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En la actualidad cada vez más personas se trasladan del campo a las grandes
ciudades debido a las mejores posibilidades laborales, esto provoca una constante
ampliación de la urbe. La economía de las ciudades se ve beneficiada con la
inmigración de nuevos sujetos pero a su vez se les presenta un reto frente al medio
ambiente con las industrias capitalistas debido a la contaminación, y también
respecto a la calidad de vida de los habitantes.
El urbanismo es una disciplina que no se puede llevar a cabo sin conocimientos
previos como lo son las necesidades y culturas de las personas que habitarán en
la ciudad, una vez se obtengan estos datos se realizará un diseño óptimo, ya que la
forma como esté creada puede provocar unión o aislamiento en las personas,
mejorar su calidad de vida o por el contrario crear espacios poco dignos para su
desarrollo, en donde aumenten el sedentarismo, la ansiedad, la depresión y otros
problemas en los que influye el entorno y el tipo de vida que se lleve, esta última se
desarrolla en la metrópolis.
En la antigüedad las personas vivían en pequeñas aldeas, tribus, pueblos, casas
grandes con familias numerosas, los vecinos platicaban con frecuencia, habían
reuniones de integración, la gente solía pasar por callejones donde se encontraban
y socializaban, un ejemplo claro de esto son los Hutong, calles donde se ve toda la
forma de vida tradicional, toda la historia y la personalidad de los pueblos
Pekinenses. Si comparamos este escenario con el actual se puede evidenciar que
aparte de que la interacción es mínima, la arquitectura en las grandes ciudades es
la misma, se ha acabado con lo tradicional para construir miles de rascacielos y
casas iguales.
El problema radica en que quienes diseñan las urbanizaciones no conocen la
historia, se dejan llevar por el encanto de una casa llena de cristal pero no ven todo
lo que hay detrás, lo que tenemos ahora es el legado de nuestros antepasados, sus
luchas, su tradición, no vale la pena convertir toda la arquitectura de las ciudades
en fotocopias alrededor del mundo, el verdadero encanto está en las raíces de cada
nación unidas con los descubrimientos y estudios del ahora, de este vínculo saldrán
ciudades grandiosas que continúen con el legado que se nos ha otorgado como
comunidad y que sean aptas para los individuos.
Toda la historia de una ciudad se pierde para poder encajar con el modelo de
modernidad que claramente no fue diseñado para las personas, sino por el contrario
para los automóviles creando grandes autopistas y pocas vías para el peatón,
escasos espacios verdes.
Se ha comprobado que entre más se creen espacios especiales para las personas
más vida pública habrá, el objetivo es llegar a un diseño donde se conozca quién
está primero, para quienes se ha realizado principalmente el concepto de ciudad,
es por esto que deben haber más vías peatonales que automovilísticas denotando
la jerarquía de las personas sobre los carros, sin dejar a un lado la importancia de
la agilidad en la movilización.