facultad d~divor~iarsc. Per~ m_la t1en: e?
del hombre para disolver el vínculo nlatt"imonial) que todos los C<tsos -martelo ebr.to, holgazan, .JUgador, h-
hace a otro ser un gran da.ño, han de necesitarse con- bertino; motivos morales, etc., cte.-; ni, cuando tiene
diciones, restricciones o garantías que no hacen falta causa legal, la mujer puede generalmente probarla; ni,
para conceder una facultad (la de la mujer para (lisol- cuando podria, se atreve ... )
ver el vínculo matrimonial) que no puede hacer tan r~Desigualclad en los medios de evitar o atenuar los
gran daño a otro ser. desttgrados, dolorL'S o torturas de la t.Jida matrimoníal.
"Dejo al lector el desarrollo de este argumento capi- - El marido está en su oficina o en su taller; va al

86 87
1
teatro, o al café; tiene otras preocupaciones, relaciones, mujer, dentro de un estado social en que el primero
amigos. No es, cuando es víctima, una tan completa, es excesivo y el segundo insuficiente.
triste y lamentable y miserable víctima como la mu- ~~Clases pobres. - Basta tener el mínimum de ima-
jer, brutalizada o despreciada, amamantando y cui- ginación y de corazón necesarios para darse cuenta y
dando hijos, barriendo, cosiendo y fregando pbtos, para sentir la situación de la mujer en los matrimonios
todo el día, todos los días ... pobres, cuando ha sido desgraciada la unión, para que
rrseriedad del matrim01ÚO. -Un argumento que se todas nuestras razones resulten reforzadas, para esos
opone generalmente contra las demasiadas facilidades casos> hasta el extremo.
concedidas para el divorcio es el de que, si se hace el ••En esos medios hay, y son frecuentes, casos tales,
matrimonio fácil de disolver, los contrayentes lo pro- que uno solo de ellos, la liberación de una sola de esas
yectarán y llevarán a efecto sin el espíritu de seriedad víctimas, podría motivar una ley de esta especie .
y responsabilidad que debe presidir a ese acto para la .,.También, ahí, la mujer es ignorante, no conoce
mayor conveniencia social. abogados ni procuradores, ni puede pagarlos, ni por
«Nadie necesitará que le expliquen por qué, sea cual consiguie11.te seguir un juicio con prueba y debate, y
sea el alcance que tenga esa consideración en cuanto está más dominada por el miedo, etc.
al divorcio del hombre, tiene muchísimo menos en ~~caso diferente en cuanto a la pensión.- Si se da al
cuanto al divorcio de la mujer. marido la facultad de divorciarse a voluntad, hay que
rrDefensa y compensación. - Estando la sociedad crear para él la obligación de servir una pensión a su
organizada de tal modo que, a las desigu;tld:ldcs fisio-
lógicas, se une todavía una gran desigualdad social y
r esposa.
.. Pero es una gravísima dificultad la que resulta del
legal en favor del hombre, la facultad de que hablamos, hecho, indiscutible, de que muchísimos maridos se sus-
dada a la mujer, sería un arma de defensa (aunque traerán después a esa obligación, sea por no poseer
bien insuficiente) y una compensación (aunque bien bienes, sea porque los oculten, sea porque se ausen-
leve). ten, etc.
''Al contrario, esa misma facultad, dada al hombre, ""Como la mujer divorciada por su voluntad no es-
sería, en el estado social actual, un arma tcrtiblc de taría obligada a sostener a su ex cónyuge, esa dificul-
tad no existe.
dominio y opresión: piénsese sólo en los efectos de h
('~Frecuencia muy diferente de los casos injustifica-
amenaza de divorcio usada como arma por el l11tll"ido.
dos. -Dada la falta de sanción social, la no existencia
"No conviene aumentar el poder del hombre, y con M
de inconvenientes, los instintos polígamos del hombre
viene, en cambio, aumentar el poder de defensa de la y muchas otras causas evidentes, los hombres usarían
88 89
demasiado a menudo, innecesaria e .injustificadamente, mente, y debe desear, que se conceda a la mujer esa
de la facultad de disolver el matrimonio a voluntad. facultad, -en este caso, simple arma de defensa, sin
"La mujer, evidentemente (sanción de opinión, fre- 'peligros importantes."
nos morales y religiosos, instintos conservadores, cte.,
y, sobre todo, porque el mal grave es para ella), sólo Los resultados fueron, en grueso, como yo los pre-
usaría de esa arma, en ella puramente defensiva, en los veía. No se "derrumbó la sociedad'', ni se "conmovie-
casos absolutamente necesarios (aun temo que en muy ron sus bases", ni pasó nada de ese orden. Sin duda,
pocos de ellos, en nuestros países) . algunos n1ales, pero con gran predominio del bien.
Hoy, creo que, en el fondo, todos bmenta.dan que esta
"Podría seguir por .muchísimo tiempo. Cualquiera, ley desapareciera, a un los que se sien ten obligados, por
una vez percibida la diferencia entre los dos casos, po- sistema o por religión, a co.mbatirh.
dría hacerlo: basta con haberla percibido. Et1tre tanto, el. criterio de igualdad, en ese caso, hu-
"Podría, pues, ser una solución del punto la de dejar biera sido, no sé si en sí mismo, pero a lo menos tem-
el divorcio del hombre en .las condiciones actuales (ne- poralmente, todo un horror.
cesidad de justa causa), y, en cuanto al de b mujer, (Entre paréntesis, he aquí un caso en que yo no he
agregar, a los derechos actuales de ésta, el de disolver seguido completamente basta el fin aquello mio de las
por su sola voluntad el vínculo matrimonial. ''soluciones de libertad" y de los "coeficientes". Me
"De todos modos, sepárense, en la discu~ión, los dos guié por el sentido de la realidad, dejando predominar
casos. Son muy diferentes: mi sentimiento de lo humano y el criterio bien enten-
dido de feminismo de compensación sobre los ideales
''El del hombre es, de todos modos, muy serio y gra-
mtly abstractos. Y no sé si h~1bré sido tímido; pero me
ve, y lo es para todos, au.n para aquellos que t~ngan,
siento contento de haber encarado con tal criterio ese
sobre este punto, un criterio muy avanzado. Aunque
caso particular, y haber dado a la mujer por lo menos
no se teman, como yo, por ejemplo, no temo, las solu-
esa todavía débil arma de defensa.)
ciones de libertad, hay que reconocer que dentro de la
Pido disculpas por haber traído este caso personal;
legislación general actual, sin un gran cambio en el
pero era un buen ejemplo del criterio que me parece
régimen social, el divorcio a voluntad del bo.r:nbrc tiene
evidentes y graves peligros. simpátíco y bueno.

"Y en cambio creo que el hombre m:ís conservador


(salvo el caso especial del escrúpulo religioso contra el
j
divorcio en sí mismo) no tiene por qt¡é temer seria-

90 91
1
t
QlJINTA CONFERENCIA

Tratemos brevemente otro de los problemas del "fe-


minismo": el de la capacidad civil de la mujer; lo que
sólo podemos hacer aquí en general para indicar el cri-
terio (lo demás sería materia de un estudio jurídico
muy detallado).
Es un punto de vista algo difundido entre los femi-
nistas el de creer que si las legislaciones positivas nie-
gan o limitan la capacidad civil de la mujer es sólo por
considerarla como un ser inferior.
Así fué casi exclusivamente en cierta época, en leyes
y religiones. Pero, después, ese criterio fué siendo me-
nos predominante, y se fué completando o compen-
sando, en parte, con disposiciones de protección (aun-
que estas mismas puedan comportar el criterio de
inferioridad). Y, además de esa interferencia de un
criterio duro y despectivo con un criterio tutelar, hay
otras complicaciones: si la ley, actualmente, limita la
capacidad civil de la mujer casada, es por otras razones
además del concepto de inferioridad de la mujer, la
cual, no casada, goza en muchos casos de sus capacida-
des civiles. Todo esto, sin contar los casos en que la ley

93
,
,<

ha sido determinada no por consideraciones de supe- a~'?Y~: s?bre la mayor dificultad de prueba: es de causa
rioridad o inferioridad sino por b de adaptación a he-
í
Ítst~lo~ 1 ~~;~pero, sin duda, -?o es eso lo único que hay
chos fisiológicos: En todo caso, hay cierta superficia- :.ue tcn~l e.n. ~uenta pa:a aJustar la legislación; y, so-
lidad en la actitud de los feministas habituales, cuando ctaln.¡e n te, los mconvementes de la investigación, aun-
creen que la reforma jur.ídica ha de hacerse en este
1 ;1
que tn Y grandes, no lo son tanto como los mayores
punto con el criterio simplicista de suprimir diferen- -y 1r1 as ch.1ros e injustos para las mujeres- de mante-
cias, de igualar; así como es dura y antipática la de los nerla prohibida.
antifeministas cuando resisten sistemáticamente refor- Segu~ndo caso: Disposiciones legales inspiradas total
mas verdaderamente favorables a la mujer. Hay que o_/)(IU'Ullm eu te en criterios o sentimientos de iJ¡ferio-
buscar en cada caso lo mejor, para lo cual no puede riilad de lct ·rnujer.
darse un criterio general; pero si cn~o que, repasando Et: las legislaciones y religiones antiguas eran las pre-
esquemáticamente ciertos casos, se pueden cstablccc~r domtnantcs.
algunos criterios parciales directores, más o menos . Iloy q:1c~dan menos en forma simple y franca (por
como sigue (pongo casos simples: en casos mixtos hay e¡emplo: tncapacidad de la mujer, aun no casada, para
que combinar los criterios) . dccLu·a r Cotno testigo; inhabilitaciones profesiona-
Diversos casos de di/ermcias (que eslttblccc la legis- les,. etc·)· En cambio, llenan el código civil casos com-
lación común.) entre los se:x:os, )' criterio al resf)ecto. pic;os, por ejemplo de las clases siguientes:
Primer caso: Adaptación de la legislación'' difcr!'ll·- Casos en que la ley ha tomado por base un hecho
cias fisiológicas. rc:l~ ( l'l'l u ellas veces de base fisiológica y de alcance
Por ejemplo: se permite el matrimonio a la mujer socJal) , con'lo la mayor gravedad del adulterio de la
a una edad menor que al hon1bre, porque la pubertad mujer en su efecto sobre la constitución de la familia,
es en ella más precoz. para apoyar demasiado contra la mujer y exagerar en
El criterio sería muy sencillo: Cuando la diferencia Sl~ caso ~a indulgencia para el hombre (por ejemplo:
legal se basa, como en ese caso típico, en una diferen- drfcrcn Cta en los efectos del adulterio en cuanto al di-
cia real, y cuando no hay otras complicaciones, dejarla. vorcio.; hast:a .la facultad concedida al hombre de ma-
Sólo que a veces es disctltiblc que se trate de una tar, etc.).
diferencia real: por ejemplo, en la mayQr resistencia Casos e.n. que la ley admite, no directamente una
que se atribuye al hombre en ciertos casos de m.ucrte. inferioridad absoluta, pero sí relativa (de la mujer con
Y sobre todo, a veces, aunque la di:fcrc.t1.cia sea real, rcbció.n al hombre) .
hay otras complicaciones. Por ejcn1plo: la legislación (Estos casos aparecen habitualmente complicados
que pone trabas a la investigación de patet"nídad se con consideraciones de orden social, u otras veces hasta

94 95
de protección a la mujer, y no siempre falsas en sí mis- En general, criterio para este segundo grupo de ca-
mas, pero que la legislación u:iliza par~ acent:uar la sos: Suprimir las disposiciones (en verdad quedan bas-
situación de inferioridad. Por eJemplo: Sl la muJer ca- tantes) que todavía se basen en el concepto de itlfe-
sada no dispone de sus bienes, no seria porque la ley rioridad de la rnujcr. Y cuando razones fisiológicas 0
considere a la mujer incapaz en sí de administrar, como sociales obliguen inevitablemente a dejar a la mujer en
lo prueba el hecho de que_ p~1ede hacc:lo la muje_r no situación menos favorable, atenuar en todo lo posible,
casada, sino porque, const1tmda la soc1Cdad matnmo- y compensar en todo lo posible.
nial y debiéndose elegir administra~ior, la_ 1~? considera Veremos después algunos casos particulares.
al hombre en general más capaz, sm peql!lClO de otras Tercer caso: Disfwsiciones legales que favorecen a
consideraciones, como la misma protección.) {,¡ mujer.
Típico de este segundo grupo de casos viene a ser Por ejemplo: las que la eximen de ciertas penas (la
el concepto mismo del matrimonio, basado en. la obe- de muerte); bs que la eximen de ciertos cargos peno-
die·ncia de la mujer, y completado con los demás po- sos (servicio militar); las que la favorecen en la ma-
deres del marido -patria pot<.~stad, determinación de ternidad, en la lactancia (licencias en los cargos y em-
domicilio, etc., etc.- (a camow l..
ele 1a " proteccwn
.. ") , pleos; pensiones, en su caso) , etc.
concepto que mantiene aún el matrimonio en concli- El feminismo de "igualdad" tiene que optar, para
ciones esencialmente opresivas y deprimentes pan h casos de éstos, entre dos actitudes inadmisibles: o la

muJer ,
1
inconsecuencia, aceptando, y aun a veces reclamando,
Y de estos casos surgen casi todas las cuestiones prác- el "privilegio", o bien, por sistematizar, combatirlo, lo
ticas sobre derecho civil femenino; cuya mejor solu- que es absurdo y, . , antifeminista.
ción es dificultada por el criterio estrecho y duro de lin camhio, el feminismo de compensación no sólo
los "antifeministas", y ciertamente no muy facilitada uu tiene nada que observar c11 esos pretendidos privi-
por el criterio simplista de los "feministas" habituales, legios, sino que tratad de aumentarlos en cuanto sea
con su concepto, en muchos casos irrealizable y en al- humanamente razonable.
gunos contraproducente, de iguttltrción. Tal es, pues, en grueso, el estado de espíritu para
Cada uno de esos casos complejos, hay que conside- cncat ar Ia crítica, o en su caso las reformas, de la le-
rarlo en sí mismo, para resolverlo lo mejor posible gislación. í~l nos dará las mejores soluciones para cada
para la mu.jer, pero sin la obsesión de que siempre la caso.
solución pueda ser simplísticamente la de «igualar". Ya lo hemos mostrado eu uuo de los complejos y
difíciles: el divorcio. Y lo mismo se vería en muchos
1 En nuestro pús ya lo peor de m¡ h" sido suprimido o mejorado (19'15) • otros.

96 97
Hay uno, por ejemplo, que no es del todo fácil: el ese estado de espmtu habitual de algunos feministas
relativo a la capacidad de la mujer casad:t y a la admi- que cn~cn tan sencillo resolver el caso estableciendo
nistración de los bienes en el matrimonio. . 1emcnte 1a ...1gua lle aul» .
snnp
Ya hemos dicho que la inferioridad de la mujer que Pero ¿quiere decir eso que no se podría hacer aquí
la ley postula no es absoluta, sino relativa: no es que nada razonable y bueno?
la ley crea .a la mujer incapaz, por ejemplo, de ad- Veamos, aplicando nuestro criterio: Ya hemos di-
ministrar bienes, sino que, poniéndose en el caso de te- cho que, si se encararan cuestiones como ésta a base de
ner que elegir un administrador, elige el que verosí- feminismo de igualdad, y se proyectara en consecuen-
milmente administrará mejor. Lo mismo ocurre, por cia, probablemente se haría más mal que bien a la n1u-
ejemplo, en cuanto a la patria potestad: a falta de jcr en b práctica. Es un caso, aunque mucho más vago,
marido, la tendrá la mujer; pero, estando los dos, como an;llogo al del divorcio. La igualdad quedaría escrita
la ley cree necesario elegir, elige al marido. en artículos; pero, suprimida la defensa especial de los
La idea de inferioridad de la mujer aparece, pues, en bienes de la mujer, la ley seda, de hecho, más anti-
la legislación moderna, relativa y atenuada. fcminista que la actual, dado el habitual dominio psi-
Bien: esa idea de inferioridad relativa es h primera cológico masculino. N ucstro criterio, en cambio, no
que dirige la legislación actual de la capacid~~d ma- 110s llevarb a ese mal, porque en cuanto a igualdad,
trimonial. se establecería la que se pudiera establecer, pero sin
A ella va agregada una segunda, que es de seguridad suprimir las defensas.
y protección para terceros: que el que contrata con el Y, libres así de la obsesión de igu<llamiento, ¿no po-
matrimonio sepa y tenga con quien contratar: que dríamos encontrar soluciones concretas preferibles a
haya un responsable en el matrimonio. la de las leyes actuales? Yo creo q uc sí, y, para que
Y todavía, una tercera idea es la de protección a la ustedes piensen, voy a indicarles por lo menos dos.
mujer; de defema de la mujer, precisamente contra Ante todo, en cuanto a los bienes particulares de
el marido. Por ejemplo: formalidades para enajenar la cada cónyuge, los del marido continuarían siendo ad-
dote, venia judicial, etc. ministrados por éste; y los de la mujer lo serían pot
Notemos que esas ideas son bastante conformes con ella, suprimiéndose la venia del· marido; pero conser-
hechos habituales de la realidad: es común que los hom- vándose la del Juez. Porque, con el criterio que segui-
bres entiendan más de apministración que las n1ujercs; mos, no se trata de igualar sistemáticamente, sino de
es común que los maridos comprometan los bienes de establecer lo mejor: Se suprime la venia del marido,
sus esposas y hay razones para establecer defensas .le- porque esa desigualdad proviene de concepto de infe-
gales, etc. Por lo cual viene a tener algo de superficial rioridad de la mujer. Pero se deja Ja venia judicial,

98 99
1
1
aunque constituya desigualdad, porque está establecida y habría, también, combinaciones posibles de esta
en favor de la mujer, en un caso en que prácticamente. soh1ción con b anterior.
(fisiología y costumbre) la defiende. La cuestión es siempre difícil de resolver, pero es el
Ahora, en cuanto a los bienes comunes; y, más en feminismo de compensación el que nos da d criterio.
general, en cuanto al régimen general del matrimonio, Si se pide solarnente "igualdad", habría que supri-
-en el que hay que empezar por suprimir, natural- mir las defensas legales de la mujer, la que, entonces,
mente, la "obediencia": dos sistemas posibles. perded. a.
El primero sería: En vez de un administrador solo, Con nuestro criterio, se establece la igualdad que se
necesidad de la conformidad (de ambos cónyuges). pueda sin suprimir la defensa; pero, sobre todo, se trata
Podría exigirse esa conformidad para las cosas impor- de establecer lo mejor (lo menos malo). Así, sí, serían
tantes. Y, para los casos menores, entonces, que cual- fecundas bs reformas legales. Podría indicar algunas
quiera pudiera administrar, gastar, responder por el e11 detalle, pero sería dar a estas conferencias un carác-
matrimonio, etc.: Cualquiera con facultad de admi- ter de especialidad que he querido expresamente evitar.
nistración, para lo corriente; y, en los casos de cierta Indico solamente el criterio. , .
importancia (disposición de bienes de cierto valor; Dejcrnos ese punto. Debemos tratar uno funda-
domicilio; educación de hijos, etc.) , entonces, acuerdo, mental.
conformidad. Volviendo a lo esencial y ahondándolo más, vamos
Si no hubiera co11formidad -y esto nos muestra que a tratar de m.odo más expreso I.A CUESTIÓN DE LA FA-
no hay que creer tan sencilla la cuestión-, entonces, MILIA Y DE LAS RELACIONES DE I.OS SEXOS.
en lugar de la autoridad del marido y de la obediencia Hemos hablado de monogamia como ideal preferi-
de la mujer, que es una triste cosa, habría que poner ble. Hemos hablado de matrimonio. Pero todo eso ¿no
otra triste cosa: la intervención de los magistrados. será thnido, atrasado?
De otra manera no veo cómo se podría arreglar. Tam- La cuestión del amor libre se nos presenta, y no de-
bién sería malo; me parece, sin embargo, que menos bemos evitada. Yo menos que nadie: El am.or libre ¿no
malo. sería precisamc11te una de esas "soluciones de libertad"
Otro sistema a estudiar sería una rejJartición. entre en las cuales, según tanto lo he predicado, debemos
los cónyuges de la autoridad decisiva, según los casos: confiar; a las cuales debemos abandonarnos?
en algunos -supongamos en los de administración de Por otro lado, el amor libre puede plantearse, y se
bienes, etc.-, resolvería el marido; pero en otros -su- ha planteado, como «reivindicación feminista", por
pongamos: en los relativos a educación de los hijos, una pretendida aplicación de la idea de "igualdad", En
etcétera-, resolvería la mujer, la sociedad actual, puede pensarse, ya existe de hecho la
100 101
libertad de amor para el hombre (sanción débil o nu- reza e hipocresía . . Pero no me seduce describirlo:
la). Por consiguiente, ..para la mujex también". óigase "moralizar" a la mayoría de los hombres, pues
¿Qué pensar y sentir al respecto? en los que no guardan o no guardaron personalmente
Nos debemos a este problema, no sólo por sinceri- una moral sexual severa es en quienes suele manifes-
dad y por verdad, sino también por una razón. moral ta.rse más ejemplar la dureza contl':l b mujer.
y pedagógica. Esa dureza, por Jo dend.s, quedó bien cristalizada
En efecto: sobre esta cuestión de las xelaciones de los en cierta literatura; e't1 aquella literatura en que los
sexos en la humanidad, hay como tres planos, y el es- padres mataban, o encerraban en conventos. Los her-
tado mental que corxespondc al primero -que es la manos también mataban ("no te encontrad si torna
defensa de la situación social y motal actual como donde encontmrtc solía"). Y, natut·almente, m.atJban
totalmente satisfactoria o tolerable-, ese estado men- los maridos, autorizados por la ley.
tal, es tan estrecho, tan duro, tan injusto, tan inhu- Entonces -yo sigo pensando por verdad; pero atien-
mano, que alma bien hecha sólo puede mantenerse en dan también la importanci~l pcdagógic:t de esto- en-
él por inercia de pensamiento y de sentimiento. tonces, el alma bien hecha, tiende a reaccionar, tiende
Veamos -y perdón por este esquema de los planos, a salit de ahí. Se tiende a salir de ahí, sol·n·e todo por
que no es sino para facilitar lo que vamos a tratar de sentimiento: se siente que ht sociedad que establece esa
pensar y de hacer sentir. desigualdad, y precisamente contra el sexo que sufre 1
Primer plano: la defensa, o la tolerancia satisfecha, más en la irregularidad del amor, es injusta¡ y que es
de lo establecido y corriente. cruel, inhuman<t, despiadada; que es hipócrita, y que
Lo establecido y corriente es el matrimonio, con gran lo es en su psicología y en sus instituciones y costum-
indulgencia, hasta con un matiz de benevolencia, para bres. Como lo es también, pol' ejemplo, mantener y
la irregularidad sexual del hombre fuera y aun dentro hasta regb.mentar la existencia de una clase de muje-
de él; y la más dura y rigurosa sanción contra la irre- res que aparecen C01l'lO expiatorias, pues sirven para ·
gularidad sexual de la mujer, dentto o fuera del ma- que puedan sct· puras las otras, no siéndolo los hom-
trimonio. bres, y a quienes la sociedad, al .mismo tiempo que uti-
; Y lo que llamo el primer plano consiste en estar psi- liza, despreci¡l.
' cológicamente en eso: en 110 sufrir, en no indignarse, Y 11os alimenta y nos excita estos sentimientos otra
en no desear algo mejor; en adaptarse racional y afec- literatura, la opuesta a aquella de los puñales y los con-
tivamente a eso. ventos: sin duda más humana. A esa literatura la vi-
Corresponde a cierto estado de espíritu que es o de mos evolucionar hacia la indulgencia; y hasta ir más
vulgaridad psicológica, de goce y de egoísmo, o de du- lejos. Compárense obras separadas relativamente por

102 103
l .
poco tiempo: por ejemplo Dcnise de Dumas, con
Nuestros hijos, de nuestro Sánchez. En aquella obra,
que aún no tiene un siglo, cu~íntas especialidades, y
l Bien, de estos estados de espíritu, indudablemente
su periorcs en sentimiento, es fácil pasarse a la aspira-
ción o a la apolog.í.a del amor libre.
cuánto martirio, para que la falta obtenga el perdón: Más: un ser de alma bien hecha, si no se le ha pre-
ha sido necesaria la excepcionalidad del caso; la súplic~l sentado como defensa del matrimonio, de la monoga-
del prometido que va a exponer su vida; y, después, la mia y de las restricciones sexuales otra cosa que los
muerte del hijo; y la exccpcionalidad moral de la pro- convencionalismos y la hipocresía corrientes, con la
tagonista. Entre tanto, en la otra obra, sólo unos años sanción pasiva de morales y religiones que en la vida
más moderna, la protagonista, que, simplemente, si.11 son las primeras en cubrir con tolerancia a los hom-
nada especial ni trágico, "no pudo dominar su instin- bres que corrompen, que engañan o abandonan muje-
to" (palabras del drama), no sólo encuentra indul- res e hijos, si no ahonda más, creerá fácilmente que
gencia, afecto, protección, sino glorificación (también lo que existe no tiene si.no motivos inferiores, atrasa-
términos del drama: el no haber podido dominar sus dos, convencionales, irracionales, Cl'ueles. Y por ese
. .
mstmtos all'1 se .11 ama una " g1ona
. , ). proceso viene generalmente la apología del «amor li-
Hasta, en bastantes autores modernos, la desigualdad bre"; o, mejor, de ese proceso resulta que tiendan a
de la sanción nos aparece invertida: un Ibsen, por convcrgir hacia b apología del amor libre muchos es-
ejemplo (y aun en una misma obra, como en EsjJec- píritus elevados, con los que lo preconizan por infe-
tros), al mismo tiempo que anatematiza con severidad rioridad o vulgaridad, pot disolución o relajamiento
extrema la irregularidad sexual de Alwing, tiende a vicioso, y por falta de ideal y de sentimientos superio-
glorificar la que estuvo por lo menos en la intención res, con falla en el sentimiento de familia y con falla
de Elena. ' 1
en el misnw arnor.
Pero dejemos esto de evolución y de libros moder- Gravedad, pues, de este problema, tan serio como
nos; voy por falso camino: Precisamente hay, entre los problema de investigación y tan serio corno problema
libros, uno, que es el que más honda y humanamente pedagógico.
hace sentir la indulgencia, en oposición a la dureza de
Lo que hay es que la justificación de la monogamia,
la ley penal y de la moral tradicionales; y ése es libro
del rnatrimonio como ideal preferible y de la reten-
antiguo: es el Evangelio, cuyos ttes n1ás intensos focos
de emoción humana son tres episodios de irrdulgcncia ción. sexual que sirve a esos ideales, vuelve a imponér-
y perdón para la irtegulal'idad sexual de la mujer: el scnos en tm tercer estado espiritual más comprensivo,
de la mujer adúltera, el de la Samaritana y el de la en que no podemos tomar como guía sólo, en que
Magdalena. n() podemos abandonarnos completamente a los senti~

l04 105
mientas, sin embargo tan humanos y nobles, que nos minándoh más completa y comprensivamente. Será el
elevaron sobre la dureza de aquel estado primero. tercer plano.
Y esto, pedagógicamente, es (lo repito) muy im- La monog;unia, como ideal preferible, y b retención
portante, porque sólo el que llegue a este tercer plano, sexual, que, al subordinarse a aquélla, la hace posible
sólo quien domine las verdaderas razones, está defen- y la estimula y b enriquece de sentimientos y con1o la
dido. Si no, en cuanto llegue a disolverse cierto con- sublima, se justifican en este tercer plano con dos ór-
vencionalismo y en cuanto sea debilitada h precaria denes de consideraciones: unas, negativas, por ser en
defensa religiosa, se caerá en un generoso error. todo caso lo rnenos malo, y otras más valiosas, positivas,
Vamos a examinar, pues, más hondo: lo que es la- por superioridad efectiva y por mejoramiento y subli-
borioso, porque hay que tener en cuenta muchas cosas, mación de la especie.
y, sobre todo, ser muy sincero. Desde luego, primer punto de vista: el régimen le-
Ante todo, hay que librarse de un equívoco, de un galmente monógamo comporta sin duda, sobre todo
equívoco verbal: del creado por h palabra "libre". en la psicología social que lo acompaña, desigualdad
Libre, en la legislación, ya lo es, el amor. contra la mujer.
Nótese que los códigos no impiden las relaciones Pero, en cuanto a desigualdad contra la mujer, hay
libres entre seres capaces, ni se bs castiga en la época una primitiva desigualdad, una desigualdad dacltl fisio-
moderna. lógic::uncntc, de la cual se ha partido no para mJmen-
Y se dan derechos a los hijos en esos casos. tada sino para disminuirla, y de la cual, también es
Lo que hacen las leyes es estimuhr la unión monó- doloroso decirlo, hay una parte que, aunque se pueda
gama, hacerla caso de preferencia; considerarla, dire- atenuar o compensar, no se puede del todo suprimir.
mos, tipo social y aspiración social; adaptarle un ré- No '~s que la sociedad haya establecido la desigual-
gimen legal, registrarla, dar preferencia a los hijos de dad contra la mujer, sino -eso sí- que no la ha ate-
esa forma de unión, etc. miado y comjJensado bastante. Y ésa será la vía para
Bien; eso mismo ¿habría que supri.mirlo en la legis~ arreglar lo que se pueda arreglar ...
lación? ¿Y, en las costumbres, la predorninancia de la Porque no es forzoso que se pueda todo: aquí entra
monogamia y la tendencia a ella, con la retcnció11 se- aquella cuestión de los "problemas normativos", que,
xual, sea cual sea su grado en un momento social, q uc en b realidad, suele presentarse más honda y dolorosa
tiende a establecerla? ¿Y, en los sentimientos, el res- de lo que parece expuesta en un tratado de lógica. E11
peto y preferencia por la monogamia, y la s:mción materia social, hay en muchas personas como una es-
social? pecie de providencialismo sin providencia, como una
Así vamos a considerar y a sentir la cuestión, do- suposición de que todo puede arreglarse, de que todo

106 107
puede resolverse; y se busca "la" solución: la "solu- m.ujer; y es curioso que tanta literatura se haya po-
ción" en el sentido de algo completamente bueno, de dido hacer olvidando este hecho.
algo que satisfaga del todo ... A veces no puede existir. Entonces, lo actual -instintivamente- no sólo se
Ahora bien: la naturaleza ha dado un punto de par-
tida, y, en cierto grado, ha puesto un límite.
Recordemos aquellas consideraciones con que ini-
ciamos nuestras conferencias. Biológicamente, la natu-
l ha establecido en defensa de la Lunilia, en defensa de la
progenie, a la cual conviene que haya relaciones esta-
bles, que los hijos tt•ngan pndrc y madre, sino que tiene
también otro aspecto, un aspecto doloroso y como
contradictorio, pero real, y es que los instintos de du-
raleza, indiferente para los sexos, en algunas especies
ha sido desigual contra el macho y en otras contra la reza contra la irregularidad sexual de la mujer se han
hembra; y e).te último es el caso de la nuesua. establecido en cierto aspecto como defensa de la misma
Hay base biológica contra la mujer. De esa base bio- mujer, y, mientras no se los sustituya por una psico-
lógica, que es psico-fisiológica, la psicología es más o logía superior, continúan produciendo esos efectos de
menos modificable, y hay que tender a modificarla en defensa. Honda y dolorosa contradicción, repito; pero
cuanto se pueda. La fisiología, no. ha sido así: Hay una parte de ese instinto de sanción
moral severa contra h tnujer, que viene de la defensa.
Supongamos que una especie animal cualquiera,
de la familia; pero hay otra parte que viene de la de-
evolucionara: Que de ella saliera una especie espiri-
fensa de la misma mujer contra la libertad de amor,
tual, una especie con alma. Fueran, por ejemplo, las
que la deja con los hijos. Triste defensa contra tris-
abejas.
te mal.
Podrían suprimir muchas cosas; podrían, por ejem-
Matgarita con sus amigas en la fuente habla mal de
plo, no matar a los machos. Podrían suprimir la cn-
Barbarita que cedió al atnor. Después, ellas habtán ha-
claustración de la hembra. Podrían dulcificar el tra-
blado l'lul de Margarita: ¡no de Fausto! La indulgencia
bajo de las obreras. Pero no podrían hacer, por ejemplo,
dentro del sexo seda más natural, sobre todo más hu-
que los machos no murieran en la fecundación ...
mana; pero hay la defensa del sexo mismo ...
Bien: 1mestra especie puede atenuar, modificar; me-
Pero -y esto se pregunta y se siente con indigna-
jorar sus instintos; pero no desde luego su fisiología.
ción- ¿por qué encargar a la mujer sola de defender
Ahora bien: dada la fisiología humana. la libertad
la monogamia?
del amor hace que las mujeres conciban los hijos y
queden con ellos, por lo que las relaciones no regladas ¡Ay! la biología era asi ... Aun en las especies mo-
no sólo comportan mal para las generaciones futuras, nógamas, como en las palomas, por ejemplo, la que de-
para la progenie, sino un mal especial }¡arce la m-isma fiende es la hernbra.

108 109
Hay que empezar por ver la verdad real, con su
punto de partida biológico.
No hay que creer que el egoísmo masculino creó,
'j Pero aquella cspc1.:ic haría algo más: buscaría, y ha-
rb bien en buscar, alguna organización mejor.
¿H.ay alguna mejor que la nuestra? ¿Podemos arre--
sacó de la nada, ese horror biológico, ni que la sociedad glar las injusticias fisiológicas, o sólo en parte compen-
se complugo en establecerlo artificialmente: Lo que sar, en lo posible; y cómo?
hizo el egoísmo masculino fué aprovecharlo -eso sí: Aquí csLÍ lo cs~..'ncÍ;1l: Una solución, b del "amor li-
todo lo que pudo. Lo que hizo la sociedad fué no co- bre'', es deshacer la prcca ria monogamia de la especie,
rregirlo bastante: no corregir, o compensar, cuanto disolviendo b que está en h psicología de la mujer. Y
hubiera podido. hay b dirección opu~sta: perseguir h conquista especí-
Y a eso vamos; pero hay que empezar por com- fica de la monog:unia, por la organización social, y por
prender. b modificación, en lo posible, de la psicología del hom-
Ese instinto de dureza tiene que ser sustituído; pero bre.
sustituído por algo, y por algo superior, y tan eficaz ¿()ué pensar de la primera?
o más eficaz. En esa dirección del amor libre, sólo hay dos tipos
Hasta ahora ha sido la tendencia. Ahora hay que de soluciones posibles: una, (;~vitar la concepción; otra,
superarla. socializar el nii1o. O suprimir los hijos, o socializados.
Si cualquier· especie animal, y volvemos a nuestro Una, evitar h concepción; separar, primero, en el
ejemplo, evolucionara y adquiriera instintos y senti- amor, lo :fisiok>gico de In espiritual; y, al amor, sepa-
mientos, habría también tres planos: rarlo de los hijos.
En el primer plano, tendería a dar a su organización Pero el supremo idealismo dd amor está en la com-
(de base biológica) un carácter moral, y hasta reli- binación sublimadora del amor entero corporal y es-
gioso: probablemente, la nutanza de los machos, en las piritual con la familia.
abejas, y el enclaustramiento de b reina y el trabajo Todo ahí: el cllcrpo y el csp.íritu; el presente y el
continuo de las obreras, probablemente todo eso ten- porvcmr.
dría hasta un carácter ritual. Hcri1: el sentimiento monógamo en su evolución es
Después, eso sería condenado y superado, por lo me- condenar su perfcccion~unicnto y su generalización.
nos en los sentimientos: se discutiría sobre lo que, de Es "igualnr" pcrdicnd<> y no ganando (en la evolu-
esa organización biológica, pudiera o no ser necesario, ción de la especie).
irreemplazable, inevitable; pero ya psicológicamente- La tC11dcncia. a la igualación debe hacer fuerza ha-
en sentimientos y en ideología- la especie se elevaría cia adelante y no hncia atrás.
sobre todo ese horror. Segundo plano. Debe ser para fortificar los sentimientos monóga-

110 111
mos en el hombre, no para debilitar o disolver los de Empczan.; por una cotl~idl·raci(m qut.' indica el sen-
la mujer. tido de Io que me voy a esfor:t:ar por explicar.
y la otra, la otra "solución", sería la socialización Hay un h(·cho que ha csl..\lpado, me parece, a b nw-
del niño: el horror supremo. A la vez, herir el senti- ral positiva ( ;lq u í c'it:nnos ra~:nna ndo sobre ba~t~ de
miento de familia y herir la individualidad. Como moral positiv;l, .'>in r~.·li¡c,ión ni t·onsídcraciones trascen-
esos insectos envenenados selectivamente en las par- dentes: éstas, el qul~ bs sienta, bs ;tgn:ga): Pues a h
tes nobles, quedaría la humanidad vulnerada en la fa- moral positiva ha cscap:tdo un hecho. Elb experirncn-
milia y en la individualidad. tó una transformaciún, un;¡ ampliación: pt'ro le faltó el
Y, en verdad, no hay más. Todas salen variaciones com plcmcn to.
sobre eso, modos de eso; se entiende: cuando se trata La tr:wsformaciún h.ty que decirlo sinceramen-
de imaginar en concreto, -y, naturalmente, sin utopía te, cuando se tr;\ta tk un pcns;tdor hoy más desacredi-
psicológica. tado de lo qut~ n\crcccría-··"- se dcht: :1 Spcnccr; y si
Con utopía psicológica, nada hay más fácil que
todo lo dcmi~ d"' Spcncer Úwra ddeznablc, siempre
imaginar organizaciones de amor libre, como se pue-
de imaginar todo lo que se quiera: el funcion:.unie11to
perfecto del socialismo, del anarquismo. . . o de los
códigos actuales.
Con utopía psicológica -dando a los hombres otra
¡ quedaría ese que h.ti·, diríamos, su (.kscubrimicnto.
Descubrimiento (dentro de b moral positiva de en-
tonces) de que ciertos actos son, juJr naturaleza, fa-
vorables al bi<.·n de la especie, al progreso, sin que sea
psicología: haciéndolos buenos, perfectos- sale bien 1 necesario entrar, para valorados, en Lt considcntción
de sus efectos pn.!visiblcs en cada caso p:uticular.
todo: y eso, también: el amor libre, así, resulta muy
Saben ustedes que ésta fué la diferencia entre el uti-
idealizable: Todos los seres, buenos. Se aman los que
litarismo primitivo tradicional de los Bcnt.ham, de los
se am~n; y tienen hijos, y todos los quiere1~ y todos
(James) Mili, y el utilitarismo spcnccri.ano así am-
los asisten y los educan. Y aquí, tod::t h hteratura:
pliado.
"Superación de la exclusividad familiar; amor más
. ... " , et c. Ciertos hechos son, por naturaleza, en general favo-
amp l 10
rables al bien social y al progreso. Mientras, para los
Pero en psicología real no hay más que aquellos dos
militaristas primitivos, había que hacer en cada caso
horrores (o transformaciones disfrazadas de ellos, con
una especie ·de cálculo aritmético, una computación
utopía psicológica: por ejemplo, la restauración, en
de efectos previsibles, e inclinarse a lo que produjera
nuestra época, del matriarcado, que es una combina-
más bien, una moral positiva m•is completa mostró que
ción de socialización del niño con utopía psicológica).
no era aquél el pun,to de vista aun de la misma moral
Pero ésa es la faz negativa. La positiva es más honda.
positiva. Que hay. una relación natural entre ciertos
112
113
hechos y sus consecuencias, aunque no se pueda -y es milia es para atrás y no para adelante, No es ésa la
lo normal- agotar en los casos particulares la previ· direcciún en que ha de ir el esfuerzo para superar, para
sión de todas esas consecuencias. mejorar lo actual.
Eso es lo que vió Spencer. Pero no vió otra cosa, ni No volver atds, sino seguir.
sé quién la haya visto bien. Falta n:1ucho. Lo que se ha hecho es precario, insu-
Y es que hay que comprender y valorar la significa- ficiente. La contribución del hombre en general es
ción ya positiva, el valor aun en moral puramente po- poco, aunque sea mucho en ciertos hombres (no hay
sitiva, el coeficiente en progreso y en posibilidades, de que olvidar que, tienen desde luego mucha más fisiolo-
la privación, del mismo ascetismo, que Spenccr, por o¡'·l
t., ~. en' C')11tl'l)
·'-· ~ "

ejemplo, nunca pudo comprender; lo que significa el Son in.dividuos supe1·io.rcs lo que ha logrado produ-
dominio sobre sí mismo, sobre los deseos, sobre los ins- cir la hun:wnidad en este sentido, y muchos hay. Falta
tintos, como posibilidad, como capacidad humana, co- generalizar más: falta un mejor promedio.
mo coeficiente de bondad y de esfuerzo, de sacrificio, No desadaptar a la mujer de la monogamia, sino
de heroísmo. 1
adaptar ruás al hotnbre.
Lo importantísimo es, así, la direccíÓ!t de la esjJecíe. 1 Pero, ese m:ial: en este tetcer plano, los sentimientos
Y, en nuestro problema, la dirección de la especie es- no son, no pueden ser, los del primero. Los sentimien-
en todo caso: es bueno que sea- hacia la combinación { tos han de ser de indulgencia, y aun mucha más para la
del amor con la familia, del amor de los sexos con la 1 mujer q t'lc para el hon1bre, porque ella arriesga más, y
paternidad y la maternidad, combinación cada vez más pierde~ y sufre más, y no engaña. Y, por eso mismo, en
fundida, cada vez más sublimada. este plano c.x:iste una contradicción.
Combinación: no subordinación, que es el círculo Existe una contradicción, s.t; pero hay que dejarla.
vicioso que parece el de la naturaleza en la vida animal.. No se b qresuelve". Se la deja, porque hace sentir y
N o tampoco esa otra subordinación, concomitante, de hace pensar e impulsa para adelante:
la generación actual a las futuras, y de éstas a otras, Contradicción entre la indulgencia hacia la mujer y
sin que la vida parezca para nadie. b comprensión de las razones, de las cuales la primera
N o el amor subordinado a la reproducción, ni tam- es b dcf<.:.~.nsa de la mujer mism.a, que hicieron tan rigu-
poco malhumorado y reglado y pedagógico. No: el rosa p;u·a ella la contención sexual.
amor todo entero, pleno y de presente> y con cuerpo Así, en este orden de hechos, indulgencia: mucha,
y espíritu, pero no separado de la familia. ya que I a humanidad no ha sabido o no ha podido resol-
La humanidad va -o es bueno que vaya- en ese ver bien (entendámonos: indulgencia hacia lo que no
sentido: Separar el amor de los sexos del amor de fa- importe ni mentira ni crueldad).

114 115
Sin duda, cuando esas palabras y t:S<lS esrcnas ~on in-
Pero el esfuerzo y los ideales, en el sentido, no de
disolver, sino de completar y mejorar lo inestable y pre-
) necesarias, es un poco triste, por cíemplo, que las niñas
lean tales libros. Como si se ensuciaran. Pero ~·so no
cariarnente, pero ¡con cuánto trabajo! adquirido. ' pasa de h pit·l, no infecta ..M:is datb un:1 inyección de
alcaloides, thda cklicHbment~', con un aparato muy
Ahora, unas consideraciones como ~lpéndice. limpio: eso va adentro, intoxica. De ese género eran,
La primera y fundamental tiene que ver con cierta por cjen1plo, los libros que leían tanto las jóvenes de
literatura y con cierta defensa necesaria contra deter- mi generación, los libros de esos autores a lo Bourgct,
minados aspectos de ella. que maniobran como para conservar dos clientelas de
Y a casi no se discute la cuestión de la educación se- mujeres, condinu.·ntando con vicio pal"<1 las honradas
xual. Es superficial no verle inconvenientes: pero no y con virtud para bs otras; y que hasta la religión US•111
son menos grandes que los de la ignorancia (una igno- como condimento. I ,os libros dt: las complicacíom~s scn-
rancia que, por lo demás, no es, y cada vez más, sino timcnLllcs y de las tesis rebuscadas y de las casubticns
un mal modo de saber). del adultl!rio.
Pero yo siempre pienso que esa educación, ese cono- Contra los efectos de eso ya tcndria que prevenir
cimiento de órganos y funciones, de higiene, patología nucsno libro, en defensa y estímulo del amor fuerte y
y males sociales, que eso, como defensa, por ejemplo
para los jóvenes, sólo es una defensa gruesa, contra en- i natural, simple y serio; haciendo sentir sobre todo, no
t:.tnto su superioridad moral -·eso lo intenta la peda-
gaiíos, accidentes sexuales poco conscientes, etc. gogía, algunas veces con cfl·Cto nulo o contraprodu·-
Pero después de eso se necesitaría un complemento: 1 cente- sino su misma superioridad estétic~1., su superio-
una defensa más delicada y sutil y difícil. ridad corno amor y como belleza.
Contra peligros más espirituales, ideológicos y afec- Peto, yendo al asunto: la parte relativa a la .libertad
tivos, que vienen sobre todo de libros. Y por un libro del amor se podría hacer a base de análisis de libros: de
habría que hacer esa defensa: por un libro preventivo, libros de ideas, y de libros de arte.
que alguien tendría que escribir, pero alguien que, ade- Libros de ideas: pot~ ejemplo, el de D.iderot, el de
más de ser psicólogo y moralista, habría de ser artista, Montaigne .. ,
muy, muy artista, para no echado a perder. Con el de Didcrot ocurre algo muy curioso y signi~
Un libro contra el mal sutil de ciertos libros. ficativo:
¿De cuáles? ¿Cuáles son los libros más dañosos? Es el viaje de un misionero a b isla de Tahit.í, donde
Para el criterio corriente, vulgarizado, lo serian los encuentra el amor libre. Y el autor utiliza las conver-
que tienen palabras más gruesas y descripciones de es- saciones -no he de n.!cordar que Diderot fué supremo
cenas más crudas.
.117
116
110 toda, pues, tlcsdc cierto punto de vi:-.ta, hay un "por-
maestro del diálogo -entre ese VIaJero y un salvaje,
que". Sólo que ?\lontaign(' no lo podía cnmpn·ndcr.
para hacer la apología del amor libre y h crítica de
No 1o poma 1• 1
compn:nocto, ll;H1o qul' ese " porque " twne
.
nuestros "convencionalismos" sexuales.
que ver con bs gcncraciom·s f utur~'s: con los hijos. Y,
Todo muy simpático, no hay que decirlo; pero ocu-
precisamente en csc mismo libro, si no ntll'stra adrni-
rre algo muy interesante: y es que, a medida que la
ración, nuestro rarii1o por Ñfontaignc, rcl."ibe un golpe
rica fantasía de Diderot va construyendo su utopía, el
decisivo cu~mdo nos habla de lns que ~l tuvo: nn los
sólido buen sentido de Diderot la va completando con
quería -ni concibe bien que Sl' quiera a lns h · ; los
consideraciones sobre los hijos; y, entonces, van apare-
ciendo restricciones, formalidades, pata que se sepa de perdi6 y .no sinti<'> su nHlcrte ..
Es naeural, pues, que no comprendiera. Y después,
quién es el hijo y quién tiene que cuidarlo. Esas forma-
todavía, no cornprcndc otra cosa: que, ~i bien, <..~ft>cti­
lidades no son todavía las nuestras. No aparecen aún los
jueces de paz, con sus insignias, ni los libros de regis- vamcntc, los scntirnit.•ntos que llevan o dejan ir a la
tro; pero es el caso que el autor, en su afán de perfec- mujer a la irregubridad sexual no son en sí mismos
cionar el amor libre ... restablece el matrimonio: un crueles o perversos (salvo el caso especial de que com-
matrimonio menos reglamentado, pero que ya se inst~t­ porten engaño), en cambio suponen debilidad de do-
la, y se perfeccionará; y estaremos en lo mismo ... minio, falta de im.pcrio sobre d instinto (lo cual expli-
En cuanto al libro de Montaigne, es tarnbién intere- ca algo que ocurre de htcho, y qHc, si no se tiene pre-
santísimo, y a la vez conmovedor; pero hay que ver lo sente esa cxptic::tción, no se comprende; y es que, en
que le falta. ciertas épocas históricas en que se dió, el aflojamiento
Montaigne vuelve frecuentemente -y tiene razón en materia sexual, en lugar de estar unido, como pare-
cena' natura l a pnmcra
. .
vtsta, a mas l1on dd
1
a y a masf
en volver- sobre este tema: ¿Por qué, por qué con-
vencionalismo social, una mujer que es dura, cruel, des- amor, resultó unido como inseparablernentc a la cruel-
piadada, que trata mal a los seres que dependen de ella, dad).
que miente y calumnia, por qué esa mujer es recibida Después viene h litct·atura.
en todas partes, por qué no se deshonra socialmente, y Aquí. es donde h tarea serb difícil (porque hay que
por qué se deshonra la mujer que no se adapta al orden decir vulgaridades). Supongamos algún caso:
social en cuanto al punto de vista especial del matri- Por ejemplo, ci(~rta poesía de Whitrnan.: el recuerdo
monio, siendo así que los sentimientos que la llevan a la que el poeta conserva de bs distintas ciudades que ha
irregularidad sexual no comportan crueldad, no com- recorrido es un recuerdo de mujeres cuya cabeza ama-
portan egoísmo, ni dureza, ni pequeñez de alma? neci6 aliado de la de él. Un apologista que admira todo
Y tiene una parte, una parte grande, de razón. Pero en Whitman sabe también encontrar frases para su-

118 1.19
blimar el abandono de los hijos que sembró por todas libre: Una esct·ita con psicologÍ;l utópica y otra con
esas ciudades: Él era el genio; no hay qtle aplicarle psicología reaL
la moral común ... · La primera es la conocida del Cometa. La segun-
Hay que encontrar un modo, que no parezca vul- da es una novela, secundaria tal vez dentro de la pro-
gar, burgués, filisteo, de hacer notar que -sin per- ducción del ;tutor, pero que tiene buenas observacio-
juicio del valor artístico de poesías de ésas- criar y nes: se llama Ana Vcn)llica.
querer hijos es, aun estéticamente, más bello que aban- La primera está hecha l~On utopía psicológica. En
donarlos. el socialismo futuro, .hay amor libre; pero todos los
Ciertos dramas de Ibsen: hombres son buenos, porque, como un cometa ha
pasado cerca de la atmósfera terrestre y ha modifi-
Sin duda, en los sentimientos hacia la irregularidad
cado su composi<..~ión, ya no hay elementos tóxicos que
sexual de la mujer, aparece una contradicción: Por una
afecten, por la impun~za del cuerpo, b pureza espi-
parte, debe merecer más indulgencia que el hombre,
ritual. Entonct~s los seres humanos se unen según sus
porque es la que arriesga y la que sufre, mientras que
afectos: por casales, tríos u otras combinaciones. No
él nada arriesga, y engaiía, y hace sufrir. Por otra parte,
hay odios, ni celos; ap;\rcccn hijos y todos los aman y
como la mujer tiene que defenderse a sí misma al mis-
los educan ...
mo tiempo que a la especie, hay que exigirle más domi-
La otra nov<:b es sin gas verde: con psicología real.
nio. Pero de eso se sale por un concepto del matrimonio
La protagonista es una cstudianta que corre aventuras
que no es el de las "casas de muñecas"; y en el matrimo-
amor-libristas, de bs que la mejor es acab:u en amante
nio superiorizado dejan de tener sentido bs escapadas
de un profesor casado. Hay sufrimiento, hay engaño;
ínfantiles y las declamaciones.
hay otro ser abandonado; hay hijos, "maravillitas ca-
Cuando se analiza, de Sánchcz, N 11csfros hijos, y lientes", que qui:.d .no podrán ser felices ...
nos conmueve la parte simpática de su tesis, hay que
Cuando Chudc Farrcrc nos ofrece, con intención
hacer sentir como buenos el efecto y el consuelo del
de préd.ic:t amor librista, su serie de novelas: La Se-
abuelo que el niño tendrá. Pero hay que dejar que la
ftorita D(l.l:, que es la educación de la joven burgue-
razón haga ver que, cuando "no S{~ puede dominar el
sa, y Ll's J>etites .Allith's (por lo demás, tierna y
instinto", quedan hijos sin padre, quedan mujeres aban-
simpática novela), que vendría a ser el ennobleci-
donadas, lo que no es bueno en sí, merezca la piedad y
miento de la joven burguesa por la prostitución ¡qué
la simpatía que merezca: que eso no es pat<l adelante. fácil es servirse de esos mismos libros para hacet ver .lo
Y tantos libros se podrían analizar ... que el :\utor 110 quiso! Por ejet~p!o: el prim~ro de ellos
Por ejemplo, de W dls, hay dos n~._wclas sobre amor daría un ejemplo de lo supcdiclal y poco mteresante

120 121
que suele ser la psicologia del amor libre en la prác- bítu:1l <.k la vida, lu¡sla d fin: que puede dar poesía a
tica. Hay una literata, una Carmen de Retz, que es- lo cotidiano, a lo vulgar; a bs mismas miserias: a b
cribe novelas sobre el amor libre, y que lo practica. cnfcnncdad, a b vejez ...
Yo no sé si el autor la ha querido presentar como un Y se sigut~ ahondando m:\s: odo esto es estéticamen-
ser superior. El caso es que, cuando le llega el momento
de tener celos, éstos son de la última vulgaridad: de-
nuncias, peleas; todo tan chico y pobre.
En cuanto al otro libro, ése viene bien para lo prin-
'
1 te aun más que el arte. Poesía aún más :fina y noble,
de oros suaves y fulgores tibi<Js. lhccr sentir esa poc-
sÍ:l más bella que la de la literatura ... I)cro hace rato
que (~stoy su~tin1ycndo por declamación lo que soy
cipal, para lo más hondo: El amor libre es para una incapaz de i..'Xprcsar. I·:n bs notas que traigo para estas
edad; pero la vida sigue . . . con·fcrcnc1as, ' "".':le 11a)11 a Sl. se puec1e'.' y o no
. (¡·.tce aqu1:
El autor tuvo que casar a su Alicia-Celia (y cuando puedo; pero lo más hermoso y bueno que habría que
la "piden en matrimonio" nos enternecemos como en poder escribir sería todo eso.
las novelas para señoritas). A Jannick, la muerte le es-
camoteó la vejez. ¿Qué habrá sido de la pobre Man-
darina?
Porque -esto es efectivamente lo principal, lo más Ahora, para terminar, dos pabbras más (sólo u11
hondo: la unión monógama, el matrimonio, es lo único momento) sobre un asunto relacionado, que. . . me
que puede seguir; seguir, en el sentido de resistir el ataca un poco los nervios.
tiempo ... Sobre ''Eugénica":
Eugénica es una cosa ... que interfiere con el amor.
Una novela amor-librista se detiene. Pero que siga,
que vaya adelante. El amor libre es una edad fugaz:
1 Es criar cicntí.fic:uncntc seres hmn::u1os a base de salud
¿qué viene después? Habría que hacer continuar, o y de normalidad.
continuar nosotros con la imaginación, toda esa lite- 1j Tiene un buen aspecto .negativo, correctivo: pre-
ratura. vención contra mnlcs excesivos, contra herencias y
j
Pero se nos diría: ¿y cómo continuarán los libros contagios mayores, cte.
que acaban en matrimonio? Por la vulgaridad y el Ese aspecto esd. bien; pem está bien mientras la
enfriamiento, como todo ... I~ugénica quede limitada a ese papel auxiliar o secun-
Muchas, muchas veces, sin duda; pero no siempre, dario, y mi en tras quede facultativa. Bien eso, si se
ni fatalmente. Sigamos ahondando: El matrimonio, deja todo libre.
el afecto de dos seres fundido con el afecto a los seres Pero lo malo es que amenaza con volverse algo pres-
que hacen ellos, es lo único que puede idealizar lo ha- criptivo, impositivo; amenaza con instalarse en las

122
leyes; y sus temibles apóstoles, precisamente en estos
Supongamos un gemo de lo-; supcnorcs; búsquese
momentos de leyes tutoriales y de ultraestatismo, tie-
uno bien alto: s~·a Bcrthovcn. Adcm;}s de genio, Cl".l
nen cierta probabilidad de llegar a mandar. Y es bien
el hombre m~is puro: genio-hombre noble y Ct1noblccc-
grave.
dor. La humanitbd no puede dar más.
Desde luego, es curioso cierto aspecto que la ciencia
Muy bien. El mi) brillante éxito de la "Eugénica"
médica (claro que es la pseudo) tiene y no deberí.a
h:1bría sido supritnir a Ikcthovcn; supritnirlo dos ve-
tener: ese contraste entre la sensación de infalibilidad
ces: en el germen dl' b tuberculosa que lo gestó y en
de b ciencia presente con el desprecio hacia todo lo
el del borracho qul: lo engendró.
que se creyó y se pensó antes: "Sí: hasta ahora, se
equivocó e ignoraba mucho; pero en este momento,
11cd i tacioncs de ustedes :1l respecto suplirán lo que
no tengo tiempo de decir.
precisamente en éste, ya es infalible y lo sabe todo."
Pero algo bastante más hondo:
La Eugénica tiende a embotar el instinto de amor
que com.prende más y prevé más, aun "eugénicamen~
te", que lo que puede la ciencia observar y poner en
certificados.
Y después, o antes, la parte del alma en el amor.
Otro aspecto aún: los hombres sanos, pero muy sa-
nos, tienen sus peligros. Por un lado, peligros de egoís-
mo: no comprenden el dolor.
Y, por otro lado, son "fijantes": por sanos y pro-
mediales tienden a suprimir la variación. En realidad,
la salud completa y general habría ''fijado''; y nosotros
somos y queremos seguir siendo raza en evolución, con
parte fermenta! y con posibilidades. La enfermedad
también tiene que ver con el sentimiento, con el genio,
con la variación y con la individualidad.
La humanidad compra con mal y dolor sus posi-
bilidades.
Aquí tendría que demostrar; pero como el tiempo
nos falta, voy a poner un ejemplo solo.

124
125
,
APENDICE
1
1

Los libros de doctrin;l (caso diferente de los de ar-


te), cuando pasa el tiempo, si son verdaderos, tienden a
parecer vulgares; si son falsos, tienden a parecer
absurdos.
Más de quince a:iíos han pasado desde estas co11fe-
rencias; y, leyendo en las pruebas el libro que debió
publicarse cnnmces, bien :::\dvierto que le va ocurrien-
do lo primero; pero no, me parece, lo segundo: las
tesis me siguen pareciendo verdaderas c.n sí -aunque
algunas necesiten cada vez menos defensa- y en ge-
neral verdaderas en grado. Por lo demás, estas leccio-
nes, también, adcmús de su misión pedagógica, llena-
ron alguna otra, influyendo, po1· ejemplo, en proyectos
de legislación: tal el rc.lativo a derechos políticos, que
quedó pendiente de sanción en nuestro país, y en el
cual llegó a entrar, admitido expresamente, el criterio
de "compensación", aunque todavía no en el grado y
con el alcance que a mi juicio hahrá de darse algún día
a ese critcóo como orientador del verdadero o mejor
feminismo. Repito que, por esto último sobre todo,
cteo que la publicación de mi libro puede ser útil to-
,davía.
Y como a más no podria aspirar, estaría satisfecho

si no me asaltara a veces cierta duda:


129
:Sobro fillllinismo-0.
útil todavía, sí, y no falso; pero ¿acaso tímido, Todo esto viene con su psicología correspondiente y
poco «avanzado"? con su justificación doctrinaria, que, en general, se
Es lo que trato de resolver con toda sinceridad: con presentan como representativas de franqueza y natu-
tanta, que, con respecto a un punto, sobre todo, sien- ralidad, de verdad y de salud.
to venir hechos, psicología y doctrina contra este li- Para reforzar las interpretaciones de esta dirección,
bro; es decir: no contra el libro mismo sino contra se invocan todavía teorbs especiales, notablemente las
sus restricciones: sería tendencia a dejarlo atrás. Ese de Freud: b franqueza sexual y la libertad previniendo
punto es el relativo al "amor libre". Fundarnental- los rcfoulcmcnls con su séquito de psicopatías.
mente: Y algo más puede invocarse: h tendencia a la solu-
Desde luego, hechos, todos, del mismo sentido o ción indirccu de problemas y dificultades en la o.n;a-
alcance, unos ~n la sociedad de organización nueva, nización de las rebci(mes sexuales, por perfcccio;u-
otros en la de organización tradicional. micntos científicos:
Por una parte, en la Rusia comunista: Gran liber- La ciencia, en muchos casos, total o parcialmente :·c-
tad para la unión sexual: ~ matrimonio no es ya, o suclvc -o, si se quiere, suprime- problemas moraks
tiende a no ser, considerado como caso de preferencia: y sociales. Ella ha atenuado., cuando no suprimido, el
mínimum de formalidades para él y para el divorcio; cadctcr peligroso o penoso de ciertas profesiones. a:;-
aplicación, para la contribución de los hon\bres al sos- ta contribuyó mucho, en reaiitbd, a hacer posible h
tenimiento de los niñ.os, de la tcor.ía del riesgo en lugar supresión de la esclavitud, en tiempos anteriores; del
de la presunción de paternidad, lo que tendería a servicio doméstico, en los actuales. A veces, como en el
atenu.ar el inconveniente de que las mujeres queden célebre caso moral de Tolstoy (horror de que personas
con los hijos, asegurándose para éstos el subsidio, a presten a otras por paga, y no por afecto, ciertos ser-
veces de más de un hombre; educación y sostenimiento vicios repugnantes), resulta verdaderamente escamo-
parcial o total de los niños por el estado, en su caso; teado un problema moral, como en ese caso por el pcr-
ventajas y facilidades legales para la conciliación de la feccion:.uniento de instalaciones higiénicas.
maternidad y el trabajo, e instituciones y servicios co- Y bien: en este caso nuestro de las relaciones de lns
rrelacionados, etc., etc. sexos, perfeccionamientos científicos sin duda próx;-
Por otra parte, en la sociedad que conserva su orga- mos a consumarse tcnderian a o!,viar dificultades del
nización legal tradicional, también hechos especiales, "amor libre": sin contar la técnica de los procedimien-
como las "experiencias sexuales" juveniles, proyectos, tos anticonccpcio.nales, que, sin duda, aun se "perfec-
de "matrimonios a prueba", etc., con cambios correla- cionará'', vendrá la determinación de la paternidad,
tivos en las costumbres, en las modas ... la cual verosímihnentc llegará a ser tan segura con1o

130 131
j

la maternidad, debido a cualquier descubrimiento cien-


tífico que se presiente próximo. Y, así, se atenuadin
los efectos de la injusticia natural: ser las mujeres las
que "quedan con los hijos ... ".
l establecerse. Si la nu1jcr ha de trabajar, conw regla en
las mismas actividades y grado que el hombre, lo 'de~ás
es r:sultante o concordante: Desaparece, o deja de ser
preferente, el concepto del hogar monógamo, sobre la
base de una repartición (relativa) de tareas y cargas,
Todo eso comporta el ataque de mi posición por la
con papel de la mujer preferentemente interior y del
otra frontera: no es ya asunto con los conservadores
hombre preferentemente exterior al hogar. Subjetiva-
sino con los "avanzados".
mente, han de modificarse los sentimientos y afectos
Mi preocupación al respecto es sincera. V e amos, sin
familiares, por fuerza en el sentido de su debilitación·
embargo:
y, objetivamente, se impone la socialización parcial ~
Ante todo, la palabra "avanzado" suele suscitar pa-
total del niñ.o. Y hubieron de suscitarse instituciones
ralogismo. Tiene un buen sentido cuando co.n.nota rna-
positivamente buenas, como las que allá han estableci-
yor aproximación a lo verdadero o a lo bueno, o mayor
do para la protección social del niño, al parecer más
adelanto en el sentido de un n1ejoramiento evolutivo.
efectiva que en nuestra sociedad; disposiciones y or-
Pero su mal sentido puede aparecer (caso frecuente)
ganizaciones (de asistencia a la maternidad, asilos de
cuando precisamente la verdad y la bondad mismas de-
niños, etc.) que suelen superar a lo nuestro y que en
penden de grado y justeza. Por ejemplo: op.inar que
ciertos casos poddn servirnos de modelo. Hasta una
convienen algunas horas de ejercicio físico por semana
es verdadero; opinar que convienen días enteros no
es más "avanzado", sino falso y absurdo. Opin:tr que
l i
verdadera aplicación del criterio de "'compensación",
como en la exageración de las facilidades que se admi-
cierta cantidad de fruta debe :formar parte del régimen ¡ ten para t:esponsabilizar a los hombres por riesgo de
dietético es muy raz01nhle; opinar que no s~ debe paternidad. N o está ahí el mal originario, sino en los
comer más que fruta no lo ser.ía m{ts sino menos. N u es- ~
j mi.mzos jwincij>ios.
j
tro caso es de ese género (grado de t~etcnciótl en b.s Y conste que no hablo del que esencialmente com-
relaciones sexuales). Y, considerando todo, sigo cre- porta el comunismo, o sea el igualamiento a base de
yendo que mi libro está más o menos en el grado justo. li1tlitación. El cual es malo. El igualamiento bueno es el
Empiezo por poner aparte el caso ruso. La organiza- que no suprime ninguna posibilidad para arriba, -lo
ción sexual bolchevique es consecuencia de la organi- que, naturalmente, sólo lo hace relativamente posible:
zación y concepto general comm1.ista, por lo menos tal Lo bueno es igualar en lo posible el punto de partida;
como allí se entendió; y, dado el punto de partida, de- y, en cuanto a las condiciones de vida, que nadie pueda
claro muy sinceramente que lo que allí se ha estable- caer más abajo de un cierto límite (un límite mínimo,
cido en materia sexual era más o menos lo que podía
133
132
que debe ser lo más alto posible) 1 • Pero, lo repito, no hábitos
. y costumb res h ub"1era s1'do no para e1prmctpto
. . .
me estoy refiriendo al comunismo en sí, pues, aunque ~n~ Pal:."a el fin de la juventud: para el caso tristísimo
en gran desacuerdo con él, sinceramente no creo que ed a soltera que, por su edad, por la falta de atractivos
de los principios comunistas tenga que derivarse el mal 0 e s~erte, siente el ideal preferible del matrimonio ya
de que el trabajo de la mujer se asimile obligatoria- como :t.::n.alcanzable para ella; si, para esos casos, hubie-
mente o como regla al del hombre. Y es a este mal al ran e1""l:"l.pezado las costumbres y los sentimientos a ser
que me refiero cuando pienso que, una vez admitido, cada v-e z mas · d u 1gentes, perrmtten
' m · · d o sm
· reprob ac10n
·'
lo demás tendió a hacerse como podía hacerse ( excep- a esas ""'V"íctimas expiatorias de la organización social el
ción, naturalmente, en cuanto al aborto, cte.). tener hijos antes del momento irrevocable, y consolarse,
Pero hay otro mal, más directamente relacionado cuando se consuelen, con lo que se les diera de amor,
aún con nuestro asunto; otro mal, ya inseparable del yo seria el que menos reparos opondría, pues tantas ve-
anterior, y exacerbado por la ideología del materialis- ces lo he pensado y lo he dicho (¿quién no lo ha pensa-
mo económico: la desespiritualización. Sin duda -pues do Por lo menos,· haya o no creído deber decirlo?).
la humanidad no puede desespiritualizarse del todo-, Per_o sacrificar o comprometer de antemano el ideal
allá se ha creado una espiritualidad sustitutiva: como meJor es, en general, triste y malo: malo socialmente,
una mística del trabajo, con psicología a veces hasta p_orqU e tiende a comprometer la estabilización del ins-
conmovedora de entusiasmo y de sacrificio. Pero que tmto monógamo, precario y en formación, y a disol-
no suple las generadoras del potencial espiritual de la verlo ; xnalo individualmente, porque suprime o malea
raza: que no compensa la desespiritualización de lo los Placeres más puros, los de más calidad, los más
trascendente (religión o religiosidad: fe o esperanza), espirituales y .los más durables.
ni menos aún, si cabe, la desespiritualizaqión del amor .. Y, al disociar el amor físico del amor espiritual, den-
y la familia. tro del amor sexual, y a éste del amor familiar, deshace
Ahora, sobre lo que está sucediendo en nuestra so- Y esteriliza el más sublime compuesto humano. (Todo
ciedad tradicional: esto sin consideraciones trascendentes: el que las sien-
te las agrega, sea que las sienta como dogmas o como
Que se admitan situaciones sexuales particulares dis-
posibilidades; y en cualquier forma no pueden sino
tintas del ideal preferible de monogamia, eso est:í en reforzar.) ·
mi libro (espíritu y letra), siempre coü la limit;.lCÍÓn
Ahora, en cuanto a esa psicología de salud y bondad,
de que no comporten ni engaño ni crueldad. Más aún:
de verdad y franqueza, con que tendemos a revestir
si, en nuestra sociedad tradicional, la modificación de
imaginariamente la libertad sexual sin normas, es bien
1 Ver mi libro Sobre lOIS problemas sociales. simpática, pero temo que sea un poco ficticia: contie-

134 135
ne utopía psicológica: El llamado "amor libre" (en i . Y es así como, cuando me pongo en psicología real,.
ese sentido), tan bueno para novelas Y para mitoma- ;¡ stgo sintiendo como verdaderas en general, y justas en
nías con demasiada frecuencia aparece de hecho co-
'
existiendo, en sociedades o personas, con crueldad o
f grado, las creencias y maneras de sentir de este libro,
si se lo entiende comprensivamente (para lo cual será
con irresponsabilidad, con instabilidad o con debilidad lo primero suplir lo mucho que yo no pude expresar
mental. bien) •
Y, de las teorías, la de Freud, ·por ejemplo, es d.e
doble alcance: Por una parte, el ejercicio sexual tem- C. V .. F.
prano tendería a evitar complejos (es decir, a ate-
nuar sus efectos; pues, para evitarlos, dentro de la 1933.
teoría ya llegaría bien tarde) . Por otra parte, la mis-
ma teoría explica lo que tendería a perderse: desde
luego, el arte, con todo lo demás "sublimado".
Pero es mejor libertar esta última palabra del scnti·
do restrictivo en que la usa la terminología doctrina-
ria; y, así ampliamente entendida, sugiere algo mucho
más hondo, que es en sí lo esencial, y que es lo esencial
de mi libro (aunque tan mal lo pude expresar). La
retención de instintos es espiritualizantc, y, así, hu-
manizan/e. La humanización es una acumulaci(m es-
piritual: la humanidad se descargaría por la relajación
de inhibiciones ...'
En cuanto a los descubrimientos científicos, bien-
venido será, para los que sientan como yo, el de la
determinación de paternidad, que permitirá reparar
algo reparable de la injusticia fisiológica. (Otros, serán
como esos tantos descubrimientos cier1tíficos que pue-
den usarse para bien o para mal, aunque serán siempre
los casos de uso los que necesitarán justificación cxccp~ NOTA DE 19-45:
cional.) Pero nada de" eso afecta al cri tcrio esencial y a Sigo creyendo que lo anterior esd. en el gr:>.do justo; Y n6tese que, detd!a
hi determinación de ideales. entonces, en cierto• aspectos, lo ruso ha ido viniendo hacia lo mio.

136 137
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Un volumen de 102 páginas (2' edición en prensa).

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.Ah·jamlro Korn: LA LIBERTAD CREADORA.
Un volumen de 1.52 págin•~ -1.--
Después de graduarse de profesor en filosofía en el Instit\lto Nacional del
Profesorado de Buenos Aires, viajó a los Estados Unidos obteniendo el tÍtulo
Claude Bm14rd: INTRODUCCIÓN .A.L ESTUDIO DE LA MEDICINA EXPE·
RIMENTAL. de "M. A. in Philosophys" en In Universidad de Michigan. La beca Carnegie,
Un volumen d~ 310 p:lgin;o ......... . $ 5.- qtle ganó por concurso, le permitió estudiar en Lt Universidad de Harvard bajo la
dirección de los filósofos A. N. Whitchead, W. E. Hocking y C. I. Lewis y
Charles Renouvicr: LOS DILEMAS DE LA METAFÍSICA l'UR.A. del psicólogo W. Kochlcr. A su regrese> de los Estados Unidos ocupó la Dirección
Un volumen de 22>' págin•• del Dcparmmcnto de Filclsofía y Letras de h Universidad Nacional de Tucumán
que contaba tan sólo U!l año de vida y que adquirió rápidamente merecido pres-
BmjJ¡o Oriht: TEORÍA DEL NOUS. tigio. Al lograr dos años después la transformación del Departamento en Facultad
Un vvlumt•n de 2 56 p!t¡;in>.• .... $ 5.- Íué designado Director de h misma y más tarde su delegado ante el H. Consejo
Superior, cargo en el que ha sido rcdccto recientemente por un nuevo período
Alfrcd Nortb Wbitdmd: MODOS DE PENSAMIENTO.
Un volumen de 200 p~ginas .................. . (1!>45-1949). En 1943 representó a h Universidad de Tucumán en la "Primera
Con f crcncia Intcramcrican't de Filosofía" realizada en h Universidad de Y ale
André Vlantl~: l.AS TEORÍAS DE LA INDUCCIÓN Y DE LA EXPERI· (l':stotdos O nidos), y tuvo el honor de que se le encomendara la disertación inau-
MENTACIÓN. gural de dicha Conferencia, En h actualidad ocupa las cátedras de Lógica,
Un volumen de 2?6 páginas . . . . . . . . . . . . . . . . . $ 5.- Historia de la Filosofí:t y Estética en la Facultad de Filosofía y Letras de
1'ucui'I1<Ín.
Guillermo l'ranco••ich: LA FILOSOF'íA EN BOtiVLc\. Nt1!1H'I'<.lSos artÍculos publicados c11 revistas del país y del extranjero revelan
Un volumen de 178 páginas $ -+.- su c:1pacitlad y vocación filosóficas. Deben destacarse, en particular, los siguientes:
Dircccimws de f,: filosofill tlorhamericatta conftnnjJo-ránca (1936); Inflttencia áe
Victor BrochQrd: I.OS ESCÉPTICOS GRIEGOS.
Un vohm1cn de 522 p<í¡;inas .$ 8.-
Descartes solm: d i<lMlismo de Bcrk.elcy (19'37); Desearles y la filosofía inglesa
¿,.¡siglo XVII (1938}; 1-a filosofl" como actividad esencialmente humana (1939};
Jacques Bét1igt1e Bossu..t: DEI. CONOCIMIENTO DH DJOS Y DE Sf MISMO. C(mccJ¡Ios fumlatm'tltall.'s de la mctafís,1ca de Whiichcaá (1941); Tmdcncies m
Un volumen de 218 página~ . , . . . . . . . . . . . . . . . $ 4.-- C(m/,•mjmrary Z:.atin-i\mcrik.an Philosoj>by ( 1943); Panorama de la filosofía la-
tinoa mcric11t111 confemj>oránM ( 1944).
Ugo Spirito: EL PRAGMATISMO EN l.A FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA. Ha tmducido varias obras in¡;lcs:¡s de filosofía -entre otras los Pri1lcipios
Un vvlumcn de 212 l''íginas . . . . . . . . $ 4.$1 dd conocimic11lo hmn..mo de George Bcrkcley, publicados por esta Editorial-
y pronunciad<> confcrc11cias sobre temas de su especialidad en las Universidades de
Risicri Frondlzi: EL PUNTO DE PARTlDA DEL FILOSOFAR.
México, Mayor de S:m Marcos (Lima), Chile, Michigan, Horvard, Yale, Texas,
Un volumen de 164 pá¡.;inas ....... , ..... .
etc. Desde !939 tiene a su cargo la sección de filosofía del H.amlbook. of Latin-
Carlos Vaz Fcrreira: LÓGICA VIVA. Amerit·an St1tdii.'S que publica anualmente la Univcrsitadad de Harvard.
Un volum~11 de 2 5-f p:ígina! En su última obra, El punto de j1artida del filosofar, que pu'blica ahora la
r.- Bibliot:eca Filosófica, pone de manifiesto su calidad de pensador original al
Jos6 Ferrater Mor11: CUATRO VISIONES DE l.A HISTORIA UNIVERSAL. exponer una concepción largamente meditada y que abre nuevas posibilidades
Un volumen de 172 p&gi11;s .......... , . . . . . . $ -\.50 a la investigación filosófica. Se agrega así un título a la serie de libros que
en esta colccci6n atestiguan la vitalidad 'Y ·hondura del nuevo pensamiento
Charlt•s Rerumvicr: UCRANIA. LA UTOPÍA EN LA HISTORIA. ~mericano.
Un volumen de 378 páginas . . . . . . . . . . . . . . . . . $ 7.'"-
FICHERO DE LA BIBLI01'ECA FILOSóFICA ARCHIVO DE LA BIBLIOTECA FILOSóFICA

MAXIMIJ.IAN BECK

Nació en Pilscn (Checoeslovaquia). Estudió en la Universidad de Munich,


donde se graduó de doctur en filosofía en 1916. Fundó Y dirigió la revista Lt acogida d i,;pcnsada por los estudiosos de filosofía a esta Biblioteca nos
Phllosophischc Hcft~, primcrn en Berlín, de 1928 a 1933, hu,go en Prag;¡, de ha incitado a crear el Archivo de la llibliotcca Filos.:.fica, destinado a apro-
1933 a 1938; esta revista ocupó un lugar .de excepción entre las de su género, y vcch:tr el :t;wrrc de críticos y lectores par:~ el nwjoramicnto de los textos.
en ella Bcck publicó importantes trabajos, entre ellos el tí tu lado Idcdlc llxi,¡lcwz. En el Ardlivo se llcVJI''' una carpeta para c:tda obra editado, en In que se
Se trasl:tdó en 1938 a los Estados Unidos, y ha :tdquirido hace pocu la nacionalidad rcco¡;cdn I.Is crí ti<~:Js ap.ll'ccidas en revistas y <liarios y las indicaciones que los
de ese país. Ha sido profesor visitante e investigador en b Ut\ivcrsidad de lccton.'.'i nos rcmita.n.
Yale, y actualmente es profesor de filosofía en el Wilson Collegc (Chambcrsburg, Se rU<~g:t, pttcs, el cnví o de observaciones de cualquier índole aptas para el
Pennsylvania). propósito cnund:u!(>, atinwtcs a c.nilo y lenguaje, fidelidad de las versiones, etc.,
Discípulo del ilustre filósofo alcm:ín Alcxan{k'r PJ:indcr, que encabezaba en como asirnismn !:1 rctnisibn -de Cti:Jlquicr artículo o JJota bibliográfica que se
Munich la dirección rcalística de la Ilenomcnolo¡;ía, llc.:k c.:tractcriza su pt·opi:l publique sobre lns libros de la cole<~ci<in.
filosofía como un esfuerzo para justificar discursiva y fenomenológicamente una l\1 mat~rial actm1uhulu para cada libro se reservará hasta unto se deba
intuició•1. fundamental: la indentidad del principi,, dd V'tlor con el acto de la prcpa1·ar b rcimprc~ión de la obra, considcr{llldosc entonces con detenimiento
realización. De acuerdo con esto -y en <'ontraposiciún :t la postura m:ls difutl- bs ohsct·v:tcicmc.~ recibidas, juntamente con las que haya ido reuniendo la Dircc-
dida -el subjetivismo y dinamismo modernos no tienen el derecho de reprobar cÍÓil de l.t 1\ibliotccá, para introd\lcir en d texto \as modificaciones a que hu-
la convicción b:\sica del hombre común, ya que los análisis más ajustados mues- biere lu¡:ar.
tran cuán ingenuos •y dogmáticos son ellos mismos. Un s<llido fun<hmcnto para la Cunfi:II1HlS en obHmcr de esta manera una contribuci6n eficaz en la depura-
ciencia y la moralidad no podr:í ser restablecido sin que b filoso fía vuelva a la ci6n de los !ihro~ publicados en la Hiblilltcc:t, J1ilra algunos de los cuales está
discusión de algunos problemas básicos de la Eda-d Media, como el de los univer- ya prevista la reimpresión, e invitamos cordialmtm te al lector a cooperar con
sales y la diferencia entre la psique, tema de b psict>logía, y el espíritu, asunto de nosotros de este mod<l en el sucesivo tnejoramicnto ele nuestras ediciones.
la ética. Los t•nvíos solm~ los cuales no se mantendrá más correspondencia que el acuse
Aparte de- abundante cantidad de ensayos y artículos en n•vistas alemanas, de recibo, d~bcr:ín remitirse a
francesas, inglesas, no~tcamcricanas e hispanoamericanas, ha publicado los siguicn· Arcbivo d1• la "Biblioteca Bibliográfictl'
tes libros: ·In wiefcrn kihwcn in ci1:cm Urtcil atulcrc Uri<'ilr. im]1lhicrt sch:?,
F. ! iforial tosada, S. A.
tesis, 1916; Wesc11 11nd Wert, 2 vals., 1925; Psycbologic, pt1blicado c.n Leiden
(Holanda), 1938; PbilosopJJic 21ná Politih, publicado en Zurkh, Suiza, 1938.
Es miembro de varias sociedades científicas americanas. ..
La Psicología de Beck es uno de los tratados más estl'ictos y actuales de esta
disciplina, de cuya crisis tanto se ha hablado y que suele exponerse todavía en
obras de conjunto que admiten tesis y' puntos de vista irrclncdiablcmentc ca-
ducos y superados. A la plena versaci6n agrega el autor una notable originalidad
y un agudo sentido psicol6gico, además de llevar a otros psic6logo~ de nota la
ventaja de poseer en cuanto fi16so:fo una :firme y clara doctrina del hombre,
lo que le permite enfocar la esfera psicológica en relación y referencia. con el total
problema antropológico.
La Psicología de Beck se halla en prensa y aparecerá próximamente en est~~o
Biblioteca Filosófictt, en cuidadosá traducción de los doctores Langíclder "f Ayala.

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